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2018
I. INTRODUCCIÓN
Qué difícil resulta enfrentar, justificar y entusiasmar a otros con un curso de moral
cristiana. Difícil por varios motivos.
Por una parte, es un curso que se ofrece a personas que si bien han optado por el
seguimiento de Cristo, no todas enfrentan la moral de la misma manera. Esto sólo como
punto de partida, pues es menester reconocer que además hay tantas posturas personales
frente a diversos dilemas éticos de la actualidad como tantos son las personas en esta sala
de clases. Probablemente el abanico de opciones es tan numeroso que llega a ser
representativo del pensamiento de la sociedad actual. En algunos habrá indiferencia
frente al tema moral, en otros, recelo y escepticismo. Hay quienes el tema de la moral
cristiana les despierta rabia y desconfianza en un contexto donde la Iglesia católica no se
ha manifestado como modelo de ella. Y, en una sociedad donde la libertad, la autonomía
y la independencia de todo parámetro que guíe o dirija sus conductas, ha sido el bastión
que ha determinado que el campo moral quede restringido esencialmente al fuero más
íntimo y personal de cada uno. Si este es mi cuerpo, es mi vida, es mi dinero, es mi
futuro, es lo que quiero, ¿por qué otros tienen que decirme qué debo o no debo hacer,
qué es lo bueno o lo malo para mi vida personal?
Por otra parte, las instituciones que históricamente se habían erigido como modelos
de moralidad personal y social, se encuentran cuestionados. Su teoría y prédica sobre el
buen hacer contrasta profundamente con la ejecución personal o colectiva de aquello que
han pregonado. Instituciones políticas, económicas, jurídicas y religiosas que antaño
fueron una autoridad sólo por la autenticidad de su investidura, hoy han perdido
credibilidad por conductas de personas particulares que han desdicho aquellos valores
sobre los que se sustentaban.
Sin embargo, en este contexto, que ha sido llamado de múltiples maneras: crisis
moral, inmoralidad, involución moral, amoralidad, etc., hay una gran necesidad de
alcanzar un comportamiento honesto, transparente y coherente entre lo que se piensa y
se realiza. Hay, sobre todo, un ansía de saltar por encima de los dobles discursos y de
actuar conforme a lo que cada uno cree en conciencia. No hay miedo a decir y a actuar
en relación a lo que se considera correcto y verdadero.
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sino entrar en la lógica de la moral como realidad inherente al ser humano. Una
estructura antropológica, personal y social que le permite al ser humano autocontruír su
vida en vistas a la humanización de la sociedad. La búsqueda de ser mejor en la
concreción de la vida es una tendencia humana a la que todos los seres humanos nos
dirigimos. ¿Por qué sólo nuestra especie nace y se desarrolla en vistas a un proyecto de
autoconstrucción que traspasa las fuerzas instintivas de la naturaleza y las necesidades
básicas? ¿Por qué sólo las personas aspiramos a hacer de nuestros comportamientos
opciones de vida y expresiones que manifiestan algo de nosotros mismos? ¿Por qué no
nos conformarnos sólo con existir en vistas a la sobre vivencia? En nuestra contextura
antropológica, ¿tendrá algo que decir el llamado a trascender y a mirar más allá de
nuestra materialidad? La divinidad que siempre ha acompañado a todo hombre y mujer
en diversas expresiones religiosas, ¿tendrá algo que ver con nuestra necesidad de ser
mejor?
Ya en el Antiguo Testamento, Dios, desde la Alianza amorosa que realiza con el ser
humano, pide normas que, si bien son rígidas por el contexto cultural, están enmarcadas
dentro del amor. .En su pedagogía Dios va acompañando a su criatura, tomándole de la
mano. Lo conduce por caminos que exigen mayor compromiso personal con el amor a
Yahvé y a los semejantes. Finalmente, con la entrega de su propio Hijo, las exigencias
morales reposan sobre el amor en todas sus dimensiones, incluso al enemigo. Hoy es el
Espíritu del resucitado quien nos exhorta constantemente a sustentar nuestras conductas
en el amor a Dios y al respeto fundamental a la dignidad humana y cuidado de nuestro
ecosistema.
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es absolutamente inevitable en el ser humano, pues todo lo que hacemos tiene un
carácter moral, y todos nuestros actos están cargados de un juicio moral.
Pero, ¿cómo llegamos a darnos cuenta de que la moral está enraizada en nuestra
contextura humana? ¿Cómo a lo largo de la vida va surgiendo en nosotros la distinción
entre la maldad y la bondad? ¿Qué nos conduce a pensar que una conducta es correcta o
incorrecta?
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Ahora bien, podríamos circunscribir la moral sólo al ámbito de la voluntad
humana. Es sólo la meta que busco conseguir y los pasos que me conduzcan a ella de
acuerdo a mi conveniencia o inconveniencia, dejando de lado mi ser social y la búsqueda
del bien común. Sin embargo, cabe preguntarnos si aquello que busco realmente apunta a
convertirme en mejor persona o, pese a que es lo que quiero ser, apunta a mi propia
deshumanización. Dentro de mis búsquedas personales, también es necesario preguntarse
si lo que es bueno, satisfactorio y conveniente para mí, también favorece mi entorno
social y apunta a hacer que quienes me rodean también sean mejores. Por tanto, no basta
que la pregunta ética comience y termine en el ámbito personal, recordemos que ser
persona implica nuestra contextura social. Eso somos.
Aun así, todo bienestar situado en la concreción histórica, no es más que una
anticipación de la plenitud humana que encuentra su reposo final en el encuentro del
hombre con Dios. En efecto, el Dios único de la revelación cristiana, el mismo que ha
creado al hombre a su imagen y semejanza, es quien conduce al hombre a la plenitud de
su existencia en la concreción de la historia y a un llamado que sobrepasa la vida misma.
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algunos mitos que tenemos con respecto al tema y que, en algunas ocasiones nos alejan
de lo específico de la moral en lugar de acercarnos a ella.
LA MORAL NO ES:
LA MORAL ES:
- Una ciencia que a la vez es un proyecto (qué quiero ser) y es práxica (qué
debo hacer). Es decir, es teórica y práctica. No es sólo una moral
intelectualizada, es, sobre todo realización personal y social.
- Es una ciencia cuyo objeto es:
- Estudiar el acto humano en cuanto bueno.
- Objeto material: comportamiento humano
- Objeto formal: la bondad humana.
1. DE UN FENÓMENO HUMANO
1.3. - El Ethos. Hace relación a las fuerzas autónomas del hombre para
constituirse a sí mismo. El hombre construye su forma de vivir. Las acciones que
realiza son libres, dentro de las posibilidades dadas y auto creadas. Por tanto,
sólo el hombre se determina a sí mismo. Esto es lo característico de su
comportamiento.
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Conclusión: ética es la creación de un estilo y de una manera determinada
de vivir.
3.1. - La ética al tratar sobre lo que el hombre ha de vivir para llegar a ser lo que
debe ser se convierte en un proyecto. El proyecto es práctico, es algo que se
puede hacer, pero que aún no se realiza. En concreto es un proyecto del deseable
humano.
3.3. - La ética, porque espera algo, es denuncia del presente y rechazo de los
contravalores de este presente.
3.4. - La ética, porque espera algo, realiza los auténticos valores humanos, que
van haciendo su aparición en las diversas situaciones históricas.
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En el pasado y hasta nuestros días, hemos usado los términos ética y moral bajo
diversas connotaciones. El concepto de moral tuvo un carácter religioso y ligado,
muchas veces, al campo de las costumbres o de lo que diversos grupos exigían a sus
miembros. Por ejemplo en el uso ordinario el término «moral» supone, de algún modo, la
presión de unas normas vigentes en un grupo social dado como lo confirman los
sintagmas: «moral burguesa», «moral tradicional» o «moral y buenas costumbres» o “la
moral cristiana”. En cambio, la palabra ética estaba restringida, más bien, al ámbito
personal y civil de los comportamientos. Si elegimos una frase que lo grafique podríamos
decir: «esto lo he hecho por motivos éticos», “esta es mi ética” o “estudiaremos ética de
las profesiones”, está aludiendo vagamente a un deber que supone que ha emanado de la
«propia intimidad», de la conciencia subjetiva que posee cada sujeto, y no de la inercia y,
menos aún, de alguna presión exterior. El concepto de ética ha sido interpretado
desligándolo de su sustrato religioso y ha sido relacionado a su ámbito civil y laico. ¿Qué
ha pasado con ambos términos? ¿Por qué lo hemos usado de múltiples maneras?
La palabra ética, según la conocían y usaban los griegos, tenía una doble
interpretación dependiendo de su forma de escritura. Ética proviene del griego ethos. Si
dicho término es escrito con épsilon (“e” breve, significa “costumbre”, “hábito”,
designación que insiste más que en la intimidad del sujeto como fuente de sus actos, en
las conductas que se reproducen por fuerza de las costumbres aprendidas en la sociedad
y transmitidas a lo largo del tiempo.
En cambio si la palabra ethos estaba escrita con (eta o “e” prolongada alude
al lugar donde la persona habita, sea país o morada. Aplicado a las conductas dice
relación a su lugar interior, a su mundo personal, desde donde surgen las actitudes y los
actos humanos. El lugar de su responsabilidad moral, allí donde se hace cargo de aquello
que percibe, toma sus decisiones y actúa de una manera determinada. Ethos concebido
de esta manera deriva, finalmente, en carácter, forma de ser, estilo personal de vivir y que
se traduce en comportamientos concretos. Es la fuente intima del sujeto desde donde se
explican las conductas que establece consigo mismo, en sus relaciones interpersonales y
con la naturaleza.
Ambas expresiones: carácter y costumbres, no son ajenos entre sí, pues nuestro
carácter se va forjando al interior de un núcleo social que es transmitido a través de
costumbres y tradiciones. Estas costumbres, trasmitidas esencialmente por la familia, nos
conectan o nos desconectan con un lugar afectivo y emocional que me hace repetir o
rechazar diversas costumbres que son significativas, pues han sido transmitidas por
personas a quienes estimo o desestimo. Si en la construcción personal de mi propia
familia, preciso reactualizar las navidades o determinadas fiestas parecidas a como las
celebré en mi niñez, eso significa que detrás de este deseo se esconde un valor que
considero constructivo para mi nuevo hogar y que forma parte del estilo de vida que
sueño. Si por el contrario, hay costumbres que no quiero volver a vivir, es porque estas
no fueron buenas para mí y no quisiera repetir esos modelos para mi propia construcción
personal y familiar. Recordemos que el carácter se forma, entre otras cosas, a partir de
las costumbres.
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de ethos, se privilegió más la acepción de ethos escrita con épsilon o “e” larga y es,
justamente aquella que alude a costumbre. Para ello se utiliza el vocablo “moralitas”, que
viene de la raíz “mos o mores”, que significaba para los latinos costumbres y maneras
permanentes de comportamiento que se viven al interior de una morada, de un hábitat.
Paulatinamente se pierde la segunda acepción que aludía al lugar más intimo del sujeto y
la moral se fue entendiendo ligada más a las costumbres de una sociedad, que a un estilo
personal de construir la vida.
Hoy la moral o ética apunta a religar estos dos conceptos, costumbre y carácter,
para hacer hincapié en la vitalidad contenida en nuestras conductas y costumbres
morales. Sea por costumbre, sea por una búsqueda personal, siempre la moral aludirá a
la opción que hace cada sujeto y la sociedad en su conjunto para vivir de una
determinada manera.
Hay muchas esferas sociales que regulan nuestra vida; las leyes, las religiones, las
costumbres y la moral. ¿Todas están a un mismo nivel de compromiso con ser humano?
¿Podemos decir que lo bueno legalmente es también lo bueno moralmente? ¿Podemos
decir que lo permitido socialmente es lo bueno éticamente?
El primer nivel es el sociológico, el que dice relación con las costumbres. Expresa
la aprobación o desaprobación de actitudes por lo que acepta o desaprueba la sociedad o
grupos culturales sin mayor reflexión: el comportamiento que se acepta socialmente o se
tolera, es bueno. Todo depende de lo que se acostumbre a hacer. Pero no todas las
costumbres son moralmente aceptables, este es el nivel más superficial de la moral. Si la
moral se queda en este nivel, se convierte en una serie de costumbres que cambian según
el país, la cultura, la moda, la época o la opinión pública. Entonces no se puede hablar de
una eticidad sólida y permanente. En Chile fue una costumbre bastante extendida castigar
físicamente a los niños en la escuela. La varilla estaba siempre presente en la sala de
clases, los profesores tenían la autoridad para su uso y los padres estimulaban esta
costumbre: “la letra con sangre entra”. Esta costumbre estuvo sujeta a un proceso de
educación social, donde se concluyó que era inmoral y hoy nos paceré una aberración.
El segundo niveles el nivel jurídico. Aquel que tiene que ver con lo lícito e ilícito
legalmente. Es un poco más profundo que el nivel sociológico. No solo considera lo que
es costumbre, sino lo que es permitido por la ley. Pero no todo lo legal es bueno. Si la
moral se queda en este nivel, se convierte en una moral legalista que no ha llegado a la
conciencia de la persona. Además, no siempre las leyes son justas. Por eso no podemos
considerar criminal o inmoral a una persona condenada por la ley sin antes analizar bien
si la ley es justa. En Chile la antigua ley de afiliación distinguía entre hijos legítimos e
ilegítimos. Hijos nacidos dentro del matrimonio o fuera de él. Hijos con derechos e hijos
sin derechos. Luego de un proceso de maduración moral, la sociedad se dio cuenta que
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esto era claramente una discriminación y regula que ante la ley todos los hijos deben ser
iguales. La ley cambia en vistas a una reflexión ética que es mucho más profunda.
Lo justo.
Este nivel cuestiona a los dos anteriores: ¿Esta costumbre es justa, humana, o por
lo contrario es injusta, es dañina a la dignidad y los derechos de las personas o de la
convivencia social? ¿Esta ley es justa, humana, o por el contrario es dañina a la dignidad
y los derechos de la persona o de la convivencia social? Por tanto desmitifica las
costumbres y critica la ley. Estas preguntas podemos hacérnosla ante cada actuación de
los hombres que queremos evaluar desde el punto de vista ético, porque la verdadera
moral es la que tiene el hombre como fundamento, como sujeto, centro y fin.
Hoy resulta difícil establecer una sola opinión con respecto a lo que es bueno o
no lo es desde el punto de vista ético. Está claro que lo que es bueno para unos no lo es
para otros, y así lo demuestran las diversas decisiones que distintos hombres han tomado
en la historia. Para unos la guerra es buena, pues es el único medio que tiene un pueblo
para defenderse, para otros significa una catástrofe que se debe evitar. En nuestro país,
para unos es buena, necesaria y justa la pena de muerte, para otros, es innecesaria.
Ambos puntos de vista tienen una sólida argumentación en favor o en contra.
Nos encontramos con diversos patrones que nos señalan que es lo bueno:
1. La ley: lo que la ley dice que se debe o puede hacer, eso es bueno, y lo que
prohíbe la ley es malo.
2. Los textos sagrados: todas las religiones han puesto por escrito lo que su dios
pide, por lo tanto, de acuerdo a mis creencias religiosas, lo que dice el texto
sagrado que no se debe hacer es malo, y lo que permite hacer es lo bueno.
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Porque dios así lo dice. Será preciso establecer más adelante, lo propio y
específico de la Sagrada Escritura como norma de comportamiento.
3. La sociedad: Es bueno hacer lo que todos hacen, lo que es admitido por todos,
lo reprobado,”lo mal visto”, es lo malo.
4. Lo utilitario: Las cosas son buenas porque nos producen buenos resultados, “el
fin justifica los medios”. Debo hacer aquello que me es útil, eso será bueno para
mí. O bien las cosas son malas porque producen malos resultados.
5. La historia es una tarea moral y, por tanto, el espacio del protagonismo libre y
responsable como fin que es y artífice de su propia realización.
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7. Esto implica, finalmente, buscar caminos de realización del “deseable humano”,
en la situación que vive cada uno. Hay tres caminos que conducen al deseable
humano:
c) La sabiduría vital: Aquellos hombres que por una amor activo hacia el
prójimo han sabido apropiar la verdadera humanidad, y que, en muchos
casos, les ha costado la vida. Ej. Martín Luther King, Madre Teresa de
Calcuta, hasta el mismo Jesucristo.
La teología, que tiene por finalidad hacer comprensible la fe de la Iglesia en cada época y
circunstancia, busca iluminar con la palabra revelada por Dios el comportamiento de
todos los hombres. Desde la fe, existe una determinada idea de hombre basada en la
experiencia de fe en la persona de Jesucristo.
3. La vida del hombre es un bien inmenso, que no puede ser vivida bajo la
servidumbre del temor de la muerte, sino que adquiere consistencia y
definitividad cuando en el seguimiento de Jesús se entrega en el servicio de
caridad de los hombres.
1. LA CONCIENCIA MORAL
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tenido tanta importancia en la discusión política, médica, científica, y porque no decirlo
en la reflexión cotidiana de la gente. ¿Cuáles son las causas de este cambio?
2. La ley objetiva ha cedido parte de su dominio en función del factor subjetivo del
actuar humano, de él, el más importante, la conciencia.
La cultura griega, sobre todo la filosofía moral, fue la primera que en forma
sistemática reflexionó sobre el comportamiento humano. Es lógico, por tanto, que fuera
en este ámbito donde se afrontara el fenómeno de la conciencia. La filosofía moral griega
le dio el nombre de SYNEIDESIS. SYN, Concomitancia, acompañamiento. OIDA,
conocimiento. No podemos desconocer que la noción de conciencia existía antes que el
concepto, pero es indudable que la conceptualización y sistematización griega ha sido
fundamental.
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En la filosofía griega, y sobretodo, en la corriente estoica, el concepto de
conciencia moral, adquiere ya un perfil de testigo y juicio valorativo que el propio sujeto
ejerce sobre sus acciones.
2.- No existe una conciencia pura, en el sentido de que la conciencia sea el objeto de una
percepción pura. Tenemos conciencia al tener contenidos de conciencia, de tipo ético,
afectivo, emocional.
4.- La conciencia no tiene una localización neurológica. Sin embargo se pueden señalar
ciertas estructuras el sistema nervioso central.
La ley objetiva o externa es una llamada que se le dirige al hombre desde fuera. Es
objetiva, es decir, colocada enfrente de la persona. En cambio la conciencia moral es una
norma interiorizada de la moralidad. ¿Qué significa esto?
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1.- La conciencia es una norma interior que actúa con una fuerza autoritativa, es decir,
tiene un aspecto obligante para el ser humano, pues obliga y compromete a la persona,
en muchos casos más de lo que puede obligar una ley objetiva. Por ser una norma de
moralidad, por ella pasan todos los valores humanos de la existencia.
2.- La conciencia moral no es una norma autónoma, pues no hace lo bueno y lo malo, no
c rea la moralidad, ya que no crea la realidad, por lo tanto la conciencia moral tiene un
papel manifestativo, manifiesta y obliga a determinadas conductas, pero no inventa los
valores, estos están objetivados desde fuera.
Finalmente, decimos con la Constitución Gaudium et Spes que “en lo más profundo de
su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo,
pero a la cual el debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de
su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal; haz
esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón en
cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente”.
NIVEL PRECONVENCIONAL
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Socionomía Creación de una Actitud crítica frente a lo
subcultura de valores entre entregado en la
los grupos de pares heteronomía. Cambios en
los comportamientos y
creación progresiva de la
propia identidad moral.
Autonomía Compromiso personal con La responsabilidad social
los valores que capacita la constituye un desafío
Identidad personal. Los crítica ética hacia la creativo buscando siempre
demás se consideran sociedad y uno mismo. estructuras más humanas y
como personas a quienes Identidad personal. Los humanizantes.
hay que respetar y demás se consideran como
apoyar. personas a quienes hay que
respetar y apoyar
Para que la actuación en conciencia sea perfecta, debe existir: Rectitud, Verdad
y Certeza.
1.- Rectitud o conciencia recta, son aquellas decisiones de la persona que son fruto de la
coherencia entre lo que la persona piensa y hace, Hay un comportamiento auténtico y
coherente entre lo que dice y hace. La conciencia recta tiene toda la dignidad de la
conciencia. Cuando tenemos una persona que actúa en conciencia, de acuerdo a lo que
cree, pero conciencia recta sus contenidos no están de acuerdo con la verdad objetiva,
hablamos de conciencia recta, pero errada. Por otra parte, cuando la persona no es
sincera consigo misma y actúa en forma maliciosa, hablamos de conciencia viciosa.
La rectitud de conciencia es lo que une a los cristianos con los hombres de buena
voluntad, pues tenemos personas no creyentes, que interiormente viven valores
profundos de la existencia humana, cuya fuente para los cristianos son la experiencia de
Cristo.
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3.- La certeza de conciencia, o conciencia cierta, es aquella que al actuar está segura, lo
más cercano a la verdad objetiva y a la rectitud de conciencia, a la hora de decidir. No se
puede actuar con conciencia dudosa.
El valor es el marco de referencia o el marco dentro del cual se señalan las condiciones
que permiten la humanización de la persona.
Existe una escala de valores, pues no todos los valores están al mismo nivel. Hay tres
áreas básicas de valores:
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Felicidad: La felicidad es un estado psicológico que pasa en un estado
anímico. La capacidad de dar soluciones a los diferentes aspectos del vivir
cotidiano, hace del individuo más o menos feliz. Cabe destacar que, tal
sensación de autorrealización y plenitud, confiere a las personas felices una
mayor serenidad y estabilidad en sus pensamientos, emociones y actos.
Algunos estados anímicos asociados a la felicidad son la alegría y la euforia.
La felicidad puede provocarse por realizar una buena acción, por estar en
compañía de los amigos, etc...
Honestidad: La honestidad es una cualidad humana consistente en
comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los
valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede
entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los
hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la
relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.
Humildad: La humildad es una calidad o característica humana que es
atribuida a toda persona que se considere un ser pequeño e insignificante
frente a lo trascendente de su existencia o a Dios según si se habla en
términos teológicos. Una persona humilde generalmente ha de ser modesta y
vivir sin mayores pretensiones: alguien que no piensa que él o ella es mejor o
más importante que otros. El concepto de la humildad en varias confesiones
es a menudo mucho más exacto y extenso. La humildad no debe ser
confundida con la humillación, que es el acto de hacer experimentar en algún
otro o en uno mismo una vergonzante sensación, y que es algo totalmente
diferente.
Amor: El amor es considerado como el conjunto de sentimientos que se
manifiestan entre seres capaces de desarrollar inteligencia emocional o
emocionalidad. El amor no sólo está circunscrito al género humano sino
también a todos aquellos seres que puedan desarrollar nexos emocionales con
otros, por ejemplo, delfines, perros, caballos, etc.
Paz: La paz (palabra derivada del latín pax = absentia belli) es generalmente
definida como un estado de tranquilidad o quietud, como una ausencia de
disturbios, agitación o conflictos. Al igual que la paz entre amigos,
compañeros de trabajo o más personal, entre parejas es importante para el
buen funcionamiento de sus interrelaciones o relaciones entre sí.
Respeto: Es el reconocimiento del valor inherente y los derechos innatos de
los individuos y de la sociedad. Éstos deben ser reconocidos como el foco
central para lograr que las personas se comprometan con un propósito más
elevado en la vida. Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes o la
actuación de las personas. También tiene que ver con la autoridad como
sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros. El respeto
ayuda a mantener una sana convivencia con las demás personas, se basa en
unas normas de diferentes sociedades e instituciones. El respeto nos ayuda a
tener amigos y buenas relaciones ya que si tú respetas te respetan. Valor
moral que faculta al hombre para el reconocimiento, aprecio y de valoración
de las cualidades de los demás y sus derechos, ya sea por su conocimiento,
experiencia o valor como personas.
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presidencia será llevar a nuestro país a la prosperidad"). Como sinónimo de
causa (ejemplo, "una piedra fue la responsable de fracturarle el cráneo").
Como una propiedad positiva, la virtud de ser la causa de los propios actos,
es decir, de ser libre.
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Conocimiento: El conocimiento es más que un conjunto de datos, visto solo
como datos es un conjunto sobre hechos, verdades o de información
almacenada a través de la experiencia o del aprendizaje (a posteriori), o a
través de introspección (a priori). El conocimiento es una apreciación de la
posesión de múltiples datos interrelacionados que por sí solos poseen menor
valor cualitativo. Significa, en definitiva, la posesión de un modelo de la
realidad en la mente.
Trabajo: en sociología y antropología, el trabajo es una de las principales
actividades humanas y sociales. Para la Doctrina social de la Iglesia católica el
trabajo implica asumir un rol co creador y co redentor. Trabajo es la ciencia
que estudia el hacer una labor o producir algo a cambio de un salario o
sueldo.
ANTIVALORES
Así como hay una escala de valores morales también la hay de valores inmorales o
antivalores. La deshonestidad, la injusticia, la intransigencia, la intolerancia, la traición, el
egoísmo, la irresponsabilidad, la indiferencia, son ejemplos de esto antivalores que rigen
la conducta de las personas inmorales. Una persona inmoral es aquella que se coloca
frente a la tabla de los valores en actitud negativa, para rechazarlos o violarlos. Es lo que
llamamos una "persona sin escrúpulos", fría, calculadora, insensible al entorno social.
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saber más que él, negándose a aceptar críticas o a debatir sus puntos de vista,
considerados por él como verdad absoluta. El soberbio puede llegar a invertir
grandes recursos (tiempo, dinero y esfuerzo) en intentar demostrar
testarudamente su errado punto de vista.
Odio: El odio es un sentimiento negativo, de profunda antipatía, disgusto,
aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, situación o
fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir aquello que se odia.
Guerra: Muchos dicen que la Guerra es la continuación de la diplomacia
llevada de otra forma. Luego, la Guerra es una de las más viejas formas de
relación entre estados. Supone el enfrentamiento organizado de grupos
humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales o
humanos (la esclavización) y se producen por causas no bien conocidas entre
las que suelen estar las culturales, mantenimiento o cambio de relaciones de
poder, dirimir disputas económicas o territoriales... (estas guerras también
pueden ser guerras civiles).
Irrespeto: Irrespetamos nuestros sentimientos cuando no los valoramos, para
cumplir con el mandato de no sentir o no expresar lo que sentimos,
empleando muchas veces el rebusque como mecanismo de defensa. Entonces
en lugar de expresar nuestras emociones las represamos, por el miedo a ser
juzgados. Esto va a formar parte del sistema de creencias que incorpora
mensajes en los primeros años de vida del niño, y que luego éste si los acepta,
los convertirá en mandatos. Y así, obtendremos una gran gama de reprimidos.
Irresponsabilidad: El culto a la irresponsabilidad muy difundido en nuestro
país. Generando que "Dar la Palabra" no tenga ningún valor o significado.
Pues el incumplimiento es casi tradición. Esto genera molestias entre
personas que la sufren o compañías que dependen de proveedores, etc. Uno
de los signos más inequívocos de la decadencia moral de nuestro país es
precisamente el nivel de irresponsabilidad que priva en muchos niveles. Basta
mirar el alto índice de deserción escolar, de perversión sexual, de cuanta cosa
hablan los medios de difusión para asegurar que esta generación es la muestra
más real de la irresponsabilidad humana.
Altanería o soberbia: La soberbia (del latín superbiam) u orgullo consiste en
una estima exagerada de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la
atención y el honor. Para la Iglesia Católica encabeza la lista de los siete
pecados capitales que escribiera Santo Tomás de Aquino. La causa por la que
la soberbia ocupa este lugar tan principal se debe a que fue la pasión que
provocó la rebelión y caída del cielo del ángel Lucifer. Sin embargo conviene
no olvidar la connotación positiva, que, ya en su origen latino, posee esta
palabra; puesto que la calificación de un acto como soberbio puede ser
sinónimo de óptimo o de bella factura. También, se toma como persona que
se conduce de manera prepotente o, incluso, grosera.
Intolerancia social: Es aquella donde el individuo quiere que solo su opinión
sea escuchada y no acepta las ideas de los demás.
Divisionismo: Napoleón dijo: ..."divide y vencerás...". En nuestra sociedad
¿Cuántas veces no nos dividimos? ¿Y quién vence? La Anarquía. En otras
sociedades se trata un conjunto de ideas aportadas por diferentes posiciones
ideológicas. Pero una vez tomada una idea todos se vuelcan para que
funcione; ganando todos de esta forma.
Perjuicio: Perjuicio es todo aquel menoscabo material o moral que alguien
sufre tanto en su persona como en sus bienes y que es causado en violación
de una norma jurídica por la que otra persona ha de responder.
- Agresiones verbales.
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- Continuos intentos de intimidación.
- Agresiones físicas.
- Intento de hacer al otro/otros la vida imposible.
- Profundo sentimiento de odio.
- Preocupación o estrés si una de las personas involucradas no tiene por
enemiga a la otra (lo padece esta última).
Normalmente se produce en un entorno personal, debido a ciertas diferencias
que hayan surgido entre varias personas y que no hayan sido arregladas
adecuadamente. No obstante, puede haber enemistad entre ciertos colectivos,
aunque lo primero es lo más frecuente. Puede ser consecuencia de la envidia.
Enemistad: La enemistad es la relación contraria a la amistad. Consiste en
una aversión, no necesariamente mutua, aunque sí frecuentemente, entre
varias personas. Se manifiesta con:
Envidia: La envidia es un sentimiento experimentado por aquel que desea
intensamente algo poseído por otro. La base de la envidia es el afán de poseer
y no el deseo de privar de algo al otro, aunque si el objeto en cuestión es el
único disponible la privación del otro es una consecuencia necesaria. La
envidia es una sensación desagradable que ocasiona conductas desagradables
para los demás.
Desigualdad o no correspondencia justa y exacta: Podría ser lo referido a
una situación en la que no todas las personas y ciudadanos de una misma
sociedad, comunidad o país, tienen iguales derechos y obligaciones.
Injusticia: La definición sería algo difícil de establecer, pues se debe ver el
contexto en que se aplica la definición. Pero en el mas amplio concepto sería
"El incumplimiento de un pacto". Las leyes, códigos y/o reglamentos son
pacto entre los Hombres para poder convivir y el no cumplimiento de ellos le
llamamos injusticia.
Infidelidad: No trata simplemente del engaño entre parejas. También está las
consecuencias sobre hijos, familiares y amigos que en ocasiones sufren las
consecuencia de estos actos. La infidelidad, en sí, es un acto de traición hacia
la pareja; traición en la confianza depositada en ella (O él). De la cual no es
posible repararse. Es como la rotura de un vaso de cristal de roca, pueden
pegarse las partes, pero su belleza habrá desaparecido, es irreparable.
Ignorancia: La ignorancia es la ausencia de conocimiento. Se refiere a un
"estado de permanecer ignorante" o desinformado. Ejemplo: "Pepe perdió el
debate a su ignorancia (ausencia de conocimiento) sobre la materia."
Pereza: Pereza, del latín pigritĭa, es la reticencia o el olvido en realizar
acciones, movimientos o trabajos. Según la Iglesia Católica, es uno de los
siete pecados capitales, si bien antiguamente se la denominaba acedía o
acidia, concepto más amplio que tenía que ver con la tristeza o la depresión.
Todos los seres vivos que se mueven, tienden a no malgastar energías si no
hay un beneficio, que no tiene por qué ser seguro e inmediato: puede ser algo
probable o que se obtendrá en un futuro.
¿Absoluto o relativo?
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Haciendo referencia al contenido del valor, no al dato histórico, el valor se refiere a
realidades absolutas, si por realidades absolutas se entiende a aquello que no está en
función de otra cosa. Consiguientemente, el valor moral es una categoría absoluta, en
cuanto sirve de mediación a realidades incondicionales y no instrumentalizables.
El valor abarca el polo subjetivo y objetivo dentro del cual la persona crece y
vive.
¿El valor moral es una realidad subjetiva (cada persona crea sus valores) o es una
realidad objetiva (el valor reside fuera de la persona humana)?
Si el valor fuera una realidad puramente subjetiva, cada uno crea su escala de valores,
entonces estaríamos negando el ser social del hombre, porque caeríamos en un
individualismo cerrado donde cada uno construye su mundo. , sus metas y su realización
independiente de los otros.
Por otra parte, si fuera un a realidad sólo objetiva, que se nos impone desde fuera, sin
que tenga nada que ver con nosotros, ¿cómo sabríamos que invita a la realización
personal y social?
22
b) Por contagio: por fuerza del ejemplo o del ambiente
c) Por rechazo: sintiendo la incoherencia de comportamientos
desvalorizados.
d) Por la ciencia: mediante procesos discursivos.
Una vez captados los valores, son expresados en normas que por fuerza han de tener una
formulación abierta y creativa.
La moral cristiana transforma este mundo de valores en una civilización del amor,
inaugurado por Dios en la persona de Jesús.
2. NORMAS Y VALORES
A primera vista, tal principio parece ser la ley. Es cierto que las leyes positivas
difícilmente pueden justificar su misma valía normativa si no se remiten a una autoridad
anterior a ellas mismas.
23
a. Noción de norma
El diccionario define norma como “regla que se debe seguir o a que se deben ajustar las
conductas, tareas, actividades, etc.”
Desde aquí se puede deducir tanto su necesidad como su peligrosidad. Por una parte, es
absolutamente necesaria, en cuanto revela y evidencia la majestad de los valores
enraizados en la persona, educa para su percepción y ulterior realización, favorece la
comunión y el consenso, y también la discusión y también el disenso creativo sobre los
mismos.
Pero, por otra parte, en eso mismo consiste su debilidad y su riesgo. El ser humano
puede o bien despreciar la norma moral al ignorar su relación última con los valores, o
bien absolutizar la norma como si esta se identificase adecuadamente con el valor moral.
b. Ley y moralidad
Para Santo Tomás las acciones humanas no son malas por haber sido prohibidas por
una determinada ley, divina o humana, sino que son prohibidas por ser malas en si
mismas, por pasar a llevar un valor. Dígase lo mismo de la bondad del comportamiento.
La bondad o maldad preceden a las leyes.
24
acciones o las omisiones de los hombres son buenas o malas en la medida en que
orientan al ser del hombre, que al mismo tiempo su fin objetivo y su fin operativo. En
realización a esa identificación y esa armonía está su felicidad. Es la suya una moral de la
felicidad, más que una moral del deber extrínseco.
c. Esquemas normativos
En los últimos tiempos se han diseñado dos sistemas de aplicación de las normas
morales: EL DEONTOLÓGICO Y EL TELEOLÓGICO.
Admitiendo la complejidad del problema, el profesor Tony Mifsud sugiere las siguientes
pistas en vistas a una posible solución:
1
Teología Moral Fundamental. José Ramón Flecha Andrés. B.A.C. Madrid, 1997. (213-218. 239)
25
entender los actos, aunque estos sean contrarios a las normas, mantienen el juicio
negativo y la persona sigue siendo culpable, pero la pena y la sanción debe estar
sujeta a una moral situada.
UNIDAD II
1. COSMOVISIÓN JUDIA
Para el israelita de esta época, Dios es el supremo que, si bien acompaña al hombre en
sus problemas cotidianos y va con ellos a la guerra para conquistar su tierra, siempre se
encuentra arriba en los cielos. Es un Dios supremo que no puede ser mirado cara a cara
sin que su interlocutor pierda la vida. El ser humano vive sobre la tierra. Una tierra que
le es propicia para la vida, pero que de Dios depende su inundación, su sequía o su
fertilidad. Bajo los pies del hombre se encuentra el Seol o el hades griego. Un lugar
2
Hacia una moral liberadora. Moral Fundamental I. Tony Mifsud. Ed. San Pablo, Chile, 1993 (131)
26
abismal, oscuro y al que no accede el Dios de los vivos. Es el destino de todos los
mortales, bueno o malos. De eso nos habla la Biblia: Números 16,33; Job 7,9 y Salmo
6,6, entre otros.
27
El Código de la Alianza consignado en Ex 20,22-23,19. Redaccionalmente
prosigue el texto del Decálogo y pertenece como él a las cláusulas que
explicitan el querer divino en la narración de la estipulación de la Alianza
del Sinaí. En el Código de la Alianza se regula la vida de Israel en sus
varios aspectos: Derecho civil y penal (Ex 21,1-22,20), normas sobre el
culto (20,22-26; 22,28-31; 23,10-19), moral social (22,21-27; 23,1-9).
El Código deuteronómico (Dt 12,1-26,16). Contiene: normas
sobre las observancias religiosas (12,2-18, 22), normas de Derecho
penal (19,1-21,9), sobre el matrimonio (21,10-23,15), sobre la
protección de los débiles e indefensos (23,16-25,19), y leyes
rituales (26,1-15).
Ley de la santidad (Lev 17-26). Se trata de un código, probablemente
compilado en las últimas épocas de la monarquía, de carácter ritual, de
una parte, y estrictamente moral de otra. La moral es concebida como
santidad y, a su vez, la santidad que ha de poseer Israel tiene que hacerse
semejante a la de Yahwéh, su Dios.
e. La moral de los profetas está en relación a los códigos morales de Israel. Ellos
interpretan las violaciones de la ley de la Alianza y las maldiciones-castigos del
pacto como juicios de Dios contra Israel. Reconoce el papel primario de la moral
en el contexto de la alianza. Por ello reaccionan ante una interpretación
demasiado jurídica de la alianza. Condena de la injusticia social (Am 4,1-3; 5,10-
12; 8,4-6); la conversión (Am 4, 6-12); el "día del Señor" (Am 5, 18-19; 8, 9-14).
Se preocupan por la recuperación de su pueblo, no a través de las guerras, sino
del cuidado hacia los pobres y oprimidos. (Mi 3.9-11); la responsabilidad
individual (Ez 14, 12-33; 18); los pecados del pueblo y su raíz en la obstinación
(sentido de la fórmula casa de rebelión).
28
g. De finales del exilio tenemos el Déutero-Isaías: un texto único en muchos
aspectos, proclama una inminente restauración de Israel sobre la base del perdón
total de sus culpas y de una renovación de todos los dones salvíficos del pasado:
un nuevo éxodo, una nueva alianza, un nuevo santuario, una nueva realeza de
Dios. La santidad de Dios (Is 5, 19-24); los pecados de Jerusalén y de Judá (Is
2, 6-4, 1; 13, 8-24); los Asirios como instrumento del castigo divino; el
mesianismo real: el libro del Emmanuel (Is 7, 10-17; 9, 1-6 y 11, 1-5). el
monoteísmo teorético y la polémica contra los ídolos (Is 44, 9-20); universalidad
de la salvación; el "Siervo del Señor" y su cumplimiento en Jesucristo; la
conversión; la universalidad de la salvación; la nueva Jerusalén y su futuro
glorioso (Is 61, 1-3)
El sufrimiento del pasado ha sido fecundo (los cantos del siervo) y al pueblo se
le abre un nuevo camino seguro de fidelidad; la idolatría es ya objeto de sátiras.
Hasta la perspectiva de Jer 31 y de Ez 36 -una alianza nueva mediante una ley
escrita en los corazones-es sustancialmente optimista: Dios supera con creces la
fragilidad del hombre con sus dones; un mundo restaurado hará posible la
fidelidad moral y el auténtico culto. La ruptura con el pasado es tajante; ahora
cada uno responderá de sí mismo (Ez 18).
El principio común en que se apoyan los distintos escritos del período del exilio
ha de verse en la dependencia de la moral respecto a la realización escatológica
de la salvación. El comportamiento justo del hombre sólo es posible en la
comunión con Dios y en el mundo renovado que Dios prepara; sólo en la
novedad de Dios hay lugar para una humanidad justa, y la medida de la justicia
humana es la acogida fiel y gozosa de la novedad de Dios.
Pero a mitad del siglo II a.C. el judaísmo se vio sacudido por el grave
problema de tener que valorar moralmente la posibilidad de adaptar formas
helenísticas de vivir, bien por libre elección o por imposición forzosa, como
ocurrió en Judea bajo Antíoco IV. Muchos consideraron lícita la helenización;
29
otros se opusieron en nombre de la fidelidad a la ley, dando origen a la violenta
reacción militar de los Macabeos y a la exaltación del conservadurismo hasta el
martirio. Otros se opusieron tanto a la helenización como a la reacción armada;
fueron quizá los que dieron origen al grupo de los fariseos. Fuera de Palestina, en
cambio, especialmente en Egipto, las costumbres helenistas, incluso las
gimnásticas y deportivas, fueron integrándose en la forma de la vida de los judíos,
hasta el punto de que Filón habla del tema con admiración. Frente a las
novedades históricas sólo queda la posibilidad de buscar, con el debate, la mejor
decisión moral. Otros conflictos igualmente tensos se sucedieron hasta el tiempo
de Jesús a propósito de la necesidad de testimoniar con acciones la ilegitimidad
de la ocupación de su tierra por parte de opresores extranjeros.
1
De Lubac, Paradoja y misterio de la Iglesia, Ed. Sígueme, Salamanca, 1967. p.34
30
Nos señala Juan: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos
visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado y palparon nuestras manos acerca del
Verbo de vida; porque la vida se manifestó y la hemos visto, y testificamos, y os
anunciamos aquella vida eterna, la cual estaba con el Padre y nos ha aparecido” (1Juan
1,1-17). Esta es la experiencia realizada por los discípulos de Jesús. Los “suyos” lo
conocieron en la medida que se vincularon con una persona en la concreción de la vida.
A través de los testimonios evidenciados en el Nuevo Testamento, podemos conocer la
envergadura que significó para los hombres y mujeres de su época, relacionarse con
Jesús en la cotidianeidad y, desde allí, vislumbrar el sentido que adquiría para ellos la
promesa de salvación. Sólo desde estos testimonios vitales, podemos entender la
apropiación que Jesús realiza de la historia y de los contextos de cada uno de sus
semejantes, y cómo concede, desde las necesidades más humanas, la salud, el perdón y la
paz.
31
misión en este mundo. Misión que no es otra que acercar el misterio de Dios al hombre
a partir de su propia vida.
Así nos lo transmite Pablo en Filipenses 2,6-8: “Cristo (...) el cual siendo de
condición divina, no codició el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo
tomando una condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su
porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una
muerte de Cruz (…). La relación de Dios con su pueblo supone, como ya lo ha dejado
entrever Dios mismo antes de la venida del Hijo, su vinculación con la historia y la
experiencia humana. Una de las características de Yahvé que sorprende a los israelitas es
el compromiso que su Dios tiene con los acontecimientos más relevantes para la
subsistencia de su nación. Dios les va mostrando su amor a través de signos tangibles
que comprometían la existencia del pueblo. Sin embargo, la grandeza de Dios, operada
desde las necesidades del pueblo, son un preámbulo de lo que había de venir. No era
suficiente el ir manifestándose en la historia, sino que Dios envía a su propio Hijo al
mundo para hacerse parte de la historia. Así lo señala la Carta de Pablo a los Hebreos
1,1-2: “Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres
por medio de los Profetas. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo
(…)”. Dios se hace visible en el despliegue que Jesús realiza de su vida. No sólo en lo
que Jesús asume de la existencia humana, sino que en el llamado que Jesús realiza, a
través de sus opciones, a un nuevo modo de vida que tiene como fundamento el Reino
de Dios. En el desarrollo de la vida de Jesús podemos constatar el compromiso que
tiene Dios con la historia y el ser humano. En la naturaleza del Hijo, humana y divina a la
vez, está contenida, toda la finitud y el anhelo de trascendencia del ser humano. El Hijo
anuncia a su Padre desde dicha contextura esencial, por lo tanto, en los actos más
concretos realizados por Jesucristo, está implicado todo su ser personal. Así lo expresa
Henri de Lubac:
(…) “Los discípulos inmediatos de Jesús vieron todo lo que el misterio de la persona de
Jesús implicaba, todo eso que se había sentido en el señorío de Jesús, en el misterio de su
persona”2
32
definitiva de Dios para nuestro mundo. Tolo lo anunciado por Dios a lo largo de la
historia encuentra su resumen en la encarnación de Cristo. Por sobre cualquier análisis
teórico de la revelación, aparece la figura del Jesús, como quien hace elocuente la
palabra de Dios para los hombres. A partir de estos acontecimientos Dios entregó un
nuevo significado a la historia del hombre, tal como lo canta María en el magnificat, la
historia vivida y sufrida por el Hijo son el augurio de una nueva humanidad.
De igual modo que, para acercarnos al ser de Dios, estamos atentos a descubrirlo
en sus acciones en favor de la criatura humana, para comprender el significado de la
presencia del Hijo en el centro de la humanidad, es preciso acceder a su vida y entender
de qué manera en su propia historia está contenida nuestra salvación. Todo cuanto
Jesucristo hizo en favor de los hombres, sus opciones, su vida, muerte y resurrección,
nos revelan el ser mismo del Hijo y, en él, se nos posibilita adentrarnos en el misterio de
Dios.
33
de la experiencia humana, ya sea en relación con los enfermos y los sanos, los ricos y los
marginales, los “santos” y los pecadores, la humanidad ha visto a su propio Padre.
De la misma manera en que Jesús actúo desde su ser personal, todas aquellas
acciones que realizó en vistas a la liberación de todo el universo, surgen de experiencias
que implicaron el anonadamiento del hijo en la estructura de la humanidad. Y en este
anonadamiento estaba comprometida toda su persona. Así, el acontecimiento de la
resurrección como donación divina de vida eterna y visión beatífica de Dios para el ser
humano, se enmarca dentro de actos concretos que conducen a Jesús a la muerte. Una
muerte de cruz envuelta en la traición, la humillación, el dolor y el abandono. Los
testigos más directos de Dios no repararon en describir la agonía y muerte de Jesús en el
contexto que implica una muerte cruenta e injusta. Del mismo modo que no escatimaron
palabras para dejarnos traslucir la angustia y frustración vivida por los “suyos”. El Hijo
de Dios, su lenguaje más explicito, ha bajado al abismo para posibilitar el encuentro entre
Dios y el hombre. Jesús no nos habla de la paradoja que se esconde detrás de la vida a
partir de un discurso ajeno a sí mismo, sino que, desde sus propias alegrías y soledades,
nos trasmite la promesa de Dios para el hombre y, en esta promesa, el ser mismo de
Dios. “Cuando ya no se hable de la historia absoluta de la idea divina o de su suprema
enajenación aun vivirá para siempre la fe en Dios que se encarnó en la historia y que en
ella se “aniquiló” por nosotros. Cuando ya no se hable de “Viernes Santo especulativo”
ni de Calvario de la Historia”, la cruz de Jesús seguirá floreciendo y dando frutos de
Vida”4 .
Es tan grande la paradoja que se esconde tras la vida de Jesús y, sobre todo, tras
la experiencia de su muerte que resulta poco entendible para un ser humano carente de
fe, poder entender este lenguaje de Dios. A los creyentes les quedas asumir que el
seguimiento vital de Cristo implica hacer el mismo camino del crucificado y resucitado.
¡Pero cómo! ¡El que es el mismo poder y la misma sabiduría de Dios, en quien
fueron creadas todas las cosas, visibles e invisibles, hemos de creer que está circunscrito
en los estrechos límites de este hombre que apareció hace poco en Judea, que entró en el
seno de una mujer, que nació niño, que daba vagidos como todos los recién nacidos”5.
4
De Lubac, Henri, Por los caminos de Dios, p. 146
5
De Lubac, Henri, Meditación sobre la Iglesia, p.44
34
Dios, quien en su cercanía al mundo, nos manifiesta la grandeza de su ser de un
modo tan paradójico, también y de modo progresivo, nos va revelando que la relación
entre el Padre y el Hijo, está anclada en una comunión que sobrepasa el tiempo y el
espacio.
3. Significado de la encarnación
35
Al referirnos al Cristo preexistente se le está dando su lugar a la persona de Jesús
que vive junto al Padre desde siempre, pero proyectado en relación a la salvación
humana. No existe una división polarizada entre el Logos que vive junto a Dios desde
antes de la creación y la persona de Jesús. Él es el Misterio del Verbo encarnado. Aquí
radica una de las grandes paradojas que nos ofrece la revelación divina y que se explican
sólo desde esta misma trascendencia: ¡El que es, empieza a ser: el infinito es creado y el
espacio le contiene… El Verbo se hace sensible, el Invisible se hace visible, el Intocable
es palpado, el Intemporal entra en el tiempo, el Hijo de Dios se hace hijo del
hombre!”6Dos realidades, Dios y humanidad, que hasta la venida de Jesucristo eran
comprendidas de manera divergente, se vuelven una sola en la persona del Hijo. El Hijo
preexistente, el que desde siempre ha estado junto al Padre. El mismo que ha sido parte
de la creación de la humanidad, la sabiduría de Dios, se ha hecho uno más de los
hombres bajo una biografía que no dista, en un principio, a la de muchos de nosotros.
Paradoja que se vuelve mucho más contradictoria cuando el Hijo de Dios no sólo nace
entre los pobres, sino que además muere crucificado. En esto reside el gran misterio
cristiano: el Hijo de Dios ha salido del corazón del Padre para sumergirse en la debilidad
humana7. En el Logos divino, Dios realiza amorosamente el designio que ya tenía
preparada desde toda la eternidad: Reunir todo bajo la persona de su Hijo cuando llegara
la plenitud de los tiempos. Preparado históricamente durante siglos, anunciado por los
profetas bajo diversas figuras: el Mesías, el Dios con nosotros, el Hijo de David, el
primero de toda creación, imagen de Dios invisible. Todos ellos nombres asignados a
Cristo que nos dan cuenta de su preexistencia, trascendencia y gloria. Títulos que, en la
persona de Jesús, jamás marcaron una distancia infranqueable entre lo eterno y lo
temporal, sino que, por el contrario, fueron señalando la unidad entre Dios y el hombre y,
con ello, la vocación original del ser humano a aspirar a la visión de Dios. Este Cristo
preexistente y el que llega a ser uno de nosotros es el mismo. El Emmanuel anunciado
desde antaño y anhelado como única esperanza de un pueblo desmembrado, se hace
carne en el seno de María y en la muerte de cruz. De esta manera no sólo es quien habla
en nombre de Dios, sino que es el mismo Dios que se hace hombre para darse a conocer
a la humanidad8.
En el Hijo fue pensada y creada toda la humanidad. El mismo por quien se habían
hecho los siglos, ahora, en la plenitud de los últimos tiempos viene a recrear la
humanidad mediante el hito de la Encarnación y el anuncio de la consumación.
“Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos” (Hebreos 13, 8) El Cristo
preexistente hace el tiempo se inserta en él y le otorga sentido a la misma temporalidad.
Se involucra en el devenir y en la finitud humana para redimirla9. Consecuentemente, el
Verbo no sólo ha estado en la vida de la humanidad desde sus orígenes, sino que también
es lo que explicará el sentido del ser humano al fin de la historia. “Yo estaré
continuamente con vosotros hasta la consumación de los siglos” (Mateo, 28,20). En la
Palabra hecha carne se ha asumido el tiempo y su llamado final. El ser humano ha sido
creado en el Verbo y es en él en quien alcanza la redención. En esto consiste el primado
de Cristo en la historia del que nos habla Pablo en la carta a los Colosenses 1,15-20. “El
es Imagen del Dios Invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron
creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, tronos,
dominaciones, principados y potestades: Todo fue creado por él y para él, él existe con
6
De Lubac, Henri, Meditación sobre la Iglesia, p. 43
7
Cf. De Lubac, Henri, Meditación sobre la Iglesia, p.365
8
Cf. De Lubac, Henri, Catolicismo, aspectos sociales del dogma, p. 123
9
Cf. De Lubac, Henri, Catolicismo, aspectos sociales del dogma, p.100
36
anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia. Él es también la cabeza del cuerpo
que es la Iglesia; él es el principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él,
el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en el toda la plenitud y reconciliar
por él y para él todas las cosas pacificando mediante la sangre de su cruz, los seres de la
tierra y de los cielos”. El único sentido de la humanidad es haber salido de Dios y no
encontrar la paz hasta el encuentro personal con el Dios Padre. En este mismo sentido,
la Encarnación del Hijo no implica sólo la visibilidad de Dios en la corporeidad humana,
sino que implica la asunción que el Verbo hace de la naturaleza humana en su totalidad.
“Asumiendo una naturaleza humana se ha unido, incorporándola así, la naturaleza
humana, y toda ella por entero le sirve en alguna manera de cuerpo. Toda ella la llevará
al calvario, entera la resucitará y entera la salvará”10.
Como ya hemos dicho en la primera parte de estos apuntes, para los judíos la
voluntad de Dios se manifiesta en la Ley, en la Torah y en la creación, y se
manifestará también en la acción escatológica futura (o consumación del Reinado de
Dios).12
- Al margen de lo prescrito por la Torah para todos los judíos, algunos sabios o
maestros habían ido reflexionando sobre la creación y la vida, en donde veían escrita la
voluntad de Dios. Porque Dios creó el mundo mediante su sabiduría; por eso la sabiduría
humana pudo extraer de él (del mundo), mediante la observación, pautas para la
10
De Lubac, Henri, Catolicismo, aspectos sociales del dogma, p.31
11
De Lubac, Henri, Catolicismo, aspectos sociales del dogma, p.148
12
Armstrong, Cox, Sergio. Jesús de Nazareth. Apuntes preliminares.
37
conducta humana. A la larga, estas reflexiones y pautas de conducta se irían integrando
en la Torah, identificándose sabiduría y Ley.
- La espera del final de los tiempos (escatología), que incluía el juicio divino
sobre las acciones humanas, constituía una poderosa motivación para ajustar la vida al
querer de Dios. No se trataba sólo del temor, sino sobre todo de la convicción de que un
mundo renovado, en que se hiciera presente de modo total la voluntad divina sería fuente
de plenitud y de gozo.
1. Jesús y la Torah
38
La fórmula en voz pasiva "han oído que fue dicho a ustedes", se refiere
indudablemente a Dios, sin nombrarlo. Es como decir "Dios les dijo a ustedes (en la
Torah) pero yo les digo".
Se considera a las antítesis como una toma de posición ante la Torah. El sentido
de la fórmula antitética es: "Han oído ustedes que un día (en el Sinaí) Dios dijo a sus
antepasados: 'no matarás'... Pero yo les digo (mejorando lo anterior, sin negarlo)...". La
Torah aquí no es criticada ni abolida sino trascendida o profundizada. Sólo es posible
cumplir la voluntad de Dios si, además de ajustar la propia conducta a sus preceptos, nos
dejamos guiar por ellos hasta los sentimientos más íntimos. Jesús distingue entre la
revelación de Dios y la prolongación que hace de esa voluntad Él mismo ("pero yo les
digo")16.
a. El primer mandamiento
"Se acercó uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido
muy bien, le preguntó: '¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?' Jesús le
contestó: 'El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y
amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y
con todas tus fuerzas.'" (Mc 12,29-30).
"Han oído (ustedes) que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será
reo ante el tribunal. Pues yo les digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano,
será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano 'imbécil', será reo ante el
Sanedrín; y el que le llame 'renegado', será reo de la gehenna de fuego." (Mt 5,21-22).
No basta con no matar al hermano, es necesario ir más lejos y evitar el odio y las
descalificaciones. Hay una evidente exageración en los insultos que cita Jesús (que son
casi inofensivos). El Maestro no pretende un cumplimiento literal de sus palabras, sino
una nueva mentalidad que debe ir al "espíritu" de la norma.
16
MERZ, A. - THEISSEN, G., op. cit., p.408.
39
"Han oído (ustedes) que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo les digo: Todo el que
mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón." (Mt 5,27-
28).
No basta, según Jesús, con no tener relaciones sexuales con la mujer del otro; es
fundamental también no codiciarla para sí mismo 17.
"Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa
con una repudiada por su marido comete adulterio." (Lc 16,18).
"Han oído (ustedes) también que se dijo a los antepasados: No jurarás en falso, sino
que cumplirás al Señor tus juramentos. Pues yo les digo que no juren en modo alguno:
ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es la piso de sus
pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu
cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea el
lenguaje de ustedes: 'Sí, sí' 'no, no': que lo que pasa de aquí viene del Maligno." (Mt
5,33-37).
Había dos excepciones que eran reconocidas por casi todos los grupos judíos: la
salvación de la vida y la autodefensa en caso de guerra. Jesús amplía las excepciones
17
"Mirar con deseo" no se refiere al simple sentimiento espontáneo de atracción sexual; sino al acto
voluntario de alimentar el deseo e incluso llegar a hacer planes para acostarse con la mujer o quitársela
al marido.
18
Por ejemplo, se consideraba que caminar más allá de cierta distancia transgredía el precepto. ¿Qué
distancia? Según los qumranitas, 1000 codos (450 metros); según los fariseos, 2000 (900 metros).
40
sanando a enfermos que no están en peligro de muerte y permitiendo que los discípulos,
por causa del hambre, arranquen espigas en sábado (Mc 2,23ss).
Al añadir estas excepciones Jesús no se sale de los marcos del Judaísmo. Había
grupos judíos que habían agregado otras (por ejemplo, salvar a un animal en peligro). Lo
curioso, en el caso de Jesús, es que Él presenta estas excepciones como transgresión del
mandato. ¿Por qué motivo? Se han dado varios, que son, a mi juicio, todos válidos: a)
ético: la prioridad de la ayuda a las personas sobre los preceptos rituales; b)
escatológico: la nueva realidad del Reino presente en este mundo implica la derrota de
Satanás (Lc 13,16); c) mesiánico: Jesús manifiesta una autoridad comparable con la de
David (Mc 2,25ss).
A estos motivos hay que añadir la situación concreta de Jesús: unos carismáticos
itinerantes 19a veces necesitaban aprovisionarse de comida en sábado; en el caso de las
curaciones de enfermos, un sanador itinerante a veces sólo puede curar en sábado porque
al día siguiente va a estar en otro lugar.
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del
aneto y del comino, y descuidan lo más importante de la Ley: la justicia, la
misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello."
(Mt 23,23).
Se trata de un impuesto para el Templo. Jesús pone por sobre este mandato, sin
suprimirlo, la justicia, la misericordia y la lealtad.
c. El precepto de la pureza
" Llamó otra vez a la gente y les dijo: 'Óiganme todos y entiendan. Nada hay fuera del
hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo
que contamina al hombre. Quien tenga oídos para oír, que oiga.'
Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre
la parábola. Él les dijo: '¿Conque también ustedes están sin inteligencia? ¿No
comprenden que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, pues
no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?' -así declaraba
puros todos los alimentos-. Y decía: 'Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina
al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas:
fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje,
envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y
contaminan al hombre.'" (Mc 7,14-23).
19
Así pueden ser calificados Jesús y sus discípulos, como se verá más adelante.
41
lepra hace también impuro. La impureza se supera mediante un sacrificio de expiación o
lavados, según el caso 20 .
Con el tiempo, los fariseos fueron aplicando estas normas cultuales a todos los
ámbitos de la vida, y lo que originalmente tenía alcance ritual y cultual había ido
tomando un sentido espiritual y moral. Así, se han conservado hoy algunas listas de
profesiones impuras: unas son consideradas tales porque son ocasión frecuente de
deshonestidad (transporte, pastoreo, juegos de azar); otras, porque implican el riesgo de
contraer enfermedades (los médicos), o por ser simplemente repugnantes (lavanderos,
basureros, carniceros, curtidores de pieles), o, por último, directamente transgresoras
(cobro de impuestos, prostitución). Había diversos grados de impureza: por ej.: un
cobrador de impuestos era más transgresor que el que atiende un establecimiento para
baños 21.
En las palabras de Jesús hay una prioridad de las opciones morales por sobre las
rituales. Sin embargo, Jesús no suprime la distinción (a diferencia de Mc), sólo le resta
valor.
4. Reflexión final
¿Cabe concluir con ello que Jesús, con su ética cosmopolita, abandonó el mundo
limitado del Judaísmo? Al contrario; las dos tendencias de su ética sirven para certificar
la identidad y posibilitar la vida judía.
- por la práctica del amor a los enemigos deben distinguirse de los pecadores y de
los paganos (Lc 6,32ss; Mt 5,47);
- por la renuncia al status social, los que quieren ser los primeros deben ser una
imagen de contraste para la vida de los paganos (Mc 10,42-44);
20
Cf. ESCUELA BÍBLICA DE JERUSALÉN, “Nueva Biblia de Jerusalén”, op. cit., nota a pie de
página a Lev 11, p. 132. Las normas sobre pureza e impureza se encuentran en los caps. 11 a 15.
21
ETCHEGARAY, H. “La práctica de Jesús”, op. cit., 1981, pp 161 – 162.
42
- por la liberación de la preocupación por la subsistencia deben distinguirse de los
"paganos" y buscar primero el Reino de Dios (Mt 6,32ss; Lc 12,30ss).
Los adeptos de Jesús deben cumplir la voluntad ética universal de Dios, de forma
que justamente eso pueda hacer visible la identidad de los judíos frente a los paganos.
10,29-32: “(29) Pero él (el escriba), queriendo justificarse, dijo a Jesús: ‘Y ¿quién es
mi prójimo?’
El texto aludido de Lev 19,33 22 considera "prójimo" a los miembros del Pueblo
de Israel. Lev 19,33 23 extiende el contenido del texto anterior a los extranjeros
22
“No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Yo, Yahvé (te lo digo)".
23
"Cuando un forastero resida entre ustedes, en la tierra de ustedes, no lo opriman. Al forastero que
reside entre ustedes, lo mirarán como a uno del pueblo de ustedes y lo amarás como a ti mismo; pues
también ustedes fueron forasteros en la tierra de Egipto. Yo, Yahvé, su Dios."
43
inmigrados al país; sin embargo, la traducción griega de los LXX traduce "ger"
(extranjero) por "prosélito" designando a los extranjeros convertidos al Judaísmo. En esa
misma línea va la literatura rabínica. Hubo maestros como Filón, que interpretaron el
concepto de prójimo en una línea universalista, pero no parecen haber tenido mayor eco.
En la conducta del sacerdote y del levita, Jesús recoge hábilmente la visión que
tiene el interlocutor. De ellos no se puede esperar mucho; son símbolos de una religión
exterior y decadente.
10,33 b -35: “...y al verle tuvo compasión; (34) y, acercándose, vendó sus heridas,
echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a
una posada y cuidó de él. (35) Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al
posadero y dijo: ‘Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.’”
10,36: “(36) (Jesús dijo) ‘¿Quién de estos tres te parece que se hizo prójimo del que
cayó en manos de los salteadores?’ (37) Él (legista) dijo: ‘El que practicó la
misericordia con él.’ Le dijo Jesús: ‘Vete y haz tú lo mismo.’”
24
Por eso es tan empobrecedor ese modo de interpretar las parábolas que busca “sacar su enseñanza”,
“su moraleja”, entendiendo por ésta una indicación de “qué es lo que hay que hacer”.
44
"Han oído ustedes que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo les
digo: Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan, para que sean hijos de
su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e
injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen
eso mismo también los publicanos? Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué
hacen de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Ustedes, pues, sean
perfectos como es perfecto su Padre celestial." (Mt 5,43-48).
Esta extensión mira hacia el interior de la sociedad judía, a aquellos grupos a los
que la gente se siente normalmente superior y con los que evita en lo posible el trato
social. Hemos visto el trato de Jesús con los publicanos y prostitutas. Muchos de ellos
mostrarán un amor que supera al de los escribas y fariseos (Lc 7,37-39). La acogida de
los pecadores debe ser la respuesta humana al perdón divino (Lc 7,41-48; Mt 18,21-35)
- ¿Puede subsistir una sociedad que no castigue los delitos más graves de sus
miembros invocando el perdón?
45
Aquí es necesario retomar el tema del doble seguimiento de Jesús. Es necesario
un grupo marginal de "locos", que viva anticipadamente aquí y ahora el estilo de
relaciones del Reinado de Dios, que sea un signo claro de ese Reino.
Sin embargo, lo que ellos viven debe ser vivido por todos, aunque sea de un
modo limitado, de modo de ir conduciendo gradualmente al conjunto de la sociedad
hacia el tipo de cultura que Dios quiere.
Sin los locos, los embates de la realidad cotidiana terminarán sepultando la utopía
del Evangelio, que quedará como letra muerta. Sin los "adherentes sedentarios", lo que
vivan estos grupos radicales será finalmente irrelevante, constituirá una curiosidad, sin
auténtica importancia.
Como ya hemos dicho en la primera parte de este curso, desde hace bastante tiempo nos
encontramos enfrentados a un quiebre con respecto a los referentes que tradicionalmente
nos habían señalado lo que se debía o no se debía hacer. Entre estos referentes hemos
descrito, entre otros, los textos sagrados y las diversas religiones e iglesias que los han
manifestado a lo largo de la historia. En el caso del cristianismo, han sido las iglesias
cristianas en general y la iglesia católica en particular, quienes han hecho explícito el
mensaje de Jesús y sus exigencias morales. Esta última se ha visto, al igual que muchos
otros referentes, sujeto a sospechas. Esto por varias razones:
46
Dios que más que hombres y mujeres libres, pareciera que quería
esclavos.
¿Cómo se ha dado la relación entre las opciones morales de Jesús y sus seguidores?
¿Cómo se van adaptando las exigencias éticas de Jesús a los nuevos tiempos? ¿Cómo
el mandamiento del amor, vivido dentro del contexto palestinense del siglo I, se hace
vivible en los siglos venideros y sus propias exigencias? ¿De qué manera la Iglesia
cristiana no asume la moral de cristo y hace una elaboración ética en relación a sus
propios intereses? ¿De qué manera la Iglesia hace suya las opciones éticas de su
fundador y ofrece una nueva mirada sobre los diversos avances tecnológicos,
médicos, informáticos, sociales y económicos de hoy? ¿De qué manera la Iglesia
asume los contextos, necesidades y desafíos actuales a la hora de entregar a los
cristianos y al mundo líneas morales?
En virtud del poco tiempo que tenemos para detenernos en las diversas etapas
históricas de la Iglesia y de la estimativa moral que ha vivido en cada una de ellas,
nos limitamos a ofrecer un breve cuadro cronológico que nos ubica en su evolución
moral. Este cuadro no sólo nos presenta una progresión de las ideas morales que la
Iglesia católica ha construido, sino que también de las opciones y criterios que ha
tenido para responder a etapas determinadas de la historia.
47
4-67 Persecución de Nerón.
7 Martirio de san Pedro y san Pablo. - Una moral marcada por la experiencia del
70 Destrucción de Jerusalén por Tito. martirio y del sacrificio por Cristo y los
95-96 Persecución de Domiciano. cristianos.
Siglo III:
Siglo V- VI:
48
fundamentación del juicio moral en orden a
800 Carlomagno es coronado emperador. definir la actitud y el comportamiento humano,
la parénesis no busca objetivos cognoscitivos
Siglo X: o intelectuales, sino que se dirige a la voluntad,
al corazón, para exhortar y amonestar al
909 Fundación del monasterio de Cluny. individuo.
962 Otón I es coronado emperador del Sacro Imperio
Romano Germánico.
987 Conversión de Rusia al cristianismo.
Siglo XIII:
Siglo XIV-XV:
- Una moral centrada en las órdenes
1309-1377 Los papas se instalan en Avignon. mendicantes. Cristianos que se sienten
1378-1414 Cisma de Occidente. llamados a fundar una comunidad que viva en
la pobreza y a merced de la limosna y
solidaridad de los hermanos
- Una moral que protesta contra el relajo y la
riqueza de la iglesia cristiana.
EDAD MODERNA (siglos XV al XVIII)
Siglo XV:
49
Siglo XVI:
Siglo XVIII:
1717 Fundación de la masonería en Londres. - Una moral que se enfrenta a las exigencias de
1751-1772 Publicación de la Enciclopedia en París. la modernidad. Se cuestiona la legitimidad de
1769 Invención de la máquina de vapor y comienzo la iglesia como garante moral universal.
de la “revolución industrial”.
1776 Independencia de EE.UU. - Una moral entrecruzada por las diversas
1789 Revolución Francesa. filosofías modernas que estaban surgiendo.
1793 Abolición de la religión católica en Francia.
- Una moral marcada por la búsqueda de nuevos
valores sociales y políticos y avalados por
diversas filosofías y marginadas del
catolicismo.
EDAD CONTEMPORÁNEA (siglos XIX y XX)
- Una moral que se sitúa en los conflictos más
Siglo XIX: graves de la época. La revolución industrial y
el abuso de los más ricos sobre los pobres.
1848 “Manifiesto comunista” de Karl Marx. - Una moral que debe enfrentar el ateismo
1854 Proclamación del dogma de la Inmaculada emergente. Ya no es Dios quien está detrás de
Concepción. la historia y de las opciones humanas. Es el
1858 Apariciones de la Virgen en Lourdes. hombre, quien a partir de sus actos morales,
1864 Pío IX publica el SyIlabus contra los errores busca revertir la historia.
racionalistas. - “La religión es el opio del pueblo”
1870 Concilio Vaticano I. Extinción de los Estados - Una moral que se sitúa a partir de los
Pontificios. problemas más candentes del ámbito laboral.
1891 Encíclica Rerum Novarum sobre la cuestión - Surge la doctrina social de la iglesia.
social.
- Una moral que busca volver a los evangelios y
Siglo XX: a la experiencia de las primeras comunidades
cristianas.
1903-1914 Pontificado de san Pío X.
1907 Encíclica “Pascendi” condenando el - Una moral centrada más en la ley de Cristo
“modernismo teológico”. que en las exigencias normativas en sí mismas.
1914-1918 Primera guerra mundial.
1917 Apariciones de la Virgen en Fátima. - El Vaticano II, impulsa diversos cambios, entre
50
1936-1939 Guerra civil en España. ellos la necesidad de reformular la moral de
1939-1945 Segunda guerra mundial. acuerdo a las necesidades de los tiempos.
1939-1958 Pontificado de Pío XIl.
1950 Proclamación del dogma de la Asunción de la - Una moral renovada. Vuelta al evangelio. La
Virgen. escritura el alma de la moral.
1958-1963 Pontificado de Juan XXIII.
1962-1965 Concilio Vaticano Il. - Una ética de santidad. Al servicio de la
1963 1978 Pontificado de Pablo VI. comunidad eclesial.
a. Una moral cristo céntrica Ni Jesús ni sus discípulos elaboraron un sistema moral.
Jesús es el camino, la verdad y la vida. Es el único maestro (Jo. 13. 13; Jo. 1, 7;
Hebr. 1, 1-2) Al aceptar a Jesús, aceptamos lo que El nos dijo: Quien dice pertenecer
a Cristo, debe andar como El anduvo ( 1ª Jo. 2, 6). Jesús es el Señor, el único guía
(Mt. 23, 1O). La exégesis bíblica nos ayuda a penetrar el pensamiento de Jesús,
estudiando y calibrando cuáles eran sus deseos, sus actitudes y sus gestos.
b. Una moral religiosa El creyente intenta cumplir la voluntad del Padre que
está en los cielos (Mt. 6, 20). Ello no quiere decir que no pueda tener otras
perspectivas humanas. Dios debe estar en el centro de su corazón hasta el extremo
que dice Jesús: Quien hace la voluntad de Dios, es mi hermano, mi hermana y mi
madre (Mc 3, 35). Tiene que tener una actitud permanente de discernimiento (Rom.
12, 2).
51
moral cristiana giró en torno a la auto perfección o a la salvación individual,
quedándose en los medios como si fueran fines.
g. Una moral filial. Los creyentes, al poseer por la gracia de Dios, reciben
una participación de su misma vida (2Petr. 1, 04). Ello nos exige que seamos
realmente sus hijos (Mt. 5, 45): Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto (Mt. 5, 48; Ef. 5, 1).
Ya hemos dicho que frente a la diversidad de indicadores actuales sobre lo que es bueno
o malo, la ética moderna propone un criterio operativo práctico: “éticamente bueno será
todo aquello que se sitúa en la línea de la verdadera humanidad (humanización -
52
hominización), mientras que será éticamente malo aquello que se orienta a liquidarla
(deshumanización)”. P. Sporken.
La teología, que tiene por finalidad hacer comprensible la fe de la Iglesia en cada época y
circunstancia, busca iluminar con la palabra revelada por Dios el comportamiento de
todos los hombres y por ende hoy la de los profesionales.
Sin embargo, esto sólo es posible si los hombres se dejan interpelar por la presencia de
Dios. Esto significa, formalmente, en el caso de los profesionales cristianos de la salud,
que se dejen iluminar y guiar por la Palabra de Dios, tal y como la entiende la Iglesia.
Pero ¿qué es dejarse iluminar y guiar?
Esto significa que la Iglesia tiene una determinada idea de ser humano basada en la
experiencia de fe en la persona de Jesucristo. Idea que el profesional cristiano comparte
por estar viviendo esa misma experiencia de fe. No es, por tanto, una idea que nace de
principios inviolables que algunos razonaron y transmitieron a través de la tradición y
que hoy al igual que ayer obligan a determinadas conductas fijas.
Es una idea de hombre y de mujer que lleva al profesional cristiano a reconocer en sus
semejantes o próximos (las personas) a Jesucristo y desde ellos adoptar una actitud
coherente con su fe y la vivencia personal que hace de esta. A partir de los valores
anunciados por Jesús redescubrimos la dignidad de la persona como centro de toda ética.
c. La vida terrena del hombre es un bien inmenso, que no puede ser vivida
bajo la servidumbre del temor de la muerte, sino que adquiere
consistencia y definitividad cuando en el seguimiento de Jesús se entrega
en el servicio de caridad a los hombres.
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