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Desnaturalización

Biomédica de la
Muerte
Introducción

La Biomedicina en las sociedades occidentales capitalistas ha logrado en cierta medida


brindar control sobre la muerte, en términos simples, ha logrado aumentar “la esperanza de
vida” por medio de sus avances. Pese a que se puede decir que la muerte es un punto
inevitable en la vida de todo ser humano y que esta puede suceder en cualquier momento,
en cualquier mes, en cualquier día la posibilidad y la sensación de control sobre este hecho
que brinda los avances biomédicos llevan a las sociedades crear un vacío o una presencia
obnubilada de algo inevitable. Ante esto se plantean las siguientes preguntas.

 ¿Cómo se interpreta y enfrenta la muerte en otras sociedades?


 ¿Cómo la biomedicina ha contribuido a la construcción de una idea sobre la muerte?
 ¿Qué cambios introdujo el avance de las tecnologías biomédicas la relación
humano-muerte?

La literatura clásica de la antropología indica que en otras sociedades la muerte es visible,


es decir, se encuentra incrustada en la vida social, en los sistemas políticos, en las
relaciones sociales comunitarias, en aspectos económicos y simbólicos con los que estas
sociedades brindan una interpretación a la muerte, la diferencia es clara entre la ausencia y
la presencia de la muerte en el entramado cultural de un sociedad.

En la sociedad occidental, donde la industrialización y secularización han desnaturalizado


a la muerte transformándola en un tema tabú, en donde la medicina y sus practicantes ven a
la muerte como una derrota en un pugna entre lo natural y lo científico, en donde los
hospitales son los lugares donde aquellos moribundos pasan en soledad sus últimos
momentos, la antropología se ha encargado de mostrar un crisol de maneras de enfrentar la
muerte, recordándonos que siempre ha estado presente en las culturas.

En este trabajo se realizara una revisión sobre que han dicho las ciencias sociales, en
especial la antropología, sobre la presencia de la muerte en determinadas sociedades dando
paso a esto a una reflexión sobre la ausencia de la muerte en las sociedades occidentales
capitalistas en donde el modelo de salud biomédico y sus avances tienen la última palabra
sobre esta última.
Antropología clásica: La muerte en sociedades no occidentales.

Las sociedades occidentales han pensado que la muerte es cadavérica que viste ropajes
negros y porta una letal guadaña para segar las almas y guiarlas hacia un lugar incierto o a
su juicio, el alma cegada desaparece del mundo de los vivos. Este proceso en el mundo de
aquellos que adolecen la perdida se desarrolla en silencio, y si es posible en la privacidad
que entrega la asistencia de familia y cercanos, se derraman lágrimas de tristeza y luego se
entierra a quien parte tres metros bajo tierra, este proceso de perdida termina en los
recuerdos donde reside la mejor versión de quien muere.
La muerte en la cultura Occidental

Para la autora Caycedo (2007) en la cultura occidental la visión de la muerte ha sido


marcada profundamente por el miedo y la negación de esta, es por esto que hasta ha
desaparecido de las conversaciones o que al referirse a esta se usa una serie de eufemismos.

A partir del siglo XX junto a un auge de la industrialización de los países europeos la


muerte comienza progresivamente a desaparecer de lo público quedando así solo en
periódicos o noticieros. La visión de duelo comienza a desaparecer como una práctica de
hacer frente a la pérdida siendo cada vez menos frecuentes. La autora señala que “aunque la
muerte es una cuestión delicada que apela a nuestros sentimientos más profundos,
raramente se aborde de forma abierta […]. Suele quedar relegada a nuestro inconsciente”
(Caycedo 2007, p: 337).

Rodrigo Flores-Guerrero (2004) menciona que es a fines del siglo XVIII y principios del
siglo XIX se comienza a producir un cambio en la visión de tratamiento de enfermedad y
muerte, un hito de este periodo es la aparición de la figura del médico ligada a la muerte, es
decir el medico acompaña al agonizante o al enfermo hasta su muerte, contrario a lo que
sucedía anteriormente donde aquellos que agonizaban se mantenían junto a sus familias.

Este proceso de medicalización da cuenta de una profunda intervención médica en


donde los procesos sanatorios de la sociedad comienzan a ser revisados y regulados desde
el Estado. El tratamiento del cuerpo queda a cargo del médico, el cual es revestido de
confianza para aconsejar, observar y mejorar el mismo. El medico comienza a albergar un
estatus de privilegio en la sociedad.

Es en el siglo XIX en donde el diagnostico medico comienza a tener validación


social, de la mano de la medicina moderna y junto a la creación del estetoscopio en el año
1818 el diagnóstico médico de la muerte es certero y confiable. En este punto la muerte se
separa de disciplinas como la religión y la filosofía para ser solo objeto de la medicina.

Ya en el siglo XX en conjunto con los avances de la tecnología en medicina


acompañado de los cuidados intensivos la esperanza de vida de modifican prolongándose
asi la vida y las formas de morir, el agonizante ya no pasa sus últimos momentos de vida
junto a su familia, sino que lo hace en recintos médicos. A esto se suma la creación de la
terapia intensiva que hace que la muerte sea “más científica, más técnica, mientras se pasa a
una muerte secularizada. La muerte pasa de ser pública a ser un acontecimiento privado,
intimo” (Flores-Guerrero, 2004, p: 6). Lo que se traduce en que las personas mueren en “el
hospital […] apenas rodeado de sus familiares más cercanos” (Ídem).

Ya en el siglo XIX, según Flores-Guerrero (2004) se observan una serie de cambios


culturales.

- Las pompas fúnebres se transformaron en servicios tanatológicos especializados

- Se crearon sistemas funerarios complejos

- Se fijaron normativas sanitarias sobre los lugares mortuorios como hospitales,


morgues o cementerios

- El velatorio o la misa se transforman en servicios o se produce una


desacralización total

- Se pierden ceremonias como la del luto

- Se impone la racionalidad de la administración burocrática como las


declaraciones obligatorias del deceso del difunto

- Surgen los cementerios privados y pasan a llamarse parques o jardín

- Surge la cremación (p: 7)

Uno de los cambios culturales destacados por Flores-Guerrero (2004) es el de muerte


súbita, este explica que:

Hasta el siglo XX la muerte súbita era considerada indeseable por su inmediatez, pues no
permitía el tiempo necesario de reconciliación terrenal y espiritual: ―murió sin recibir los
últimos sacramentos‖. Actualmente, la muerte súbita es reconocida como la más deseada,
ya que nadie pretende sufrir una gran dolencia. Actualmente, para la mayoría de las
personas una buena muerte es aquella que no causa sufrimiento, sin dolor físico ni
espiritual. Ello se acompaña de un ambiente ideal: íntimo, rodeado por seres queridos, de
los que se tiene oportunidad de despedirse. (p: 7).
Debido a los avances tecnológicos de la cultura occidental moderna se ha logrado aplazar la
muerte gracias a la tecno ciencia y la biomedicina, a su vez este avance medico ha
cambiado la relación de la sociedad con la muerte “convirtiéndola en algo ajeno a nuestra
cotidianeidad […] es una sorpresa, un accidente, y como tal se transforma en un hecho
clandestino que debe disimularse, ocultarse y superarse rápidamente de modo que aparece
como un fracaso de la técnica y del modelo del hombre moderno” (Flores-Guerrero, 2004,
p: 7).

Caycedo (2007) llama a este proceso la muerte como tabú como una autodestructiva
negación de la muerte mientras que Aries (1987) afirma que “como ya no se muestran
señales externas de estar de luto, la sociedad no ve a los que lloran la muerte de un ser
querido (Como es citado en Caycedo, 2007, p: 337).

La muerte en la cultura occidental se transformó socialmente en un tabu, en algo que ataca


la idea de mundo predecible y seguro y se transforma en lo desconocido. Científicamente se
considera un fracaso, se disocia la visión de la muerte como un fenómeno natural que debe
ser enfrentado a través de los medios sociales y culturales de los grupos y pasa a solo ser
atendido en “un ámbito organizado y jerarquizado como es el hospital donde todo debe ser
controlado, enfrentar la muerte es algo anormal, porque ella es el desorden, el caos que
sobrepasa lo deseable que es la lucha por la vida” (Flores-Guerrero, 2004, p: 8).

Conclusiones finales

Como se ha descrito en esta revisión bibliográfica, la idea de la muerte acompaña al ser


humano desde tiempos prehistóricos en los cuales los estudios paleo antropológicos y
arqueológicos han dado señas de una conciencia de la muerte, así como del distintos
universales en torno a esta como lo son la creación de mecanismos de defensa religiosos y
filosóficos para afrontar la perdida en el grupo o prepararse para la propia.

Los estudios antropológicos de la muerte datan desde el inicio de la disciplina con sus
figuras centrales como Tylor, Frazer o Malinowski, si bien las primeras construcciones
teóricas contenían un carácter funcionalista, con el tiempo se fueron refinando las teorías
pasando por diferentes lentes antropológicos como los del estructuralismo lévi-straussiano,
la antropología simbólica de Geertz en Estados Unidos y Victor Tuner en Inglaterra,
visiones ecológicas, etc.

Si bien son muchas las construcciones teóricas que la antropología ha hecho de la muerte,
se debe recalcar que la disciplina ha dado cuenta de un universo de posibilidades que los
humanos han construido en torno a este fenómeno natural y social. Es así como la
antropología ha comprendido a la muerte, primero que nada, como algo biológico además
de social y ha reafirmado que los grupos humanos han construido una interpretación en
base a sus propios sistemas religiosos, de valores y creencias.

Mientras que distintos grupos humanos cuentan con ritos funerarios para afrontar las
muertes de un ser querido de forma individual y colectiva estos han ido desapareciendo de
la cultura occidental debido al avance médicos ocurridos desde el siglo XIX en adelante, en
conjunto con una nueva forma de vida acelerada propiciado por la industrialización y el
capitalismo. La sociedad occidental ha rechazado el morir y la muerte ya no es pública, por
el contrario, se ha encerrado en el ámbito de lo privado, en los hospitales en donde es
tratada como una agresión a lo científico desde lo desconocido, se ha mostrado a la muerte
como un fracaso de la medicina. Los ritos funerarios se han acortado reduciendo así su
eficacia, los funerales se han mecanizados, se han transformado en servicios a merced de lo
monetizado.

Si bien lo planteado puede parecer desalentador, es necesario reflexionar sobre las prácticas
de la sociedad en la que vivimos, ya que si algo ha demostrado la antropología y la
sociología como ciencias del hombre es que los grupos humanos necesitan de los ritos para
afrontar el fenómeno de la muerte ya sea en el foro interno como en lo colectivo, es
necesario volver a darle sentido a los ritos para afrontar las practicas modernas para con la
muerte.
Bibliografia.

Caycedo Bustos, M. L. (2007). La muerte en la cultura occidental: antropología de la

muerte. Revista colombiana de psiquiatría, 36(2).

Flores-Guerrero, R. (2004). Salud, enfermedad y muerte: lecturas desde la antropología

sociocultural. Revista Mad, (10), 21–29.

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