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Sesión 13 y 14.Marx, Karl (1975). Cap. I: “La mercancía”. En El capital. Crítica de la economía política. Libro primero.

El
proceso de producción del capital.Vol. 1. Sección primera: “Mercancía y dinero”. México: Siglo XXI, pp. 43-102.

Capítulo I LA MERCANCÍA
En la mercancía lo primordial es el uso y valor dentro de las necesidades que dicho bien tiene para el interesado. Puntos
de vista han establecido valoraciones varias que se fundamentan en aspectos como la calidad y la cantidad de un
determinado bien, pero estas, al ser consideraciones subjetivas o relativas, han dado lugar a las denominaciones de
“valor de uso” y “valor de cambio” en el campo económico.
El valor de cambio se da como una relación cuantitativa entre dos o más bienes distintos con el que se permite el
intercambio directo o indirecto entre estos; el valor de uso, por su parte, suele ser considerado como un equivalente
entre productos del trabajo o de actividades específicas realizadas, en ese sentido, el valor de uso sólo encierra una
materialización del trabajo humano abstracto.
Otros aspectos se han considerado como el rendimiento, en el sentido del tiempo de trabajo que se considera
socialmente necesario para alcanzar la obtención de un determinado bien. Esto es, en consideración a las condiciones
normales de producción y con un grado medio de pericia considerado como estándar en la sociedad.
Se establece también que las mercancías que encierran cantidades de trabajo iguales, o que pudieran ser producidas en
un tiempo de trabajo equivalente poseen la misma magnitud de valor. En general, cuanto mayor sea la capacidad
productiva del trabajo, más corto será el tiempo de trabajo necesario para la producción de un determinado objeto. La
mercancía será considerada mercancía, en tanto sea un bien destinado a un acto de cambio.
Se considera trabajo útil, aquel que está directamente asociado a la producción de un bien específico. El trabajo se
representa entonces como una condición esencial en la vida del hombre, como una condición independiente de todas las
formas de la sociedad, como una necesidad perenne y natural. De modo tal, se concibe también una división social, o
estratificación del trabajo. El trabajo no constituye la única fuente de los valores de uso que produce. El trabajo es según
Petty, el padre de la riqueza y la tierra de la madre.
El trabajo humano es el empleo de la fuerza de trabajo de todo hombre común y corriente. El trabajo complejo, no es
sino el trabajo simple potenciado. En ese entendido, la fuerza de trabajo se presenta como una expresión directa de la
fuerza de trabajo simple; entonces, la magnitud de trabajo de una mercancía, sólo responde a la cantidad de trabajo
contemplado en ella, es decir, son valores iguales.
El valor de uso es directamente proporcional a la riqueza material, entonces todo trabajo es gasto de una fuerza humana
abstracta de trabajo. El valor de cambio es siempre inaprehensible, su materialidad se concentra como valores sociales
entre mercancías.
Al comparar mercancías y establecer un intermedio socialmente aceptado como medio “universal” de cambio, la
misticidad del dinero se esfuma y su convencionalismo se vislumbra como un facilitador de equivalentes en forma
potencialmente ilimitada.
No podríamos hablar entonces de dinero, si no se concibe de fondo una forma relativa de valor que facilite las
equivalencias, entonces, sería consecuente decir que las mercancías no son más que las cristalizaciones del trabajo
humano, en su abstracción analítica del valor.

La relación o razón de valor relativo permite cristalizar en efecto e trabajo humano, la determinación de una forma
relativa de valor, permite entonces entrar al terreno de lo cuantificable, bajo un principio básico que dos cantidades de
mercancías cuestan, o bien la misma suma de trabajo o el mismo tiempo de trabajo.
El valor relativo aumenta o disminuye directamente cuando el valor de una segunda con la que se compare permanezca
constante. La forma equivalencial de una mercancía, no encierra ninguna determinación cuantitativa de valor.
La expresión del valor es entonces algo puramente social, una convención independiente de las propiedades físicas. El
carácter misterioso de la forma equivalencial se ve cristalizada en la forma de dinero. El trabajo representa entonces una
dimensión abstracta de trabajo humano. Aristóteles establece que para comparar dos mercancías debe existir entre ellas
una relación medible.
El trabajo humano permite entonces una idea de equiparación de todos los trabajos, a su vez, las relaciones sociales
proponen con Aristóteles a unos hombres como los poseedores de mercancías y otros por defecto, como poseedores de
trabajo. La mercancía es valor de uso y valor de cambio. La forma de valor o la expresión de de valor de la mercancía
brota de la naturaleza del valor de esta.
La mercancía no tiene valor ni magnitud del valor fuera de la expresión que reviste en relación de cambio. El valor de
una mercancía sólo puede expresarse en términos de una mercancía de otro género.
El número de posibles expresiones de valor de una mercancía, no tropieza con más limitación que la del número de
clases de mercancías distintas que existan. La forma relativa de valor desarrollada comprende la cristalización de trabajo
humano indistinto. La forma equivalencial concreta determina las diversas clases del trabajo útil determinado.
En general, una mercancía sólo puede cobrar expresión general de valor si al mismo tiempo las demás se expresan en
el mismo equivalente. El valor de la mercancía se da por la existencia social de los objetos. La forma equivalente no es
más que la expresión y el resultado del desarrollo de la forma relativa de valor.
Una mercancía comparada con otra mercancía es permutable y adquiere valor con el tiempo, el trabajo empleado y la
convención social que se tenga de ella. La forma dinero, mantiene en su seno una función social específica, el oro
históricamente ha sido el valor de resguardo de las mercancías y las sociedades han privilegiado este metal por encima
de otros medios.
La forma equivalente general se adhiere por la fuerza de la costumbre social, a la forma natural específica de la
mercancía oro.
Tan pronto como los hombres trabajan unos con otros, su trabajo cobra una forma social, de este modo se consolida una
objetivación del trabajo o del valor con los productos del trabajo. Así, de esta agrupación surge un carácter material de
los productos del trabajo, los trabajos privados sólo funcionan como eslabones del trabajo colectivo de la sociedad.
Los hombres no relacionan entre sí los productos de su trabajo como valores, lo que hacen es equiparar los diversos
trabajos como modalidades del trabajo humano. La conciencia científica y la interpretación del trabajo individual
proponen la división social del trabajo en términos reducidos a proporciones fortuitas de acuerdo a una relación
proporcional social y de la ley natural reguladora del tiempo de trabajo que socialmente es aceptado para su producción.
El valor de cambio no es más que una determinada manera social de expresar el trabajo invertido en un objeto y no
puede contener materia alguna natural. El establecimiento del valor se ve entonces por Marx, como un proceso social,
que involucra en primera instancia el intercambio entre dos o más mercancías determinadas, su valoración como trabajo
y la aceptación de un medio de cambio universal como lo es el dinero.

Sesión 15.Cap. IV: “Transformación de dinero en capital”. En El capital. Crítica de la economía política. Libro primero. El proceso de
producción del capital.Vol. 1. México: Siglo XXI, pp. 179-214

Capitulo IV LA TRANSFORMACIÓN DEL DINERO EN CAPITAL


Formula general del capital.
La producción y circulación de mercancías son los supuestos históricos del capital, su punto inicial. El producto de la
producción y circulación de mercancías es el dinero, primera manifestación del capital (es decir, el capital se presenta
primero como simple acumulación de dinero).

Pero en su circulación, el dinero se diferencia del capital. El primero adopta la forma de MDM y el segundo, DMD. Esto
es, el dinero se utiliza como mediador, como representante temporal, entre la venta de una mercancía producida y la
compra de la mercancía necesaria para vivir (vender para comprar). Inversamente, el capital actúa como comprador de
mercancías con el objetivo de consumirlas (hacerlas producir) y obtener con ello, más dinero: es decir, comprar para
vender.
En forma de cuadro

MDM DMD

El dinero se gasta para obtener bienes de uso con El dinero se invierte con el objetivo de que retorne,
el fin de satisfacer necesidades. y con un incremento.

El dinero cambia de manos dos veces, quedando La mercancía cambia de mano dos veces,
una mercancía en manos de quien originalmente quedando el dinero (acrecentado) en manos de
poseía una. quien originalmente lo poseía.

El reflujo del dinero esta condicionado por su


El reflujo del dinero (el que vuelva a mí alguna gasto, o “inversión”, porque sin ella no es posible
vez) no depende de que lo gaste, sino de que comprar mercancías para venderlas a mayor
produzca más mercancías para vender. precio, origen de la ganancia.

La adquisición de valores de uso para la


satisfacción de las necesidades es el motor del La obtención de dinero es el único motor del
proceso. proceso de circulación del capital.

Los extremos D y D´ son el mismo valor de uso –


dinero- pero de diferente magnitud: el segundo
Las dos mercancías M y M extremos del proceso trae incorporada una cantidad extra, un plusvalor.
son valores de uso distintos pero tienen siempre el En este sentido, el dinero invertido se revaloriza y
mismo valor. ese proceso lo convierte en capital.

Tiene un objetivo fuera de sí mismo: satisfacer El proceso es un fin en sí mismo: gastar dinero
necesidades, que son finitas. para obtener más dinero, es un proceso infinito.
En este último sentido, el contenido objetivo de esa circulación –valorizar los valores invertidos- es a la vez su fin subjetivo,
y el capitalista, dueño del capital, establece como su fin la apropiación creciente de riqueza abstracta. La producción de
valores de uso no es el fin del capitalista o del capital, sino la ganancia, y no la ganancia aislada, sino la ganancia
constante y sistemática que sirve a la reproducción de esa masa de dinero como capital.

Esta característica responde a la circunstancia de que si el dinero-capital no es constantemente reinvertido en el ciclo de


la producción y la circulación, se estanca, cesa su proceso de valorización, y deja de ser tal para volver a ser simple
masa de dinero. El ciclo es un fin en si mismo porque esa es la única forma de reproducir al capital, de valorizarlo.

En MDM el dinero funciona como mediador de las mercancías y desaparece en cuanto ese ciclo se cierra. En DMD, por
el contrario, tanto el dinero como la mercancía aparecen ambos como formas que toma el valor (el capital es dinero y
mercancía); en el movimiento DMD, el valor siempre está en manos de un sujeto, ya sea como dinero o como mercancía.
Y aunque esto también ocurre en MDM, en DMD tiene una particularidad: el simple pasaje del valor entre la forma de
dinero y la de mercancía al valor original le agrega más valor (valorización del valor), cosa que no sucede con MDM. Este
agregado de valor, al ocurrir por su propio movimiento, se denomina “autovalorización”.
Sin embargo, el valor (por ser espectro fantasmal, o gelatina), necesita estar contenido en un objeto, en un valor de uso
que se le reconozca siempre y únicamente como portador de valor: este objeto es el dinero (por eso el dinero es punto
de partida y de llegada del proceso de valorización). Pero el dinero no es la única forma que toma el valor, puesto que
necesita también adoptar la forma de mercancía, de valor de uso, para poder autovalorizarse (por eso el capital necesita
producir para autovalorizarse).

Así, el valor se vuelve valor en proceso de valorización (autovalorización) mediante su pasaje constante entre las formas
de dinero y mercancía: es dinero que crea más dinero (D-D`) a través de pasaje del valor por el estadio mercantil: es D-
M-D` (“formula general del capital”).
La fórmula general del capital, tal como se manifiesta en la circulación, es la siguiente: comprar para
vender más caro.
Contradicciones de la formula general
La formula DMD` contradice el intercambio de mercancías M-M.
En el mero intercambio de mercancías, el dinero oficia de expresión de sus precios, como mediador de su compraventa.
Este intercambio ambas partes pueden resultar beneficiadas porque ambas obtienen la posibilidad de satisfacer
necesidades mediante los valores de uso que adquieren; además, no hay alteración del valor de las mercancías
intercambiadas por el mero hecho de su pasaje de manos: la representación del valor de una mercancía en términos
monetarios (o “precio”) es solo un cambio en la forma de su expresión (una metamorfosis formal), mas nunca en su
magnitud (en la cantidad de trabajo objetivado que posen las mercancías).

En este sentido es un intercambio de equivalentes, con lo cual en el comercio no puede haber, en términos cuantitativos
del valor, ganancia o enriquecimiento para ninguno de los involucrados en el intercambio fuera del simple sobreprecio.
Sin embargo, la economía burguesa plantea que en el intercambio ambas partes dan algo de menor valor y reciben algo
de mayor valor (existe así la ganancia por comercio), siendo el valor algo determinado por la utilidad del objeto y no por
el trabajo que cuesta producirlo, y el comercio una actividad que genera valor –un acto productivo.
El plusvalor, entonces, no se explica por el comercio (ni por las finanzas), o sea, no encuentra raíces en la esfera de la
circulación.

No obstante, siendo la circulación el compendio de todas las relaciones recíprocas o sociales entre los productores de
mercancías, fuera de ella el productor de mercancías esta en relación con ellas solo como objetivaciones del trabajo
humano; y estas objetivaciones solamente pueden convertirse en valores reales al enfrentarse con otras mercancías en
el mercado, en la circulación. Por eso, el productor que no sale de la producción no puede valorizar sus valores o
mercancías más que agregándoles trabajo, es decir, puede valorizar pero no autovalorizar el valor. Para ello necesita de
la circulación, del enfrentamiento con otros trabajos.

Con esto queremos decir que el capital, que debe autovalorizarse, no existe ni solo en la circulación ni fuera de ella, o
bien, ni solo en la producción ni fuera de ella. El capital, si no produce, no existe; si no intercambia lo producido, tampoco.

Compra y venta de fuerza de trabajo


La transformación del dinero en capital no es un proceso que ocurre por el dinero mismo, dado que solo es una forma de
valor de las mercancías. El cambio (recordemos que el cambio es simplemente que el valor se valorice, que el dinero se
haga más dinero) se opera en la compra de la primera mercancía en D-M, pero no en la compra en tanto intercambio
(porque el intercambio de mercancías es un intercambio de equivalentes, todas las mercancías se pagan a su valor de
cambio) sino en el consumo de la mercancía que se compra, en su uso como valor de uso.
¿Y qué mercancía es aquella que con su consumo puede valorizar, es decir, agregar valor, o sea, crear valor? Siendo el
valor nada más que la cristalización de trabajo abstracto, la respuesta es fácil: el trabajo. Y existe la suerte de que el
poseedor de capital puede encontrar fuerza de trabajo en el mercado vendiéndose en forma de mercancía.

Por fuerza de trabajo se entiende las facultades o capacidades físicas y mentales que existen en el cuerpo y alma de un
ser humano y que éste pone en funcionamiento cuando produce valores de uso.

Para que la fuerza de trabajo esté como mercancía disponible para su compra y uso temporal (nunca se enajena para
siempre), debe ocurrir que: su poseedor, el obrero, esté desprovisto de instrumentos y objetos con los que y sobre los
que aplicar su fuerza de trabajo (que esté libre de medios de producción) de manera tal que deba ofrecerla como
mercancía para poder sobrevivir; y que además sea libre de disponer de esa fuerza de trabajo como quiera (que sea un
hombre libre, no un esclavo) para poder cederla a cambio de un salario.

El obrero, entonces, debe ser doblemente libre: como sujeto libre y como trabajador libre de medios de producción. Sin
embargo, la naturaleza no produce hombres con mercancías o dinero y hombres sin ellos: ésta circunstancia necesaria
para la existencia de las mercancías y del capital es una circunstancia socio-histórica, una relación social resultado de
un desarrollo histórico: la división social del trabajo dentro de la sociedad, la división de la sociedad en poseedores y
desposeídos de medios de producción que obliga a los últimos a ofrecer su fuerza de trabajo como mercancía.

Ahora, cuánto vale la fuerza de trabajo: su valor se determina, igual que el del resto de las mercancías, por el tiempo de
trabajo socialmente necesario para su producción (y como el hombre existe constantemente, en este caso será costo
de reproducción): es decir, el costo de la reproducción o supervivencia del trabajador, de los medios de subsistencia
requeridos para que siga viviendo y trabajando. En terminos exactos, “el valor de la fuerza de trabajo se resuelve en el
valor de determinada suma de medios de subsistencia”, si se paga menos que eso por la fuerza de trabajo, ella se atrofia.
Eso con respecto al valor de la fuerza de trabajo, ahora, ¿cuanto vale el trabajo? El trabajo no tiene valor, lo crea.
Entonces, tiene la potencialidad de generar un valor si lo pasivo que es la fuerza de trabajo como mercancía se convierte
en actividad, en trabajo, en producción de valores de uso. Es decir, el valor que se obtendrá saldrá del consumo o uso
del valor de uso adquirido (la fuerza de trabajo), y ese consumo es el proceso de producción de las mercancías, de los
productos que son valores de uso y valores, y de plusvalor. Este proceso ocurre en la producción, no en la circulación.

Sesión 16.Cap. V: “Proceso de trabajo y proceso de valorización”, pp. 215-240

Capítulo V PROCESO DE TRABAJO Y PROCESO DE VALORIZACIÓN

El proceso de trabajo

El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, en el cual el hombre se enfrenta como un
poder natural con la materia de la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos
y las piernas, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le
brinda.

Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es
decir, un resultado que tenía ya existencia ideal.

Los factores simples que intervienen en el proceso de trabajo son: la actividad adecuada a un fin, o sea , el propio trabajo,
su objeto y sus medios.

Cuando el objeto sobre que versa el trabajo ha sido ya filtrado por un trabajo anterior, lo llamamos materia prima.

El medio de trabajo es aquel objeto que el obrero interpone entre él y el objeto que trabaja y que le sirve para encauzar su
actividad sobre este objeto.

En el proceso de trabajo la actividad del hombre consigue, valiéndose del instrumento correspondiente, trasformar el objeto
sobre que versa el trabajo con arreglo al fin perseguido. Este proceso desemboca y se extingue en el producto. Su producto
es un valor de uso, (el obrero es el tejedor, y el producto el tejido).

Los medios de trabajo y el objeto sobre que éste recae, son los medios de producción y el trabajo un trabajo productivo.

Para engendrar un valor de uso, el proceso de trabajo absorbe, en concepto de medios de producción, otros valores de
uso, producto a su vez de procesos de trabajo anteriores.

Los instrumentos de trabajo poseen un trabajo anterior.

Las materias primas pueden formar la sustancia principal de un producto o servir simplemente de materias auxiliares para
su fabricación. Las materias auxiliares son absorbidas por el mismo instrumento de trabajo, el carbón por la máquina a
vapor, el aceite por la rueda, el heno por el caballo de tiro, o incorporadas a la materia prima, para operar con ella una
transformación de carácter material, como ocurre con el cloro que se emplea para blanquear las telas, con el carbón que
se mezcla al hierro, con el color que se da a la lana, etc.; otras veces, sirven para ayudar simplemente a la ejecución del
trabajo, que es lo que acontece con los materiales empleados para iluminar y calentar los locales en que se trabaja.

Un mismo producto puede servir de medio de trabajo y de materia prima en el mismo proceso de producción.

El trabajo devora sus elementos materiales, su objeto y sus instrumentos, se alimenta de ellos; es, por tanto, su proceso
de consumo. Este consumo productivo, se distingue del consumo individual en que éste devora los productos como medios
de vida del ser viviente, mientras que aquél los absorbe como medios de vida del trabajo, de la fuerza de trabajo del
individuo, puesta en acción.

El proceso de trabajo es la actividad racional encaminada a la producción de valores de uso, la asimilación de las materias
naturales al servicio de las necesidades humanas.

El trabajo es común a todas las formas sociales.

El capitalista compra en el mercado de mercancías, los elementos necesarios para un proceso de trabajo: los medios de
producción y la fuerza de trabajo.

El proceso de trabajo, considerado como proceso de consumo de la fuerza de trabajo por el capitalista, presenta dos
fenómenos característicos: el obrero trabaja bajo el control del capitalista, el capitalista se cuida de vigilar que este trabajo
se ejecute como es debido y que los medios de producción se empleen convenientemente sin derrocharlos. La nueva
mercancía es propiedad del capitalista y no de su productor directo, el obrero, porque el capitalista paga el valor de una
jornada de fuerza de trabajo.

Al comprar la fuerza de trabajo, el capitalista incorpora el trabajo del obrero, como fermento vivo, a los elementos muertos
de creación del producto, propiedad suya también.
Sesión 17.Cap. VIII: “La jornada laboral” [§ 1 y 2], pp. 277-291

Capítulo VIII LA JORNADA DE TRABAJO

1. Los límite de la jornada de trabajo

Para hacer nuestras deducciones, partíamos del supuesto de que la fuerza del trabajo se compra y se vende por su
valor. Este valor se determina, como el de cualquier otra mercancía, por el tiempo de trabajo necesario para su
producción. Por tanto, si la producción de los medios de vida del obrero, exige , un día con otro, 6 horas, deberá trabajar
también 6 horas diarias por término medio, para producir su fuerza diaria de trabajo o reproducir el valor obtenido con su
venta. La parte necesaria de su jornada de trabajo asciende, por tanto, a 6 horas y representa, como se ve, siempre y
cuando que las demás condiciones no varíen, una magnitud determinada. Pero esto no nos dice por sí solo cuál sea la
duración de la jornada de trabajo.
Supongamos que la línea a------------b representa la duración o longitud del tiempo de trabajo necesario, digamos 6
horas. Alargando en 1, 3 o 6 horas, etc., el trabajo representado por la línea a--b, obtenemos los tres esquemas
siguientes:
Jornada de trabajo I : a------------b--c,
Jornada de trabajo II : a------------b------c,
Jornada de trabajo III : a------------b------------c,
Que representan tres distintas jornadas de trabajo de 7, 9 y 12 horas, respectivamente. La línea de prolongación b—c
representa la longitud del trabajo excedente . Como la jornada de trabajo es = a b + b c, o sea a b / b c varía al variar la
magnitud variable b c. Las variaciones de ésta pueden medirse siempre por comparación con la magnitud constante a
b.
En la jornada de trabajo I, la proporción es de 1 / 6, en la jornada de trabajo II de 3 / 6, en la jornada de trabajo III de 6 /
6. Además, como la razón tiempo de trabajo excedente / tiempo de trabajo necesario determina la cuota de plusvalía
para obtener ésta no hay más que establecer aquella proporción.
Así, ateniéndonos a nuestro ejemplo, la cuota de plusvalía es, en las tres jornadas de trabajo a que aludimos, del
16,66%, el 50% y el 100% respectivamente. En cambio, la cuota de plusvalía por sí sola no nos diría jamás la duración
de la jornada de trabajo. Así, por ejemplo, aún siendo del 100% la cuota de plusvalía, la jornada de trabajo podría ser de
10 o de 12 o más horas. Aquélla nos indicaría únicamente que las dos partes integrantes de la jornada de trabajo, el
trabajo necesario y el trabajo excedente, eran iguales entre sí, pero no nos diría la magnitud de cada una de ellas.
(pag.177)
La jornada de trabajo no representa, por tanto, una magnitud constante, sino variable. Una de las dos partes que la
integran se halla condicionada por el tiempo de trabajo requerido para la reproducción continua del propio obrero,
pero su duración total cambia al cambiar la longitud o duración del trabajo excedente. Es decir, que la jornada de trabajo
es susceptible de determinación, pero no constituye de suyo un factor deter-minado.

Pero, aun no siendo una magnitud fija, sino variable, es lo cierto que la jornada de trabajo sólo puede oscilar dentro de
ciertos límites. Nos encontramos, sin embargo, con que su límite mínimo es indeterminable. Claro está que reduciendo a
0 la línea de prolongación b c , o sea el trabajo excedente, obtenemos un límite mínimo, a saber: la parte del día que el
obrero tiene forzosamente que trabajar para vivir. Pero, dentro del régimen capitalista de producción, el trabajo necesario
forma siempre, quiérase o no, una parte de la jornada de trabajo, que jamás se reduce ni puede reducirse a este
mínimum.
En cambio, la jornada de trabajo tropieza con un límite máximo, del cual no puede pasar. Este límite máximo se
determina de un doble modo. De una parte, por la limitación física de la fuerza de trabajo. Durante un día natural de 24
horas, el hombre sólo puede desplegar una determinada cantidad de fuerzas. Un caballo, por ejemplo, sólo puede
trabajar, un día con otro, 8 horas. Durante una parte del día, las energías necesitan descansar, dormir; otra parte del día
la dedica el hombre forzosamente a satisfacer otras necesidades físicas, a alimentarse, a lavarse, a vestirse, etc. Aparte
de este límite puramente físico, la prolongación de la jornada tropieza con ciertas fronteras de carácter moral. El obrero
necesita una parte del tiempo para satisfacer necesidades espirituales y sociales cuyo número y extensión dependen del
nivel general de cultura.
Como vemos, las oscilaciones de la jornada de trabajo se contienen dentro de límites físicos y sociales. Pero, unos y
otros tienen un carácter muy elástico y dejan el más amplio margen. Así se explica que nos encontremos con jornadas
de trabajo de 8, 10, 12, 14, 16 y 18 horas, es decir, de las más variada duración.
El capitalista compra la fuerza de trabajo por su valor diario. Le pertenece, pues, su valor de uso durante una jornada, y
con él, el derecho a hacer trabajar al obrero a su servicio durante un día.
Pero, ¿ qué se entiende por un día de trabajo ? Menos, desde luego, de un día natural. ¿Cómo cuánto menos? El
capitalista tiene sus ideas propias en cuanto a esta última Thule, a esta frontera necesaria de la jornada de trabajo.
Como capitalista, él no es más que el capital personificado. Su (pag.178) alma es el alma del capital. Y el capital no tiene
más que un instinto vital: el instinto de acrecentarse, de crear plusvalía, de absorber, con su parte constante, los medios
de producción, la mayor masa posible de trabajo excedente.
El capital es trabajo muerto que no sabe alimentarse, como los vampiros, más que chupando trabajo vivo, y que vive
más cuanto más trabajo vivo chupa. El tiempo durante el cual trabaja el obrero es el tiempo durante el que el capitalista
consume la fuerza de trabajo que compró. Y el obrero que emplea para sí su tiempo disponible roba al capitalista.
El capitalista se acoge, pues, a la ley del cambio de mercancías. Su afán, como el de todo comprador, es sacar el mayor
provecho posible del valor de uso de su mercancía. Pero, de pronto, se alza la voz del obrero, que había enmudecido en
medio del tráfago del proceso de producción.
La mercancía que te he vendido, dice esta voz, se distingue de la chusma de las otras mercancías en que su uso crea
valor, más valor del que costó. Por eso, y no por otra cosa, fue por lo que tú la compraste. Lo que para ti es explotación
de un capital, es para mi estrujamiento de energías. Para ti y para mí no rige en el mercado más ley que la del cambio
de mercancías. Y el consumo de la mercancía no pertenece al vendedor que se desprende de ella, sino al comprador
que la adquiere. El uso de mi fuerza diaria de trabajo te pertenece, por tanto, a ti. Pero hay algo más, y es que el precio
diario de venta abonado por ella tiene que permitirme a mí reproducirla diariamente, para poder venderla de nuevo.
Prescindiendo del desgaste natural que lleva consigo la vejez, etc., yo, obrero, tengo que levantarme mañana en
condiciones de poder trabajar en el mismo estado normal de fuerza, salud y diligencia que hoy. Tú me predicas a todas
horas el evangelio del “ahorro” y la “abstención”. Perfectamente. De aquí en adelante, voy a administrar mi única
riqueza, la fuerza de trabajo, como un hombre ahorrativo, absteniéndome de toda necia disipación. En lo sucesivo, me
limitaré a poner en movimiento, en acción, la cantidad de energía estrictamente necesaria para no rebasar su duración
normal y su desarrollo sano.
Alargando desmedidamente la jornada de trabajo, puedes arrancarme en un solo día una cantidad de energía superior a
la que yo alcanzo a reponer en tres. Por este camino, lo que tú ganas en trabajo lo pierdo yo en sustancia energética.
Una cosa (pag.179) es usar mi fuerza de trabajo y otra muy distinta desfalcarla.
Calculando que el período normal de vida de un obrero medio que trabaje racionalmente es de 30 años, tendremos que
el valor de mi fuerza de trabajo, que tú me abonas un día con otro, representa 1 / 365 x 30, o sea 1 / 10950 de su valor
total. Pero si dejo que la consumas en 10 años y me abones 1 / 10950 en vez de 1 / 3650 de su valor total, resultará que
sólo me pagas 1 / 3 de su valor diario, robándome, por tanto, 2 / 3 diarios del valor de mi mercancía. Es como si me
pagases la fuerza de trabajo de un día, empleando la de tres. Y esto va contra nuestro contrato y contra la ley del
cambio de mercancías. Por eso exijo una jornada de trabajo de duración normal, y al hacerlo, sé que no tengo que
apelar a tu corazón, pues en materia de dinero los sentimientos salen sobrando.
Podrás ser un ciudadano modelo, pertenecer acaso a la Liga de protección de los animales y hasta vivir con olor a
santidad, pero ese objeto a quien representas frente mí no encierra en su pecho un corazón. Lo que parece palpitar en él
son los latidos del mío. Exijo, pues, la jornada normal de trabajo, y al hacerlo, no hago más que exigir el valor de mi
mercancía, como todo comprador.
Como se ve, fuera de límites muy elásticos, la ley del cambio de mercancías no traza directamente un límite a la jornada
de trabajo. Pugnando por alargar todo lo posible la jornada de trabajo, llegando incluso, si puede, a convertir una jornada
de trabajo en dos, el capitalista afirma sus derechos de comprador, y, al luchar por reducir a una determinada magnitud
normal la jornada de trabajo, el obrero reivindica sus derechos de vendedor.
Nos encontramos, pues, ante una antinomia, ante dos derechos encontrados, sancionados y acuñados ambos por la ley
que rige el cambio de mercancías.
Entre derechos iguales y contrarios, decide la fuerza.
Por eso, en la historia de la producción capitalista, la reglamentación de la jornada de trabajo se nos revela como una
lucha que se libra en torno a los límites de la jornada; lucha ventilada entre el capitalista universal, o sea, la clase
capitalista, de un lado, y de otro el obrero universal, o sea, la clase obrera.
CAPÍTULO X
CONCEPTO DE LA PLUSVALÍA RELATIVA
X : Concepto de Plusvalor Relativo LINEA a________b____c Jornada laboral: acTramo ab: tiempo de trabajo necesario
(x horas)Tramo bc: horas de plustrabajo
3. C. X : Concepto de Plusvalor Relativo ¿cómo incrementar el plustrabajo (producción de plusvalor) sin ninguna otra
prolongación o independientemente de cualquier otra prolongación de ac?Corriendo su punto inicial b en dirección hacia:
a___b’______c
4. C. X : Concepto de Plusvalor Relativo• Prolongación de plustrabajo implica la reducción de trabajo necesario. No
implica un cambio en la duración de la jornada laboral, sino su división en trabajo necesario y plustrabajo• La magnitud
del plustrabajo está determinada por una duración dada del día de trabajo y un determinado valor de la fuerza de trabajo.
Pero la magnitud del plustrabajo se obtiene descontando de la jornada laboral total el tiempo de trabajo necesario.• Dada
la duración de la jornada laboral, la prolongación del plustrabajo debe lograrse reduciendo el tiempo del trabajo
necesario, Y NO AL REVES (reducir el tiempo de trabajo necesario prolongando el plustrabajo)
5. C. X : Concepto de Plusvalor Relativo ELEVAR LA FUERZA DE TRABAJOIncrementar la fuerza productiva del trabajo
Trabajadores del Salitre
6. C. X : Concepto de Plusvalor Relativo• PLUSVALOR ABSOLUTO: plusvalor producido mediante la prolongación de la
jornada laboral• PLUSVALOR RELATIVO: se origina de la reduccion del TTSN y la correspondiente variación en la
proporción de las magnitudes de ambas fracciones del día de trabajo. Para reducir el valor de la fuerza de trabajo, el
incremento de la fuerza productiva debe alcanzar a ramas industriales cuyos productos determinen aquel valor y que
conformen, por tanto, el círculo de los medios de subsistencia usuales, o los puedan sustituir.
7. C. X : Concepto de Plusvalor Relativo• La tasa general de plusvalor es afectada únicamente por el proceso en su
conjunto si el incremento de la fuerza productiva del trabajo abarca aquellas ramas de la producción y abarata aquellas
mercancías que entran en el círculo de los medios de susistencia necesarios y que constituyen, en consecuencia,
elementos del valor de la fuerza de trabajo.• EL VALOR DE LAS MERCANCIAS ESTA EN RAZON INVERSA A LA
FUERZA PRODUCTIVA DEL TRABAJO. Lo mismo ocure con el valor de la fuerza de trabajo que está determinado por
valores mercantiles. Por el contrario, el plusvalor relativo está en razón directa a la fuerza productiva del trabajo.
8. C. X : Concepto de Plusvalor Relativo En consecuencia es un impulso inmanente y una tendencia constante del
capital aumentar la fuerza productiva del trabajo para abaratar las mercancías y de este modo al obrero mismoAl
capitalista le esindiferente el valorabsoluto de la mercancíaque produce, SOLO LE INTERESA EL PLUSVALORQUE
ENCIERRA Y QUE SE REALIZA EN LA VENTA.
9. C. X : Concepto de Plusvalor Relativo• En la producción capitalista la economía del trabajo, mediante el desarrollo de
las fuerzas productivas, no persigue reducir la jornada laboral, solo busca reducir el TTSN para producir una
determinada cantidad de mercancías• El desarrollo de la fuerza productiva del trabajo en los marcos de la producción
capitalista persigue el objetivo de reducir la fracción de la jornada laboral que el obrero debe trabajar para si mismo, con
el fin de alargar la otra parte de la jornada durante la cual debe trabajar gratis para el capitalista.

Sesión 18-19.Cap. XIII: “Maquinaria y gran industria” [§ 1-2], pp. 451-480.


Capítulo XIII MAQUINARIA Y GRAN INDUSTRIA

El capítulo 13 de El Capital es decisivo para comprender el desarrollo capitalista, pues nos muestra la especificidad del
proceso de producción capitalista en su máxima realización, es decir, cómo es que se producen las necesidades y
capacidades que, en este caso, suspenden y reemplazan la politicidad comunitaria en un grado máximo. El modo de
orquestar la reproducción de las necesidades de consumo y las capacidades de producción está mediado por el
mercado y no por la voluntad directa de la comunidad; de esta manera es que se suspende la actividad política, pero, en
el capitalismo, es además reemplazada por una lógica ajena al proceso de reproducción social humana y que se impone
transformando desde su interior, desde la transformación técnica del proceso de trabajo, el sentido de esta reproducción.
De manera que conocer el modo en que el capital organiza el sometimiento de la clase obrera para la producción de
plusvalor es decisivo para analizar la realidad en la que nos encontramos situados, pues la complejidad con la que Marx
devela este fenómeno permite además, poder pensar las especificidades que caracterizan, por ejemplo, a América
Latina. Y todo ello en vistas a pensar las posibilidades de una revolución comunista.

El capítulo XIII se nos presenta como un crisol para observar el proceso de producción, reproducción y desarrollo
capitalista.

Marx comienza el análisis de la transformación técnica del proceso de trabajo en una técnica específicamente capitalista,
destacando el carácter de ésta; ante todo es un instrumento para la producción de plusvalor. Por lo tanto, “…debe
abaratar las mercancías y reducir la parte de la jornada laboral que el obrero necesita para sí, prolongando, de esta
suerte, la otra parte de la jornada de trabajo, la que el obrero cede gratuitamente al capitalista. Es un medio para la
producción de plusvalor.”[1]
Desde el desarrollo histórico que supone toda la sección cuarta, nos muestra que, mientras la manufactura revoluciona
el proceso de trabajo tomando como punto de partida la fuerza de trabajo, la gran industria en cambio, toma como punto
de partida, el medio de trabajo. La gran industria es un resultado histórico que toma de los avances en el desarrollo de la
fuerza productiva del trabajo preexistentes, la base sobre la cual se organizará el proceso de trabajo capitalista. El
análisis técnico del proceso de trabajo da cuenta de las implicaciones que resultan de la gran industria. En este sentido
es que Marx nos señala que una historia crítica de la tecnología es necesaria porque “la tecnología pone al descubierto
el comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de producción inmediato de su existencia
y, con esto, asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones intelectuales que surgen de ella.”[2]
La caracterización técnica que hace Marx de la máquina es el siguiente:

Mecanismo motor.
Mecanismo de transmisión. (En la revolución del siglo XVIII, las invenciones y descubrimientos revolucionan
especialmente estos dos componentes de la máquina.)
Máquina-herramienta o máquina de trabajo

Estos elementos que permanecían dispersos en modos de producción premecanizados, en el capitalismo se van
integrando conformando ya no un instrumento, sino propiamente una máquina que dispone de estos elementos para su
funcionamiento, pudiendo entonces integrar múltiples funciones y potenciando así la fuerza productiva del trabajo. Esta
síntesis consumada por el capital venía empero desarrollándose. Mediante la implementación de estos cambios en el
proceso de trabajo el capital hace cooperar de un modo antes desconocido a los trabajadores.
Entonces, la transformación más importante en este período supone una transformación de herramientas del hombre en
herramientas de un mecanismo. Éste es el aspecto decisivo. La división del trabajo al interior del taller es ya
esencialmente tecnológica. Marx nos indica tres momentos en el desarrollo de este proceso:
El desarrollo de la máquina como tal. Una máquina de trabajo, que opera por la combinación de diversas herramientas,
lleva aquí a cabo el proceso total que en la manufactura estaba dividido y se efectuaba de manera sucesiva.
Cooperación de máquinas. En este momento la misma máquina fabrica íntegramente el producto. Aparece como
conglomeración espacial de máquinas de trabajos similares y que operan simultáneamente. Son movidas por un mismo
mecanismo motor y/o están interconectadas por un mismo mecanismo de transmisión.
Sistema de máquinas. Recorre una serie conexa de procesos graduales y diversos, ejecutados por una cadena
de máquinas heterogéneas pero complementarias entre sí. Es muy parecida a la cooperación de la manufactura, con
una diferencia sustancial: "En la producción fundada en la maquinaria queda suprimido este principio subjetivo de la
división del trabajo. Su efectividad se mide por la capacidad de mantener el proceso de trabajo continuo y por la
sustitución de la mano humana para la ejecución de las tareas. A diferencia de la manufactura, donde la participación de
trabajos parciales en la división del trabajo aísla cada momento de la producción, en el sistema de máquinas se
caracteriza esta división del trabajo entre máquinas por un continuo de estos procesos particulares.

La maquinaria en principio se produce para el abaratamiento de las mercancías y el límite en su uso es, por lo tanto, que
cueste menos que el trabajo al que sustituye. Sin embargo, en el capitalismo el principio es mucho más estrecho, puesto
que el capital no paga el trabajo sino la fuerza de trabajo. Por lo tanto, lo que le importa es la diferencia que existe entre
el valor de la misma y el valor de la fuerza de trabajo que reemplaza.
Es por ello que, con la gran industria, se inaugura una época de creciente depredación de la fuerza de trabajo,
introduciendo al proceso laboral a niños y mujeres, y provocando una degradación incluso moral de la familia. El obrero,
en lugar de potenciar sus capacidades, va simplemente cediéndolas a ese mecanismo automático que lo subsume y que
va determinando el modo y los ritmos de su trabajo. Con el desarrollo de la gran industria, el obrero se va especializando
en funciones cada vez más simples convirtiéndose en parte de una máquina parcial. Controla procesos simples y
parciales, ni siquiera conoce el proceso en su conjunto.
Por otra parte, al concentrar a los obreros en una fábrica, el capitalista ahorra en el costo de las condiciones de
producción y se esmera para que éstos sean los menores posibles degradando cada vez más las condiciones de
trabajo: mala ventilación, poca luz, hacinamiento, etc.[3] Todo ello tiende a la degradación siempre creciente de las
condiciones de vida de los obreros. El obrero en el sistema capitalista está condenado a vivir en la miseria.

Relatoría
Las reflexiones que surgen de esta primera parte del capítulo pueden resumirse de la siguiente manera:
- ¿Cómo tendría, entonces, que construirse una historia crítica de la tecnología? Además de la recuperación de la
reflexión que hace Marx, se sugiere ampliar y complejizar esta tarea tan decisiva para la revolución. Un aspecto central
es la subordinación de la ciencia al capital, pues ideológicamente se presenta con un desinterés frente al objeto y en pro
de la humanidad, pero en la realidad tiene un interés muy particular; el de la valorización del valor; por eso es que lo
esconde en un desinterés que se puede caracterizar como “cientificista”, “puramente” centrado en el objeto. Por ello, la
ciencia crítica debe defender, por el contrario, el interés general que mantiene ésta frente al objeto, sin desligarlo de su
contraparte subjetiva, pues su interés por conocer la verdad está en directa relación con el bienestar de la humanidad.

- El capital, al transformar el proceso de trabajo, sometiendo el proceso de reproducción social a las necesidades
de valorización, transforma mediante las fuerzas productivas generales el territorio, amoldándolo a la lógica de la
autovalorización. Los trabajos de Bolívar Echeverría y Jorge Veraza[4] sobre la nación son fundamentales para
comprender su complejidad y la tan afortunada distinción entre la nación natural y la nación capitalista.

- Se discutió respecto a las posibilidades y límites que ofrece la técnica capitalista y que Marx observa no como
una simple dicotomía entre lo positivo y negativo, sino, dialécticamente, como la contradicción que supone el desarrollo
de la fuerza productiva del trabajo bajo la lógica social de acumulación. Por donde, al mismo tiempo que genera la
posibilidad de librarnos del trabajo necesario por el desarrollo del sistema automático de máquinas que potencia el
trabajo, destruye los dos manantiales de toda riqueza; la tierra (naturaleza) y el trabajador. Por ello, es que esta
liberación sólo es una potencia, siempre presente, siempre en lucha, pero no una realización.

- Se destacó la importancia de la lucha de clases en cuanto a la defensa de la vida, concretamente, de la vida


obrera, pues el capital demostró con el desarrollo de la Gran Industria su afán depredador de la fuerza de trabajo al
incrementar de manera monstruosa la intensidad y la extensión de la jornada laboral hasta encontrarse con el límite
natural que opone la naturaleza física corporal del obrero. Los límites a la jornada laboral han significado una respuesta
contenedora de ese carácter depredador del capital.

Sesión 20.El proceso de acumulación del capital”, pp. 691-695.Cap. XXIII: “La ley general de la acumulación
capitalista” [§ 1-3], pp. 759-781.
Capítulo XXIII LA LEY GENERAL DE LA ACUMULACIÓN CAPITALISTA
3.1 Demanda creciente de fuerza de trabajo, con la acumulación, manteniéndose igual la composición del capital

Marx deberá responder aquí por qué la acumulación del capital es aumento del proletariado. Las siguientes premisas nos
ayudan a comprender la respuesta:
o “El acrecentamiento del capital implica el incremento de su parte constitutiva variable, o sea de la que se convierte en
fuerza de trabajo” (Marx, 1867/2000: 759).
o Supone que no cambia la composición del capital. Por lo que “la demanda de trabajo y el fondo de subsistencia de los
obreros crecerán en proporción al capital” (Ibidem)
o El mismo mecanismo del proceso de acumulación impone una relación de dependencia del trabajador hacia el capitalista,
relación de dependencia que es tolerable pues ésta sólo aumenta en extensión.
o Marx nos recuerda la especificidad de la producción capitalista: la valorización del capital. Por lo tanto, el aumento de
los salarios sólo denota la merma cuantitativa del trabajo impago. Un alza del precio del trabajo derivada de la acumulación
del capital supone: o el precio creciente del trabajo se acompaña de un incremento de la acumulación, o la acumulación
se enlentece tras el acrecentamiento del precio del trabajo porque se embota el aguijón de la ganancia. En el primer caso
el incremento del capital vuelve insuficiente la fuerza de trabajo explotable; en el segundo, la disminución del capital vuelve
excedentaria la fuerza de trabajo explotable, o más bien su precio.
o El salario (expresión del precio del trabajo) depende de la acumulación y no es la acumulación la que depende del
salario. “Son estos movimientos absolutos en la acumulación del capital los que se reflejan como movimientos relativos
en la masa de la fuerza de trabajo explotable y parecen obedecer, por ende, al movimiento propio de esta última” (Marx,
1867/2000: 769).

3.2 Disminución relativa de la parte variable del capital a medida que progresa la acumulación y, con ella
la concentración

Ante la pregunta, ¿cómo conforme al incremento del volumen, la concentración y eficiencia técnica de los medios de
producción, estos dejan de ser medios de empleo para los obreros? Hay que considerar las siguientes premisas clave:
o El progreso de la acumulación provoca una revolución en la relación entre masa de los medios de producción y masa
de la fuerza de trabajo; a su vez en la composición variable del valor del capital o su parte convertida en medios de
producción y la que se convierte en fuerza de trabajo.
o “Ya sea condición o consecuencia, el volumen creciente de la magnitud de los medios de producción, comparado con el de
la fuerza de trabajo incorporada a ellos, expresa la productividad creciente del trabajo” (Ibid:772, 773).
o Este incremento de la productividad del trabajo es el desarrollo de la fuerza productiva social del trabajo y presupone la
cooperación en gran escala (Ibid:775). Dicho supuesto sólo es posible mediante elincremento de los capitales
individuales, transformación en propiedad privada capitalista de los medios de producción y de subsistencia, lo cual se
funda históricamente en la acumulación originaria.
o Todos los métodos para acrecentar la fuerza productiva social del trabajo son también métodos para incrementar la
producción de plusvalor o plusproducto, base de la acumulación. Plusvalía relativa es la específicamente
capitalista.
o Con la acumulación crece el número de capitalistas; además, todo capital individual es concentración de los medios de
producción. Pero por las características de la concentración, la acumulación se presenta como concentración de los
medios de producción y como repulsión de muchos capitales individuales entre sí.
o La competencia entre capitales individuales se libra mediante el abaratamiento de las mercancías, la cual depende de la
productividad del trabajo. Los capitales mayores se impondrán sobre los menores. Asimismo se forma el poder del crédito.
Por lo tanto, “al aumentar el volumen, concentración y eficacia técnica de los medios de producción, se reduce
progresivamente el grado en que éstos son medios de ocupación para los obreros” (Ibid:781).

3.3 Producción progresiva de una sobrepoblación relativa o ejército industrial de reserva

En este parágrafo la explicación fundamental debe responder a ¿cómo el ejército industrial de reserva regula la oferta y
demanda de trabajo y, por ello, los movimientos del salario?
o La acumulación de capital implica no sólo una ampliación cuantitativa, sino también un cambio cualitativo de su composición.
Asimismo, como la demanda de trabajo está determinada por la parte constitutiva variable del capital global, “ésta decrece
progresivamente a medida que se acrecienta el capital global en vez de aumentar proporcionalmente al incremento de
éste…” (Ibid:783); pero aparece “como un incremento absoluto de la población obrera que siempre es más rápido que el
capital variable o que el de los medios que permiten ocupar a aquella“ (Ibid:784). En realidad, la acumulación capitalista
genera una población obrera relativamente excedentaria, superflua a las necesidades medias de valorización del
capital.
o Ley de población peculiar al modo de producción capitalista: “La población obrera, pues, con la acumulación del capital
producida por ella misma, produce en volumen creciente los medios que permiten convertirla en relativamente numeraria”
(Ibid:785), la cual es la condición de existencia del modo capitalista de producción.
o El ejercito industrial de reserva crea “el material humano explotable y siempre disponible, independientemente de los
límites del aumento real experimentado por la población” (Ibid:786). Así, con el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo
se incrementa la súbita fuerza expansiva del capital, por lo que es necesario que se pueda volcar súbitamente grandes
masas humanas en los puntos decisivos, sin que la reproducción natural de la población sea un obstáculo.
o “Los movimientos generales del salario están regulados exclusivamente por la expansión y contracción del ejército industrial
de reserva, las cuales re rigen, a su vez, por la alteración de periodos que se opera en el ciclo industrial” (Ibid:793), los
movimientos se determinan por la proporción variable entre el ejército en activo y el ejército en reserva en que se divide
la clase obrera.
3.4 Diversas formas de existencia de la sobrepoblación relativa. La ley general de la acumulación capitalista

o La sobrepoblación relativa adopta tres formas principales: la flucturante, la latente y la estancada.


o Sobrepoblación fluctuante: aunque el número de obreros activos aumenta, éste siempre es en menor medida respecto a
la producción, es aquí en donde aparece este tipo de sobrepoblación.
o Sobrepoblación latente: La baja demanda de obreros rurales, como resultado de la acumulación, decrece, por lo que es la
parte de la población rural que siempre está en vías de metamorfosearse en población urbana o manufacturera.
o Sobrepoblación estancada.-parte del ejército obrero activo, pero sus condiciones de vida están por debajo del nivel medio
normal de la clase obrera. Tienen el máximo de tiempo y el mínimo de salario.
o Finalmente, el pauperismo, sedimento más bajo de sobrepoblación, está compuesto por tres categorías: personas aptas
para el trabajo; huérfanos e hijos de indigentes que en la primera oportunidad se integran al ejército en activo; enfermos,
mutilados, viudas etc.
Por lo tanto, Marx concluye así que entre “mayores sean la riqueza social, el capital en funciones, el volumen y vigor de
su crecimiento y por tanto, también, la magnitud absoluta de la población obrera y la fuerza productiva de su trabajo, tanto
mayor será la pluspoblación relativa o ejército industrial de reserva… Esta es la ley general, absoluta, de la acumulación
capitalista” (Ibid:803).

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