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La Gran Teoría heredera de los grandes sistemas filosóficos (Kant, Hegel), promotora de las
famosas cosmovisiones teóricas que fundamentaban explicaciones de la lógica, la estética, la
historia, el hombre, etc. terminaron ideologizándose dentro de racionalizaciones cada vez más
objetivas de la dinámica socio-histórica.
Dr. Víctor Córdova
Profesor de la U. C. V.
y del Doctorado en Ciencias Sociales (Convenio UC-UCV).
Desde hace algún tiempo se debate en las ciencias sociales toda una problemática
que alude a serios problemas teóricos, epistémicos y metodológicos. Algunos califican esta
situación como CRITICA, otros se aferran a los paradigmas dominantes en la Teoría y en la
Investigación Social. En ambos casos la pertinencia de las ciencias sociales está en cuestión
y pareciera imponerse por inercia el viejo naturalismo positivista.
En este ambiente intelectual, discutir lo que podríamos calificar como
EMERGENCIA DE LAS HISTORIAS DE VIDA es colocarse en el interior de la discusión
y asumir algunos retos necesarios:
1.- La muerte de la “GRAN TEORÍA” y la crisis de los paradigmas dominantes en
las ciencias sociales.
2.- El retorno del Sujeto.
3.- El análisis de lo vivido como expresión de las relaciones sociales.
4.- Los profundos cambios que están ocurriendo en las sociedades contemporáneas.
Estos retos tienen una gran importancia asumirlos con todo rigor si pretendemos
producir conocimientos de lo social, de lo individual y de lo cotidiano. Por otro lado las
brechas del subdesarrollo tienden a alejamos del epicentro del debate con lo cual corremos
el riesgo siempre presente de atarnos a las distintas modas teóricas o metodológicas sin
conocer las interioridades del debate.
a) Colocar los distintos niveles de mediación como referentes simbólicos que actúan
como ocultamiento o transparencia del discurso social. En este sentido tiene interés
reflexionar alrededor de los modelos culturales dominantes, de los grupos sociales de
pertenencia, de los tipos de actividad, de los procesos de movilidad social, y de los procesos
históricos espacio-temporales.
En estos espacios analíticos, complejos de suyo, podríamos construir toda una
arquitectura de lo vivido bajo el soporte de unas relaciones sociales (que bajo cualquiera de
sus enfoques) siempre expresarían lo sustancial de la experiencia humana.
b) Colocar los campos de mediación como referente de una praxis, que tiene formas
diversas de expresión, de legitimidad y de eficacia. Esta praxis (individual-social) que actúa
como reguladora de la actividad de los individuos, no es automática, ni reflexiva por
definición. Ella tiene que ser reelaborada en y a través de su propia acción (teórico-
práctica) y en consonancia con los espacios de mediación social.
Se supera así, pienso, la idea muy difundida del individuo como un cuerpo opaco
que refleja en su actividad las relaciones sociales estructuradas como un destino inapelable.
No se considera para nada sus proyectos, sueños, aspiraciones, decepciones y pasiones, ante
“la ley férrea” del SER SOCIAL.
El propio proyecto teórico-analítico de la MEDIACIÓN SIMBÓLICA abre un
campo de reflexión importantísimo para las ciencias sociales. Desde luego, es
imprescindible barrer los obstáculos empiristas, interaccionistas o simplemente
fenomenológicos de lo simbólico, y pensarnos en una verdadera DIMENSIÓN
PSICOSOCIOLOGICA DE LA VIDA SOCIAL cuyos soportes teóricos no pueden ser
doctrinarios, uniparadigmáticos o parte emblemática de LA GRAN TEORÍA.
PROFUNDOS CAMBIOS EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS:
En estos cambios pudiera sintetizarse mucho de lo que hemos hablado hasta ahora y
que hemos calificado como grandes retos para las ciencias sociales. Es observando con
detenimiento la profundidad de estos cambios y las grandes mutaciones científico-
tecnológica que nos impulsan aceleradamente hacia el siglo XXI, como podríamos entender
el sentido de la construcción de UN NUEVO PARADIGMA para las ciencias sociales.
Los cambios pueden ser considerados en un lenguaje convencional como:
coyunturales o estructurales. O bien, desde una óptica menos convencional, pudiéramos
calificarlos como: Lógicos dentro de una dinámica de transformación comúnmente
admitida (“todo debe cambiar”) y como de Perplejidad, sobre todo para nuestros países
subdesarrollados, donde nos llegan los resultados ya hechos, sin habernos metido ni en la
discusión ni en el conocimiento previo de los fenómenos incidentales que luego abren paso
a los grandes cambios.
Sería imposible en un escrito como éste intentar un balance de estos cambios.
Primero, porque su magnitud es de tal complejidad (con respecto a los sexos, con respecto a
la fuerza atómica, con respecto a la defensa del ambiente, por nuevas formas de vida, por
una recuperación revolucionaria del tiempo libre, por un nuevo hedonismo, etc); segundo,
porque son procesos que aun están en marcha y enfrentan nuestra vieja cultura “GRAN
TEORÍA” apoyada en salidas polares, mesiánicas o teleológicas.
El gran ejemplo, lo constituyen los cambios en el llamado “socialismo real” cuya
realidad resultó superior a lo que sabíamos y habíamos imaginado.