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Pontificia Universidad Javeriana

El pensamiento político de Derrida: en busca de una filosofía de la esperanza

Introducción

Pocas cosas mueren


con la rapidez de las ideas y
pocos cadáveres inspiran
similar indiferencia.

Gòmez Dávila

La percepción del tiempo parece ser algo que ha cambiado históricamente, aunque siempre se haya
supuesto un presente, un pasado y un futuro. El tiempo fijado, absoluto parece, no ser ya el tiempo
que se maneja en la cotidianidad desapareciendo hace mucho tiempo la noción de destino. El
tiempo como categoría ontológica tal vez pueda ser pensado como eternalista y determinista, pero,
fenomenológicamente hablando el tiempo que se vive hoy es el presentista. Con el instante del
presente muere cada momento y este tiempo de ritmo acelerado se precipita gracias a una
producción artificial de la palabra de la que se sirven muchos medios de comunicación.

Estamos frente al problema del tiempo producido por medio del fénomeno de la palabra
instantánea. En esta época, el tiempo de la palabra se produce artificialmente nace y muere
constantemente. Además, la palabra que esta condicionada temporalmente tambien lo esta
espacialmente, el terreno de la palabra en la actualidad es el terreno de lo publico, de la comunidad
cosa que es a su vez una pseudo-comunidad, una comunidad producida virtualmente.

El tiempo del filosofo a su vez permanece al margen y marginado de la temporalidad de lo actual.


Pertenece tal vez a un tiempo ralentizado produciendo consigo un silencio, que se contrapone al
parloteo de lo actual. Aunque callarse es una acción parece que el llamado del filosofo requiere
tambien una practica discursiva y tambien lleva consigo un llamado a una transformación, el
filosofo no se puede quedar contemplando simplemente la injusiticia con miras aún horizonte; un
principio contradictorio como el de la eterna hospitalidad, es ante todo una filosofia de la
esperanza.

Los dos rasgos de la actualidad

El ritmo de la cotidianidad por la que se rigen las grandes ciudades y que permea incluso lo rural
por los medios de comunicación hacen provocativa la pregunta por la actualidad, no en el sentido
de saber que es trending sino de que se alimenta esta actualidad, esto es, saber cuáles son sus
rasgos definitorios, Derrida menciona dos: la artefactaulidad y la actuvirtualidad, la primera señala
lo artificial de la actualidad pues esta es ficción, ficción por lo falsa y lo narrativa es decir, los
discursos construyen la realidad, los periódicos, los noticieros etc., es además de facto de hecho,
lo que la liga con una percepción acelerada del tiempo. En el segundo rasgo se hace énfasis en la
virtualidad y no en el sentido de que sea dynamis y energeia, sino en el sentido de que la virtualidad
constituye un espacio-tiempo para la actualidad, alterando el espacio-tiempo propio de un
acontecimiento.

La percepción de la actualidad viciada por sus propias características constituye una manera de
ver el mundo en la cotidianidad, por este motivo Derrida hace un llamado a un tipo de crítica de la
actualidad para no caer en su tiranía. Sin embargo, esa pretendida y necesaria educación requiere
de ciertas precauciones que son las siguientes:

 Las fuentes de información por más que deseen ser internacionales y abrir caminos sin
fronteras por lo general tienden a estar viciadas por algún tipo de cosa nacional, “aun
cuando estas -actualidades – hablen de los derechos del hombre” (p.16)
 Los medios de comunicación del en vivo y en directo (como la entrevista televisiva1 o el
Facebook live…etc.) son característicos de este tiempo de idolatría de la presencia
inmediata y estos entorpecen la comunicación verdadera creando pseudo-acontecimientos.

Estas dos precauciones que se deben para fundar una critica o educación muestran dos
características la primera es que lo nacional no debe ser horizonte para la crítica sino que es
indeseable y dos lo publico debe ser de cierta manera limitado por sus medios y de alguna manera
dirigidos con cuidado es decir previendo como deben ser producidos o compartidos los hechos, lo
cual no puede más sino ser una precaución es decir, tomar conciencia del hecho de que lo nacional
y lo mediático como publico permean todas las manifestaciones de la actualidad.

El filosofo y el presente

Ralentizar el tiempo parece ser tarea del intelectual y la del filosofo la de analizar el presente, que
no es lo mismo a analizar la actualidad. El tiempo del análisis cuidadoso implica detenerse bajo
la formula: “-esperen, no es tan simple-”, con paciencia de ajedrecista el gesto filosófico da la
impresión de que pierde el tiempo (y en la actualidad nadie puede perder tiempo). El filosofo se
preocupa del presente en el sentido de que analiza una presencia y esta no se une con la actualidad
esta incluso puede no corresponderse con el presente, el anacronismo, la intempestividad, el
imprevisto y la justeza de tiempo son propios del quehacer filosófico. Como un piadoso que hace
caridad sin que nadie lo vea, el filosofo teje en el tiempo una red silenciosa que no necesita de
justificación mediática. La tarea del filosofo es la misma de Hamlet:

The time is out of joint. O cùrsed spite,


That ever I was born to set it right!2

1 Las mismas entrevistas a las que se recogen en el texto Ecografías de la televisión estaban hechas para ser televisadas,

pero, fueron descartadas para tal medio audiovisual, en cambio, salieron a la luz en un formato escrito y sin preguntas.
A partir de esta decisión se pone en cuestión la eficacia del compartir cierto contenido de manera publica y audiovisual,
sobre todo por la instantaneidad de la entrevista y la manipulación al momento de la edición.
2
Cálmate, cálmate, espiritú inquieto. Ahora, señores, /con todo mi corazón me encomiendo a vosotros/ y todo lo que
un hombre como Hamlet /con todo mi corazón me encomiendo a vosotros/ y todo lo que un pobre hombre como
Hamlet /pueda testimoniaros de amistad y amor/ lo tendréis, si Dios me ayuda. Entremos juntos /y vosotros, os ruego,
El tiempo esta desajustado, fuera de quicio, presencias del pasado no solo se hacen presentes, sino
que también invitan a hacer algo, como Hamlet el filosofo también esta llamado a la acción, pero,
su misma acción es atemporal aun cuando se ajuste el pasado, jamás Hamlet recuperará a su padre.
A la espera de lo nuevo el filosofo espera por un nacimiento, el nacimiento cambia el curso
temporal. Como el nacimiento de Hamlet cuyo destino es vengar a su padre. El presente del
filosofo se ligaría entonces a la realidad del futuro, a la “venida” mesiánica, el acto del filosofo es
esperar con la actitud correcta, saber y no saber qué o quién espera.

Derrida liga el espectro de Hamlet al espectro de Marx, haciendo aproximaciones directas, por
primera vez en la historia de su propia deconstrucción, hacia una política que liga con una religión.
Esta sin embargo, se liga con una filosofía de la esperanza por el elemento mesiánico en miras a
vengar al padre Marx, es decir, a no renunciar a su potencia revolucionaria porque con ella también
se perdería la referencia a la justicia y al acontecimiento.

La herencia de Marx requiere de un resignificación, pues recibir una herencia no es una actividad
pasiva, ni mucho menos una actividad tranquilizadora. La fuerza de la herencia de Marx sobrepasa
su entrada en el círculo académico. Toda la “humanidad” (si decir tal cosa es permitido) esta en
deuda con Marx Convocar el espectro de Marx es un callejón sin salida pero, mostrar esta aporía
constituye el trabajo de Derrida. Pues, para heredar también se hace importante decidir y rechazar
“cuando se habla del espíritu, se evocan en el acto los espiritus, los espectros, y cualquiera que
hereda escoge un espíritu antes que otro” (p.40)

los labios sellados/ El tiempo esta fuera de quicio ¡oh suerte maldita /que ha querido que yo nazca para recomponerlo!”
/
El principio de hospitalidad

Propiamente el padre Hamlet no esperaba ser traicionado por su hermano, ni la llegada al mundo
de Hamlet. Propiamente el acontecimiento que produce una diferancia es un acontecimiento de
alteridad. El recién llegado, el extranjero, es propiamente la forma de aquel que llega como
totalmente otro y que no es reducible a la esfera de mi propiedad. La realidad del futuro vuelve a
aparecer como una bienvenida constante a lo nuevo y lo político se juega en la aprobación o
desaprobación de acontecimientos que podrían truncar la posibilidad del porvenir.

La responsabilidad es lo que surge con la decisión de una apertura constante a un porvenir. Esta
responsabilidad al ser de lo completamente nuevo es en cierto sentido irresponsable. Pero, “si
hubiera programación, no habría ni acontecimiento, ni historia. Se es infinitamente responsable e
iresponsable cuando se dice “ven” o “vuelve” se llaman sin embargo, a presencias ausentes.
Cuando otro se materializa por ejemplo, en un inmigrante este principio de hospitalidad parece
estar mucho más allá de un derecho y una política. Nadie realmente espera que otro venga a quitarle
el trabajo, las oportunidades, a mendigar y a muchas otras cosas de las que son acusados los
inmigrantes injustamente.

Por otro lado, el principio de hospitalidad violenta el principio político en general: que lo político
es nacional. Las fronteras constituyen los estados-nación, los nacionalismos se refuerzan de
puertas para dentro aun cuando se enmarquen en la idealización de los derechos humanos. El
derecho de asilo y las políticas de inmigración son la materalización de ambos principios. La
propuesta de Derrida es mantener en la mira siempre el principio de la hospitalidad incondicional
sin el cuál la política pierde su referencia a la justicia. (p.31) La justicia entendida como la
“experiencia del otro como otro, el hecho de que yo deje al otro ser otro, lo que supone un don sin
restitución, reapropiación ni jurisdicción”, la justicia asi entendida no es tampoco “el respeto del
otro como sujeto humano” sino al ser infinita va mucho más allá de lo que se considera
propiamente humano.
Ahora bien, la historia no solo es diferancia es también repetición, la repetición de lo peor, de la
que rara vez se es consciente debido a la resistencia a debatir sobre ello y a una falta quizás de
psicoanálisis “un desconocimiento de la estructura y la lógica espectrales” (p.37) . La repetición

es un riesgo cuando hay olvido,3 del mismo modo se invoca lo peor pero, también la
responsabilidad de lo hechos, habiendo un doble movimiento en la recordación del fantasma que
siempre se relaciona con el futuro, con el porvenir y por ende la justicia.

El otro inconveniente para una política de la esperanza tiene que ver con las ya nombradas
características de la actualidad que no solo tienen un pacto con todo lo que se puede decir sino con
el secreto. Lo que se pierde no es el derecho ha acusar, por ejemplo, de maltrato sino los espacios
de su inscripción. Todo debe ser dicho en un espacio acorde que no sea capaz de resignificar la
estructuras de poder.

Justicia “el respeto del otro como sujeto humano

3
Derrida sugiere que la guerra de independencia de Argelia sobrederterminó algunos estratos de olvido.
Al hombre actual

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