Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Introducción.
1.- Manasés fue hijo del gran rey Ezequías de quien Dios dijo:
«De esta manera hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y
verdadero delante de Jehová su Dios. En todo cuanto emprendió en el servicio de
la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo
de todo corazón, y fue prosperado.» 2Cr 31:20
«Y durmió Ezequías con sus padres, y lo sepultaron en el lugar más prominente de
los sepulcros de los hijos de David, honrándole en su muerte todo Judá y toda Jerusalén;
y reinó en su lugar Manasés su hijo.»
Manases no sólo hizo lo malo ante los ojos de Jehová como muchos otros
reyes, sino que, según v6 «se excedió» en sus pecados hasta encender la ira de Dios.
Sin duda este tipo de prácticas no se hacían solamente por tergiversación, sino que
se les consideraba un medio religioso para alcanzar un objetivo político, en este
caso proteger la posición de Manasés. No aprendió de la historia que esa era la
manera de perder la tierra (2, 8) y hasta actuó peor que los cananeos en su necedad
autodestructiva (9).
Manasés tenía todas las posibilidades para ofrendar un gobierno agradable a Dios:
* El ejemplo de vida de su padre quien realizó una obra fenomenal;
* La experiencia en un mandato bueno ante Dios, pues Manasés reinó junto a
su padre por lo menos 10 años (según han calculado los historiadores), así es que
sabía cómo ser un buen rey;
* Recibió una nación saneada espiritualmente;
* Heredó un plan espiritual para su nación que sólo tenía que imitar.
Pero optó por seguir los pasos de su abuelo el rey Acaz, a quien superó en
iniquidades.
De la misma manera, los cristianos muchas veces optamos por el pecado, aun
teniendo todo a nuestra disposición para llevar una vida santa. Nos escudamos en
que la tentación es insoportable, pero contrario a esto las Escrituras dicen
claramente que:
«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que
no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.» 1Co 10:13
Al igual que con Manasés, es Dios mismo quien está a nuestro favor en las luchas
contra el pecado. Cuando éste nos vence es sencillamente porque no hemos usado
las armas y herramientas espirituales que el Señor ha puesto a nuestra disposición
para vencer. Estas son, por nombrar algunas:
Dios envió a Sus profetas para advertir al rey, pero este no quiso escuchar.
Dios anunció a la nación que el juicio y el cautiverio se avecinaban a causa de sus
pecados. Judá fue testigo del juicio de Dios sobre Samaria, pero esto no llevó al
pueblo al arrepentimiento. Dios prometió tratar a la casa de David como trató a la
casa de Acab (v. 13).
Es admirable la gracia de Dios en hablar a su pueblo, especialmente al rey.
Dios mostró Su justicia a Manasés al advertirle por sus pecados.
Gá 6:7 dice que “Dios no puede ser burlado.” Dios sabe que usted sí está
escuchando esta advertencia, no se haga el sordo con Él. Si usted no aprovecha esta
oportunidad para cambiar su rumbo, Su Padre Celestial le castigará, porque con
Dios no se juega.
Así trabaja el enemigo a través del pecado: seduce, envuelve, se hace nuestro
amigo, y cuando consigue que desobedezcamos a Dios, nos arrastra por el lodo de
la vergüenza, humillándonos públicamente, de ser posible. «Porque la paga del
pecado es muerte» (Ro 6:23), el pecado mata: mata nuestra comunión con Dios,
mata nuestro espíritu, mata nuestro presente y futuro. Solamente a los que
perseveran en la fe genuina se les da seguridad de seguir siendo parte del pueblo
elegido por Dios.
Así como el Señor mostró Su perfecta justicia al advertir a M y al pueblo
sobre el castigo que se acercaba si no volvían sus rostros a Él, igualmente mostró Su
justicia al castigarlos por desoír la voz divina. La historia se repite millones de
veces de generación en generación, la humanidad no aprende, ni siquiera al
conocer las desgracias que se han acarreado multitudes, pueblos enteros por
perseverar en el pecado.
2.- En su descendencia.
2.1 En su hijo y sucesor. A su hijo Amón no le impactó la tardía conversión de
su padre; imitó los pecados de éste, no sus actos justos. En el breve reinado de 2
años, Amón hizo volver a Judá a la idolatría de M. La educación impartida a A en
su adolescencia, indudablemente tuvo más influencia en la formación de su
carácter, que el tardío período de reforma. Los siervos de palacio lo asesinaron en
una conspiración, fue sepultado cerca de su padre.