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Capítulo uno
incluso algunas transformaciones del mismo. En estos casos, en rigor de verdad, puede
interpretarse que se está generando otro bien o servicio.
En general la adición de estas utilidades se realiza a través de intermediarios
independientes, tales como mayoristas, minoristas, distribuidores, etc.
En la actualidad es clara la propensión a requerir cada vez mayor sofisticación en los
productos, tanto respecto de sus cualidades intrínsecas como en relación con las condiciones y
comodidades con que llegan al consumidor.
En realidad, esta exigencia de mayor sofisticación no sólo se refiere al grado de
elaboración y preparación del producto, sino a características intangibles del mismo, es decir,
al momento y lugar del suministro, a la presentación con que se exhibe, la imagen, etc. Todo
ello favorece y provoca un proceso de hipersegmentación de los mercados, como reflejo de
los requerimientos cada vez más individualizados y diferenciados de los consumidores.
Las estructuras empresarias medianas, y aun las pequeñas que no cuentan con un área
independiente y especializada en Marketing, deben internalizar estas nuevas concepciones a
fin de posibilitar su inserción en un mundo empresarialmente cada vez más competitivo.
Sin embargo, como hemos visto, sus dimensiones y agilidad de reacción les otorgan, en
principio, potencialidades competitivas para adaptar flexiblemente su desempeño. Por su
parte, los mercados futuros tienen condiciones y exigencias que los hacen más propicios para
el desarrollo de estas estructuras organizacionales flexibles y adaptativas.
1.2. Nuevas realidades
Luego de la posguerra y hasta aproximadamente mediados de la década dd ’ 70. el mundo
en particular, los países centrales tuvieron años de crecimiento y desarrollo con relativa
continuidad.
No obstante, el rasgo distintivo no fue la innovación sino la expansión de tecnologías
preexistentes. Las innovaciones tecnológicas en general fueron elaboradas sobre la base de
conocimientos desarrollados antes o durante la guerra.
La creencia en In aceleración de la velocidad del cambio tecnológico no es más que un
aumento en la conciencia de este cambio.
Pero a partir de mediados de la década del ’70, en particular desde la primera crisis del
petróleo, el marco económico impone condiciones de más rivalidad competitiva en un
contexto de mayor turbulencia económica, cultural y social.
1,2,1. Los cambios competitivos
El mundo de hoy, nuestro mundo, se caracteriza, desde el punto de vista de los mercados,
por lo que TOFFLER ha dado en llamar la “fórmula explosiva”:
Novedad
Diversidad
Transitoriedad
Constante introducción, desaparición y relanzamiento de productos ofreciendo múltiples
y variadas alternativas de satisfacción de necesidades existentes y latentes, haciendo cada vez
más inestable la relación de lealtad del consumidor.
Esta inestabilidad se ve incentivada, además, por la aparición de competidores surgidos al
amparo de nuevas tecnologías, que aportan alternativas diferentes para la elaboración y
comercialización de productos.
Además de los cambios profundos que mencionamos, debemos agregar que éstos tienen
lugar en medio de una tendencia inevitable a la internacionalización de los mercados,
favorecida por el desarrollo tecnológico de los medios de transporte y comunicación.
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En la mayor parte de los países se observan claros indicios de la crisis. Disminución del
ritmo de crecimiento económico, incremento de la tasa de paro (en los EE UU, y Europa
prácticamente está tocando la marca del 10 %). La inflación, salvo en Alemania y Japón,
mantiene su crecimiento y consecuencias, entorpeciendo las previsiones económicas,
falseando la competencia, favoreciendo la especulación, y por último, los déficit
presupuestarios cuya dimensión, incluso en algunos países centrales, es crítica.
En este contexto tan difícil en el que deben desenvolverse países y empresas, la sanción
de los errores de gestión es cada vez más rápida y severa, tal como lo demuestran el
incremento espectacular de organizaciones en quiebra y países con enormes dificultades
económicas.
1,2,3. Los cambios socioculturales
A los cambios económicos y competitivos se sumaron cambios en el campo social y
cultural, que han derivado en todo un cuestionamiento a la inserción, responsabilidades y
objetivos de las empresas en el contexto comunitario en que se desenvuelven.
Este proceso se inicia en Europa en la década del ’70 y toma cuerpo alrededor de dos
movimientos sociopolíticos que constituyen en sí mismos una toma de conciencia actitudinal
del ser humano ante la vida, y se han expresado en los movimientos consumerista y
ecológico.
a) El consumerismo
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Surgió a raíz de los excesos del marketing operacional o lo que se ha dado en llamar
“prácticas del marketing salvaje”, que tienen por objetivo doblegar la demanda a las
exigencias de la oferta, en lugar de adaptar esta oferta a las expectativas de la demanda.
Estos grupos han tenido gran evolución desde la década del ’70, en que tuvieron
preeminencia.
Realmente, la recurrencia exagerada a las técnicas de operación a presión sobre el
consumidor hace correr un alto riesgo de desemboque en un "marketing de manipulación”.
Los siguientes son Algunos ejemplos de prácticas comerciales que constituyen problemas
típicos de este período.
• Oferta de productos defectuosos o de peligrosidad en su uso.
• Exageración en la cantidad y calidad del contenido a través del diseño de envases.
• Prácticas desleales de la política de precios y descuentos.
• Exageración publicitaria de los atributos del producto y las satisfacciones que provoca.
• Recurrencia exagerada a las técnicas promocionales a fin de explotar la impulsividad
en el comportamiento de compra del consumidor. Argumentación publicitaria apelando a los
sufrimientos y ansiedades de los individuos.
• Incitación al sobreconsumo a través de excesos en la presión de ventas.
Debe tenerse en cuenta que las consecuencias de estas formas de operar comercialmente
no se refieren solamente a los perjuicios o insatisfacciones que pueden provocarse en el
consumidor, sino que en última instancia estas acciones repercutirán negativamente sobre la
empresa.
Los excesos del marketing salvaje han motivado el nacimiento de poderes
compensadores, como el movimiento consumerista, constituido por asociaciones de
consumidores reunidos para la defensa conjunta de sus intereses como tales.
Este movimiento no pone en duda el enfoque de marketing sino que por el contrario,
reivindica la necesidad de su generalización y aplicación íntegra. Es necesario admitir
también que en algunos países, particularmente los desarrollados, el consumidor
individualmente se ha constituido en un factor importante en este mismo sentido.
Tal interpretación es decisiva para la definición de las estrategias empresarias en general
y de marketing en particular. De su correcta interpretación dependerá la continuidad o no de
muchas empresas, por cuanto el consumidor es cada vez más consciente de su poder
individual y de sus posibilidades de reaccionar organizadamente.
Las consecuencias de una “no satisfacción o, peor aún, de una mala satisfacción” o
“satisfacción negativa, tendrán repercusiones más allá de la pérdida de un potencial cliente,
pudiendo derivar en una reacción social generalizada en contra del producto o servicio.
El contraponer que representa el consumerismo contribuyó sin lugar a dudas a
"moralizar” la práctica del marketing y constituye un factor de presión que las empresas no
pueden ignorar.
Esto es válido también en el comercio internacional, en tanto y en cuanto la falla de
cuidado en la calidad y cumplimiento de los contratos puede derivar en reacciones negativas,
con el agravante de que en muchas ocasiones éstas influyen también en la imagen de otros
artículos diferentes provenientes del mismo país.
b) El movimiento ecológico
La concepción de este movimiento se resume en la interpretación de que el consumo
tiene utilidades positivas y negativas, y atribuye al marketing la responsabilidad de haber
hecho y pretender hacer crecer de cualquier manera el consumo, olvidando las consecuencias
negativas que tiene su crecimiento indiscriminado y desorganizado.
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Al margen de las consecuencias negativas que acarrea en el plano individual (el consumo
por el consumo mismo), el consumerismo cuestiona esta actitud por falta de consideración al
coste social del consumo irracional, dada la escasez generalizada de recursos.
Contrariamente a los consumeristas, los ecologistas no admiten el principio de soberanía
del consumidor, en tanto ésta implique la destrucción indiscriminada del entorno.
Afirman que “el objetivo del sistema económico no debe ser la satisfacción del
consumidor como tal, sino más bien mejorar la calidad de vida como concepto global, más
allá de la cantidad y calidad de los bienes y servicios destinados a ser consumidos”.
Este movimiento ha tenido en los últimos años, y tendrá seguramente en los próximos; un
impacto importante sobre la actividad de muchas empresas, pues se trata de un factor del
contexto que interpreta la aparición y desarrollo cada vez con mayor fuerza de nuevas
necesidades de la sociedad.
Intentar la satisfacción de las mismas implicará seguramente nuevas oportunidades en la
forma de productos antipolución y económicos en energía, reciclaje de productos, tendencias
de consumos y destinos de tiempo de ocio hacia lo natural, etc.
Pero también esta evolución implicará la aparición de nuevas obligaciones para las
industrias y empresas que desean una adecuada perdurabilidad, a través de una conveniente
inserción en las comunidades en que se desenvuelven.
Estas nuevas tendencias están haciendo surgir además nuevas posibilidades y
oportunidades en los mercados. A ellas nos referimos cuando afirmamos que existen vías
de desarrollo empresario que quizá con los criterios y enfoques antiguos no puedan ser
visualizadas correcta y oportunamente. Estas son alternativas que las empresas flexibles y
adaptativas pueden aprovechar, tanto en los mercados internos como externos.
1,3. Propuesta
Los cambios que se están produciendo en el plano competitivo económico y cultural
provocan nuevas y mejores posibilidades para estructuras flexibles y adaptativas, cualidades
que se destacan con mayor frecuencia en empresas de dimensiones pequeñas y medianas antes
que en las grandes organizaciones.
Es por ello que éstas, las grandes empresas, también buscan estructurarse según
actividades o grupos de actividades, a fin de obtener la flexibilidad adaptativa necesaria.
La gestión de Marketing debe adoptar enfoques y criterios adecuados a esta nueva óptica,
dado que ello hará posible el aprovechamiento de nuevas e importantes oportunidades, tanto
en los mercados internos como en los externos.
Pero, como en las alternativas de premio o castigo, la no adopción de tales criterios hará
perder definitivamente la posibilidad de iniciar senderos de crecimiento.
Para entender con propiedad estos cambios es necesario un replanteo en las prioridades
asignadas a la tarea de conducción empresaria. En particular, lo % aspectos referentes a:
Por otra parte, también sería altamente beneficioso que esta nueva óptica fuera
incorporada en el plano macroeconómico, es decir, en la gestión del sector público donde,
entre otras cosas, las grandes empresas estatales olvidaron que su objetivo es atender las
necesidades de los consumidores o usuarios.
Más aun, en las empresas privadas grandes se requieren importantes adecuaciones para
implementar una gestión acorde con este enfoque.
En general esto se debe al relajamiento provocado por la protección de los mercados
internos y el bajo nivel de exigencia de los consumidores, acostumbrados a competir por ios
productos y no a esperar que los fabricantes compitan
por sus preferencias.
A nuestro entender, esta nueva orientación en la gestión empresaria es una de las vías más
importantes a través de las cuales se logrará el desarrollo empresarial individual y del
conjunto del país. Otras naciones de similares características lo han hecho.
El objetivo es, entonces, presentar un conjunto ordenado de estas nuevas concepciones
con una interpretación aplicable a la realidad de las estructuras pequeñas y medianas con
potencial de aprovecharlo.
En el desarrollo y análisis de sus variables estratégicas trataremos de encontrar y
demostrar cuáles son las vías de crecimiento dentro del contexto de cambio que se observa,
incorporando un enfoque que contemple la problemática, idiosincrasia y restricciones propias
de las economías en vkt ác desarrollo, y los estilos de gestión de las empresas que se
desenvuelven en este medio.
En pos de este objetivo en los capítulos 2 al 5 se analizan los principios y conceptos
fundamentales se estudian las necesidades, motivaciones y comportamiento del comprador
para arribar aúna delimitación y segmentación del mercado desde el punto de vista del
concepto de producto-mercado.
Temando como base estos desarrollos estaremos en condiciones de analizar en el
capítulo sexto, el Potencial Competitivo de la organización y sus alternativas estratégicas de
crecimiento.
A continuación, en los capítulos 7 al 11, se discuten los distintos caminos alternativos de
desarrollo organizacional, tomando cada una de las variables de Marketing, estudiando
diferentes estrategias de Producto, a través de la estructuración de Canales de Distribución
alternativos, mediante políticas diferenciales de Precios, en virtud de una mejor definición de
estrategias de comunicaciones o, en definitiva, con el aprovechamiento de las posibilidades de
incorporación en el Mercado Internacional.
Todos estos senderos o vías de desarrollo son propicios para la inserción de las pequeñas
y medianas empresas en un proceso de desarrollo auto sostenido, dadas sus posibilidades de
contar con la flexibilidad y adaptabilidad que los mercados futuros exigen.
Gráfica 1,1. Estructuras de Marketing para el crecimiento
Capítulo tres
Estudio de las necesidades
De acuerdo con los conceptos desarrollados en los capítulos anteriores, el objetivo central
de las actividades de Marketing, y en última instancia de la organización en su conjunto, es la
satisfacción de necesidades. Pero en este sentido es importante discutir con franqueza el
hecho de si el marketing moderno se utiliza para investigar el mejor modo de cumplir este
objetivo o si, por el contrario, se “usa” como mecanismo para la creación de necesidades, a
las cuales satisfacer luego.
Evidentemente esta cuestión está en el centro de la discusión y es particularmente
importante en una economía en desarrollo, dado que en ella es más frecuente la utilización
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