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1. Introducción:
2. Desarrollo:
El agua salubre y fácilmente accesible es importante para la salud pública, ya sea que se
utilice para beber, para uso doméstico, para producir alimentos o para fines recreativos. La
mejora del abastecimiento de agua, del saneamiento y de la gestión de los recursos hídricos
puede impulsar el crecimiento económico de los países y contribuir en gran medida a la
reducción de la pobreza.
De aquí a 2025, la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua.
En los países de ingresos bajos y medios, el 38% de los centros sanitarios carecen de
fuentes de agua, el 19% de saneamiento mejorado, y el 35% de agua y jabón para lavarse
las manos.
Los usos del agua son múltiples, podemos mencionar: agricultura de secano, que es la
agricultura que usa el agua de la lluvia directamente, agricultura bajo riego a través de los
sistemas de canales o de riego a presión, hidroeléctricas o minería, abastecimiento
poblacional de agua y desagüe, pesca directa del rio o en la piscigranjas que se observan en
el Alto Mayo para la producción de tilapia, paiche o gamitana, también se le puede dar un
uso decorativo como el agua que se usa en las piletas de las plazas, entre otros de igual o
mayor importancia como es la que usa la naturaleza para la conservación de los bosques, ríos
y de los seres vivos que habitan en ellos. Cada uno de estos usos se basa en la necesidad y el
interés específico que una persona, institución, comunidad y la naturaleza tiene sobre el
agua, lo que genera un valor del agua económico, ambiental, social y cultural.
Acceso al agua:
1300 millones de personas con servicios básicos, es decir, con acceso a una fuente
mejorada de suministro de agua a menos de 30 minutos en un trayecto de ida y vuelta.
263 millones de personas con servicios limitados, o sea una fuente mejorada de
suministro de agua para acceder a la cual se precisan más de 30 minutos.
423 millones de personas que se abastecen de agua procedente de pozos y manantiales
no protegidos.
159 millones de personas que recogen agua superficial no tratada en lagos, estanques,
ríos o arroyos.
Agua y salud:
La diarrea es la enfermedad más conocida que guarda relación con el consumo de alimentos
o agua contaminados. Sin embargo, hay también otros peligros. Casi 240 millones de
personas se ven afectadas por esquistosomiasis, una enfermedad grave y crónica provocada
por lombrices parasitarias contraídas por exposición a agua infestada.
En muchas partes del mundo, los insectos que viven o se crían en el agua son portadores y
transmisores de enfermedades como el dengue. Algunos de estos insectos, denominados
vectores, crecen en el agua limpia, y los contenedores domésticos de agua de bebida pueden
servir como lugares de cría. Tan solo con cubrir los contenedores de agua es posible reducir
la cría de vectores, y reducir también la contaminación fecal del agua en el ámbito doméstico.
La mejora de las fuentes de abastecimiento de agua también conlleva la reducción del gasto
sanitario, ya que las personas tienen menos probabilidades de enfermar y de incurrir en
gastos médicos y están en mejores condiciones de permanecer económicamente
productivas.
Desafíos para la sociedad moderna:
No existen muchos datos fiables al respecto, pero las estimaciones apuntan a que hasta el
90% de las aguas residuales en los países en desarrollo se vierten parcialmente tratadas o sin
tratar directamente a ríos, lagos u océanos.
Las aguas residuales se consideran cada vez más como un recurso que proporciona agua y
nutrientes seguros para la producción de alimentos con el fin de alimentar a las crecientes
poblaciones urbanas. Sin embargo, ello exige:
prácticas de gestión que garanticen que las aguas residuales sean suficientemente
tratadas y reutilizadas en condiciones de salubridad;
supervisión y reglamentación institucionales;
campañas de información pública para informar a la población sobre el uso de las aguas
residuales.
Respuesta de la OMS:
Como autoridad internacional en materia de salud pública y calidad del agua, la OMS
encabeza los esfuerzos mundiales por prevenir la transmisión de enfermedades por el agua
y asesora a los gobiernos acerca del desarrollo de metas y normativas relacionadas con la
salud. La OMS elabora una serie de guías sobre la calidad del agua, en particular sobre el agua
potable, el uso seguro de las aguas residuales y la salubridad de las áreas acuáticas
recreativas. En las Guías para la calidad del agua potable se aborda la gestión de los riesgos,
y desde 2004 se incluye la promoción de planes de salubridad del agua para identificar y
prevenir riesgos antes de que el agua se contamine.
La calidad del agua potable, es de interés para todas las sociedades del planeta, debido a su
repercusión en la salud pública, son factores de riesgo en el agua, los agentes infecciosos,
productos químicos tóxicos y la contaminación Radiológica.
Dichos factores demuestran la necesidad de enfoques de gestión preventivos, que influyen
directamente en agua servida a los consumidores. La Organización Mundial Para la Salud,
OMS, elabora normas internacionales relativas a la calidad de agua y la salud de las personas
en forma de guías en las que se basan reglamentos y normas de países de todo el mundo, en
desarrollo y desarrollados.
Sustancias químicas:
a) Yodo: este es un buen elemento para eliminar los gérmenes, pero es muy caro, en
comparación con el cloro. DOSIS:
2 gotas de yodo al 2% en un litro de agua.
b) Permanganato de Potasio: es efectivo solo contra las bacterias del cólera.
c) Cloro: es el desinfectante más conocido y utilizado, se usa una solución al 1 %; esto es 40
gr. de cal de cloro en un litro de agua.
3. Referencias bibliográficas: