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Teoría de la Oportunidad Diferencial de Richard Cloward y Lloyd Ohlin.

Esta teoría se publicó en 1960, en la obra: “Delinquency and Opportunity: A Theory of Delinquent
Gangs”. Su construcción , lleva implícito el manejo de algunos elementos analizados en las teorías
de la Asociación de Diferencial de Sutherland, Anomia de Merton y subcultural de Cohen a saber:
organización en subgrupos , tensión o conflicto entre metas culturales y medio legítimos para
alcanzar esos fines , a los cuales, se añade una categoría espacial-organizacional.
El punto de inicio de esta teoría, radica en la existencia de subculturas delincuenciales enclavadas
dentro del sistema social dominante. La génesis de estos subgrupos se localiza en la falta de
oportunidades y sentimientos de frustración que padecen los jóvenes de las clases deprimidas en su
afán por conseguir las metas de éxito económico tan ponderadas por los agentes del control social
informal y más o menos arraigadas entre los miembros del colectivo social.
La carencia de oportunidades legítimas de superación, traducidas en empleos— incluso los mal
remunerados para egresados de escuelas secundarias—, o la imposibilidad de asistir al bachillerato
con fines de obtener mejor capacitación, genera condiciones ideales para el surgimiento de pandillas
juveniles. En ese sentido, la percepción de que es el propio funcionamiento de la sociedad el que
estrecha el marco de oportunidades e impide escalar a un mejor nivel económico, desencadena en
el adolescente sentimientos de frustración y rechazo hacía el orden establecido, lo que, a la postre,
determinará la conformación de agrupaciones, cuyos miembros, se identifican mutuamente, por
padecer en común, la misma animadversión por el sistema social que los excluye.Así, la cohesión
que impera en el grupo y el consiguiente respaldo que se profesan unos a otros, facilita la comisión
de conductas antisociales como medios para lograr las aspiraciones de éxito personal que, por falta
de acceso a los canales lícitos les fueron previamente negadas.
Cloward Y Ohlin, no se limitan a explicar la génesis de criminalidad de los adolescentes en función
de la subcultura y la falta de medios institucionalizados, sino que agregan una variable de orden
ecológico, a saber: el medio ambiente o, para ser más preciso, la organización interna de los
espacios que auspician el nacimiento de pandillas juveniles. Para tal efecto, distinguen tres tipos de
subculturas, a saber: la criminal; la del conflicto y la del retraimiento o evasión, cuyo análisis se
realizará a continuación.
A). Subcultura Criminal. Por lo general, este tipo de subculturas se forman en vecindarios en los que,
de antemano, existen organizaciones criminales de adultos. Este contexto favorece que los jóvenes
se involucren en procesos de aprendizaje y reciban de los delincuentes consumados información
respecto de ciertas pautas de conducta observables en el submundo del crimen, el manejo de
técnicas que les permitirá ejercer con fortuna las actividades delincuenciales y, sobre todo, la
construcción de estructuras que les permitirán operar con un alto grado de cobertura.
B). Subcultura Conflictivas. En el interior de estas subculturas, ubicadas en los barrios bajos, son
denominadores comunes: la falta de sintonía con los valores adoptados por la cultura dominante y,
por ende, con las aspiraciones de éxito económico; constante emigración e inmigración de sus
pobladores, pobreza extrema y la inexistencia de organizaciones criminales. Por consiguiente, los
jóvenes integrantes de las pandillas instaladas en sectores con esas características, cometen, por lo
general, delitos violentos, no con la finalidad de acceder a mejores niveles de vida, sino a propósito
de lograr el dominio de los territorios que conforman el área y, en consecuencia, obtener prestigio y
el reconocimiento de las bandas contrarias.
C). Subcultura del Retraimiento. Este tipo microcosmos, está integrado por jóvenes a los que no les
ha sido posible acceder de ningún modo a las metas culturales, es decir, por quienes han fracasado
tanto en el cometido de lograr el éxito económico a través de las vías institucionalizadas , como en
el intento de acceder a esas metas mediante procedimientos ilegales, por lo que también se le
conoce como “ Modelo del Doble Fracaso” . Es común que los integrante de esta clase subcultural,
observen, por un lado, conductas orientadas a evadir el fracaso y la realidad que los circundan , a
saber: el consumo de drogas o alcohol. Por el otro, que para estar en condiciones de satisfacer sus
necesidades adictivas, se involucren en el tráfico de estupefacientes al pormenor, en la prostitución
o en la comisión de delitos patrimoniales de escasa entidad .

Dr.Mario Octavio Vázquez Padilla.

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