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FALLO “NÚÑEZ RICARDO ALBERTO” (2004) – Derecho de defensa

HECHOS
Núñez había sido condenado por la Cámara Quinta en lo Criminal de la ciudad de
Córdoba a la pena de 6 años de prisión con declaración de reincidencia, la cual fue
unificada con una condena anterior que pesaba sobre el mismo. Frente a ello, apeló in
pauperis formae planteando la nulidad de lo actuado por diversas cuestiones; acto seguido
se le dio intervención a la asesora letrada quién prácticamente trascribió la presentación
que había hecho Núñez, siendo declarado tal recurso inadmisible por falta de
fundamentación.
Notificado Núñez de la resolución antes mencionada, nuevamente apela in pauperis,
derivando ello en un recurso extraordinario federal ante el Tribunal Supremo de Justicia
de Córdoba, acto en el que reiteró los agravios expresados en su apelación anterior y
solicitó expresamente asistencia letrada. Nuevamente el recurso es declarado inadmisible
por falta de fundamentación, por lo que el agraviado llega mediante recurso de queja a la
Corte Suprema de Justicia de la Nación.

LO RESUELTO POR LA CSJN


La Corte establece que si bien el TSJ de Córdoba dio intervención al defensor de turno y
que éste se entrevistó con Núñez y se comprometió a compulsar los autos principales, no
hay constancia alguna que ello se haya hecho efectivo, ni que dicha defensa fundamentara
el recurso de queja por denegación de REF ante la CSJN.
La instancia expresa que en materia criminal deben extremarse los recaudos que
garanticen plenamente el ejercicio del derecho de defensa por encontrarse
comprometida la libertad, debiendo ser éste cierto, de modo tal que quien se encuentra
sometido a un proceso penal ha de ser provisto de un adecuado asesoramiento legal.
Además, manifiesta que los reclamos de quienes se encuentran privados de su libertad,
más allá de los reparos formales que pudieran merecer, deber ser considerados como una
manifestación de voluntad de interponer los recursos de ley, siendo obligación de los
Tribunales suministrar la debida asistencia letrada, ya que el deber de garantizar a toda
persona un auténtico patrocinio no es función exclusiva de la Corte, sino que debió de ser
resguardada por los Tribunales de instancias anteriores.
En el particular, ninguno de los extremos mencionados ha sido cumplido si se advierte
que más allá de la designación formal de un defensor oficial, de los antecedentes de la
causa surge con claridad que no se han cumplido las exigencias de un auténtico patrocinio.
Es por ello que las deficiencias formales eran evidencia del estado de indefensión al que
estaba sometido Núñez, habiéndose incurrido en un inadmisible rigor formal, ya que el
derecho de un inculpado de un delito de recurrir el fallo en una instancia superior es
fundamental para garantizar el derecho de defensa.
Por ello se declara la nulidad de todo lo actuado a partir de primer recurso interpuesto in
pauperis por Núñez, el cual dispone deberá ser resuelto una vez que el mencionado haya
recibido efectiva y sustancial asistencia letrada.

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