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Emily Briceño y Ana María Martínez

Antropología
Universidad Sergio Arboleda
Santa Marta
2017
COLOMBIA, PAÍS DIVERSO

Yo creo firmemente que el respeto a la diversidad es un pilar fundamental en la erradicación del


racismo, la xenofobia y la intolerancia. –Rigoberta Menchú

Muy pocas veces el colombiano se toma el trabajo de investigar sobre la historia de su país, no es
mucho lo que los habitantes promedio de esa tierra conocen acerca de las batallas independentistas,
las miles de especies animales y de plantas únicas en la región, la cantidad de fuentes hídricas
esenciales, los alimentos que produce y mucho menos, están al tanto de lo diverso y rico que es en
cuanto a poblaciones étnicas se refiere. Respecto a esto último, irónicamente, la Constitución
Política de Colombia creada en 1991 gracias a una lucha por el reconocimiento del progreso y los
derechos, establece en el artículo 7 de los principios fundamentales que El Estado reconoce y
protege la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana (Const. 1991). La carta magna
contiene en su interior un principio que denota la existencia de grupos especiales que merecen ser
reconocidos y protegidos pero, ¿El gobierno como dirigente y los ciudadanos como pueblo,
reconocen y protegen la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana?

Fue en 1991 cuando tuvo lugar el movimiento de la Séptima Papeleta que invitaba a los
colombianos a votar para convocar una Asamblea Nacional Constituyente que anunciara una
nueva Constitución Política encargada de regir la nación, en vista de que la carta magna no se
actualizaba desde 1886 y sus principios se encontraban lejos de garantizar los derechos de todos
los ciudadanos. Entre todos los temas que fueron epicentro de discusiones y crearon fuertes
tensiones, surge en aquel momento un conflicto entre el estado y la diversidad étnica y cultural
(Cuchumbé, 2012, p.59) básicamente por el ideal de nación que presidía caracterizado por no hacer
factible la participación del indígena y el negro en la construcción de comunidad política y por
adjudicar la condición de inferioridad a dichos actores sociales (Cuchumbé, 2012, p.60).

La promulgación de la Constitución de 1991 marcó grandes cambios en la historia del país, entre
ellos, uno de los más importantes que hicieron de Colombia una nación ejemplo, fue el reconocerse
como país multicultural, -reconocer la diversidad es admitir la existencia múltiple, variada y
concreta de la población colombiana donde se hace referencia al conjunto de expresiones dentro
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de un territorio determinado (Zambrano,2006 )-. De esta manera Colombia acogió dos importantes
conceptos, por un lado, asumió el pluralismo cultural como una ideología que promueve la
convivencia pacífica entre comunidades étnicas, culturales, religiosas o lingüísticamente distintas
así como también asumió la multiculturalidad con el objetivo de rechazar de forma valiente la no
discriminación por razones de raza o cultura. Así, se dio el primer paso para que en Colombia, país
diverso, se rindiera honor a una característica ejemplar, la diferencia cultural.

Con el pluralismo cultural y la multiculturalidad el país dejó atrás aquella vaga concepción de una
sociedad uniforme o mono cultural donde todos deben regirse por las mismas creencias, estilos,
lenguajes o modos de vivir y más aún, en un espacio territorial donde las diferencias son tan
evidentes como en Colombia, país de diversidad, desde los altos picos de la montaña de la Sierra
Nevada que agrupa comunidades indígenas cada una con su territorio, lenguaje, creencias y
conocimientos sobre la naturaleza y la condición humana hasta los rincones más profundos de cada
una de sus ciudades y territorios con su gente, baile, danza, religión y pensamiento.

La Sierra Nevada está habitada por comunidades indígenas


Arhuacas, Kankuamas, Koguis y Wiwas, estas hacen parte de la variedad étnica significativa de
Colombia. Parra y Rodríguez plantean que el territorio indígena se constituye en el lugar donde
los pueblos indígenas desarrollan su vida, su cultura, su economía y su propio desarrollo, lo más
importantes para ellos es su territorio, sin el todo se desvanece, pierde fuerza y no hay lugar para
expresar su cultura. . La tierra tiene una importancia cultural que se evidencia en los múltiples
significados que los seres humanos le brindan a la relación entre el hombre y los espacios físicos
que habitan. Esta connotación nos permite hablar de territorios, entendiéndolos como el conjunto
de relaciones que se originan a partir del vínculo que un grupo social tiene con el espacio físico
que habita y ocupa (Fajardo, 2001).

Para los indígenas el territorio o la tierra es sinónimo de respeto y agradecimiento porque les
proporciona alimentos y recursos que le generan vida y estabilidad a su cuerpo, el respeto a la
naturaleza va encaminado a este mismo fin, por el equilibrio que esta les genera para poder
producir alimentos y generar ingresos económicos a través de cosechas y trueques que realizan
para saciar otras necesidades. Las comunidades indígenas, son sociedades complejas determinadas
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a vivir y regirse bajo sus propias leyes y costumbres, la importancia del territorio y los territorios
que ocupan son solo uno de los componentes que conforman su identidad como colectividad,
también es importante para su afirmación, el modo de ejercer justicia, su vestimenta, la forma de
aprendizaje, el lenguaje distintivo y especial, actitudes, expresiones, el lugar que habitan, las zonas
de encuentro, entre muchas otras consideraciones que son necesarias para la sobrevivencia de los
grupos indígenas como tales.

Son sus particularidades y la vehemencia con la que cuidan de sus territorios y sus creencias, las
que han hecho que los grupos indígenas junto a sus espacios resulten atractivos para extranjeros y
visitantes cuya admiración ha provocado que se vean afectados por temas como la globalización
generando por regla de tres aculturación dentro de estas comunidades. Entre los problemas con
que se topan las etnias indígenas inmersos dentro de una sociedad en constante cambio es la
globalización, un proceso de integración en todos los ámbitos, tales como el político, cultural y
tecnológico, que conecta al mundo a una velocidad inimaginable y que hace a las comunidades
exigencias difíciles para su sobrevivencia y que producen a su vez aculturación, puesto que obliga
a los grupos especiales a abrirle paso a las condiciones de la sociedad general con el simple
objetivo de conservar su existencia.

Claro ejemplo de lo mencionado anteriormente es la economía indígena, estos se ven obligados a


realizar cambios en su lengua, técnicas de agricultura y vestido en busca de abrirse espacio en la
producción para los mercados nacionales e internacionales, asimismo, han tenido la necesidad de
experimentar con nuevos sistemas de truque, factores monetarios, valores, prácticas,
comportamientos impuestos por la sociedad para sentir que tienen un lugar dentro de la misma.
Por otra parte, el arte que cada comunidad práctica se ha convertido en escenario y atributo para
atraer turismo y fomentar crecimiento económico en la localidad a la que pertenecen, olvidando la
verdadera fuente de ingresos que los sostenían como trabajos del campo, trabajos manuales,
fabricación de utensilios básicos para la preparación de alimentos y creación de collares de colores,
convirtiendo su identidad cultural en mercantilización.

Después de la segunda guerra mundial, surgió en Inglaterra una corriente de investigación que
buscaba entender cómo se encontraba en el ámbito social, cultural y político el territorio, a partir
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de la cual surgieron los estudios culturales que indaga en las formas de producción de significado
y las maneras de compartir los resultados entre poblaciones, estos son importantes dentro de las
sociedades y analizando la biblioteca de los estudios sobre Colombia como país diverso, es mucho
lo que se puede encontrar si se habla de manera general de las comunidades indígenas, sin
embargo, hace falta explorar en cada una de las poblaciones que componen el arsenal étnico del
territorio porque será la investigación y el reconocimiento de cada una de estas la que permitirá la
preservación de las comunidades a través de los años.

Son muchos los cambios positivos que han tenido lugar en Colombia respecto a la diversidad étnica
y cultural a partir de la Constitución de 1991, el ser humano, por lo menos en la ley, pasó a
reconocerse como tal sin importar cuestiones de raza, religión o sexo, la lengua de las comunidades
indígenas se hizo oficial, acabando de esta forma con la homogenización de la sociedad, a los
territorios indígenas se les impuso un cuidado especial, así como también, se les abrió paso dentro
de las decisiones nacionales y son todas estas consideraciones las que establecen Colombia como
país intercultural por la interacción entre culturas, donde el intercambio y la comunicación entre
diferentes es válida, donde unos se complementan con otros, con el objetivo de promover la
igualdad, la armonía y la justicia dentro de la sociedad.

Toda decisión dentro de un gobierno está abierta al aprendizaje constante y la diversidad étnica y
cultural no son la excepción, durante los últimos 26 años la administración nacional ha realizado
múltiples acciones para rendir honor al artículo 7 de la Constitución, sin embargo, aún se esbozan
acciones de discriminación, de abuso y de indiferencia respecto a las comunidades étnicas, el
camino ya ha sido demarcado y es necesario que tanto gobernantes, como ciudadanos y hasta las
mismas poblaciones asuman con determinación la importancia del reconocimiento y la protección
de estas colectividades para la historia y la identidad de todos los colombianos.
Emily Briceño y Ana María Martínez
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REFERENCIAS

1. Constitución política de Colombia. 1991. Gaceta Constitucional No. 116 de 20 de julio de


1991.
2. Coronado. S. (2010) Tierra, autonomía y dignidad conflictos territoriales de los pueblos
indígenas de la sierra nevada de santa marta. Bogotá-Colombia.
3. Cuchumbé, N. (2012) Apertura constitucional de 1991, diversidad étnica y cultural y
ordenamiento político: aproximación filosófica política. Universidad del Valle. Cali,
Colombia.
4. Zambrano. C. (2006) Ejes Políticos de la Diversidad Cultural. Bogotá, Colombia. Siglo del
Hombre Editores, Universidad Nacional de Colombia.

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