Vous êtes sur la page 1sur 9

ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION

MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

Señor:

JUEZ CONSTITUCIONAL DE TUTELA (Reparto)

E.S.D.

Referencia: ACCIÓN DE TUTELA

Accionante: PAOLA ANDREA MANTILLA ORTIZ (AGENTE OFICIOSA)

Accionados: INSTITUCION EDUCATIVA COLEGIO JUAN CRISTOBAL MARTINEZ DE GIRON


SANTANDER.

PAOLA ANDREA MANTILLA ORTIZ, identificada con cedula de ciudadanía No. 63.548.838
expedida en Bucaramanga (Santander), obrando como AGENTE OFICIOSA de mi hija MARIA
ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA, menor de edad, identificada con tarjeta de identidad No.
1.096.538.742, en calidad de estudiante del instituto educativo JUAN CRISTOBAL MARTINEZ DE
GIRON, domiciliada y residente en la Calle 60ª N°16C-30 Barrio La Esmeralda del municipio de
Girón, acudo ante su despacho en aras de solicitar el amparo constitucional establecido en el Artículo
86 de la Constitución Política denominado ACCION DE TUTELA en contra de la INSTITUCION
EDUCATIVA COLEGIO JUAN CRISTOBAL MARTINEZ DE GIRON SANTANDER, con el objeto de
obtener el amparo judicial del derecho constitucionales y fundamental, A LA EDUCACION, LA
PETICION Y AL DEBIDO PROCESO cuyos hechos y consideraciones expongo a continuación:

I.HECHOS:

PRIMERO: Mi hija ostenta la calidad de estudiante de la INSTITUCION EDUCATIVA COLEGIO


JUAN CRISTOBAL MARTINEZ DE GIRON SANTANDER, cursando el grado octavo y así mismo
siendo promovida al grado noveno para el año 2019.

SEGUNDO: Mi hija MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA incurrió en una falta gravísima
tipo II, como reza en el ítem 12 del artículo 23 del manual de convivencia de la INSTITUCIÓN
EDUCATIVA COLEGIO JUAN CRISTOBAL MARTINEZ. “Apropiarse temporal o definitivamente
(hurto) de los bienes, enseres del colegio, de los compañeros, del personal docente y
directivo”.

TERCERO: Tras las autoridades académicas tener conocimiento del delito cometido por mi hija
iniciaron proceso disciplinario, pero omitiendo algunas reglas consagradas en el mismo manual de
convivencia de la institución educativa ya que no se realizó la respectiva audiencia de descargos
ante personal competente en el cometido delictivo de mi hija, pero si se reunió material probatorio
contundente para la acusación de ella. Realizado lo anteriormente escrito, el comité de asuntos
especiales, toma la decisión de cancelar matricula de mi menor hija. Situación que pone en
manifiesta vulneración del derecho fundamental a la educación de la menor.

CUARTO: Cabe resaltar que soy consciente de que mi hija actuó de manera errónea incurriendo en
el cometido de conductas delictivas que afectan la armonía y convivencia de la comunidad
estudiantil, el cuerpo de docentes y administrativo.

QUINTO: Ante dicha situación he pasado por consultas psicológicas con mi hija para tratar de hallar
la verdad de lo ocurrido, donde ella ha manifestado su arrepentimiento y sustenta que fue un error
lo que hizo y así mismo todos los actos de indisciplina en los que se ha visto involucrada.

SEXTO: Respecto al procedimiento para solucionar conflictos, protocolos, acciones correctivas,


consecuencias de presentar faltas y estrategias de formación, en las faltas gravísimas en el ítem:

 2.B, 2.C, 2.D.

Considero que no se ha agotado de manera correcta el debido proceso en la situación


que afronta mi hija, ya que no le hicieron los respectivos descargos y siendo menor de
edad no fue llevada a profesional en psicología de la institución para que fuese valorada
ante su situación.

SEPTIMO: En el artículo 27 del manual de convivencia de la Institución ya mencionada, hace


referencia a las consecuencias de cometer faltas considerando en las faltas gravísimas lo
siguiente:
ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

El comité de asuntos especiales determinara la aplicación de acciones correctivas según el caso lo


amerite, en atención a la gravedad de la falta cometida por el estudiante.

1. Resarcir la falta. (Mi hija no tenía en su poder el celular, lo tenía la otra compañera y lo
devolvió a la docente sin la respectiva Sim Card y carcaza)
2. Actividades de servicio social y de bienestar al estudiantado de 20 a 40 horas dependiendo
de la gravedad de la falta, circunstancias atenuantes o agravantes, la cual se cumplirá dentro
de la institución en cualquiera de las sedes en jornada contraria o en días distintos a la
jornada académica. (esto no fue propuesto para mi hija)
3. Perder el derecho a de asistir a todo tipo de actividades culturales o recreativas que realice
la institución a partir de la fecha. (no fue propuesto para mi hija)
4. Asignar matricula condicional con firma de compromiso de un cumplimiento de dicha
condicionalidad. A dicha matricula, se le hará un seguimiento de tal manera que si cumple
los compromisos adquiridos le sea levantada si no los cumple el estudiante será excluido del
colegio. (no fue propuesto para mi hija)
5. Suspensión asumiendo responsabilidades académicas desde 3 días hasta una semana,
dependiendo de la gravedad de la falta y el proceso disciplinario. Esta suspensión no podrá
realizarse dentro de las actividades que se programen para el proceso de retroalimentación,
nivelación o superación o evaluaciones finales del periodo. (no fue propuesto para mi hija)

Ninguna de las anteriores acciones correctivas fue propuesta para mi hija sino por todo lo
contrario el comité de asuntos especiales ordeno de manera arbitraria la cancelación de la
matricula sin agotar las otras medidas correctivas pactadas en el manual de convivencia de las
cuales mi hija puede verse beneficiada y puede contribuir en su proceso de formación.

OCTAVO: Según lo que reza el artículo 28 del manual de convivencia de la institución como
estrategias pedagógicas:

Con el fin de propender con el mejoramiento de los desempeños del estudiante y su integración con
la comunidad educativa basados en las políticas, filosofía y perfil esperado del estudiante
JUANCRISMAR, la institución aplicara una o varias de las siguientes estrategias pedagógicas:

 Asesoría por parte del servicio de psico orientación


 Asignación de trabajos y actividades formativas acordes con la falta.
 Remisión al ente requerido según el caso (piscología, psiquiatría, médico y otros)

Estrategias que no fueron propuestas para mi hija en su proceso de formación y


desarrollo ante la falta cometida.

NOVENO: tras cada una de las resoluciones que me eran enviadas del departamento
administrativo por la falta cometida por mi hija yo respondía por medio de apelación y reposición,
en la última resolución N° 246 DE 2018 enviada me informan que el cupo escolar de mi hija será
cancelado para el año 2019.

II.PRETENSIONES

PRIMERA: Se TUTELE el amparo al Derecho Fundamental de la educación y conexos y los demás


derechos fundamentales mencionados en esta solicitud.

SEGUNDO: Teniendo en cuenta que el instituto educativo Colegio Juan Cristóbal Martínez no
agoto todas las medidas correctivas aplicables para mi hija ni nos prestó el servicio de
psicorientadora para ayudar en el proceso de formación de mi hija solicito de manera cordial
ORDENAR, a la INSTITUCIÓN EDUCATIVA COLEGIO JUAN CRISTOBAL MARTINEZ, la
revocación en su integridad de la resolución N° 246 DE 2018 en la cual ordena la cancelación de
matricula para el año 2019.

TERCERO: PREVENIR a la accionada INSTITUCIÓN EDUCATIVA COLEGIO JUAN CRISTOBAL


MARTINEZ, de que en ningún caso vuelva a incurrir en las acciones que dieron mérito a iniciar esta
tutela y que si lo hacen serán sancionadas conforme lo dispone el Art. 52 del Decreto 2591/91
(arresto, multa, sanciones penales).

III. DERECHOS VULNERADOS


ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

La presente acción es en procura de la tutela de los derechos mencionados, encuentra sustento en


la constitución política, en la ley, en la doctrina y primordialmente en la jurisprudencia de la corte
constitucional.

Los derechos fundamentales vulnerados se encuentran consagrados en la Constitución y en la


Jurisprudencia como Fundamentales: A LA EDUCACION, LA PETICION Y AL DEBIDO PROCESO
vulnerados y amenazados por la entidad accionada.

IV. FUNDAMENTOS DE DERECHO

1. La Corte se ha pronunciado en numerosas sentencias con respecto al derecho fundamental de la


educación, en particular de los niños como:
a. Sentencia T-642 de 2004, describió algunos de los eventos en los que el derecho a la educación
puede ser considerado como fundamental que a saber son:

“(i) cuando quien exige la prestación del servicio es un menor de edad, de acuerdo con lo establecido
en el artículo 44 de la Carta Fundamental, (ii) cuando la amenaza o vulneración del derecho a la
educación apareja la amenaza o vulneración de otro derecho de carácter fundamental, como la
igualdad, el libre desarrollo de la personalidad o el debido proceso.”

“En efecto, desde los primeros pronunciamientos en la materia, se ha afirmado que el derecho a la
educación está revestido por el carácter de funda mentalidad no sólo en lo referente a la educación
de los niños, frente a los cuales la Constitución Política hace un reconocimiento expreso en el artículo
44, sino también en la formación de los adultos, puesto que la educación es inherente y esencial al
ser humano, dignificadora de la persona humana, además de constituir el medio a través del cual se
garantiza el acceso al conocimiento, la ciencia, la técnica y los demás bienes y valores de la cultura
( C.P. Art. 67).” Sentencia T 188 de 2010.

b. Sentencia 188 de 2010 "Como derecho, la educación supone la oportunidad que tiene la persona
humana de acceder a la variedad de valores que depara la cultura, que le permiten adquirir
conocimientos para alcanzar el pleno desarrollo de su personalidad, los cuales la colocan en la
posibilidad real de participar, en igualdad de condiciones, en el ejercicio de otros derechos
fundamentales (…)”

La jurisprudencia constitucional ha sostenido que una interpretación armónica del artículo 67 de la


Carta, con el artículo 44 ibídem y con los tratados internacionales de derechos humanos suscritos
por el Estado Colombiano en la materia, lleva a concluir que la educación es un derecho
fundamental de todos los menores de 18 años.

c. Sentencia T-084 de 2011, la Corte Constitucional sostiene: en tratándose de la protección de los


derechos fundamentales de los niños, la Constitución impone objetivamente la necesidad de su
defensa, sin que interese realmente una especial calificación del sujeto que la promueve, en razón,
que es la misma Carta la que sostiene que en su defensa también debe intervenir la sociedad.

El derecho a la educación es reconocido en el artículo 44 de la Constitución, el cual hace referencia


a los niños y las niñas como sus titulares, y en el artículo 67 de la misma (sentencia T-306 de
2011) según el cual este derecho se radica, también, en cabeza de las demás personas. Además,
es reconocido por varios tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Colombia -
que hacen parte del bloque de constitucionalidad al tenor del artículo 93 de la Carta de 1991- como
el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales (artículo 13), el Protocolo
Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales -en adelante Pacto de San Salvador- (artículo 13) y la Convención
sobre los Derechos del Niño (artículo 28).

Desde sus primeros años, esta Corte ha resaltado la importancia del derecho a la educación como
instrumento o medio esencial para alcanzar el goce de otros derechos tales como la dignidad
humana, el libre desarrollo de la personalidad, la igualdad, el derecho a escoger profesión u oficio,
el derecho al trabajo, el mínimo vital y, en general, para lograr una ciudadanía plena. Así mismo, el
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, organismo que interpreta y vigila el
cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su
Observación General No. 13 sobre el derecho a la educación, afirmó que éste derecho “es el principal
medio que permite a adultos y menores marginados económica y socialmente salir de la pobreza y
ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

participar plenamente en sus comunidades” (sentencia T 306 de 2011), razón por la cual cobra vital
importancia en un país como el nuestro.

“ La obligación de respetar exige que los Estados Partes eviten las medidas que obstaculicen o
impidan el disfrute del derecho a la educación. La obligación de proteger impone a los Estados Partes
adoptar medidas que eviten que el derecho a la educación sea obstaculizado por terceros. La de dar
cumplimiento (facilitar) exige que los Estados adopten medidas positivas que permitan a individuos
y comunidades disfrutar del derecho a la educación y les presten asistencia. (…) Como norma
general, los Estados Partes están obligados a dar cumplimiento a (facilitar) un derecho concreto del
Pacto cada vez que un individuo o grupo no puede, por razones ajenas a su voluntad, poner en
práctica el derecho por sí mismo con los recursos a su disposición”.

d. Sentencia T-163 de 2007 aunque el artículo 67 de la Constitución habla de los niños y niñas entre
los cinco y los quince años, según la jurisprudencia constitucional el límite superior debe ser
entendido hasta los 18 años. Al respecto, en la sentencia (sentencia T-306 de 2011).

e. Sentencia T 306 de 2011“(…) la Corte ha sostenido que una interpretación armónica del artículo
67 de la Carta, con el artículo 44 ibídem y con los tratados internacionales de derechos humanos
suscritos por el Estado Colombiano en la materia, lleva a concluir que la educación es un derecho
fundamental de todos los menores de 18 años.
Lo anterior, por cuanto, de una parte, el artículo 44 superior reconoce que la educación es un derecho
fundamental de todos los niños, y conforme al artículo 1° de la Convención sobre los derechos del
niño - ratificada por Colombia por medio de la Ley 12 de 1991- la niñez se extiende hasta los 18
años, y de otra por que según el principio de interpretación pro infans –contenido también en el
artículo 44-, debe optarse por la interpretación de las disposiciones que menos perjudique el derecho
a la educación de los niños.
En este orden de ideas, ha precisado esta Corporación (…) que (…) el umbral de 15 años previsto
en la disposición aludida corresponde solamente a la edad en la que normalmente los estudiantes
culminan el noveno grado de educación básica, pero no es un criterio que restrinja el derecho a la
educación de los menores de edad, pues de afirmar lo contrario, se excluirían injustificadamente del
sistema educativo menores que por algún percance –de salud, de tipo económico, etc.- no pudieron
terminar su educación básica al cumplir dicha edad”.

De la misma forma el DERECHO A LA EDUCACION DEL NIÑO el carácter fundamental del


derecho a la educación de los niños ha sido reconocido expresamente en el ámbito internacional,
así en concordancia con el artículo 44 de la Constitución Política y con los tratados internacionales
de derechos humanos suscritos por el Estado Colombiano en la materia, lleva a concluir que la
educación es un derecho fundamental de todos los menores de 18 años.

Al respecto sobre el derecho a la educación y en particular al de los niños las la Corte se ha


pronunciado entre otras en las siguientes sentencias: Sentencia T-196/11, sentencia T-323 de
1994, Sentencias T- 642 de 2004 y T-689 de 2005, Sentencia T-236 de 1994. El tema de la
educación como presupuesto básico que permite que se desarrollen y coexistan otros derechos, está
desarrollado ampliamente por la Corte en la Sentencia T-689/05, Sentencias T-329/97, T-534/97, T-
571/99, T-585/99, T-620/99, T-452/97, T-202/00, T-689/05, T-917/06, T-321/07, entre
otras, Sentencias T-694 de 2002, T-156 de 2005 y T-254 de 2007, entre otras

Sentencia T-891 de 2007.

2. Con referencia al Debido Proceso vale la pena recordar algunos pronunciamientos de la corte:

Esta Corporación ha señalado que la garantía constitucional al debido proceso (artículo 29 Superior)
tiene aplicación en los procesos disciplinarios adelantados por los centros educativos de naturaleza
pública y privada. En virtud de ello, la imposición de una sanción disciplinaria debe estar precedida
del agotamiento de un procedimiento justo y adecuado, en el cual el implicado haya podido participar,
presentar su defensa y controvertir las pruebas presentadas en su contra. Como

Sentencia C - 420 de 1995 “La presentación del examen de Estado se consagra como un mecanismo
de medición de los niveles mínimos de aptitudes y conocimientos de los estudiantes que han
terminado el nivel secundario de educación y aspiran ingresar al nivel superior; convirtiéndose en un
ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

instrumento necesario para que el Estado pueda ejercer, con sujeción a los artículos 189 numeral
21 y 150 numeral 23 de la Constitución Política, la inspección y vigilancia sobre la educación
secundaria en cuanto a los niveles de enseñanza que reciben los estudiantes en sus respectivos
planteles.”

En ejercicio de sus facultades, según el artículo 10 del Decreto 2343 de 1980, el Icfes tiene
competencia para sancionar las posibles faltas en que incurran quienes presentan las pruebas
aplicadas por la entidad, de modo tal que “sin perjuicio de las sanciones penales a que hubiere lugar,
cuando en la aplicación de los exámenes de estado se compruebe suplantación, fraude, copia o
sustracción del material de examen, quienes incurran en estas faltas quedarán inhabilitados para
presentar exámenes de estado por un período de uno a cinco años.”

De igual forma, dispone que “corresponde al Director del ICFES, de acuerdo con la gravedad de la
falta, determinar mediante resolución motivada, el período de inhabilidad que hubiere lugar en cada
caso.”

No obstante, si bien la normativa que desarrolló los postulados de la Carta permite al Icfes de forma
autónoma controlar y sancionar conductas irregulares relacionadas con el examen de Estado para
que los resultados sean transparentes y hayan alcanzado el nivel de desarrollo y dominio de los
conocimientos adquiridos en las áreas evaluadas, la Corte considera que dicha facultad, por estar
estrechamente relacionada con la limitación del derecho fundamental a la educación y garantías
conexas, deberá ejercerse bajos los postulados del debido proceso administrativo y como mínimo
bajo los siguientes criterios al momento de interponer las sanciones a que hubiere lugar, los cuales
se ajustarán a la normativa procesal o administrativa vigente al momento de estudiar el respectivo
caso:

(i) La comunicación formal de la apertura del proceso investigativo a la persona a quien se imputa la
conducta irregular, en otras palabras, que el investigado se entere materialmente de la averiguación
que se adelanta en su contra, o que quede constancia de que se intentó hacerlo por un medio eficaz
para el caso concreto.

(ii) La formulación de los cargos imputados, siempre y cuando en ella conste de manera clara y
precisa la conducta, la sanción a que esta conducta podría dar lugar y la indicación de la normativa
que establece la falta;

(iii) La exhibición y fundamentación de todas y cada una de las pruebas que den lugar a los cargos
formulados;

(iv) La delimitación de un término durante el cual el acusado pueda ejercer su defensa, controvertir
las pruebas en su contra y allegar las que considere necesarias para sustentarla;

(v) La ponderación e implementación de una sanción proporcional a los hechos que motivaron la
irregularidad;

(vi) El pronunciamiento mediante acto administrativo motivado y congruente;

(vii) La notificación del acto administrativo que impone la sanción o inhabilidad;

(viii) La posibilidad de que el investigado pueda controvertir, mediante los recursos y mecanismos
de defensa pertinentes, todas y cada una de las decisiones del Icfes que lo afecten;

(ix) La presunción de inocencia durante el proceso investigativo; y

(x) Todo tipo de actuación garantista que en forma efectiva proteja el derecho al debido proceso del
investigado.

Sumado a lo anterior, en la ponderación de la instauración de la sanción, para que la misma sea


proporcional se debe tener en cuenta, entre otros factores: (a) la edad del implicado y por ende su
grado de madurez sicológica; (b) el contexto en que se cometió la falta; (c) la gravedad de la
irregularidad; (d) la existencia o no de medidas de carácter preventivo; (e) los efectos prácticos que
la imposición de la sanción va a traerle al examinado para el presente y futuro educativo. [19]

En conclusión, si se tienen en cuenta los presupuestos y factores señalados en los párrafos


anteriores, se espera que la entidad estatal en sus averiguaciones y uso de facultades legales y
ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

constitucionales al momento de imponer la sanción a que hubiere lugar despliegue una conducta en
armonía con el respeto del derecho fundamental al debido proceso de la persona investigada.

Sentencia T 196 de 2011, el debido proceso constitucional protege las garantías esenciales o básicas
de cualquier proceso. Tales garantías esenciales aparecen definidas en el artículo 29 constitucional
y son el derecho al juez natural; el derecho a presentar y controvertir las pruebas; el derecho de
defensa –que incluye el derecho a la defensa técnica-; el derecho a la segunda instancia en el
proceso penal; el principio de predeterminación de las reglas procesales o principio de legalidad; el
derecho a la publicidad de los procesos y decisiones judiciales y la prohibición de juicios secretos.
Se concluye, entonces, que sólo aquellas vulneraciones comprometedoras de contenidos
constitucionalmente protegido de este derecho podrán ser examinadas en sede de tutela.

3. Sentencia T-260/12 PRINCIPIO DEL INTERES SUPERIOR DEL MENOR-Consagración


constitucional e internacional/DERECHOS DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES-Obligación
del Estado de brindar una protección especial

Los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes gozan de una especial protección
tanto en el ámbito internacional como en nuestro Estado Social de Derecho. Ello, dada la situación
de indefensión, vulnerabilidad y debilidad de esta población y la necesidad de garantizar un
desarrollo armónico e integral de la misma. Los niños, en virtud de su falta de madurez física y mental
-que les hace especialmente vulnerables e indefensos frente a todo tipo de riesgos-, necesitan
protección y cuidados especiales, tanto en términos materiales, psicológicos y afectivos, como en
términos jurídicos, para garantizar su desarrollo armónico e integral y proveer las condiciones que
necesitan para convertirse en miembros autónomos de la sociedad. Atendiendo esta norma básica
contenida en el preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, el artículo 13 de la Constitución Política de Colombia,
exige la obligación de prodigar una especial protección a aquellos grupos sociales cuya debilidad
sea manifiesta, destacándose entre estos grupos la especial protección de los niños, la cual es
prevalente inclusive en relación con los demás grupos sociales.

El interés superior del menor en el Estado colombiano. Reiteración de jurisprudencia

Los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes gozan de una especial protección
tanto en el ámbito internacional como en nuestro Estado Social de Derecho. Ello, dada la situación
de indefensión, vulnerabilidad y debilidad de esta población y la necesidad de garantizar un
desarrollo armónico e integral de la misma. Entre los instrumentos internacionales en los cuales se
encuentran consagrados los derechos de los menores se destacan los siguientes:

En primer lugar encontramos, la Convención sobre los Derechos del Niño, que dispone en su artículo
3-1 que “en todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos,
una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño”; y en el artículo 3-
2, establece que “los Estados partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado
que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres,
tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas
legislativas y administrativas adecuadas”.

Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone en su artículo 24-1
que “todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, origen nacional o social, posición económica o nacimiento, a las medidas de protección que
su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como de la sociedad y del Estado”, en
el mismo sentido que el artículo 19 de la Convención Americana de Derechos Humanos, según el
cual “todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requiere por
parte de su familia, de la sociedad y del Estado”, y que el artículo 10-3 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que ordena: “se deben adoptar medidas especiales de
protección y asistencia a favor de todos los niños y adolescentes, sin discriminación alguna por razón
de filiación o cualquier otra condición”.

También el Principio 2 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño
dispone que los niños gozarán de especial protección, y serán provistos de las oportunidades y
recursos necesarios para desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente de manera
normal y sana, y en condiciones de libertad y dignidad; para ello, precisa la Declaración, las
autoridades tomarán en cuenta al momento de adoptar las medidas pertinentes, el interés superior
de los niños como su principal criterio de orientación. Igualmente, la Declaración Universal de
ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

Derechos Humanos de 1948, en su artículo 25-2, establece que “la maternidad y la infancia tienen
derecho a cuidados de asistencia especiales”, y que “todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera
de matrimonio, tienen derecho a igual protección social”.

En el ámbito americano, la protección de los derechos de los niños ha sido objeto de un completo
análisis por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a través de sus sentencias y
en especial de la Opinión Consultiva No. OC-17/2002 del 28 de agosto de 2002, solicitada por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la interpretación de los artículos 8 y 25 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, con el propósito de determinar si las medidas
especiales establecidas en el artículo 19 (derechos del niño) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos constituyen “límites al arbitrio o a la discrecionalidad de los Estados” en relación
a niños, y asimismo solicitó la formulación de criterios generales válidos sobre la materia dentro del
marco de la Convención Americana.

Siendo éstos algunos de los parámetros internacionales que fijan las conductas que deben adoptar
los estados frente a la niñez, corresponde al Estado colombiano atenderlas llevando a cabo acciones
en procura del bienestar de este grupo de personas y dando cumplimiento estricto a los compromisos
internacionales a los que se ha obligado.

Los niños, en virtud de su falta de madurez física y mental -que les hace especialmente vulnerables
e indefensos frente a todo tipo de riesgos-, necesitan protección y cuidados especiales, tanto en
términos materiales, psicológicos y afectivos, como en términos jurídicos, para garantizar su
desarrollo armónico e integral y proveer las condiciones que necesitan para convertirse en miembros
autónomos de la sociedad.

Atendiendo esta norma básica contenida en el preámbulo de la Convención sobre los Derechos del
Niño y en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, el artículo 13 de la
Constitución Política de Colombia, exige la obligación de prodigar una especial protección a aquellos
grupos sociales cuya debilidad sea manifiesta, destacándose entre estos grupos la especial
protección de los niños, la cual es prevalente inclusive en relación con los demás grupos sociales.

Nuestra Carta Política en su artículo 44 dispone, que los derechos de los niños prevalecen sobre los
derechos de los demás. Así la jurisprudencia constitucional ha reconocido que los menores de edad
tienen el status de sujetos de protección constitucional reforzada, condición que se hace manifiesta
-entre otros efectos- en el carácter superior y prevaleciente de sus derechos e intereses, cuya
satisfacción debe constituir el objetivo primario de toda actuación que les competa.

Sobre el particular ha dicho la Corte:


“El artículo 44 de la Constitución Política es inequívoco al establecer que los derechos de los niños
prevalecen sobre los derechos de los demás, como consecuencia del especial grado de protección
que aquellos requieren, dadas sus condiciones de vulnerabilidad e indefensión, y la especial atención
con que se debe salvaguardar su proceso de desarrollo y formación. Una de las principales
manifestaciones de este precepto constitucional, que se enmarca en el contexto del Estado Social
de Derecho y del deber general de solidaridad, es el principio de preservación del interés superior
del menor, que ha sido desarrollado por la jurisprudencia constitucional y consagrada en los artículos
20 y 22 del Código del Menor. Dicho principio refleja una norma ampliamente aceptada por el
derecho internacional, consistente en que al menor se le debe otorgar un trato preferente, acorde
con su caracterización jurídica en tanto sujeto de especial protección, de forma tal que se garantice
su desarrollo integral y armónico como miembro de la sociedad.
¿Qué significa que los niños sean titulares de derechos prevalecientes e intereses superiores? La
respuesta únicamente se puede dar desde las circunstancias de cada caso y de cada niño en
particular (…)

Esta regla no excluye, sin embargo, la existencia de parámetros generales que pueden tomarse en
cuenta como criterios orientadores del análisis de casos individuales. En efecto, existen ciertos
lineamientos establecidos por el ordenamiento jurídico para promover el bienestar de los niños, tanto
a nivel general (en la Constitución, la ley y los tratados e instrumentos internacionales que regulan
la situación de los menores de edad) como derivados de la resolución de casos particulares (es decir,
de la jurisprudencia nacional e internacional aplicable), que sirven para guiar el estudio del interés
superior de menores, en atención a las circunstancias de cada caso”.
ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

La Corte ha señalado que el interés de los niños “debe ser independiente del criterio arbitrario de los
demás y, por tanto, su existencia y protección no dependen de la voluntad o capricho de los padres
o de los funcionarios públicos encargados de protegerlo”[14]; no obstante, ha dicho que igualmente
ello no implica que al momento de determinar cuál es la opción más favorable para los niños, las
niñas y los adolescentes en particular, no se puedan tener en cuenta los derechos e intereses de las
personas vinculadas con ellos, en especial los de sus padres. Por el contrario, el interés superior de
los niños, las niñas y los adolescentes prevalece sobre los intereses de los demás, pero no es de
ninguna manera excluyente ni absoluto frente a ellos.

Igualmente, expresa:

“El sentido mismo del verbo “prevalecer”implica, necesariamente, el establecimiento de una relación
entre dos o más intereses contrapuestos en casos concretos, entre los cuales uno (el del menor)
tiene prioridad en caso de no encontrarse una forma de armonización; por lo mismo, los derechos e
intereses conexos de los padres y demás personas relevantes se deben tomar en cuenta en función
del interés superior del menor. De hecho, sólo así se logra satisfacer plenamente el mandato de
prioridad de los intereses de los niños, ya que éstos son titulares del derecho fundamental a formar
parte de una familia, por lo cual su situación no debe ser estudiada en forma aislada, sino en el
contexto real de sus relaciones con padres, acudientes y demás familiares e interesados. Esta es la
regla que establece el artículo 3-2 de la Convención sobre Derechos del Niño, según el cual ‘los
estados se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su
bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas
responsables de él ante la ley’”.

Por su parte el actual Código de la infancia y la adolescencia en su artículo 39 señala:

“ARTÍCULO 8o. INTERÉS SUPERIOR DE LOS NIÑOS, LAS NIÑAS Y LOS ADOLESCENTES. Se
entiende por interés superior del niño, niña y adolescente, el imperativo que obliga a todas las
personas a garantizar la satisfacción integral y simultánea de todos sus Derechos Humanos, que
son universales, prevalentes e interdependientes.

ARTÍCULO 9o. PREVALENCIA DE LOS DERECHOS. En todo acto, decisión o medida


administrativa, judicial o de cualquier naturaleza que deba adoptarse en relación con los niños, las
niñas y los adolescentes, prevalecerán los derechos de estos, en especial si existe conflicto entre
sus derechos fundamentales con los de cualquier otra persona.

En caso de conflicto entre dos o más disposiciones legales, administrativas o disciplinarias, se


aplicará la norma más favorable al interés superior del niño, niña o adolescente

El interés superior del menor, consagrado como se vio tanto en el ámbito internacional como en el
ordenamiento interno, deberá orientar cualquier actuación que se tome al momento de determinar
las políticas de acceso de los niños, niñas y adolescentes a las sociedad de la información y el
conocimiento, a fin de garantizar
su desarrollo armónico e integral.

4. El derecho de Habeas Data El artículo 15 de la Constitución de 1991 reconoció explícitamente el


“(…) derecho a conocer, actualizar y rectificar las informaciones que se hayan recogido sobre ellas
en bancos de datos y en archivos de entidades públicas y privadas” y además dispuso que “[e]n la
recolección, tratamiento y circulación de datos se respetará la libertad y demás garantías
consagradas en la Constitución”. Estos preceptos leídos en conjunto con la primera parte del mismo
artículo 15 –sobre el derecho a la intimidad, el artículo 16 –que reconoce el derecho al libre desarrollo
de la personalidad- y el artículo 20 –sobre el derecho a la información activo y pasivo y el derecho a
la rectificación- de la Carta, han dado lugar al reconocimiento de un derecho fundamental autónomo
catalogado como derecho al habeas data, y en algunas oportunidades, como derecho a la
autodeterminación informativa o informática.

En la jurisprudencia constitucional, el derecho al habeas data fue primero interpretado como una
garantía del derecho a la intimidad, de allí que se hablara de la protección de los datos que
pertenecen a la vida privada y familiar, entendida como la esfera individual impenetrable, en la que
cada cual puede realizar su proyecto de vida y en la que ni el Estado ni otros particulares pueden
interferir.
ACCIÓN DE TUTELA – DERECHO A LA EDUCACION
MARIA ALEJANDRA CARRASCAL MANTILLA

T- 729-02 como “aquel que otorga la facultad al titular de datos personales, de exigir a las
administradoras de datos personales el acceso, inclusión, exclusión, corrección, adición,
actualización, y certificación de los datos, así como la limitación en la posibilidades de divulgación,
publicación o cesión de los mismos, conforme a los principios que informan el proceso de
administración de bases de datos personales”.

De conformidad con la jurisprudencia de esta Corporación, dentro de las prerrogativas –contenidos


mínimos- que se desprenden de este derecho encontramos, por lo menos, las siguientes: (i) el
derecho de las personas a conocer –acceso- la información que sobre ellas está recogidas en bases
de datos, lo que conlleva el acceso a las bases de datos donde se encuentra dicha información; (ii) el
derecho a un incluir nuevos datos con el fin de se provea una imagen completa del titular; (iii) el
derecho a actualizar la información, es decir, a poner al día el contenido de dichas bases de
datos; (iv) el derecho a que la información contenida en bases de datos sea rectificada o corregida,
de tal manera que concuerde con la realidad; (v) el derecho a excluir información de una base de
datos o archivo, bien porque se está haciendo un uso indebido de ella, o por simple voluntad del
titular –salvo las excepciones previstas en la normativa.

V. ANEXOS:

Solicito se tengan en cuenta los documentos que aportaré:

1. Copia de Mi cédula de Ciudadanía.


2. Fotocopia de tarjeta de identidad de mi hija María Alejandra Carrascal Mantilla.
3. Fotocopia Resolución 085 de 2018.
4. Fotocopia Resolución 148 de 2018.
5. Fotocopia Resolución 246 de 2018.
6. Fotocopia de recurso apelación.
7. Fotocopia recurso de reposición.
8. Certificado de atención por el área de psicosocial.

VI. JURAMENTO:

Bajo la gravedad de juramento, que se entiende prestado con la presentación del presente escrito,
manifiesto que no he interpuesto acción de tutela ante otra autoridad por los mismos hechos.

COMPETENCIA:

Señor juez, usted es competente para conocer de esta acción, de conformidad con lo establecido
por el decreto 2591 de 1991.

NOTIFICACIONES:

La entidad accionada la INSTITUCION EDUCATIVA COLEGIO JUAN CRISTOBAL MARTINEZ DE


GIRON SANTANDER carrera 27 N° 18-27 Barrio Santa Cruz sede A

El accionante en la calle 60ª N° 16c-30 Barrio la Esmeralda Girón Santander.

Teléfono: 317 663 90 51.

PAOLA ANDREA MANTILLA ORTIZ

C.C. No. 63.548.838 de Bucaramanga.

Vous aimerez peut-être aussi