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HISTORIA DE VIDA;

¿NUEVO ENFOQUE PARADIGMÁTICO?

La Gran Teoría heredera de los grandes sistemas filosóficos (Kant, Hegel), promotora de las
famosas cosmovisiones teóricas que fundamentaban explicaciones de la lógica, la estética, la
historia, el hombre, etc. terminaron ideologizándose dentro de racionalizaciones cada vez más
objetivas de la dinámica socio-histórica.
Dr. Víctor Córdova
Profesor de la U. C. V.
y del Doctorado en Ciencias Sociales (Convenio UC-UCV).

Desde hace algún tiempo se debate en las ciencias sociales toda una problemática
que alude a serios problemas teóricos, epistémicos y metodológicos. Algunos califican esta
situación como CRITICA, otros se aferran a los paradigmas dominantes en la Teoría y en la
Investigación Social. En ambos casos la pertinencia de las ciencias sociales está en cuestión
y pareciera imponerse por inercia el viejo naturalismo positivista.
En este ambiente intelectual, discutir lo que podríamos calificar como
EMERGENCIA DE LAS HISTORIAS DE VIDA es colocarse en el interior de la discusión
y asumir algunos retos necesarios:
1.- La muerte de la “GRAN TEORÍA” y la crisis de los paradigmas dominantes en
las ciencias sociales.
2.- El retorno del Sujeto.
3.- El análisis de lo vivido como expresión de las relaciones sociales.
4.- Los profundos cambios que están ocurriendo en las sociedades contemporáneas.
Estos retos tienen una gran importancia asumirlos con todo rigor si pretendemos
producir conocimientos de lo social, de lo individual y de lo cotidiano. Por otro lado las
brechas del subdesarrollo tienden a alejamos del epicentro del debate con lo cual corremos
el riesgo siempre presente de atarnos a las distintas modas teóricas o metodológicas sin
conocer las interioridades del debate.

LA MUERTE DE LA GRAN TEORÍA:


Sin ningún tipo de rubor podemos afirmar que lo significante de esta proposición
viene de larga data. Fue el gran sociólogo americano Wrigth Mills quien definió la GRAN
TEORÍA como un impedimento para el progreso de las ciencias humanas.
“...GRAN TEORÍA que designaba la creencia de que el principal objetivo de las
disciplinas sociales había de ser el de construir una teoría sistemática de la naturaleza del
hombre y de la sociedad”.
LA GRAN TEORÍA arranca desde los llamados clásicos de las ciencias sociales
(Comte, Marx, Weber, Freud, Durkheim)y las respectivas escuelas que se desprendieron de
esa matriz.
La muerte de la GRAN TEORÍA se explícita en las tremendas complejidades de la
sociedad moderna, en los despliegues de los sistemas económicos, en las revoluciones de la
ciencia y la tecnología y sobre todo en la presencia de:

“Nuevos procedimientos inseparables de nuevos fines y legitimidades sociales:


valores hedonistas, respeto por las diferencias, culto a la liberación personal, al
relajamiento, al humor y a la sinceridad, al psicologismo, a la expresión libre”. (Lipovetsky,
1986).
La Gran Teoría heredera de los grandes sistemas filosóficos (Kant, Hegel),
promotora de las famosas cosmovisiones teóricas que fundamentaban explicaciones de la
lógica, la estética, la historia, el hombre, etc. terminaron ideologizándose dentro de
racionalizaciones cada vez más objetivas de la dinámica socio-histórica. En su tiempo esas
cosmovisiones actuaron como grandes sistemas te1eológicos y fueron las bases de severos
determinismos, mesianismos clasistas y filosofías de la existencia.
En la actualidad, las escuelas teóricas se multiplican y se ensanchan sus diferencias:
la economía se debate entre una “ciencia social” o una “racionalidad del mercado”, la
sociología exhibe la polisemia de su objeto (fenomenología, sistemismo, estructuralismo,
etc), la Psicología se mueve entre “una ciencia natural de la conducta”y una teorización de
las representaciones sociales. Igual situación puede verse en el Psicoanálisis, la Historia y
la Antropología.
Lo que revela el fondo del asunto, es una relativa incapacidad para comprender la
sociedad actual, al hombre actual, a los movimientos sociales que producen las nuevas
relaciones sociales, las nuevas alternativas que se generan de las luchas sociales, y, desde
luego, el nuevo lugar o espacio que la libertad ha conquistado en el mundo moderno.
Pudiéramos resumir este aspecto en las proposiciones de HABERMAS sobre el
conocimiento de lo social:
a) Toda sociedad existe en un entorno material y tiene un intercambio con la
naturaleza. Esta relación implica algo genéricamente llamado “Trabajo”. Tales
intercambios promueven el interés por la predicción y el control de los acontecimientos.
b) Toda sociedad implica también una “interacción simbólica”: la comunicación
mutua de sus miembros. Esto crea un interés por la COMPRENSIÓN DEL
SIGNIFICADO.
c) El interés constitutivo de conocimiento sería en este caso: LA
EMANCIPACIÓN.
Estas consideraciones de Habermas abren un mundo de posibilidad alrededor del
conocimiento científico y de otras formas de conocimiento. Posibilitar algunos encuentros
entre orientaciones aparentemente divergentes y señala la tremenda importancia de la
comunicación como uno de los mecanismos de mediación entre el Individuo y la sociedad.
Con estos elementos pretendemos dejar claro lo que entendemos como la muerte de
la GRAN TEORÍA, siempre aclarando que la historia de las ideas tiene un discurrir
inevitable. Nuevas ideas, nuevos problemas suscitarán nuevas teorías, nuevos enfoques y
hasta el retorno de la GRAN TEORÍA (Quentin Skinner, 1985) que en forma rediviva
renazca de las ideas de nuevas teorizaciones: HABERMAS, FOUCAULT, DERRIDA,
GADAMER, KUHN, etc.
La otra cara de la crisis de la GRAN TEORÍA lo constituye la entrañable relación
entre conocimiento social y los paradigmas explicativos. Nos referimos a la situación que
viven hoy los paradigmas dominantes en lo que al método y la producción cognitiva se
refiere.
Aquí pudiéramos avanzar algunos elementos de observación:
1) Los distintos paradigmas de lo social (positivismo, funcionalismo,
estructuralismo, marxismo) sufren una verdadera crisis de explicación y una conmoción
metodológica.

De igual forma con la llamada rebelión de la subjetividad (Agnes Heller) los


postulados en la cual descansaba LA OBJETIVIDAD CIENTÍFICA, LANEUTRALIDAD
AXIOLÓGICA DE LA CIENCIAY EL MONOPOLIO COGNITIVO DE LA CIENCIA
han entrado en franco descrédito ante la racionalidad instrumental, la lógica productivista y
el hecho de que la ciencia y la tecnología, son formas de PODER que reflejan una
determinada estructura de clase.
Hoy, el tono dominante en este discurso paradigmático es el del PLURALISMO.
PLURALISMO TEORICO-PLURALISMO METODOLÓGICO. Esta discusión revierte
hacia la noción misma de PARADIGMA en cuya versión Kuhniana nos envía el dictamen
omnipresente de la COMUNIDAD CIENTÍFICA como resguardo ultimo del valor
(cognitivo, tecnológico o científico).
2) Los paradigmas dominantes en las ciencias sociales han forzado durante decenios
a un HIPEREMPIRISMO del conocimiento de lo social que ha generado un volumen
considerable de indicadores y variables, una cuantofrenia desbocada y un culto al número
que colocó metodológicamente a las ciencias sociales contra la pared. Pero este no fue su
único mérito. El más ambicioso lo constituyo LA DESAPARICIÓN DEL SUJETO en la
producción de lo social. El balance fue una INGENIERÍA SOCIAL cuya mayor eficacia
fue LA ENCUESTA SOCIAL como respuesta metódica, y la Estadística como técnica
privilegiada.
Wright Mills aludía a la voluminosa profusión de indicadores y variables creados
por la sociología americana, que servían para todo, menos para conocer la sociedad
americana. Luego señaló lo que para él constituía una tendencia deplorable: las
investigaciones sociológicas que tienden a degenerar en el estudio de “una serie de hechos
un tanto inconexos y frecuentemente insignificantes”.
3) La esclerosis de los paradigmas dominantes puede hacer pensar en “cadáveres
insepultos”. Efectivamente, las reglas del neopositivismo están vivas y presentes en el
imaginario del científico social. El sueño Parsoniano del análisis sociológico como
FUNCIÓN del sistema cultural con su dinámica de status y roles, sin crisis, contradicción e
historicidad, yace en los vericuetos de la historia de las ideas. El marxismo crítico de
MARX no logró traspasar la racionalidad del capital y el papel creciente del Estado
regulador. El papel mesiánico del proletariado aparece mitigado por la tecnologización de
la vida social y por “la introducción de formas estandarizadas de negociación y arbitración
industrial”. (Habermas).
Hay una crisis de la explicación. Existe desconcierto ante la complejidad de lo
social. Se ideologizaron las formas de organización social y se teleologizó la praxis
humana. EL OTRO, EL SUJETO fue disuelto en INDICADORES Y VARIABLES EN
EFICACIA DE LAS ESTRUCTURAS O EN EL ESPEJO QUE REFLEJA LAS
RELACIONES DE PRODUCCIÓN.
Para los temas de la subjetividad permanecían intratados. Algún idealismo,
existencialismo o fenomenologismo lo buscaba rescatar socialmente. El Psicoanálisis
intenta comprenderlo hundiéndose en la terapia y en el inconsciente como lenguaje. Visto
así EL HOMBRE REAL, EL HOMBRE DE CARNE Y HUESO, EL HOMBRE QUE
QUIERE GOBERNAR SU PROPIO DESTINO, desgarró los velos paradigmáticos,
problematizó la teoría, hizo irrumpir su cotidianidad y su manera de vivir, colocando la
explicación de lo social a través de su propia síntesis teórica-práctica.

EL RETORNO DEL SUJETO:


Este reto asume por la forma, el carácter de una toma de principios y constituye en
sí mismo una de las banderas del método de Historias de Vida. Su retorno plantea
problemas teóricos, espistemológicos y metódicos. Veamos:
1. La noción de SUJETO alude a muchas escuelas filosóficas inmanentistas,
trascendentalistas y contextualistas.
Expresa un continente teórico con significantes precisos: Homo sapiens, homo
economicus, homo ludens, homo faber, etc.
Puede ser visto como un ser social e histórico, como un ser interactivo, como una
unidad bio-psico-social. Pueden ser considerados como INDIVIDUOS, como PERSONAS
y en ambos casos las consideraciones se despliegan.
a) Concepciones estructuralistas y sistemológicas en la medida en que reducen el
status del individuo en la vida social a simple soporte del sistema social existente, sin tomar
en cuenta a los individuos, sino como focos irreductibles de finalidad, y, en tanto que,
totalidades distintas del sistema social institucionalizado y de sus mecanismos.
b) Concepciones individualistas o psicologizantes que reusan reconocer la
existencia de determinismos del sistema social, y suponen de cualquier manera, la apertura
y la permeabilidad ilimitada del sistema social a todas las tendencias que desembocan de la
vida individual, sobre todo, de las determinaciones psicológicas de los individuos.
c) Enfoques empiristas difusos, que se ponen a una unidad indiferenciada y no
estructurada de la realidad que forma a los individuos, los grupos y la sociedad, y, que de
hecho, suprime la interacción entre ellos (CESP, París).
Puede concluirse alrededor de una concepción de individuo dialécticamente inscrito
dentro de un amplio campo de autonomía personal, y olitiva, afectiva, subjetiva, expresada
a través de sus distintas actuaciones e inmerso estructural y funcionalmente en un contexto
social que lo entorna y circunda históricamente.
2. La idea de SUJETO CONTEXTUALIZADO nos permite expresar una cierta
teorización que recoge elementos sustanciales de lo que Daniel Bertaux llamó “LO SOCIO
ESTRUCTURAL”, lo que está dado, constituido y organizado en la vida social y “LO
SOCIO-SIMBÓLICO”, todo aquello que forma parte de la subjetividad (valores, normas,
etc) y que se OBJETIVIZA en las relaciones sociales y a través de la PRAXIS SOCIAL.
La idea de SUJETO CONTEXTUALIZADO alude a muchas significaciones: el que
sintetiza con su praxis las conexiones y articulaciones diversas del sistema social. Aquel
que en sus relaciones con el OTRO establece un vínculo comunicacional decisivo para “el
consenso racional”; un sujeto subvertido en sus pasiones y emociones, en sus sueños y sus
fantasías, en su relación solidaria y proclive, en sus búsquedas y aspiraciones libertarias
desafiantes del statu quo.
No pensamos en el sujeto objetivado en la alienación de un mundo cosificado y
reificado en sus tonos mercantiles. Tampoco en el ser convertido en OBJETO de una
ciencia natural, positivista, buscadora de “leyes férreas” inmodificables como las leyes de
la naturaleza.
En términos del método de Historias de Vida o Método biográfico significa
apoyarse en la “SUBJETIVIDAD EXPLOSIVA”. Por cuanto dice Ferraroti:
“Cada narración autobiográfica cuenta, sea horizontal o verticalmente, una práctica
humana. Si la esencia del hombre está en su realidad, en el conjunto de las relaciones
sociales toda práctica humana individual, es una actividad sintética, una totalización activa
de todo el contexto social”.
“Una vida es una práctica que se apropia de las relaciones sociales (las estructuras
sociales), las interioriza y las retransforma en estructuras psicológicas por su actividad de
desestructuración-reestructuración”.
Quisiéramos cerrar esta breve disquisición sobre el sujeto, con las afirmaciones de
Alain Touraine, con relación a esta problemática:
“Así la historia de la modernidad es la formación por etapas del individuo. La
desaparición de todos los principios metasociales y el abandono progresivo del hombre
solamente racional. Por eso hay que abandonar la filosofía progresista de la historia, porque
la modernidad más avanzada no se define como más liberada, como más racional sino
como más integradora. Y todo el movimiento cultural que estamos viviendo durante estos
últimos siglos consiste en recuperar: RECUPERAR UN CUERPO, RECUPERAR LA
MEMORIA, RECUPERAR LA CAPACIDAD DE IMAGINACIÓN POR ENCIMA DE
LA PURA RAZÓN ” (mayúscula VC).
EL ANÁLISIS DE LO VIVIDO COMO EXPRESIÓN DE LAS RELACIONES
SOCIALES
VALOR SOCIOLÓGICO DE LA EXPERIENCIA HUMANA
La experiencia de lo vivido puede ser planteada de la misma manera
multidisciplinaria como hemos venido analizando otros elementos constitutivos de las
Historias de Vida. Incluso podríamos avanzar una definición provisional:
LA EXPERIENCIA VIVIDA PUEDE SER DEFINIDA POR EL CONJUNTO
DE PROCESOS PSICOSOCIALES SUBJETIVAMENTE VIVIDOS.
Esto plantea una dimensión psico-sociológica de lo social que no se contenta con lo
vivido como experiencia individual, sino que interroga el contenido de esta experiencia
para buscar las significaciones implícitas y explícitas de tal praxis dentro de las relaciones
sociales que le son consustanciales.
Lo vivido dejado a su libertad puede conducir a lo que Bertaux llamó:
“la ideología biográfica”. Evitar caer en una yuxtaposición banal entre lo dado y lo
vivido, que tiene a veces una cierta eficacia sociográfíca o descriptiva, pero que se revela
carente de todo valor de conocimiento o de toda capacidad predictiva.
En muchos de sus trabajos, Bertaux establece como criterio de necesidad, la
unificación de lo vivido, de la experiencia biográfica dentro del cuadro de relaciones que
informa la trama de lo social. El hace relevante la necesidad contextual de referencia en
donde inscribir la experiencia vivida como “relato de prácticas”.
Argumentando sobre el valor sociológico de la experiencia humana subraya la
eterna discusión que ha separado a teóricos y empiristas, entre estructuralistas y
positivistas, y, aun en los casos donde el pensamiento sociológico estuvo sometido, “al
doble imperialismo” del Estructural-funcionalismo y el Survey Research, en donde los
relatos de vida no tenían intereses sociológicos para dichos enfoques.

Tratando de convertir a la Sociología en una ciencia exacta, se hacía necesario


variar de toda intención crítica y reflexiva, todo aquello que tuviera que ver con lo SOCIO-
ESTRUCTURAL. Era necesario, pues, vaciar el orden social de toda comprensión
profunda. Pensarlo como UN ORGANISMO, UN SISTEMA, UNA ESTRUCTURA.
“En fin, porque la experiencia humana es concreta -dice Bertaux- porque ella es
experiencia de contradicciones, de incertidumbres de la lucha, de la praxis, de la historia,
debe estar en posición de captar no solo estos movimientos, sino su Dialéctica”.
Un elemento decisivo para comprender el valor de la experiencia vivida lo
constituyen LAS MEDIACIONES SOCIALES.
Este campo teórico ha distanciado durante mucho tiempo una mejor comprensión de
las relaciones sociales y de la praxis social misma. Por supuesto muchas consideraciones
atribuidas al peso de la GRAN TEORÍA impiden este desarrollo intelectual de las ciencias
sociales.
Desde su origen en la Filosofía Clásica Alemana las mediaciones forman un campo
estrictamente teórico y rico en abstracción. Para las ciencias sociales el problema radica en
cómo comprender las relaciones complejas, la trama social e individual que se teje entre EL
INDIVIDUO Y LA SOCIEDAD. En qué forma la práctica social expresa las conexiones,
interrelaciones, obligaciones, automatismos, regulaciones, contradicciones, conflictos,
armonizaciones, racionalizaciones, ideologizaciones, “falsas conciencias”,
“pseudoconcresiones” entre el individuo y el sistema social global.
Qué es lo que media entre el individuo y la sociedad. De qué forma y mediante qué
mecanismos o representaciones, el individuo socializado “negocia” su relación con la
sociedad y de qué forma su praxis (más que el simple comportamiento o conducta) es
banalizada, cosificada o emancipada de las obligaciones sociales impuestas por una
determinada estructura de poder.
Es en este sentido que UNA TEORÍA DE LAS MEDIACIONES SOCIALES
actuaría como correlato a una mejor comprensión de la realidad social y de la praxis social.
Actuaría como referente obligado en la inteligencia de LO DADO Y LO VIVIDO, entre
LO OBJETIVAMENTE INSTITUIDO, LO SUBJETIVAMENTE INTERNALIZADO y la
necesaria OBJETIVACIÓN EMANCIPADA DE LA SUBJETIVIDAD (“rebelión de la
subjetividad”).
En muchos autores las mediaciones formarían un campo complejo del cual formaría
parte: los grupos primarios (familia, grupos de trabajo, de juego y de vecindad); el lenguaje
(toda la trama de los discursos sociales e individuales); los medios técnicos de difusión de
mensajes-signos y demás representaciones de lo establecido; la trama simbólica de valores,
normas y mitos; todo el campo fecundo y amplio de LA AFECTIVIDAD (sistema de
preferencias, gustos y placeres).
En otro discurso el campo de la mediación es el de los grupos sociales (clases,
estamentos, estratos, grupos funcionales, etc). Aquí la mediación se realiza con respecto a
las grandes dimensiones de la vida social (económico, político, cultural).
Personalmente me inclino por dos variantes en la comprensión del papel de las
mediaciones en la vida social:

a) Colocar los distintos niveles de mediación como referentes simbólicos que actúan
como ocultamiento o transparencia del discurso social. En este sentido tiene interés
reflexionar alrededor de los modelos culturales dominantes, de los grupos sociales de
pertenencia, de los tipos de actividad, de los procesos de movilidad social, y de los procesos
históricos espacio-temporales.
En estos espacios analíticos, complejos de suyo, podríamos construir toda una
arquitectura de lo vivido bajo el soporte de unas relaciones sociales (que bajo cualquiera de
sus enfoques) siempre expresarían lo sustancial de la experiencia humana.
b) Colocar los campos de mediación como referente de una praxis, que tiene formas
diversas de expresión, de legitimidad y de eficacia. Esta praxis (individual-social) que actúa
como reguladora de la actividad de los individuos, no es automática, ni reflexiva por
definición. Ella tiene que ser reelaborada en y a través de su propia acción (teórico-
práctica) y en consonancia con los espacios de mediación social.
Se supera así, pienso, la idea muy difundida del individuo como un cuerpo opaco
que refleja en su actividad las relaciones sociales estructuradas como un destino inapelable.
No se considera para nada sus proyectos, sueños, aspiraciones, decepciones y pasiones, ante
“la ley férrea” del SER SOCIAL.
El propio proyecto teórico-analítico de la MEDIACIÓN SIMBÓLICA abre un
campo de reflexión importantísimo para las ciencias sociales. Desde luego, es
imprescindible barrer los obstáculos empiristas, interaccionistas o simplemente
fenomenológicos de lo simbólico, y pensarnos en una verdadera DIMENSIÓN
PSICOSOCIOLOGICA DE LA VIDA SOCIAL cuyos soportes teóricos no pueden ser
doctrinarios, uniparadigmáticos o parte emblemática de LA GRAN TEORÍA.
PROFUNDOS CAMBIOS EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS:
En estos cambios pudiera sintetizarse mucho de lo que hemos hablado hasta ahora y
que hemos calificado como grandes retos para las ciencias sociales. Es observando con
detenimiento la profundidad de estos cambios y las grandes mutaciones científico-
tecnológica que nos impulsan aceleradamente hacia el siglo XXI, como podríamos entender
el sentido de la construcción de UN NUEVO PARADIGMA para las ciencias sociales.
Los cambios pueden ser considerados en un lenguaje convencional como:
coyunturales o estructurales. O bien, desde una óptica menos convencional, pudiéramos
calificarlos como: Lógicos dentro de una dinámica de transformación comúnmente
admitida (“todo debe cambiar”) y como de Perplejidad, sobre todo para nuestros países
subdesarrollados, donde nos llegan los resultados ya hechos, sin habernos metido ni en la
discusión ni en el conocimiento previo de los fenómenos incidentales que luego abren paso
a los grandes cambios.
Sería imposible en un escrito como éste intentar un balance de estos cambios.
Primero, porque su magnitud es de tal complejidad (con respecto a los sexos, con respecto a
la fuerza atómica, con respecto a la defensa del ambiente, por nuevas formas de vida, por
una recuperación revolucionaria del tiempo libre, por un nuevo hedonismo, etc); segundo,
porque son procesos que aun están en marcha y enfrentan nuestra vieja cultura “GRAN
TEORÍA” apoyada en salidas polares, mesiánicas o teleológicas.
El gran ejemplo, lo constituyen los cambios en el llamado “socialismo real” cuya
realidad resultó superior a lo que sabíamos y habíamos imaginado.

La caída estrepitosa de viejos liderazgos, de nuevos y viejos muros, de


concepciones sobre la construcción social y sobre la práctica de los individuos (sobre todo
sus opciones y proyectos), repito, estos cambios en proceso son de una gran perplejidad.
Entendemos. No quiere decir que no hayan sido vislumbrados. El Leninismo (con su
dictadura del proletariado, la lucha de clases como el epicentro del conflicto social y la
construcción tecnocrática de la sociedad sobre la base de Tecnología más el poder
sociético) fue objeto de contestación desde Rosa Luxemburgo pasando por la Escuela de
Frankfurt y el marxismo italiano. Pero la perplejidad nos viene a cuento cuando apelamos a
nuestro arsenal funcionalista, marxista y positivista y nos encontramos con un profundo
silencio analítico, conceptual y de verdad, no sabemos predecir hacia donde van esas
sociedades. Si es lícito el plural. Tercero: por cuanto crítico y contradictorio -como todos
los cambios- se nos presentan ante nuestra conciencia como confusos, desordenados,
desequilibrados, desquiciantes, desesperanzadores, sin asideros, y producen -según Juan
Nuño- refuerzos de ortodoxia, respuestas religiosas o bien, actitudes postmodernizantes,
mas hedónicas que intelectuales.
Pues bien estos profundos cambios ayudaron a estremecer aun más los cimientos de
los viejos paradigmas. Aún la más pragmática propuesta paradigmática (el empirismo
funcional) se revela insuficiente para comprender la extrema complejidad de una sociedad
como la norteamericana. esta sociedad que se construye y reconstruye, que se desestructura
y se reestructura sin grandes conflictos aparentes, es un reto para esos enfoques
paradigmáticos. Una sociedad donde la lucha de clases es casi insignificante, desde el punto
de vista del conflicto. Su abigarrada “integración” es revelación de extrema flexibilidad del
sistema social para compartir tan disímiles intereses. Su dilatada geografía hace pensar casi
en cuatro países distintos, una nación cuya ideología fundamental es la publicidad
(Boorstin), cuyos valores centrales giran alrededor del “Winner” y el “best-seller”, cuya
simpleza intelectual se mezcla con el mayor bombardeo de noticia en medio de una
tremenda incomunicación.
Quiero terminar estos planteos sobre los cambios actuales y su incidencia en la
forma de producir conocimientos de lo social, en la naturaleza de los recursos que debemos
disponer para estudiar la realidad social y humana, con unas palabras de Bertaux:
“EN SOCIOLOGÍA COMO EN OTRAS DISCIPLINAS, LA COYUNTURA
ACTUAL ES DE PLURALISMO DE LAS TEORÍAS Y DE LOS MÉTODOS. ASI LOS
RELATOS DE VIDA, AL FIN DESCUBIERTOS, SON UTILIZADOS DE MUCHAS
MANERAS, PERO AL MISMO TIEMPO, ELLOS CONDUCEN A COLOCARSE EN EL
PUNTO DE ARTICULACIÓN DE LOS SERES HUMANOS Y LOS LUGARES
SOCIALES DE LA CULTURA Y DE LA PRAXIS, DE LAS RELACIONES
SOCIOESTRUCTURALES Y DE LA DINÁMICA HISTÓRICA. SE DESPRENDERÍA
AQUÍ QUE DE LA DIVERSIDAD DE SU UTILIZACIÓN EMERGE POCO A POCO
UN PUNTO DE VISTA UNIFICADOR QUE SOBREPASA LAS FRONTERAS DE LA
SOCIOLOGÍA COMO TAL”.

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