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Equidad de género; compromiso de todos

Cabe resaltar, que a lo largo de la historia encontramos muestras de discriminación,

especialmente con el género femenino, ocasionada por estereotipos culturales. Estos han

repercutido de manera determinante en la falta de oportunidades para el desarrollo de las

mujeres, así como para mantenerlas expuestas y sujetas a la violencia emocional, económica,

sexual y física. Superar estos problemas es una labor que exige atención y compromiso desde

distintos frentes: político, jurídico y, desde luego, cultural y educativo.

Por lo anterior se hace cada vez más necesario poner en la mesa el tema de la equidad de

género debido al impacto que este tema suscita en el desarrollo de los pueblos, en la

construcción de una sociedad más igualitaria que reconozca los derechos y por ende la

dignidad humana.

Es indispensable acercarse a los conceptos de equidad y de género para comprender mejor el

tema que estamos tratando. La equidad es un valor de carácter social y se refiere a la constante

búsqueda de la justicia social con el fin de asegurar que todas las personas tengan las mismas

condiciones de vida y de trabajo, dignas e igualitarias, sin que exista una diferencia debido al

estrato social, al sexo o al género al que pertenezcan. Y género es el conjunto de características

psicológicas, sociales, políticas y culturales, socialmente asignadas a las personas.

En consecuencia, equidad de género se define como la imparcialidad en el trato que reciben mujeres y

hombres de acuerdo con sus necesidades respectivas, ya sea con un trato igualitario o con uno

diferenciado pero que se considera equivalente en lo que se refiere a los derechos, los beneficios, las

obligaciones y las posibilidades. En el ámbito del desarrollo, un objetivo de equidad de género a menudo
requiere incorporar medidas encaminadas a compensar las desventajas históricas y sociales que arrastran

las mujeres. (UNESCO, 2014, p.106)

De lo anterior, se puede inferir que mujeres y hombres independientemente de sus diferencias

biológicas, tienen derecho a acceder con justicia e igualdad al uso, control y beneficio de los

mismos bienes y servicios de la sociedad, así como a la toma de decisiones en los ámbitos de la

vida social, económica, política, cultural y familiar.

El PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), considera que el marco

adecuado para fortalecer la democracia y la gobernabilidad a nivel local lo constituye el

consenso mundial logrado en al año 2000 en la definición de 8 Objetivos de Desarrollo del

Milenio dirigidos a lograr el desarrollo y la erradicación de la pobreza. El tercero de estos

objetivos, “Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer” apunta

específicamente a la equidad de género, no solo como fin en sí mismo, sino también como medio

imprescindible para el logro de los otros objetivos.

Se trata de un proceso que no se ha dado de manera continua y espontánea ni mucho menos

ha caminado paralelo al progreso de la economía, la educación o el desarrollo de los pueblos; por

ello, la Cartilla de Buenas Prácticas (2012) que busca promover la igualdad de género y la

autonomía de la mujer en el ámbito local, propone políticas públicas dirigidas específicamente a

las mujeres. En ellas cabe resaltar el diseño y ejecución de planes de igualdad de oportunidades

dirigidos a enfrentar los ejes más problemáticos para las mujeres, como pueden ser violencia,

participación, trabajo y generación de ingresos. Asimismo, la transversalización del enfoque de

género en toda la gestión local, lo que significa incidir para que todas las políticas que adelante la

administración incorporen un enfoque que garantice la inclusión de mujeres y reconozca sus

particulares necesidades.
Aunque se han conquistado grandes logros, falta mucho por hacer en este campo de la

equidad de género; por lo tanto, es necesario continuar trabajando para modificar el papel

tradicional tanto del hombre como de la mujer en la sociedad y en la familia, adoptar las medidas

requeridas a fin de suprimir la discriminación en todas sus formas y manifestaciones porque la

equidad de género representa el respeto a nuestros derechos como seres humanos y la tolerancia

de nuestras diferencias como mujeres y hombres; representa, además, la igualdad de

oportunidades en todos los sectores importantes y en cualquier ámbito, sea este social, cultural o

político.
Bibliografía

Alta Consejería presidencial para la equidad de la mujer. (2012).Cartilla de Buenas


Prácticas para promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer en el
Ámbito local. Recuperado de:
www.equidadmujer.gov.co/oag/Documents/Banco_de_buenas_practicas.pdf

Lamas, M. (2007). “La Perspectiva de género” en José A. Aguilar y Beatriz Mayén.


Hablemos de sexualidad: Lecturas, México. CONAPO – MEXFAM.

ONU, (2015). Objetivos de Desarrollo del Milenio – PNUD. Recuperado de:


http.//www.co.undp.org/content/Colombia/es/home/library/mdg/informe_de_2015_sobre
_los_objetivos_de_desarrollo_del_milenio.htm

Vos, O. R. (2007). Estudios de género: Nuestros pasos en el Caribe Colombiano.


Universidad del Atlántico.

UNESCO, (2014). Indicadores UNESCO de Cultura para el Desarrollo. Recuperado de:


https://es.unesco.org/creativity/activities/indicadores-unesco-de-cultura-para-desarrollo
Yolima Posada Perdomo

Primer semestre Psicología

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