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CURSO ON LINE

PERFILACIÓN
CRIMINAL
Jorge Jiménez Serrano

Elaboración de Perfiles Criminológicos


ESCUELA IBEROAMERICANA DE PSICOLOGÍA JURÍDICA Y FORENSE
ESCUELAPSI

Esta publicación ha sido posible gracias a la contribución financiera de la


Asociación Peruana de Psicología Jurídica y Forense, APPJF y, el
Instituto Peruano de Investigación de Familia y Población - IPIFAP.
Los materiales de formación que se brindan en la Escuela Iberoamericana
a través del Diplomado en Elaboración de Perfiles Criminológicos serán monitoreados por
un selecto equipo de profesionales miembros de instituciones especializadas que en el marco
de la cooperación para el desarrollo de la ciencia psicojurídica integran su Directorio.

El presente Diplomado Internacional es parte de la oferta formativa de la Escuela


Iberoamericana, área adscrita a la Asociación Peruana de Psicología Jurídica y Forense,
entidad que en el marco de los convenios suscritos cuenta con el auspicio académico de la
Universidad de Chiclayo (http://www.psicologiajuridicaperu.org/anacional.htm) y otros en proceso
de gestión.

Los contenidos del presente material han sido extraídos íntegramente del libro:
Jiménez, J. (2011) Manual Práctico del Perfil Criminológico. Criminal Profiling. Valladolid:
Lex Nova, con autorización del indicado autor para fines formativos. La maquetación y
diagramación del presente material estuvo a cargo del Equipo Técnico de la Escuela
Iberoamericana de Psicología Jurídica y Forense.
Las opiniones expresadas en esta publicación, son de exclusiva responsabilidad de quienes
las emiten y pueden no coincidir con las de la APPJF.
.

Publicación de la Escuela Iberoamericana de Psicología Jurídica y Forense


RMDI: 2012-EIPJF-D
N° de entrega: Convocatoria 2012-I
Copyright © APPJF, Mayo de 2012. Todos los derechos reservados
Diseñado en APPJF-EIPJF, Piura - Perú
Este material puede reproducirse total o parcialmente siempre y cuando sus objetivos sean de educación y
formas alternativas de sensibilización.
Los participantes y sus instituciones pueden reproducir esta obra sin autorización previa. Sólo se les solicita
que mencionen la fuente e informen a la APPJF de tal reproducción.

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Diplomado en:

Elaboración de Perfiles
Criminológicos

Módulo II
La Técnica del Perfilado en la
Investigación Criminal

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Índice

3.5. Análisis Victimológico. 5

3.5.1. Riesgo y Exposición de la Víctima 5

3.5.2. Reconstrucción de las últimas 24 horas 11

3.5.3. Selección de la Víctima 13

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3.5. ANÁLISIS VICTIMOLÓGICO 1

3.5.1 RIESGO Y EXPOSICIÓN DE LA VÍCTIMA.

Para evaluar el riesgo de la víctima primero analizamos su estilo


de vida. Con el análisis del estilo de vida se trata de estudiar los
elementos potencialmente dañinos que existen en el día a día de
la víctima como consecuencia de factores biológicos o ambientales.
Algunos autores como Hindelang, Gottfredson o Garofalo sostienen
que hay personas más propensas a ser víctima de crímenes debido
a conductas, hábitos o características que hacen que estén
expuestas con más frecuencias al contacto con ambientes
criminales.

Algunos autores se refieren a estas personas como víctimas


propicias, las cuales pueden ser pasivas, es decir, no provocan la
victimización aunque tienen gran probabilidad de sufrirla, y las
activas, aquellas víctimas que provocan con sus conducta el ser
victimizadas.

El estudio de la exposición del estilo de vida requiere la


investigación y el análisis de la personalidad de la víctima, su
ambiente personal, profesional y social (Turvey 2008).

La teoría de la actividad rutinaria, comentada anteriormente, nos


ayuda a comprender a la víctima en la ecuación del crimen. Esta
teoría fue desarrollada por Cohen y Felson en 1979 y argumenta
que la víctima y su agresor coinciden temporal y espacialmente
durante el desarrollo de sus actividades rutinarias como ir a
trabajar, desplazarse a casa, ir de compras, interacciones
sociales...

Estas rutinas diarias están relacionadas con su estilo de vida, de


ahí la importancia de analizarlo.

1
Este material está extraído íntegramente del libro: Jiménez, J. (2011) Manual Práctico del Perfil Criminológico.
Criminal Profiling. Valladolid: Lex Nova

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Para estos autores, el crimen se produce cuando convergen un


criminal motivado para delinquir, un potencial objetivo y una
ausencia de vigilancia o guardián 2.

Conocer el estilo de vida de una persona consiste en saber cómo


vive esa persona en su día a día según sus características,
condiciones y circunstancias. Para ello hay que identificar:

• Características físicas: El estilo de vida de una persona depende


de sus condiciones físicas (años, apariencia…) y de su estado de
salud (sano, enfermedad incapacitante, crónica, con
tratamiento…)

• Características psicológicas: Determinadas características


psicológicas y rasgos de personalidad influirán en su estilo de
vida (extroversión-introversión, sociabilidad…) así como la
existencia de algún tipo de trastorno psicopatológico (depresión,
psicosis…).

• Características familiares: El contexto más cercano, su


existencia y circunstancias afectarán a la forma de vida de una
persona. Su estado civil, existencia de hijos, tener padres,
hermanos o estar solo…

• Historia de vida: El pasado de la persona nos puede explicar su


presente. Cómo fue su infancia, su desarrollo, paso por el
colegio, amistades…nos puede ayudar a entender su vida
actual.

• Entorno: La persona viven en un entorno limitado, en una casa,


barrio, ciudad. Hay que identificar también los desplazamientos
que suelen estar presente en su vida. Lugar de trabajo,
vacaciones, zona de ocio…

• Red social: El número de personas con las que se relaciona


influyen directamente en su forma de vida. Número de amigos y
conocidos o nivel y calidad de esas relaciones son informaciones
muy reveladoras.

2
Estos autores aluden a la ausencia de guardián refiriéndose a la falta de condiciones o acciones de personas o
infraestructuras que disuadan al criminal de cometer el delito.

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• Características profesionales (financieras): El plano profesional


es muy importante porque ofrece a la persona un estatus, unas
condiciones económicas y unas circunstancias de tiempos,
relaciones, superaciones y conflictos que deben ser analizados.

• Actividades, rutinas, hobbies: Generalmente las personas


realizamos un número limitado de actividades que se repiten de
forma rutinaria y que describen nuestro día a día. El tiempo
libre y de esparcimiento personal también nos ayudan a conocer
a la persona, ya que muestra sus hobbies, sus deseos, gustos y
la forma que tiene para divertirse y ser feliz.

Analizando el estilo de vida de una persona podemos establecer


distintos niveles de riesgos de ser víctima de algún crimen. Así
tendremos:

 Víctimas de riesgo bajo: Son personas que no suelen estar


expuestas a riesgos que le lleven a ser probables víctimas. Las
conductas que realiza, por acción u omisión le permiten estar
alejada de posibles criminales.
 Víctimas de riesgo medio: Son personas que a veces suelen
estar expuestas a algún tipo de riesgo que le hace ser una
probable víctima. No todos, pero sí algunos de sus hábitos de
vida le hace ser proclive en algunas ocasiones a convertirse en
víctima.
 Víctimas de riesgo alto: Son personas que de forma rutinaria
se ven expuesto a muchos riesgos que hacen que sea muy
probable que tarde o temprano se conviertan en víctimas.

Es necesario distinguir entre nivel de riesgo rasgo de la persona,


es decir, el nivel que suele mantener estable a los largo de un
periodo de tiempo, y el riesgo estado, el riego en una determinada
situación. Por ejemplo, una persona que no camine nunca por
barrios peligrosos de noche y tome bastantes medidas de
autoseguridad puede mostrar un nivel de riesgo bajo. Pero una
noche se le avería el coche en un barrio considerado como
peligroso y tiene que caminar para pedir ayuda, lo que hace que
se convierta en una víctima de riesgo alto.

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En este caso, el nivel de riesgo rasgo sería bajo aunque en esa


situación concreta, el nivel de riesgo estado es alto.

El perfilador debe analizar ambos niveles de riesgos, cada uno


puede aportar distinta información para el perfil. El nivel rasgo nos
va a dar información sobre la personalidad de la víctima, sus
rutinas, nivel de confianza y seguridad, experiencias con el
crimen...

El riesgo estado nos informará de por qué la persona se convierte


en ese momento y lugar concreto en víctima, qué respuesta ha
tenido ante esa situación, capacidad de reacción, cómo habrá
interferido en el M.O del agresor...

El nivel de riesgo se determina tras analizar una serie de


características del estilo de vida de la víctima, tanto a nivel rasgo
como a nivel estado. Estas características pueden ser:

• Personales: Características físicas o psicológicas de la persona.


Por ejemplo: ser confiada para montarse en un coche con un
desconocido sería una característica que apuntaría a un nivel de
riesgo alto.

• Situacionales: La persona se encuentra en un lugar y en un


momento que condiciona su riesgo. Por ejemplo: una persona
que se encuentra en un barrio peligroso a alta horas de la
madrugada sería una característica de riesgo alto.

• Comportamentales: La persona realiza determinadas acciones


o comportamientos de forma rutinaria o puntual. Por ejemplo:
dedicarse a una actividad ilegal como la prostitución sería una
condición que aumentaría el nivel de riesgo.

El nivel de riesgo final se podría determinar mediante una


valoración cuantitativa, sumando el número de características
personales, situacionales y comportamentales de riesgo. Cuando
esa suma sea elevada estaremos ante una persona con nivel de
riesgo alto.

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A esa valoración hay que añadir un componente cualitativo, ya


que a veces determinadas características son de suficiente
gravedad, en cuanto a riesgo, como para matizar el resultado
cuantitativo. Por ejemplo: una persona tiene solo tres
características de riesgo, pero una de ella es que se dedica a la
prostitución.

Esta característica comportamental supone un riesgo muy elevado


para ser victimizada y haría que directamente pudiéramos hablar
de víctima de riesgo alto.

Una vez establecido el nivel de riesgo, ¿cómo esto puede ayudar a


elaborar un perfil criminológico? El objetivo del análisis
victimológico en el perfil no es describir y valorar a la víctima, sino
identificar características del autor del crimen. Tras determinar el
nivel de riesgo de una víctima determinada, tendremos que ver
cómo eso nos puede ayudar a describir a su agresor.

Una pregunta que nos puede ayudar sería: ¿Qué tipo de víctima
buscaba el criminal? O más concretamente ¿Qué tipo de víctima
ha elegido finalmente el criminal para cometer su crimen? En
principio, todos podríamos pensar que cualquier criminal buscará
siempre una víctima que sea lo más fácil y que suponga el menor
peligro para él (simplemente la ley coste-beneficio).

Siguiendo esta premisa, las víctimas de alto riesgo serían las más
indicadas, puesto que favorecen en muchos aspectos la posibilidad
de ser victimizadas. Pues bien, esto no ocurre siempre, ya que el
criminal no actúa siempre siguiendo la ley de coste-beneficio o sus
características, motivaciones y fantasías criminales le hacen
comportarse de otra manera.

Cada caso debe tratarse y analizarse de forma individual y


exhaustiva, tratando de recoger el máximo de información y
realizando un gran trabajo de deducción para poder correlacionar
características del autor en base a su víctima. Un elemento que
puede extraerse del estudio del nivel de riesgo es la posibilidad de
conocimiento entre víctima-criminal.

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Las características que valoramos a la hora de determinar el nivel


de riesgo, están más o menos relacionadas con la posibilidad de
que la víctima conozca o no su victimario. Así, si una víctima tiene
muchas características personales de riesgo, es posible que la
elección por parte del criminal se haya llevado a cabo
precisamente por esas características, lo que implica conocimiento
de la víctima y planificación. Por ejemplo, la víctima objeto de un
fraude era excesivamente confiada.

Esta condición debe ser “a priori” conocida por el criminal, lo que


conlleva que tenía cierto nivel de relación con ella como para saber
esto.

Una víctima, cuyo nivel de riesgo venga dado principalmente por


características situacionales, posiblemente el propio hecho de
encontrarse en lugares y momentos de riesgo sean la clave de
elección por parte del criminal. En este sentido, el criminal no
conoce a la víctima, solo está en el lugar y momento oportuno.

Finalmente, cuando el nivel de riesgo de una persona viene dado


principalmente por factores comportamentales, es posible que el
criminal busque o seleccione víctimas que realicen determinados
tipo de acciones y conductas.

Volvemos de nuevo al tan usado ejemplo de la prostitución. Un


criminal que busca para agredir sexualmente a mujeres
prostitutas, no busca a una persona concreta sino a personas que
realicen esta actividad y que para su MO resultan beneficiosas.

Por lo tanto, aquí es posible que la víctima no conozca a su


criminal, ya que lo que le interesa al agresor no es ella como
persona particular, sino como persona que realiza determinados
comportamientos.

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3.5.2 RECONSTRUCCIÓN DE LAS ÚLTIMAS 24 HORAS.


Como ya hemos comentado en relación a la teoría de la actividad
rutinaria, víctima y criminal suelen encontrarse mientras se
mueven por sus nodos de actividades diarias. ¿Cuándo entra el
criminal en la “vida” de su víctima? Está claro que si criminal y
víctima son conocidos, la relación y distancia entre ellos será más
estrecha, compartiendo muchas zonas de actividad y tiempos. Por
ejemplo, si el agresor es su pareja, está claro que compartirán
mucho espacio (casa, zona de ocio…) y tiempo (se conocen desde
hace 5 años y viven juntos).

Pero en el caso de que víctima-criminal sean desconocidos, es


evidente que en algún momento han llegado a encontrarse y a
mantener un nivel de interacción. Especialmente en este tipo de
crímenes, donde el autor es desconocido, resulta útil hacer una
reconstrucción de las últimas 24 horas de la víctima desde el
momento del crimen.

Con esta reconstrucción entenderemos a la víctima como persona,


en relación al ambiente y en relación con otros eventos cercanos a
su victimización.

Dicha reconstrucción pretender conocer todo lo que hizo la


persona 24 horas antes de convertirse en víctima, atendiendo a
varios detalles:

• Lugares visitados.
• Horarios.
• Interacciones con otras personas (rutinarias y fortuitas).
• Actividades realizadas.
• Estado emocional, psicológico y físico.
• Trayectos realizados y medio de transporte utilizados.

Hay que valorar si en esas 24 horas hay algún hecho que se salga
de sus rutinas diarias.

Con estos datos, además de establecer el nivel de riesgo estado,


podemos intentar responder a otra serie de preguntas:

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• En qué punto del día se encuentra con el criminal.


• En qué lugar se encuentra con el criminal.
• Es un lugar conocido o desconocido de la víctima. Se encuentra
dentro de sus actividades rutinarias.
• Es posible establecer relación entre la víctima y agresor dentro
del crimen.
• Es posible establecer si se trata de una víctima de oportunidad o
por el contrario es una víctima seleccionada.

La información que podemos considerar como variable


(cambiantes) de la persona siempre debe analizarse en relación a
aquella información y aspectos estables en la persona, tales como
edad, raza, físico, sexo...

Por ejemplo, una actividad como pasear por la playa puede


entenderse de forma distinta en relación a un caso de agresión
sexual si la víctima era joven y físicamente atractiva a si era
contraria a estas características.

Indudablemente, la acotación de 24 horas es orientativa, la


intención es conocer toda aquella información inmediatamente
anterior al crimen que pueda aportar datos relevantes para la
realización del perfil criminológico. Es necesario conocer
situaciones pasadas que puedan estar relacionadas. Así puede ser
necesario conocer si en las últimas semanas recibió algún tipo de
amenaza, si tuvo alguna ruptura sentimental...

Las fuentes de información utilizadas son múltiples, desde


familiares, amigos, médicos, documentación, fotografías de la
escena del crimen, facturas telefónicas...Usaremos cualquier
fuente de información que entendamos pueda ser relevante.

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3.5.3 SELECCIÓN DE LA VÍCTIMA.

Aunque en el apartado del análisis de riesgo hemos hablado de la


selección de víctima por parte del criminal, vamos a ampliar
brevemente esta cuestión.

El potencial criminal está motivado para delinquir y espera la


situación propicia para actuar. Una vez que esta condición se da,
selecciona a la víctima. Para Turvey (2008) en la selección de la
víctima influyen 6 factores:

 Posibilidad: Se refiere a la accesibilidad de la víctima para el


criminal.
 Localización: Se refiere al lugar donde se encuentra la víctima.
 Vulnerabilidad: La percepción de la posibilidad de ataque a la
víctima sin que el criminal pueda sufrir daños o con bajo
peligro.
 Relaciones: La víctima es elegida por la relación que existe con
el criminal.
 Simbolismo: La víctima es seleccionada porque tiene un
significado para el criminal.
 Fantasía: La víctima es elegida porque puede satisfacer una
particular fantasía del criminal.

Estos criterios no son excluyentes ni exclusivos, el perfilador debe


hacer un buen análisis para establecer qué criterio de selección ha
usado el criminal.

Conocer el criterio de selección de víctima del criminal nos puede


dar información relevante. Un asesino que solo tenga en cuenta el
criterio de oportunidad para seleccionar sus víctimas será más
difícil de capturar que otro que se rija por criterios más excluyente
como seleccionar niños menores de 5 años con buena apariencia.

El primero puede actuar en muchos sitios, el segundo tendrá que


conseguir sus víctimas en lugares donde haya víctimas con esas
características.

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Aunque en el caso de asesinos en serie, la mayoría de ellos tienen


una víctima “ideal”, a veces la necesidad de actuar y de primar su
seguridad por encima de otra cosa, hacen que elijan a una víctima
de oportunidad o vulnerabilidad. Esto no debe entenderse como
que no tienen criterio a la hora de seleccionar a sus víctimas,
simplemente que en algunas ocasiones priorizan el acto frente al
objeto.

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