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EL LEÓN Y EL RATÓN

Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se
estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se pusieron a
jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse entre la melena
del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida,
el león atrapó al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:

- ¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendáis
la lección!

-El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:

- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré eternamente


agradecido. ¿Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites?

- ¡Ja, ja, ja! Se río el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a ayudarme?
¡No me hagas reír!

Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía, le
dejó marchar.

Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían
temblar las hojas de los árboles.

Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había
quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:

- No te preocupes, yo te salvaré.

Y el león, sin pensarlo le contestó:

- Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.

El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león pudo
salvarse. El ratón le dijo:

- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es
bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.

El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón.


Desde este día, los dos fueron amigos para siempre.

MORALEJA:

- Ningún acto de bondad queda sin recompensa.

- No conviene desdeñar la amistad de los humildes.


LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca.

Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su
suerte, apareció un enanito que le dijo:

Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina;
es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro.

La gallina de los huevos de oro, fábula para educar a los niños

Cuentos infantiles con moraleja para educar en valores

Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca.

Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su
suerte, apareció un enanito que le dijo:

Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina;
es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro.

El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral.

Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a
la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro
huevo de oro.

¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo.

Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el
hombre más rico de la comarca.

Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó: “¿Por qué esperar a que cada
día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro”.

Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina.

A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía.
EL LOBO EN PIEL DE OVEJA

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió
entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.

Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la
puerta asegurada.

Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo
creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.

Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.


LEYENDA DE LAS SIRENAS

Las sirenas han sido famosas seductoras, porque según la mitología eran capaces de encantar con
su voz a los marinos con la intención de raptarlos.

Al cantar, parecían ser hermosas doncellas, pero los que sucumbían ante sus encantos, pronto
averiguaban su verdadera naturaleza. El canto de las sirenas anunciaba de forma engañosa los
placeres del mundo subterráneo.

Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, en donde yacían los huesos de los marineros que habían
sido atraídos por sus deliciosos cantos.

Odiseo (Ulises), hombre de gran imaginación, cuando se iban acercando a la isla temida, por
consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él, que no podía con
la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no
lo desataran. Al escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse, pero sus compañeros no se lo
permitieron. Cuenta la leyenda que las sirenas, devastadas por su fracaso, se lanzaron al mar y
murieron en lo profundo del mar.
EL RATÓN ENAMORADO

Hace mucho, mucho tiempo, en algún lugar había una pareja de ratones. Ellos estaban muy
enamorados.

Pero el padre de la ratoncita era un ratón muy terco y todos los días se decía: "Tengo que casar a
mi hija con el más fuerte del mundo, es decir, con el Sol."

Los novios estaban desalentados y muy tristes.

En ese momento pasaba una ratona vieja que, al darse cuenta del desaliento de la pareja, se paró
y preguntó: "¿Qué les pasa?"

El ratón le contó acerca del padre de la ratoncita.

La ratona vieja oyó la historia y les dijo: "Voy a conversar con su padre" y se fue en su búsqueda.

En eso encontró al padre, se le acercó y le preguntó: "¿De veras el sol es el más fuerte del mundo?
Pero si el sol se oculta tras las nubes. “El padre le dijo: "¡Es verdad! ¡Entonces tengo que casar a mi
hija con una nube!"

La ratona vieja le dijo: "Pero las nubes pasan llevadas por el viento."

El padre le preguntó: "¿El viento es el más fuerte del mundo?"

La ratona contestó: "No. Ni siquiera un viento fuerte puede pasar una pared de la forma en que
nosotros la horadamos."

El padre exclamó: "Entonces, ¡Nosotros somos los más fuertes del mundo! ¡Tengo que casar a mi
hija con el ratón más fuerte entre todos los jóvenes!"

Y empezó una competición de fuerza entre todos los jóvenes.

De todas maneras, el joven ratón quería casarse con la ratoncita y se enfrentó al más fuerte de los
ratones.

Era imposible que él pudiera ganar, pero no quería renunciar al


amor de la ratoncita.

Se lanzó contra el enemigo muchas veces, hasta que el


adversario se dio por vencido y dijo: "No puedo vencer a su
fuerza de voluntad. Es increíble."

El padre dijo al enamorado de su hija: "¡Cásate con mi hija!!


¡Una resolución firme es lo más fuerte del mundo!"

Los novios se pusieron muy contentos y vivieron felices para


siempre.

La voluntad es lo más fuerte que puede tener un hombre, la


cual le puede llevar a hacer la tontería y también la gesta más
grande.
LA MARIPOSA Y EL CARACOL

Había llegado la primavera y el jardín estaba lleno de flores. Entre ellas revoloteaba una preciosa
mariposa de vivos colores. Presumida, iba de flor en flor para que la vieran los de más insectos del
jardín.

Estaba reposando sobre una flor amarilla cuando vio en el suelo un caracol. Era de color pardo y
caminaba lentamente.

- ¿Qué hace un animal tan feo en este jardín? -dijo extrañada la mariposa.

-Soy un caracol -le respondió con simpatía el animalillo moviendo las antenas de su cabeza.

-Y ¿cómo es que te paseas entre nosotros, que somos tan hermosos? -le preguntó la presumida
mariposa.

-Yo siempre he estado aquí. Tú eres la que ha llegado ahora -le contestó el caracol, recordándole
su pasado -. No hace tanto tiempo que eras una oruga de tristes colores como los míos.

Dicen que la mariposa, al oír que los demás insectos del jardín se reían de ella, se avergonzó
muchísimo de ser tan orgullosa. Pero el caracol la animó en esos momentos, y se hicieron grandes
amigos.

Por orgullo no olvides tu nacimiento y tendrás muchos amigos, más de ciento.


EL LEÓN Y TRES BUEYES

Cierta vez, tres amigos Bueyes que siempre pastaban juntos, fueron el blanco "alimenticio" de un
hambriento León, pero, como siempre estaban juntos estos bueyes, le era muy difícil intimidarlos
dado a su enorme desventaja (tres contra uno). El León pensó mucho y opto por recurrir a su
astucia, e hizo que los Bueyes se enemisten con mentiras y blasfemias sobre ellos mismos. Al ver la
reacción y que los Bueyes ya no estaban unidos cada uno por su lado, el León fue atacando uno a
uno, hasta que, a las finales, logró comerse a los tres.

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