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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

FACULTAD DE ARTES

ESCUELA DE ARTES DE MUSICALES

HISTORIA DE LA MÚSICA I

EXAMEN PARCIAL

JOEL DIAZ SUERO

B92632

CARLOS AGUERO JIMENEZ

B60093

PROF. TANIA VICENTE

16 DE MAYO DEL 2019


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En la antigüedad griega uno de los primeros filósofos que hablo de la música

y su relación con el cosmos fue Pitágoras. En el pensamiento pitagórico se integra

la cosmovisión de un universo armónico y de medidas perfectas a su concepción de

música. Para los pitagóricos todo el cosmos y los astros se encontraban en un

movimiento armónico y proporcional; aplicado al ámbito musical y al estudio teórico

de los intervalos, el sonido que producían tales astros en su movimiento de

proporciones perfectas era un sonido consonante (Fubini, 2005). Es por esto que

Pitagóricas desarrolla un instrumento llamado monocordio, que le permitía mediante

la geometría y relaciones cuantitativas expresar los valores de los sonidos; y de esta

manera, poder medir las relaciones interválicas de los sonidos (Vicente, 2010)​.

Ahora bien, Aristóteles fue expresamente crítico a esta cosmovisión pitagórica de la

música y la armonía. Para Aristóteles esta posición era puramente ideológica; ya

que, este supuesto sonido del cosmos no proviene de una observación empírica de

ningún tipo, sino que se vale de un discurso elegante para justificar algo que nadie

había escuchado.

Platón más adelante, también va a tratar el tema músical. En el pensamiento

platónico, la música se entiende como una fuerza tanto civilizadora como peligrosa.

Se entendía como peligrosa, la música destinada a fines hedonistas. Esta música

era utilizada en los ritos dionisíacos y se valían del aulos y la danza para su

interpretación. Es por esto que Platón considera el aulos y los instrumentos

aerófonos en general, inferiores; y es que, el aulos se caracterizaba por su

ambigüedad y su imposibilidad de ser utilizada a la vez que se recitan poemas.

Ahora bien, la música civilizadora era la que podía ser acompañada por textos, e

infundían un sentimiento ético y moral que promoviera la buena ciudadanía y la


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formación de un Estado estable. Platón dice sobre esto que la única manera en que

la música tiene valor ético y educativo es cuando está acompañado de un texto

(Vicente, 2010). El instrumento que va a caracterizar este tipo de música es la lira.

Esta va a adquirir un carácter racional e intelectual, ya que permite la recitación de

poemas mientras se tocaba.

En la cultura helénica debido a la concepción que se tenía de la música, se

llega a crear una normativa músical donde se determinó el uso de escalas

específicas con ritmos específicos para cada contexto diferente, así los músicos

sabrían que tocar cuando por ejemplo, las personas en una fiesta debido al alcohol

se alborotaran y se necesitara calmarlos; o, la música que requeriría la corte de un

rey de tal manera que deleitara a los presentes. Todas estas ideas convergen en el

mito de Orfeo, donde la música podía llevar a accionar a los hombres o a los

animales de una manera determinada y se refuerza la idea de peligrosidad que se

tiene de este arte. Platón luego va a argumentar que la decadencia musical de su

tiempo esta debido al olvido de estas normas tradicionales y a la implementación de

formas menos ortodoxas en la interpretación musical.

En la Edad Media se retoman los ideales platónicos y pitagóricos de la

música y se exponen al canto sinagogal hebreo. San Clemente de Alejandría, un

autor cristiano del siglo II, va a usar la misma definición de armonía que utilizaban

los pitagóricos, esto es: la unión de elementos en discordia. También se vuelve a la

idea de que el universo está constituido de música, y por lo tanto de armonía. San

Basilio, otro autor cristiano del siglo III, retoma las ideas del mito orféico y le

concede los poderes de Orfeo al rey David. Señalando así la idea platónica de

música, donde esta tenía poder sobre el comportamiento humano y puede ser
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utilizado como fuente de perversión o de virtud. Ahora, los Padres de la Iglesia

tenían como fuente de virtud a los textos de la Biblia; es por esto que las letras de

los cantos litúrgicos van a tener como influencia principal los versículos bíblicos.

Luego San Agustín en el siglo IV, en su tratado “De Música”, define la música

como “la ciencia de medir bien”. Esta definición al incluir la música dentro de las

ciencias, nos indica que esta, en vez de valerse de los sentidos, se tiene que valer

primordialmente de la razón. San Agustín para explicarnos que es “bien medido”, se

va a la metafísica del número. Por cuanto la música es ciencia, y la ciencia es

racional, la música debe ser medida en números. El movimiento de los sonidos tanto

desde el punto de vista de los intervalos como desde el rítmico, deben estar

basados en relaciones numéricas simples, o como él los llama: movimientos

racionales. Él además hace la distinción entre movimientos racionales más

armónicos y movimientos racionales menos armónicos. También hay números que

alcanzan un carácter sagrado, como lo es el número tres. Por cuanto representa la

Trinidad, en este número hay un principio, un medio y un fin. En San Agustín la

problemática clave es: hasta qué punto es lícito el placer producido por la belleza

que proviene de la variedad, ya sea de colores, ritmos, etc. Para San Agustín la

belleza absoluta ésta representada en la unidad, osea en Dios. Pero esa belleza

superior también irradia su reflejo a las bellezas inferiores. Entonces es lícito para el

alma deleitarse en las bellezas inferiores, siempre y cuando se entiendan como

inferiores y el verdadero amor esté dirigida hacia la belleza superior.

Esta concepción agustiniana de la música “bien medida” es la que conlleva a

la utilización de los modos eclesiásticos en la composición musical cristiana del

medioevo; además de la importancia del unísono en el canto congregacional, ya que


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es símbolo de la belleza divina (Fubini, 2005). La música católica fue regida por la

cúpula eclesiástica para garantizar que los cantos litúrgicos fueran acorde con la

ideología que se quería propagar. Es por esto que se crea el​ liber usualis ​como libro

oficial del canto católico. Sin embargo, la música profana adquiere un carácter más

hedonista y libre; y, aunque va a estar muy influenciada por la religión católica y sus

ideales, esta va a tratar temas muy diversos sobre el amor, la guerra, la política, etc.

Siempre manteniendo un sentido espontáneo e improvisado.

Los diferentes procesos históricos de evolución notoria de la música están en

gran parte definidos por la cultura, sociedad, y diversas ideologías tanto políticas

como religiosas. La música actual presente es, por definición, completamente

distinta a la compuesta en tiempos antiguos, tanto por la época en la que está

desarrollada como las reglas melódicas, armónicas y rítmicas que las fundamenta.

Pero si hay algo notable en ambas épocas musicales son los motivos o

razones por las cuales están inspiradas las composiciones, y tenía en la época

antigua y medieval una razón de ser entre las cuales se presenta como medio de

comunicación e influencia social (Fubini, 2005). En nuestros días la música aunque

presenta un público y un mensaje distinto enfocado en el mundo globalizado y no en

la manipulación del comportamiento civil como en la antigüedad aún así, se resalta

la importancia de transmitir un mensaje o una idea que llegue con más impacto a las

personas.

La religión nunca a estado eximida de la participación musical, aunque su estilo

ha evolucionado dejando a un lado el enfoque sacro tradicional a uno más popular y

contemporáneo sin abandonar lo espiritual y dándose mayores libertades de


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composición. Otro elemento por el cual la música de la época resalta es por la

importancia que se le tenía en la antigüedad al beneficio terapéutico de la música

que según los antiguos griegos era remedio para el cuerpo y la mente y actualmente

se ve reflejado este pensar en métodos como la musicoterapia.

El músico al igual que la música misma a presenciado diversos cambios y

cada época e inclusive género tiene una representación distinta cuya imagen es

característica y representativa. Aunque ahora corresponde caracterizar al músico

medieval, y ya que existen distintos perfiles musicales en la edad media podríamos

destacar dos en especial, los profanos que solían ser personajes viajeros,

trovadores de historias impactantes que narraba en son de versos; y, el músico

sacro, dedicado a la música litúrgica de la iglesia.

La tradición oral por la cual proviene el origen de la trova medieval fue

causante de problemas de interpretación del estilo musical siendo un género muy

lírico y libre dado como se mencionó anteriormente a historias y narrativas variadas

entre las cuales se incluían cantos religiosos a Maria (Cattin, 1987). Estos últimos

desarrollados propiamente por los trovadores ingleses. Ya desde la época antigua

los músicos pasaron del ámbito del espectáculo callejero y público a un sistema

formalizado de educación estricta en donde tenían la posibilidad de formar parte de

grupos profesionales denominados tecnitas dionisiacas (Indicios de las primeras

escuelas musicales griegas) y participar con otros en eventos grandes, de los cuales

se nos habla en las lecturas de Fubini de como Aristóteles no aprobaba la

participación de los músicos profesionales en estos eventos por su falta de interés

en el crecimiento y más en la satisfacción de la gente que los escuchaba.


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Luego está el músico sacro, personaje presente en las grandes catedrales e iglesias

dirigente del coro eclesiástico, tenía un lineamiento compositivo de melodía

monofónica el cual se caracterizaba por cantos específicos usados para

declamaciones congregacionales como los Gloria, los Aleluya, los Misericordia, etc;

que reflejaban el sentir de la ideología religiosa de la época. Muchos componían e

interpretaban sus propias obras en acompañamiento de los coros de la iglesia.

Estos músicos estaban dedicados a la vida eclesiástica y podían ser a su vez

sacerdotes o dirigentes de las congregaciones.


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Bibliografía

Fubini, Enrico. ​La Estética Musical Desde La Antigüedad Hasta El Siglo XX.​

Madrid: Alianza Editorial, 2005.

Vicente, Tania. ​Manual De Historia De La Música: Desde La Antigüedad

Griega Hasta Principios Del Siglo XVII.​ San José, Costa Rica: Editorial UCR, 2010.

Cattin, Giulio. ​La lírica Trovadoresca y trovera,​ Madrid: Editorial Turner,

1987.

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