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Los diferentes órganos que integran el Sistema Nervioso están constituidos, al igual que

cualquier otro órgano de la economía, por un tejido, cual es, para este caso especial, el tejido
nervioso. Como los demás tejidos, éste también está formado por elementos celulares.
Tratándose de un sistema altamente especializado, como podremos observar, las células que
estructuran su tejido tienen ciertas particularidades absolutamente específicas por su
diferenciación. Las células que intervienen en la constitución del tejido nervioso, comprenden:
1) Neuronas ("células excitables");
2) Neuroglía y células ependimarias en sistema nervioso central;
3) Células de Schawnn en sistema nervioso periférico ("células no excitables"). Las dos
primeras son de origen ectodérmico, en tanto que la última procede del mesodermo.
Si bien es cierto que desde muy antiguo se considera a la neurona como la unidad anatómica y
funcional del tejido nervioso, se admitía que la neuroglía y la microglía solamente
representaban un tejido de sostén con función mecánica. Posteriormente se estableció que
podían cumplir funciones metabólicas; actualmente se acepta su capacidad para realizar una
serie de otras funciones propias, muchas de las cuales son complementarias e insustituibles
para la actividad neuronal, como veremos más adelante.

La Neurona
Como ya dijimos procede de la hoja embrionaria superficial o ectodermo y constituye la unidad
morfológico-funcional del Sistema Nervioso. Es una célula de alta especialización, lo que le
permite recibir, conducir y transmitir estímulos o "informaciones neurales".
A cambio de esta indudable ventaja sobre las otras células, la neurona ha perdido la capacidad
de reproducción. Esto significa que un individuo ya nace con un número de neuronas que le son
propias y no incrementará a través de los años, muy por el contrario, es seguro que con el
correr del tiempo, ese capital irá disminuyendo por la destrucción neuronal como consecuencia
de diversas enfermedades neurológicas: infecciosas, tumorales, traumáticas, etc.
Hace muchos años, Santiago Ramón y Cajal propuso que el tejido nervioso está integrado por
elementos individuales, independientes, desde el punto de vista morfológico; ésta teoría, de la
neurona, emitida con base de observaciones realizadas con el microscopio fotónico, no ha
podido ser desplazada sino confirmada con el advenimiento del microscopio electrónico; esto
significa, como veremos más adelante, que las células nerviosas se relacionan entre sí por
simple aproximación -relación funcional- sin que haya intercambio o entrelazamiento de
estructuras, vale decir, sin relación anatómica íntima.

Morfología
En la neurona podemos distinguir:
a) Cuerpo o soma celular (pericarion). Posee ciertas formaciones alargadas o
"expansiones protoplasmáticas ramificadas" conocidas como neuritas; nacen en el
cuerpo y se extienden en diversas direcciones; estas verdaderas prolongaciones
celulares se dividen en:
b) Dendritas ("prolongaciones receptoras"),
c) Axón ("prolongaciones efectoras"). Lógicamente, la segunda denominación de cada una de
ellas se refiere a su característica funcional. En muchos casos, como veremos después, también
se puede establecer una diferencia morfológica entre ambas. A continuación, te detallo los
elementos mencionados:

a) Cuerpo o soma celular


 Tamaño: El tamaño del soma de la neurona varía dentro de amplios márgenes; las más
pequeñas miden aproximadamente 4 micrones, en tanto que las mayores pueden
sobrepasar de 100 micrones con holgura.
 Forma: La forma de su cuerpo también es variable pudiendo ser esféricas, ovoideas,
piramidales, poliédricas, poligonales, etc., recordando, por su denominación, la figura
geométrica correspondiente.
Estructura: está constituida por dos zonas:
1) una superficial, llamada citoplasma, o más propiamente, neuroplasma,
2) otra central, es el núcleo.
1) El neuroplasma está rodeado de una membrana celular constituida por dos capas de
diferente aspecto y composición: la externa, más clara, de naturaleza lipoídica; la
interna, oscura y de constitución proteica.
Estos hechos se han revelado con base de observaciones realizadas por ultramicroscopía. La
membrana celular, según estudios recientes, se encuentra polarizada, lo que permite la
existencia de una diferencia de potencial entre el neuroplasma y el medio extracelular; la
variable concentración
iónica en ambos
medios, posibilitará el
trabajo celular. Por otra
parte, el neuroplasma
tiene incorporados en
su seno, una serie de
elementos; algunos de
ellos son comunes a los
de cualquier célula,
otros, en cambio, son
exclusivos de la
neurona. Los elementos
específicos
comprenden: los
corpúsculos de Nissl o
sustancia tigroide y las
neurofibrillas.
 Corpúsculos de
Nissl. Reciben también
el nombre de sustancia
tigroide porque, con su
presencia, el
neuroplasma adquiere
cierto parecido a la piel
de tigre.

Estos grupos se sitúan en la periferia del soma celular y pueden penetrar en la estructura de las
dendritas, no así en la del axón.
En su composición interviene, fundamentalmente, el ácido ribonucleico; éste, sintetizado por el
núcleo o elaborado por el citoplasma, participa activamente en la síntesis proteica, lo que sería
en definitiva, el papel de la sustancia de Nissl, vital para la sobrevivencia de la neurona. Ello se
infiere del hecho notable,observado en diversas agresiones a la célula nerviosa, donde la
sustancia tigroide se desintegra o aún más, tiende a desaparecer, con los intensos procesos
metabólicos, que en esos casos, tienen lugar; esta destrucción se conoce con los nombres de
tigrolisis o cromatolisis.

Neurofibrillas. Mucho se ha discutido acerca de la existencia real y la función de las


neurofibrillas en la neurona; su presencia ha sido demostrada ya en células vivas. Con el
microscopio de luz, estos elementos aparecen como filamentos uniformes que cruzan el
neuroplasma en diversas direcciones, que también se introducen en las dendritas como en el
axón. La ultramicroscopía ha llegado a revelar que cada neurofibrilla está constituida, en
realidad, por la reunión de una serie de otros elementos menores que se dieron en llamar
neuroprotofibrillas, las que se aglutinan entre sí por efectos de las sustancias fijadoras
utilizadas en técnica histológica. En lo que se refiere a su actividad, estaría ligada, más que a
conducción de estímulos, a funciones metabólicas, pues también sufren procesos de lisis en los
casos de agresión a la neurona, como ser la lesión de un cilindroeje. Junto con las
neuroprotofibrillas (microfilamentos) existen otros elementos denominados microtúbulos
compuestos por dos tipos de proteínas ("tubulinas A y B"); su papel podría estar relacionado
con función mecánica o estar vinculado con el desplazamiento de "vesículas
neurotransmisoras" en las terminaciones sinápticas así como en el flujo del axoplasma. Su
formación estaría condicionada a la existencia de ciertos elementos, los centríolos, cuya
presencia fue discutida en el cuerpo de las neuronas pues su principal función está relacionada
con un tipo de división celular. De cualquier manera, y teniendo en cuenta esta nueva actividad
del centríolo, ha podido ser detectado, como decimos, en el soma neuronal.
La neurofibrillas formadas por "bandas de microfilamentos" y los microtúbulos, se introducen
tanto en las dendritas como en el
axón, habiéndose detectado mayor
cantidad de microtúbulos en las
dendritas, mientras que en el axón
es más numerosa la presencia de
neurofilamentos (neurofibrillas).
Además de los elementos señalados,
en el neuroplasma se detecta la
existencia de algunos pigmentos; de
ellos, son dignos de mención la
lipofucsina y la melanina.

 La lipofucsina o pigmento
amarillo estaría relacionada con
funciones catabólicas o de
envejecimiento celular. La melanina
o pigmento melánico aparece ya en
el primer año de vida y es visible,
aún macroscópicamente; así la
podemos apreciar en cortes de tronco encefálico: Locus niger de Soemering, Locus
Coeruleus y núcleo dorsal del nervio vago o neumogástrico.

2) Núcleo. La otra parte del cuerpo celular es el núcleo, por lo general es esférico y ocupa el
centro del neuroplasma; está compuesto, fundamentalmente, por ácido desoxirribonucleico;
tiene además un nucléolo constituido por ácido ribonucleico; este elemento aumentaría de
tamaño durante la etapa de crecimiento. Existe una membrana nuclear integrada, igual que la
neuroplasmática, por una doble hoja con funciones selectivas para intercambio iónico. Por
último es importante destacar, que se ha llegado a demostrar en el núcleo, un movimiento de
rotación semejante al de la tierra alrededor de su eje.

Nucléolo. Este elemento es globuloso y se destaca netamente dentro de la masa nuclear;


desaparecen prácticamente durante la división celular, desintegrándose sus porciones
cromosómicas. Su papel estaría relacionado con la síntesis proteica.
Prolongaciones: como ya lo dejáramos expresado, la neurona emite desde su cuerpo una
suerte de filamentos con diferentes características morfológicas y funcionales; son de dos
clases, distinguiéndose con los nombres de dendrita y axón.
Antes de ocuparnos de las prolongaciones neuronales, consideramos importante insertar un
párrafo referente a la clasificación de las neuronas. Efectivamente, ellas se pueden clasificar
tomando como base dos aspectos importantes: funcional o morfológico. En el primer caso, se
ha intentado clasificarlas teniendo en cuenta, por un lado el tipo de sustancias que utilizan para
la transmisión del flujo nervioso a nivel de las sinapsis, y por otro, la diferente capacidad de su
poder efector. En el segundo caso, se ha procedido de acuerdo con el número de
prolongaciones emergentes del soma celular; en este caso, y resultando de mayor practicidad,
se las distingue como: multipolares, que son las células existentes en mayor cantidad, bipolares
y monopolares o "seudomonopolares".

La primera presenta varias prolongaciones de las cuales una es axón, y las restantes, dendritas;
la segunda posee solamente dos: una dendrita y un axón; finalmente, el tercer tipo, tiene una
sola prolongación que, a poco de su nacimiento, se divide en dos ramas; más adelante veremos
que, en este caso, se comportan como bipolares. También cabe acotar que se ha descripto una
especie muy particular de pequeñas neuronas ("microneuronas") que carecen de axón. En este
caso, la transmisión sináptica se produce entre dendritas, vale decir, dendrodendríticas, según
veremos más adelante; estos tipos se reconocen como "sinapsis recíprocas".

Dendritas. Su nombre se debe al aspecto arborescente que ofrecen: dendrón = árbol. Existen
en número variable y son verdaderas expansiones neuroplasmáticas, de tal forma que, en su
interior, presentan neurofibrillas, microtúbulos y grumos de Nissl; por esta razón, se denominan
también prolongaciones protoplasmáticas; a su vez pueden ramificarse: el "tronco" es una
dendrita principal y sus "ramas", las dendritas secundarias.
Nacen de cualquier punto de la superficie somática denominada pirenóforo. Son formaciones
que se van adelgazando a medida que se alejan de su origen. Tienen una cubierta superficial,
que es continuación de la membrana celular, lo mismo que veremos en el axón pero, a
diferencia de éste, carece de otras vainas de envoltura; por esta razón aparecen y forman parte
de las llamadas fibras nerviosas grises.

Axón. También se le conoce con los nombres de prolongación cilindroaxil, cilindroeje o axona.
Generalmente existe uno para cada neurona y nace de un punto del cuerpo celular denominado
cono axónico, aunque se puede originar en la base de una dendrita principal. De acuerdo con la
longitud del axón, se distinguen dos clases de neuronas: de cilindroeje largo de Cajal o tipo
Golgi I (hasta 1 m) y de cilindroeje corto de Cajal o tipo Golgi II. Los axones, terminan en una
arborización ramificada llamada telodendría.
Poseen una membrana de envoltura, ya mencionada, que recibe el nombre de axolema; se
encuentra recubriendo a estas prolongaciones en todo su trayecto. A cierta distancia del cono
axónico, el cilindroeje puede ser rodeado por otra membrana de composición lipoproteica y
coloración blanquecina característica, denominada vaina de mielina; ella es la que da el color
típico a la sustancia blanca nerviosa.
Esta vaina mielínica presenta a lo largo de su trayecto una serie de estrangulamientos,
conocidos como nudos de Ranvier, lo que le confiere un aspecto particular; las porciones
situadas entre dos estrangulamientos se llaman segmentos interanulares; de algunos de estos
nudos puede emerger una colateral del axón, que corre perpendicularmente al eje principal, y
como éste, también se resuelve en una arborización terminal.
Los segmentos interanulares tienen pequeñas grietas denominadas de Schmidt-Lanterman, que
los dividen en sectores más pequeños conocidos como segmentos mielínicos o cilindrocónicos
de Lanterman. Finalmente, queda todavía en la superficie externa de estas fibras meduladas,
una última capa o manto celular llamada neurilema, neurolema, membrana o vaina de
Schwann, está constituida por una lámina de oligodendrocitos (célula de Schwann) y forma
cuerpo con la vaina de mielina; su función sería mielogénica o sea formadora de mielina. En
cada estrangulación de Ranvier, el axolema solamente se encuentra recubierto por el
neurilema.
Puesto que el axón es una suerte de prolongación protoplasmática, presenta en su estructura,
como elemento fundamental, las mencionadas neurofibrillas (protoneurofibrillas) y
microtúbulos, en cambio, es de recordar que no han penetrado en su seno los corpúsculos de
Nissl. Cabe acotar que el soma neuronal mantiene el trofismo de sus prolongaciones. Cuando se
secciona un cilindroeje, el segmento distal se atrofia; este fenómeno se conoce con el nombre
de degeneración walleriana por haber sido Waller quien se ocupó de su estudio; por el
contrario la parte proximal, o sea la que permanece unida al cuerpo celular, puede crecer y
mantener intactas sus propiedades
morfológicas y funcionales.
De lo expresado se infiere que el axón,
envuelto con las diferentes capas
descriptas, representa una fibra nerviosa
mielínica o fibra blanca y, como ya
dijimos forma la llamada sustancia blanca
del neuroeje. Debemos tener presente
que, además existen las otras
prolongaciones mencionadas, carentes de
mielina, constituyendo, por ese hecho
fibras amielínicas, conocidas también por
su coloración, como fibras grises de
Remak. En resumen, una fibra nerviosa es
una prolongación neuronal recubierta o
no por ciertas vainas de envoltura.
Fisiología de la neurona
Ya dejamos aclarado que la neurona es
una célula altamente especializada y, por
lo tanto, adaptada para percibir y
transmitir estímulos, es decir, que tiene
las propiedades de receptibilidad,
excitabilidad y conductibilidad. La
excitación de una neurona responde a la
ley del todo o nada, esto es que un
estímulo debe alcanzar cierto nivel o
umbral de excitación, para lograr una
respuesta; ella será siempre igual aunque
el estímulo sea cada vez más intenso o
más sostenido; en este caso se acepta que
la dendrita conduce el impulso nervioso desde su extremo distal hacia el cuerpo de la neurona,
es decir, en sentido celulípeto o aferente; en cambio, el axón, lo transmite desde el soma hacia
el telodendria, o sea que la dirección es celulífuga o eferente. Sin embargo esta afirmación se
contradice cuando se considera a las neuronas unipolares -de los ganglios raquídeos, por
ejemplo- cuya única prolongación se divide en dos ramas: periférica y central; ambas tienen los
caracteres del cilindroeje pero, en este caso, la primera funciona como dendrita (celulolípeta) y
se habla de conducción antidrómica. Algunos autores consideran en la neurona dos sectores:
dendro-somático y axónico, que se definen por sus propios nombres; son, por lo expuesto
hasta aquí, morfológica y funcionalmente diferentes.
Morfología. Relación interneuronal – Sinapsis. Los primeros investigadores que se ocuparon de
estudiar los problemas relacionados con la neurofisiología, pensaban que la transmisión del
impulso o flujo nervioso entre dos o más neuronas se realizaba por simple anastomosis de sus
prolongaciones, vale decir, suponían que había una continuidad o intercambio de estructuras
en los puntos donde hacían contactos. Esto fue así hasta el año 1888 en que don Santiago
Ramón y Cajal propuso su teoría de la neurona que se ha mantenido irrefutable a través del
tiempo; más aún fue ratificada con las observaciones de ultramicroscopía.
En contraposición con la primera, ésta sostiene que la relación interneuronal es nada más que
por mero acercamiento o contacto, sin llegar, de manera alguna, a un verdadero pasaje de
sustancias o materia; desde entonces se dice que entre las neuronas existe contigüidad y no
continuidad; este hecho se conoce con el nombre de sinapsis, palabra de origen griego
(synaptein) que significa: broche, unión, ligadura. Según las partes de la neurona que contacten,
la sinapsis se denomina axosomática
(axón y cuerpo celular), axodendrítica
(axón con dendrita.) y dendrodendrítica o
sinapsis recíproca. Un axón puede
conectarse con varias neuronas y una
neurona, a su vez, tiene la posibilidad de
hacer sinapsis con axones de diferentes
células. Por otra parte, además de estas
relaciones interneuronales, se realizan
otros contactos de las prolongaciones con
elementos tales como fibras musculares
(unión neuromuscular) lisas y estriadas
(músculo visceral y esquelético,
respectivamente), glándulas y diversos
tejidos, mediante formaciones especiales
que se llaman órganos receptores o
efectores, según se trate de una neurona
sensitiva o motora. Esto significa que las
neuronas sensitivas están conectadas
periféricamente con ciertos corpúsculos
capaces de percibir determinadas
sensaciones: dolor, frío, calor, etc. Estas, a
su vez, son captadas y transmitidas por las
prolongaciones neuronales, hacia el
neuroeje; desde allí, volverá la respuesta,
a través de una neurona motora, hasta el
órgano efector que podrá estar localizado
en un músculo o una glándula y la
respuesta se traducirá por contracción
muscular o secreción glandular, respectivamente.

a) Morfología de la sinapsis
En la constitución de una sinapsis debemos considerar los siguientes elementos:
1) el extremo distal de un axón con su telodendría, por un lado.
2) el soma de una neurona o sus dendritas, por otro; estos elementos representan los
polos de la sinapsis, distinguiéndose como presináptico y post-sináptico,
respectivamente.
Ambos se encuentran separados por un espacio denominado hendidura sináptica. En el polo
presináptico, las ramificaciones de la telodendría presentan en su extremo libre una dilatación
piriforme llamada botón o pie terminal o sináptico; estas formaciones contienen en su
estructura, neuroprotofibrillas, mitocondrias (como fuentes de energía) y unos elementos
conocidos como vesículas sinápticas; ellas son, como veremos, imprescindibles en la
transmisión del impulso nervioso. En el polo post-sináptico, solamente encontramos el cuerpo
de la neurona o una dendrita, según por quien se halle representado.

b) Fisiología de la sinapsis
Teniendo en cuenta la característica funcional, las sinapsis pueden ser:
a) Eléctricas, cuando existe una transmisión directa de iones entre los citoplasmas
intervinientes, vale decir, sin que exista la liberación de un mediador,
b) Químicas, en las que necesariamente debe existir una sustancia mediadora, que se
libera hacia la hendidura sináptica para facilitar la transmisión del influjo nervioso de
una a otra neurona. Siendo con mucho las más frecuentes, pasamos a describirlas.
De acuerdo con lo expresado, consideramos importante aclarar que, normalmente, el tránsito
del influjo nervioso a lo largo de una neurona, o sea a través de la sinapsis, es necesaria la
presencia de intermediarios químicos que, volcándose en la hendidura sináptica, posibilitan la
realización del proceso.
Ya dijimos que los botones terminales presentan en su seno, fundamentalmente,
protoneurofibrillas, mitocondrias y vesículas sinápticas; ahora bien, se acepta actualmente que
las vesículas sinápticas almacenan
acetilcolina y serotonina; cuando
llega el impulso nervioso, estas
sustancias pasan a través de la
membrana del botón terminal
hacia la hendidura sináptica;
entonces actúan sobre las
membranas del polo post-
sináptico (dendrita o soma celular)
tornándolas permeables al pasaje
de iones, sodio y potasio, que se
encuentran, tanto en el líquido
intersticial como en el interior de
la neurona; en estado de reposo
estas membranas se hallan
polarizadas y la concentración del
potasio es mayor dentro de la célula; en cambio el sodio, se concentra más en el medio
extracelular, estableciéndose así, una diferencia de potencial de reposo. Con la llegada del
impulso nervioso, se produce la despolarización de las membranas; esto permite la salida del
potasio y la penetración del sodio, generándose el llamado potencial de acción, que dura
menos de un milisegundo; inmediatamente después, la membrana se polariza nuevamente, en
tanto que por su parte, las vesículas sinápticas se recomponen y almacenan los mediadores
químicos mencionados, a la espera de un nuevo estímulo. Estas sustancias pueden ser, además
de acetilcolina y serotonina, adrenalina, nor-adrenalina y gaba (ácido gamma-amino-butírico);
se admite que podrían ser sintetizadas por las mitocondrias, acumulándose en las vesículas
sinápticas hasta el momento de su liberación.
El mecanismo de la sinapsis, así descripto, explica sin lugar a dudas, por qué la corriente
nerviosa puede transitar en un solo sentido, o sea, desde un axón hacia el cuerpo de otra
neurona o sus dendritas. Por otra parte, cabe acotar, que a nivel de las sinapsis es donde actúan
las sustancias anestésicas, interrumpiendo la cadena axosomática o axodendrítica.
Neuroglía
La neurona por sí sola no podría constituir, de manera alguna, el sistema nervioso; es
imprescindible la presencia de otras células específicas que proporcionan los medios necesarios
para la subsistencia neuronal, son las células que integran la neuroglía, denominadas también
células gliales. Esta complementación funcional es tan importante que algunos autores
consideran al sistema nervioso como una verdadera "constelación glioneuronal". Como lo
anotáramos anteriormente, las células de la neuroglía constituyen el grupo de las células no
excitables, y ocupan gran parte de la masa nerviosa. Por esta razón, antiguamente se
consideraba al tejido glial como mero integrante del estroma o tejido de sostén del sistema,
vale decir, con función exclusivamente mecánica; en la actualidad, se le atribuyen una serie de
otras funciones, como veremos enseguida.

Macroglía: Clasificación
Son células de un tamaño comparativamente mayor al de la microglía y están representadas
por:
a) células glioepiteliales;
b) astrocitos
o astrocitos protoplasmáticos
o astrocitos fibrosos,
c) oligodendrocitos;
d) gliobastos.

Macroglía: Morfología
a) Células glioepiteliales
Las células glioepiteliales se encuentran tapizando las cavidades ependimarias; son alargadas y
muestran un ensanchamiento con ribete y cilias en su extremo libre, en tanto que la porción
fija, penetra en la masa nerviosa, dividiéndose en dos o tres ramas; así pueden alcanzar
elementos vasculares (capilares), con los que se relaciona íntimamente. Algunos autores
(Williams y Warwick), las denominan células ependimales y por el hecho de recubrir las
cavidades ependimarias, las consideran como elementos diferentes de las células gliales.
Favorecen la circulación del líquido cefalorraquídeo.
b) Astrocitos
Los astrocitos, estudiados por Virchow, tienen forma de estrella como indica su nombre;
comprenden dos tipos de células, diferentes por estructura: astrocitos protoplasmáticos y
astrocitos fibrosos. Los primeros se encuentran principalmente en la sustancia gris del
neuroeje. De su cuerpo emergen algunas prolongaciones, escasas, gruesas y muy ramificadas;
son verdaderas expansiones neuroplasmáticas; presentan inclusiones comunes, aparato
reticular de Golgi y un centrosoma para que puedan dividirse por mitosis. Estas células, según
su proximidad con vasos capilares o neuronas, se reconocen como "satélites vasculares" y
"satélites neuronales", respectivamente. Las relaciones con un capilar sanguíneo pueden ser de
dos maneras diferentes: o lo envuelven con su cuerpo y prolongaciones, o le proyectan una
expansión larga y gruesa, que se pone en contacto con el vaso; ésta se denomina por tal razón,
pie vascular o pie chupador. La íntima relación establecida así, entre el citoplasma glial y la
sangre a través de sus capilares, permite un verdadero intercambio de elementos; ello
constituye el substratum de lo que se conoce como barrera hematoencefálica.
Los astrocitos fibrosos son más abundantes en la sustancia blanca, aunque se encuentran
también en la sustancia gris. Tienen mayor tamaño que los protoplasmáticos y sus
prolongaciones; siendo más numerosas, son menos ramificadas. Ofrecen en su estructura,
como característica, las gliofibrillas que son tenues filamentos presentes, tanto en el soma
como en sus prolongaciones. Igual que los astrocitos protoplasmáticos, poseen pies vasculares
o chupadores con características morfológico-funcionales semejantes a los de aquellos.
c) Oligodendrocitos
Los oligodendrocitos son variables en su forma y por lo general, tienen mayor tamaño que los
anteriores; sus prolongaciones son breves y escasas (oligo = poco); por otra parte, desde el
punto de vista de su conformación interior, no difieren de las otras células. En lo referente a su
distribución, se encuentran igualmente repartidos, tanto en la sustancia gris como en la blanca.
Cabe recordar que, como vimos, los oligodendrocitos se encuentran recubriendo los axones
para constituir la vaina de Schwann o neurilema; en estos casos, el oligodendrocito se
denomina célula de Schwann y su función es mielógena, vale decir, productores de mielina.
d) Gliobastos
Los gliobastos son células embrionarias con capacidad de transformación en cualquiera de los
elementos celulares constitutivos de la macroglía mediante división mitótica. Por lo común su
forma es redondeada, y tanto su citoplasma como el núcleo muestran cierta palidez
característica.

Macroglía: Funciones
La actividad glial fue adquiriendo mayor complejidad, según los avances de las investigaciones
histológicas sobre el sistema nervioso. Entre las principales podemos mencionar las siguientes:
1°) Mecánica: es la más antigua de las funciones conocidas. El primer papel que se
atribuyó al tejido glial, fue el de simple sostén de las neuronas.
2°) Barrera hematoencefálica
Al hablar de los pies vasculares o chupadores, pusimos especial énfasis para destacar el hecho
del contacto íntimo que se establece entre el protoplasma glial y el plasma sanguíneo, a través
de las paredes capilares. Esto permite un intercambio hidroiónico vital; así se comprueba que
un astrocito, es intermediario obligado entre la sangre y el neuroplasma; ello le otorga un papel
fundamental e imprescindible para la absorción de elementos nutricios y la eliminación de
residuos neuronales.
3°) Agente antitóxico
La glía tiene capacidad selectiva en el intercambio mencionado, pues impide el ingreso de
tóxicos que pudieran dañar a la neurona; por lo tanto también, en este sentido, juega un rol
importantísimo como elemento protector. Aunque no están demostradas en forma absoluta e
irrebatible, algunos autores les atribuyen funciones secretoras o mielógenas; en este caso, los
oligodendrocitos, serían responsables de la formación y distribución de la mielina. Por otra
parte, un astrocito podría ceder circunstancialmente a la neurona, ácido ribonucleico en una
suerte de actividad energética.
Microglía: Morfología
Las células de la microglía (Del Río - Ortega), tercer elemento (Cajal) o mesoglía (Robertson)
están distribuidas en la sustancia gris. Corrientemente son de tamaño pequeño, cuerpo
alargado y presentan múltiples prolongaciones muy ramificadas.
Microglía: Función
Desde el punto de vista funcional, tienen propiedades fagocitarias, de modo que se comportan
como las células del tejido reticuloendotelial. Al fagocitar sustancias extrañas, su forma puede
variar por la presencia de las partículas incorporadas en su seno.
En resumen, cuando el sistema nervioso es lesionado, las células de la microglía eliminan por
fagocitosis las materias de desecho y luego la macroglía procede a rellenar la pérdida de
sustancias, con una especie de tejido cicratizal.

Meninges
Antes de comenzar el estudio de los diferentes órganos que constituyen el sistema nervioso
central, debemos ocupar algunas páginas en la descripción de ciertas formaciones que los
envuelven, conocidas con el nombre genérico de meninges.
Están situadas dentro del estuche cráneo-raquídeo, de tal modo, que, formando una verdadera
vaina al eje cerebro-espinal lo aislan del continente óseo donde se encuentra alojado.
Comprende dos hojas o láminas superpuestas concéntricamente; la periférica se denomina
duramadre, paquimeninge o meninge dura; cubierta por ella se encuentra la pía-aracnoides,
leptomeninge o meninge blanda.
La duramadre, como su nombre lo indica, es una membrana fibrosa resistente, constituida por
dos capas: una superficial, próxima al plano óseo y otra profunda en relación con la
leptomeninge. En el conducto raquídeo, la duramadre está separada de las vértebras por plexos
venosos y tejido graso, mientras que en el cráneo su hoja superficial se confunde con el
periostio de la tabla interna de aquellos huesos planos. Por otra parte, eventualmente, en
determinadas zonas de la caja craneana, las dos capas se separan entre sí para constituir los
llamados senos venosos y ciertas formaciones tales como: hoz del cerebro; hoz del cerebelo y
tienda del cerebelo, que serán descriptas oportunamente. La leptomeninge comprende una
lámina superficial llamada aracnoides y otra profunda, la píamadre. La aracnoides es una
membrana tenue, avascular, constituida por una hoja relacionada con la duramadre; de la cara
interna de esta hoja se desprenden unas prolongaciones filamentosas, llamadas trabéculas
aracnoideas, dirigidas hacia la píamadre; el aspecto que ofrece la aracnoides con sus
formaciones trabeculares le ha valido precisamente esa denominación, que quiere hacer notar
su parecido a la tela de araña. Entre la duramadre y la aracnoides queda un espacio virtual
designado espacio sub-dural. Por su parte, las trabéculas aracnoideas ocupan un lugar real que
contiene líquido cefalorraquídeo y se denomina espacio sub-aracnoideo. La píamadre es una
delgada lámina que por su cara superficial recibe los filamentos trabeculares en tanto que por
su cara interna se relaciona de manera íntima con la superficie del neuroeje y se introduce,
profundamente , en surcos y cisuras; este firme contacto dificulta su desprendimiento durante
la disección. Por la píamadre transcurren los vasos sanguíneos destinados al sistema nervioso
central. Existe un hecho anatómico digno de destacar; mientras la píamadre sigue fielmente las
irregularidades que presenta la superficie del eje cerebro-espinal, la aracnoides pasa sobre de
ellas a la manera de puente, de tal forma que el espacio sub-aracnoideo es variable en su
amplitud; en las convexidades las dos hojas se aproximan entre sí y están más o menos
separadas, cuando la píamadre se introduce en los múltiples resquicios que se ofrecen a su
paso. Este detalle posibilita la formación de ciertas cavidades llamadas cisternas. De éstas, por
su tamaño, se destaca la cisterna magna o cerebelobulbar, ubicada entre la cara cerebelosa
inferior y la posterior del bulbo raquídeo. Existen otras menos amplias y todas, obviamente,
contienen líquido cefalorraquídeo. El líquido cefalorraquídeo es un fluido acuoso, claro,
transparente, que a simple vista se puede comparar con el agua común. Se encuentra alojado
tanto en el espacio sub-aracnoideo como en las cavidades ependimarias mencionadas en el
capítulo de embriología y que estudiaremos oportunamente. La cantidad de este líquido oscila
entre 130 - 150 ml; alrededor del 70% corresponden al espacio sub-aracnoideo. Su producción
corre pareja con la eliminación, lo que permite mantener su volumen dentro de los límites
mencionados. Tiene un pH de 7,4 y es isotónico con el plasma sanguíneo. La densidad varía de
1006 a 1008. En su composición intervienen elementos tales como: albúmina, lípidos, cloruros,
fosfatos, amino-ácidos, glucosa, urea. Por otra parte, se considera como normal la existencia de
hasta 5 células -linfocitos- por mm3 de líquido cerebro espinal. En lo que se refiere a sus
funciones, la principal es la mecánica o de protección contra los traumatismos, actuando como
verdadera almohadilla amortiguadora. También juega un rol importante en el mantenimiento
de la presión intracraneana normal. Además, puede elaborar antitoxinas y anticuerpos.
Finalmente, es un regulador de la temperatura para el sistema nervioso central.

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