Vous êtes sur la page 1sur 5

Quiero situarte en una historia bíblica.

Esta historia bíblica comienza con una mujer que tiene


una promesa de Dios, ahora muerta sobre una cama que le pertenece al hombre que Dios uso
para darle esa promesa. Parece un trabalenguas, pero lo vamos a entender en unos minutos.

Si se hiciera una película de esta historia, esta comenzaría con una mujer llorando
desgarradamente como cualquier madre, porque la promesa de Dios está muerta (frio), sobre
la cama del hombre que le hizo esa promesa de parte de Dios.

Y mientras que ella mira el horror de un milagro que salió mal recuerda la primera vez que se
encontró con el hombre (el profeta Eliseo), y ese niño (su hijo) es el que está muerto sobre la
cama. Es la dolorosa confirmación del peor de sus temores y el tuyo: Aveces creerle cosas
grandes a Dios te desilusiona peor.

La historia se encuentra en 2 reyes 4.

Si bien, la biblia no da nombre a esta mujer, se la conoce por su nacionalidad. Se la menciona


como la mujer de Sunem o la sunamita, porque lo que ella hace está muy conectado a su sitio
geográfico.

Y resulta que Eliseo, como cualquier profeta iba de un sitio a otro, no tiene un lugar fijo donde
pernoctar cuando anda por los alrededores. Y biblia dice en los versículos 8 y 9 que esta mujer
y su esposo eran… ricos o eran personas muy importantes, y además a ella le gustaba cocinar.

Y cuando se entera que hay un hombre de Dios por el área lo invita a cenar, 1 2 3 veces, ella
con su esposo, y en una de esas ella le pregunta: ¿y usted donde se está quedando? Y él le
dice: aquí en el motel una estrella de sunem, donde la cucaracha más chica te va cambiando
las sabanas una vez por día. La mujer se queda como que no.. porque? Eso es injusto. Y le dice
a su marido (vs 10): Porque no le construimos en la azotea un apartamento para él, un estudio.
Y se lo construyen. Le construye una cuarto en la azotea, que en los tiempos de medio oriente
había que ser pudiente para agregar una habitación más y ese cuarto paso a ser el segundo
hogar de Eliseo.

Un día el profeta dice: yo no sé cómo pagarles a estas personas, porque ellos me han tratado
con tanta hospitalidad. Asi que llama a su criado (Giezi v12) le dice: hey giezi porque no llamas
a la sunamita y dile que venga a verme porque tengo una palabra de Dios para ella, le voy a
compensar tanta hospitalidad.

Llega la señora y en vs 16 Eliseo le dice: el año que viene mi querida, para esta fecha, vas a
estar abrazando un hijo. Lo que la biblia narra es que ella era estéril y en la cultura de medio
oriente el ser esteril para una dama era uno de los peores insultos, casi se las veía como
materia inútil. No existían las feministas ni derecho de igualdad, si una mujer no procreaba
hijos de perdía el propósito (creían) para lo cual la mujer había nacido.

Asi que cuando ella recibe (siendo de edad adulta) la profecía: De aquí un año vas a estar
abrazando un hijo. Y no le estaba diciendo que lo iba a adoptar, sino que lo iba a parir.

Dice que la mujer lo primero que piensa es que el marido es viejo, y ella esta abuela también,
entonces, en vez de saltar de alegría, decir: No lo puedo creer, hay que increíble, gracias de
verdad. Ella objeto lo siguiente (vs 16): y dijo: No, no mi señor, No siervo de Dios, no engañe
usted a su servidora, por favor, por lo que más quiera, no se burle de mí.

Y me puse a pensar porque le diría: No no juegue conmigo, no juegue con mis sentimientos, no
por favor.
Y creo saber porque le dijo la mujer tamaña respuesta. Primero cuando uno ha vivido en el
desierto el suficiente tiempo cualquier profecía termina pareciéndote una promesa vacía,
cuando llegaste a los más hondo de tu vida, te sientes tan derrotado, que un día viene alguien
y te muestra las promesas de Dios que están en su palabra, te muestra sus bendiciones y su
infinita misericordia; tú dices: No.. como el va a hacer eso, mira donde estoy.. Y no es que no
crees, es que se te hicieron cayos de incredulidad. Cuando la vida te golpeo mucho se te hacen
cayos.

Cuando jugaron con tus sentimientos, cuando alguien estrujo tu corazón como si fuera una
pelota de trapo, y te lo destrozaron, tú te quedas con el corazón tan herido que cuando Dios te
dice: te voy a dar la persona que te lo va a cuidar, tú dices: No, basta yo ya no quiero saber
nada, todos son iguales, y te cierras.

Como la sunamita, dices: no, no juegues conmigo, yo no te vine a pedir nada Eliseo, si esto es
un pago por que te dejé vivir acá arriba te lo agradezco, pero yo no te estoy pidiendo un hijo.

Y Eliseo le dice: ¿pero quieres un hijo o no?. - Ah es mi sueño, pero no me quiero ilusionar-

Y puede que haya personas acá que estén exactamente con esa postura. Me dirían: hey
Gerson, no sé qué vas a predicar hoy, pero no me ilusiones. Porque yo la última vez que le creí
todo al señor me pegué la frente contra pared.

Ya llevo tiempo escuchando sermón tras sermón que Dios puede cambiar mi vida, que puede
transformar la vida de mi esposo, de mi esposa, de mi hijo, que él puede bendecir mi negocio…
y… nada pasa. Pero sabes yo quiero creer (no es que sea incrédulo), pero tengo miedo. Miedo
a que mis expectativas sean más grandes que mi realidad y esa brecha después sea tan
grande… que me frustre.

Así que no me ilusiones, dice la sunamita. Pero el profeta le dice: ¿te ilusiones o no? Va a
ocurrir, y ocurre. A un año más tarde nace el chiquito. Yo no sé cómo Dios habrá obrado para
que se cumpla, talvez ella fue al viejo y le dijo: viejo… creo que tenemos que dar un paso de fe
esta noche (pausa) y él decía: ¿si te parece?; si viejo dale con fe viejo, con confianza.

Mira como entienden la metáfora (opcional)

Bueno a los nueve meses, nace el chiquito. Y la mujer dice: qué lindo, yo cuando honre al
profeta yo no esperaba nada a cambio, pero ahí está, Dios me bendijo.

Y que bonito hubiese sido que allí terminara la historia, pero este es un mensaje de milagros
que terminan mal. Este mensaje va para aquellos que sienten que Dios los desilusiono, que los
dejo a mitad de camino.

Años más tarde, la biblia no dice cuanto, presumo 9 o 10. Porque ahora el chiquito está
ayudando en el campo a levantar la cosecha con el papi. Hay un día de mucho sol, y en el vs 19
dice que el niño se queja que le duele la cabeza y dice: ¡Ay mi cabeza, mi cabeza! Y el papa lo
envió con un criado de vuelta con su mamá para que lo acostará pensando: Bueno dale una
bebida fría, que tome una ducha, y para la tarde otra vez estaa... bien, a cualquier chico le
puede doler la cabeza; para el mediodía el chiquito se había muerto, la fiebre no bajo, no bajo,
no bajo, se le dieron vuelta los ojitos, dejo de respirar.

Y ahora la mujer con el corazón desgarrado pone al niño en la cama del departamento de la
azotea, donde ahora no estaba el profeta porque estaba viajando, pero que ella tenía llave,
abrió y lo puso como un símbolo en la cama del profeta.
Por eso, así comencé este mensaje, les dije: Vean una mama con una promesa muerta sobre la
cama del hombre que le dio la promesa. ¿Así empezamos se acuerdan?

Ahora acompáñenme con el resto de la historia y vean que esta mujer ya se había
acostumbrado con la deshonra de ser esteril. Ella ya dijo: bueno yo ya voy a morir esteril,
soportaba las risitas burlonas de los vecinos, veía como otras mujeres criaban hijos ella apenas
si lo podía soñar. Ahora Dios le da un hijo en su vejez y lo único que le dijo al profeta es: No me
ilusiones. Deja al niño ahí, cierra la puerta y se va a buscar al profeta y lo encuentra.

A penas ve al profeta la mujer le dijo lo siguiente (vs 28): ¿Señor mio, acaso yo a usted le pedi
un hijo, no le rogué que no me engañara? O en otra versión, ¿no le pedí que no me ilusionara?

Porque aveces es mejor no conocer, que después de conocer perder o ¿no? Por eso dicen que
el amor duele ¿no? Porque mientras no estás enamorado vas por la vida, así solito con tu
alma, tu única preocupación es que nuevas medias te compras, que perfume cambias. Y un día
te enamoras… se te mueve el piso … y después a lo mejor esa persona no te corresponde te
duele o si luego de un tiempo de andar cortan te duele más.

Esto en cualquier orden de la vida: Para que le creí al señor, para que deje ese trabajo tan
cómodo, para que deje a esa chica… para que hice lo que tuve que hacer, para que me
engañaste.

La biblia dice que Eliseo no responde a esa reprimenda, pero actúa en consecuencia y dice:
Giezi (vs 29) toma mi bastón, mi báculo, y corre a mi departamento, a mi departamento de
soltero. ¿Ahí lo dejaste al nene? Ahí… bueno Giezi corre ahí y le pones el bastón en la frente.

Así que la Biblia dice que salen corriendo, y esta mujer que pensaba que el milagro le salió mal,
ahora tiene una esperanza, pero tiene que hacer algo: correr detrás de Giezi que va con el
bastón y ellos van atrás con el profeta.

Hay dos razones principales por las cuales, a veces, nos quedamos a mitad del milagro y
sentimos que el milagro falló: Una es que no estamos acostumbrados a creerle a Dios cosas
GRANDES, Muchas veces creemos en Dios mientras tanto no haya cáncer, creemos en Dios
mientras el cáncer no produzca muerte, creemos en Dios mientras que no esté muerto más de
una hora. Y olvidamos que nuestro Dios es aquel que dice: Donde esta muerte tu aguijón,
donde está sepulcro tu victoria dijo el apóstol (1 co 15:55). El señor ha vencido la muerte, está
más allá de la muerte, de la enfermedad, de la crisis, es decir, Dios y nosotros somos mayoría,
están de acuerdo con eso ¿sí o no? Pero a nosotros nos cuesta creer las cosas grandes.

Y si apenas creemos las cosas grandes, después nos cuesta pensar que para que lo grande
ocurra, hay que hacer algo pequeño. Las cosas grandes no llegan de la noche a la mañana, por
algo Santiago adjuntaría lo que dijo: “La fe sin obras en sí misma es muerta” (Santiago 2:17).
Hay algo que uno tiene que ser. Pueden ver el modus operandi de toda la Biblia, desde Génesis
hasta Apocalipsis, que siempre Dios dice: Yo hago lo sobrenatural, pero tú tienes que hacer lo
que… puedas, lo que esté al alcance de tu mano. Eeh.. Límpiate en el estanque… preséntate
ante el sacerdote para que en el camino te sanes, toma tu lecho y anda, es decir, siempre Dios
está pidiendo un acto que tu si tienes que hacer, como diciéndote: ¿Sabes? Si tu logras creer
en lo que YO voy a hacer, mi fidelidad te va a sorprender, pero tienes que hacer algo.

La biblia narra otro incidente con Eliseo, ahora vuelvo con la sunamita, no se olviden de la
sunamita que está corriendo detrás del bastón; pero la biblia narra otro incidente con Eliseo en
2 de Reyes 3, puede leer el capítulo en sus casas, y nos dice que estaban 3 reyes, el rey de
Israel, de Juda y de Edom, ellos están en pugna, peleando, hay una escaramuza militar y estos
3 reyes se unen para pelear contra otros y de pronto empiezan a tener sed, son tanta
caballería, tan grande ejército que no tenían para beber. Lo buscan a Eliseo, le dicen: Mira, tú
te criaste con Elías, tu Dios puede hacer llover, has que bebamos. Y él les dice: Bueno está
bien, pero Dios mes dice que les diga esto: Quiero que caben zanjas, que hagan hoyos,
estanques en todo el valle. Saben lo que es agarrar un montón de soldados muertos de sed,
que apenas se pueden mover para que agarren una pala y tengan que cavar hoyos.

Pero es que el profeta está diciendo: Lo que viene una lluvia muy grande, si no hay hoyos, ni
no hay zanjas, va a venir la lluvia y así como viene se va a ir, pero si ustedes tienen fe en que
viene algo grande, empiecen con algo pequeño, caben zanjas para que cuando venga la lluvia
el agua quede ahí amontonada para que puedan beber hasta que termine la guerra.

Entonces Dios nos quiere enseñar lo mismo, lo mismo que le dijo a la sunamita: talvez sea
poner el bastón sobre la frente de tu hijo muerto, de tu promesa liquidada, talvez sea cavar
zanjas, pero de algo te puedo asegurar: No puedes ni debes estar quieto, algo tienes que hacer
para que algo grande ocurra en tu vida. ¿Amen?

¿Tiene que ver contigo? entonces si tiene que ver contigo, pero tú dices: No es que yo no
creo, tantas veces me dijeron que vendría la lluvia de bendiciones y no vino. Hoy el Señor te
dice….(completar)

Hasta donde te prepares, hasta donde levantes graneros, son los granos que vas a tener, a
Dios no se le acaba el aceite, a nosotros se nos acaban las vasijas. Y talvez estarás pensando:
Bueno, SI Dios me pide que comience cavando mi zanja, lo voy a hacer. Pero volvamos a la
sunamita porque este es un mensaje de milagros que salen mal.

Y si cavo zanja y no viene la lluvia? Y si no resulta? ¿Y si Dios me vuelve a ilusionar? La


sunamita dice: No, Dios no va a jugar así conmigo, yo estoy cavando mi zanja, estoy corriendo
tras ese muchacho que va con un bastón. Así que ahora, sí, ahora es el momento en que la
biblia dice: Y el hijo salió corriendo con el bastón en la mano y ese fue el bastón del hijo de la
sunamita, y hay un capítulo que dice: El bastón del hijo de la sunamita… sunami se llamaba el
niño.

Pero este es un mensaje de milagros que terminan mal (presuntamente), así que la sunamita
va corriendo con Eliseo y sale el muchacho, es decir Giezi y le dice (vs 31): Maestro… el niño no
despierta, así sin anestesia, no despierta. Ahora sí, la mujer dice: Maldito seas Eliseo, sigues
jugando conmigo, sigues ilusionándome. Esta parte del mensaje nos lleva al punto exacto
donde tú dices: ¿Sabes yo escuche a Dios o creo que lo escuche? Y derrame mi vasija de aceita,
pero no vino más aceite; queme mis arados y solo me quedo olor a humo impregnado en la
ropa, cave mis zanjas y lo único que tengo es dolor muscular, es lo único que siento, Siento que
Dios me robó, lo único que me quedó es el espasmo muscular de haber trabajado toda la
noche cavando zanjas y ni una gota de agua. HERMANO, dime que me vas a resolver este
mensaje. Porque yo siento que ni aun el bastón me resulta a mí para resucitar lo que está frío
yaciendo en la cama de las promesas

(Historia del hombre que creía que Dios lo llamó)

Y puede que hoy haya alguien que diga: Pero mi zanja está vacía, el Señor me falló, así que
volvamos a la historia, porque este es un mensaje de los milagros que salen mal ¿no?.
Le habían dicho a la sunamita: No el chiquito no despierta, el niño está muerto; y Eliseo le dice:
Quédate afuera mujer, quédate afuera – no me dejes afuera- QUEDATE AFUERA.

Y Eliseo entra, cierra el departamento y ve al niño yaciendo sobre la cama. Y en el vs 34 dice


que se pone encima de él, aliento con aliento, ojo con ojo, mano con mano; y comenzó a
respirar (sonido de soplido). Se levanta, pero el niño no despertaba.

El profeta empieza a caminar por toda la habitación, y es interesante imaginar lo que no está
escrito, no dice cuanto tiempo caminó, ni que pensó, ni que oró. Pero yo me imagino a Eliseo
diciendo: O salgo con el niño vivo… o nos morimos los dos acá adentro. Seguro les habrá
pasado a algunos pastores cuando las personas vienen pidiéndoles oración, y le dicen; pero
pastor, ¿se va a cumplir no? Como si el pastor fuese el dueño de la franquicia.

Y Eliseo seguía caminando por la habitación, primero el bastón no había funcionado, ahora le
respira aliento y nada. Pero el profeta no se da por vencido, vuelve a ponerse sobre el niño,
respira (sonido de soplo)… y nada pasa.

Ahora, un dato curioso, las oraciones que hacemos ante Dios, siempre quedan en fideicomiso,
si no reciben la respuesta inmediata (por lo menos la que tú quieres). No hay lista de oración
que dice: Oraciones desperdiciadas van acá, no hay un tacho de basura, no hay fe
desperdiciada, no hay las tonterías que ora Gerson cuando no sabe que orar. Esas oraciones
que aún no te han sido contestadas, quedan en un fideicomiso, son promesas que Dios guarda
y al tiempo que él quiere, conforme al proceso y lo capacitado que estés para administrarlo, en
el momento adecuado para tu vida, la bendición viene porque él no es ladrón de nadie y tu
oración será contestada. Hay oraciones que quedan en fideicomiso.

Moisés quería entrar a la tierra prometida, era su sueño, oró por eso, Pero Dios le dijo: No, Sin
embargo, la oración quedó gravitando en el aire, a travesó el cosmos, la oración de Moisés:
Quiero estar en la tierra prometida. Así que cuando Jesús se va al monte de la transfiguración
con sus 3 discípulos, ¿quién aparece ahí en la tierra prometida?, después de muchos años, Dios
respondiendo la oración a alguien que dijo: Yo quiero estar en la tierra prometida y estuvo allí
al lado de Jesús. No se perdió tu oración, no se perdió.

La mujer sunamita está afuera diciendo: El milagro salió mal, el milagro salió mal, el milagro
salió mal. Pero tiene dentro a un profeta que sabe que no hay oraciones desperdiciadas ni fe
desperdiciada. Creo que Eliseo ora lo que deberías orar ahora en momentos: Señor, yo no te
pedí nada ¿no?, esta mujer no pidió nada y tu hiciste que tenga un hijo. No permitas que tu
nombre sea avergonzado, no permitas que la mujer se desilusione, ella ya aprendió: que los
hijos son tuyos, que te pertenecen. Así que se acuesta sobre el muchacho y hace (sonido de
soplo). Y la biblia registra por primera vez (vs 35), el único resfrió santo de la Biblia, el niño
estornuda 7 veces, el muerto estornuda 7 veces, esta frío y hace (sonido de estornudo), y el
profeta seguía… (levantatee) hasta el séptimo estornudo, el chico estaba caminando. Yo creo
que en el 2do o 3ero, ya la sunamita empezó a gritar, dijo: Conozco ese estornudo, ese
estornudo es de mi niño, pero pa que estornude tiene que estar vivo y Giezi dice: ¿pero que
pasó adentro? Al séptimo estornudo la promesa resucitó porque Dios es tan perfecto que no
hay milagros que le salgan mal, porque Dios siempre termina sus milagros bien.

LLAMADO

Vous aimerez peut-être aussi