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BOGOTÁ, Colombia – Septiembre de 2016.

Fue un sábado de septiembre como cualquier otro, nadie


se arrodilló ante a una imagen de la Virgen del Carmen para hacerle promesas o pedirle algún
‘milagrito’ financiero. Tampoco soñaron con la tumba de Diomedes Díaz y sus números y mucho
menos le apostaron al número de que lleva en la camiseta algún consagrado deportista nacional.
Simplemente se la jugaron por un número con trayectoria ganadora y mucha popularidad, o al
menos eso creen miles de personas que se ganaron el chance en el centro del país el pasado fin
de semana.

A las 10:10 de la noche del 24 de septiembre las baloteras de la Lotería de Boyacá se


encendieron. El rostro adusto de los delegados de rifas, juegos y espectáculos contrastaba con
el carisma de la modelo y presentadora del sorteo, mientras las balotas iban marcando poco a
poco la conformación del número ganador.

Sin duda, miles de tiquetes fueron apretados con una mano, mientras en la otra se sostenían
camándulas y rosarios; hasta el instante en que la presentadora pronunció con una elocuencia
habitual los cuatro números que conformaron el ganador, 6428. Un número que llevó a una
explosión de júbilo a cientos de hogares en el centro del país.

Mientras tanto, sobre la plataforma del Grupo Empresarial en Línea – Paga Todo, el único
concesionario autorizado en el centro del país para comercializar el chance, quedó registrada la
nada despreciable cifra de 3.886 ganadores que le habían apostado exactamente al 428. Eran
más de $3.000 millones que debían repartirse entre los ganadores, cuando el promedio de cada
semana es mucho más bajo que eso.

Pero este número, que hoy le dio la suerte a miles de bogotanos y cundinamarqueses, no es más
que la feliz consecuencia de una tradición perpetuada por los apostadores que eligen y juegan
este número por fe, porque les parece bonito y le tienen buen agüero. Tal vez como pasa con el
716 (Día de la Virgen), el 355 (relacionado con la aparición de una mariposa gigante en Ibagué)
o el 1108 (número de la tumba de Diomedes Díaz).

“Todo esto responde a que el chance es un juego emblemático de suerte y azar en el país, que
empezó hace muchos años en la Costa Atlántica y se ha expandido por todo el país, llegando a
todos los estratos gracias a que puede ser fácil de ganar y que también hace parte de la canasta
familiar de los colombianos”, explica Elkin Castaño Ramírez, gerente general del Grupo
Empresarial en Línea S.A.

Ahora, la pregunta obligada es: ¿qué tan fácil puede ser ganarse el chance? Los estadistas
señalan que la probabilidad es de 1 en 10.000, más factible que con el Baloto donde las
posibilidades se reducen a 1 en 8 millones. Por su parte, los astrólogos dicen que todos los
números son buenos para apostar, pero en los juegos de azar impera otra idea, pues los
cabalísticos son 5, 7 y 8.
Pero si a esto se suman la fe y la convicción de seguir apostando a un mismo número, pues la
estadística puede variar. En el caso del 428, es la segunda vez que cae durante el año y en 2015
apareció en las baloteras durante seis ocasiones, un récord realmente notable. “Las costumbres
de los apostadores difícilmente cambian, siguen jugando los mismos números considerados
‘bonitos’ o ‘ganadores’ a pesar de que pasen los años”, asegura Elkin Castaño, de Gelsa.

Lo único cierto es que bajo la lógica de las estadísticas existen las mismas probabilidades de que
caiga el 000 que el 428, y allí es donde las cábalas y la fe entran a jugar un papel protagónico y
hacen parte de la tradición del chance. Tal vez mañana vuelva a caer el mágico 428 o
simplemente no aparezca más durante el año. La única certeza en esto es que quien no apuesta,
no gana.

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