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Se define como ROCA a un agregado sólido, formado por uno o varios minerales que
constituyen la litosfera y que se presentan consolidados, cementados, aglomerados o de
cualquier otra forma de modo que dan lugar a un material de cierta resistencia, que se
encuentran ocupando grandes extensiones de la corteza terrestre. En mecánica de rocas se
habla en muchas ocasiones de ROCA o ROCA INTACTA para referirse a un elemento (Trozo,
bloque, probeta) de roca que no presenta discontinuidades observables. Las rocas se han
originado de la siguiente forma:
Primero se formó una corteza sólida con los materiales procedentes de zonas más
profundas de la tierra. Estos materiales, que consistían en una masa fluida en la
que coexistían fases sólidas, líquidas y gaseosas, se denominan magmas. Cuando
los magmas ascienden a zonas superiores se solidifican. Esta solidificación puede
producirse bien en superficie o a una determinada profundidad. En caso de
producirse en superficie, la solidificación tiene lugar de manera brusca y no se
forman cristales grandes, a veces la roca queda vitrificada; así se originan las rocas
volcánicas o efusivas como los basaltos. Cuando la solidificación se produce a
profundidad, los cristales se pueden desarrollar ya que el enfriamiento es lento; así
se forman las rocas intrusivas o plutónicas, como los granitos. El conjunto de rocas
volcánicas e intrusivas constituye las rocas ígneas.
Según su génesis, las rocas se dividen en tres grupos: ígneas, sedimentarias y metamórficas.
Sin embargo, desde el punto de vista de su comportamiento mecánico es mejor agruparlas en
los cuatro grupos siguientes (Goodman, 1980):
Rocas cristalinas, por ejemplo: granito, basalto, gneis, caliza, dolomía, mármol, sal
común, etc.
Rocas clásticas, por ejemplo: areniscas con varios cementos.
Rocas de grano muy fino, por ejemplo: argilitas, limolitas margas, etc.
Rocas orgánicas, por ejemplo: lignito, hulla, antracita, pizarras bituminosas, etc.
Las rocas cristalinas consisten en cristales imbricados de silicatos, carbonatos, sulfatos u otras
sales. Los cristales están generalmente separados por microfisuras, las cuales se pueden
encontrar también dentro de ellos mismos. En algunos casos, como, por ejemplo, en los
carbonatos y en la sal común, a las microfisuras, que dan a la roca un carácter frágil, hay que
añadir las dislocaciones de los cristales que originan un comportamiento visco-plástico a
presiones de confinamiento bajas.
Las rocas clásticas consisten en granos o conjuntos minerales de otras rocas unidos mediante
un cemento. Sus propiedades mecánicas dependen fundamentalmente de las características
de dicho cemento. Si este es resistente y une rígidamente los granos, la roca también lo es y se
comporta de manera frágil. Por el contrario, si el cemento es poco resistente la roca es friable.
En las rocas de grano fino los componentes fundamentales son el limo y la arcilla. Estas
partículas se encuentran más o menos cementadas según el proceso geológico, sobre todo de
compactación, que hayan sufrido. En las rocas sedimentarias las propiedades mecánicas están
relacionadas con la porosidad y con el tamaño de grano.
Las principales rocas orgánicas son los carbones. Las antracitas y las hullas son, en general,
relativamente resistentes pero suelen tener fisuras. Los lignitos son carbones menos r
Desde un punto de vista puramente mecánico, las rocas se pueden considerar un conjunto de
cristales y granos minerales imbricados y cementados en el que existen microfisuras y poros.
2. Resistencia de la roca intacta.
Las rocas, como la mayoría de sólidos, pueden ser caracterizadas mediante una serie de
propiedades básicas, entre las cuales las más comunes son: densidad, humedad, porosidad,
grado de saturación, velocidad de propagación de ondas ultrasónicas y permeabilidad.
2.1.1. Densidad
𝜌 = densidad natural
𝑚 = masa de la muestra
𝑉 = volumen de la muestra
𝜌𝑠 = densidad seca
𝑚𝑠 = masa seca
𝑉𝑠 = volumen seco
El volumen natural o seco de una muestra de roca es la suma del volumen que ocupan las
partículas sólidas más el de los poros, por este motivo tiene sentido hablar de densidad de
las partículas (granos o cristales) de la roca, que está claramente relacionada con su
composición mineralógica. Para determinarla en necesario moler una determinada masa de
roca y medir, con la ayuda de un picnómetro el volumen ocupado por las partículas:
𝑚𝑝
𝜌𝑝 =
𝑉𝑝
donde:
Tabla 1. Densidad y velocidad de propagación de ondas de compresión de algunos minerales (AFTES, 2003)
2.1.2. Humedad
2.1.3. Porosidad
La porosidad de una roca es el volumen de poros expresados en tanto por ciento del
volumen total:
𝑉𝑝
𝑛= ∗ 100
𝑉
donde:
𝑛 = porosidad
𝑉𝑝 = volumen de poros
𝑉 = volumen total
En algunas rocas, como las areniscas, los poros se pueden ver a simple vista, en otras solo
son visibles con el microscopio, como, por ejemplo, en los granitos; en este tipo de roca
existe una red de microfisuras que produce una porosidad del orden del 1%. Duchos poros
y microfisuras están, en ciertos casos, interconectados y forman una red que permite la
circulación de fluidos, que ocasionalmente pueden ocupar todos los huecos disponibles.
donde:
𝑆𝑟 = grado de saturación
𝐸 1−𝜇
𝑉p = √ .
𝜌 (1 + 𝜇)(1 − 2𝜇)
donde:
𝜌 = es la densidad de la roca
𝐼𝐶 = es el índice de continuidad
𝑉Pi = son las velocidades de las ondas P en cada uno de los minerales
Uno de los problemas más importantes de la mecánica de rocas consiste en determinar las
propiedades mecánicas de éstas cuando se hallan en un campo tensional compresivo, lo
cual se consigue principalmente mediante los ensayos de compresión simple y triaxial.
Cuando se ejerce sobre una roca una tensión desviadora de compresión se obtienen
resultados como los que se pueden ver en la Figura 1. Nada más aplicar la tensión ciertas
fisuras y poros comienzan a cerrarse, lo cual genera una deformación inelástica y la curva
tensión-deformación muestra una concavidad dirigida hacia arriba. En la mayor parte de las
rocas esta fase, que se denomina de cierre de fisuras y termina en el punto de ordenada
𝜎1𝐶 , va seguida de un tramo recto durante el cual la relación entre la tensión axial, la
deformación axial y la deformación lateral es lineal. La pendiente de dicha recta en unos
ejes de coordenadas 𝜎1 − 𝜀1 es el módulo de Young de la roca y la relación entre 𝜀3 y 𝜀1 es
su coeficiente de Poisson.
∆= 𝜀1 + 2𝜀3
Se observa que hasta que no se llega al punto de ordenada 𝜎10 , en el cual comienza la
propagación inestable de las microfisuras, el volumen de la probeta disminuye. A partir de
este punto se produce un aumento de volumen que tiene su origen en la deformación de la
roca comprendida entre las microfisuras y en la apertura de nuevas grietas. Al llegar a una
tensión axial próxima a la resistencia de pico, es posible que la probeta comience a
experimentar un aumento real de volumen que se denomina dilatancia.
Si en un punto del tramo 𝜎10 − 𝜎1𝑀 se retira la carga que actúa sobre la probeta, la curva
descarga-deformación sigue una trayectoria como la que se muestra en la Figura 2. Al
anularse la tensión la probeta conserva una deformación (histéresis) y al cargarla de nuevo
la curva de carga discurre por debajo de la inicial de la probeta a la que intersecta en un
punto de mayor ordenada que el de partida, esto es debido a que el tramo 𝜎10 − 𝜎1𝑀 es de
tipo dúctil con endurecimiento. Si esta misma operación de descarga se lleva a cabo en el
tramo 𝜎1𝑀 − 𝜎1𝑅 , la resistencia que se alcanza con la recarga (ver Figura 2) es inferior a la de
partida lo cual es lógico al corresponder dicho tramo a una rotura frágil o dúctil con
reblandecimiento.
Latjai et al. (1990) sugieren que la iniciación de la fracturación puede ser causada por
microgrietas originadas por tracción. Debido a que los enlaces químicos propios de los
minerales formadores de la mayor parte de las rocas (silicatos, carbonatos...) son
covalentes y estos enlaces resisten mucho menos a tracción que a cortante (al revés, por
ejemplo, que los enlaces metálicos), las rocas son básicamente más débiles a tracción que a
cortante o que a compresión. Así parece que incluso en la rotura de rocas a compresión o
cizalla, el proceso está gobernado por fenómenos de tracción. La aparición de tracciones
locales en zonas sometidas a cortante o a compresión es un hecho paradójico que se puede
explicar por la heterogeneidad propia de las rocas.
Este ensayo sirve para determinar la resistencia a compresión uniaxial de una probeta
cilíndrica de roca de altura entre el doble y el triple del diámetro. Normalmente estas
probetas se obtienen a partir de testigos de sondeos. También se pueden obtener
muestras a partir de bloques de roca mediante una sonda, en el laboratorio; la
extracción de estos bloques en la mina o en la obra se debe llevar a cabo sin voladuras,
ya que estas pueden generar en la roca nuevas microfisuras o aumentar las existentes,
lo cual se traduciría en una pérdida de la resistencia de las probetas que se obtengan
de ellos.
Para que este ensayo fuera estrictamente de compresión simple, las tensiones dentro
de la probeta deberían ser uniaxiales en todos los puntos. Pero debido a la fricción
entre la muestra y las placas de la prensa, derivada de la diferencia entre los módulos
elásticos de las rocas y el del acero, la probeta no se puede expansionar libremente en
sus extremidades superior e inferior al ser comprimida. Como consecuencia, aparecen
tensiones cortantes en las proximidades de las superficies de contacto entre las placas
de la prensa y la probeta, por lo que la tensión axial deja de ser una tensión principal y
se produce un estado triaxial de tensiones en muchos puntos de la roca.
𝐷
𝑅0 = 𝑅1 (0.778 + 0.222 )
𝐿
donde:
D = diámetro de la probeta
L = longitud de la probeta
En línea con lo que se acaba de exponer, Brook, N. (1993) propuso la siguiente fórmula
para calcular la resistencia, R, de una probeta de relación D/L = 0.5 a partir de los
resultados de ensayos de compresión simple con probetas de esbeltez diferente a la
indicada.
𝐷
𝑅0 = 𝑅 (0.875 + 0.250 )
𝐿
donde:
50 0.18
𝜎𝑐 = 𝜎𝑐50 ( )
𝑑
donde:
El ensayo de carga puntual consiste en romper un trozo de roca entre dos puntas
cónicas de acero endurecido. Las muestras que se colocan entre dichas puntas pueden
ser de cualquier forma, pero es conveniente que su diámetro no sea inferior a unos 50
mm, ya que, como se ha indicado anteriormente, el volumen de la probeta influye en
su resistencia. Los puntos de aplicación de la carga deben estar al menos a 0.7 D de
cada uno de los borde de la probeta. La fuerza P necesaria para romper la muestra se
puede obtener leyendo el manómetro de la bomba manual que produce la presión
requerida para dicha rotura. El índice de carga puntual se calcula mediante la siguiente
expresión.
𝑃
𝐼𝑆 =
𝐷𝑒2
donde:
4
𝐷𝑒2 = 𝑊𝐷
𝜋
donde:
𝐷 0.45
𝐼𝑆(50) =( ) 𝐼𝑆
50
Broch y Franklin (1972) encontraron una correlación entre el 𝐼𝑆(50) y la resistencia a
compresión simple de la roca. Está relación es la siguiente: 𝜎𝐶 = 24𝐼𝑆(50) . No
obstante, en algunas rocas el coeficiente multiplicador difiere mucho del
anteriormente indicado.
En este ensayo la rotura de la roca se produce entre las dos puntas del aparato.
Cuando las rocas son muy anisótropas, es decir, cuando contienen numerosas
superficies de debilidad, la orientación de estas con respecto al plano de rotura es muy
importante. Para conseguir que los resultados de los ensayos realizados con un mismo
tipo de roca sean comparables, es necesario que las discontinuidades se encuentren
siempre en la misma posición con respecto al eje que une las dos puntas del aparato.
Hay que tener en cuenta que los resultados de estos ensayos tienen normalmente una
dispersión muy grande, por lo que es necesario hacer muchos para obtener datos
fiables. El índice de carga puntual es muy útil para clasificar rocas, sin embargo cuando
se trata de casos en los que es muy importante conocer la resistencia a compresión
uniaxial de la roca, por ejemplo en el cálculo de la resistencia de pilares, es
conveniente recurrir a los ensayos convencionales.
Este ensayo se lleva a cabo en probetas cilíndricas que se preparan de manera similar a
las utilizadas en los ensayos de compresión simple. La probeta se rodea de una camisa
de goma y se coloca dentro de una célula en la que se puede introducir líquido a
presión, normalmente aceite o agua. La camisa tiene por objeto impedir el contacto de
la roca con dicho líquido y debe ser suficientemente flexible para que la presión del
líquido se transmita a la roca. La tensión axial principal, 𝜎1 , se ejerce sobre la probeta
mediante dos cilindros de acero que pasan a través de la cara superior e inferior de la
célula. Habitualmente no se utilizan equipos de medición de presión de poros en este
ensayo, ya que la mayor parte de las rocas son poco porosas, por lo que las presiones
intersticiales suelen tener poca importancia en ellas; dada la velocidad con la que se
aplica la tensión axial no hay tiempo, en general, para que la probeta drene
completamente durante el ensayo, lo que puede producir un incremento de las
presiones intersticiales. Las deformaciones axial y circunferencial de la muestra se
suelen medir, a veces, mediante bandas extensométricas pegadas a la superficie de la
misma.
Esquema del ensayo de compresión triaxial
Para llevar a cabo los ensayos triaxiales, además de la célula, es necesario, según se
muestra en el esquema, una prensa convencional y una bomba capaz de generar la
presión de confinamiento y mantenerla constante durante la prueba.
Griffith (1921) creó una teoría para explicar la rotura frágil de los vidrios, la cual postula que la
rotura a tracción de estos materiales se produce como consecuencia de las concentraciones de
tensión en las terminaciones de las microfisuras existentes en ellos, iniciándose en las más
largas y con una orientación más favorable. Las conclusiones de esta teoría se han intentado
aplicar a las rocas, pero se ha visto que no resultan tan interesantes como en los vidrios,
aunque siguen siendo útiles para explicar el mecanismo de rotura.
Si una probeta de roca se somete a una tensión de tracción 𝜎1 , en los extremos de las
microfisuras se concentra la tensión y alcanza un valor muy superior a 𝜎1 . Suponiendo que una
microfisura orientada perpendicularmente a 𝜎1 , se pueda asimilar a una elipse muy alargada
de semieje mayor a y radio de curvatura 𝜌 en el extremo de este semieje, el valor de la tensión
de tracción en este punto es:
𝑎
𝜎𝑚𝑎𝑥 = 2𝜎1 √
𝜌
En un elemento de roca de espesor unidad, la condición para que una microfisura de longitud
igual a 2a se prolongue es que la energía potencial total del sistema formado por las tensiones
aplicadas y el material disminuya o permanezca constante, es decir:
𝑑
(𝐸 − 𝐸𝑑 ) ≤ 0
𝑑𝑎 𝑠
donde:
Los valores de 𝐸𝑑 y 𝐸𝑠 se pueden obtener, para tensiones planas, mediante las fórmulas
siguientes:
𝜋𝑎2
𝐸𝑑 = 𝜎12 y 𝐸𝑠 = 4𝑎𝑇
𝐸
donde:
De las fórmulas anteriores se deduce que la tracción necesaria para prolongar la microfisura
debe tener el siguiente valor:
2𝐸𝑇
𝜎1 ≥ √
𝜋𝑎
En el caso de una roca sometida a tracción directa, ensayo que rara vez se suele practicar en
los laboratorios de mecánica de rocas por su dificultad, la rotura de la probeta se produciría
como consecuencia de la prolongación de las microfisuras más largas perpendiculares a la
dirección de tracción, en primer lugar, y de la conexión o coalescencia de las nuevas fisuras
generadas en el proceso anterior a continuación.
El ensayo que más se utiliza con este fin es el denominado ensayo brasileño, el cual se
práctica comprimiendo una probeta cilíndrica de roca. Si se somete un cilindro de roca
de longitud aproximadamente igual a su radio a una compresión diametral se rompe a
lo largo de dicho diámetro como consecuencia de las tensiones de tracción que se
generan en dirección perpendicular al mismo. Haciendo un estudio de la distribución
de tensiones en un disco al que se aplica una carga diametral, se demuestra que a lo
largo del diámetro, excepto cerca de la periferia, se genera una tensión horizontal
uniforme cuyo valor es:
2𝑃
𝜎1 =
𝜋𝐷𝑡
donde:
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que existen también tensiones compresivas
que actúan según el plano diametral del disco a lo largo del cual se aplica la carga.
Estas tensiones tienen un valor en el centro del disco igual a tres veces la tensión de
tracción y van aumentando progresivamente hacia la periferia del cilindro.
Teóricamente, si el contacto entre las placas de la prensa y el disco fuera puntual, las
fuerzas de compresión alcanzarían en dicho punto un valor infinito. Por este motivo, la
norma para este ensayo prescribe que las placas de la prensa en contacto con la roca
deben tener una curvatura proporcional al radio del disco.
El ensayo brasileño es más fácil de realizar que el de tracción directa, que se utiliza
muy poco; sin embargo, la resistencia que se obtiene de él es superior a la que
proporciona la tracción directa. Esto es debido a la presencia de microfisuras, las
cuales producen un debilitamiento mayor de la roca cuando se ejerce sobre ella una
tracción directa que cuando se la somete al campo de tracciones del ensayo brasileño,
o sea, a una combinación de tracción compresión.
Normalmente este ensayo se realiza con cuatro puntos de contacto entre el dispositivo
de carga y el cilindro de roca y permite ensayar directamente testigos de sondeos. Los
dos puntos de apoyo del testigo se encuentran cerca de los extremos de la probeta y
los dos puntos de carga se sitúan en su parte central, a distancias iguales del medio de
la probeta. Esta disposición da lugar a un momento de flexión uniforme en el centro de
la muestra. La resistencia a tracción de la roca se puede calcular a partir de la teoría de
la viga simplemente apoyada, mediante la siguiente fórmula:
16𝑃 ∗ 𝐿
𝑇=
3𝜋𝐷 3
donde:
P = es la carga de rotura, aplicada a una distancia L/3 de cada uno de los apoyos
del testigo.
Prácticamente todas las rocas poseen poros y fisuras que pueden estar o no
interconectados, aunque en la mayoría de las rocas la porosidad es muy pequeña.
Cuando los poros están comunicados el agua y el aire pueden circular por ellos y
producir cambios en el comportamiento de la roca, principalmente en su
deformabilidad y resistencia. En caso contrario, la influencia del agua se reduce
considerablemente. Las rocas sedimentarias y las volcánicas son, en general, las más
porosas y en ellas suelen existir pequeños canales que comunican unos poros con
otros. En las rocas plutónicas la porosidad suele ser pequeña, inferior al 1%
aproximadamente, y no existen dichos canales pero hay microfisuras.
𝜎′ = 𝜎 − 𝜇
Esta teoría es aplicable a las rocas siempre que su estructura porosa esté
interconectada y la velocidad de aplicación de la carga sea suficientemente baja para
permitir que la presión del fluido interno se equilibre en los poros. Cuando las rocas
tienen muy poca permeabilidad, se requiere velocidades de aplicación de la carga
extremadamente bajas para lograrlo, por lo que puede que no se cumpla este
principio.
Hay que aclarar que la tensión de corte 𝜏 no se ve afectada por la presión de poro 𝜇, ya
que dicha tensión es función de la diferencia entre las tensiones principales mayor y
menor.
𝜎1′ = 𝜎1 − 𝜇
𝜎2′ = 𝜎2 − 𝜇
2.2.3.3. Ensayos
Fig. 3. Célula y muestra de roca preparados para los ensayos de hinchamiento confinado
En la práctica, se aconseja realizar en primer lugar el ensayo de hinchamiento a
volumen constante, que proporciona la presión axial de hinchamiento. A continuación
se aconseja efectuar la medida de la deformación axial en función de la presión axial,
iniciando el ensayo con una presión axial aproximadamente equivalente a la presión
de hinchamiento determinada previamente. Se recomienda hacer un número
suficiente de ensayos de hinchamiento ya que se ha constatado que la dispersión de
los resultados obtenidos es grande. El potencial de hinchamiento de una roca puede
variar grandemente según se mida en dirección paralela o perpendicular a los planos
de estratificación, por lo que conviene realizar los ensayos por lo menos en estas dos
direcciones para poder caracterizar correctamente una roca.
Las presiones de hinchamiento pueden ser muy variables según los materiales; se han
determinado valores de varios MPa en algunas margas.
Otro ensayo recomendado por la SIMR (“slake durability test”) permite determinar la
resistencia de la roca a la alteración y desintegración al estar sometida a ciclos
sucesivos de inmersión en agua y secado. Para realizar el ensayo se introduce la
muestra de roca en un cilindro metálico cuya superficie lateral es de rejilla de alambre,
con una abertura de malla de 2 mm. El cilindro tiene una longitud de 100 mm y un
diámetro de 140 mm y debe estar preparado para soportar temperaturas de 105°C
durante 12 horas, sin sufrir deformación. El cilindro se sitúa en una cubeta, quedando
una distancia de 40 mm entre la rejilla lateral y la base de la cubeta: ésta se encuentra
unida a una superficie fija. En la Figura 4 se muestra un esquema del cilindro y de la
cubeta (Brown, 1981). Además, se necesita un horno que pueda alcanzar y mantener
una temperatura de 105°C durante un período de 12 horas, con una variación máxima
de la temperatura de 3°C. Para obtener el peso de las muestras de roca, se utiliza una
balanza con una precisión de medio gramo.
Fig. 4.
Esquema del
aparato para
medir la
durabilidad
La muestra de roca se introduce en el cilindro y se deja secar en el horno a una
temperatura de 105°C durante un período de 2 a 6 horas.
A continuación se obtiene el peso A del cilindro con la muestra en su interior.
Después de esperar cierto tiempo hasta que se enfríe el cilindro, éste se introduce
en la cubeta y se vierte en ella agua a 20°C hasta alcanzar un nivel a 20 mm por
debajo del eje horizontal del cilindro. Se hace girar el cilindro un total de 200
revoluciones durante 10 minutos. Acto seguido se extrae el cilindro de la cubeta,
se seca a 105°C y se determina el peso B del cilindro y de los trozos de roca que
tiene en su interior.
Se repite el proceso de introducción del cilindro en la cubeta, se somete a un giro
de 200 revoluciones, se seca y se pesa de nuevo, obteniéndose el valor C del peso
del cilindro más la fracción de roca que ha quedado en su interior. Por último, se
vacía el cilindro, se limpia bien su interior con un cepillo y se obtiene su peso D.
Conviene aumentar el número de ciclos de ensayo a más de dos en aquellas rocas cuyo
índice de durabilidad sea elevado.