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DERECHO
Sub –Eje temático 1: Derecho Penal y Constitución. Garantías
constitucionales:
Principios del Derecho Penal
Noción: integran el modelo constitucional penal, un conjunto de principios que se traducen
en los límites de la potestad punitiva del Estado de derecho, y conforman condiciones
necesarias tanto pata la atribución de la responsabilidad penal como para la imposición de
la pena.

Principio de legalidad: Se expresa con el aforismo “nullum crimen, nulla poena sine lege”
(ningún delito, ninguna pena sin ley). Este principio consagra la ley penal previa como única
fuente del derecho penal.

Está expresamente consagrado en el art. 18 de la CN: “Ningún habitante de la nación


argentina puede ser penado sin juicio previo fundado en la ley anterior al hecho del
proceso”.

Del principio de legalidad surgen los siguientes aspectos a considerar: una garantía criminal,
una garantía penal, una garantía jurisdiccional o judicial y una garantía de ejecución.

 La garantía criminal exige que el delito (= crimen) se halle determinado por la ley
(nullum crimen sine lege).
 La garantía penal requiere que la ley señale la pena que corresponda al hecho (nulla
poena sine lege).
 La garantía jurisdiccional o judicial exige que la existencia del delito y la imposición de la
pena se determinen por medio de una sentencia judicial y según un procedimiento
legalmente establecido.
 La garantía de ejecución requiere que también el cumplimiento de la pena se sujete a
una ley que lo regule.

Estas distintas garantías también deben exigirse respecto de la imposición de medidas de


seguridad.

Asimismo, la norma jurídica (ley) reguladora del hecho delictivo y su sanción, debe
cumplimentar los requisitos de ser ley previa, escrita y estricta.

La exigencia de ley previa consagra el principio de la irretroactividad de la ley penal más


severa, ya que es preciso que el sujeto pueda conocer en el momento en que actúa si va a
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incurrir en un delito y, en su caso, cuál será la pena. Contrariamente, en beneficio del
imputado rige el principio de retroactividad y ultraactividad de la ley penal más benigna
(art. 9°, Convención Americana sobre Derech6s Humanos; art. 15.1, Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; art. 2° C.P.).

Con la exigencia de ley escrita, queda excluida la costumbre como posible fuente de delitos
y penas. Es por eso que se trate de una ley emanada del Poder Legislativo, en su condición
de representante del pueblo, sea nacional, provincial o municipal.

En tercer lugar, el requisito de ley estricta, impone en cierto grado de precisión de la ley
penal y excluye la analogía en perjuicio del imputado (analogía in malam partem). La
precisión se exige tanto respecto de la delimitación de la tipicidad como respecto de la
determinación de la pena (mandato de determinación).

Principio de Reserva: Conforme a nuestro sistema constitucional, «Ningún habitante de la


Nación será obligado a hacer lo que la ley no manda, ni privado de lo que ella no prohíbe"»
(art. 19,2° párrafo, C.N.).

Este principio, derivado del principio de legalidad, implica la idea política de «... reservarles,
a los individuos, como zona exenta del castigo, la de aquellos hechos que por inmorales o
perjudiciales que sean, no están configurados y castigados por una ley previa a su acaecer».

Tratándose de una garantía individual, debe estar claramente trazada. Esto se logra,
fundamentalmente, mediante la enumeración taxativa por la ley de los hechos punibles y
de las penas pertinentes, de manera que aquéllos y éstas representen un numerus clausus
en recíproca e inalterable correspondencia.

Principio de Lesividad: El principio de lesión jurídica o lesividad (art. 19, primer párrafo,
CN.), configura la base de un derecho penal liberal y tiene como regla esencial aquélla que
impide prohibir y castigar una acción humana si ésta no perjudica o de cualquier modo
ofende los derechos individuales o sociales de un tercero, la moral o el orden público.

La separación axiológica entre derecho y moral veda, por otra parte, el castigo de
comportamientos meramente inmorales o de estados de ánimos pervertidos, hostiles o
incluso, peligrosos. Correlativamente, impone la tolerancia jurídica de toda actitud o
comportamiento no lesivo para terceros.

Principio del Non bis in ídem: Este principio, por el que se prohíbe perseguir penalmente
más de una vez por el mismo hecho, adquiere el rango de garantía constitucional a partir de

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la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 8.4), así como por el Pacto de
Derechos Civiles y Políticos (art. 14.7), incorporados a la Constitución Nacional (art. 75, inc.
22).

El primero de los tratados citados prohíbe que el inculpado absuelto sea procesado de
nuevo por el mismo hecho; mientras que el segundo abarca la doble hipótesis del
condenado y el absuelto, prohibiendo en ambos casos que se proceda a posterior
juzgamiento y sanción.

De esta manera queda, en nuestro sistema constitucional, asumida la prohibición de nuevo


juzgamiento, tanto cuando en uno anterior, sobre los mismos hechos, ha recaído
absolución, como cuando ha habido condena.

Asimismo, la C.SJ.N. ha entendido que se vulneraría dicha garantía, no sólo para el caso de
cosa juzgada, sino también para el supuesto de propiciarse un juzgamiento por separado de
presuntos delitos resultantes de un único hecho (caso «Rava», del 9/2/88).

Además de los tratados expuestos la garantía del non bis in ídem, puede ser considerada
una derivación del principio de inviolabilidad de la defensa (art. 18 C.N.).

Procesalmente, a los fines de la aplicación de esta garantía, se requiere la concurrencia de


las tres identidades: persona, causa y objeto.

Validez Temporal de la Ley penal


Principio general: el principio general que gobierna la validez temporal de la ley penal en el
sistema positivo argentino es el “tempus regit actus”, es decir, rige la ley que estaba vigente
al momento de la comisión del hecho delictivo. Ello es así, toda vez que las leyes penales
sólo alcanzan a los hechos cometidos durante su vigencia, esto es, en el período
comprendido desde su entrada en vigor 1 hasta el momento de su derogación, no pudiendo
aplicarse, como regla general, retroactivamente.

Este principio y, en consecuencia, la irretroactividad de la ley penal, se deriva del ya


analizado principio de legalidad, que exige a los fines de la imposición de una sanción penal,
la existencia de una ley previa que determine el hecho punible, la sanción penal a aplicar y
las consecuencias accesorias del delito, ello en virtud de que “sólo si una conducta está
previamente prohibida puede el ciudadano saber que si la realiza incurre en

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La ley comienza a ser obligatoria después de su publicación y desde el día que determine, y si no lo determinara, será
obligatoria después de los ocho días siguientes a su publicación oficial.
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responsabilidad, sólo así puede acomodarse a la ley y disfrutar de seguridad en su posición
jurídica. A su vez, sólo si el legislador se acomoda a este principio podrá estimarse que
actúa racionalmente y de acuerdo con el sentido material de su propio instrumento
jurídico: motivar en el ciudadano un comportamiento determinado de hacer u omitir algo.

En efecto, la prohibición de retroactividad, se encuentra íntimamente vinculada al


significado material de dicho principio, pues en el hipotético caso de que una ley posterior
declara delictiva una conducta que en su momento no lo era o aplicara a una conducta
anterior una pena no prevista en el momento de su comisión – aunque formalmente se
respetaría el principio de legalidad, pues se habría cumplido con la exigencia de que sólo el
Poder Legislativo establezca la responsabilidad penal-, materialmente se habría vulnerado
la garantía de seguridad jurídica para los ciudadanos de no poder ser sorprendidos a
posteriori con una prohibición desconocida, o al menos desconocida en cuanto a la clase y
gravedad de la sanción, en el momento de actuar.

La validez temporal de la ley penal exige determinar cuál es el momento de comisión del
delito, a los fines de establecer cuál era la ley vigente en ese momento y en consecuencia la
aplicable al caso. En nuestro ordenamiento, a diferencia de la legislación comparada, en el
Código no se encuentra previsto expresamente dicho criterio. Sin embargo, la doctrina
dominante sostiene que deberán tenerse en cuenta: en el caso de tipos de comisión, el
momento de ejecución de la acción y en el caso de tipos de omisión, el momento en que
debía realizarse la acción omitida.

Sin embargo, la determinación del momento de comisión del delito, plantea una
problemática especial cuando nos encontramos frente a un delito continuado, es decir, el
formado con un solo delito a partir de sucesivos hechos dependientes, idénticos o similares
que se extienden en el tiempo, o frente a un delito permanente, el cual no se concluye con
la realización del tipo, sino que se mantiene, por la voluntad delictiva del autor, tanto
tiempo como subsiste en el estado antijurídico creado por él.

En estos supuestos, determinar cuál es el momento de comisión del delito adquiere


especial relevancia en el caso de que, mientras se están cometiendo los hechos se presente
una sucesión de leyes penal. Ejemplificando: X cometió una privación ilegítima de la
libertad contra P desde comienzos del mes de enero hasta fines del mes de marzo. En
enero estaba vigente una ley que no agravaba la pena por el tiempo de duración de la
privación y a comienzos de marzo se dicta una nueva ley que agrava la figura básica si la
privación dura más de 30 días.

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Del ejemplo anterior surgen los siguientes interrogantes: a) ¿Cuál fue el momento de
comisión del delito? ¿Al comenzar la privación de libertad en el mes de enero, al concluir
dicha conducta en el mes de marzo, o, en su caso, durante el período comprendido entre
los meses de enero y marzo?; b) ¿Qué ley debe aplicarse? La que estuvo vigente en los
meses de enero y febrero, que es más benigna, o ¿la que empezó a regir en el mes de
marzo?

No existe una regulación expresa en nuestro ordenamiento para tales hipótesis. La postura
doctrinaria mayoritaria sostiene que se debe aplicar la ley más benigna, existente al
comienzo de la actividad voluntaria, en preferencia a la más gravosa vigente al momento en
que los actos delictivos dejan de cometerse, razón por la cual en el caso de sucesión de
leyes más desfavorables, a los fines de su aplicación, debe tenerse en cuenta el comienzo
de la actividad voluntaria. Así, Fontan Balestra sostiene que la aplicación de la ley más
benigna “cubre todos los momentos del delito, desde el comienzo de la acción hasta el de
la consumación y aun los de la prolongación de la segunda, característica esta de los delitos
permanentes y continuos”. En el mismo sentido, De La Rúa sostiene: “La sucesión de leyes
en el curso de la consumación (permanencia)… da lugar a la aplicación de la ley más
benigna, pues los límites temporales del art. 2° se inician en el tiempo de comisión, no de
consumación”.

Principio de excepción (retroactividad y ultraactividad): el principio general de aplicar la


ley vigente al momento en que el delincuente hizo la materialización de su voluntad
delictiva, tiene excepciones de raigambre constitucional fundadas en la aplicación de la ley
más benigna: retroactividad y ultraactividad.

Estos supuestos de excepción al principio general se dan cuando al fallar se aplica la ley
vigente a dicho momento procesal, pero que es distinta a la que regía al momento de
comisión del hecho (retroactividad) o, por el contrario, cuando se aplica una ley que no está
vigente al momento de la sentencia, pero que sí lo estaba al momento de la comisión del
hecho o en la etapa intermedia (Ultractividad).

 La retroactividad que autoriza la aplicación de la ley a un hecho ocurrido con


anterioridad a su entrada en vigencia, siempre que beneficie al acusado; y
 La ultraactividad que permite que la ley vigente al tiempo de la comisión del delito o en
el tiempo intermedio entre el delito y el fallo, posteriormente sustituida por otra más
gravosa, siga rigiendo para la regulación del hecho aun después de su derogación.

Hipótesis Principio a aplicar Ejemplo


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Que la nueva ley Ultraactividad: porque la ley
cree una figura anterior es más favorable, en La ley 26.791 introduce la figura de femicidio.
delictiva que antes sentido que dicha conducta no
no existía. conminaba una pena.
Que la nueva ley Retroactividad: porque la La ley 24.453 derogó la figura del adulterio, esto significa
desincrimine una nueva ley es más favorable, en que el legislador consideró que no existían motivos para
conducta que era tanto una conducta deja de tutelar penalmente esa conducta.
considerada delito. ser punible.
Un delito estaba castigado con una escala penal de 3 meses
Que la nueva ley Ultraactividad: porque la ley a 2 años de prisión, y una ley posterior, que mantiene la
agrave la especie o anterior es más favorable, en misma figura delictiva, sustituye la sanción, conminándole
escala penal de una tanto tenía prevista una prisión de 4 meses a 6 años. Lo mismo ocurre cuando se
figura ya existente. sanción menos gravosa. cambia la especie de una pena por una de mayor entidad,
como sería de multa a prisión.
Un delito estaba castigado con una escala penal de 4 meses
Que la nueva ley Retroactividad: porque la a 6 años de prisión, y una ley posterior, que mantiene la
disminuya la nueva ley es más favorable, ya misma figura delictiva, sustituye la sanción, conminándole
especie o escala que prevé una sanción menos prisión de 3 meses a 2 años.
penal de una figura gravosa. Lo mismo ocurre cuando se cambia la especie de una pena
ya existente. por una de menor entidad, como sería de prisión a multa.
Que la nueva ley Retroactividad: porque la
exija más requisitos nueva ley es más favorable, en Supuesto en el que se requería una determinada conducta,
que la ley derogada tanto para que una conducta y la nueva ley requiere otros factores y circunstancias para
a los fines de la sea considera delictiva tiene configurar dicha acción delictiva.
configuración de la mayores requisitos para su
figura delictiva. configuración.
Que la nueva ley Ultraactividad: porque la ley
exija menos anterior es más favorable, en
requisitos que la tanto para que una conducta Supuesto en el que se requería una determinada conducta,
ley derogada a los sea considerada delictiva tiene y la nueva ley requiere menos factores y circunstancias
fines de la menos requisitos para su para configurar dicha acción delictiva.
configuración de la configuración.
figura delictiva.
Que la nueva ley Cuando requiera de mayores condiciones de aplicabilidad
exija más o menos Más: Retroactividad. de la sanción esto favorecerá al culpable.
condiciones de Menos: Ultraactividad. Cuando requiera menos condiciones de aplicabilidad de la
aplicabilidad de la sanción esto perjudicará al sindicado como responsable.
sanción.

La Teoría del Delito


Concepto analítico: esta teoría es un método sistematizado en niveles, a los fines de
determinar si una conducta constituye un delito.

Las categorías de la estructura del delito


La acción
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Caracterización de su contenido:

Sin perjuicio de las distintas posturas elaboradas por la dogmática jurídico-penal, pueden
señalarse algunos rasgos distintivos del concepto acción, a saber:

- Exterioricidad: sólo pueden ser alcanzadas por el derecho penal aquellas conductas
humanas que trascienden la esfera interna de la persona, en tanto sólo a través de ellas
es factible lesionar los bienes jurídicos que la ley tutela. Constitucionalmente, el
principio de exterioricidad surge de lo dispuesto en el art. 19, primera parte, de la C.N., y
se desprende implícitamente del principio de legalidad.
- Sujetos de accion: sólo las personas físicas pueden ser sujetos activos del derecho penal,
pues sólo a ellas se les puede atribuir la comisión de un hecho delictivo. Se excluye así la
responsabilidad penal de las personas jurídicas.
- Formas de conducta: la conducta – acción en sentido amplio- en tanto primer elemento
del delito, es susceptible de asumir dos modalidades: o bien, bajo la forma de acción en
sentido estricto, o bien, como una omisión. El primer supuesto implica una actividad de
la persona que vulnera una norma prohibitiva. La omisión, por su parte, se configura
como una inactividad violatoria de una norma preceptiva, es decir, de una norma que
manda implícitamente realizar una conducta determinada (véase, por ejemplo, los arts.
108, 249, 250 C.P.)

Concepción causal de la acción:

Positivismo Jurídico: Fueron sus principales exponentes Von Liszt, Beling y Radbruch y,
entre nosotros, es la concepción sostenida por Núñez, Soler y Fontán Balestra, entre otros.

La acción se concibe como “toda conducta humana voluntaria que causa un cambio en el
mundo exterior” (Von Liszt). De lo dicho se desprenden sus elementos: 1) manifestación de
voluntad, y 2) resultado.

Se entiende por manifestación de voluntad, toda conducta del hombre comisiva u omisiva
que, libre de violencia física o psicológica, está determinada (motivada) por las
representaciones. Consiste en la inervación muscular proveniente de los centros superiores
del cerebro. No debe confundirse esa manifestación de voluntad con su contenido, que
pertenece al campo de la culpabilidad. De esta manera el causalismo generó una voluntad
sin contenido, recurso que fue objeto de las más importantes críticas que recibió esta
corriente.

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Por otra parte, sólo el hombre es capaz de realizar una manifestación de voluntad que
trascienda al derecho.

En cuanto al resultado éste consiste en un cambio en el mundo exterior causado por la


manifestación de voluntad, o la no mutación de ese mundo externo, por la acción esperada
y que no se ejecuta. El efecto del delito puede consistir en un cambio físico o psíquico. A su
vez, son resultados el daño y el peligro.

El resultado ha de estar vinculado con aquella manifestación de voluntad del sujeto. La


existencia o inexistencia de ese vínculo es lo que tratan de explicar las teorías sobre la
relación de causalidad. Esta, efectivamente, trató de determinarse a través de la teoría de
la equivalencia de condiciones (Von Buri). Luego se formularon otras teorías como
correctivos de aquélla, como la de la causalidad adecuada (Von Kries) y la de la relevancia
(Mezger).

El concepto de acción así entendido es comprensivo tanto del hacer (acción propiamente
dicha) cuanto del no hacer (omisión).

Normativismo neokantiano o sistema neoclásico: surge a principios del siglo XX, bajo la
influencia del pensamiento filosófico neokantiano en la versión de la Escuela Sudoccidental
alemana. La acción pasa a ser un concepto referido a un valor y no un simple concepto
natural. Su principal expositor, Mezger, considera a la acción como la “conducta humana
valorizada de determinada manera”, este concepto engloba el hacer y el omitir.

Pero Mezger aclara que la valoración del contenido de la voluntad debe dejarse para el
momento de la culpabilidad, llegando a sostener que el concepto de acción sea
estructurado y construido como un concepto natural. Es decir, que a pesar de su referencia
valorativa, el concepto de acción sigue siendo causal.

Concepción finalista de la acción:

El descubrimiento de los elementos subjetivos del injusto facilitó el desarrollo de la teoría


finalista de la acción, concepción que se inicia con la obra de Hans Welzel a comienzos de la
década del treinta del siglo pasado. Entre nosotros los principales sostenedores de esta
corriente son Bacigalupo, Zaffaroni y Sancinetti.

El origen filosófico de esta concepción se encuentra en Aristóteles, quien no concebía


ninguna conducta voluntaria que no fuese final.

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Welzel rechaza la concepción mecanicista de la acción, propia del causalismo, con el
argumento de que el concepto de acción del derecho penal, ha de ser un concepto
ontológico, proveniente del campo del ser y, por ello, preexistente a toda valoración;
concepción que armoniza con su teoría de las estructuras lógico-objetivas. Es decir, este
autor considera que no hay un concepto jurídico- penal de la acción humana distinto del
concepto óntico- ontológico.

Para el finalismo, la esencia de la acción humana no reside en una causalidad ciega que
prescinde del contenido de la voluntad, sino en la finalidad que constituye ese contenido.

Dice Welzel: “acción humana es ejercicio de actividad final”. Esta finalidad consiste en que
“el hombre, gracias a su saber causal, puede prever, dentro de ciertos límites, las
consecuencias posibles de su actividad, ponerse, por tanto, fines diversos y dirigir su
actividad, conforme a su plan, a la consecución de estos fines”. Por ello, “… actividad final
es un obrar orientado conscientemente desde el fin”.

Conforme al concepto finalista de acción, ésta abarca dos etapas. La primera trascurre en la
esfera del pensamiento y comprende la proposición del fin por el autor, la selección mental
de los medios para obtenerlo y la consideración de los efectos concomitantes. Luego viene
la segunda etapa (realización externa), en la que el autor pone en movimiento, conforme a
un plan, los medios de acción (factores causales) escogidos con anterioridad, en dirección a
la producción del resultado.

En contraste con la relación causal, en la cual todas las consecuencias están determinadas
causalmente, pertenecen a la relación final sólo aquellas que han sido incorporadas a la
voluntad anticipadora de realización.

Conforme a lo visto, el finalismo traslada el dolo y la culpa desde la culpabilidad a la acción


y los agrega al elemento subjetivo del tipo, al que se considera un tipo de acción, un tipo
final.

El desarrollo de la bio- cibernética ha puesto de manifiesto que en toda conducta hay una
programación a partir de una anticipación de resultado.

Por ello Welzel, en sus últimos años, consideró más conveniente hablar de una
“anticipación biocibernética del resultado”, en lugar de acción final.

Concepciones funcionalistas de la acción:

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Se desarrollan a partir de los 70, otorgando prevalencia a las consideraciones teleológico-
normativas en el sistema jurídico del delito. Se ha dicho que implican un retorno al
neokantismo y una renormativización de las categorías del delito. El funcionalismo busca
abrir el derecho penal a los criterios de valoración que proporciona la política criminal.
Deben mencionarse:

Funcionalismo moderado (Roxin): “Concepto personal de acción”. El profesor alemán Claus


Roxin elabora un concepto normativo de acción, caracterizándola como “manifestación de
la personalidad”. Del concepto así expuesto se sigue, en primer lugar, que sólo pueden ser
consideradas acciones las conductas exteriores – manifestadas- del sujeto, excluyéndose
los procesos que, como los pensamientos, transcurren en la faz interna de la persona.

Por otro lado, dicho concepto abarca sólo las manifestaciones que pueden ser atribuidas a
un ser humano como centro anímico – espiritual de acción, excluyéndose de su ámbito
aquellos efectos que no están gobernados por “la instancia conductora anímico- espiritual
del ser humano” (efectos provocados por fuerza física irresistible, en el transcurso del
sueño, en un delirio, etcétera).

El concepto de acción analizado configura un elemento básico o supraconcepto que abarca


todas las manifestaciones de la conducta delictiva: acciones dolosas e imprudentes, así
como las omisiones.

Dicho concepto de acción opera, a su vez, como elemento sistemático de enlace o unión,
pues permite vincular a todas las concretas categorías del delito. La acción es el sustantivo
que se va dotando de predicados valorativos cada vez más ricos en contenido como acción
típica, antijurídica, culpable y punible.

El concepto de acción debe ser neutral frente a los demás elementos del delito, a los que
sólo se relacionará en etapas ulteriores, en las que recibirá el aporte valorativo de cada uno
de dichos elementos. No obstante, Roxin advierte que en el caso de ciertas conductas
omisivas no puede considerarse a la acción en forma neutra al tipo, pues en dichos casos
“no hay acción antes del tipo, sino que el tipo es el presupuesto de aquélla”. Se trata de
omisiones que tienen como base expectativas de acción no fundadas socialmente, sino
exclusivamente en el precepto jurídico.

Por último, el concepto de manifestación de la personalidad describe también el criterio


decisivo para la delimitación entre acción y falta de acción.

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Funcionalismo radical y sociológico (Jakobs): para Jakobs la acción debe concebirse como
“expresión de sentido”. Acción consiste en causación individualmente evitable, esto es,
dolosa o individualmente imprudente de determinadas consecuencias, que no se
producirán si concurriese una motivación dominante dirigida a evitarlas.

A partir del concepto de acción como causación evitable del resultado y del correlativo
concepto de omisión como no evitación evitable de un resultado, se puede formar un
supraconcepto de comportamiento que en la respectiva diferencia de resultado, evitable
abarque la comunidad entre actuar y omitir.

La expresión de sentido jurídico- penalmente relevante de una acción injusta, está en la


toma de postura frente a la vigencia de la norma, que no es reconocida por el autor; esta
falta de reconocimiento de la vigencia de la norma, es lo que constituye el resultado
específicamente jurídico-penal: lo grave no es suceso externo, sino la actitud del autor ante
la norma, puesta de manifiesto en el hecho de la ejecución de la acción. El no
reconocimiento de la vigencia de la norma puede ser completo, sin que se produzca un
resultado externo del delito.

Finalmente Jakobs, quien formula un esquema de acción compatible con la concepción


hegeliana. Sostiene que “no existe impedimento lógico alguno en llamar acción sólo al
hecho enteramente imputable, es decir, culpable. Un comportamiento antijurídico, pero no
culpable, para este modo de hablar, no es una acción completa, sino imperfecta”:

El tipo penal o delictivo


Concepto: el tipo penal es la descripción abstracta de la conducta prohibida enunciada por
la norma dictada por el legislador. Ejemplo: el matar a otro que describe el art. 79 del CP.

En tanto, la tipicidad, es el resultado de un juicio u operación mental llevada a cabo por el


intérprete o juez, que permite determinar que la conducta objeto de examen coincide con
la descripción abstracta contenida en la ley penal.

Por ende, para que una acción sea típica esta debe coincidir con la descripción contenida en
la ley penal. (Lascano, 2005, págs. 261,262)

Tipo objetivo

El tipo objetivo comprende el aspecto externo del comportamiento humano prohibido por
la norma, que abarca no sólo su descripción abstracta sino también valoraciones de distinta

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índole. Se excluye pues lo que se encuentra situado dentro de la esfera anímica del autor,
que corresponde al tipo subjetivo.

El núcleo del tipo objetivo está constituido por la conducta o la acción descripta por el
verbo (matar, apoderarse, defraudar, falsificar, etc.).

Pero encontramos además – como elementos que describen procesos u objetos captables
sensorialmente que acompañan a la acción – diferentes circunstancias como su relación
con personas o cosas, su vinculación con el tiempo y espacio, la forma y modo de ejecución
y sus nexos con otras acciones.

El tipo objetivo se puede clasificar en tipos de pura actividad y de resultado. Esta


clasificación se basa en determinar si para la consumación del respectivo tipo delictivo es
suficiente la realización de la conducta prohibida, o se requiere algo más.

1. Tipos de pura actividad: son aquellos que sólo requieren el comportamiento del autor,
sin exigir un resultado – potencial o efectivo- separable de aquél. Por ejemplo: la
violación de domicilio, art. 150 C.P.2
2. Tipos de resultado: en ellos la modificación sensible del mundo exterior –tanto en el
plano físico como psíquico- está separada espacial y temporalmente de la acción del
sujeto. Para que exista homicidio no basta con la conducta del autor tendiente a privar
de la vida a otra persona, pues el tipo exige como resultado la muerte de la víctima.
Estos a su vez se subclasifican en:
 Tipos de lesión: son aquellos en que la conducta debe haber producido la lesión del bien
jurídico mediante el daño o la modificación del objeto material sobre el cual recae. Por
ejemplo, la estafa exige un perjuicio patrimonial derivado de la conducta engañosa del
autor; el aborto requiere la muerte del feto.
 Tipos de peligro: en estos no se exige que la conducta haya ocasionado un daño sobre
su objeto, pues es suficiente que el bien jurídicamente protegido haya sido puesto en
riesgo de sufrir la lesión que se quiere evitar. El peligro puede ser concreto, cuando se
produce la posibilidad real y efectiva de lesión al bien jurídico (ejemplos, disparo de
arma de fuego, art. 104 C.P.3, incendio, art. 186 C.P.4), o abstracto, cuando el tipo se

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ARTICULO 150. - Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, si no resultare otro delito más severamente penado, el que entrare en
morada o casa de negocio ajena, en sus dependencias o en el recinto habitado por otro, contra la voluntad expresa o presunta de quien tenga
derecho de excluirlo.
3
ARTICULO 104. - Será reprimido con uno a tres años de prisión, el que disparare un arma de fuego contra una persona sin herirla.
Esta pena se aplicará aunque se causare herida a que corresponda pena menor, siempre que el hecho no importe un delito más grave.
Será reprimida con prisión de quince días a seis meses, la agresión con toda arma, aunque no se causare herida.
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ARTICULO 186. - El que causare incendio, explosión o inundación, será reprimido:
1º Con reclusión o prisión de tres a diez años, si hubiere peligro común para los bienes;
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limita a describir un comportamiento que generalmente representa en sí mismo un
peligro para el interés penalmente tutelado (ejemplo, el art. 200 C.P. 5).

La imputación objetiva del resultado:

En la actualidad tiende a imponerse un punto de vista distinto – la imputación objetiva del


resultado- pues lo decisivo no es ya la causalidad desde el punto de vista natural, sino la
relación causal que resulta relevante para lo ilícito de acuerdo con criterios deducidos de la
naturaleza de la norma y de su finalidad protectora de bienes jurídicos.

Conforme con este punto de vista – que expuso Roxin en 1962 como la teoría del
incremento del riesgo y tiene sus precedentes en los trabajos de Larenz (1927) y Honig
(1930)- “se intenta establecer ciertos criterios valorativos que permitan, específicamente
en el ámbito del derecho penal, esclarecer cuándo una causación se puede calificar como
acción típica desde el punto de vista objetivo (imputación objetiva). Para esta concepción
existen dos categorías sucesivas e independientes en el tipo penal: la causalidad y la
imputación. La primera es condición necesaria pero no suficiente para la tipicidad. Puede
haber causalidad sin imputación pero no imputación sin causalidad.

La teoría de la imputación objetiva establece la necesidad de determinar la confluencia de


dos niveles o escalones:

1) Si la acción ha creado un peligro jurídicamente desaprobado.


2) Si el resultado producido es la realización del mismo peligro, ambos deducidos del fin de
protección de la norma.

Se ejemplifica diciendo que conducir un automóvil constituye una conducta peligrosa, pero
si el autor produce lesiones corporales a otra persona sin haber infringido los reglamentos

2º Con reclusión o prisión de tres a diez años el que causare incendio o destrucción por cualquier otro medio:
a) De cereales en parva, gavillas o bolsas, o de los mismos todavía no cosechados;
b) De bosques, viñas, olivares, cañaverales, algodonales, yerbatales o cualquiera otra plantación de árboles o arbustos en explotación, ya sea
con sus frutos en pie o cosechados;
c) De ganado en los campos o de sus productos amontonados en el campo o depositados;
d) De la leña o carbón de leña, apilados o amontonados en los campos de su explotación y destinados al comercio;
e) De alfalfares o cualquier otro cultivo de forrajes, ya sea en pie o emparvados, engavillados, ensilados o enfardados;
f) De los mismos productos mencionados en los párrafos anteriores, cargados, parados o en movimiento;
3º Con reclusión o prisión de tres a quince años, si hubiere peligro para un archivo público, biblioteca, museo, arsenal, astillero, fábrica de
pólvora o de pirotecnia militar o parque de artillería;
4º Con reclusión o prisión de tres a quince años, si hubiere peligro de muerte para alguna persona;
5º Con reclusión o prisión de ocho a veinte años, si el hecho fuere causa inmediata de la muerte de alguna persona.
5
ARTICULO 200. - Será reprimido con reclusión o prisión de TRES (3) a DIEZ (10) años y multa de PESOS DIEZ MIL ($ 10.000) a
PESOS DOSCIENTOS MIL ($ 200.000), el que envenenare, adulterare o falsificare de un modo peligroso para la salud, aguas
potables o sustancias alimenticias o medicinales destinadas al uso público o al consumo de una colectividad de personas.
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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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de tránsito – manteniéndose dentro de los límites del peligro permitido- el resultado no le
será objetivamente imputable.

De la misma manera, no habrá imputación objetiva de los resultados mortales en los


conocidos ejemplos del sobrino que desea heredar a su tío millonario y lo induce a viajar en
avión con la esperanza de que se estrelle, lo que acontece; o del que envía a una persona a
pasear al bosque en medio de una tormenta alcanzada por un rayo.

En ambos casos nos encontramos frente a cursos causales irregulares donde el riesgo
creado no está jurídicamente desaprobado. Tampoco lo está en la denominada prohibición
de regreso, como en el caso del comerciante que – cumpliendo los recaudos legales que lo
autorizan – vende un rifle a un comprador aparentemente normal; por ello, no le es
imputable objetivamente el homicidio que el comprador ejecuta usando el arma.

Se han elaborado los siguientes criterios o pautas, que tienen carácter enunciativo:

1) No es objetivamente imputable el resultado producto de una acción que disminuye el


riego. Tal el caso de A que aparta bruscamente a B – el cual está a punto a ser embestido
por un automotor- quien cae y sufre lesiones leves.
2) Tampoco cuando la acción no cree el riesgo para el bien jurídico. Esta pauta permite
resolver los casos de la muerte del herido leve, tanto en el accidente que sufre la
ambulancia que lo llevaba al hospital (A hiere a B, el que es trasladado en la ambulancia
al hospital, en cuyo trayecto se produce un accidente en el cual B fallece), como en el
incendio que se desencadena en el nosocomio.
3) Cuando el objeto de la acción ya estaba expuesto a riesgo:
a) Si el resultado era probable (curso causal hipotético) es imputable si se aumenta el
riesgo. Con este criterio se puede solucionar el ejemplo de un conductor de camión
se adelanta a un ciclista sin respetar la distancia reglamentaria, y en ese momento, el
ciclista completamente ebrio gira sus bicicleta en dirección del camión y muere
atropellado.
b) Si el resultado era seguro e inevitable habrá imputación objetiva si se adelanta su
producción – causalidad- como sucede si A dispara sobre B – que antes había
ingerido una dosis mortal de veneno – y le produce la muerte.
4) Las normas jurídicas no prohíben las lesiones de bienes respecto de los cuales el titular
tiene la posibilidad – jurídicamente admitida- de consentirlas; Roxin ilustra el supuesto
de la puesta en peligro de un tercero aceptada por éste, con el ejemplo del
acompañante que incita al conductor a que vaya a velocidad excesiva porque quiere

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llegar a tiempo a una cita; a consecuencia de la conducción imprudente se produce un
accidente, en el que resulta muerto el acompañante.
Tampoco hay imputación objetiva en los supuestos en que el propio titular del bien
jurídico lo ha puesto en riesgo con su conducta intencional (cooperación en una
autopuesta en peligro dolosa). Ejemplo de Roxin: A entrega a B para su propio consumo
heroína, cuya peligrosidad tienen en claro ambos; B se inyecta la sustancia y muere por
ello.
5) No hay imputación objetiva si el resultado queda fuera de la esfera de protección de la
norma. Por ello, A, el conductor del automóvil que imprudentemente atropelló al
peatón B, causándole la muerte, no debe responder por la muerte de B producida por
un síncope cardiaco sufrido al enterarse de la mala noticia. La tutela del bien jurídico –
en este caso la vida o la integridad física- sólo busca impedir consecuencias directas
lesivas de aquél y no incluye preservar a personas distintas del afectado, de las
repercusiones psíquicas del suceso.
El momento en que debe hacerse el juicio sobre el peligro para el bien jurídico es aquel
en que el autor ha obrado, pues allí – ex ante- deben tomarse en consideración los
conocimientos de que disponía el agente.

Tipo Subjetivo

En el conjunto de conductas lesivas de los bienes jurídicos se pueden distinguir dos


diferentes clases según la actitud subjetiva del autor respecto del bien jurídico y la dirección
de su voluntad.

En un primer grupo- tipos dolosos – el sujeto es plenamente consciente de que su actuar


lesiona el bien jurídico y quiere afectarlo. Lo sucedido debe haber sido conocido y querido
por el autor (por ejemplo, la muerte de la víctima y la conducta letal del sujeto que la
produjo).

En el otro grupo- tipos culposos- el agente no pretende lesionar el bien jurídico, pero su
conducta descuidada produce su afectación. Por ejemplo, el conducto del automotor – con
la intención de llegar a destino antes de cierta hora- aumenta la velocidad por encima del
límite reglamentariamente admitido, causando la muerte del peatón que cruzaba la calle,
resultado que aquél no quería alcanzar.

Ambas conductas son estructuralmente distintas, pues las dolosas son dirigidas por la
voluntad contra la norma que le prohíbe dañar el bien jurídico de que se trate. Por su parte,
las culposas se limitan a infringir una norma de cuidado.
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El dolo:

Concepto: el dolo consiste en el conocimiento y la voluntad de realización del tipo penal. El


autor debe saber que realiza el hecho, qué hecho realiza y las circunstancias que lo rodean,
y además, debe querer realizarlo.

Elementos:

 El cognoscitivo: conocimiento, es decir, el autor debe saber que realiza el hecho, qué
hecho realiza y las circunstancias que lo rodean.
 El volitivo: intención o voluntad de realización del tipo penal, es decir, el sujeto debe
querer realizar el hecho.

Clases: Los elementos cognoscitivo y volitivo del dolo se pueden dar con distintas
intensidades. La combinación de sus variantes, permiten diferenciar tres clases de dolo:

 Directo: cuando la acción o el resultado típico constituyen el objetivo perseguido por el


sujeto. Ejemplo: el sujeto quiere matar a otro y mata.
 Indirecto: abarca los resultados no queridos directamente por el autor, pero que
aparecen unidos de modo necesario e ineludible al resultado comprendido en la
intención del sujeto. Ejemplo: la actitud de quien coloca la bomba en un avión para
matar a un pasajero determinado. La muerte del resto de los pasajeros es una
consecuencia no buscada por el autor, pero ligadas inexorablemente al efecto querido
 Eventual: cuando el sujeto que realiza la conducta conoce que probablemente se
produzca el resultado típico, y no deja de actuar por ello.

La Antijuricidad
Concepto: Con la denominación antijuricidad se designa la característica del supuesto de
hecho concreto que lo torna contradictorio con el ordenamiento jurídico en general y,
específicamente, con la ultima ratio del sistema: las normas jurídico- penales.

Como característica del supuesto de hecho abstracto, la antijuricidad general (contradicción


con el derecho) viene ya afirmada por la comprobación de la tipicidad, mientras que la
antijuricidad especifica (penal) implica verificar si el supuesto es merecedor de pena. La
tipicidad es ratio essendi de la antijuricidad general y ratio cognoscendi de antijuricidad
especifica (penal).

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Podemos clasificar la antijuricidad en formal o material. La antijuridicidad formal hace
referencia a la relación entre la acción u omisión y la norma penal de determinación; la
antijuricidad material al contenido disvalioso de ésta (contradicción con la norma de
valoración en el sector que ésta excede a la de determinación).

No se trata de contraposición de conceptos sino de una secuencia de análisis progresiva:


confirmada la antijuridicidad formal (tipo objetivo- tipo subjetivo) se verifica si se ha
menoscabado el bien jurídico protegido por la correspondiente norma (tipo normativo).

Causas de justificación

Concepto: son situaciones de hecho y de derecho cuyo efecto es excluir la antijuricidad de


un hecho típico. También se las ha considerado como “permisos concedidos” por la ley para
“cometer en determinadas circunstancias un hecho penalmente típico”.

Legítima defensa

Concepto: es un caso especial del estado de necesidad que implica la acción y efecto de
defender o defenderse, significando: amparar, librar o proteger. Jurídicamente, esa acción
de amparo o de protección debe ser la consecuencia de una agresión ilegitima previa.

Es la defensa que resulta necesaria para apartar de uno mismo o de otro una agresión
actual y antijurídica.

Requisitos:

Según nuestro Código Penal en su art. 34: “No son punibles:

6) El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurriesen las siguientes
circunstancias:
a) Agresión ilegitima;
b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla;
c) Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende…”

La agresión es un ataque o acontecimiento contra personas o cosas; pudiendo consistir en


hechos, palabras, o advertencias de repetir un dalo ya comenzado. La amenaza procede de
un ser humano, caso contrario nos encontraríamos en un estado de necesidad. La conducta
del agresor debe crear un peligro de daño o menoscabo del bien que se trata de proteger.
No es necesario que llegue a la consumación de una lesión, si así fuere impediría la defensa.
La calificación de ilegitima dada a una agresión convierte en legitima la reacción del
agredido.
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La necesidad de defenderse aparece como consecuencia de un peligro concreto para las
personas o sus derechos y la ley autoriza siempre que sea racional. Ese medio defensivo
debe utilizarse para impedir o repeler la agresión, por lo tanto debe ser oportuno, esto
quiere decir que se usa para evitar una agresión inminente o para repeler la agresión
actual.

La falta de provocación suficiente consiste en que el agredido no cause conscientemente la


agresión. No basta haber provocado al agresor de cualquier modo para perder el derecho
de defensa, actitud que puede ser reprochable si no es lícita, sino que esta provocación
debe ser suficiente.

Clases:

 Legítima defensa privilegiada: el art. 34 del C.P. continúa: “… se entenderá que


concurren estas circunstancias respecto de aquel que durante la noche rechazare el
escalamiento o fractura de cercados, paredes o entradas de su casa o departamento
habitado o de sus dependencias, cualquiera sea el daño ocasionado al agresor.
Igualmente respecto de aquel que encontrare a un extraño dentro de su hogar, siempre
que haya resistencia.”
 Legítima defensa de terceros: Según el art. 34 inc 7 del C.P., hay legítima defensa de la
persona o derechos de otro (sean parientes o extraños), si éste es objeto de una
agresión ilegítima y el autor emplea un medio racionalmente necesario para impedirla o
repelerla, siempre que el agredido no haya provocado suficientemente la agresión o, en
caso contrario, que no haya participado en ella el tercero defensor.
 Legítima defensa putativa: existe cuando el sujeto cree erróneamente que concurren
los presupuestos de la legítima defensa. Se distingue entre “defensa putativa” y “exceso
putativo en la legítima defensa”. En la primera el error recae sobre todos los elementos
de la defensa, en el segundo sólo sobre la necesidad de la defensa.

Estado de necesidad

Concepto: estado de peligro actual para intereses legítimos que sólo puede ser conjurado
mediante la lesión de los intereses legítimos de otro.

Requisitos:

El Código Penal en su art. 34 dispone: “No son punibles… 1) El que causare un mal por
evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño…”

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DERECHO
De allí surgen los requisitos de este instituto:

1) Inminencia del mal para el que obra o para un tercero;


2) Imposibilidad de evitar el mal por otros medios;
3) Que el mal que se causa sea menor que el que se trata de evitar;
4) Que el autor sea extraño al mal mayor inminente; y
5) Que el autor no esté obligado a soportarlo.

Clases:

 Estado de necesidad justificante: cuando se afecta un interés objetivamente menor al


que se salva, nos encontramos en un estado de necesidad justificante, es una causa de
justificación con todos sus efectos.
 Estado de necesidad exculpante: si el valor relativo a los bienes es igual o, el que se
afecta es de mayor valor, la conducta no se considera justificada con arreglo al criterio
de la colisión, sino que será disculpada si no le exigible al agente que soporte esa lesión.

La culpabilidad
Concepto: La culpabilidad o atribuibilidad individual como categoría o elemento del delito,
es concebida como la actitud anímica jurídicamente reprochable del autor respecto de la
consumación de un hecho penalmente típico y antijurídico (concepción normativa), o bien
como un puro juicio de reproche al autor (concepción finalista).

Imputabilidad

Concepto: imputabilidad es un estado bio-psicológico que supone determinada calidad o


aptitud de dicha índole en la persona responsable: se es imputable cuando en virtud de un
estado de equilibrio de la personalidad biopsíquica se tiene la aptitud de comprender la
criminalidad de la acción y de dirigir la propia conducta conforme a esa comprensión. Se es
imputable en general, frente a cualquier especie de delito; pero sólo se es culpable en
concepto, es decir, con referencia a un determinado delito y no a otro que puede
cometerse, incluso contemporáneamente, en forma no culpable.

Requisitos:

Las condiciones de la culpabilidad o atribuibilidad individual son:

Presupuestos biológicos:

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1) Madurez mental: es el desenvolvimiento intelectual y volitivo suficiente para
comprender la criminalidad del acto ejecutado y dirigir las propias acciones. Esta
establecida en la Ley N° 22.278 (art. 1°) en distintas categorías:
a) Menor de dieciséis años: es considerado –sin admitir prueba en contrario- inimputable.
b) Menor de edad, entre dieciséis y dieciocho años: es considerado imputable con relación
a delitos de acción privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda
de dos años, con multa o inhabilitación.
c) Mayor de dieciocho años: es considerado imputable.

2) Salud mental: el autor goza de salud mental cuando no se encuentra afectado por
ninguno de los estados mencionados en los a, b y c del “presupuesto biológico”. Esta
falta de salud mental le impide al sujeto comprender la criminalidad del acto y la
posibilidad de dirigir sus acciones. Supuestos:
a) Insuficiencia de las facultades mentales: es entendida como una deficiencia mental u
oligofrenia que impide el desarrollo de esas facultades (imbecilidad, debilidad mental,
etc.). Núñez la explica como la detención, preferentemente intelectual, del desarrollo
psíquico del individuo.
b) Alteración morbosa de las facultades: comprende las enfermedades de la mente que
alteran o transforman las facultades – mentales- ya desarrolladas por el sujeto. Abarca
todo tipo de perturbaciones patológicas de la vida mental.

3) Conciencia: señala Núñez que la conciencia, como característica de la capacidad


delictiva, es la cualidad psicológica que tiene el individuo de conocer y valorar sus
propios estados, ideas, sentimientos, voliciones, etc., o algo exterior. Según este autor el
“estado de inconciencia” constituye una causa de inimputabilidad, si alcanza el efecto
psicológico a que se refiere el inciso 1° del art. 34, y no se refiere a la exclusión de la
conciencia por enfermedad mental, sino a la producida por una causa fisiológica (Ej.
Sueño, estado hipnótico, estados afectivos profundos, etc.). Señala que el estado de
inconsciencia no debe ser imputable al autor que lo padece. Si el autor llegó al estado de
inconsciencia adrede, su responsabilidad penal se analiza en los límites de la actio libera
in causa.

Presupuestos psicológicos:

1) Capacidad de comprensión de la criminalidad: según Núñez la imputabilidad no solo


presupone que el autor del delito goza de salud mental y de conciencia, sino que

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DERECHO
además requiere que las posea en una medida tal que, en el momento del hecho, tenga
la posibilidad de comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones (presupuesto
mixto bio-psicológico).
La imposibilidad de comprender la criminalidad del acto sólo concurre cuando el autor
que sufre alteración morbosa de sus facultades mentales o estado de inconsciencia, aún
tiene posibilidad de contactar con la norma. Este contacto no será causa suficiente para
motivar al autor en la norma (carece de eficacia a tal efecto), debido- justamente – a la
falta de normalidad en sus capacidades psíquicas que provocan una deficiente
comprensión de la ilicitud del hecho.

2) Posibilidad de dirección de la conducta: la presencia de las alteraciones morbosas de las


facultades mentales o estado de inconsciencia, provoca la imposibilidad del sujeto de
dirigir sus acciones. El autor en circunstancias “normales” podría haber sido motivado a
los fines de no infringir la norma, pero cuando concurren estos supuestos los procesos
de motivación impactan en él de forma anormal, distorsionando o deformando su
voluntad.

Sub -Eje Temático 2: Formas ampliadas de responsabilidad


El iter criminis
Concepto: se denomina iter criminis al camino o vía que recorre un sujeto para la
realización de un delito. Vía que comienza en una faz interna, propia e inmanente del
individuo que imagina o idea su acción criminal; y culmina con el agotamiento de su
pretensión delictiva. En este recorrido el sujeto irá atravesando dinámicamente distinto
estadios cada vez más perfectos y eficaces en relación a su cometido criminal. De allí que se
torna imprescindible su análisis a fin de establecer cuáles de estos estadios o etapas
pueden caer en la órbita del ius puniendi.

De esta manera toda la doctrina escinde al iter criminis en dos partes. Una primera parte
impune, que comprende las fases internas del sujeto, tales como la ideación, deliberación o
reflexión sobre la idea y decisión; y las fases externas que no signifiquen una manifestación
clara y directa de la voluntad criminal (los llamados actos preparatorios del delito). Hasta
aquí el sujeto ha imaginado, planeado y decidido cómo llevar adelante su obra delictiva,
incluso hasta la puede haber preparado, disponiendo de los medios elegidos para obtener
su finalidad, como cuando se fabrica la ganzúa, se compra la escalera, se confecciona la
máscara, se acondiciona el arma que se utilizará en el delito a cometer. Estos actos
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preparatorios si bien no son punibles como delitos suelen algunas veces ser materia de
infracciones contravencionales.

La segunda parte, ya punible, es la comprensiva de los actos certeramente demostrativos


de intención criminosa para unos, o productores de peligro para otros, según se parta de
teorías subjetivos u objetivas respectivamente, en los que inequívocamente el autor
demuestra que ha puesto en marcha la ejecución de su plan delictivo (los llamados actos de
tentativa).

También comprende los actos de consumación delictiva en los que ya concurren la


totalidad de las circunstancias y elementos del tipo tanto subjetivo como objetivo, y el
agotamiento del delito, que suma a la consumación, el logro de la finalidad u objetivos que
se propuso el autor.

La tentativa punible
Concepto:

Artículo 42.- El que con el fin de cometer un delito determinado comienza su ejecución, pero no lo consuma
por circunstancias ajenas a su voluntad, sufrirá las penas determinadas en el artículo 44.

Elementos constitutivos:

 El elemento objetivo: el comienzo de la ejecución es el elemento objetivo que señala la


frontera entre lo que es punible y lo que no puede serlo; entre los actos preparatorios y
los actos de tentativa.
 El elemento subjetivo: se requiere por parte del autor el fin de cometer un delito
determinado, es decir, que actúe con dolo. De allí que la doctrina descarta la posibilidad
de la tentativa culposa, ya que ninguna de las formas culposas se compadece con una
finalidad directa de cometer un delito.
 La falta de consumación por circunstancias ajenas a la voluntad del autor: interrupción
involuntaria del proceso ejecutivo del delito, antes que se haya producido la
consumación. Es decir que el tipo objetivo queda trunco, y así permanece, por causas no
queridas por el autor, que vienen a salvar al bien jurídico impidiendo la consumación, ya
sea que el autor aun no haya realizado todo lo necesario para que se produzca el
resultado (tentativa inacabada) o que lo haya hecho (delito frustrado o tentativa
acabada); siempre que haya comenzado la ejecución y mientras que el delito no se haya
consumado. Son ajena a la voluntad del autor todas aquellas circunstancias que lo
obliguen a abandonar la ejecución, sean éstas objetivas (como el disparo de la alarma, el
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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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ser descubierto por la policía o un tercero, la resistencia de la víctima) o subjetivas
(como el error de cálculo, la impotencia).

La pena de la tentativa:

La falta de consumación determina, por ausencia de un resultado lesivo, una disminución


del contenido criminoso del hecho que va a tener reflejo en una consecuente reducción
obligatoria de la pena.

Artículo 44.- La pena que correspondería al agente, si hubiere consumado el delito, se disminuirá de un
tercio a la mitad.

Si la pena fuere de reclusión perpetua, la pena de la tentativa será reclusión de quince a veinte años. Si la
pena fuese de prisión perpetua, la de tentativa será prisión de diez a quince años.

Si el delito fuera imposible, la pena se disminuirá en la mitad y podrá reducírsela al mínimo legal o eximirse
de ella, según el grado de peligrosidad revelada por el delincuente.

El desistimiento voluntario:

Artículo 43.- El autor de tentativa no estará sujeto a pena cuando desistiere voluntariamente del delito.

Aunque la doctrina no es unánime respecto de la naturaleza jurídica del desistimiento,


todos acuerdan que es exigencia temporal de su tipo que haya habido un comienzo de
ejecución con finalidad delictiva, puesto que la ley refiere al autor de tentativa. Asimismo,
el autor podrá desistir voluntariamente del delito tentado hasta que se produzca la
consumación, o antes, si se produjera una circunstancia impeditiva de aquélla.

En cuanto al aspecto subjetivo del desistimiento voluntario, podemos afirmar que requiere
de la decisión no coacta u obligada del autor, de no consumar el delito, es decir, de
abandonar la idea de ejecutarlo pese a la posibilidad real y aún existente de llevarlo a cabo.
Esto no significa que deba existir interiormente en el autor un móvil ético, valioso, altruista,
sino que será suficiente que éste haya abandonado definitivamente su criminal empresa
por propia decisión, aunque sea por miedo a la pena o por pereza, siempre que al momento
de desistir y teniendo en cuenta las circunstancias que rodean cada caso, el autor haya
podido continuar su obra.

No se considera desistimiento el aplazamiento para mejor oportunidad del plan delictivo,


ya que se debe desistir de cometer el delito y no sólo de su ocasión.

No es voluntario el desistimiento cuando proviene del convencimiento o descubrimiento


por parte del autor de la imposibilidad de consumarlo o cuando es determinado por una
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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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acción especial del sistema de prevención penal (policía, alarmas, custodias públicas o
privadas, etc.)

Participación
Concepto: la voz participación, en el ámbito del derecho penal, puede ser entendida en dos
sentidos diferentes: uno amplio y el otro restringido.

En la acepción amplia participación significa la mera concurrencia de persona en el delito.


Con esta denominación se pretende abarcar a quienes son autores, cómplices e
instigadores.

En la acepción restringida la expresión hace referencia a la concurrencia en el delito de


quienes participan de una conducta delictiva sin ser autores o coautores. En este sentido se
comprende solamente a quienes son cómplices e instigadores.

El autor
Concepto: también denominado autor directo, inmediato o primario. Es el que realiza el
tipo ejecutando por sí mismo la acción típica; es el que comete por si mismo el hecho
punible.

El autor tiene el dominio del hecho, dirige la totalidad del suceso a un fin determinado.

Requisitos:

 Subjetivos: se trata de referencias anímicas del autor (ejemplo: ánimo de lucro,


intención o tendencia).
 Objetivos: surgen cuando el tipo requiere ciertas circunstancias de carácter objetivo en
la persona del autor (ej.: profesión, determinadas vinculaciones derivadas del
cumplimiento de deberes, delitos de propia mano).

Coautoría
Concepto: existe coautoría cuando varias personas, de común acuerdo, toman parte en la
fase ejecutiva de la realización del tipo, codominando el hecho entre todos (art. 45 CP) 6.

6
ARTÍCULO 45.- Los que tomasen parte en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación sin los
cuales no habría podido cometerse, tendrán la pena establecida para el delito. En la misma pena incurrirán los que hubiesen
determinado directamente a otro a cometerlo.
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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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DERECHO
En la coautoría rige el principio de imputación reciproca mediante el cual a cada uno de
ellos se le imputa la totalidad del hecho con independencia de la concreta aportación que
cada autor haya realizado.

Requisitos:

Subjetivos:

 Decisión conjunta: la existencia de un común acuerdo es lo que enlaza las distintas


aportaciones, les da conexión a las partes llevadas a cabo por las distintas personas y les
da sentido global de configuración de un tipo.

Objetivos:

 Codominio del hecho: se debe haber coincidido hasta el último momento acerca de la
realización del hecho típico.
 Aporte realizado en fase ejecutiva: es indispensable que preste su aporte en el
momento de la ejecución del hecho.
 Esencialidad del aporte, bien o función: es coautor quien ha ejercido una función,
quien ha prestado un aporte o ha contribuido con una cosa o una actividad esencial y
necesaria, difícil de reemplazar.

Autoría mediata
Concepto: en ella un sujeto realiza el tipo utilizando a otro como instrumento que será
quien lo ejecutará. Se trata de supuestos de dominio de voluntad. El suceso debe aparecer
como obra de la voluntad rectora del “hombre de atrás”. Este debe tener las características
especiales de la autoría: elementos objetivos de dominio (ej., la infracción del deber en los
delitos especiales; realización por sí mismo de la acción, en los delitos de propia mano) y
elementos subjetivos de cualificación típica (ej. Ánimo de lucro).

Supuestos de autoría mediata:

 Instrumento que obra sin dolo: se trata de casos en que el autor aprovecha o provoca el
error de tipo del instrumento. Sea el error invencible o vencible, el “hombre de atrás” es
autor doloso en autoría mediata. En cuanto al instrumento, en el primer caso no es
responsable; en el segundo, es autor imprudente del delito (en caso de que se
encuentre expresamente previsto).

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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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DERECHO
 Instrumento que obra lícitamente: en este caso el instrumento actúa conforme a
derecho aunque con falta de todos los conocimientos necesarios del hecho que, por el
contrario son poseídos por el “hombre de atrás”.
 Instrumento que actúa bajo coacción: en estos casos el instrumento actúa con dolo,
teniendo la posibilidad de obrar de otra manera.
 Instrumento que obra sin culpabilidad:
- Instrumento inimputable: aquí el instrumento actúa en estado de incapacidad de
culpabilidad (menores de 16 años de edad, insuficiencia o alteraciones morbosas de
las facultades). No obstante, si el inimputable ha conservado el dominio del hecho, a
pesar de su inimputabilidad, sólo habrá instigación.
- Instrumento que actúa en error de prohibición: en estos casos el instrumento no
comprende la criminalidad de su acto (art. 34, inc. 1 C.P.). Aun cuando el error de
prohibición haya sido evitable puede darse autoría mediata.
 Instrumento que obra dentro de un aparato de poder: existe autoría mediata en el caso
de que un sujeto (no coaccionado ni engañado) que forma parte de una organización de
poder actúa como intermediario (fácilmente reemplazable) en la ejecución de una
decisión delictiva determinada.

Participación en sentido restringido


La participación se caracteriza por la falta de dominio del hecho, es decir, por la
colaboración en la ejecución de un hecho ajeno. La participación alcanza a los cómplices e
instigadores, porque sus acciones contribuyen a la realización del delito por el autor, pero
no son acciones típicas en sí mismas, en el sentido de que no realizan por sí solas la acción
descripta en el tipo.

Formas de complicidad
Complicidad necesaria o primaria: es cómplice primario quien presta un auxilio o
cooperación sin los cuales no habría podido cometerse el hecho.

Artículo 45.- Los que tomasen parte en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores un auxilio o
cooperación sin los cuales no habría podido cometerse, tendrán la pena establecida para el delito. En la
misma pena incurrirán los que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo.

Complicidad no necesaria o secundaria: es cómplice secundario el que coopera de


cualquier otro modo al previsto para el cómplice primario, a la ejecución del hecho o preste
ayuda posterior cumpliendo promesas anteriores a este.
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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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Articulo 46.- Los que cooperen de cualquier otro modo a la ejecución del hecho y los que presten una ayuda
posterior cumpliendo promesas anteriores al mismo, serán reprimidos con la pena correspondiente al
delito, disminuida de un tercio a la mitad. Si la pena fuere de reclusión perpetua, se aplicará reclusión de
quince a veinte años y si fuere de prisión perpetua, se aplicará prisión de diez a quince años.

Criterios de distinción:

 La complicidad necesaria se produce por auxilio o cooperación.


 La complicidad no necesaria se puede configurar por cooperación o por prestación de
ayuda prometida.
 El auxilio y la cooperación se asemejan en que ambas son contribuciones prestadas al
ejecutor del delito para que éste se realice. Se diferencian, en que el auxilio es una
contribución no acordada, mientras que en la cooperación dicho acuerdo existe.
 La prestación de una ayuda prometida es una cooperación hecha efectiva después de
cometido el hecho, en cumplimiento de lo acordado con otro partícipe antes de su
comisión. Sin la efectivización de la ayuda no hay complicidad

Concurso de delitos
Concepto: la idea central sobre la que se construye la distinción entre unidad y pluralidad
de delitos es la de unidad o pluralidad de hechos.

La noción de hecho (uno o varios) surge del factor normativo, toda vez que es el producto
de la desvaloración o prohibición que la ley penal realiza de la conducta, por medio de los
respectivos tipos. Hecho es el resultado de un juego dialectico entre los tipos penales y la
acción desarrollada por el agente.

Son manifestaciones de unidad delictiva el concurso de tipos, el concurso ideal, y el delito


continuado. El concurso real de delitos configura la pluralidad delictiva.

Concurso ideal de delitos


Concepto: Se conoce como concurso ideal o formal cuando una acción o un conjunto de
acciones unitariamente consideradas, cumplen las exigencias de dos o más figuras penales.
Cuando a un solo hecho se le pueden atribuir varias calificaciones penales. Los dos
componentes del concurso ideal son la penalización del hecho único y la pluralidad de tipos
delictivos en los que encuadran.

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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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DERECHO
Por ejemplo: el hecho de acceder carnalmente a una menor, que lesión su integridad
sexual, también implica un incesto – en el caso de que estuviere reprimido penalmente por
nuestra legislación- por la circunstancia de que la accedida era pariente del autor.

El del médico que para deshonrar al paciente revela la enfermedad venérea de éste, no
hace más que una manifestación que constituye el delito de violación de secreto
profesional, pero además comete el delito de injuria, por las circunstancias del carácter
vergonzante de la enfermedad y del ánimo del autor.

El que formula una denuncia falsa ante una autoridad judicial, en la que realiza una
imputación de un delito de acción pública contra una persona determinada, por esta
circunstancia comete el delito de falsa denuncia (art. 245 C.P. 7), pero también el tipo de
calumnia (art. 109 C.P.8).

Penalidad: El artículo 54 C.P. ha seguido el principio de la absorción, pues unifica la pena de


los distintos tipos involucrados en el concurso ideal aplicándose la que fije pena mayor.

Artículo 54 CP: Cuando un hecho cayere bajo más de una sanción penal, se aplicará solamente la que fijare
pena mayor.

Para determinar cuál es la pena mayor se deben considerar:

1) Si las penas de los distintos tipos delictivos son de la misma naturaleza:


- Pena mayor es la que tiene conminado una máximo superior.
- Si los máximos son iguales, la que presente el mínimo mayor.
- Si tanto los máximos como los mínimos son iguales, pena mayor será la del tipo que
prevé penas conjuntas.
2) Si las penas son de distintas naturaleza:
- La pena mayor será la de naturaleza más grave: Reclusión, prisión, multa e inhabilitación
(orden establecido en el art. 5 CP).

Delito continuado
Concepto: es la concurrencia de varios hechos (cada uno de ellos delictuosos en sí mismos)
que por su dependencia entre sí, están sometidos a una sola sanción legal. En ellos el sujeto

7
Artículo 245 C.P.: Se impondrá prisión de dos meses a un año o multa de SETECIENTOS CINCUENTA PESOS a DOCE MIL
QUINIENTOS PESOS al que denunciare falsamente un delito ante la autoridad.
8
Artículo 109 C.P: La calumnia o falsa imputación a una persona física determinada de la comisión de un delito concreto y
circunstanciado que dé lugar a la acción pública, será reprimida con multa de pesos tres mil ($ 3.000.-) a pesos treinta mil ($
30.000.-). En ningún caso configurarán delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos de interés público o las que no
sean asertivas.
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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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DERECHO
realiza concomitante o sucesivamente varias infracciones entre las cuales existe
homogeneidad (varios hechos dependientes entre sí), por lo que jurídicamente se las
computa como una sola.

Por ejemplo: el ladrón que en una misma noche sustrae varios objetos del mismo negocio,
penetrando una y otra vez al lugar; en tal caso, la consumación delictiva representa una
unidad material y subjetiva, pues el propósito del autor fue uno solo (sustraer las
mercaderías existentes en ese comercio), pero no pudiéndolo hacer de una sola vez porque
cuenta con un vehículo pequeño, lo hace en varios “viajes”.

Otro ejemplo se da en el adulterio o en el estupro la realización de varios accesos carnales


no multiplicaba la delincuencia; lo mismo en la defraudación por el uso de pesas o medidas
falsas, o en la falsificación de moneda, que se prolongan en el tiempo.

Requisitos:

 Pluralidad de hechos: exige que la misma persona cometa dos o más hechos
discontinuos, incluso en tiempos y lugares distintos. La prolongación discontinua de la
conducta delictiva diferencia el delito continuado del permanente.
 Dependencia de los hechos entre sí: los varios hechos deben concurrir o proseguir en
relación a una sola y misma delincuencia que no se ha agotado (homogeneidad
delictiva).
 Unidad de culpabilidad.
 Sanción legal: la totalidad de esos hechos merecen la misma calificación delictiva, debe
darse una homogeneidad conceptual.

Consecuencias jurídicas: El delito continuado genera como principal consecuencia -


derivada de la unidad de culpabilidad- que los plurales hechos dependientes son
sancionados con una pena única.

No hay dificultad alguna cuando se trata de los mismos tipos delictivos en juego, pero la
cuestión puede complicarse en el caso de continuidad delictiva entre hechos tentados y
consumados, o entre hechos simples y agravados. En tales casos se impondría el principio
de absorción consagrado en el arto 54 C.P., debiéndose aplicar la pena mayor.

Concurso real de delitos


Concepto: este tiene lugar cuando hay una pluralidad de hechos independientes,
susceptibles de ser encuadrados en uno o varios tipos penales, realizados por el mismo
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Material extraído bibliografía obligatoria: Lascano Carlos, “Derecho Penal, Parte General”.
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DERECHO
sujeto activo, que concurren para ser juzgados en el mismo proceso. Si los varios hechos
independientes se adecuan al mismo tipo penal, estamos en presencia de un concurso real
homogéneo, como ocurre si Juan mata a Pedro y priva de la vida a Nicolás. En cambio, se
produce un concurso real heterogéneo cuando el agente consuma diversos tipos penales
como acontece si Enrique viola a Luisa, hurta mercadería de un supermercado y mata a
Carlos.

Requisitos:

 Pluralidad de hechos: el mismo sujeto debe haber cometido varios hechos definidos
como delitos por la ley penal, es decir haber causado materialmente dos o más
modificaciones del mundo exterior tipificadas penalmente.
 Independencia entre sí: el obrar del autor debe traducirse materialmente en varias
modificaciones del mundo externo independientes entre sí, de modo que si suprimimos
cualquiera de ellas, la otra subsiste porque el otro delito tiene vida propia pues consiste
en un comportamiento distinto. Por ejemplo, penetrar al domicilio constituye una
materialidad autónoma y diferente a la de sustraer efectos que se encuentran en su
interior, razón por la cual se consuman los delitos de violación de domicilio y hurto.

Punibilidad:

A pesar de que en el concurso real sería posible imponer al autor varias penas porque se le
puede imputar haber cometido una pluralidad delictiva, nuestro CP ha consagrado el
sistema de pena única, que rige tanto si cada uno de los distintos delitos está reprimido con
una sola pena, como si alguno de ellos o todos lo están con penas alternativas.

La pena única fija una escala abstracta para graduar la pena en función de los arts. 40 y 41
CP, que establece los sistemas de punición.

ARTICULO 40.- En las penas divisibles por razón de tiempo o de cantidad, los tribunales fijarán la
condenación de acuerdo con las circunstancias atenuantes o agravantes particulares a cada caso y de
conformidad a las reglas del artículo siguiente.

ARTICULO 41.- A los efectos del artículo anterior, se tendrá en cuenta:

1. La naturaleza de la acción y de los medios empleados para ejecutarla y la extensión del daño y del
peligro causado;
2. La edad, la educación, las costumbres y la conducta precedente del sujeto, la calidad de los motivos que
lo determinaron a delinquir, especialmente la miseria o la dificultad de ganarse el sustento propio
necesario y el de los suyos, la participación que haya tomado en el hecho, las reincidencias en que
hubiera incurrido y los demás antecedentes y condiciones personales, así como los vínculos personales,
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DERECHO
la calidad de las personas y las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su
mayor o menor peligrosidad. El juez deberá tomar conocimiento directo y de visu del sujeto, de la
víctima y de las circunstancias del hecho en la medida requerida para cada caso.

Sistema de punición:

 Principio de acumulación jurídica: si los tipos delictivos en que encuadran los plurales
hechos independientes están conminados con penas divisibles de la misma especie, las
penas correspondientes a tales hechos no se suman de modo aritmético sino que tienen
un tope: el máximo de la escala de la pena única no podrá exceder el máximo legal de la
especie de pena que se trate. Por ejemplo, si la pena es privativa de la libertad, no podrá
ser superior a veinticinco años. El mínimo de la escala del concurso real es el mínimo
mayor de las escalas penales de los tipos en juego, aunque pertenezca a un tipo cuyo
máximo de pena sea inferior al de los otros.

 Sistemas de conversión: si todos los tipos delictivos correspondientes a los distintos


hechos independientes están conminados con penas divisibles (temporales) de diversa
especie (una de reclusión y otro de prisión), se aplicará la pena más grave, teniendo en
cuenta los delitos de pena menor (art. 56, primer párrafo, C.P.). La más grave es la pena
de reclusión, según del art. 57 C.P. y su remisión al orden de prelación del art. 5 C.P.
En tal caso, corresponde la acumulación de las penas de diferente especie, previa su
conversión; ésta consiste en la reducción de todas las penas concurrentes a la especie
más grave, es decir, la reclusión, en base a la equivalencia del art. 24 C.P. (dos días de
prisión hacen un día de reclusión). La acumulación se rige por el método del art. 55 C.P.
Ejemplo: Víctor mata en estado de emoción violenta a Luisa (reclusión de tres a seis
años, art. 81, 1 a, C.P.) y luego comete fraude en perjuicio de una administración pública
(prisión de dos a seis años, art. 174 inc. 5, C.P.). El tribunal para establecer la escala
penal única para este concurso real deberá convertir la escala penal del segundo hecho
a la del primer hecho pues ésta es la más grave (reclusión). Lo hace aplicando el art. 24
C.P., con lo cual la escala penal de la defraudación calificada equivale a reclusión de uno
a tres años. Ya teniendo dos escalas con penas homogéneas –ambas de reclusión- se
aplica el procedimiento del art. 55 del C.P.: se construye una escala penal cuyo mínimo
es el mínimo mayor (en este caso, tres años) y cuyo máximo resulta de sumar los
máximos de cada delito (en el ejemplo, nueve años, que no supera el tope legal). En
consecuencia, la pena única aplicable a este concurso real será la de reclusión de tres a
nueve años.

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DERECHO
Si concurren penas privativas de libertad divisibles con una pena de igual naturaleza no
divisible, se aplicará únicamente esta pena, salvo el caso en que concurran “la de prisión
perpetua y la de reclusión temporal, en que se aplicará reclusión perpetua” (art. 56,
segundo párrafo, C.P.).
El último párrafo del art. 56 C.P. establece que si alguno de los tipos conmina penas de
inhabilitación o multa, éstas se aplicarán siempre, sumándose a la pena privativa de
libertad que resulte de las reglas precedentes.

Artículo 55.- Cuando concurrieren varios hechos independientes reprimidos con una misma especie de
pena, la pena aplicable al reo tendrá como mínimo, el mínimo mayor y como máximo, la suma aritmética
de las penas máximas correspondientes a los diversos hechos.

Sin embargo, esta suma no podrá exceder de (50) cincuenta años de reclusión o prisión.

Artículo 56.- Cuando concurrieren varios hechos independientes reprimidos con penas divisibles de
reclusión o prisión se aplicará la pena más grave, teniendo en cuenta los delitos de pena menor.

Si alguna de las penas no fuere divisible, se aplicará ésta únicamente, salvo el caso en que concurrieren la
de prisión perpetua y la de reclusión temporal, en que se aplicará reclusión perpetua.

La inhabilitación y la multa se aplicarán siempre sin sujeción a lo dispuesto en el párrafo primero.

Artículo 57.- A los efectos del artículo anterior, la gravedad relativa de las penas de diferente naturaleza se
determinará por el orden en que se hallan enumeradas en el artículo 5.

Artículo 5.- Las penas que este código establece son las siguientes: reclusión, prisión, multa e inhabilitación.

Artículo 24.- La prisión preventiva se computará así: por dos días de prisión preventiva, uno de reclusión;
por un día de prisión preventiva, uno de prisión o dos de inhabilitación o la cantidad de multa que el
tribunal fijase entre TREINTA Y CINCO PESOS Y CIENTO SETENTA Y CINCO PESOS.

Distintas clases de acciones


Concepto: La acción penal es la forma jurídica mediante la cual se excita el deber del Estado
de aplicar la sanción establecida por la ley al partícipe de un hecho típico y antijurídico.

La acción pública (Promovible de oficio): Por regla la acción penal es pública y se ejerce de
oficio. El artículo 120 CN otorga al ministerio público la función de promover la actuación
de la justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de la sociedad.

Características:

 Oficiosidad
 Legalidad
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DERECHO
 Indivisibilidad

Articulo 71.- Sin perjuicio de las reglas de disponibilidad de la acción penal previstas en la legislación
procesal, deberán iniciarse de oficio todas las acciones penales, con excepción de las siguientes:

1) Las que dependieren de instancia privada;


2) Las acciones privadas.

La acción pública (Promovible a instancia de parte): existen acciones públicas en las que el
ofendido no tiene el ejercicio de la acción penal, sino un derecho pre-procesal y también
sustantivo, que es la facultad de provocar la promoción.

La instancia a través de la cual se puede realizar este derecho es la denuncia o acusación del
agraviado por el delito.

Artículo 72.- Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los siguientes delitos:

1) Los previstos en los artículos 119, 120 y 130 del Código Penal cuando no resultare la muerte de la
persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el artículo 91.
2) Lesiones leves, sean dolosas o culposas.

Sin embargo, en los casos de este inciso se procederá de oficio cuando mediaren razones de seguridad o
interés público.

3) Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes.

En los casos de este artículo, no se procederá a formar causa sino por acusación o denuncia del agraviado,
de su tutor, guardador o representantes legales. Sin embargo, se procederá de oficio cuando el delito fuere
cometido contra un menor que no tenga padres, tutor ni guardador, o que lo fuere por uno de sus
ascendientes, tutor o guardador.

Cuando existieren intereses gravemente contrapuestos entre algunos de éstos y el menor, el Fiscal podrá
actuar de oficio cuando así resultare más conveniente para el interés superior de aquél.

La acción privada: es aquella en la que si bien existe también un interés social en la


persecución y represión del delito, este se identifica con el interés del agraviado por el
hecho. La acción puede ejecutarse contra todos o algunos de los partícipes del delito.

Artículo 73.- Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos:

1) Calumnias e injurias;
2) Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 154 y 157;
3) Concurrencia desleal, prevista en el artículo 159;
4) Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge.

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DERECHO
Asimismo, son acciones privadas las que de conformidad con lo dispuesto por las leyes procesales
correspondientes, surgen de la conversión de la acción pública en privada o de la prosecución de la acción
penal por parte de la víctima.

La acción por calumnia e injuria, podrá ser ejercitada sólo por el ofendido y después de su muerte por el
cónyuge, hijos, nietos o padres sobrevivientes.

En los demás casos, se procederá únicamente por querella del agraviado o de sus guardadores o
representantes legales.

Sub –Eje Temático N° 3: Penas y Medidas de Seguridad


Penas
Concepto: desde un punto de vista absolutamente formal, la pena constituye un mal con el
que amenaza el derecho penal para el caso de que se realice una conducta considerada
como delito. Se alude a un mal, porque su aplicación redunda en la restricción coercitiva de
derechos del autor del delito, como sucede con la libertad en las penas de prisión, el
patrimonio en las de multa, etc.

Sin embargo, que la pena sea conceptualmente un castigo no implica que su función última
sea la retribución. Es cierto que, en cuanto respuesta a un injusto, no deja de tener un claro
significado retributivo, como normalmente percibe la sociedad y evidencia el estigma que,
en este ámbito, imprime en el condenado; algo que resulta imperativo tener presente para
prevenir excesos. Por otra parte, la idea de retribución es la que permite diferenciar la
sanción penal de las respuestas reparatorias civiles. Pero la pena cumple funciones que
están más allá de la reacción punitiva.

Teorías absolutas y relativas: Caracterización y alcance:

Teorías absolutas o retributivas: para esta corriente, la pena se orienta exclusivamente


hacia el pasado. Su fin se satisface con la respuesta al delito cometido. Luego, el acento se
coloca en el momento de aplicación que es en el que se interviene coercitivamente sobre el
responsable del delito. El punto de partida, es la idea del Estado como “guardián de la
justicia y compendio de las nociones morales”, de “la fe en la capacidad de la persona para
autodeterminarse” y de la necesidad de limitar “la función estatal a la protección de la
libertad individual. Sus fundamentos filosóficos se encuentran tanto en Kant como en
Hegel.

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DERECHO
Teorías relativas o preventivas: para estas elaboraciones, la pena se orienta hacia el futuro.
Su función no se satisface con la respuesta al delito cometido, sino que busca prevenir
nuevos delitos, dirigiéndose a sus posibles autores para que no los cometan. Su origen se
encuentra en las teorías de la ilustración y sus creencias en la explicación científico–causal
de todo el comportamiento de las personas, la fe en la capacidad – también de los adultos-
para ser educados mediante la apropiada actuación pedagógica social, y el rechazo a
cualquier intento de interpretación metafísica de los problemas de la vida social.

Su rasgo sobresaliente es precisamente en que la pena sea tenida como un medio para el
fin de prevenir futuros delitos. Ahora bien, ese objetivo puede perseguirse dirigiéndose a la
comunidad toda, como sostienen las concepciones de prevención general; o sólo al autor
del delito, como refieren elaboraciones de prevención especial

 Prevención general: se caracteriza porque su tarea preventiva se dirige a la colectividad


y no al autor del delito, procurando “evitar que surjan delincuentes de la sociedad”.
Pero tal cometido puede procurarse positiva o negativamente.
- Prevención general positiva (o integradora): entiende que, aunque la pena se dirige a la
colectividad para que no se delinca, lo hace de manera positiva. Buscando demostrar la
inviolabilidad del ordenamiento jurídico ante la comunidad jurídica y así reforzar la
confianza jurídica del pueblo. De ese modo, se alienta esa aversión normal contra el
injusto que surge espontáneamente y contribuye en gran medida a poner coto a la
predisposición delictiva latente en la colectividad, evitando la legitimación del delito.
Luego, su acento vuelve a estar en el momento de aplicación y no en el de conminación
de la sanción penal.
- Prevención general negativa: parte de la consideración del alma del delincuente
potencial como un campo de batalla entre los motivos que le empujan hacia el delito y
los que se resisten a ello. Dentro de esa lucha, la existencia de la sanción penal –
conminada en abstracto- actuaba a modo de “coacción psicológica”, colaborando para
que prevalecieran los esfuerzos psíquicos que procuraban impedir la comisión del delito.
Luego, el acento se situaba en el momento de conminación, ya que su posterior
aplicación, sólo serviría para “confirmar la seriedad de la amenaza legal” y mantener así,
su eficacia en cuanto previsión abstracta.
 Prevención especial: el interés de esta concepción se centra en prevenir futuros delitos
por parte de quien ha cometido el sancionado. La intervención estatal no se dirige ya a
la generalidad de las personas, sino al delincuente; con lo que el acento se desplaza a la
etapa de ejecución. Ello es así, toda vez que es en este período en el que se desarrolla el

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DERECHO
tratamiento del condenado, idea que junto a la de resocialización, definen el medio y el
objeto perseguido por esta modalidad.

Individualización de la pena:

Concepto: Cometido el hecho delictivo, habiéndose determinado su tipicidad,


antijuridicidad y culpabilidad del imputado, corresponde al juez decidir si este será o no
pasible de sanción individual. Si el juez o tribunal de la causa determinan que corresponde
aplicar una pena, sentencia condenatoria mediante, se debe decidir el quantum que se
aplicará, monto que puede variar entre el mínimo y máximo establecido en la escala penal
establecida de manera abstracta por el legislador.

Para esto, para aplicar la norma penal general y abstracta al caso concreto, el Juez debe
tener en cuenta una serie de elementos. A este ejercicio se lo denomina individualización
judicial de la pena. La ley determina la pena (tipo y escala) y el juez la individualiza
(eligiendo tipo y monto).

Articulo 41.- A los efectos del artículo anterior, se tendrá en cuenta:

1) La naturaleza de la acción y de los medios empleados para ejecutarla y la extensión del daño y del
peligro causados;
2) La edad, la educación, las costumbres y la conducta precedente del sujeto, la calidad de los motivos que
lo determinaron a delinquir, especialmente la miseria o la dificultad de ganarse el sustento propio
necesario y el de los suyos, la participación que haya tomado en el hecho, las reincidencias en que
hubiera incurrido y los demás antecedentes y condiciones personales, así como los vínculos personales,
la calidad de las personas y las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su
mayor o menor peligrosidad. El juez deberá tomar conocimiento directo y de visu del sujeto, de la
víctima y de las circunstancias del hecho en la medida requerida para cada caso.

Distintas etapas o fases:

Existen tres fases cronológicamente diferenciadas respecto de la pena:

1) Primera etapa: Individualización legal: es en el momento de la creación de la ley,


cuando el legislador, al mismo tiempo que define las conductas reprochadas
plasmándolas en tipos, deja establecidas las sanciones.
2) Segunda etapa: Individualización judicial: en la fijación de las penas el tribunal deberá
contemplar ciertas pautas teniendo en cuenta su incidencia para agravar o atenuar,
conforme a las reglas de la ley.
3) Tercera etapa: Individualización ejecutiva de la pena: en esta etapa se ejecuta
efectivamente la pena en la modalidad prevista por la sentencia. Su trámite es
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administrativo y judicial. El trámite judicial está a cargo de un juez de ejecución, quien
tendrá a su cargo el control, autorizaciones y toda resolución que sea de su competencia
desde el día en que el condenado ingrese al instituto carcelario, hasta su egreso
definitivo. Tanto para el caso de la ejecución de la pena privativa de libertad, como para
los de prisión preventiva.

Clases: Atendiendo a la naturaleza de los bienes que afectan, las penas pueden clasificarse
en:

 Pena de muerte: es aquélla que priva de la vida al condenado (abolida en nuestro


ordenamiento penal común).
 Penas corporales o aflictivas: son aquellas que causan un dolor, aflicción o incomodidad
al cuerpo humano como sucedía con las penas de azotes, flagelación, rotura de
miembros, etc. (prohibidas en virtud del principio de humanidad).
 Penas privativas de la libertad: son las que causan la privación de la libertad
ambulatoria mediante encierro (reclusión, prisión, arresto, etc.), obligación de
residencia en un lugar (deportación, confinamiento) o prohibición de habitar en un
determinado en el país (destierro local o general).
 Penas pecuniarias: son aquellas que afectan el patrimonio del condenado, como sucede
con los pagos de una cantidad de dinero (multa) y la pérdida de efectos o instrumentos
(comiso o decomiso).
 Penas impeditivas o privativas: son las que incapacitan para el ejercicio de derechos,
empleos, cargos o profesiones (inhabilitación) o producen la pérdida del empleo o cargo
(destitución) o impiden temporalmente su ejercicio (suspensión).
 Penas humillantes: son aquellas que por su efecto degradante o depresivo, afectan el
honor de la persona que la padece. Pueden consistir en a) desdecirse verbalmente de lo
que se ha dicho, escrito o publicado, en forma pública o privada (retractación); b)
confesar verbalmente para desagraviar al ofendido publica o privadamente
(satisfacción); c) la represión personal pública o privada; y d) la sujeción a la vigilancia de
la autoridad.

Clasificación de las penas en el Código Penal Argentino:

 Por su naturaleza o el bien jurídico afectado:


a) Penas restrictivas de la libertad: son aquellas en las que el mal consiste en una
limitación de la libertad ambulatoria del condenado. La legislación argentina contempla

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tres clases de penas restrictivas de la libertad: la prisión, la reclusión y la expulsión del
país.
b) Penas pecuniarias: en esta clase de sanción, la coerción estatal recae sobre el
patrimonio del condenado. Entre ellas encontramos la multa y el decomiso.
c) Penas impeditivas o privativas: importan la pérdida, la imposibilidad de ejercer o la
supresión, de un empleo, cargo, derecho o profesión. Tales casos de la inhabilitación
absoluta y especial.
d) Penas humillantes: son las que afectan el honor del condenado. Nuestro ordenamiento
contempla la retractación.

 Por la forma en que se encuentran conminadas por la ley:


a) Penas conjuntas: en principio, las sanciones deben imponerse acumulativamente. Por lo
general, en su redacción legal aparecen unidas por la conjunción copulativa “y”, pero a
veces se emplean otras expresiones.
b) Penas alternativas: son aquellas previstas simultáneamente en las que la aplicación de
una excluye la de la otra. Normalmente se encuentran separadas con la conjunción
disyuntiva “o”.
 Por su divisibilidad:
a) Penas indivisibles: se contemplan como una magnitud única, es decir, sin ninguna
posibilidad de graduación, como sucede con las penas perpetuas.
b) Penas divisibles: son las que permiten al juez seleccionar la que considera adecuada
entre distintas magnitudes, observado los máximos y los mínimos fijados por la ley. Tal
lo que sucede con las penas privativas de la libertad temporales.

 Por su duración:
a) Penas perpetuas: en principio significa que se trata de una pena indivisible que se
aplicará mientras viva el condenado. Pueden tener ese carácter la reclusión, la prisión y
la inhabilitación. Sin embargo en el derecho penal argentino, la reclusión y prisión
perpetuas pueden cesar a los veinte años por libertad condicional y la inhabilitación
perpetua a los diez o cinco años, según se trate de inhabilitación absoluta o especial.
b) Penas temporales.

 Penas principales y accesorias:


a) Penas principales: son las que se pueden aplican sin necesidad de la existencia de otras.
Enumeración: reclusión y prisión.

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b) Penas accesorias: son aquellas cuya imposición resulta inherente a una pena principal.

La reincidencia
Concepto: es la reiteración o repetición de conductas delictivas (caer nuevamente en el
delito). Será reincidente aquél que habiendo sido juzgado por un delito, vuelve a delinquir.
Es una condición del sujeto, que no se cancela, revoca o prescribe.

Articulo 50.- Habrá reincidencia siempre que quien hubiera cumplido, total o parcialmente, pena privativa
de libertad impuesta por un tribunal del país cometiere un nuevo delito punible también con esa clase de
pena.

La condena sufrida en el extranjero se tendrá en cuenta para la reincidencia si ha sido pronunciada por
razón de un delito que pueda, según la ley argentina, dar lugar a extradición.

No dará lugar a reincidencia la pena cumplida por delitos políticos, los previstos exclusivamente en el
Código de Justicia Militar, los amnistiados o los cometidos por menores de dieciocho años de edad. La pena
sufrida no se tendrá en cuenta a los efectos de la reincidencia cuando desde su cumplimiento hubiera
transcurrido un término igual a aquél por la que fuera impuesta, que nunca excederá de diez ni será inferior
a cinco años.

Efectos: la reincidencia es un estado en que cae el sujeto. Como tal, produce efectos que
influyen en la situación del condenado, aparejándole condiciones siempre desventajosas
tales como la aplicación de pena de cumplimiento efectivo en casos en que procedería la
condenación condicional, la exclusión de los beneficios de la libertad condicional, la
posibilidad de ser merecedor de una pena más alta al momento de la individualización, o la
imposición de reclusión por tiempo indeterminado cuando la reincidencia fuere múltiple.

En síntesis:

 Art. 14 C.P.: El reincidente no tiene el beneficio de libertad condicional.


 Art. 27 C.P.: En el caso de quién tenga condena de cumplimiento condicional, quien
reincida perderá también el beneficio y deberá cumplir de manera efectiva la condena
en suspenso de la que gozaba,
 Art. 41 C.P.: La reincidencia es una pauta que el juez toma en cuenta a los fines de la
individualización de la pena.

Artículo 14 — La libertad condicional no se concederá a los reincidentes. Tampoco se concederá cuando la


condena fuera por:

1) Homicidios agravados previstos en el artículo 80 del Código Penal.

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DERECHO
2) Delitos contra la integridad sexual, previstos en los arts. 119, 120, 124, 125, 125 bis, 126, 127, 128
primer y segundo párrafos, y 130 del Código Penal.
3) Privación ilegal de la libertad coactiva, si se causare intencionalmente la muerte de la persona ofendida,
previsto en el artículo 142 bis, anteúltimo párrafo, del Código Penal.
4) Tortura seguida de muerte, artículo 144 ter, inciso 2, del Código Penal.
5) Delitos previstos en los artículos 165 y 166, inciso 2, segundo párrafo, del Código Penal.
6) Secuestro extorsivo, si se causare la muerte de la persona ofendida, conforme a los supuestos previstos
en el artículo 170, antepenúltimo y anteúltimo párrafos, del Código Penal.
7) Delitos previstos en los artículos 145 bis y ter del Código Penal.
8) Casos en que sea aplicable el artículo 41 quinquies del Código Penal.
9) Financiamiento del terrorismo previsto en el artículo 306 del Código Penal.
10) Delitos previstos en los artículos 5°, 6° y 7° de la ley 23.737 o la que en el futuro la reemplace.
11) Delitos previstos en los artículos 865, 866 y 867 del Código Aduanero.

Artículo 27.- La condenación se tendrá como no pronunciada si dentro del término de cuatro años,
contados a partir de la fecha de la sentencia firme, el condenado no cometiere un nuevo delito. Si cometiere
un nuevo delito, sufrirá la pena impuesta en la primera condenación y la que le correspondiere por el
segundo delito, conforme con lo dispuesto sobre acumulación de penas.

La suspensión podrá ser acordada por segunda vez si el nuevo delito ha sido cometido después de haber
transcurrido ocho años a partir de la fecha de la primera condena firme. Este plazo se elevará a diez años, si
ambos delitos fueran dolosos.

En los casos de sentencias recurridas y confirmadas, en cuanto al carácter condicional de la condena, los
plazos se computarán desde la fecha del pronunciamiento originario.

Condena de ejecución condicional


Concepto y finalidad:

Es condenación condicional la condena dictada a pena privativa de la libertad de corta


duración, suspendiéndose en el mismo pronunciamiento su efectiva ejecución, con un plazo
en que el condenado deberá observar ciertas conductas y abstenciones.

La finalidad perseguida por este instituto es la redención del delincuente no habitual,


otorgándose el beneficio como estímulo para su esfuerzo de reinserción a la vida normal,
bajo la condición determinante de que no cometa otro delito durante el tiempo de prueba.
Si comete un nuevo delito dentro del plazo legal, sufrirá íntegramente la pena que estaba
suspendida junto con la del último delito.

El código dispone su procedencia para los casos de condena a pena de prisión (no de
reclusión) que no exceda de tres años, excluyendo las penas de multa e inhabilitación.

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Requisitos: Para el juez es facultativo conceder el beneficio, pero para disponerlo la ley
exige:

 Que se trate de la primera condena (comprende tanto a la primera condena sufrida por
el sujeto, como a una segunda condena después de transcurrido el término legal de 10
años si ambos delitos fuesen dolosos, u 8 cuando uno de ellos fuese culposo) a la
especie de prisión no mayor de tres años.
 Que la condena sea establecida por sentencia que quedó firme.

Artículo 26.- En los casos de primera condena a pena de prisión que no exceda de tres años, será facultad
de los tribunales disponer en el mismo pronunciamiento que se deje en suspenso el cumplimiento de la
pena. Esta decisión deberá ser fundada, bajo sanción de nulidad, en la personalidad moral del condenado,
su actitud posterior al delito, los motivos que lo impulsaron a delinquir, la naturaleza del hecho y las demás
circunstancias que demuestren la inconveniencia de aplicar efectivamente la privación de libertad. El
tribunal requerirá las informaciones pertinentes para formar criterio, pudiendo las partes aportar también
la prueba útil a tal efecto.

Igual facultad tendrán los tribunales en los casos de concurso de delitos si la pena impuesta al reo no
excediese los tres años de prisión.

No procederá la condenación condicional respecto de las penas de multa o inhabilitación.

Artículo 27.- La condenación se tendrá como no pronunciada si dentro del término de cuatro años,
contados a partir de la fecha de la sentencia firme, el condenado no cometiere un nuevo delito. Si cometiere
un nuevo delito, sufrirá la pena impuesta en la primera condenación y la que le correspondiere por el
segundo delito, conforme con lo dispuesto sobre acumulación de penas.

La suspensión podrá ser acordada por segunda vez si el nuevo delito ha sido cometido después de haber
transcurrido ocho años a partir de la fecha de la primera condena firme. Este plazo se elevará a diez años, si
ambos delitos fueran dolosos.

En los casos de sentencias recurridas y confirmadas, en cuanto al carácter condicional de la condena, los
plazos se computarán desde la fecha del pronunciamiento originario.

Artículo 27 bis.- Al suspender condicionalmente la ejecución de la pena, el Tribunal deberá disponer que,
durante un plazo que fijará entre dos y cuatro años según la gravedad del delito, el condenado cumpla
todas o alguna de las siguientes reglas de conducta, en tanto resulten adecuadas para prevenir la comisión
de nuevos delitos:

1. Fijar residencia y someterse al cuidado de un patronato.


2. Abstenerse de concurrir a determinados lugares o de relacionarse con determinadas personas.
3. Abstenerse de usar estupefacientes o de abusar de bebidas alcohólicas.
4. Asistir a la escolaridad primaria, si no la tuviere cumplida.
5. Realizar estudios o prácticas necesarios para su capacitación laboral o profesional.
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6. Someterse a un tratamiento médico o psicológico, previo informe que acredite su necesidad y eficacia.
7. Adoptar oficio, arte, industria o profesión, adecuado a su capacidad.
8. Realizar trabajos no remunerados en favor del estado o de instituciones de bien público, fuera de sus
horarios habituales de trabajo.

Las reglas podrán ser modificadas por el Tribunal según resulte conveniente al caso.

Si el condenado no cumpliere con alguna regla, el Tribunal podrá disponer que no se compute como plazo
de cumplimiento todo o parte del tiempo transcurrido hasta ese momento. Si el condenado persistiere o
reiterare el incumplimiento, el Tribunal podrá revocar la condicionalidad de la condena. El condenado
deberá entonces cumplir la totalidad de la pena de prisión impuesta en la sentencia.

Artículo 28.- La suspensión de la pena no comprenderá la reparación de los daños causados por el delito y
el pago de los gastos del juicio.

Condiciones para su aplicación:

Para la procedencia de la suspensión de la ejecución penal, el juez deberá fundar bajo pena
de nulidad. Los fundamentos consisten en la valoración que haga el juzgador en la misma
sentencia, de circunstancias subjetivas y objetivas que “demuestren la inconveniencia de
aplicar efectivamente la privación de libertad” – art. 26 C.P.

Las circunstancias que deberá valorar el juez, son las relacionadas al sujeto: su personalidad
moral, actitud posterior al delito, motivos que lo impulsaron a delinquir; y con respecto al
hecho la naturaleza de éste.

Revocación del beneficio:

La suspensión de la ejecución de la pena será revocada si el condenado no cumple con la


condiciones impuestas. Tanto puede ser la comisión de un nuevo delito dentro del término
de 4 años; como el incumplimiento persistente o reiterado de las reglas de conducta que el
reo debe observar cabalmente durante el tiempo ordenado – art. 27 C.P.

Derecho penal penitenciario


Ley de ejecución de la pena privativa de la libertad:

La ley 24.660 de ejecución de la pena privativa de la libertad, tal como lo hacía la ley
penitenciaria nacional (decr. ley 412/58 del 14/1/58, ratificado por ley 14.467), derogada
por la primera (art. 230), ha unificado la ejecución de la reclusión y de la prisión,
consultando así la tendencia universal y de la legislación de nuestro país, y respondiendo a
lo que – de hecho- se venía practicando en las cárceles nacionales y provinciales.

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La modalidad particular de ejecución penal no depende ya de la clase de pena impuesta,
sino que es un resultado de la individualización administrativa del tratamiento. De tal modo
han quedado virtualmente sin efecto los arts. 6°, 7° y 9° C.P. Pero la unificación no ha
borrado toda la diferencia ejecutiva entre ambas penas privativas de la libertad, lo que
determina que la reclusión siga siendo una pena más severa que la prisión.

Progresividad del sistema penitenciario:

Sobre las características del régimen penitenciario dispone el art. 6° de la ley 24.660: “El
régimen penitenciario se basará en la progresividad, procurando limitar la permanencia del
condenado en establecimientos cerrados y promoviendo en lo posible y conforme a su
evolución favorable su incorporación a instituciones semiabiertas o abiertas o a secciones
separadas regidas por el principio de autodisciplina”.

Se consagra la conveniencia de un tránsito pausado, continuo, desde los establecimientos


cerrados a los abiertos; desde la máxima seguridad a la autodisciplina.

El régimen penitenciario aplicable al condenado, cualquiera fuere la pena impuesta, se


caracterizará por su progresividad y constará de los siguientes periodos:

1) Período de observación: estudios, diagnóstico y pronóstico;


2) Período de tratamiento: que podrá ser fraccionado en fases que importen para el
condenado una paulatina atenuación de las restricciones inherentes a la pena;
3) Período de prueba: que comprende sucesivamente:
a. La incorporación del condenado al establecimiento abierto o sección
independiente de éste, que se base en el principio de autodisciplina.
b. La posibilidad de obtener salidas transitorias del establecimiento.
c. La incorporación al régimen de semilibertad.
4) Período de libertad condicional: el juez de ejecución o juez competente podrá conceder
la libertad condicional al condenado que reúna los requisitos fijados por el Código Penal,
previo los informes fundados del organismo técnico-criminológico y del consejo
correccional del establecimiento.

Principio de resocialización:

La exigencia democrática de que sea posible la participación de todos los ciudadanos en la


vida social, conduce a reclamar que el derecho penal evite la marginación de los
condenados. Ello hace preferibles, en la medida de lo posible, las penas que no impliquen
separación de la sociedad. Pero, cuando la privación de la libertad sea inevitable, habrá que
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configurar una ejecución de forma tal que no produzca efectos desocializadores, y que,
además, fomente cierta comunicación con el exterior y facilite una adecuada
reincorporación del recluso a la vida en libertad.

La resocialización constituye la finalidad de la ejecución de las penas privativas de la


libertad (art. 10, ap. 3 del Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos; art, 5°, ap. 6
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; art. 1°, ley 24.660).

Se postula, en adecuación a este principio, la importancia de trabajar en un «Programa de


Readaptación Social Mínimo», concepción que tiene como eje central el respeto a la
dignidad humana (art. 11, ap. 1 y art. 5°, ap. 6 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; art. 10, ap. 1 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos; y art. 33 C.N., conforme
interpretación de la C.S.J.N., caso Costa), por la cual pertenece a todo ser humano una
capacidad personal que le permite adoptar libremente sus propias decisiones sobre sí
mismo, sobre su conciencia y sobre la configuración del mundo que lo rodea.

La resocialización no puede estar orientada a imponer un cambio en el sujeto, en su


personalidad y en sus convicciones a fin de obligarlo a adoptar el sistema de valores que el
Estado tiene por mejor.

Su objetivo es más modesto: se trata de ofrecer al interno, a través del tratamiento


penitenciario, una ayuda que le permita comprender las causas de su delincuencia, sin
alterar coactivamente su escala de valores. Se busca hacer comprender al sujeto que ha
delinquido (violando así las normas) las expectativas que dichas normas contienen,
evitando en el futuro la comisión de nuevos delitos.

Período de libertad condicional:

Es el período durante el cual el penado sale de su encierro, pero está sometido a una serie
de obligaciones. Es una característica del sistema progresivo y forma parte de la pena.

La libertad condicional es una suspensión condicional del encierro que se cumple como
pena (art. 13 C.P.) o medida de seguridad (art. 53 C.P.), la cual, por consiguiente, no es una
ejecución de la pena o medida, sino precisamente lo contrario. El liberado
condicionalmente no ha cumplido su pena o medida, pero tampoco la está cumpliendo
liberta. Solo está sometido a un término de prueba destinado a decidir si la sanción ha de
declararse extinguida por el encierro sufrido (arts. 16 y 53 C.P.) o si el condenado debe
seguir cumpliendo (arts. 15 y 53 C.P.). Pero la libertad condicional no modifica la condición
de penado o de sometido a medida de seguridad del que goza de ella, ni influye en el
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sistema de la pena o medida más allá del ámbito del encierro y de lo relacionado con el
cese de éste (art. 12 C.P.).

Condiciones para concederla:

1) Residir en el lugar que determine el auto de soltura.


2) Observar las reglas de inspección que fije el mismo auto, especialmente la obligación de
abstenerse del consumo de bebidas alcohólicas y/o (por carácter extensivo) sustancias
estupefacientes.
3) Adoptar en el plazo que el auto determine, oficio, arte, industria o profesión, si no
tuviere medios propios de subsistencia.
4) No cometer nuevos delitos.
5) Someterse al cuidado del patronato, indicado por las autoridades competentes.

Período de libertad asistida:

La libertad asistida permitirá al condenado sin la accesoria del art. 52 del C.P., el egreso
anticipado y su reintegro al medio libre tres meses antes del agotamiento de la pena
temporal.

El juez de ejecución o juez competente, a pedido del condenado y previo los informes del
organismo técnico-criminológico y del consejo correccional del establecimiento, podrá
disponer la incorporación del condenado al régimen de libertad asistida (art. 54 ley 24.660).

El condenado incorporado al régimen de libertad asistida deberá cumplir las siguientes


condiciones:

1. Presentarse, dentro del plazo fijado por el juez de ejecución o juez competente, al
patronato de liberados que le indique para su asistencia y para la supervisión de las
condiciones impuestas.
2. Cumplir las reglas de conducta que el juez de ejecución o juez competente fije, las cuales
sin prejuicio de otras que fueren convenientes de acuerdo a las circunstancias
personales y ambientales del condenado, podrán ser:
a) Desempeñar un trabajo, oficio o profesión, o adquirir los conocimientos necesarios
para ello;
b) Aceptar activamente el tratamiento que fuere menester;
c) No frecuentar determinadas personas o lugares, abstenerse de actividades o de
hábitos que en el caso, se consideren inconvenientes para su adecuada reinserción
social.
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3. Residir en el domicilio consignado en la resolución judicial, el que podrá ser modificado
previa autorización del juez de ejecución o juez competente, para lo cual éste deberá
requerir opinión de patronato respectivo,
4. Reparar, en la medida de sus posibilidades, los daños causados por el delito, en los
plazos y condiciones que fije el juez de ejecución o juez competente.

Alternativas para situaciones especiales:

 Prisión domiciliaria: establece el Código Penal que la pena de prisión que no exceda de
seis meses puede hacerse cumplir por simple detención domiciliaria, cuando se trata de
mujeres honestas o de personas mayores de sesenta años o valetudinarias, esto es,
enfermizo, delicado, de salud quebrantada (art. 10).
Concordantemente, la ley 24.660, en el art. 32, dispone: El juez de ejecución o el juez
competente confiará la supervisión de la detención domiciliaria prevista en el art. 10
C.P. a un patronato de liberados o servicio social calificado de no existir aquél. En ningún
caso estará a cargo de organismos policiales o de seguridad.
Si el condenado a prisión con beneficio a detención domiciliaria llegara a quebrantarlo le
será revocado el beneficio y quedará sometido al régimen de prisión discontinua (art. 35
inc. A).
 Prisión discontinua y semidetención: el juez de ejecución o juez competente, a pedido o
con el consentimiento del condenado, podrá disponer la ejecución de la pena mediante
la prisión discontinua y semidetención.
La discontinua consiste en la permanencia del condenado en una institución basada en
el principio de autodisciplina, por fracciones no menores de 36 horas, procurando que
ese período coincida con los días no laborables de aquél (art. 36, ley 24.660).
La semidetención consiste en la permanencia ininterrumpida del condenado en una
institución basada en el principio de autodisciplina, durante la fracción del día no
destinada al cumplimiento (en la medida de lo posible) de sus obligaciones familiares,
laborales o educativas. Sus modalidades podrán ser la prisión diurna y la prisión
nocturna.

Medidas de seguridad
Concepto: son los medios de que dispone el derecho penal moderno, distinto de las penas
y que cumplen una función de prevención especial. Es otra forma de reacción penal dirigida
a aquellos sujetos inimputables o en los cuales la pena no ha cumplido el efecto esperado.

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En nuestro derecho positivo, de acuerdo con su fin específico, se distinguen: medidas de
seguridad educativa, curativa y eliminatoria. Las primeras, llamadas también tutelares, se
aplican a los menores, consistiendo en su internación en un establecimiento de corrección
(ley 22.278); las curativas que se encuentran en el art. 34 inc. 1 C.P. hacen referencia a
enajenados e inconscientes y las eliminatorias destinadas a multirreincidentes, en el art. 53
del mismo cuerpo legal.

La ejecución de las medidas de seguridad

 Duración de las medidas y cese de ellas: las medidas de seguridad son, por regla,
indeterminadas.
En nuestro derecho no existe un único término de duración, sino que cada medida
posee una característica particular por la que se produce su cese.
Las medidas curativas dependen de la desaparición de la causa que le dio origen, debe
establecerse la desaparición del peligro, no siendo necesario demostrar la total curación
del enfermo mental. Sólo cesan por resolución judicial de la autoridad que impuso la
medida. Puede ser de oficio o a pedido de parte y con audiencia del Ministerio Público y
dictamen en los peritos.
En las medidas educativas, la regla para que la medida cese es el paso del autor del
ilícito de la minoridad a la adultez y lo dispuesto en la ley para los diferentes grupos
etáreos, además, el Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba, en su art. 525
exige que el tribunal para ordenar la cesación de una medida tutelar deberá oír al
Ministerio Público, al interesado, o cuando éste sea incapaz a quien ejercite su
responsabilidad parental, tutela o curatela, lo mismo que en su caso, al Consejo
Provincial de Protección al Menor.
Las medidas eliminatorias presuponen el cumplimiento de la pena establecida en la
última condena y del transcurso de cinco años más con la especial consideración del
grado de peligrosidad del condenado en el cumplimiento de los requisitos establecidos
en el art. 53 C.P. Cumplidos los cinco años mencionados puede accederse a la libertad
condicional.

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