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I. Definición
Definimos el “Contrato de Obra” como aquel contrato por medio del
cual una de las partes, llamada “Contratista”, se obliga a la ejecución
de una obra determinada, material o intelectual, a favor de la otra
parte, llamada “Comitente”; éste por su lado, se obliga a pagarle una
retribución por la prestación efectuada a su requerimiento. La
elaboración de toda obra supone siempre la puesta en escena de las
habilidades y conocimientos de quien la hace; desde la edificación de
una vivienda, pasando por la entrega de una pintura, la decoración de
un ambiente, y hasta la confección de traje, la obra será siempre “el
resultado” de lo que el Contratista puede hacer en atención a sus
habilidades y conocimientos. Ejemplificando, una edificación es una
muestra clara de una obra material; un óleo lo es de una obra artística
(aunque en este caso, adicionalmente, se entrelaza una relación de
paternidad intelectual, o sea un derecho de autor). De lo señalado,
adviertase que lo distintivo de este contrato es el compromiso por
parte del Contratista, obligado a efectuar la prestación, del “resultado”
de su actividad, el producto final de su labor.[1]
La definición legal del “contrato de obra” se encuentra en el artículo
1771º del Código Civil, y recoge en esencia lo antes referido, al
establecer que por “el contrato de obra el Contratista se obliga a
hacer una obra determinada y el Comitente a pagarle una retribución”.
El Contrato de Obra tiene entre sus principales características
jurídicas, la de ser un contrato “Autónomo”, puesto que no requiere de
otro previo para su existencia; asimismo, es un contrato
“Conmutativo”, puesto que las consecuencias del mismo se pueden
prever desde el momento de la suscripción respectiva; también se
señala que es “Oneroso”, puesto que no cabe que sea título gratuito,
de ser así, sería pasible de calificar como una donación; es
“Consensual”, ya que sólo el acuerdo de voluntades genera el
contrato, también es característica de este Contrato ser típico, [2] y,
por último, se afirma que es eminentemente “Bilateral o
Sinalagmático”, por que ambas partes, Contratista y Comitente,
quedan obligados a efectuar prestaciones recíprocas. [3]
III.3. El Comitente
El Comitente es la otra parte de la relación contractual del contrato, es
la parte obligada principalmente al “pago” por la prestación hecha a su
requerimiento. El pago en su mayoría de veces es una determinada
cantidad de dinero; sin embargo, el mismo puede expresarse de otra
forma, si se ha establecido en ese sentido y el Contratista lo acepta.
Ahora bien, debe tenerse presente de un detalle de importancia a
efectos de definir la titularidad de la obra, al respecto, afirmamos que
el Comitente deviene en propietario del resultado final de la obra una
vez que este culminada y la haya recibido; para ejercer la titularidad
sobre dicho bien, no requiere de un documento o contrato posterior o
adicional para perfeccionar su derecho real, como lo reconoce
también el profesor nacional Guillermo Lohmann en libro el Negocio
Jurídico. [12]
El Contratista a parte de la obligación antes citada también tiene otras
obligaciones como enseguida explicamos.
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contraparte del contrato, esto es, el Comitente quien sin haberlo
convenido se verá vinculado a la labor del Sub Contratista; no se
olvide que el contrato se celebró en atención a la identidad del
Contratista, a su calidad personal y demás condiciones y virtudes que
no se transfieren. A pesar de lo señalado, sin embargo, el CC ha
establecido que si hay autorización expresa y escrita del Comitente,
se permite tal supuesto, ello –creemos- entendiendo que la voluntad
de las partes es lo que prima en esta clase de relación contractual.
Sea como fuere, acontecida la subcontratación, el CC establece a
favor del Comitente que la responsabilidad entre el Contratista y el
sub Contratista, es solidaria, respecto de lo que fue materia de
subcontratación.
5
Juan Guillermo Lohmann Luca de Tena. “El Negocio Jurídico”. Editoria
Jurídica Grijley. 2da. Edición. Lima. 1994
*
“Opus” es una expresión latina que significa “Resultado de trabajo”.
Siguiendo al profesor italiano Francesco Messineo, aplicándolo a la
figura contratual que venimos estudiando mutatis mutandi: “La noción
de resultado debe entenderse en el sentido de que el mismo consiste
en el éxito final de la actividad del profesional, pero no también en el
sentido de que tal resultado deba constituir una ventaja económica
para el Comitente”. Manual de Derecho Civil. Tomo IV (Obligaciones-
Parte General). Ediciones Jurídicas Europa-América. Buenos Aires
1979. Pág. 241.
*
6
[1] Confr. Diez-Picazo, Luis y Antonio Gullon. Sistema de Derecho
Civil. Tomo II. Editorial Tecnos. España. 1995. Pág. 433, y, Messineo,
Francesco. Op. Cit. Pág. 241.
7
[2] El contrato es típico o atipico según tenga o no regulación legal.
Véase Rubén S. Stiglitz (Director). Contratos Teoría General. Tomo I.
Editorial Depalma. Buenos Aires. 1994. Pág. 144
8
[3] El contrato de Obra como figura contractual nominado y típico que
es, se encuentra legislado en el título IX del Código Civil, capítulo
tercero que consta de 19 artículos, que van del art. 1771º al art.
1789º.
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[4] CC. Artículo 143.- Libertad de forma.- Cuando la ley no designe
una forma específica para un acto jurídico, los interesados pueden
usar la que juzguen conveniente.
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[5] Conf. Rubén S. Stiglitz Op. Cit. Pág. 162
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[6] Conf. Luis Diez-Picazo y Antonio Gullon. Op.Cit Pág. 434
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[7] Conf. Messineo, Francesco. Op.Cit Pág. 242.
13
[8] Conf. Diez-Picazo, Luis y Antonio Gullon. Op. Cit. Pág. 436 y 437.
14
[9] Ibidem .
15
[10] Sobre estos aspectos confróntese Massineo Francesco. Op. Cit.
Pág. 242
16
[11] Conf. Messineo, Francesco. Op.Cit Pág. 246.
17
[12] “Con frecuencia, un negocio tiene efectos obligacionales y
efectos reales, cual es el caso de la compraventa o el contrato de
obra, que recae sobre un edificio, del que surgen efectos de derecho
real conforme se avanza en la contrucción”. De Juan Guillermo
Lohmann Luca de Tena. “El Negocio Jurídico”. Editoria Jurídica Grijley.
2da. Edición. Lima. 1994. pág. 151
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[13] Conf. Diez-Picazo, Luis y Antonio Gullon. Op. Cit. Pág. 434.
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[14] Ibidem. Pág. 438.
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[15] Conf. Messineo, Francesco. Op.Cit Pág. 246.
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[16] El acto jurídico nulo (…) es aquel al que la ley no asigna sus
efectos jurídicos típicos y queridos por las partes. Es decir que no se
reconoce legitimidad a un cambio de la situación jurídica o de los
derechos preexistentes, aunque la realidad social eventualmente
produzca efectos y mutaciones como si el negocio fuera válido. De
Juan Guillermo Lohmann Luca de Tena. “El Negocio Jurídico”. Editoria
Jurídica Grijley. 2da. Edición. Lima. 1994. pág. 530
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[17] CC. Artículo 1407.- Determinación del objeto por arbitrio
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[18] Conf. Diez-Picazo, Luis y Antonio Gullon. Op. Cit. Pág. 437.
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[19] Confr. Diez-Picazo, Luis y Antonio Gullon. Op. Cit. Pág. 436 y
437
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[20] Conf. Diez-Picazo, Luis y Antonio Gullon. Sistema de Derecho
Civil. España. 1995. Pág. 436 y 437
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[21] Ibidem. Pág. 438
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[22] Conf. Messineo, Francesco. Op.Cit Pág. 246 y 247.
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