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Lección
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Mateo 8:19, Lucas 9:57, 58; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 260
2
Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme ir
2 primero a enterrar a mi padre.
A otro, Jesús le dijo: Sígueme. Y éste respondió: Señor,
deja que primero vaya y entierre a mi padre.
“Ningún vínculo terreno, ninguna consideración terrena,
debiera pesar ni por un momento en la balanza contra
el deber hacia la causa y la obra de Dios. Jesús cortó su
conexión con todo para salvar a un mundo perdido, y
requiere de nosotros una consagración completa.
Hay sacrificios que deben realizarse a favor de la causa
de Dios. El sacrificio de los sentimientos es el más
DISCIPULADO CON METAS CELESTIALES
2 Timoteo 4:2, 5, 2 Timoteo 2:3; Los Hechos de los Apóstoles, pág. 403
5
Entonces otro dijo: Señor, te seguiré, pero déjame que me
5 despida primero de los que están en mi casa.
Sin embargo, al anunciar el evangelio, no tengo de qué
gloriarme, porque me es impuesta necesidad. ¡Ay de mí,
si no anunciara el evangelio.
Buscad primero el reino de Dios y su justicia.
No hay circunstancias suficientemente importantes para
apartar a un ministro de su obra cuando la presentación
de la verdad ha suscitado interés. Aun la enfermedad y la
muerte son de menor importancia que la salvación de las
almas por las que Cristo hizo tan inmenso sacrificio. Los
que sienten la importancia de la verdad y el valor de las
almas por las que Cristo murió, no abandonarán por
ninguna razón el interés despertado en la gente. Dirán:
Dejad que los muertos entierren a sus muertos. Los
intereses del hogar, las tierras y propiedades, no debieran
ejercer el más mínimo poder para apartarlos del campo
de trabajo. Si los ministros permiten que estas cosas
temporales los distraigan de la obra, el único camino que
les queda es dejar todo, no poseer tierras o intereses
EL PRIMER LUGAR
Lucas 9:61, 1 Corintios 9:16, Mateo 6:33, primera parte; Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 479
6
6 Jesús contestó: Ninguno que
pone su mano al arado y mira
hacia atrás, es apto para el reino
de Dios.
Ninguno que milita se enreda en
los negocios de la vida, a fin de
agradar al que lo tomó por
soldado.
A cada uno de los que lleguen a
participar de su gracia, el Señor
indica una obra que ha de hacer
en favor de los demás.
Individualmente debemos
levantarnos y decir: ‘Heme aquí;
envíame a mí.’ Sea que uno sirva
como ministro de la Palabra o
como médico, o como
negociante o agricultor,
EL PRIMER LUGAR
profesional o mecánico, la
responsabilidad descansa sobre
él. Su obra es revelar a otros el
Evangelio de su salvación. Cada
empresa a la cual se dedique
debe ser un medio hacia este fin.
Juan 21:15-17, Hechos 20:24, última parte, 25; Evangelismo, pág. 254
“Sois los siervos empleados por Dios, comisionados para edificar su reino
en la tierra, y habéis de hacer vuestra parte para salvar a las almas por las
que Cristo pagó el precio de su propia sangre. ¿Es entonces acaso cosa leve
enseñar en la escuela sabática, sin tener una preparación del corazón para
esta obra de tanta consecuencia? Muchos de los que emprenden la
enseñanza de una clase sienten poco interés en ella, y por sus esfuerzos no
consagrados malogran la sagrada obra” (Consejos para la Obra de la
ESTUDIO ADICIONAL