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Módulo 5
Fundamentos del delito y los delitos en
particular
Unidad 2
Características y elementos del delito
Sesión 3
Características de delito
Texto de apoyo
Índice
Presentación .......................................................................................................................................... 3
Nociones y elementos del delito ............................................................................................................ 4
Jurídico-formal ................................................................................................................................... 5
Jurídico-sustancial.............................................................................................................................. 5
Diferentes teorías en materia penal ................................................................................................ 5
Presupuestos del delito.......................................................................................................................... 9
Elementos subjetivos y objetivos del delito .......................................................................................... 10
Sujetos del delito .............................................................................................................................. 10
Objetos del delito ............................................................................................................................. 15
Desarrollo del delito ............................................................................................................................. 16
Desarrollo del delito iter criminis ....................................................................................................... 17
Fase externa .................................................................................................................................... 19
Cierre ................................................................................................................................................... 25
Fuentes de consulta ............................................................................................................................ 26
Presentación
En esta sesión ahondarás en las particularidades de los sujetos activo y pasivo en materia penal, las
autoridades que intervienen en la procuración y la administración de la justicia penal, así como los
objetos del delito. Con estos elementos, estudiarás las formas de manifestación y desarrollo del
mismo.
Para el sujeto activo en particular, partirás de la génesis de la idea para cometer el acto ilícito (en caso
de que exista la intencionalidad) y, posteriormente, te centrarás en la deliberación sobre la
conveniencia de llevarlo o no a cabo (de ser el caso), la preparación o desarrollo al respecto (de haber
intención) y su concreción.
Asimismo, analizarás otras figuras vinculadas con el delito, como la tentativa, el delito consumado, el
delito putativo y el delito imposible, ya que en algunos casos el futuro delincuente no realiza las
acciones idóneas en la preparación del futuro delito o intenta cometer un delito que físicamente es
imposible de realizar. Por otra parte, también tratarás el tema del desistimiento.
Como lo hemos visto en sesiones anteriores, los estudiosos del Derecho han tratado infructuosamente
de crear una definición universal para delito, algo que ha sido complicado ya que, conforme a las
circunstancias propias de cada región y momento histórico, las necesidades de la sociedad y las
finalidades del Derecho van evolucionando y las definiciones van quedando obsoletas.
Por otro lado, es necesario hacer precisión sobre la creencia de que delito y crimen
son sinónimos, ya que en la terminología técnico-jurídica se utilizan indistintamente.
Inclusive hay quien cree que un crimen es más grave que un delito. Por ejemplo, en
el Pequeño Larousse ilustrado por delito se entiende “violación de la ley, de
importancia menor que la del crimen”; la realidad es que en México no existen los
crímenes y, por lo tanto, solamente podemos hablar de delitos y faltas
administrativas. El primero sancionado por el Derecho Penal y las segundas, por el
Derecho Administrativo, el Derecho Civil, entre otros.
En materia penal, en el Derecho Romano el término crimen era utilizado por los
jurisconsultos clásicos para referirse a los delitos públicos, considerándose como
tales a aquellas infracciones que lesionaban las bases generales de la convivencia,
mientras que el sustantivo delictum constituía para los romanos un sinónimo de
delito privado, reputándose como tal a la conducta que afectaba intereses
particulares.
El delito puede ser estudiado desde varios puntos de vista, en particular y atendiendo a la cuestión
jurídica, se han creado definiciones de tipo formal y de tipo sustancial.
Jurídico-formal
Una vez encontrado el origen, cabe considerar que el delito puede ser estudiado a partir de su noción
formal, misma que nos lleva a ubicar su sustento en la propia norma penal. Al respecto, el Código
Penal Federal, en su artículo 7 prescribe lo siguiente: “El delito es el acto u omisión que señalan las
leyes penales”.
Es importante comentar que la Ley Penal de cada entidad federativa determina lo que se comprende
como delito, por lo que resulta necesario remitirnos a nuestra legislación, según nuestra ubicación
geográfica, para identificar lo que en nuestro estado ha quedado plasmado al respecto.
Jurídico-sustancial
La noción jurídico-sustancial del delito va más allá de algo práctico o sencillo establecido en la norma,
ya que busca la naturaleza o esencia del mismo. A pesar de los criterios vertidos por cada uno de los
exponentes en el tema, cabe mencionar que en su noción sustancial podemos aludir a que el delito
refiere a una conducta humana, pues sólo los seres humanos son susceptibles de la aplicación del
Derecho Penal. Esta actividad puede ser activa u omisiva, dolosa o culposa, típica, antijurídica,
imputable, culpable y punible. Si bien hay quienes sostienen que la punibilidad no es un elemento del
delito al considerarse consecuencia del mismo, así como también hay quienes insisten en que si el
delito no tiene aparejada una pena, no puede jactarse de serlo, pues carecería de un elemento.
Respecto del concepto delito, además de aquél que prescribe la legislación penal, debemos considerar
las definiciones doctrinarias, mismas que encontramos en la teoría del delito, la cual se diferencia de
otras teorías en la materia:
Teoría de la Ley Penal, la cual estudia las reglas de aplicación según los sujetos, la materia y el
territorio donde se cometan los delitos (validez de las normas penales).
Teoría de la pena, que estudia la naturaleza de la consecución jurídica del delito, como un
aspecto que socialmente debe reconocerse y limitarse y que sólo es aplicable cuando una
persona comete un delito, quien se hace acreedora a que el Estado le imponga una sanción.
Dichos elementos se refieren a las condiciones indispensables sin las cuales no se podrá considerar
una conducta como delito. Debe coincidir exactamente con el caso en particular, ya que de otra
manera no se estaría en la posibilidad de afirmar que determinada acción u omisión corresponde a
determinado delito.
Doctrinalmente no hay uniformidad de criterios respecto al número de elementos que debe revestir el
delito, pues algunos estudiosos señalan que sólo tiene dos, otros tres, otros cuatro, hasta integrarlo en
siete elementos. También podemos hablar de un sistema unitario o totalizador, al que hace referencia
el maestro Castellanos (1997) en su texto Lineamientos elementales de Derecho Penal. Entre otras
cosas, dice que en dicha corriente, el delito no puede dividirse ni para fines didácticos, pues es
considerado como unidad total, monolítica.
Por otro lado, los analíticos, o atomizadores, sostienen que sin que exista uniformidad en cuanto al
número y cualidad de los elementos que lo integran, el delito debe estudiarse analizando cada uno de
sus elementos constitutivos.
- Conducta: Será el comportamiento que despliegue el sujeto y que podrá ser activo (hacer) u
omisivo (no hacer), al momento de la comisión del ilícito y que depende del tipo específico de
delito, así como las características que para la comisión del mismo, exige la ley.
Para el caso del robo, por ejemplo, se requiere que el sujeto se apodere de alguna
cosa ajena, sin consentimiento de su propietario (conducta activa). Por el contrario,
en el delito de abandono de persona en el caso de un herido en accidente, el sujeto
activo tiene la obligación de socorrerlo, pero si no lo hace y lo abandona, la
conducta desplegada es omisiva.
- Tipicidad: Es la descripción de todas y cada una de las características que debe reunir una
conducta para ser considerada delito. Éstas se encuentran en el libro segundo del Código
Penal estableciendo claramente la descripción del mismo. Cuando dicha conducta no
corresponde justamente con la descripción de la ley, estaremos ante el elemento negativo.
- Antijuridicidad: Ocurre cuando la conducta típica contraría la norma jurídica. Refiere a la
conducta que atenta contra los bienes o valores establecidos, para el desenvolvimiento de una
sociedad, mismos que son indispensables para garantizar su bienestar; cuando el sujeto los
pone en peligro o los daña, actúa de manera antijurídica.
Para que las circunstancias atenuantes referidas en el artículo 310 del Código Penal
Federal operen en beneficio del sujeto activo, se requiere que lleve a cabo el
homicidio o las lesiones en un estado de emoción violenta.
Para conocer más acerca de teorías que constituyen la teoría del delito, puedes
consultar la siguiente liga:
De no cumplirse cabalmente con los presupuestos del delito, se debe hacer una reclasificación del
mismo para que los hechos y la conducta desplegada sí se encuadren a los presupuestos
específicamente.
Es importante hacer una precisión con respecto al vocablo delito que acabamos de
analizar desde el punto de vista exclusivamente jurídico. Dicho vocablo también es
utilizado frecuentemente por otras ramas del conocimiento como es el caso de la
sociología o la psicología y mucho por la clase política, en cuyos casos no hablan
del mismo principio. Cuando hablan de la lucha contra el delito no se están
refiriendo al concepto jurídico, sino que aluden manifiestamente al fenómeno social
de la delincuencia o la criminalidad.
de una persona moral nos encontramos que la misma no puede cometer los ilícitos por sí, sino por
quienes actúan en su nombre, como pueden ser sus apoderados o administradores.
Este principio carecía de validez en otras épocas, ya que encontramos etapas de la historia en las que
se consideró a los animales como delincuentes, distinguiéndose tres diferentes periodos: fetichismo en
el que se humanizaba a los animales equiparándolos a las personas; simbolismo en el que se entendía
que los animales no delinquían, pero se les castigaba para impresionar; por último, solamente se
sancionaba al propietario del animal que causaba algún daño.
Por lo que se refiere al sujeto activo, encontramos la siguiente definición en el Diccionario de Derecho
Penal de Amuchategui (2006): “Persona física que realiza la conducta típica descrita en la norma
penal”. Así definida, solamente la conducta humana es reprochable.
El Código Penal Federal establece, en su artículo 13, que son autores o partícipes del delito quienes:
Sin acuerdo previo, intervengan con otros en su comisión, cuando no se pueda precisar el
resultado que cada quien produjo.
Como se puede apreciar por el artículo señalado, solamente una persona física podrá ser activo de
una conducta delictiva. Sin embargo, el artículo 11 bis del mismo código, haciendo referencia al título
X, capítulo II del Código Nacional de Procedimientos Penales, establece los casos y las condiciones
por las cuales una persona moral puede ser penalmente responsable de algunas conductas
consideradas como delitos.
En ocasiones existen delitos que se realizan en nombre de una persona moral, por su cuenta, en su
beneficio o a través de los medios que ellas proporcionan y siempre que se acredite que existió
inobservancia del debido control de la organización, en cuyo caso estamos ante la figura de la
comisión de un delito cometido por una persona jurídica.
Ciertamente para que exista la comisión de un delito se requiere de la participación de personas físicas
que lo realicen, por lo que aunque se haya acreditado que una persona moral o jurídica es penalmente
responsable de la comisión de un delito, esto no excluye de la responsabilidad a la persona física que
haya realizado o participado en la comisión del ilícito.
Por lo anterior, la autoridad persecutora del delito (Ministerio Público, Representación Social o Fiscalía,
dependiendo como se denomine en el estado en que se haya cometido el delito), podrá ejercer la
acción penal en contra de la persona jurídica, independientemente de la acción penal que se pudiere
ejercer en contra de las personas físicas, con única excepción de las instituciones estatales, las cuales
no podrán ser penalmente responsables de ilícitos.
De acuerdo a las condiciones propias de ejecución de los delitos, una persona jurídica no podrá ser
penalmente responsable de cualquier delito, por lo que el Código Penal Federal ha establecido en su
artículo 11 bis un catálogo de delitos, mismo que se encuentra dividido en dos grandes rubros. El
apartado A correspondiente a los delitos que se encuentran establecidos en el mismo código y en su
apartado B, los delitos especiales que se encuentran tipificados en la diversa legislación como la Ley
Federal de Armas de Fuego y Explosivos, Ley de Migración, Ley General de Salud, etcétera, por lo
que es importante que acudan al Código y analicen la primera parte de este artículo.
Por otra parte, en vista de las condiciones especiales del sujeto activo en este tipo de
delitos, se hizo necesario que se establecieran en la legislación sanciones especiales
para las personas jurídicas, que son diferentes a las sanciones que pueden ser
impuestas a las personas físicas.
La regla general es que cualquier persona física podrá ser el sujeto activo de un delito, al desplegar
sobre el sujeto pasivo una conducta considerada delictiva. Sin embargo, la propia ley establece
restricciones para determinadas conductas, en las que para poder ser considerado como sujeto activo
se requieren condiciones especiales, sin las cuales no puede ser considerado sujeto activo.
Como podemos ver, es necesario que la calidad del activo se deba cumplir
conforme a lo establecido con el artículo anterior. En caso contrario, no se podrá
estar en el supuesto de dicha figura jurídica y, entonces, será necesario analizar el
caso del homicidio simple, ya que en ese no se requiere condición alguna.
Por otra parte, hay casos en los que se cometen actos tipificados por la ley como delitos, pero que
quien los comete no resulta penalmente responsable. Por ejemplo, cuando se comete la conducta en
el cumplimiento de un deber o se comete para mitigar un daño mayor.
En cuanto al sujeto pasivo, encontramos que será la persona física o moral sobre la que recae el daño
o peligro, como consecuencia directa o indirecta de la conducta desplegada por el activo en la
comisión de un delito. En este caso, resulta perfectamente claro que cualquier persona pueda resentir
el daño, sin importar que se trate de un particular o una empresa, inclusive del mismo Estado.
Es importante hacer notar que es posible diferenciar entre el sujeto pasivo de la conducta y el sujeto
pasivo del delito, quienes podrán ser o no la misma persona, dependiendo de las circunstancias
propias del ilícito del que se trate.
De acuerdo con lo establecido en las definiciones anteriores, tenemos dos figuras diferentes en un
mismo acto. Por una parte, quien reciente en su persona la conducta del sujeto activo y, por otro, a
quien reciente el daño en un bien jurídicamente tutelado; esto es, quien se verá afectado por la
conducta del sujeto activo, en sus bienes, etcétera, considerando al mismo como el titular del interés
jurídico lesionado o puesto en peligro.
Ambas calidades, pasivo de la conducta y pasivo del delito, pueden coincidir en una misma persona, si
ésta es quien de manera directa soporta la conducta del sujeto activo y, al mismo tiempo, es la titular
del bien jurídico tutelado que se ve afectado por la misma.
En el caso del Derecho Penal, se distinguen dos clases de objetos del delito: el material y el jurídico.
En este caso, no se debe entender la palabra objeto como una cosa física. El objeto material será
sobre el que recae el daño o peligro ocasionado por la comisión de un delito. Éste podrá ser una
persona o una cosa dependiendo del caso en particular. Al tratarse de una persona, recaerá en ella
misma las figuras del sujeto pasivo y del objeto material como en el caso del homicidio, donde el objeto
material es la persona misma, coincidiendo con el sujeto pasivo que es sobre quien recae la conducta
desplegada por el activo.
Como ves, las tres figuras (objeto material, objeto jurídico y ofendido) pueden recaer en una misma
persona o en varias al mismo tiempo, dependiendo de las condiciones propias del evento. Para el
Derecho, es de suma importancia tutelar los bienes jurídicos y en lo que respecta al Derecho Penal,
los códigos se encuentran organizados de acuerdo a una clasificación que atiende al objeto jurídico, de
tal forma que en el libro segundo se encuentran agrupados los delitos, con base en los bienes jurídicos
que pretenden tutelar por grupos, de tal suerte que todos los concurrentes a un bien jurídico tutelado
se encuentran juntos.
La comisión de los delitos tiene una vida más o menos larga desde que ésta aparece como una simple
idea en la mente del futuro delincuente, hasta que la lleva a la práctica. Esto es llamado iter criminis o
camino del crimen o del delito. Los delitos que siguen este proceso serán los delitos dolosos, ya que
en ellos se requiere necesariamente la voluntad del activo para delinquir.
En el caso de los delitos culposos, no transitan por este camino de preparación, toda vez que para que
un delito culposo se materialice, no se requiere de la voluntad del activo, pues son producto de la falta
de precaución, la imprudencia, impericia, efecto de las condiciones adversas de la naturaleza,
etcétera. Por lo tanto, el delito culposo nace a la vida jurídica en el momento mismo de su ejecución.
El camino del delito o iter criminis presenta una variedad de supuestos, que resulta muy interesante
analizar, así como las fases que se presentan en el delincuente en potencia, hasta que éstas se
exteriorizan y producen los elementos generados en el proceso.
La vida del delito tiene dos fases: una interna (que se da en la mente
del futuro delincuente sin que haya externado nada, pues inicia al
momento en que se genera en su mente y termina en la toma de
decisión de proseguir en la preparación hacia la comisión del delito) y
otra externa (en la que el futuro delincuente da inicio a los preparativos
necesarios y concluye con la ejecución del delito, ya sea con la
consumación, o bien, con alguna otra posibilidad como el desistimiento
o la tentativa). El reto para el Derecho es poder determinar en qué
momento este desarrollo del delito se convierte realmente en un delito y
hasta qué momento son actos que realmente no dañan a nadie y no
transgreden la norma.
La comisión del delito aparece La realidad es que no existe una regla que indique en qué momento se
como una simple idea en la
mente del futuro delincuente transita de lo inofensivo a lo potencialmente peligroso y realmente
Fuente: http://bit.ly/27VDgEo
dañino, pues las circunstancias propias de la comisión o probable
comisión de los delitos, son diferentes ya que dependen de infinidad de
factores particulares y son inherentes a cada uno de ellos. Resulta perfectamente claro que en la fase
interna no hay nada que reprochar, debido a que no se está ante ninguna figura delictiva, toda vez que
no se ha exteriorizado nada y todo continúa en el interior de la mente del futuro delincuente.
La parte interesante es poder determinar en qué momento, al pasar a la fase externa, se está ante la
presencia de un acto delictivo, pues como se dijo, cada delito merece una preparación diferente y cada
delincuente realiza ésta de una manera particular.
Podemos considerar el caso de una persona, que tiene la idea de robar una tienda de
conveniencia. Mientras se mantenga en la parte interna, no hay delito que perseguir,
así como tampoco al momento de tomar la decisión de realizar el robo, llevar a cabo
los preparativos, buscar a un amigo para ayudarlo o comenzar a vigilar la tienda para
determinar el mejor momento para el atraco, pues no han hecho nada reprochable. Si
deciden que necesitan una pistola, sea que la consigan o uno de ellos ya la posea en
su domicilio, en este momento se podría estar en la comisión del primer delito, al no
estar debidamente registrada. Pero si lo estuviera, en ese caso aún no habría delito,
sino hasta el día en el que se ejecuta el plan, saquen el arma de su casa y realicen
todos los actos que deriven en actos delictuosos.
Como se puede ver en ambos ejemplos, el momento en el que se da inicio a la cadena delictiva es
muy diferente, ya que en el primero inicia prácticamente al final de la fase externa y en el segundo
ejemplo inicia al principio de la fase externa, por lo que cada caso es diferente a los demás, según las
condiciones del delito que se pretende cometer.
Analizando la fase interna, como ya dijimos, ésta se desarrolla al interior de la mente del futuro
delincuente y se integra por las siguientes etapas:
Deliberación: En esta fase, el sujeto comienza a meditar en los pormenores de la acción que
pretende realizar. Analiza las posibilidades de éxito, los posibles riesgos, los pros y los contras
de sus acciones. Se presentará una lucha entre la idea delictiva y las fuerzas morales,
religiosas, sociales y familiares.
Resolución: En este momento el sujeto toma la determinación de continuar en la comisión del
ilícito o desistir de sus intenciones. Hasta este momento, no se ha exteriorizado el proceso,
pues continúa solamente en la mente del sujeto.
Esta fase interna tiene más importancia para la criminología que para el Derecho Penal, ya que no hay
nada que sancionar.
Posteriormente entraremos en la fase externa, que es en la que el sujeto exterioriza sus intenciones
por medio de acciones llevándolo a la comisión del ilícito. A partir de este momento se puede o no
iniciar la comisión de actos tipificados como delitos de manera individual. Esto es, cada acción que el
sujeto realice, pudiera, en un momento dado, ser constitutiva de delito pero no del delito principal que
se está preparando.
Fase externa
Manifestación: Ésta es la primera parte de la fase externa en la que el sujeto exterioriza por
primera vez sus intenciones y, por lo general, no es constitutiva de delito ya que se restringe a
exteriorizar una idea, pero sin llevar a cabo ninguna acción. Solamente será constitutiva de
delito si transgrede los extremos del artículo sexto constitucional que a la letra establece:
La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en
el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o
perturbe el orden público.
De esta manera, esta primera parte de la fase externa, si bien es cierto, puede empezar a
darse a conocer a las demás personas las intenciones del sujeto, en lo general, aún no son
acciones constitutivas de delito.
Preparación: En esta etapa se dan por primera vez actos que llevan al sujeto a iniciar con la
planeación del ilícito. No revelan de manera evidente el propósito, son de aparente naturaleza
inocente, estos actos no son constitutivos del delito que se pretende cometer y, por tanto,
normalmente son actos lícitos. Durante esta etapa el sujeto se dedica a planear el acto ilícito
que cometerá, conseguirá lo que vaya a requerir para la consumación (herramientas, autos,
planos, etc.), se pondrá de acuerdo a sus cómplices, si le son necesarios, vigilará el lugar y a
las personas, etcétera.
Todos estos actos no son constitutivos de delito, si bien la intención es eminentemente delictuosa, no
se le puede fincar ningún tipo de responsabilidad, ya que todos ellos son lícitos. Ciertamente, en la
fase de preparación sí se pueden cometer delitos, pero todos ellos serán diferentes al delito principal y,
por lo tanto, serán punibles como delitos individuales, desligados del delito principal. Como ejemplo,
podemos mencionar el caso del sujeto que consigue un arma en el mercado ilegal. Este acto será
punible por sí mismo, pero no como parte del delito principal que se encuentre preparando.
Así, una vez consumado el delito que se prepara, el hecho de poseer un arma, sí influirá en la
penalidad que se le impondrá por la comisión del delito que se preparaba y, por lo tanto, ambos delitos
se analizarán por el juzgador en el mismo momento y ciertamente aumentarán la pena. Pero, en tanto
no se cometa el delito principal, el caso del arma será un delito independiente.
Ejecución: Es en esta etapa cuando el sujeto, una vez concluida la preparación, ejecuta o trata
de ejecutar el acto para cometer el delito. Durante esta etapa de la vida del delito, pueden
presentarse varias opciones, según las condiciones propias del delito que se pretende ejecutar,
así como a las condiciones propias del sujeto. En este momento encontramos que puede
ejecutarlo y el delito se consuma, pero también puede ocurrir que desista de su proceder y no
concluirlo por factores externos al sujeto. En este caso, podría quedar en grado de tentativa. O
puede tratarse de un delito imposible de cometer o realizar una conducta que el sujeto cree que
es un delito, pero que en la realidad no lo es. A continuación analizaremos cada una de estas
posibilidades.
Tentativa: Una vez que el sujeto ha realizado todos los preparativos para la ejecución de la
acción delictuosa y los pone en marcha, podemos decir que se está ante la ejecución del delito.
Sin embargo, en ocasiones éste no se consuma de la manera en la que el sujeto lo planeó por
causas ajenas a su voluntad. En estos casos estamos ante la figura de la tentativa.
El Código penal para el Distrito Federal en su artículo 20 establece que
Por otra parte, el Diccionario de Derecho Penal, de Amuchategui, indica que la tentativa se da
cuando “el sujeto activo realiza dolosamente todos los actos encaminados a producir el delito,
pero éste no se consuma por causas ajenas a su voluntad”.
En vista de que en la tentativa se encuentra inmersa la voluntad del sujeto para delinquir, se
hace necesario que el legislador establezca una penalidad, toda vez que exista la convicción
plena para consumar el acto. Así, pues, el Código Penal para el Distrito Federal establece la
siguiente penalidad en su artículo 78: “La punibilidad aplicable a la tentativa, será de entre una
tercera parte de la mínima y dos terceras partes de la máxima, previstas para el
correspondiente delito doloso consumado que el agente quiso realizar”.
Es importante realizar una precisión. Todos los delitos establecidos en los diferentes
códigos penales, tanto en el federal como en los estatales, marcan una penalidad
mínima y una máxima. Con base en ésta, el juzgador nunca podrá establecer una
pena inferior a la mínima o una superior a la máxima, pues queda entre una y otra
un margen en el que el juez podrá moverse, de acuerdo a las condiciones propias
del sujeto y la forma y manera en cometerse el acto delictivo a efecto de poder
establecer la pena más adecuada al delito en cuestión.
Para la aplicación de la pena, el juzgador deberá tomar en cuenta una serie de factores propios del
caso en particular y que el artículo 79 del mismo cuerpo normativo establece: “el mayor o menor grado
de aproximación a la consumación del delito y la magnitud del peligro en que se puso al bien jurídico
protegido”.
Es importante hacer notar que en ningún caso los delitos culposos podrán admitir la figura de tentativa.
Asimismo, no todos los delitos dolosos podrán presentar la tentativa, ya que en algunos casos no es
posible que la consumación no se llegue a frustrar, dado a que se consuma de manera inmediata.
Como ejemplo podemos mencionar el caso del delito de abandono de persona.
A efecto de analizar la figura de la tentativa, se pueden distinguir dos tipos diferentes de ésta de
acuerdo con las situaciones que prevalezcan al momento del intento de ejecución del delito: tentativa
acabada y tentativa inacabada.
Tentativa acabada, también llamada delito frustrado: Surge cuando el sujeto activo lleva a cabo todos
los actos necesarios e idóneos para consumar el delito y producir el resultado que él espera pero por
causas ajenas a su voluntad éste no se materializa. En este caso el sujeto activo desplegó la conducta
necesaria para la comisión del ilícito, empleó los medios idóneos para la ejecución, exteriorizó su
voluntad para delinquir y realizó el intento, pero por causas ajenas a su voluntad no se materializó.
Tentativa inacabada, también conocida como delito intentado: Éste se configura cuando el sujeto deja
de realizar algún acto, que resultaba necesario para obtener el resultado deseado, por lo que se
presenta una ejecución incompleta. Cuando el sujeto realiza una serie de preparativos y da inicio a la
ejecución del ilícito, pero por alguna razón o no hace todo lo que requería o alguno de los preparativos
no fue el idóneo, el delito se frustra al no conseguir el resultado deseado; es decir, el sujeto exterioriza
su voluntad y realiza el intento pero el delito no se concreta.
Como ejemplo podemos mencionar también el caso del homicidio mediante un arma
de fuego, pero al intentar accionarla, el sujeto descubre que olvidó poner balas en el
cargador y el arma no dispara.
Delito imposible: Castellanos (1997) presenta la siguiente definición: “No se realiza la infracción
de la norma por imposibilidad material, por idoneidad de los medios empleados o por la
inexistencia del objeto del delito”. De esta manera, en el caso del delito imposible, el sujeto
realiza todos los actos necesarios para su preparación pero al momento de intentar su
ejecución, éste no se materializa por causas ajenas al sujeto que pueden ser, por una parte,
porque no utilizó los medios adecuados y suficientes; y, por la otra, porque el bien jurídico
tutelado no existe. En el primero de los casos, el sujeto intenta cometer el delito utilizando los
medios equivocados o insuficientes para lograr su objetivo y por tanto, resulta que es imposible
que lo culmine. Ciertamente, el sujeto desplegó todas las conductas requeridas para la
configuración del ilícito, externó su voluntad de delinquir, pero ésta no se concretó.
Como ejemplo del primer tipo podemos mencionar el caso de quien pretende llevar
a cabo el robo de una caja fuerte, pero al momento de intentar robarla descubre que
no tiene la herramienta necesaria para abrirla.
Delito putativo, también llamado delito imaginario: Consiste en el error de hecho o de derecho,
en el que incurre el sujeto, al intentar cometer un acto que considera delictivo, pero que en la
realidad no se encuentra previsto como tal en la ley. De esta manera tenemos que la conducta
desplegada por el sujeto activo no es punible en sí y no puede ser sancionado, ni siquiera en
grado de tentativa, aunque la intención real y manifiesta del sujeto activo, sea cometer un acto
ilícito.
La diferencia entre el delito imposible y el delito putativo radica en que el primero existe una
imposibilidad material de su consumación, pero sus acciones sí se encuentran tipificadas por la ley
como delito. En el segundo caso, la imposibilidad es jurídica debido a que las acciones desplegadas
por el activo, no se encuentran tipificadas como delictuosas.
Esta figura se caracteriza por ser la culminación de la vida del delito en la que se reúnen todos
los elementos y todos los presupuestos requeridos por la ley en la que la voluntad del activo
concuerda con el resultado típico requerido por la norma para que una conducta sea
considerada delictuosa y, por tanto, el sujeto activo se haga acreedor a una sanción establecida
en la codificación penal.
Cierre
Cierre
Fuente: Flaticon
Con los insumos trabajados en esta sesión, has podido dar cuenta de las características y elementos
que componen los delitos y el camino por el que se llevan a cabo. Lo anterior, además de ser una de
las bases para el análisis sobre los delitos en particular, te permitirá identificar cuando estos se
encuentren en grado de tentativa, desistimiento, como delito imposible, delito putativo o en su
consumación.
Fuentes de consulta
Fuentes de consulta
Fuente: Flaticon
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Legislación