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Hay muchas cosas que no sabemos sobre la conciencia, pero hay algo de lo que
podemos estar seguros: está hecha de energía, y la energía incluye a la electricidad
y el magnetismo. Aunque aún continuamos explorando la naturaleza
electromagnética de la conciencia, parece que el magnetismo de la Tierra tiene un
papel esencial en nuestra manera de aceptar las ideas nuevas y los cambios en
nuestras vidas.
Teniendo esto en cuenta, podemos echar una mirada a nuestro mapa magnético
global, para entender los lugares que parecen estar atascados en el conflicto
continuo, y también por qué la innovación y el cambio parecen surgir en ciertas
regiones antes de extenderse a otras.
Los lugares de nuestro mundo con la mínima intensidad magnética, como la línea
del contorno cero (cero gauss magnético) que discurre directamente bajo el canal
de Suez y en el interior de Israel, son precisamente aquellos donde vemos las
mayores oportunidades para el cambio. Unas veces, éste se despliega como una
transición tranquila de una idea a la siguiente y, en otras, produce confrontación.
En el caso de Oriente Medio observamos la lucha que puede surgir del intento de
preservar las antiguas tradiciones en una zona que está obligada a cambiar. La baja
intensidad del campo magnético no implica que el cambio tenga que expresarse en
forma de conflicto; simplemente provee las condiciones para poder ver las cosas de
otra manera. El modo de expresar el cambio al que invitan las áreas de baja
intensidad depende particularmente de las personas que allí viven.
1
150 gauss (unidad que mide la intensidad del campo magnético). La reciente
experiencia rusa de reorganización política, que coincidió con el final de la Guerra
Fría, es un hermoso ejemplo de cómo las áreas con campos magnéticos de alta
intensidad tienden a aferrarse a la tradición y asumen el cambio lentamente, a lo
largo de un extenso período de tiempo. No obstante, dicha experiencia también nos
muestra que una vez que el cambio comienza en esas áreas, adquiere un impulso
que hace imposible pasarlo por alto.
El código de la realidad
¿Es posible que alterando lo que sentimos hacia los cambios que se producen en
nuestras vidas podamos transformar nuestra manera de experimentar ciertas
cosas, como las terroríficas predicciones sobre el año 2012? Aunque hay una serie
de nuevos descubrimientos que nos muestran que la conciencia afecta directamente
a nuestro mundo, en realidad son variaciones del experimento original diseñado
hace casi un siglo.
Nuestro mundo, nuestras vidas y nuestros cuerpos, son el resultado del lenguaje
cuántico de nuestras creencias, de nuestros juicios, de nuestro amor y de nuestro
miedo. Las teorías que describen que las creencias influyen en la realidad también
sugieren que, si queremos modificar dicha realidad, debemos cambiar cómo nos
vemos a nosotros mismos.
Nadie lo sabe con seguridad, si bien los ciclos solares y las inversiones magnéticas
son muy reales, y sin duda han sucedido en un remoto pasado, nunca han ocurrido
con 6.500 millones de personas sobre la Tierra y, ciertamente, no con la mayoría
de esa gente dependiendo de una tecnología de tramas energéticas,
comunicaciones, ordenadores y satélites de posicionamiento global. Tal y como
todo nacimiento suele venir acompañado por la incertidumbre, así, nosotros,
ignoramos qué puede significar para nuestras vidas el amanecer de esta
experiencia monumental que nos aguarda.