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UNIVERSIDAD LAICA ‘‘ELOY ALFARO DE MANABÍ’’

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

FRACTURAS:
GENERALIDADES
TRAUMATOLOGÍA
Estudiantes:

Arias Moya Viviana Karolina

Muñoz Mera Brayan Francisco

Rivera Pico Sylvia Arlenne

Vera Ganchozo Rosa Eliana

8vo ‘‘B’’

CATEDRÁTICO:
Dr. Chusino Alarcón Dinis Sigifrido

2018 – 2019 (I)


ÍNDICE

MISIÓN Y VISIÓN DE LA CARRERA DE MEDICINA .......................................................... 2

PERFIL DE EGRESO DEL MÉDICO GRADUADO DE LA CARRERA DE MEDICINA DE

LA ULEAM .................................................................................................................................. 3

FRACTURAS ............................................................................................................................... 5

GENERALIDADES ................................................................................................................. 5

ETIOLOGÍA Y MECANISMO ................................................................................................ 5

ANATOMIA PATOLÓGICA................................................................................................... 6

FISIOPATOLOGÍA .................................................................................................................. 7

DIAGNÓSTICO CLÍNICO ...................................................................................................... 8

DIAGNÓSTICO RADIOGRÁFICO ...................................................................................... 10

EVOLUCIÓN Y COMPLICACIONES .................................................................................. 11

DESPRENDIMIENTOS EPIFISIARIOS ............................................................................... 14

SÍNDROME COMPARTIMENTAL ...................................................................................... 15

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ........................................................................................ 17

1
MISIÓN Y VISIÓN DE LA CARRERA DE MEDICINA

MISIÓN

Formar a médicas y médicos de atención primaria con valores éticos, humanistas y de


excelencia, sustentados en vastos conocimientos, destrezas y habilidades para el manejo
integral del proceso salud-enfermedad, acorde a las políticas del Buen Vivir y de
acuerdo con los requerimientos de la provincia, región y país. (Consejo de Facultad)

VISIÓN

Se enmarca en que en el año 2020 será una Carrera acreditada, líder en el sector laboral
de la Salud y transformada en un referente nacional y continental con énfasis en
atención primaria de salud, excelencia académica y valores humanísticos, fomentando la
investigación formativa y proyectándonos a estudios de cuarto nivel. (Consejo de
Facultad)

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PERFIL DE EGRESO DEL MÉDICO GRADUADO DE LA
CARRERA DE MEDICINA DE LA ULEAM
1. Interpreta la estructura y función normal del
cuerpo humano y su homeostasis; y es capaz de
interrelacionar estos conocimientos en un
sistema biopsicosocial.
2. Analiza las anormalidades en la estructura y
funciones del cuerpo humano, en relación con la
fisiopatología de los diferentes aparatos y
sistemas, y su integración; fundamentando su
diagnóstico en evidencias.
3. Valora los determinantes del proceso
salud/enfermedad y los factores de riesgo para la
salud, y es capaz de establecer la interacción entre la persona y su entorno físico
y social, a fin de instituir medidas preventivas y de promoción, favoreciendo la
participación de las personas y las comunidades para la adopción de estilos de
vida saludable.
4. Integra en el ciclo vital humano los efectos del crecimiento, el desarrollo y el
envejecimiento sobre el individuo, la familia y la comunidad, de manera
sistémica.
5. Analiza la historia natural de las enfermedades agudas y crónicas en los
individuos y en los grupos humanos de acuerdo a su situación geográfica, y sus
condiciones sociales, económicas y culturales.
6. Participa, en su nivel de formación, en investigaciones formativas enfocadas al
análisis y generación de soluciones a los problemas del proceso salud y
enfermedad, en concordancia con los lineamientos de desarrollo local y
nacional, y las políticas de ciencia y tecnología.
7. Explica los mecanismos fisiopatológicos en la toma de decisiones respecto a las
conductas a implementarse en cada paciente; considerando la respuesta del
organismo a estímulos externos e internos, y las relaciones riesgo-beneficio y
costo-beneficio de las diferentes terapias.

8. Desarrolla técnicas de información, comunicación y educación que optimicen las


diversas formas de atención de la salud, en un clima de respeto al derecho del

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paciente a ser debidamente informado por su médico, favoreciendo la
participación y responsabilidad del paciente, la familia y la comunidad en el
cuidado de su salud.
9. Evalúa los determinantes psicológicos, genéticos y ambientales en la producción
y desarrollo de la enfermedad, incluyendo las diferencias en la vulnerabilidad
entre los diversos tipos de individuos, familias y comunidades.
10. Valora la influencia de las creencias, cosmovisiones, actitudes, y pertenencia a
diferentes grupos sociales y etnias, en el proceso salud – enfermedad.
11. Integra en el manejo del proceso salud – enfermedad, los aspectos éticos,
legales, psicológicos y sociales, asumiendo su responsabilidad de todos los actos
médicos.

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FRACTURAS

GENERALIDADES
La fractura o solución de continuidad de un hueso, de origen traumático, determina una
serie de alteraciones anatómicas y funcionales que si no son corregidas producirán
grados variables de incapacidad.

La restauración de la forma, la fusión ósea y la rehabilitación funcional exigen el


conocimiento y la aplicación de principios mecánicos y biológicos; estos últimos deben
estar presentes en la mente del médico que resuelva afrontar la responsabilidad de tratar
una fractura.

La industrialización, los accidentes deportivos y los de tránsito han convertido a las


fracturas en lesiones muy frecuentes, por lo que su tratamiento correcto origina
problemas de organización, de los que dependerá en gran parte el porvenir del paciente.
Son necesarios, por lo tanto, centros traumatológicos a cargo de personal especializado
y dotados de todos los elementos materiales indispensables para que la asistencia
integral del accidentado se cumpla con la máxima eficacia en todas sus etapas.

Por razones de pronóstico y terapéutica cabe establecer un distingo fundamental entre


fracturas cerradas y abiertas o expuestas. De éstas últimas, definidas como aquellas
cuyo foco fracturario comunica con el exterior través de una solución de continuidad de
los tegumentos.

ETIOLOGÍA Y MECANISMO
Se reconocen dos tipos de fracturas, directas e indirectas, según que el lugar de la rotura
ósea coincida o no con el punto de aplicación de la fuerza traumatizante.

En las primeras el agente causante puede ser un golpe con un objeto, el impacto de un
vehículo, un proyectil, una coz, etcétera.

Las fracturas indirectas son más frecuentes y se producen habitualmente como


consecuencia de una caída; el hueso se fractura por flexión, rectificación de su
curvatura, torsión, compresión, etc. En este grupo tienen cabida, además, las fracturas
por acción muscular (arrancamiento óseo) violenta o incoordinada (epilepsia,
electroshock, etc.)

Cuando la resistencia del esqueleto está disminuida por afecciones o estados


preexistentes, traumatismos insignificantes, que a veces inclusive pasan inadvertidos,
pueden llevar a su fractura (fracturas patológicas). La disminución de resistencia puede
deherse a una lesión primitiva

del hueso (neuplasias osteolíticas benignas o malignas, quistes óseos sunples, etc.) o ser
consecuencia de afecciones sisténicas o de lesiones

originadas en otros órganos (metástasis).

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Otras veces, la condición predisponente es consecutiva a alteraciones en las propiedades
fisicoquimicas del hueso, por acción de microtraumatismos iterativos (carga o
sobrecarga repetida, continua o intermitente), como ocurre en las llamadas fracturas de
marcha o por sobreesfuerzo.

La violencia externa traumatizante puede actuar por uno o más de los siguientes
mecanismos:

1. Compresión: Tal como ocurre en fracturas de las vértebras o del calcáneo. Cuando
se ejerce en el eje longitudinal de un hueso largo, la diáfisis generalmente resiste y
puede por ello penetrar en la masa esponjosa epifisaria, aplastándola y haciéndola
estallar

2. Flexión: En este caso la presión se ejerce en sentido perpendicular al eje mayor del
hueso, mecanismo muy común en las fracturas diafisarias;

3. Torsión, en cuyo caso el trazo fracturario tiene un recorrido helicoidal, como se


observa en ciertas fracturas diafisarias de la pierna y en las maleolares por abducción
(rotación externa).

4. Cizallamiento o acción de esfuerzo cortante o tijera, como en ciertas fracturas del


calcáneo.

5. Arrancamiento, como, por ejemplo, el del trocánter menor por acción del
psoasilíaco, o del troquíter por el supraespinoso.

ANATOMIA PATOLÓGICA
Las fracturas pueden localizarse en la diafisis, metáfisis o epífisis. Las fracturas
localizadas en estas últimas (fracturas epifisarias) afectan directamente la integridad
articular, lo que, hace más desfavorable su pronóstico.

La solución de continuidad puede interesar una parte o la totalidad del espesor del
hueso, originando, respectivamente, fracturas incompletas o completas.

Las fracturas incompletas, comprenden:

a) Las infracciones que caracterizan en la infancia a las llamadas "fracturas en


rodete" del cuarto distal y metáfisis de los huesos del antebrazo, en especial el
radio.

b) Las fisuras de observación más común en los huesos de la calota craneana y en


la diáfisis de los huesos largos.

c) Inflexiones o fracturas en tallo verde, patrimonio de los niños, caracterizadas por


fractura incompleta por incurvación del hueso.

d) Hundimientos o depresiones, propios de huesos planos y cortos.

e) Aplastamiento trabecular en huesos esponjosos trabecular en huesos esponjosos.


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Las fracturas completas, ofrecen distintas modalidades, que dependen:

1. De la dirección del trazo fracturario, que, considerada en relación al eje mayor


del hueso y variable según el mecanismo productor, será trasversal, oblicua,
longitudinal (sagital o frontal) o helicoidal

2. Del número de trazos fracturarios: fracturas bi-fragmentarias o únicas y fracturas


multifragmentarias o conminutas; importa señalar que las superficies pueden ser
regulares o presentar dentelladuras variables en el número, tamaño y que, en las
multifragmentarias y conminutas, pueden observase fragmentos óseos
intermedios y parcelas óseas totalmente desvinculadas del resto.

3. De la ausencia o existencia de desplazamientos fragmentarios: en las fracturas


sin desplazamiento la forma del hueso no aparece alterada, manteniéndose el eje
del miembro y el contacto de los fragmentos en todos los planos.

Foco de fractura. - La lesión de los vasos sanguíneos medulares, intraóseos y


periósticos origina derrames sanguíneos más o menos cuantiosos en el foco de fractura
(hematoma interfragmentario); los músculos adyacentes se lesionan especialmente
cuando tienen inserciones a ese nivel, y así contribuyen al hematoma por el desgarro de
sus vasos.

Cuando el derrame es voluminoso se difunde por los intersticios intermusculares y


aflora en el tejido celular subcutáneo (equimosis). El periostio se desgarra y desprende
en grado variable; y masas musculares, vasos o nervios pueden interponerse entre los
fragmentos óseos, dificultando la reducción de la fractura.

FISIOPATOLOGÍA
En el hueso, como en cualquier otro tejido, una solución de continuidad determina
fenómenos alterativos, a los que siguen otros de carácter reparador.

El hematoma interfragmentario, que también ocupa los sectores de despegamiento


periósticico y los espacios intermusculares, es reabsorbido en parte de forma inmediata,
mientras que el resto se coagula y sufre un proceso de organización.

La organización del hematoma interfragmentario se efectúa a favor de brotes


conjuntivo-vasculares que provienen de las capas profundas del periostio y de la médula
ósea y en menor proporción de los conductos de Havers corticales. Se forman así capas
convergentes de tejido de granulación, que terminan por unir de modo continuo los
fragmentos óseos.

Una vez organizado el hematoma, el pH vuelve a elevarse (cesa la acidez local), las
células mesenquimáticas se diferencian en sentido osteoblástico, las fibrillas
intercelulares se hacen más abundantes y gruesas y la sustancia fundamental se gelifica,
constituyéndose el tejido osteoide o sustancia preósea, apta para ser calcificada.

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La osteogénesis reparadora es habitualmente del tipo directo (membranosa); en ciertos
casos, que dependen de la influencia de factores mecánicos anormales sobre el foco
(inmovilización insuficiente), el proceso de formación del callo pasaría por una fase
endocondral.

En una primera fase se forma el llamado "callo primario" o "provisional", que es


blando, irregular y de anchas mallas (hueso reticular).

Posteriormente, y en el lapso de varios meses a un año, se produce la transformación


que conduce al callo definitivo, a través de la reabsorción y sustitución por hueso
maduro, laminar, adaptado al requerimiento funcional (trabéculas dispuestas según
líneas de fuerza y tensión), restableciéndose el contorno original del hueso y
reabriéndose el conducto medular.

DIAGNÓSTICO CLÍNICO
El examen semiológico clínico de la región traumatizada permitirá diagnosticar muchas
veces con certeza la existencia de una fractura; en otros casos, sólo proporcionará una
presunción, y entonces, la radiología será decisiva, ya que además permite caracterizar
debidamente el sitio de la fractura y orientar con precisión la terapéutica.
La anamnesis no debe omitirse, pues aportará datos útiles acerca del mecanismo del
trauma, mientras que el examen físico inmediato permitirá comprobar uno o más de los
cuatro signos cardinales siguientes:
1) Dolor localizado, a la presión del hueso. Cuando sea persistente y bien
limitado deberá sospecharse seriamente la fractura; en ocasiones será el único
signo clínico evidente. Los esguinces y contusiones también pueden producir
dolor localizado, de ahí la necesidad de realizar un examen completo y valorar
todos los signos.
2) Deformidad regional. Depende de los desplazamientos fracturarios y puede
consistir en angulación, ensanchamiento, acortamiento, alargamiento o rotación
del miembro.
3) Movilidad anormal. Puede comprobarse con mayor facilidad en las fracturas
diafisarias de los huesos largos, y no existe cuando los fragmentos óseos están
engranados o impactados.
4) Crepitación ósea. Producida por el roce de los fragmentos entre sí, pocas veces
es audible. El examinador la percibe en caso de movilización espontánea o
provocada del foco. Difícilmente puede ser confundida con otros tipos de
crepitación (enfisema. sinovitis tendinosa, etc.)

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En caso de que no exista deformidad, la movilidad anormal y la crepitación ósea se debe
verificar el diagnóstico de fractura.
A medida que trascurran las horas posteriores al accidente aparecerán los signos que
integran el complejo secundario de las fracturas:
1) Tumefacción edematosa: Más pronunciada cuanto mayores fueron la violencia
del trauma y el tiempo que se tardó en inmovilizar correctamente el foco; las
porciones distales de los miembros se edematizan con más facilidad que las
proximales.
2) Flictenas serosas o serohemáticas, no constantes en su aparición más
frecuentes en fracturas de pierna o tobillo debido a la relación con las
condiciones circulatorias regionales.
3) Equimosis, de aparición retardada ya que deriva de la exteriorización de la
sangre del hematoma fracturario; desaparecen después de un tiempo por
reabsorción.
Como signos de orden general puede apreciarse:
1) Shock, de grado variable y en relación con la magnitud de la lesión ósea y de
partes blandas y de los daños viscerales asociados.
2) En los días siguientes;
a. Hipertermia leve o discreta y de corta duración.
b. Aceleración leve o discreta de la eritrosedimentación en algunos casos
como en las fracturas del cuello femoral suele alcanzar cifras muy elevadas.
c. Urobilinuria por la reabsorción hemática y lipiduria por la grasa de la
médula ósea que penetra en las venas abiertas y se elimina por el riñón.
d. Hiperfosfatasemia, debido a la osteogénesis reparadora en cambio la
calcemia no varía.
Lesiones asociadas
En los casos de traumatismos aparentemente insignificantes no debe concluirse el
examen clínico sin explorar las condiciones circulatorias y neurológicas del miembro
fracturado.
 Por ejemplo en caso de oclusión arterial traumática producirán daños definitivos
ya que si la circulación no se restablece en un plazo breve, la isquemia del tejido
muscular por un tiempo mayor a 6 a 8 horas progresa a necrosis.

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La oclusión arterial que complica una fractura puede deberse a:
1) Espasmo segmentario por contusión o conmoción del vaso, por acción directa
del trauma o por un fragmento óseo.
2) Trombosis a nivel de una contusión arterial o embolia en un lugar distal.
3) Perforación o rotura arterial por esquirla ósea, consecuencia de un hematoma
arterial, aneurisma traumático o fistula arteriovenosa.
El diagnóstico de la oclusión arterial será por la disminución de amplitud o ausencia
del pulso y además por frialdad, cianosis o palidez cutánea y tumefacción en la
porción distal del miembro.
 Lesión de los nervios puede producirse por isquemia, compresión,
aplastamiento, contusión, tracción o desgarro.
 En las fracturas del raquis deberán descartarse siempre las complicaciones
neurológicas.

DIAGNÓSTICO RADIOGRÁFICO
Debe efectuarse sin excepción y previo al inicio del tratamiento. No conviene confiar en
la radioscopia es insegura.
Particularizando ciertos aspectos:
1. Se debe tomar radiografías aun cuando el examen clínico haya asegurado el
diagnóstico de fractura se caracterizará mejor el tipo de lesión, quedará en
manos del cirujano un documento de indudable valor médico legal y las
maniobras de reducción podrán planearse y realizarse con más exactitud.
2. Solicitar rutinariamente y como mínimo dos radiografías en planos
perpendiculares entre sí para que no pasen inadvertidos ciertos trazos
fracturarios y para tener una noción cabal de los desplazamientos.
3. En las fracturas diafisarias de los huesos largos la proyección incluirá también
las articulaciones supra e infra adyacentes para establecer mejor los
desplazamientos, y para que en el mismo miembro no pasen inadvertidas
fracturas o luxaciones a distintos niveles.
4. Evitar confusiones: a) por la presencia de huesos supernumerarios, y b) en los
niños de huesos sanos, con las imágenes que proporcionan los cartílagos de
crecimiento antes de la fusión epifisaria. Por eso, cuando se pueda y
especialmente en los niños, se obtendrán radiografías comparativas del lado
sano.

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EVOLUCIÓN Y COMPLICACIONES
De las complicaciones de orden general el shock ya fue mencionado; las demás
dependen fundamentalmente de la edad del traumatizado, de sus condiciones generales
y su nutrición, de la gravedad de las lesiones y de la efectividad del tratamiento.
 Cuando el tipo de fractura exige la permanencia prolongada del traumatizado en
cama se pueden producir: infecciones pulmonares, las escaras por decúbito y las
trombosis venosas (especialmente venas profundas de los miembros inferiores).
 La penetración en el lecho vascular de una pequeña cantidad de grasa de la
médula ósea, por las aberturas vasculares del foco, pueden producir las embolias
grasas, de distinto pronóstico, según su magnitud y localización, que causarán
súbitamente o en pocas horas la muerte, o bien, el infarto pulmonar curable.
 Cuando la localización de la fractura o su carácter múltiple obliga a larga
permanencia en cama, puede observarse, después de un tiempo, la aparición de
litiasis urinaria. La descalcificación prolongada por inactividad física provoca
hipercalciuria.
Los síntomas clínicos de la fractura se mantendrán sin mayores cambios durante la
primera semana dependiendo de la intensidad del traumatismo, el diagnóstico y el
tratamiento instaurado. Generalmente la reducción precoz y la inmovilización rigurosa
del foco calma inmediatamente el dolor espontáneo y logran la rápida desaparición del
edema, la reabsorción de la sangre extravasada puede llevar 15 o más días.
En plazos variables según el tipo de fractura, localización, edad, suficiencia del
tratamiento, etcétera el foco llegará a la etapa de consolidación clínica en el que ya no
habrá dolor por presión.
Las radiografías podrán no demostrar aun la existencia de un callo calcificado, signo
que sólo aparecerá, por lo común, en la etapa de sólida unión fracturaria. La traducción
radiográfica de la consolidación estará dada por:
1. El callo subperióstico que a modo de virola unirá externamente los fragmentos.
2. El callo interfragmentario constituido por trabéculas óseas de densidad
aproximada ala del hueso normal, pasando sin interrupciones a través del foco.
Para objetivarlo las radiografías deberán mostrar claramente la estructura ósea. Las
proyecciones deberán coincidir con el plano de los trazos de fractura y no existir
superposición de sombras. En casos dudosos se tomarán radiografías comparativas y
se aplicarán en el foco de fractura fuerzas que tiendan a angularlo.

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Lograda la consolidación ósea podrán apreciarse en grado mayor menor, según los
casos, las siguientes alteraciones anatomofuncionales:
a) Atrofia muscular refleja y por falta de uso. Que produce disminución de la
fuerza muscular y de la estabilidad articular.
b) Limitación de la movilidad articular. Causada por las adherencias en la
articulación, exudado serofibrinoso recidivantes y la estasis circulatoria. Siempre
la rigidez es más marcada en articulación distal Al foco de fractura.
También son causas importantes la movilización precoz forzada o repetida de
articulaciones vecinas foco de fractura y la movilización forzada de
articulaciones ya rígidas.
c) Edema persistente o recidivante. Se produce cuando hay eliminación del yeso
cuando el callo no es aún muy sólido.
d) Dolor. Su aparición intermitente o continua coincide con consolidaciones
incompletas. También son causa de dolor cuando se llevan a cabo tratamientos
descuidados o incorrectos.
e) Necrosis ósea avascular o necrosis aséptica. Cuando por acción de las lesiones
vasculares de la fractura se origina isquemia en un fragmento óseo sin
posibilidades inmediatas de suplencia circulatoria sufre necrosis por muerte de
sus elementos celulares.

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Tratamientos Cruentos
Comprenden la reducción operatoria de las fracturas y sus indicaciones deben estar bien
justificadas, puesto que, si bien es cierto que satisfacen más ampliamente los
requerimientos de orden mecánico, en cambio pueden provocar infección ósea e
implican siempre un ataque de importancia variable para el porvenir biológico de los
fragmentos óseos, por el daño que causan a su irrigación.
Por lo general la reducción abierta va seguida de osteosíntesis (fijación interna) de los
fragmentos óseos, debiendo preferirse los procedimientos que proporcionan el máximo
de rigidez y compresión interfragmentaria, todo lo cual exige considerable experiencia
quirúrgica para evitar daños irreparables; se trata, de suma, de procedimientos que
necesitan para su realización condiciones apropiadas.
Se considera indicada la reducción abierta toda vez que:
1. La reducción manual sea habitualmente ineficaz
2. Hayan fracasado todas las tentativas de reducción incruenta
3. Las reducciones sean inestables (la reducción lograda no se mantiene)
4. El tratamiento incruento exponga a trastornos de consolidación (en fracturas
mediante del cuello femoral, etc.).
INMOVILIZACION. - debe inmovilizarse el foco de fractura en forma absoluta para
evitar toda perturbación en la formación del callo, fijación que ha de ser interrumpida
hasta que existan signos clínicos y radiológicos de consolidación ósea.
Los medios de consolidación comúnmente empleados son:
INCRUENTOS:
 Aparatos enyesados
 Extensión continua
CRUENTOS:
 Osteosíntesis

Tratamiento de la seudoartrosis.
Si se ha constituido una seudoartrosis, el éxito de su tratamiento depende,
fundamentalmente de que se cumplan los dos objetivos siguientes:
1. Fijación del foco en la forma más simple posible
2. Estimulación de la osteogénesis

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La inmovilización enyesada es generalmente por sí sola insuficiente, y únicamente
podría justificarse, a título de prueba, en seudoartrosis muy apretadas y en pacientes no
aptos para la cirugía.
Por lo general el tratamiento debe ser quirúrgico. la resección de los tejidos interpuestos
no es necesaria, salvo cuando deben liberarse los fragmentos para lograr su más correcta
adaptación o cuando sea preciso restablecer el eje del miembro. El plan terapéutico que
se sigue actualmente es el siguiente:
a) En seudoartrosis laxas. - consiste en fijación interna (osteosíntesis) rígida más
injerto óseo. Este último tiene por finalidad ocupar los huecos interfragmentarios
(si existen) y estimular la osteogénesis (activación vascular, proliferación
celular, inducción del proceso reparativo). El injerto puede ser de hueso
esponjoso (numerosos trozos), de cortical, o de cortical y esponjosa.
Técnicas para los injertos corticales. - Las más usadas son:
1. Injertos superpuestos ( onlay graft), del que existen dos modalidades:
 Avivamiento de la cortical ósea y la colocación de u injerto tibial
masivo que se fija con tornillos.
 Colocación del injerto en un bolsillo perióstico, sin fijación
metálica.
2. Injertos incrustados, en forma de lesión o rombo
3. Injerto incrustado deslizante, con lo que se evita tomarlo de otro hueso.
b) En seudoartrosis apretadas. - se recomienda el empleo de injertos óseos
corticales (especialmente tipo Chutro) y fijación externa (yeso), aunque otros
autores prefieren, también en otros casos, asociar una osteosíntesis.

DESPRENDIMIENTOS EPIFISIARIOS
Durante el periodo de crecimiento el cartílago conjugal puede sufrir soluciones de
continuidad.
En la primera instancia son raros; su mayor frecuencia se registra entre los 7 y 15 años.
Las localizaciones más comunes son: epífisis superior del humero e inferior del radio,
fémur y tibia.
La solución de continuidad se produce generalmente a nivel del límite matafisiario del
cartílago conjugal, de modo que éste queda vinculado a la epífisis . con frecuencia se
desprenden-solidarios con la epífisis- una cuña ósea metafisisaria y el periostio del lado
hacia que se produce el desplazamiento.

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El grado de desplazamiento es variable, desde la simple abertura angular (bostezo) de la
superficie que limita la solución de la continuidad hasta el total desplazamiento de los
fragmentos.
Los síntomas difieren poco de los que caracterizan a las fracturas; estarán a favor del
desprendimiento la edad del paciente, la localización lesional y el tipo de deformación.
La complicación más importante es la posibilidad que se produzca trastornos del
crecimiento a la raíz del trauma; esto puede ocurrir cuando el desprendimiento se
acompaña de fractura de la placa epifisiaria.
El tratamiento es similar al de las fracturas de localización yuxtaarticular.

SÍNDROME COMPARTIMENTAL
Es una afección seria que implica aumento de la presión en un compartimento muscular.
Puede llevar a daño en nervios y músculos, al igual que problemas con el flujo
sanguíneo.
Causas
El síndrome compartimental agudo puede ser ocasionado por:
 Traumatismo, como por una lesión por aplastamiento o cirugía
 Fractura ósea
 Músculo con muchos hematomas
 Torcedura grave
 Yeso o vendaje que está muy apretado
El síndrome compartimental prolongado (crónico) puede ser causado por actividades
repetitivas como correr. La presión en un compartimento únicamente se incrementa
durante esa actividad y disminuye después de que dicha actividad se ha detenido.
El síndrome compartimental es más común en la parte inferior de la pierna y en el
antebrazo. También puede presentarse en la mano, el pie, el muslo y en la parte superior
del brazo.
Síntomas
Los síntomas del síndrome compartimental no son fáciles de detectar. Con una lesión
sería, los síntomas pueden convertirse en graves dentro de unas pocas horas.
Los síntomas pueden incluir:
 Disminución de la sensibilidad, entumecimiento, hormigueo, debilidad del área
afectada
 Palidez de la piel

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 Dolor intenso que no desaparece después de tomar analgésicos o elevar el área
afectada
 Hinchazón o incapacidad para mover la parte afectada
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es prevenir el daño permanente. En caso de síndrome
compartimental agudo, se requiere cirugía inmediatamente. El hecho de demorar la
cirugía puede llevar a un daño permanente. Esta cirugía se denomina fasciotomía e
involucra el corte de la fascia y el músculo para aliviar la presión.
En caso de síndrome compartimental crónico:
 Si el yeso o el vendaje están muy apretados, se deben cortar o aflojar para aliviar
la presión
 Detener la actividad o ejercicio repetitivos, o cambiar la manera de realizarlos
 Elevar el área afectada a la altura del corazón para disminuir la hinchazón

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AO Foundation. (2014). Clasificación AO de Müller de las fracturas de los huesos
largos. Obtenido de
https://www.aofoundation.org/Structure/network/aospain/.../clasificacion_AO.p
pt

Valls, J. (1990). ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGIA (5ta Edición ed.). Argentina.

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