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Aquellos que han quedado en el camino: la

pobreza en Chile

Integrantes
- Isidora Fuentes
Docente
- Victor Montre
Asignatura
- Desigualdad, pobreza
y políticas públicas
en Chile

Martes 30 de Abril del 2019


Universidad Católica de la Santísima Concepción
Desde hace ya muchos años, los países del mundo han ido evolucionando y
desarrollándose, algunos incluso han logrado posicionarse como “países desarrollados”
mientras que otros, se han ido quedando en el camino, a los que llamamos usualmente “en
vías de desarrollo”, sin embargo, y a pesar del desarrollo y del crecimiento del país, existe
un fenómeno que se da en todos ellos de mayor, igual o menor manera, el cual tiene directa
implicancia en la vida de los habitantes de los países, nos referimos a la pobreza.
Para poder hacer un análisis de la pobreza es necesario saber algunas acepciones del
término. Peter Townsend se refiere a la pobreza como la situación en la que viven aquellos
cuyos recursos no les permiten cumplir las elaboradas demandas sociales y costumbres que
han sido asignados a los ciudadanos; están material y socialmente carenciados en una
variedad de formas que se pueden observar, describir y medir, además, analiza tres conceptos
de la pobreza que se han desarrollado en el siglo XX, la pobreza como privación relativa,
como subsistencia y como necesidades básicas. (Townsend, 1993), por otro lado, el Banco
Mundial define pobreza como la imposibilidad de alcanzar un nivel de vida mínimo (Banco
Mundial, 1990), pero aquí surge la duda ya que ¿cuál es el nivel mínimo de vida? ¿cambia
según el país?, por lo que definición no parece completa del todo. Paul Spicker por otro lado,
reconoce once posibles formas de identificar la pobreza: como necesidad, estándar de vida,
insuficiencia de recursos, carencia de seguridad básica, falta de titularidades, privación
múltiple, exclusión, desigualdad, clase, dependencia y padecimiento inaceptable (Spicker,
1999). Otra acepción es la que la realiza la ONU por medio del Programa de Naciones Unidas
por el Desarrollo, quien presenta la pobreza como la negación de opciones y oportunidades
de vivir una vida tolerable (PNUD, 1997). La mayoría de las definiciones relacionan la
pobreza con el término carencia sin embargo, la definición de Townsend parece ser mucho
más completa, ya que se refiere no sólo a una carencia monetaria, sino en todos los ámbitos,
influyendo directamente en el desarrollo como persona y ciudadano.
Chile, al igual que otros países, también es escenario de pobreza por lo que la
existencia de mecanismos y organismos que miden este fenómeno son vitales. De forma más
global, y como primer indicador, encontramos el Índice de Pobreza Humana (IPH) creado en
1997 por la ONU como mecanismo de medición de pobreza de los países, siendo mucho más
completo, en comparación al IDH. La OCDE a través y en base a sus estudios y
recopilaciones, realiza también una medición de la pobreza. En el país, el mecanismo
encargado es la encuesta CASEN (Encuesta de Caracterización Socioeconómico Nacional)
realiza una medición del bienestar material de los hogares y a partir de estos datos se
desarrollan indicadores de distribución de ingresos, accesos a servicios sociales y pobreza,
constituyendo el principal elemento de medición socioeconómicos para el diseño y
evaluación de políticas publicas. Sin embargo, con el paso del tiempo, ha existido una
evolución a la hora de medir la pobreza, entendiéndose ya no sólo como una carencia de
ingresos, sino también como pobreza desde la carencia de cinco perspectivas: educación,
redes y cohesión, trabajo y seguridad social, vivienda y entorno, y finalmente, salud. La
carencia en estas cinco dimensiones es conocida como pobreza multidimensional, ya que no
sólo se atañe a lo monetario, sino a todos los ámbitos del desarrollo de la persona como tal.
Ante esto es imposible no preguntarse cual es la realidad de la pobreza en Chile, quien,
paradójicamente según estudios del IDH, se posiciona como el primer lugar en América
Latina, y también está dentro de los mejores porcentajes en la categoría mundial (PNUD,
2018).
Hace 20 años atrás la pobreza llegaba a un 70%, por lo que 2 de cada 3 personas en
ese tiempo, eran pobres, sin embargo, hoy en día el nivel de pobreza en Chile llega a un 8,6%,
en la que un 2,3% corresponde a pobreza extrema, disminuyendo en comparación al 2015
con un 11,7% (CASEN, 2017), lo que deja a entender que el país ha tenido una baja
considerable en un período de tiempo no muy extenso, sin embargo, la pobreza en las zonas
rurales sigue siendo aún más alta que en lo urbano, doblando su porcentaje, en la zona urbana
hay un 7,4% de pobreza frente a un 16,5% en la zona rural (CASEN,2017), se debe tomar en
cuenta que la población rural y la indígena siempre estarán propensas a la pobreza, y que
además, Chile hay un 90% de urbanismo, promoviendo la ida de las personas a la ciudad, ya
que el estado no tiene los suficientes recursos necesarios para la zona rural. La población
indígena tiene un porcentaje de 14,5% de pobreza frente a un 8,0% de la población no
indígena (CASEN,2017), por lo que se puede afirmar empíricamente la sentencia anterior de
que la población rural e indígena se verán mas perjudicados con respecto a la pobreza. Por
otro lado, siguiendo los lineamientos de la pobreza multidimensional, que como ya fue
mencionado, retrata la carencia del país en base a cinco dimensiones, Chile presenta un
20,7%, es decir, 3.530.889 personas (CASEN, 2017), frente a un 20,9% del año 2015, lo que
da entender que hay un estancamiento de la pobreza, esto debido a diversos factores como la
duplicación de los hogares sin servicios básicos, el resurgimiento de campamentos, la baja
en la tasa de crecimiento y la migración como fenómeno actual que tiene al país como
principal receptor de extranjeros, la encuesta CASEN, deja en evidencia que el porcentaje de
personas en pobreza multidimensional por región es mucho mayor en La Araucanía, donde
vive mucha población indígena, con un 28,5% ante un 16,4% de pobreza en Antofagasta,
donde hay mucho trabajo minero. Todos estos datos dan a entender un poco la realidad del
país y que éste aún esta inserto en un nivel de pobreza alto, teniendo en cuenta el desarrollo
del país, además deja en evidencia como el porcentaje de pobreza aumenta o disminuye
dependiendo del método de medición, sin embargo, al utilizar ambas mediciones oficiales de
medición de la pobreza, se tiene que en Chile hay 4.500.000 de personas (26% de la
población) que son pobres de alguna forma, ya sea monetaria o multidimensionalmente,
mientras que 600.000 (3,4%) viven la pobreza en todas sus formas.
A su vez, el problema de la pobreza se asocia a su vez a otro fenómeno, la desigualdad.
En el texto, Campos de Exterminio de la Desigualdad, se da a entender la desigualad como
la capacidad desigual para funcionar en plenitud como ser humano, la capacidad desigual
para elegir una vida de dignidad y bienestar en condiciones imperantes de tecnología humana
y conocimiento humano (Therborn, 2016) y por otro lado, en el libro Desiguales se da una
definición pero a su vez, da a entender la disputa en torno a la definición, ya que desigualdad
se va a entender como las diferencias que se consideren injustas, pero aquí surge la dicotomía
sobre que es considerado injusto, por lo que finalmente, se va a definir como las diferencias
objetivas que crean divergencias de oportunidades entre los grupos sociales (PNUD,2016).
Para entender la desigualdad dentro del contexto, o más bien, en relación con la pobreza, la
definición más afín, es la de Therborn, la cual es más integra. Si bien ambos términos se
pueden entender por separado, el estudio de ambos en conjunto podría dar una visión más
completa sobre la situación actual de Chile, además se debe dejar en claro que el país tiene
un porcentaje de 0.47 (OCDE en Fundación SOL, 2018) en el Coeficiente de Ginni, medidor
de la desigualdad de 0 a 1, siendo 0 la perfecta igualdad, lo que lo posiciona como el país
mas desigual de los que conforman la OCDE.
Según la encuesta CASEN realizada por el Ministerio de Desarrollo Social, la mujer
tiene un mayor porcentaje de pobreza de 9,0%, frente al hombre con un 8,2%, esto como
consecuencia de la desigualdad de ingresos y de género. Esta situación se puede entender ya
que la mujer se posterga en pos de la maternidad, o debido a que para ellas es mucho más
difícil obtener un puesto de trabajo, simplemente por el hecho de ser mujer, y en el caso de
que lo obtuviese, se da una desigualdad de los ingresos, incluso en el mismo cargo o función.
Según el INE, en base a la encuesta suplementaria de ingresos, entre 2014 y 2017, las mujeres
recibieron un ingreso con brechas mayores a 29,3% (ESI, 2018), en desmedro de ellas, en
comparación a los hombres. Según la OCDE, se esta haciendo un avance gradual en la
inclusión de la mujer dentro del ámbito laboral, sin embargo, en chile sigue perpetuando una
brecha salarial de genero importante, lo cual lo mantiene en la posición treinta a nivel
mundial, sin mayores cambios entre el 2016 y 2017 (OCDE en PWC,2019). Ante esta
situación, se puede entender e incluso relacionar directamente la desigualdad con la pobreza,
esto debido a que la mujer como persona siempre será más pobre debido a que se encuentra
en inequidad con respecto al hombre, lo cual puede ser evidenciado en el trabajo o incluso a
la hora de contratar un plan en una Isapre, porque la mujer siempre tendrá que pagar más
dinero, por el hecho de ser mamá, ya que, según la encuesta ESOMAR el hecho de tener un
hijo aumenta tu probabilidad de ser pobre, es decir, solo por el hecho de ser mujer te
encuentras en un nivel de desigualdad y de pobreza mayor que el hombre, o en otras palabras,
ser mujer es estar más propensa a la pobreza.
En el ámbito educacional también se da una relación entre desigualdad y pobreza,
esto es básicamente, que las personas que tienen menos ingresos o son pobres, no tendrán la
misma oportunidad de acceder a una educación de calidad provocando una desigualdad
escolar, ya que los contenidos no serán lo mismo y tampoco la preparación. Según los datos
recopilados por la encuesta CASEN, 76% de los jóvenes del quintil accedieron a la educación
superior frente a un 42% de los del quintil 5 (PNUD, 2017) entendiendo la clasificación por
quintil en base al ingreso per cápita de los hogares, por otro lado se comienza a gestar una
desigualdad desde los dos años, es decir, una vez que los niños entran al jardín, generando
una pobreza tanto educacional como de conocimientos. Si bien Chile ha avanzado en sus
políticas educacionales, queda claro como la inequidad del ingreso económico tiene como
consecuencia el diferente accesos a la educación superior.
La pobreza junto con la desigualdad se puede relacionar explícitamente en el modelo
social que coincide con la realidad de Chile actualmente, este es el modelo de Igualdad de
Oportunidades frente al modelo de Igualdad de posiciones que expone el sociólogo francés
François Dubet, los cuales se asocian a modelos políticos-socioeconómicos. El modelo de
Igualdad de Posiciones busca generar un acercamiento de las distintas posiciones sociales, es
decir, lograr una cohesión social y solidaridad orgánica entre los miembros de la comunidad
(Dubet, 2011), es decir, en este modelo debería de existir una mayor equidad frente a lo cual
debiese existir menos pobreza, ya sea educacional, económica, etc, pero la igualdad a la que
se busca llegar es en base a reducidas oportunidades y libertades. Por otro lado, el modelo
social de Igualdad de Oportunidades, al contrario del anterior, se centra en una sociedad con
mayores libertades y oportunidades pero acentuando la desigualdad, ya que le brinda una
importancia al mérito, ya que se entiende que todos tienen la misma oportunidad de acceder
a los mismos lugares, trabajos, colegios, etc., además, este modelo se asocia a con el modelo
económico del neoliberalismo el cual basa forma de surgir o tener mejores condiciones de
vida con el dinero, mientras que el primer modelo se asocia a ideas socialistas. Como se
anuncia anteriormente, el modelo de Igualdad de Oportunidades de Dubet, es el que tiene
más afinidad con la realidad chilena, sin embargo, es este mismo modelo el que genera una
mayor desigualdad al creer que todos tenemos las mismas condiciones y sólo el esfuerzo nos
hará acceder a oportunidades, lo cual en la realidad suele ser un poco utópico al creer que
una persona que nació y estudió en un lugar vulnerable podrá tener las mismas oportunidades
de alguien acomodado que estudió en un colegio de élite, ya que donde naces, donde estudias,
tu nivel socio económico incide directamente en el nivel de pobreza o riqueza, por otro lado,
al basarse en un modelo económico neoliberal que tiene su base en el dinero o el capital, deja
en un lugar lejano a la población que carece de los recursos necesarios para surgir o tener
mejores condiciones de vida, se entiende que el modelo no deja surgir a las personas porque
las oportunidades nunca serán las mismas en la realidad concreta y que ayudara a perpetuar
las inequidades y diferencias tan marcadas en el país. Sin embargo, en una realidad utópica
se podría concretar una mezcla entre ambos modelos que destaquen lo mejor de cada uno: la
movilidad social y la integración, conllevando a su vez, disminución en la pobreza y en la
desigualdad.
Es importante aclarar que el concepto de pobreza es equiparable con el de desigualdad
sin embargo como señala Sen (1981), analizar la pobreza como un problema de desigualdad
o viceversa, no le haría justicia a ninguno de los dos conceptos. Es claro que ambos conceptos
están relacionados, pero ninguno de los dos sustituye al otro. Es decir, una transferencia de
ingresos de una persona de ingresos altos a otra con ingresos menores, puede resultar en una
reducción de la desigualdad, pero podría dejar la percepción de la pobreza intacta.
Tradicionalmente la pobreza era mediada a partir del ingreso per cápita de los
hogares, como una medición más tradicional, sin embargo, con el paso del tiempo surge una
medición mas completa que permite comprehender de mejor forma la realidad de muchos
chilenos esto gracias a la medición de la pobreza multidimensional. Sin embargo, esto
provoca que Chile aumente su nivel de pobreza ya que el porcentaje cambiará según el
método, por lo que nos preguntamos si realmente el gobierno está efectuando cambios para
la sociedad chilena, en especial para aquellos que más lo necesitan y que están en una
situación vulnerable. En una primera instancia es de urgencia básica que el porcentaje de
pobreza disminuya considerablemente pero se debe tomar en cuenta que esto no depende del
gobierno, sino del estado, de las políticas publicas que se implementan con el fin de ponerle
un freno o disminuir la pobreza. Si bien es sabido que el gobierno ha sabido actuar frente a
este fenómenos con becas estudiantiles, subsidios, bonos, etc., surge la pregunta si realmente
se hace responsable o son los temas que menos importan dentro de la agenda, y si, por lo
tanto, las medidas que están tomando son efectivas para disminuir la pobreza en el país. Por
otro lado se debe tomar en cuenta que el fenómeno de la migración va a seguir provocando
un aumento de la pobreza ya que en general, la población migrante carece de recursos para
establecerse de forma estable e higiénica en el país por lo que la regulación para con ellos
debe ser permanente para que no exista un incremento de la pobreza debido a esta situación.
De esta misma forma, se debe evaluar mejor por parte del ejecutivo si los planes para la
educación realmente conllevan a una disminución de la pobreza y a una equidad educacional,
como lo es por ejemplo, el plan de trabajo “Educación con Equidad de Género” que busca
avanzar en la equidad de condiciones y oportunidades de las mujeres en el ámbito educativo,
lo que conllevaría, si es que se lleva a cabo en su totalidad y con efectividad, a que la pobreza
de las mujeres disminuya, teniendo en cuenta que la educación es el vehículo para reducir la
pobreza y la desigualdad y que la mujer, es la más perjudicada en comparación al hombre.
Ante el problema de la pobreza, el cual ha sido tema de muchos organizamos, se han
establecido algunas proyecciones con miras a disminuir la pobreza, según los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS), para el año 2030 se busca garantizar que todos los hombres y
mujeres, en particular los pobres y los vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos
económicos y accesos a los servicios básicos, la propiedad, entre otros. También se busca
fomentar la resiliencia de los pobres y las personas que se encuentran en situaciones de
vulnerabilidad y reducir su exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos
relacionados con el clima y otras perturbaciones y desastres económicos, sociales y
ambientales. Implementar a nivel nacional sistemas y medidas apropiados de protección
social para todos, incluidos niveles mínimos y, de aquí a 2030, lograr una amplia cobertura
de las personas pobres y vulnerables y lograr erradicar para todas las personas y en todo el
mundo la pobreza extrema (ONU, 2016), tomando en cuenta que actualmente se considera
que sufren pobreza extrema las personas que viven con menos de 1,25 dólares de los Estados
Unidos al día), siendo este objetivo el que presenta un mayor desafío ya que necesitara ayuda
tanto como de la población como de los gobiernos de los países para poder erradicarla en su
totalidad, pero también surge la pregunta si Chile apoyará en su totalidad la integración de
los ODS en los planes nacionales de desarrollo y en los presupuestos, ya que es probable,
que el sector privilegiado sea el que sufra en desmedro del sector más vulnerable, situación
que no es muy concurrente en el país, ya que en general se busca la comodidad de las personas
que más tienen. Cuando Chile dice que está buscando el desarrollo, ¿cuanta es la gente queda
“atrás” en la parte no visible de este crecimiento siendo parte de ese porcentaje de pobreza?
Porque claro está que el crecimiento económico de un país debe ser inclusivo con el fin de
crear empleos sostenibles y promover la igualdad, lo que a futuro conllevaría a una
disminución de la pobreza en sus diversas dimensiones, y no se puede establecer claramente
si el país o el gobierno está motivando este objetivo de forma concisa.
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