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El sistema hematopoyético
Cuando hablábamos de la hematopoyésis definimos el sistema hematopoyético de la siguiente
manera:
Monoblasto.
Promonocito.
Monocito.
Histiocito (Macrófago del tejido conjuntivo o conectivo).
Célula de Kupffer (Macrófago del hígado).
Célula de Langerhans (Macrófago de la piel).
Osteoclasto (Macrófago del tejido óseo).
Célula de microglía (Macrófago del Sistema Nervioso Central).
Macrófagos alveolares del pumón.
Macrófagos distribuidos por la médula ósea, el bazo o las serosas pleural y peritoneal.
Los macrófagos tienen una vida variable. Pero, por norma general, pueden perdurar durante
meses. Entre las funciones del SMF se encuentran:
Y además, tal y como vimos en la entrada sobre la hematopoyesis, el cambio de médula roja a
amarilla es reversible. En situaciones de demanda hematopoyética el proceso puede invertirse.
Los sinusoides hacen de barrera para las células inmaduras entre médula ósea y sangre
periférica. Aunque en situaciones patológicas se producen cambios en esta barrera que
permiten la salida de células hematopoyéticas inmaduras a sangre periférica.
Este estudio puede ser morfológico mediante la realización de un mielograma, estudiando a nivel
microscópico los precursores hematopoyéticos y sus proporciones. También puede estudiarse
desde el punto de vista citológico y funcional, maneras que exigen cultivar las células in vitro.
Estos estudios pueden realizarse a partir de dos técnicas que permiten la extracción de médula
ósea:
Aspirado medular.
Biopsia medular.
Aspirado medular
El aspirado medular también es conocido como punción medular o punción aspirativa medular.
Consiste en la punción en hueso para obtener médula ósea. La punción suele realizarse en la línea
media del esternón en adultos. En cambio, la cresta ilíaca posterior es el lugar elegido para los
niños.
Aspirado
medular. Imagen extraída de Wikipedia
La punción, previa anestesia, se realiza con un trócar, un instrumento capaz de atravesar el hueso
e introducirse en la zona medular. Una vez que el trocar se encuentra en médula ósea, se retira el
fiador y se conecta a una jeringa. Con ella se extrae una pequeña cantidad de médula ósea y se
deposita sobre un portaobjetos limpio o una placa de petri.
En primer lugar se valora el aspecto del grumo obtenido, si es abundante, escaso o si la punción
es blanca. Se denomina punción blanca, o dry-tap, a un aspirado en el que no se observa grumo.
El grumo obtenido debe extenderse en varios portaobjetos. Una extensión de médula ósea no se
realiza igual que un frotis sanguíneo, ya que el grumo se aplasta suavemente sobre el porta. Dos
portaobjetos serán teñidos mediante tinciones panópticas y el resto se conservarán para realizar
tinciones especiales. Las tinciones panópticas utilizadas suelen ser tipo Romanowsky, y las más
frecuentes son May-Grünwald-Giemsa y Wright, que son las que ofrecen mejor resultado.
Mielograma
Los frotis teñidos con tinciones panópticas se observarán al microscopio óptico, utilizando el
objetivo de 10X (100X de resolución) para realizar una valoración general de la celularidad de la
muestra. Se debe valorar la presencia de precursores hematopoyéticos que sean distinguibles con
esa resolución, como los megacariocitos. También se debe valorar la presencia de células
anormales sospechosas de ser células tumorales.
Después se usará el objetivo de inmersión (1000X de resolución) para realizar un recuento
porcentual, o mielograma, de la muestra. Se deben contar e identificar de 500 a 1000 células para
realizar un mielograma correctamente.
Alteraciones del mielograma
Hiperplasia eritropoyética: Se ve en casos de hiperregeneración medular como
respuesta a una pérdida periférica de hematíes (hemorragias, hemólisis…). También
cuando existe incapacidad de los eritroblastos para madurar a hematíes (anemias
ferropénicas o anemias megaloblásticas) o en casos de eritroleucemia.
Hiperplasia granulopoyética: Se observa en el curso de procesos infecciosos como
septicemias, y en procesos inflamatorios como la hepatitis C, cirrosis hepática, etc…
También en metástasis carcinomatosas, en la leucemia mieloide crónica y en otros
síndromes mieloproliferativos.
Aumento del número de linfocitos: En este caso hay que valorarlo en relación con la
clínica y con otros parámetros. Se da, por ejemplo, en casos de leucemia linfática crónica o
en casos de linfoma que haya infiltrado en médula ósea.
Aumento del número de células plasmáticas: Puede aparecer como fenómeno
secundario a procesos neoplásicos, en enfermedades hepáticas crónicas o en casos de
plasmocitomas que hayan infiltrado en médula ósea.
Sobre el aspirado medular
Si la celularidad de la médula ósea se encuentra aumentada se dice que hay hipercelularidad
o hiperplasia. Por contra, si la celularidad está disminuída se dice que hay hipocelularidad
o aplasia.
La apreciación de la celularidad de la médula ósea, mediante un aspirado, tiene un valor limitado.
Existen situaciones en las que la celularidad observada no se corresponde con la celularidad real
del paciente.
Linfoma
folicular en médula ósea. Imagen propiedad de Ed Uthman
En aplasias medulares hay ocasiones en las que el aspirado puede presentar celularidad normal.
Lo contrario ocurre en algunas leucemias agudas con médula empaquetada (hiperplasia), en la
que hay tanta proliferación que es frecuente obtener una punción blanca.
Biopsia medular
Una biopsia medular consiste en la extracción de un cilindro óseo con la finalidad de estudiar la
médula ósea. Esta técnica ofrece más información sobre el aspecto histológico mientras que el
aspirado medular ofrece más información del aspecto citológico.
Es una técnica indicada para casos de punción blanca o síndromes mieloproliferativos, entre otros.
La biopsia se obtiene mediante punción transcutánea por trocar en la cadera. En concreto en la
espina ilíaca posterosuperior.
La biopsia de médula ósea se emplea para conocer el grado de extensión de los linfomas y de las
aplasias. También para analizar el pronóstico y la terapéutica a seguir. En cualquier caso, el
procesamiento del cilindro óseo y la interpretación de la biopsia no es competencia de los Técnicos
de Laboratorio Clínico y Biomédico / Diagnóstico Clínico, es competencia de los Técnicos en
Anatomía Patológica.
Timo
En el sistema hematopoyético, el timo es un órgano hematopoyético linfoide primario. Está situado
en el mediastino superior anterior, en posición retroesternal y sobre la cara anterior del pericardio.
Su estructura se desarrolla completamente en el tercer mes de gestación. Después del nacimiento
continúa creciendo hasta la pubertad, momento en el que comienza a atrofiarse progresivamente
hasta quedar irreconocible en la vejez.
Timo de un feto en su
etapa final. Imagen extraída de Wikipedia
El timo está compuesto por dos lóbulos principales. Cada lóbulo se puede dividir en una médula
central y en una corteza periférica que está rodeada por una cápsula externa.
Bazo
En el sistema hematopoyético, el bazo es un órgano hematopoyético linfoide secundario. Está
situado en el hipocondrio izquierdo, detrás del estómago y cerca del diafragma.
El número 12 se
corresponde con el Bazo. Imagen extraída de Wikipedia
Está conformado por una cápsula de tejido conjuntivo, pulpa roja y pulpa blanca. La cápsula, rica
en linfocitos, monocitos y macrófagos, penetra en profundidad en forma de septos trabeculares.
La pulpa roja está formada por los sinusoides esplénicos y los cordones de Billroth. Estas
estructuras, ricas en células del SMF, son el lugar donde se producen la filtración y retirada de los
hematíes viejos o defectuosos. Los sinusoides esplénicos acumulan gran cantidad de sangre que
lentamente va saliendo hacia los cordones de Billroth que ejercen de filtros. Éstos permiten el paso
de los hematíes normales y destruyen los viejos o defectuosos.
La pulpa blanca está distribuida por todo el bazo, formando pequeños nódulos de tejido linfoide
que se disponen alrededor de una arteriola central. La arteriola está rodeada por una zona de
Linfocitos T, que a su vez están rodeados por una zona de Linfocitos B y Células Plasmáticas.
Ganglios linfáticos
En el sistema hematopoyético, los ganglios linfáticos son un órgano hematopoyético linfoide
secundario. Junto a los vasos linfáticos constituyen el sistema linfático.
Sistema linfático
La función de los ganglios linfáticos es la de filtrar los antígenos procedentes del espacio
extracelular y de la linfa. Esto ocurre durante la circulación de la linfa desde la periferia hasta el
conducto torácico. De este modo permiten la interacción entre antígenos y linfocitos.
Las células presentadoras de antígeno viajan desde el tejido infectado a los ganglios linfáticos a
través de la circulación linfática. Penetran en el ganglio linfático a través de los vasos linfáticos
aferentes. En el ganglio, los linfocitos son activados por el contacto con los antígenos.
Los ganglios linfáticos se disponen en grupos a lo largo de los capilares linfáticos más grandes.
Tienen cuatro zonas diferenciadas: Cápsula, Paracortex, Córtex y el Área medular central.
Desde la Stem Cell hematopoyética, o CFU-LM, existen varias diferenciaciones que darán lugar a
las células madre implicadas en la linea monopoyética. La primera de ellas da lugar a la CFU-
GEMM o unidad formadora de colonias granulocíticas, eritrocíticas, monocíticas y
megacariocíticas.
Ésta, a su vez, se diferencia en CFU-M, unidad formadora de colonias monocíticas, una célula
madre comprometida exclusivamente en la línea hematopoyética de los monocitos.
Promonocito
El citoplasma es de pequeño tamaño y muy basófilo, presentando una basofilia similar o algo
inferior a la del monoblasto. Puede presentar una leve granulación azurófila que puede dificultar
su identificación, debido a la similitud que presenta este precursor con el promielocito.
El promonocito madura y da lugar al monocito.
Monocito
El monocito es la célula de mayor tamaño que circula en sangre periférica. Su diámetro celular es
de 14-20 µm.
La relación núcleo/citoplasma es alta, parecida a la del promonocito. El núcleo puede ser central o
excéntrico, con forma de herradura, indentada o redondeada. Su cromatina está condensada pero
adquiere una forma filamentosa que le da aspecto de «peinado» y no contiene nucléolos.
El citoplasma, de pequeña cantidad, es basófilo, adquiriendo una tonalidad azul plomiza con
las tinciones panópticas. Además, contiene una fina granulación azurófila dispersa por todo el
citoplasma, especialmente en las zonas cercanas al núcleo. También puede contener vacuolas.
Los monocitos pasan a los tejidos dando lugar a los macrófagos.
Macrófagos
El paso de monocito a macrófago conlleva cambios en la morfología celular, que será diferente
según el tejido en el que se asiente. Los macrófagos libres tienen aspecto de célula espumosa,
mientras que los fijos de los tejidos adquieren diferente morfología según su ubicación.
Como vimos en el sistema hematopoyético, los macrófagos reciben diferente nombre según el
tejido al que pertenecen:
Macrófagos distribuidos por la médula ósea, el bazo o las serosas pleural y peritoneal.