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Las ilustraciones de este número son

obras de Félix Eleazar Rodríguez


(Buenos Aires, 1955), de sus últimas
series en óleo y carbonilla (2003-
2007). Más sobre el autor, en:
www.felixrodriguez.com.ar

Directora
Revista de cultura

88
Beatriz Sarlo
Año XXX • Número 88
Buenos Aires, agosto de 2007 Subdirector
ISSN 0326-3061 / RNPI 159207 Adrián Gorelik

Sumario Consejo Editor


Raúl Beceyro
Jorge Dotti
1 Hugo Vezzetti, El psicoanálisis en el siglo. Quinto
Rafael Filippelli
artículo de la serie “El juicio del siglo”
Federico Monjeau
8 Andrés H. Reggiani, “Culto de las víctimas” y
Ana Porrúa
políticas de la memoria en la Alemania
Oscar Terán
reunificada
Hugo Vezzetti
14 Gonzalo Aguilar, Olvidar a Duchamp
20 Svetlana Boym, Ruinas de vanguardia. De la Diseño:
torre de Tatlin a la arquitectura de papel Estudio Vesc y Josefina Darriba

El cine que no vemos Difusión y representación comercial:


28 Santiago Palavecino, El (in)adaptado caballero Darío Brenman
30 Quintín, Luc Moullet: desventuras de la cinefilia
32 Hernán Hevia, De lado a lado: una guía práctica Distribución: Siglo XXI Argentina
34 Emilio Bernini, Sobre el cambio
35 David Oubiña y Rafael Filippelli, Los pobres: Composición, armado e impresión:
maneras de ejercer un oficio Nuevo Offset, Viel 1444, Buenos Aires.
37 Beatriz Sarlo, Un cine conceptual
38 Raúl Beceyro, El documental es el cine

40 Osvaldo Aguirre, La obra poética de Arnaldo


Calveyra. Niño viejo viruejo de picopicotuejo Suscripción anual
Personal Institucional
45 Pablo Gerchunoff, Portantiero: memoria afectiva Argentina 30 $ 60 $
y biografía intelectual Países limítrofes 20 U$S 40 U$S
Resto del mundo 30 U$S 50 U$S

Punto de Vista recibe toda su


correspondencia, giros y cheques a nombre de
Beatriz Sarlo, Casilla de Correo 39,
Sucursal 49, Buenos Aires, Argentina.

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El psicoanálisis en el siglo Quinto artículo de la serie
“El juicio del siglo”
Hugo Vezzetti

A Jorge Belinsky todo del carácter inmigratorio de la so- las raíces focalizan dos rasgos de una
ciedad urbana, de la fractura con los “subjetividad nacional” que en verdad
I vínculos primarios y el vacío en el ori- preexisten al discurso psicoanalítico.
gen. La Asociación Psicoanalítica Curiosamente, para ese relato de un
La presencia extendida de signos y Argentina lo expone abiertamente: destino argentino, la primera exposi-
emblemas del psicoanálisis en la geo- ción pública del psicoanálisis en
grafía material y simbólica de la ciudad En la Argentina, el descubrimiento de Buenos Aires estuvo a cargo de un chi-
ha hecho pensar que Buenos Aires (y, Freud venía a dar una salida a una so- leno, Germán Greve. Fue en ocasión
por desplazamiento, el país) estuvo ciedad marcada por la inmigración, con
del centenario de la Revolución de
el pasado perdido en Europa, en muchos
desde siempre destinada a cobijarlo. Mayo, en 1910, en el Congreso Inter-
casos amenazante, pero a su vez con la
Algo en la sociedad y la cultura habrían necesidad de reencontrarse con sus orí- nacional Americano de Medicina e
demandado el complemento de un psi- genes, con su historia infantil olvidada Higiene. Freud, que se refiere al hecho
coanálisis entendido sobre todo como y con la posibilidad de poner al descu- en la “Historia del movimiento psicoa-
una hermenéutica focalizada sobre las bierto sus deseos inconscientes. nalítico”, creía que el autor era alemán.
tramas familiares y las filiaciones. En Lo que emerge en ese primer enredo
ese pensamiento, la apelación argenti- En ese mito de los orígenes, el pa- de los comienzos y las nacionalidades,
na al psicoanálisis dependería sobre sado familiar truncado y la pérdida de lejos de los problemas de un Edipo inmi-
gratorio, es otra cosa: un nudo de diver- de las tradiciones de pensamiento en de Erich Fromm. El propósito de
sas identidades, filiaciones, lenguas y las que había nacido esa obra. develar una “Argentina profunda” es-
tradiciones convocadas y desencontradas tablecía una suerte de equivalencia
en la recepción del freudismo. En efecto, entre una tópica de los males escondi-
si un primer problema en el pasaje a un II dos y una apropiación del freudismo
destino argentino era el de la traducción, como hermenéutica de lo latente. En esa
un rasgo cultural (que contradice la im- El psicoanálisis ostenta la cualidad re- exploración resaltan, como ha sido di-
plícita aspiración freudiana a encontrar conocida de apelar a dos públicos: entre cho, las “invariantes”, la densidad de
una recepción en su propia lengua) es que la vía médica (que se extiende a las esencias que sólo se revelan en el es-
casi nunca se lo lee en alemán. El freu- psicoterapias y la salud mental) y la vía pesor del símbolo, pero también la
dismo llega inicialmente en francés: literaria e intelectual. Es sabido, Freud descripción del habla y de la acción,
Germán Greve evidentemente leía a dejó un legado complejo, que desborda gestos, palabras, signos, incluso un pri-
Freud en alemán, pero para destacar, el dispositivo clínico y el saber recorta- mer ejercicio de análisis de la vida
de entrada, que no hay diferencias en- do sobre los malestares de la intimidad. cotidiana. Por otra parte, la condición
tre Freud y Janet. En verdad, no hay Hay más de una paradoja, entre el dis- del intérprete dibuja allí una posición
evidencias de que la lectura que pro- positivo replegado de formación y imposible: en cuanto encarna el desti-
ponía haya tenido algún impacto en las reproducción y el impacto sobre el pen- no que analiza, debe incluirse en esa
2 lecturas argentinas de Freud; y sin em- samiento y los problemas de su tiempo, exploración de las profundidades; jus-
bargo la matriz francesa de recepción o entre el contrato privadísimo de la si- tamente uno de los reproches a
se va a revelar como una característica tuación psicoanalítica (que no debe Sarmiento es que no había ido suficien-
estructural a lo largo del siglo: desde las interesar a nadie más que a los invo- temente lejos en ese autoanálisis: “le
incursiones clínicas y psicopatológicas lucrados) y ese desborde sobre la faltó el coraje de conocerse a sí mis-
de Ingenieros y las notas humorísticas sociedad y la cultura, la moral y la reli- mo”. Pero en la saga de sus precursores
que Aníbal Ponce enviaba desde París, gión, los grupos y la política. La herencia (Sarmiento, Hernández, Hudson)
a las operaciones de lectura que Pichon- freudiana es, entonces, diversa y no se Martínez Estrada exalta otra condición:
Rivière hace de Lagache, y Bleger de deja reducir a un solo linaje legítimo. el exilio y la extranjería; frente a la pa-
Politzer, hasta la importación del En la Argentina, hay una línea reco- rodia del patriotismo, el extrañamiento
lacanismo desde fines de los sesenta. nocible y recurrente de un psicoanálisis aparece como una condición de la po-
En ese sentido, Masotta puede ser si- aplicado a los problemas de la sociedad sición crítica y la rebeldía.
tuado en el desemboque de una y de la cultura. En ella nacen diversas Es claro que hay un desvío básico
tradición bastante larga que parte de se- figuras de intérprete: crítico, moralista en esa versión “radiográfica” del freu-
parar a Freud y al psicoanálisis de o profeta. En esa empresa, ciertos luga- dismo: la distancia respecto de la
cualquier relación con la lengua y la res y algunas preguntas parecen arqueología, que Freud ilustró con el
cultura alemanas. prefigurados, sobre todo en la búsque- análisis de Roma, es la que va del peso
Por otra parte, en el psicoanálisis da de respuestas a una condición social de las determinaciones telúricas y los
oficial, en la institución y la formación que inevitable y originariamente debía símbolos arquetípicos a la dinámica
autorizadas, en Buenos Aires al igual referirse a una dimensión subjetiva, histórica de la represión y el retorno de
que en el resto del mundo, el psicoaná- oscura e intrincada. Pero no es desde lo reprimido. Y sin embargo sería in-
lisis se lee en inglés: la Standard abajo, por las angustias familiares de justo desestimar lo que recibe de una
Edition ha establecido el patrón y en- los contingentes inmigratorios, sino en inspiración freudiana que opera al
carna el resultado exitoso de una la cima de las élites donde aparece la modo de una alegoría: ante todo, la in-
política de la lengua. Ninguna de las demanda que abre un ciclo de análisis tuición de que lo profundo a revelar está
lecturas significativas o influyentes de de una incierta sustancia colectiva. amasado de impulsos y conflictos. Y si
Freud realizadas en la Argentina traba- “¿Qué somos?”, se preguntaba Sar- se quiere pensar ese análisis como el
jó sobre fuentes alemanas. Y esto fue miento y la pregunta sigue resonando comienzo de una serie, lo que resalta
así a pesar de que dos de las tres tra- en una nutrida saga interpretativa, de en ese origen (en relación con la fami-
ducciones castellanas consagradas se A. Álvarez a M. Gálvez y, desde luego, lia, la filiación, las huellas del pasado)
hicieron en Buenos Aires (parcial, la a Martínez Estrada, en quien se desbor- es que no hay familia ni comunidad en
de Ludovico Rosenthal, completa la de da no sólo por el lado de las respuestas la pampa por la combinación de dos
José L. Etcheverry). Pero ninguna de interminables sino, y sobre todo, por la males, matrices de una patología colec-
esas traducciones trascendió el ámbito desmesura del lugar de enunciación: un tiva, que se alternan o se agregan: el
editorial en que el nacieron: ni el cír- yo siempre excesivo anuda la autobio- trauma (agresión externa de lo desco-
culo de los psicoanalistas ni el más grafía (y una suerte de autoanálisis) con nocido e inesperado) y la pérdida, el
amplio de los interesados en el freudis- lo que se presenta como un primer psi- núcleo melancólico que hermana al
mo desde las letras, la filosofía o las coanálisis social de la Argentina: nativo con el inmigrante, todos aplas-
ciencias sociales otorgaron importan- Radiografía de la pampa, retrospecti- tados en esta tierra de desdichas por la
cia a la traducción o, más en general, a vamente presentada por su autor como añoranza de una edad de oro que sólo
los problemas del pasaje y la recepción una obra que se anticipa a los análisis se encuentra en el pasado.
No hace falta decirlo, el psicoanálisis medicina y la literatura se mezclan, se semiología, marxismos.
plebeyo (el que consumían los superponen y están lejos de ofrecer un Si hubo una escuela argentina de
inmigrantes y su descendencia) estaba paisaje armónico o de abonar la tesis psicoanálisis en esos años sus bases no
menos preocupado por esas latencias: del origen esencial. Una tradición psi- estaban en la originalidad de los con-
su foco (como en todo el planeta) era quiátrica progresista y de izquierda ceptos sino en esa apertura hacia la
el sexo, en lo cual coincidía con la busca en el psicoanálisis herramientas sociedad. Pichon-Rivière en Primera
scientia sexualis inventada por la me- de reforma de las instituciones y de la Plana se asociaba a una empresa que
dicina de fines del XIX. Esa inflexión sociedad. Al mismo tiempo, en la ver- levantaba la bandera de lo nuevo: nue-
sexológica estaba ya presente en el tex- sión laxa del psicoanálisis que se va literatura, nuevo cine, nueva política;
to de Greve: un saber y un dominio reinventa en los sesenta ya no hay lu- voluntad de cambio en las institucio-
experto acerca de “traumas” eróticos gar para una hermenéutica de las nes, las dirigencias y las costumbres.
que requiere como fundamento nece- profundidades; tampoco, con alguna Como es sabido, la revista, proyectada
sario un dispositivo para hacer hablar, excepción, para un intérprete olímpico como una herramienta de transforma-
es decir, una psicoterapia, procedi- que se construye como un extranjero o ción, terminó apoyando el experimento
miento reconocido y apropiado en la un exilado. Son los años de la expan- autoritario del general Onganía. Y en esa
renovación clínica de la medicina. In- sión del psicoanálisis en la sociedad y extraña amalgama de cambio y tradición
genieros, inmigrante y miembro de una la cultura: allí nace esa extensa fami- se mostraba un síntoma mayor de un
élite autoconstruida, juega en esta his- liaridad de la disciplina freudiana en el desorden nacional para el que se propu- 3
toria un papel ambiguo. Recibe la paisaje de Buenos Aires. Desde luego, sieron diversas hipótesis interpretativas.
pregunta de Sarmiento para darle una en la primera generación de analistas Algo del tenor hermenéutico retornaba,
respuesta cerrada, clausurada sobre el casi todos son inmigrantes (algunos, a cargo de algunas figuras del psicoaná-
determinismo científico de la “raza ar- como Ángel Garma y Marie Langer lisis, sin el tono desgarrado de las
gentina”, lanzada a un futuro prometedor: además son exilados) o hijos de búsquedas originarias, pero a la vez sin
no hay, para él, males originarios ni inmigrantes, representativos de esa so- el optimismo de los modernizadores a
determinismos que pesen en el pasado. ciedad aluvial que preocupaba a las ultranza.
A la vez, como ninguno de su genera- élites; pero podrían ser exhibidos como La “psicología de la vida cotidia-
ción, asume la tarea de explorar y la demostración palpable del fracaso de na” de Pichon-Rivière retoma a su
divulgar los tópicos que van a convo- las profecías trágicas sobre la pampa y modo la posición de un intérprete de
car la implantación de un freudismo sobre la metrópolis. Ni el pasado de la los sentidos latentes; se enfoca sobre
para las masas (el amor, la histeria, la conquista ni el vacío de las tramas fa- los conflictos en la vida social y extrae
sexualidad, el sueño). Pero en el desliza- miliares inmigratorias parecen imponer su material de las noticias de actuali-
miento a la sexualidad, el problema ya su determinación a un tiempo de cam- dad: inundaciones, violencia social, el
no era la familia o el Edipo generacional, bios. Lo importante es que el nuevo fútbol. La cuestión de las pertenencias
sino la relación imposible del goce con psicoanálisis es mucho más que una y las filiaciones reaparecía esta vez en
las regulaciones de la alianza y la repro- herramienta o un saber técnico: impul- relación con los migrantes internos, el
ducción, es decir, la felicidad de la pareja: sa nuevas prácticas y sobre todo se problema que Gino Germani había
la sexología (que desborda y a la vez in- integra a una formación discursiva puesto en el centro de su interpretación
cluye al freudismo) no sólo reniega del abarcadora, polifónica, con la filosofía sobre la “sociedad de masas” y el naci-
fatalismo y el pesimismo sino que y las ciencias sociales y políticas; pe- miento del peronismo. “Miedo al
acompaña un proceso de moderniza- netra en la sociedad, alimenta los asfalto” es la expresión que condensa
ción y reforma de la moral y las debates públicos y, sobre todo, se inte- un complejo de sentimientos y fantas-
costumbres amorosas y proporciona rroga sobre su función social en un mas en el pasaje del campo a la gran
una versión bastante más optimista que período de cambios. Lo que lo guía no ciudad. Una sugerida “psicología
la expuesta en la literatura del corazón. es la unidad del discurso o la homoge- ecológica” parece igualmente retomar
En esa línea se ubica la enciclopedia neidad de los conceptos, sino cierta esa importancia atribuida al espacio
de divulgación “Freud para todos”, vocación pública que se despliega en (geográfico, social) en la formación y
pergeñada por un inmigrante notable y la universidad, un lugar privilegiado en posición del sujeto privado y social.
esclarecido, el peruano Alberto Hidal- la expansión y el cruce de saberes, un Depresión y alcohol, “sentimiento de
go; todavía en los cincuenta, en la revista marco institucional democrático (que desamparo”, “pérdida de identidad”, la
Idilio, la figura del psicoanalista podía contrastaba con la esclerosis jerárqui- ciudad como “monstruo mitológico lle-
aparecer como un acompañante del con- ca de la asociación psicoanalítica) y un no de seducción y de peligro”. En
sultorio sentimental. lugar de enunciación y derivación ha- Pichon, el cortejo de la melancolía rec-
cia los fines de la reforma en la tifica el humor optimista de los sesenta.
sociedad. Son los años en que un ver- Al mismo tiempo, es fácil ver que ha-
III dadero boom editorial difunde los bla de las condiciones y los efectos del
saberes “psi” integrados a la trama peronismo. O explora, contra el públi-
En los caminos de difusión y circula- discursiva renovada: existencialismo, co, a propósito de Onganía y el Mundial
ción del freudismo en la Argentina, la fenomenología, primer estructuralismo, de Fútbol de 1966, los peores rasgos
de un complejo nacional de identida- y seguridad que la sede de un sufrimien- en lo manifiesto una voluntad
des y filiaciones en las que fútbol, to intolerable que se descarga y desmitificadora, confrontada al mito
política y dictadura se anudan en el “deposita” sobre un líder paradójico: el oficial consolidado en La razón de mi
humor nacionalista, la ficción loco. Trasladado a una concepción de vida: la madre idealizada puede ser la
antimperialista y las identificaciones los grupos sociales, el activismo de la más buena porque no tiene hijos pro-
transferidas sobre el jefe militar. utopía grupalista recubre un fondo trá- pios que desvíen su atención de esa
La familia (un tema ausente como gico (como es sabido, la tragedia función maternal y mediadora entre
tal en la obra de Freud) es un objeto rondaba la vida de Pichon). Si la pérdi- pueblo y Líder. Pero el lugar de Perón,
recurrente en el psicoanálisis argenti- da en el pasado no depende de la simple concluye Langer, es dependiente y sub-
no. Ese sesgo se revela en los trabajos ausencia sino que tiene su origen en la sidiario de ese sostén fantasmático, es
de Pichon sobre locura y familia, en las densidad de una familia demasiado pre- decir de las potencias primarias alber-
innovaciones de Arminda Aberastury sente y si el grupo es en verdad una gadas en el cuerpo materno: el análisis
sobre el niño y los padres en el psicoaná- familia sustituta y correctora, se puede terminaba reforzando el mito. Esa cons-
lisis infantil, en las obsesiones de decir que en ella están a la vez el mal y trucción de los poderes de la Madre
Rascovsky sobre el filicidio y el sacrifi- el remedio. Finalmente, en ese pensa- muerta vale menos por lo que explica
cio materno o en los trabajos de Marie miento las ambigüedades de la familia del primer peronismo que por lo que
Langer sobre sexo y maternidad. En el y el grupo se condensan en el otro gran revela de los efectos de un mito, poste-
4 caso de Pichon, la familia está en el cen- tema de impacto (o de encuentro) del riores al derrocamiento de Perón. En
tro de su renovación clínica del psicoanálisis con la cultura argentina: efecto, esa imago materna (que excede
tratamiento de las psicosis y a la vez le la madre. al peronismo) se ha mostrado extraor-
sirve de modelo para el discurso y el dinariamente eficaz en la consolidación
movimiento de los “grupos operativos”, En el círculo psicoanalítico argentino, de filiaciones e identidades, fantasmas
una suerte de utopía de “familiarización” que es el de Pichon-Rivière y Langer, y acciones; anida en la Santa protecto-
de las relaciones sociales, trasladada a la doctrina edifica un psicoanálisis de ra tanto como en la deidad impiadosa y
la gran ciudad. Como es sabido, a tra- base materna sostenido en la recepción vengativa que sostenía la acción revo-
vés de las escuelas de psicología social, del kleinismo. Ya en la “psicología lucionaria del peronismo montonero.
nació una suerte de movimiento (el ecológica” de Pichon, en las referen-
único probablemente) que trasladaba di- cias a la tierra y el pago, en el fondo
rectamente una enseñanza y una acción melancólico, la pérdida originaria es IV
del psicoanálisis a la sociedad, por fuera interpretada según el modelo de la se-
de la institución psicoanalítica y de la uni- paración respecto del cuerpo materno. Como se ve, peronismo y psicoanálisis
versidad. Por otra parte, en el paradigma Con Marie Langer (como con Pichon establecen una perdurable asociación
pichoniano la eficacia del vínculo y del o Bleger) el psicoanálisis social y polí- que emerge en casi todos los que han
grupo no podía separarse de su “teoría tico ha perdido la frescura de los buscado una interpretación de las fallas
de la enfermedad única” que situaba a la comienzos: ahora pesan las doctrinas. latentes en la sociedad argentina moder-
depresión (la primera, “protodepresión”, Y sin embargo algo novedoso aparece na. Sólo puedo enunciar las estaciones
situada en el origen: el trauma de naci- en un primer encuentro con el de un itinerario y algunos tópicos. El
miento) como un núcleo fundamental de peronismo a través de los análisis de peronismo revela los males profundos
toda la psicopatología. Langer sobre Eva Perón. La primera de la nación o bien ofrece sus figuras y
“Familiarismo” y melancolía, los condición, es la renuncia a la neutrali- sus mitos para la exploración de un tor-
núcleos mayores del paradigma dad política, que había sido un dogma tuoso inconsciente nacional. Sus
pichoniano parecen recuperar algo de y una moral en la primera generación formaciones no ofrecen una figura úni-
esas preocupaciones por el origen que psicoanalítica. En el análisis de Marie ca o una materia homogénea: son, como
nutrieron el ensayo de interpretación Langer sobre los “mitos de Eva Perón” se vio, los mitos familiares encarnados
sobre la Argentina y a las que Martínez el problema es la “madre mala”: una en el cuerpo trágico de Eva Perón o los
Estrada supo darle un tono desgarrado. falla originaria, un agujero en toda vi- miedos encarnados en los “cabecitas
En sus análisis sobre los migrantes re- sión armónica del mundo familiar negras”; puede ser el populismo abor-
suenan los viejos temas del desarraigo, infantil (un tópico fundante del para- dado como una estructura subjetiva de
de las fallas en el pasado, de las histo- digma kleiniano) es transpuesto como desconocimiento o los fantasmas de un
rias quebradas o embrolladas. Pero en una clave en la interpretración de las Padre despótico, Perón, entre la guerra
Pichon la relación de la familia con la latencias del peronismo y por extensión y la sangre. La saga es larga y segura-
locura carece del trasfondo de ideali- de la sociedad argentina. Y lo signifi- mente omito a alguien: Pichon y Marie
zación de la infancia y la madre que cativo es el foco en las representaciones Langer, Germani, de Ipola y E. Laclau,
resuena en nuestros clásicos (de Sar- conflictivas de Eva Perón, sobre todo L. Rozitchner.
miento a Martínez Estada): es la familia la imago de la madre devoradora es- De Langer a Germani se produce un
presente, más que la ausente, la que condida detrás de la servidora de los desplazamiento, tanto del abordaje como
domina en esa trama alienada. La fa- humildes. No me propongo volver so- del objeto; retorna (vía Erich Fromm)
milia es menos una fuente de protección bre ese análisis más que para señalar el freudismo clásico, de base paterna: el
problema del peronismo es el Líder y su complejo de necesidades psíquicas, miento de su tiempo, y por unos años
relación con la masa. Hay dos cuestio- sentimientos e identificaciones que produce una trama novedosa que cruza
nes en la apropiación del psicoanálisis construyeron un consentimiento activo el psicoanálisis con objetos y problemas
culturalista, a partir del propósito gene- de masas, estuvo dominada, en la vi- que nutrían la experiencia intelectual y
ral de indagar los componentes subjetivos sión de Germani, por tópicos ajenos a estética en la literatura, las artes plásti-
de la crisis argentina. Por un lado, nue- los del fascismo tradicional. Las expe- cas y la arquitectura, las vanguardias y
vamente, la familia argentina, esa riencias totalitarias respondían a la historieta. Si pudo ocupar ese lugar
construcción problemática que había pre- necesidades psicológicas asociadas a la único y prolongarlo de los sesenta a los
ocupado a Alberdi, a los positivistas y los restauración del orden, las jerarquías y setenta, hay que buscar las condicio-
higienistas. En la nueva sociedad urbana la sobrecompensación de vivencias de nes que lo hicieron posible en las
de masas, la transición de la familia “tra- inseguridad y humillación, y consi- interconexiones de una obra compleja,
dicional” a la “moderna” resume la guientemente desplegaban sus mitos de al menos hasta que se recluye como jefe
dirección general del cambio caracteri- la superioridad nacional y racial; pero de escuela. Un tópico en su impacto
zado objetivamente por el desarrollo la subjetividad social del peronismo, a sobre la cultura intelectual, en ese artí-
industrial y la urbanización. Por otro, las partir de su base popular, debía sostener- culo germinal publicado en Pasado y
condiciones y los obstáculos, básica- se en un imaginario reivindicativo, que Presente, es que el camino anunciado
mente subjetivos, que han impedido la incluía la conflictividad de clases como apunta al diálogo del psicoanálisis con
formación de una sociedad democráti- 5
ca integrada. No hay que decirlo, los
dos problemas convergen en el proble-
ma mayor: el peronismo. La proyección
modernizadora parece referirse a los
efectos, tardíos en la Argentina, de cier-
tos tópicos propios de la posguerra: la
conquista de una libertad interior que
vendría a ser el mejor reaseguro contra la
tentación totalitaria. La voluntad refor-
mista quedaba asociada necesariamente
a la renovación ideológica y cultural de
la sociedad peronista, tema sobre el cual
Germani expone sus tesis conocidas. La
crisis de la familia, sobre la que se in- un componente necesario. La rectifica- el marxismo, en este caso, a las correla-
sistía desde mucho antes a partir de un ción no era menor, y venía a decir que ciones posibles entre inconsciente
tratamiento básicamente moral, era no era aceptable la explicación que ape- individual e inconsciente social. En efec-
considerada ahora en el marco del im- laba a la “demagogia” de Perón, sin to, cuando Masotta enuncia el problema,
pacto de los cambios económicos y advertir que ésta debía ser explicada el “inconsciente en los fundamentos de
sociales. El patrón tradicional (autori- tomando en consideración el estado la filosofía”, la filosofía es el marxismo
tarismo paterno, subordinación de la psíquico de las masas. Lo más sorpren- y el objetivo, su radical renovación. Pero
mujer y de los jóvenes) se trasladaba a dente es que situaba el éxito más el nuevo paradigma estructuralista im-
la relación política con el Líder. perdurable y consistente del peronismo ponía un cambio en el corpus: no Freud
Germani, intérprete del peronismo, en el terreno de la psicología social, sino Lévi-Strauss, Althusser y Lacan. Lo
destaca las condiciones subjetivas y antes que en el de la economía o la po- más productivo en ese primer encuen-
propone una suerte de psicoanálisis lítica. tro con Lacan es que se trataba menos
social y político que debe revisar las de instituir una ruptura con el “psicoa-
tesis clásicas de Fromm sobre el totali- nálisis existencial” de los comienzos o
tarismo. El problema es siempre dar V de seguir el camino de la “razón dialé-
cuenta de una forma de liderazgo sos- ctica” sartreana en su apropiación del
tenida en el contacto directo del líder El lugar de Masotta en este itinerario se marxismo; el problema mayor era el
con la masa, es decir, un modo especí- desprende de las condiciones señaladas estatuto del inconsciente y lo que que-
fico de identificación social. En ese en el caldo de ideas y esperanzas de la daba destacado, en la correlación con el
marco, la “participación” se revela cultura de los sesenta. Figura bisagra, lenguaje y los códigos, era sobre todo la
como una noción ambigua, política y favorece la ruptura del monopolio de la apertura a lo social y la historia.
psicológica, en la medida en que des- asociación psicoanalítica oficial a la vez Como es sabido, la trayectoria de
cansa en una esfera de sentimientos y que inaugura un repliegue ortodoxo so- Masotta terminó absorbida por los fi-
pulsiones que, como todo afecto, pue- bre un lacanismo de escuela. Conciencia nes de una nueva institución, una política
de inducir a engaño. Pero el modelo de y estructura muestra el precipitado de del psicoanálisis que en sus efectos mos-
Fromm debe ser rectificado: la psico- múltiples referencias y proyectos, en la tró los límites de un repliegue parroquial.
logía social del peronismo, es decir el intersección de las corrientes de pensa- Una de las paradojas de esta historia lar-
ga del psicoanálisis en la cultura es que El camino inicial de De Ipola es bas- liberada del vocabulario y el campo de
fue por la acción de un hombre venido tante típico de los primeros setenta, ya problemas abierto por Althusser, se pro-
del campo intelectual, no de la corpora- que llega a Lacan a través de Althusser yecta entonces a un espacio de teorización
ción analítica, que se arribó a una y en relación con el problema de la abierto e incierto.
reorganización de ese campo de ideas, ideología; en sus primeros trabajos, el
de un modo que terminaba favorecien- peso mayor recae en el paradigma Subjetividad y psicoanálisis, marxismo
do el divorcio del lacanismo respecto de estructuralista, es decir, en las funcio- y peronismo: son algunas palabras cla-
la cultura intelectual. En el fermento de nes de desconocimiento propias de lo ve en la extensa y sostenida empresa
los sesenta nacen o se implantan obras imaginario y en la eficacia simbólica, de escritura de Rozitchner. Quiero de-
que se cruzan con el psicoanálisis, en la aun cuando se refiera al psicoanálisis tenerme en algunas consecuencias de
filosofía y el marxismo, las ciencias so- en el marco de una crítica de las tesis la apropiación de Freud y del psicoa-
ciales, la semiología, la crítica literaria, althusserianas. Distanciados de esos nálisis como un ingrediente esencial de
pero sólo algunas anudan relaciones per- comienzos, vienen después los usos una filosofía y una analítica de la his-
durables con el discurso freudiano o más originales: atenuadamente en el toria reciente. En principio, en el marco
lacaniano. En general, se produce un trabajo sobre la “bemba” y explícita y teórico, reiterado ad nauseam, retorna
cruce curioso: algunos intelectuales se audazmente en el ensayo sobre Borges una versión exasperada del Edipo clási-
convierten al psicoanálisis (que no es lo y la política. En el análisis de los ru- co, que se convierte en un motivo
6 mismo que apropiarse de él para un tra- mores carcelarios, el psicoanálisis fundamental de su freudismo: la intermi-
bajo de pensamiento), adoptan una parece proporcionar no sólo una ma- nable presencia de un Padre despótico,
afiliación y una identidad lacaniana y se triz de abordaje de lo latente en el afincado en los pliegues del inconsciente
concentran en la formación o en la cura: discurso, sino una posición de distan- y prolongado en la familia y las institu-
es el camino de Masotta, que otros han ciamiento en una experiencia atípica. ciones, que se presenta como el obstáculo
seguido. Los años negros de la dictadu- Por una parte, el modelo de la interpre- mayor a toda acción de transformación
ra sólo consolidaron un proceso de tación de los sueños le aporta el política. Las fuentes son explícitas: el
fragmentación de ese espacio en diver- concepto de “elaboración secundaria” Edipo freudiano leído en clave de la dia-
sas capillas, divididas por diferencias del sueño y el equivalente, en esa ma- léctica del Amo y el Esclavo, con el
inescrutables para los ajenos al campo. teria esquiva, de los procesos de agregado de las tesis sobre la identidad
Por fuera de la afiliación y de la insti- censura y deformación. Por otra, en el de la política y la guerra, extraídas de von
tución, otros mantienen esa relación de nivel de lo propiamente reprimido, po- Clausewitz. Hay un interlocutor privile-
uso, de libre apropiación intelectual de día insinuar, en un análisis inconcluso, giado: el sujeto de izquierda, más
Freud y Lacan y buscan mantener un lo que emerge ocultándose, lo que re- precisamente el revolucionario (de Ipola
diálogo con la cultura intelectual y po- torna y en lo que se revela un sujeto: lo lo señalaba en un texto que disecaba en
lítica real de la castración y la muerte. Esa él un “dispositivo de enunciación”).
¿Qué queda del diálogo posible del posición, la condición de un lugar de Una filosofía totalizadora de la histo-
marxismo y el psicoanálisis? Como cor- analista, lo distancia de los mitos y las ria y del sujeto, destinado a superarla y
pus de conceptos, a partir de Althusser efusiones de la militancia revoluciona- culminarla, interviene en el interior de
se consumaba un desplazamiento de ria y le permite un análisis del discurso un “guevarismo” filosófico, que no di-
Freud a Lacan. La convergencia de Marx que reúne las condiciones de su pro- simula sus aristas críticas. De “La
con Freud parecía una empresa agotada ducción social con el descubrimiento izquierda sin sujeto” (1966), hasta el
teórica y políticamente desde mucho de un trasfondo trágico. libro sobre Perón, se ha mantenido en
antes, aunque todavía llegaba a Buenos En el ensayo especulativo sobre una relación de fidelidad y al mismo
Aires, tardíamente, a través de la obra Borges y la filosofía política, retoma a tiempo de crítica con esa tradición que
de J. Bleger. Esa línea que Masotta aban- Lacan allí donde había empezado exaltaba el componente subjetivo como
donó en los setenta, la exploración de Masotta, en el Seminario sobre “La el factor decisivo de la acción revolu-
un inconsciente de la política con nuevas carta robada”. Borges es la materia de cionaria. En verdad mantiene una
herramientas conceptuales provenientes un análisis literario y una excusa para relación compleja con esa tradición: en
del lacanismo, reaparece, dispersa y se- esbozar un pensamiento innovador so- principio, porque muchas de sus admo-
parada del discurso de la institución, en bre la teoría política. Podría haberse niciones sobre las trampas de la
algunos trabajos de Emilio de Ipola. Pa- limitado, como Masotta, a reproducir la subjetividad podrían ser aplicadas a las
ralelamente, a contrapelo del lacanismo matriz lacaniana para mostrar la deter- simplificaciones moralizantes con que
dominante, la empresa solitaria e intrans- minación constituyente del orden Guevara había planteado el tema del
ferible de León Rozitchner ha podido simbólico. En cambio propone una lec- “hombre nuevo”; pero además porque
mantener la amalgama de un “marxo- tura, desviada de las fórmulas sus señalamientos sobre el elitismo, las
freudismo” a la argentina. Lo que puede escolásticas acuñadas por los círculos ilusiones y el “delirio” político de las
decirse de ambos aquí y ahora, en los lí- locales, capaz de reunir a Lacan con izquierdas, lanzados contra la guerrilla
mites estrechos de este recorrido, se Castoriadis para plantear el problema de argentina, podrían aplicarse sin mayo-
enfrenta a una producción que permane- la innovación y la creación en la acción res revisiones a la desgraciada aventura
ce abierta en sus efectos. política. La cuestión de la subjetividad, del Che en Bolivia.
En la interpretación y la denuncia No ha habido, entonces, un destino pre- de Ipola, Emilio, Ideología y discurso po-
del peronismo de izquierda hay una cla- fijado ni una fisonomía uniforme para pulista, México, Folios, 1983. “León
ve fundamental de los fracasos de una el psicoanálisis en sus diversos cruces Rozitchner: la especulación filosófica como
acción revolucionaria que, mientras con la cultura argentina. La pregunta política sustituta”, Punto de Vista, 28, no-
viembre de 1986. “El enigma del cuarto.
pensaba en Cuba, establecía en verdad por la presencia extendida de Freud y
Borges y la filosofía política”, Punto de
sus lazos de identificación y sus com- Lacan en este rincón del planeta no tie- Vista, 33, septiembre 1988.
promisos libidinales con Perón, es decir ne una respuesta simple y, sobre todo, Germani, Gino, Política y sociedad en una
con un Amo equivocado. En fin, en esa no puede ser referida a una clave del época de transición, Buenos Aires, Paidós,
focalización sobre Perón de los males ser nacional. El legado freudiano, a lo 1962.
de la izquierda y de las trampas de la largo del siglo XX, se ha mostrado ca- Langer, Marie, “El niño asado y otros mi-
política retorna la herencia de Martínez paz de impactar tradiciones y tos sobre Eva Perón”, en Fantasías eternas
Estrada, sobre todo en ciertos rasgos de disciplinas muy diversas, de la medici- a la luz del psicoanálisis (1957), Buenos
posición y de estilo: el tono profético, na y la psicología a la filosofía, las Aires, Hormé, 1966.
Martínez Estrada, Ezequiel, Radiografía de
el gusto por la predicación, el lugar de ciencias sociales y los estudios litera-
la pampa (1933), edición crítica de Leon
ajenidad respecto de los males que de- rios. La matriz lacaniana, desde mitad Pollmann, México, FCE, 1996.
nuncia. Si la pregunta “¿quién de de los sesenta, ha impregnado una zona Masotta, Oscar, “Roberto Arlt, yo mismo”
nosotros escribirá el Facundo?” tiene de la escritura narrativa y poética, con (1965), en Sexo y traición en Roberto Arlt,
algún sentido, Rozitchner ya la ha res- efectos igualmente diversos. Si algo Buenos Aires, CEAL, 1982. Conciencia y 7
pondido en su ensayo implacable sobre puede decirse, como un juicio más ge- estructura, Buenos Aires, Jorge Alvarez,
Perón, un retrato desbordado y arbitra- neral, sobre esa penetración extendida 1968.
rio, que busca condensar un ciclo del psicoanálisis, es que lo ha hecho Pichon-Rivière, Enrique; Quiroga, Ana, Psi-
histórico en un personaje. Libro impo- menos como dispositivo de saber que cología de la vida cotidiana (1970), Buenos
Aires, Nueva Visión, 1985.
sible (se entiende que casi no haya como un ingrediente productivo en una
Rozitchner, León, “La izquierda sin suje-
suscitado lecturas), a su modo revela- trama discursiva descentrada, una suer- to”, La rosa blindada, 9, septiembre de
ba, hace casi treinta años, mucho antes te de ensayo mutiforme y abierto, que 1966. Freud y el problema del poder, Méxi-
del clima de revisión y autocrítica de puede ser recorrido como un corpus que co, Folios, 1982. Perón: entre la sangre y
la militancia revolucionaria, dos pro- borra las funciones de autor y los el tiempo. Lo inconsciente y la política,
blemas centrales, todavía vigentes, para alineamientos disciplinares o de escuela Buenos Aires, CEAL, 1985.
dar cuenta de la catástrofe de la violen- y en el que resaltan las formas comple- Sigal, León, “La radiografía de la pampa:
cia política y el terrorismo de los jas de una apropiación en acto. un saber espectral”, en Martínez Estrada, E.,
setenta. Por un lado, señalaba la alie- Radiografía de la pampa, edición crítica,
op cit.
nación subjetiva en esa voluntad
Vezzetti, Hugo, “Isabel I, Lady Macbeth,
revolucionaria que pretendía sostener- Eva Perón”, Punto de Vista, 52, agosto
se en una exaltación de un sujeto cuyos Bibliografía básica 1995. “Las promesas del psicoanálisis en
resortes al mismo tiempo desconocía. la cultura de masas”, en Devoto, F.; Made-
Por otro, veía en el peronismo una cla- Asociación Psicoanalítica Argentina, “His- ro, M. (comp.) Historia de la vida privada
ve latente y opaca de la masacre toria de APA”, en http://www.apa.org.ar/ en la Argentina, tomo III, Buenos Aires,
sobrevenida a partir de 1976. insti_02.php). Taurus, 1999.
“Culto de las víctimas” y políticas de la memoria
en la Alemania reunificada

Andrés H. Reggiani

8
1968. Estos acontecimientos expresan
un fenómeno reciente y de mayor am-
plitud al cual se refería Habermas en la
cita que encabeza el presente artículo,
cuando hablaba de la “nueva intimidad
entre la política y la cultura”, y que en
el caso particular que nos ocupa podría
traducirse como el de hacer política a
través de la memoria.

La política de la memoria,
de los sesenta a los noventa

Los ataques contra cementerios judíos


de la República Federal Alemana en
1959, los procesos contra Adolf Eich-
mann y el personal de los campos de
concentración en la primera mitad de
los años sesenta, la movilización de la
izquierda extraparlamentaria y el triun-
fo electoral de la socialdemocracia en
la segunda mitad de esa década marca-
La nueva intimidad entre política y cultura representa un arma de doble filo para
ron un hito en la cultura política de la
los políticos. Pues, por un lado, amplía el espacio para una política simbólica, con
la que pueden compensarse casi sin costos las frustraciones surgidas en otros luga-
Alemania de posguerra. Convenciona-
res. Pero, por el otro, el “sentido”, como medio de la cultura, constituye una materia lismos y tabúes de la década preceden-
que tiene su propia lógica, que no sólo no puede acrecentarse a voluntad, sino que te, como la tendencia a la autocompa-
tampoco consiente que se le dé cualquier forma. sión, la complacencia, el anticomunis-
Jürgen Habermas, Necesidad de revisión de la izquierda mo y el silencio sobre el período
1933-1945 quedaron expuestos a la
Con la consigna “A cada uno lo suyo”, la consiguiente proliferación de sitios sospecha de las nuevas generaciones.
la misma que fuera desplegada en el de conmemoración específicos, así co- Aun cuando albergase imágenes este-
portal de ingreso al campo de concen- mo la evocación pública de los sufri- reotipadas del nazismo, la protesta es-
tración de Buchenwald, el semanario mientos padecidos por los “alemanes tudiantil escenificó un ajuste de cuen-
Der Spiegel titulaba una nota publica- corrientes” durante la Segunda Guerra tas público –y privado, dentro de la fa-
da sobre los cambios en la memoria tras Mundial, ponen de manifiesto la gra- milia– con la hasta entonces dominante
la reunificación de Alemania.1 La mul- dual fragmentación del relato que, cen- aversión colectiva a enfrentarse con la
tiplicación de demandas de reconoci- trado en el genocidio judío, había con-
miento y reparación de distintos gru- figurado el rasgo esencial de la concien- 1. Stefan Berg y Henryk Broder, “Jedem das Sei-
pos de víctimas de la dictadura nazi, y cia histórica de Alemania después de ne”, Der Spiegel, Nº 2, 2004, pp. 128–34.
responsabilidad de Alemania en el na- nión de expertos y organizaciones de tableciera una jerarquía, habida cuenta
cionalsocialismo. la sociedad civil, los críticos señalaron de que no todas las organizaciones de
Esta revisión de la historia nacio- lo inadecuado de una imagen de incon- víctimas gozaban de la misma legiti-
nal sentó las bases de la actual cultura fundible filiación cristiana para repre- midad social ni poseían igual capaci-
del recuerdo institucionalizado y co- sentar a las víctimas de las guerras mun- dad de negociación frente al poder po-
mercializado. Dos rasgos merecen des- diales. Además, denunciaron el carác- lítico? El problema se complicaba aún
tacarse de este proceso. En primer lu- ter ambiguo y “nivelador” del nuevo más con las demandas de aquellos que,
gar, la centralidad del nacionalsocialis- epígrafe de la imagen, cuya referencia habiendo sufrido la guerra, considera-
mo como hito insoslayable de la “A las víctimas de la guerra y la vio- ban que no habían recibido un recono-
historia alemana y estigma indeleble de lencia estatal” sugería una reconcilia- cimiento justo, ya se tratase de una res-
la identidad nacional. Ello se tradujo ción simbólica que amalgamaba de ma- titución material o una compensación
en una lectura crítica del pasado que, nera implícita a judíos, gitanos, homo- simbólica que los incorporase a la me-
desde el marxismo dogmático de la sexuales, víctimas del programa de moria colectiva. Tal era el caso de los
Alemania comunista a la historia social eutanasia y de la resistencia antifascis- desertores y los alemanes expulsados
de la República Federal, postulaba, con ta con miembros de las fuerzas arma- de Prusia Oriental, las repúblicas bálti-
énfasis distintos, las continuidades his- das y las organizaciones nazis y vícti- cas y los Sudetes (volveremos sobre es-
tóricas entre el Segundo Imperio, la dic- mas civiles de las acciones de guerra. ta cuestión más adelante). La actitud
tadura nacionalsocialista y la Alema- Ante la ola de protestas, en noviembre ambivalente del gobierno frente a las 9
nia (occidental) de posguerra. En se- de 1993 el gobierno federal agregó una nuevas exigencias de reconocimiento
gundo lugar, la jerarquización del lista detallando los distintos grupos de quedó reflejada en las declaraciones del
genocidio judío –episodio a la vez sin- víctimas en una placa colocada fuera diputado socialdemócrata Wolfgang
gular por su escala y método de imple- del recinto que aloja la estatua. Thierse, en 2004 presidente del Bun-
mentación, y paradigmático en tanto ar- destag y miembro del comité patroci-
quetipo del crimen contra la humani- nador del Monumento del Holocausto.
dad– como criterio definitorio por “Lobbies de víctimas” y Interrogado por la prensa sobre su po-
excelencia del período 1933-1945. Es- competencia de memorias sición frente a la multiplicación de de-
ta comprensión del pasado también se mandas de conmemoración, respondió:
plasmó en la transformación de los En Berlín existen hoy una veintena de “No voy a construir un segundo mo-
campos de concentración situados en lugares de memoria –terminados, en ví- numento, yo sólo soy el jefe de obra
territorio alemán (Buchenwald, Da- as de construcción o proyectados– des- (Bauherr) del Monumento del Holo-
chau, Ravensbrück, Bergen-Belsen, tinados a recordar el nacionalsocialis- causto”.
Sachsenhausen, Mittelbau-Dora, mo. Más de la mitad evocan grupos es- Estas declaraciones reflejaban la
Neuengamme) en los primeros lugares pecíficos de víctimas. De todos ellos, aprehensión con que muchos percibí-
de la memoria nacionalsocialista. el Monumento de los Judíos Asesina- an lo que el mismo Thierse calificó co-
Tras la reunificación, la ciudad de dos de Europa, o Monumento del Ho- mo “lobby de víctimas”. Por ese enton-
Berlín se apresuró a dejar atrás la divi- locausto, constituye hasta ahora el pro- ces ya contaba con aprobación guber-
sión impuesta por la Guerra Fría para yecto más ambicioso. Sentó un prece- namental la construcción de un
convertirse en el lugar central de la me- dente para otros grupos que aspiran a memorial de las víctimas homosexua-
moria de la nueva Alemania. La desa- obtener un igual reconocimiento de su les de la dictadura nazi, proyecto aus-
parición del muro y el estado comunis- condición de colectividades persegui- piciado por la comisión de política co-
ta fue seguida por una plétora de nue- das, y en consecuencia, con derecho a munitaria y antidiscriminatoria de la
vos emprendimientos conmemorativos. ser recordadas públicamente –y com- fracción verde del Bundestag. Esta pro-
El más polémico de ellos fue la restau- pensadas materialmente. Factor esen- puesta tenía un carácter moderado en
ración de la Neue Wache, llevada a ca- cial en toda política de conmemoración, la medida en que no buscaba competir
bo por el gobierno de Helmut Kohl en el imperativo de la “visibilidad” del si- con otros grupos de víctimas a través
el ambiente de euforia que acompañó tio fue reconocido explícitamente por de una suerte de homologación de la
la reunificación (octubre 1990) y el la impulsora del proyecto, Lea Rosch, memoria.3 Más problemática para las
triunfo de la democracia cristiana en las quien a fines de 1988 inició la campa- 2. La Neue Wache fue construida en 1881 por
primeras elecciones nacionales (di- ña para la construcción de un monu- Karl Friedrich Schinkel y reacondicionada des-
ciembre 1990).2 La decisión tomada a mento “que no pueda pasar desaperci- pués de la Primera Guerra Mundial por Heinrich
comienzos de 1993 de reacondicionar bido”. Ya antes de que se concluyera Tessenow. En 1931 el gobierno socialdemócrata
de Prusia la transformó en monumento a los caí-
el memorial colocando en su interior la obra algunos se preguntaban ¿los dos en la guerra de 1914–1918. Más tarde, bajo
una reproducción ampliada de la Pietà otros colectivos, como los Sinti y Ro- las dictaduras nazi y comunista, el sitio fue re-
–la pequeña escultura de Käthe Koll- ma (gitanos), los homosexuales, los vestido de los símbolos y consignas propios de
witz en homenaje a los muertos en la Testigos de Jehová y las víctimas del estas ideologías.
3. Otro factor, no enunciado, facilitaba la gestión
Primera Guerra Mundial– desató un es- programa de eutanasia tendría cada uno política de las demandas de este colectivo espe-
cándalo. En su rechazo de una medida su lugar de memoria propio? Y en ese cífico. Pocos fueron los sobrevivientes de las
que no había tenido en cuenta la opi- caso, ¿no existía el riesgo de que se es- 50.000 personas condenadas a prisión bajo el na-
autoridades fue la postura adoptada por rrogaba sobre el tratamiento que debe- Para ese entonces el gobierno de
las organizaciones Sinti y Roma. Ro- ría darse a viudas y huérfanos de gue- Adenauer ya había llegado a un acuer-
mani Rose, presidente del Consejo Cen- rra no judíos, el 96% respondió a favor do con las organizaciones judías y el
tral para los Sinti y Roma, una de las de una compensación inmediata. Ante Estado de Israel para la compensación
dos organizaciones que representan la esta situación, las autoridades aliadas de las víctimas del Holocausto. Esta
colectividad gitana alemana, junto con adoptaron una ley que otorgaba repa- medida fue la consecuencia de la posi-
la Alianza Sinti, pidió la construcción raciones económicas inmediatas a los ción tomada por Adenauer de “inter-
de un “memorial nacional del Holo- judíos sobrevivientes. nalizar” los legados del nacionalsocia-
causto” que resaltara los rasgos espe- El gobierno alemán no sólo se mos- lismo reclamando para la República Fe-
cíficos de la persecución a los gitanos tró reacio a reconocer la responsabili- deral la condición de heredera legítima
y equiparara su dimensión criminal con dad del estado frente a las víctimas de y depositaria única de la soberanía es-
el exterminio de los judíos. A diferen- sus políticas sino que otorgó un trata- tatal, lo cual implicaba asumir las res-
cia del memorial para los homosexua- miento preferencial a verdugos y cóm- ponsabilidades por los crímenes de la
les, esta posición cuestionaba implíci- plices. El 11 de mayo de 1951 el parla- dictadura precedente –algo que la RDA
tamente el mandato que se había con- mento federal votó dos leyes: una ga- nunca aceptó. La política de reparacio-
ferido a sí misma la Fundación rantizaba la compensación económica nes quedó regulada tras la firma de los
Monumento del Holocausto de “garan- para todos los funcionarios públicos Acuerdos de Luxemburgo (septiembre
10 tizar la memoria y rendir homenaje a que habían sido separados de sus car- de 1952) entre el gobierno alemán y la
todas las víctimas del nacionalsocialis- gos bajo el nazismo. La otra iba en sen- Conferencia de Reclamos Materiales
mo”. Pese a las rivalidades entre el Con- tido inverso al reincorporar en sus car- Judíos contra Alemania –cuya misión
sejo Central y la Alianza Sinti, el go- gos públicos a los funcionarios y em- era negociar con el gobierno federal un
bierno alemán ya ha aprobado la cons- pleados miembros de organizaciones programa de indemnizaciones materia-
trucción de un monumento que, nacionalsocialistas que habían perdido les a largo plazo. A partir de esa fecha,
siguiendo el imperativo de máxima vi- su trabajo como resultado de la políti- y tras dotar a la Conferencia de Recla-
sibilidad, se situará entre el edificio del ca de desnazificación aliada –quedaban mos de 450 millones de marcos para la
parlamento y el Monumento del Holo- excluidos de esta medida, al menos en
causto. la letra de la ley, los que habían servi-
zismo por violación del artículo 175 del Código
Las incertidumbres antes mencio- do en la Gestapo y las SS, definidas co- Penal, que definía las relaciones homosexuales
nadas ilustran no sólo el temor a una mo organizaciones criminales. En 1953 como delito. Se calcula que unas 5.000 fueron
“fragmentación” de la memoria que el gobierno adoptó otra ley que definía internadas en campos de concentración para ser
gradualmente substituya el genocidio a las víctimas de la dictadura nacional- “re-educadas” a través del trabajo, mientras que
otras fueron sometidas a experimentos médicos.
judío por una serie de “holocaustos par- socialista como aquéllos que habían su- Los peligros reales durante el régimen y la estig-
ticulares”, cada uno con sus exigencias frido por motivos raciales, religiosos o matización social que continuó durante toda la
de conmemoración específicas. Tam- políticos, fuesen éstos “reales” o cons- posguerra –el artículo 175 no fue abolido hasta
bién ponen de manifiesto un problema truidos por sus victimarios. El efecto 1969– obligaron a los homosexuales a “desapa-
recer” por emigración, matrimonios ficticios y
de mayor alcance como es el cambio inmediato fue la reducción drástica del otras formas de ocultamiento. A esta situación
que se ha venido operando en el con- número de aquellos con derecho a exi- contribuyeron, voluntaria o involuntariamente, los
cepto mismo de víctima. Esta noción gir compensación. La restricción ope- familiares y descendientes de las víctimas que,
había quedado más o menos definida, raba en un doble sentido ya que la ley pudiendo reclamar compensaciones al estado, se
mostraron poco inclinados a hacer pública la vi-
en la práctica, a partir de la política de reservaba la compensación sólo para da privada de sus desdichados parientes (Inter-
restituciones y reparaciones adoptada los ciudadanos alemanes que habían si- national Organization for Migration / Holocaust
por el gobierno demócratacristiano del do internados en campos de concentra- Victim Assets Programme, “Homosexual Victims
canciller Konrad Adenauer en la déca- ción, excluyendo a los extranjeros y a of the Nazi Regime Now Entitled to Claim Com-
pensation”, Press Information, 4/2001).
da de 1950. En contraste con el trámite los alemanes que el régimen había cla- 4. El ejemplo de los sobrevivientes del campo de
relativamente sencillo que otorgaba sificado como criminales “corrientes” Buchenwald da una idea concreta del efecto res-
compensaciones por la pérdida de bie- –gitanos, homosexuales, vagabundos, trictivo de la ley. De los 42.000 prisioneros que
nes y devaluación de activos, inicial- asociales y comunistas.4 Una nueva ley había en el momento de su liberación, sólo 700
podían ser considerados “víctimas del nazismo”.
mente las leyes alemanas no preveían de 1956 introdujo algunos cambios sig- Quedaban excluidos los extranjeros (entre ellos
ninguna reparación por daños físicos o nificativos, como la extensión del con- 22.000 rusos) y la mayoría de los 1.800 prisione-
psíquicos. Según una encuesta realiza- cepto de víctima a todos aquellos ale- ros alemanes “asociales”. La ley de 1953 excluía
da en 1949 por las fuerzas de ocupa- manes que habían sido perseguidos por a los comunistas de toda compensación sobre la
base de que buscaban imponer “otra forma vio-
ción norteamericanas, el 54% de los motivos raciales, religiosos o políticos, lenta de dominación”. Enmiendas posteriores re-
alemanes se mostraba de acuerdo con independientemente de que hubieran o visarían esta definición para limitarla a los co-
la idea de compensar a los judíos so- no sido deportados. Además ampliaba munistas que hubiesen participado “activamen-
brevivientes, pero sólo si permanecían la cantidad de beneficiarios al aumentar te” contra el orden constitucional. Aldf Lüdtke,
“’Coming to Terms with the Past’: Illusions of
en Alemania –el 31% estaba en desa- la lista de discapacidades físicas y psí- Remembering, Ways of Forgetting Nazism in
cuerdo y un 15% se manifestaba inde- quicas que otorgaban derecho a una West Germany”, Journal of Contemporary His-
ciso. Cuando la misma encuesta inte- compensación. tory, vol. 65, Nº 3, 1993, pp. 542–572.
asistencia, rehabilitación y reubicación los recibió en Alemania en los años crí- A fines de 2001 la Oficina Interna-
de sobrevivientes, Alemania desembol- ticos de la inmediata posguerra –estig- cional para las Migraciones –organiza-
só en el medio siglo siguiente alrede- matizados con términos por ese enton- ción con base en Ginebra encargada de
dor de 100 billones de marcos a unos ces insultantes como “refugiado” y “po- determinar la elegibilidad de los de-
500.000 beneficiarios judíos en 75 pa- laco”–, quedó establecida con la mandantes– anunció el pago de com-
íses. Las compensaciones abarcaban creación del Ministerio de Expulsados pensaciones a miembros de las comu-
una amplia gama, desde pagos únicos en 1949, la Ley Fundamental (Consti- nidades Sinti y Roma (sin distinción de
extraordinarios hasta pensiones de por tución de 1949) en su párrafo 116 y, en nacionalidad) que hubiesen sido depor-
vida, y fueron sometidas a revisiones especial, la Ley para la Equiparación tados e internados en campos de con-
periódicas a fin de incorporar colecti- de Cargas de Guerra sancionada a co- centración en Alemania y la Europa
vidades que no habían sido compren- mienzos de los 50. Esta política supu- ocupada, que hubiesen sufrido daños
didas inicialmente en el programa de so la mayor transferencia de fondos en físicos ocasionados por experimentos
asistencia –como los judíos del ex-blo- toda la historia alemana, con un total médicos involuntarios, o que hubiesen
que comunista y el norte de África. de 110 billones de marcos desembol- perdido bienes como resultado de la po-
La legislación también continuó ex- sados hasta fines de los años 70. lítica del gobierno. En ese mismo año
cluyendo a los “trabajadores esclavos”, Recién a mediados de los años 80, también comenzaron los pagos a todos
ciudadanos no judíos de los países ocu- algunas organizaciones independientes aquellos ciudadanos extranjeros que
pados que habían sido llevados com- –grupos de estudio y talleres de histo- habían sido reclutados compulsivamen- 11
pulsivamente a Alemania como mano ria– y los miembros del Partido Verde, te para trabajar en Alemania como ma-
de obra agrícola e industrial. En algu- con el apoyo tibio de socialdemócratas no de obra “esclava”, estableciéndose
nos casos el procedimiento burocráti- y liberales, introdujeron el debate so- condiciones rigurosas de elegibilidad y
co que regulaba el otorgamiento de bre las víctimas “olvidadas” del nazis- fechas límites para la presentación de
compensaciones obligaba a los deman- mo. Sin embargo, la demora en el re- las demandas.
dantes a someterse a trámites intermi- conocimiento de los gitanos como víc-
nables y por momentos humillantes. timas del nazismo fue no sólo
Por ejemplo, a fin de recibir reparacio- consecuencia de los criterios restricti- Los “alemanes corrientes” y la
nes por haber estado detenido en un vos que habían regulado el otorgamien- memoria de 1945
campo de concentración, el solicitante to de compensaciones para ciertas ca-
debía probar que había permanecido en tegorías, sino también de que los Sinti Desde fines de los 90 adquirió mayor
ese lugar un año como mínimo. Sin em- y Roma carecieron de lobby propio has- relieve otro recuerdo del período na-
bargo, como lo dictaminó un tribunal, ta la creación del Consejo Central en cionalsocialista centrado en la expe-
la duración del desplazamiento hasta el 1979. riencia social del “hundimiento” (Un-
campo quedaba excluida del cómputo Las compensaciones materiales re- tergang) o “catástrofe” que sobrevino
del tiempo durante el cual la persona sultaron fundamentales en la moviliza- con la derrota del Reich. Privada del
había sido privada de sus derechos. Asi- ción de las colectividades de víctimas reconocimiento oficial y la posibilidad
mismo, en el caso de una mujer no ju- no sólo porque las legitimaron refor- de conmemoración pública, esta otra
día deportada junto con su marido ju- zando su estatuto y ampliando su visi- memoria sobrevivió en las genealogí-
dío, el tribunal desestimó su demanda bilidad, sino también porque atrajeron as y relatos familiares de los millones
de reparación argumentando que ella al espacio público a personas que has- de alemanes “corrientes” que, sin ser
había tenido la posibilidad de divorciar- ta ese momento habían concebido su víctimas putativas del régimen, habían
se y de esa manera evitar el destino de identidad como una cuestión esencial- sufrido las consecuencias de sus políti-
su esposo. La causa de su sufrimiento mente privada y familiar. El momento cas a través de las acciones de guerra.5
no había sido la política estatal sino su clave en este sentido fue la creación por Marcada por la destrucción física del
ejercicio del libre albedrío. ley en agosto de 2000 –bajo el gobier- país, la ocupación extranjera y el co-
Estas actitudes contrastan con la ce- no rojo-verde de Gerhard Schroeder– lapso del estado, esta comprensión de
leridad que caracterizó la política de de la fundación “Recuerdo, Responsa- lo ocurrido durante los años 1939-1945,
compensaciones y restituciones en be- bilidad y Futuro” que, con fondos pro- que implicaba también una autocom-
neficio de los doce millones de refu- venientes del gobierno y la industria prensión en tanto colectivo nacional,
giados alemanes oriundos de los terri- alemanes por un total de 5 billones de había sido tempranamente detectada
torios que desde 1945 quedaron bajo euros, se fijó como misión la compen-
5. Utilizado para caracterizar el temperamento
dominación comunista. A diferencia de sación económica de las “víctimas no
conservador y las actitudes derechistas de unas
las solicitudes de las víctimas de los judías del nacionalsocialismo”, fórmula clases medias “apolíticas”, el término “alemanes
campos de concentración que tenían fe- que llegó a abarcar prácticamente to- corrientes” (ganz normale Deutsche o gewöhnli-
chas límite, los refugiados alemanes po- das las categorías cuya situación no ha- che Deutsche), traducción del inglés “ordinary
Germans”, hizo su ingreso en el vocabulario ha-
dían presentar una demanda de com- bía sido contemplada por la ley o que,
bitual tras la polémica suscitada por el libro de
pensación en cualquier momento. Esta habiéndolo sido, no habían consegui- Daniel J. Goldhagen, Los verdugos voluntarios
política preferencial, que contrastaba do, en la práctica, la satisfacción de sus de Hitler: los alemanes corrientes y el Holocaus-
con la discriminación y el rechazo que derechos. to, Madrid, Taurus, 1997.
por los observadores extranjeros que vi- según el cual el exterminio racial nazi de fuerte carga emotiva –y que por ello
sitaron el país en ruinas. Los testimo- había sido la respuesta al exterminio de se prestan más fácilmente a su escenifi-
nios de periodistas y escritores como clase estalinista.8 También ponía en cación como símbolo de una tragedia
Hannah Arendt, Martha Gellhorn, Max perspectiva el “caso Bitburg”, cuando, mayor.10 El hundimiento del Wilhelm
Frisch, Edmund Wilson entre otros, en el marco del 50° aniversario de la Gustloff –un buque atestado de refugia-
coincidían en sus veredictos lapidarios capitulación alemana (mayo de 1985), dos que, tras ser torpedeado por un sub-
sobre un pueblo que, pese a la derrota Reagan y Kohl reafirmaron la “recon- marino ruso en las aguas del Báltico el
y revelación de los crímenes cometi- ciliación” entre ambos países –es de- 30 de enero de 1945, se convirtió en el
dos en su nombre, añoraba los tiempos cir, la alianza estratégica– con una vi- ataúd de 9.000 de sus 10.000 pasajeros–
de la dictadura anteriores a la guerra sita al cementerio militar de Bitburg, constituye hoy uno de los lugares de me-
–o, como los llamaban algunos, los donde yacían los restos de soldados de moria de las minorías alemanas expul-
años del “buen nazismo”. Incapaz o fal- las SS. En la medida que hizo evidente sadas de Prusia Oriental, Silesia y los
to de predisposición para entender el la “intimidad” entre lo político y lo Sudetes, además de haber pasado a la
encadenamiento infernal de aconteci- cultural, el intento neoconservador de re- historia como la peor tragedia naval.
mientos que habían desembocado en su visión del pasado generó una respuesta Igual función simbólica desempeña la
ruina, a partir de 1945 ese pueblo re- inmediata –muy propia de la sensibili- destrucción de la ciudad de Dresde, arra-
clamaba para sí la condición de vícti- dad extrema que caracteriza los pronun- sada por los ataques incendiarios de la
12 ma. La actitud de “huída hacia delan- ciamientos públicos sobre estos temas– noche del 13 al 14 de febrero de 1945,
te”, la obsesión por eliminar los rastros de parte de los sectores de opinión que para la evocación de las 600.000 vícti-
ubicuos de la pasada tragedia y la au- se percibían, para decirlo en los térmi- mas de los bombardeos angloamerica-
tocomplacencia fomentada por el “mi- nos grandilocuentes del momento, co- nos. A estos ejemplos cabría agregar el
lagro económico” dejaron poco espa- mo la “conciencia moral” de la repúbli- tema de los niños soldados y las muje-
cio para cualquier debate público so- ca y los guardianes de su memoria.9 res violadas por las tropas soviéticas.
bre la “catástrofe”. Esta “realidad sin Tras el ascenso de la coalición rojo- ¿Qué consecuencias han tenido es-
historia” de una sociedad orientada ha- verde al poder en 1998 el consenso en tas manifestaciones en el campo de la
cia el futuro tuvo el efecto de una “se- torno al “relato unificado” sobre el na- política? Uno de los resultados más vi-
gunda liquidación de la propia histo- zismo comenzó a resquebrajarse y se sibles, aunque no necesariamente el más
ria” y constituyó el trasfondo, en el te- abrió la discusión pública de experien- significativo, ha sido la apropiación del
rreno de las mentalidades, de lo que cias históricas que hasta entonces habí- discurso sobre el “sufrimiento alemán”
Jürgen Habermas llamó las “hipotecas an estado prácticamente ausentes de los por parte de las organizaciones ultrade-
de la restauración de Adenauer”. debates. Criticado por algunos como un rechistas. Desde hace tiempo los neo-
El primer intento más o menos arti- nuevo “culto de las víctimas”, este re- nazis han venido denunciando la hipo-
culado de evocar abiertamente el sufri- cuerdo emergente quedó cristalizado en cresía del doble rasero aliado que había
miento de los alemanes “corrientes” tu- el tratamiento de episodios individuales juzgado los crímenes de los vencidos
vo lugar a mediados de los ochenta, en
el marco de la “disputa de los historia- 6. Ernst Nolte, “Vergangenheit die nich verge- Press, 1999. Sobre las repercusiones de la exhi-
dores” (Historikerstreit). Esta se inició hen will: Eine Rede die geschrieben, aber nicht bición, véase Hannes Heer, “The Difficulty of En-
a mediados de 1986 tras la publicación gehalten werden konnte”, Frankfurter Allgemei- ding a War: Reactions to the Exhibition ‘Crimes
del artículo de Ernst Nolte “El pasado ne Zeitung, 20/6/1986. Fest es lo que en Alema- of the Wehrmacht 1941–1944’”, History Works-
nia llaman un Publizist, un divulgador. En los años hop Journal, nº 46, 1998, pp. 187–204; Hans–
que no quiere pasar” en el Frankfurter 70 había publicado una importante biografía so- Ulrich Thamer, “Vom Tabubruch zur Historisie-
Allgemeine Zeitung –periódico conser- bre Hitler, pero su nombre alcanzó fama mundial rung? Auseinandersetzung um die ‘Wehrmacht-
vador dirigido en ese entonces por Jo- con el El hundimiento: Hitler y el final del Ter- sausstellung’”, en M. Sabrow, R. Jessen y K.
achim Fest.6 Nolte hacía un llamado a cer Reich (México, Galaxia Gutenberg, 2005), li- Grosse Kracht (comp.), Zeitsgeschichte als
bro que sirvió de base al film de Oliver Hirsch- Streitsgeschichte: Grosse Kontroversen seit 1945,
superar la vergüenza colectiva deriva- biegel, La caída. Munich, C. H. Beck, 2003, pp. 171–185.
da del pasado nazi que, según enten- 7. Hillgruber retomaba la difundida visión de una 8. E. Nolte, La guerra civil europea: nacional-
día, impedía a los alemanes compor- Wehrmacht impermeable a la ideología y radi- socialismo y bolchevismo, 1917–1945. México,
tarse y autocomprenderse como una na- calmente diferente de las fanatizadas Waffen SS. FCE, 1994.
Construido a partir del complot contra Hitler de 9. Sobre esta polémica véase el dossier “Special
ción “normal”. La polémica desatada julio de 1944, reiterado por los altos mandos en- Issue on the Historikerstreit”, New German Cri-
por su artículo otorgó notoriedad a otras juiciados por el Tribunal Militar Internacional de tique, Nº 44, 1988; Reinhard Alter, “Cultural Mo-
voces que, como la de Andreas Hill- Nuremberg, y preservado luego de la guerra por dernity and Political Identity: From the Histo-
gruber, reivindicaba el papel de los ejér- una Bundeswehr (fuerza armada de la república) rians’ Dispute to the Literature Dispute”, en R.
integrada por los antiguos cuadros del ejército Alter y P. Monteah (comps.), Rewriting the Ger-
citos alemanes en su lucha por prote- de Hitler, el mito resistió el paso del tiempo has- man Past: History and Identity in the New Ger-
ger a la población civil de las exaccio- ta que en 1997 sus crímenes fueron puestos al many, Nueva Jersey, Humanities Press, 1997,
nes de las tropas soviéticas. 7 La descubierto en una polémica exhibición organi- pp. 152–174.
interpretación de Hillgruber realzaba, zada por el Instituto de Historia Social de Ham- 10. Sobre el concepto de “culto de las víctimas”
burgo. Al respecto véase: Hamburg Institute for véase Hans–Ulrich Wehler, “Auf dem Weg zum
en clave anticomunista, el otro argu- Social Research, The German Army and Geno- neuen Opferkult? Allierten Bombenkrieg gegen
mento que deslizaría Nolte poco des- cide: Crimes Against War Prisoners, Jews, and Deutschland, 1940–1945”, en Konflikte zu Beginn
pués en La guerra civil europea (1987), Other Civilians, 1939–1945, Nueva York, New des 21. Jahrhunderts, Munich, C. H. Beck, 2003.
(Auschwitz) a la vez que pasaba por al- námica de la recuperación económica proliferación de relatos sobre el pasa-
to las atrocidades cometidas por los pro- que permitió absorber la totalidad de do forma parte de las reglas de juego
pios vencedores (Dresde, Hiroshima, esta mano de obra, asegurando de esa de una cultura política sensible a las
Nagasaki). Más allá del impacto despro- forma su integración en la sociedad cuestiones de identidad –nuevamente
porcionado que la más nimia actividad –objetivo alcanzado a comienzos de la intimidad entre política y cultura,
de los skinheads produce en los medios los años 60. Estos factores y la refor- aunque ahora, o quizás debamos decir
alemanes –fenómeno que refleja hasta ma electoral de 1953 –que establecía por ahora, con un signo diferente del
qué punto Hitler, y todo lo relacionado un piso mínimo del 5% de los votos pa- que marcó esta convergencia en los
con él, se ha convertido en uno de los ra obtener representación en el parla- años 80. Al mismo tiempo, y más allá
productos comerciales de mayor éxito mento federal–, hicieron que los parti- de las especificidades derivadas de la
de la industria cultural contemporánea–, dos que habían atraído el voto de estos experiencia nacionalsocialista, el caso
su capacidad para extraer beneficios po- grupos desaparecieran, dejando a sus alemán se inscribe en un proceso de es-
líticos de los cambios sociales en la ma- antiguos electores sin otra opción ra- cala europea, e incluso global, en el cual
nera de comprender el pasado se ha vis- cional que votar por la democracia cris- la memoria parece haberse convertido
to reducida por el carácter exclusiva- tiana. Sin embargo, las colectividades en un sustituto de la política.11 En tiem-
mente denuncista de unas consignas de refugiados continuaron mantenien- pos en que los márgenes para la ges-
vaciadas de cualquier intención delibe- do una cohesión sociocultural, al co- tión de la economía, el bienestar social
rativa, así como también por el rechazo mienzo muy fuerte, gracias no sólo al y la seguridad se ven severamente li- 13
generalizado que produce la violencia recuerdo compartido del Heimat (te- mitados por la globalización de los mer-
(real y simbólica) que caracteriza la co- rruño) perdido –elemento que contri- cados y los mecanismos de integración
reografía ultraderechista. Un ejemplo buyó a diluir su revanchismo en un bre- regional, el debate sobre el sentido del
claro en este sentido fue el fracaso de baje folclórico-político– sino también pasado y su importancia para el pre-
las organizaciones neonazis en su intento a su concentración geográfica en algu- sente aparece como una de las formas
por transformar los actos conmemorati- nas zonas occidentales, como Baviera más evidentes de hacer política.
vos del 60° aniversario de la destrucción y Schleswig-Holstein. Ya se trate de la (aún no sanciona-
de Dresde en un gran evento político de En los últimos años varios de estos da) Ley de Memoria Histórica impul-
corte nacionalista. grupos se unieron en la Liga de Expul- sada por el actual gobierno español o
Un caso diferente, por historia, orga- sados a fin de ejercer presión para obte- las muy controvertidas “leyes de me-
nización y alcance político es el de los ner la restitución de los bienes. Dirigida moria” francesas, para citar algunos
colectivos de refugiados y expulsados. por la mediática diputada demócrata ejemplos relevantes, una de las expre-
Los 12 a 13 millones de alemanes étni- cristiana Erika Steinbach, la Liga ha ve- siones más visibles de este fenómeno
cos que llegaron a la Alemania en ruinas nido realizando una campaña para la es la constitución de colectivos de “víc-
en apenas dos años (1945–1946), unos construcción de un sitio en el centro de timas” y la exigencia de reconocimien-
huyendo de las tropas rusas, otros tras ser Berlín que conmemore las expulsiones. to y reparación. Sin embargo, el carác-
expulsados de sus países de origen con- Resistida por las autoridades del gobier- ter problemático de estas medidas resi-
forme lo acordaron las potencias vence- no rojo-rojo de la ciudad, denunciada de no sólo en lo que desde algunos
doras, crearon uno de los problemas más por otros –especialmente en Polonia y sectores se define como una larvada
agudos de la posguerra. El peligro políti- la República Checa– como un intento guerra civil cultural que imposibilita la
co que representaba para la joven demo- de transformar a los verdugos en vícti- “reconciliación nacional”, sino también
cracia la presencia en su suelo de millo- mas, la iniciativa quedó un paso más cer- en el hecho de que el concepto mismo
nes de extranjeros (uno de cada cinco ha- ca de su eventual realización luego de de víctima ha sufrido una alteración
bitantes en la República Federal en 1950), que el Museo Histórico Alemán –ahora fundamental, ya que perdió la nitidez
resentidos por la pérdida de familiares, bajo dirección conservadora– organiza- explicativa “convencional” para vol-
hogares y bienes, así como por el des- ra, en 2006, la exhibición “Huida, Ex- verse más fragmentario y susceptible de
precio con que fueron recibidos, se hizo pulsión, Integración” que, si no legiti- que se sustituya la universalización de
evidente en la proliferación de partidos mó a la Liga, sí lo hizo con los temas un acontecimiento como fenómeno pa-
de ultraderecha que, como la Liga de Ex- que ésta busca colocar en el debate. radigmático por una gestión de la me-
pulsados y Desposeídos, se disputaban Una manera de comprender estos moria basada en el reconocimiento del
el voto de los refugiados. fenómenos es verlos como parte de un carácter a la vez ubicuo y difuso de la
Dos factores contribuyeron a desar- proceso más amplio de renacionaliza- violencia política.
mar el potencial desestabilizador de es- ción de la memoria, es decir, de rea-
Deseo agradecer los comentarios y sugerencias
tos grupos. El primero fue la decisión propiación de una reflexión sobre el pa- de Svenja Blanke, Philip Kidberger y Roberto
del gobierno de Adenauer de restituir- sado que había quedado sujeta, prime- Gargarella.
les parte de sus bienes a través de una ro, a los condicionamientos exteriores
compensación monetaria –la ya men- impuestos por la derrota y, más tarde, 11. Sobre la dimensión trasnacional del fenóme-
no véase Tony Judt, “Desde la casa de los muer-
cionada política de “equiparación de al paradigma político e intelectual de tos. Un ensayo sobre la memoria europea con-
cargas” de 1952. El segundo, más im- los años 70 y 80 –refractario a cualquier temporánea”, Claves de Razón Práctica, Nº 106,
portante a largo plazo, fue la propia di- reivindicación de lo “nacional”. Hoy la 2006, pp. 4–23.
Olvidar a Duchamp Proyecto
Documenta 12

Gonzalo Aguilar ¿Es la modernidad


nuestra antigüedad?

14
los trópicos) de Raúl Antelo y Fuera de
campo (Literatura y arte argentinos des-
pués de Duchamp) de Graciela Speranza.
También en sites, catálogos y ensayos
proliferan las invocaciones al marchand
du sel, entre las que se destaca la reitera-
da vinculación entre Duchamp y Pierre
Menard, el protagonista del cuento de
Borges. En el citado libro de Speranza,
en Desencuadernados de Julio Prieto, en
Borges y la crítica de Sergio Pastormerlo
pero también en intervenciones de Belén
Gaché o Luis Chitarroni se ensayan a
partir de esta relación algunas hipótesis
de lectura. La insistencia en la compara-
ción hace desear, en contrapartida, una
argumentación que exhiba las diferencias
entre ambos, los antagonismos entre el
escritor obsesionado por las artes de la
narración y el artista del eros que siem-
pre fue un antinarrativo programático.
Las comparaciones hablan, de todos
modos, del lugar central que Duchamp
Cuando de arte se trata, Marcel fines de 1918: una película dirigida por y Borges han adquirido en el canon de
Duchamp está por todos lados. La sola Hugo Santiago con guión de Alan la cultura contemporánea. Si algo pue-
mención de su nombre sirve para justi- Pauls, y dos muestras, una a realizarse de concluirse es que Duchamp, aquel
ficar cualquier tipo de emprendimientos: en el Fondo Nacional de las Artes con cuestionador radical de la noción de
no cabe duda, el artista de El Gran Vi- curadoría de Marcelo Gutman y una fetiche, se ha convertido él mismo en
drio es, hoy por hoy, una fuente de retrospectiva en la Fundación Proa, un fetiche, en el “irreverente reverencia-
autoridad y legitimación. Es lo que su- curada por Elena Filipovic. Estos even- do” (la denominación es de Pastormerlo),
cede con los clásicos, sólo que los tos se suman a otros acontecimientos en un significante vacío que soporta to-
actuales procesos de canonización os- de los últimos años: un documental dos los deseos, en nuestra Mona Lisa, una
tentan como nunca antes el condimento televisivo emitido por canal (à) reali- Mona Lisa a la que no resulta fácil pin-
de la inflación bibliográfica y del po- zado por Andrés de Negri y Alejandro tarle bigotes.
der económico y simbólico de los Schianchi, la instalación “MD Jaque ¿Cómo explicar el retorno de
museos y el mercado del arte. En nues- Mate DJ” en el Estudio Abierto de 2005 Duchamp? ¿Cómo es que ha llegado a
tro país, sin ir más lejos, se encuentran presentada por el grupo pseudofantasmal convertirse en el artista del siglo XX y
actualmente en preparación una serie IMaDuBA (Instituto Marcel Duchamp en a tener una bibliografía que en la últi-
de eventos que evocan la obra y la es- Buenos Aires) y dos libros editados en el ma década conforma por sí sola toda
tadía de Duchamp en Buenos Aires a 2006: Maria con Marcel (Duchamp en una biblioteca? Y en relación con su
viaje de 1918 a Buenos Aires, ¿por qué somete y asfixia todo lo que se le opo- relato hay que tener en cuenta también el
Duchamp reaparece como un fantasma ne, provoca uno de los efectos más peso de la academia norteamericana en
en esa ciudad a la que él nunca pensó empobrecedores de su canonización. El la producción crítica durante la última
volver y que nunca recordó con afec- caso del conceptualismo es ejemplar ya década, así como hechos relativamente
to? El “efecto Duchamp”, sin embargo, que fueron sus propios integrantes quie- azarosos entre los que no habría que des-
no deja de ser ajeno al principio que el nes, en los comienzos, lo postularon cartar la buena fortuna que tuvo la
artista aplicó durante toda su vida con como uno de sus precursores. Pero mudanza de Duchamp a Nueva York
una integridad extrema: el principio de cuando la crítica comenzó a obturar a (que lo haría un heraldo del robo estu-
indeterminación. Para sostener la inde- otras figuras no menos significativas y diado por Serge Guilbaut en De cómo
terminación, Duchamp explotó al colocó a Duchamp como el origen de Nueva York robó la idea del arte mo-
máximo los desfasajes entre imagen todas sus innovaciones, los mismos ar- derno), su relación afectiva con un
visual y lenguaje, fue absolutamente tistas, entre ellos Joseph Kosuth, grupo de intelectuales brillantes y adi-
parco –cuando no desconcertante– en advirtieron sobre la simplificación.1 nerados (que también fueron grandes
la explicación de sus obras y se Pese a tener componentes valederos, la marchands de arte) y, finalmente, la
posicionó en un nominalismo radical. atribución genealógica resulta opresi- aversión que siempre provocó en
Mediante este principio, que podría va y desproporcionada al olvidar que Clement Greenberg, blanco declarado
definirse con la frase “el espectador Duchamp trabajó siempre dentro de la de las revisiones posmodernas. Es de-
hace la obra” del propio Duchamp, el partición de lo sensible, dimensión que cir que se trata de un relato poderoso 15
artista francés puso a su arte y a su si- los conceptualistas atacaron sistemáti- pero que tal vez sería conveniente po-
lenciosa figura en el centro de la manía camente. Tampoco parece necesario ner en cuestión.
interpretativa que se desató en la críti- atribuirle a Duchamp –aunque también La canonización de Duchamp pro-
ca artística y cultural después de los se lo ha hecho– el marco conceptual duce, en definitiva, dos efectos que,
años sesenta. Comenzó a gestarse des- en el que se mueven hoy las obras de aprovechándonos de la indeterminación
de entonces una inmensa bibliografía arte que necesitan asumir, a menudo, de sus títulos, podríamos denominar
de excelente nivel, pero que estuvo la forma de proyectos explicativos con efecto poussière (el artista como polvo
marcada desde el inicio por un embe- el fin de conseguir becas o financiación, que se disemina al infinito) y efecto d’un
lesamiento ante todo lo que hizo, dijo, como si la conceptualización –por pre- seul œil (la historia del arte vista a tra-
escribió y produjo el artista (fenómeno siones del mercado– se hubiera vés de la lente Duchamp durante más
que no sucede, por poner sólo otro convertido en un paso necesario que de una hora y con un solo ojo). Este
ejemplo, con la bibliografía picassiana). debe atravesar toda obra para poder ser crecimiento desmesurado da la sensa-
Pero si la calidad de la crítica puede realizada. En este sentido, el nombre ción, por momentos, de que Duchamp
convivir con su carácter reverencial es de Duchamp, antes que iluminar rela- puede ser cualquier cosa, afirmación
porque, en cierto modo, no se ha limi- ciones, más bien las obtura, sobre todo que se complementa con el gesto
tado a una lectura inmanente sino que cuando se quiere presentar su obra como duchampiano por excelencia: cualquier
utilizó la obra de Duchamp como dis- única fountain de unidad de las mani- cosa puede constituirse en obra de arte.
positivo para leer otras cosas, desde la festaciones artísticas del siglo pasado. Pero, con el paso del tiempo, ese sen-
revolución en la física moderna hasta Frente a esta maniobra, sería desea- cillo mingitorio ha dejado de ser
las penurias del capitalismo pasando ble que la crítica pudiera restituir el cualquier cosa para volverse un tótem.
por las reivindicaciones feministas, aso- entramado complejo y heterogéneo de
ciaciones todas que la indeterminación las vanguardias antes que reducirlas a
no ha impedido sino más bien estimu- un criterio único –la fusión de arte y Otra modernidad del arte
lado. Obviamente, una vez que optamos vida según plantea Peter Bürger– o a
por criterios de productividad de senti- una sola figura –en este caso, Duchamp. Es en este contexto de consagración
do antes que por criterios de verdad, Esto es: antes que un recorrido arbóreo, absoluta que la figura del autor de El
no parece lícito legislar sobre estos habría que emprender o estimular in- Gran Vidrio retorna y vuelve a desem-
usos; no obstante, sí resulta necesario vestigaciones y recorridos más barcar en Buenos Aires. Debieron pasar
preguntarse sobre la potencia del em- rizomáticos que, a su vez, revisaran los muchos años para que su estadía ad-
pleo del dispositivo Duchamp para intereses, las motivaciones y las condi- quiriera la visibilidad que presenta
hacer un juego de iluminación mutua ciones que hicieron posible ese relato del actualmente. En el interregno las men-
entre su obra y los objetos que el dis- arte contemporáneo cuyo protagonista ciones fueron escasas: Julio Cortázar
curso crítico trae a escena. pasó a ser Duchamp. Evidentemente en Último round, Octavio Paz en su
La aplicación que hizo Duchamp sería impensable este protagonismo sin obra maestra La apariencia desnuda,
del principio de indeterminación ha la ‘genialidad’ del propio artista (cate-
sido tan eficaz que artistas y críticos no goría que parece haber abolido y 1. En relación con el minimalismo (otro de los
han dudado en erigirlo como inspira- reservado para sí mismo) y sin las movimientos cuya paternidad se le ha atribuido),
Georges Didi-Huberman ya ha hablado sobre la
dor de la mayoría de los movimientos relecturas retrospectivas de los movi-
trivialidad que postula a Duchamp como origen
del siglo XX. Convertir a Duchamp en mientos artísticos de los años sesenta. genealógico en su libro Lo que vemos, lo que nos
la gran esponja que absorbe y a la vez Sin embargo, en la construcción de ese mira (Buenos Aires, Manantial, 1997, p.27).
el patafísico Juan Esteban Fassio y su mental por su testeo de los espacios de con Marcel (Duchamp en los Trópi-
relato de 1975 (a propósito de la visita exhibición de la obra y su lugar en la so- cos), el libro más riguroso y arriesgado
de Merce Cunningham con su obra ciedad capitalista de consumo.3 que se ha escrito sobre el artista fran-
Walkaround Time, en la que se danza En cambio, en la crítica europea, cés en la Argentina, Antelo parte de la
alrededor de una reproducción de El donde no existieron los conflictos de estadía de Duchamp en Buenos Aires
Gran Vidrio realizada en paneles por orgullo nacional y de purismo ligados (que vincula con la Semana Trágica y
Jasper Johns), Lea Lublin y su instala- a la noción de high modernism, el lu- la revuelta anarquista) para hacer un re-
ción El ojo alerta – El presente gar de Duchamp, que nunca había sido corrido laberíntico cuyos hitos
suspendido de 1991. 2 Todas estas puesto en duda, ya había recibido un fundamentales son su relación amoro-
invocaciones nos llevan a preguntarnos nuevo giro con la exposición Los sa con la artista brasileña Maria
por el interés de incrustar a Duchamp en inmateriales realizada en 1985 en el Martins, los vaivenes latinoamericanos
la tradición argentina o de volver a na- Centro Pompidou y curada por Jean- entre el surrealismo bretoniano y
rrar el viaje de Duchamp a Buenos François Lyotard. Con esta exposición, batailliano y la noción duchampiana de
Aires, más allá de su atractivo arqueo- Lyotard mostraba cómo las nuevas tec- “infraleve” aplicada a la experimenta-
lógico y de la importancia que pudiera nologías de información cambiaban ción ensayística. El libro es de por sí
tener en su obra. Si algo interesa de su nuestra relación con lo real y exigían extraño para el tipo de crítica que se
viaje sin huellas (no hay ready-mades una redefinición del estatuto de la obra practica en nuestro país: haciendo caso
16 argentinos), de su retorno retardado, es de arte en la sociedad. En la muestra, omiso de los ordenamientos nacionales
que con su figura puede pensarse una de hecho, Etant donnés convivía con (la “coerción identitaria nacionalista”)
versión alternativa de la modernidad objetos antiestéticos y no estéticos. El y con un método de ficción crítica,
periférica. Como si el perfil del artista, interés de la propuesta del autor de La Antelo compone un palimpsesto en el
que no encontró trazos de modernidad condición posmoderna radica, entre que los acontecimientos se enhebran
en la ciudad que visitó en 1918, fuera otras cosas, en que se propone despla- mediante indicios alrededor de
ahora trazado por un relato escrito des- zar la dialéctica de la forma por el Duchamp, para reflexionar sobre el es-
de la actualidad. criterio de energía que encuentra, en el tado del arte y sobre la modernidad
De hecho, al menos desde los años sublime kantiano y en el “transforma- latinoamericana y sus diversos orígenes.
ochenta, la obra de Marcel Duchamp dor” Duchamp, dos de sus referencias Ambos libros hacen comparecer a
resultó fundamental para las relecturas configuradoras. La noción energética Duchamp y esto no es sólo con el fin
de la modernidad que hizo la crítica. de lo sublime, que Lyotard lanza retros- de reflexionar sobre su obra sino por-
Fueron los historiadores del arte Hal pectivamente capturando todo acto que consideran que, a través de él,
Foster y Rosalind Krauss, codirectores vanguardista, tiene la virtud, sobre todo pueden postularse otros relatos posibles
de la revista October, quienes en sus si se la enlaza con la noción de índice, de nuestra modernidad y repensar la
libros Compulsive Beauty y The Optical de entender una serie de actos artísti- cuestión del origen: un origen desvia-
Unconscious, respectivamente, entre- cos que ya no pueden ser observados do, como sostiene Graciela Speranza,
garon una vigorosa interpretación del desde el mirador de la forma –entre o ficcional, en la propuesta de Raúl
surrealismo, que tuvo como objetivos ellos la obra del propio Duchamp.4
poner el deseo como núcleo de la ex- En el caso de la Argentina, los men- 2. Ni la importante exhibición de homenaje a
periencia estética e impugnar el canon cionados libros de Graciela Speranza Duchamp a diez años de su muerte en la galería
formalista propuesto por Greenberg y y Raúl Antelo, publicados en 2006, han Arte Nuevo, en la que participan, entre otros,
Eduardo Costa, Víctor Grippo, Libero Badii y
el high modernism (noción localizada tomado como punto de partida el viaje Clorindo Testa, ni la otra exposición colectiva sig-
que se universalizó desmesuradamen- de Duchamp a Buenos Aires. En Fue- nificativa, Arte-Objeto (Homenaje a Marcel
te en los últimos años) de los cincuenta. ra de campo, Speranza propone leer la Duchamp), realizada en la Fundación Andreani en
En El mito de la vanguardia, además, literatura y el arte argentinos después 1998, hacen referencia a su estadía en la ciudad.
3. Ver The Optical Unconscious (Massachussets,
Krauss utiliza a Duchamp ya no solo de Duchamp a partir del “uso creativo October-MIT Press, 1993) y La originalidad de
para impugnar una tradición sino para de la copia y la reproducción” según las vanguardias y otros mitos modernos (Madrid,
colocarlo en el centro de la escena aparecería en la narrativa de Borges, Alianza Forma, 1996) de Rosalind Krauss, y
posmoderna a través de la noción Piglia, Aira, Cortázar y Puig, y en la Compulsive Beauty (Massachussets, October-
MIT Press, 1993) y The Return of the Real
peirciana de índice (signos que respon- obra plástica de Kuitca. El imaginati- (Massachussets, October-MIT Press, 1996) de
den a una conexión física) que, con la vo recorrido que efectúa Speranza en Hal Foster.
fotografía, se habría erigido en el mo- su libro es mucho más ambicioso que 4. En “Después de lo sublime, estado de la estéti-
delo de la producción artística de los el punto de partida: en él no sólo hace ca”, Jean-François Lyotard se refiere a la energía
como “un empuje oscuro y vago (un empuje, un
noventa. El movimiento de Foster no una actualización exhaustiva de la bi- crecimiento, la physis como potencia del phyen,
está menos cargado de consecuencias: bliografía duchampiana, sino que de crecer), el empuje que es obra de la materia”
en The Return of the Real vuelve a narrar desarrolla lo que denomina el giro con- (en Lo inhumano (Charlas sobre el tiempo), Bue-
la historia del arte de la segunda mitad ceptual de la narrativa del siglo XX nos Aires, Manantial, 1998, p.143). Considero que
esta preeminencia de la energía se corresponde con
del siglo XX reinstalando la singularidad argentino cuyo antecedente más radi- el lugar central que adquiere el tema (ya no nece-
de los movimientos neovanguardistas y cal habría sido el inventor de los sariamente dependiente de una voluntad de forma)
otorgándole a Duchamp un papel funda- ready-mades. Por su parte, en Maria en algunas expresiones artísticas contemporáneas.
17

Antelo. El movimiento implica varios los cruces entre diferentes prácticas ar- los efectos satíricos en Las crónicas de
riesgos: poner al siglo XX argentino sub tísticas (un escritor que se inspira en Bustos Domecq o las relaciones total-
specie duchampiana, forzar su presen- un cineasta) con las relaciones mente prescindentes de Duchamp entre
cia suprimiendo otras más significativas interartísticas (colaboraciones entre di- Borges y Macedonio, aunque pueda
y atribuirle a Duchamp rasgos que no ferentes disciplinas) y con el campo también llegar a ser intensamente pro-
son individuales sino más bien epocales experimental generalizado de signos de ductivo en las comparaciones por
o grupales. Para evitar estos riesgos, es diferente orden que, desde el futurismo afinidades (en el caso de Cortázar) o
fundamental atender al lugar que se le y el cubismo, es distintivo de todos los por contrastes (en el de Kuitca).
otorga al artista francés en el entrama- movimientos de vanguardia. El fuera En Maria con Marcel, antes que el
do argumentativo y al método que de campo es, aquí, el lugar supuesto de uso de Duchamp como relegitimación de
impulsa las comparaciones, porque si la comparación. Aunque en el prólogo los ya consagrados, lo que se produce es
bien el comparatismo nos ha conven- se explica que “el entre dos” (Duchamp una deriva delirante a través de la cual se
cido de que (casi) toda comparación es y los otros) “es meramente especulativo advierte una meditación sobre los modos
factible, también nos ha enseñado que y no necesariamente implica relaciones teóricos de releer el pasado. Por su fuerte
su eficacia depende del método y los de influencia o de contacto directo”, atri- reflexión sobre cómo recorrer los archi-
supuestos que la han hecho posible. En buirle este fuera de campo a Duchamp vos, el libro de Antelo admite ser
Fuera de campo, el concepto al que tiene por momentos un efecto homoge- colocado en el contexto de la crítica cul-
hace referencia el título construye, a neizador que parece admitir cualquier tural argentina de los últimos años que,
partir de la idea de que “ya no hay ar- semejanza. En este punto cabe pregun- con obsesión archivista y ensayos de lar-
tes puramente visuales o verbales”, una tarse si la omnipresencia de Duchamp go aliento, logró liberarse del textualismo.
zona en la que en realidad se mezclan no termina obturando sentidos como Sin embargo, aunque resulta indudable
para estos trabajos que la historia es el hecho nominal y que pone en crisis la temporánea en los conceptos de indi-
ojo de la cerradura por el cual deberá apariencia estética, Duchamp parece cio y de energía antes que en el de
pasar el camello de la crítica, la ordena- servir también como dispositivo para forma. En el caso de Duchamp, la apa-
ción cronológica con la que se presentan pensar una modernidad alternativa al rición del índice ha sido una de las
los materiales y los argumentos termina modernismo formalista. Esta reapro- preocupaciones mayores de su obra: es
abriendo una brecha entre el presente y piación exige, por supuesto, una que el indicio es, por un lado, la huella
el pasado que los acerca a un nuevo reelaboración de la narrativa histórica de una realidad que nos excede y que,
historicismo. Como salida a este dilema, y una recolocación de la autonomía del disparándose como una flecha, nos hie-
Antelo –en un estilo muy personal– tra- arte. re, mientras, por otro lado, es algo, una
baja los archivos con la premisa Para lo primero, el viaje de marca, una cosa cualquiera que quie-
duchampiana de un “presente de múlti- Duchamp es clave porque si bien no es bra la autonomía de la forma y su
ples duraciones”: con una investigación parte de nuestra historia (no dejó hue- autosuficiencia. En el Ready-made
detallista, renuncia a los ordenamientos llas), sí lo es del devenir del arte, malhereux, regalo de bodas a su her-
por autor, por nacionalidad o por movi- devenir que no deja de revelar la ac- mana que le envía desde Buenos Aires,
mientos, e inicia un recorrido impulsado tualidad de ciertos anacronismos. Duchamp utiliza un libro de geometría
por la idea de que no hay fundamento Como si su carácter intempestivo nos euclideana para someterlo a las incle-
trascendental (este sería el aporte de forzara a ubicarnos en la estela mencias del tiempo y del azar: el libro,
18 Duchamp al arte) sino simulacros o sem- benjaminiana de “leer en el pasado el colgado de un balcón, se destruiría con
blantes. De ahí la rara textura de Maria presente que lee” o en el concepto de el paso del tiempo y en el medio de ese
con Marcel, producto de la convivencia “lectura sincrónico-retrospectiva” de proceso –según las precisas instruccio-
de la minuciosa investigación de archi- Haroldo de Campos, Duchamp sería nes que le daba a su hermana– ésta debía
vos con los experimentos casi ficcionales uno de los orígenes posibles lanzados pintar un cuadro del libro deshaciéndo-
de la imaginación. desde el presente y permitiría trazar un se. El sádico regalo duchampiano pone
En sus intrincados recorridos, itinerario en el que también podrían en cuestión la forma desde el momento
Antelo se vale de Duchamp con el fin estar otros orígenes, como Espantapá- en que no incide en los objetos elegidos
de desmontar la vertiente vanguardista jaros de Girondo y sus estrategias de e incorpora a la obra las fuerzas del azar.6
que denomina pedagógica y que está promoción (nuestro primer poemario En cuanto a la cuestión de la auto-
atravesada por la pregunta sobre la informe y nuestro primer happening), nomía, ésta no sería algo cerrado o
identidad nacional (una vanguardia, las actividades del Di Tella en los se- propio del objeto sino un límite que se
según su descripción, con inclinación senta y ciertas partituras de Juan Carlos testea y se disputa permanentemente.
por “el fuerte liderazgo personal, la Paz. Una modernidad anestética que El tan trajinado mingitorio, expuesto
estadolatría y el nacionalismo cultu- encontraría en Duchamp uno de sus con el título de Fountain en la Society
ral”). Siguiendo esta línea, Maria con nudos. of Independent Artists de Nueva York
Marcel dibuja una trama en la que el En su certero análisis contenido en en 1917, parece eximir de argumentos
vanguardismo pedagógico se continúa “Acerca del arte más contemporáneo”, y mayores explicaciones. Como es sa-
en el realismo maravilloso de Alejo Andrea Giunta señala que “no es posi- bido, Duchamp –quien por ese entonces
Carpentier, de evidente filiación ble establecer una fecha demarcatoria vivía en Nueva York– se inscribió con
surrealista, y en los ensayos de la iden- para decir cuándo la certeza de que ha- el seudónimo de R. Mutt y pagó los seis
tidad nacional cuyo corolario es el bía un camino evolutivo para el arte dólares, único requisito para participar
leitmotiv de la soledad, que se convier- entró en crisis, pero sí se puede soste- de la muestra. Cuando el ready-made
te en rasgo identitario en Octavio Paz ner que entre finales de los cincuenta y fue presentado algunos organizadores
y llega hasta García Márquez como durante los sesenta, distintos episodios intentaron rechazarlo, y fue el propio
consecuencia –podría pensarse– del fueron leídos como un cuestionamiento Duchamp –quien era miembro del co-
dramático desnivel entre la escritura del de la autonomía de los lenguajes artís- mité organizador– el que exigió que se
letrado y una supuesta esencia oral-po- ticos”.5 Esto, por supuesto, no significa aceptara la contribución. Como buen
pular que se escapa irremediablemente. que el pasado haya sido arrojado por la vanguardista, Duchamp atacaba las ins-
Frente a esta genealogía, Maria con borda, sino que debemos revisar nues- tituciones y llevaba el arte al extremo
Marcel propone leer las configuracio- tros principios de lectura para no transformándolo, humorísticamente, en
nes de otro surrealismo (acéfalo, terminar haciendo interpretaciones ex-
batailliano, antibretoniano), y aun de un teriores y defensivas del arte de los
barroco latinoamericano diferente, últimos cuarenta años. En esta necesi-
5. Andrea Giunta: “Acerca del arte más contem-
siempre a partir de distintos hitos de la dad de autocuestionamiento del trabajo poráneo”, Punto de Vista, 79, agosto 2004.
vida-obra de Duchamp. crítico, y sin compartir por completo el 6. La obra admite otras lecturas, como la del uso
andamiaje teórico de Krauss o de de la suspensión y el umbral para tratar el deseo
Lyotard ni sus fobias a determinadas así como de la promesa de una cuarta dimensión
–que fascinaba a casi todos los artistas del perio-
Más allá de la belleza tradiciones (sobre todo en el caso de do desde Malevitch a Borges– en el uso de un
la primera), encuentro que hay una libro de geometría euclideana para refutarlo en
En tanto artista que postula el arte como apertura mayor hacia la creación con- una demostración absurda y humorística.
una cuestión nominal.7 En palabras de perdió, ya en su momento circuló en Marcel Duchamp regresa y no será
Hal Foster en The Return of the Real, una revista en la famosa foto de por última vez. Pero si la idea es cons-
con los ready-mades el artista testeaba Stieglitz. Lo que se perdió, entonces, truir un mito, si la idea es hacer a
los límites entre arte e institución exhi- no es el aura sino su localización espa- Duchamp responsable de cualquier
biendo el papel activo de las instituciones cial más o menos fija. Y aunque se trate obra, si lo estamos convocando para
para determinar qué era arte y que no. En de auras frías (como las denominó José reinstalar la idea de gusto que siempre
términos de obra, la operación no era me- Luis Brea), la superposición de ambos detestó (y lo que es peor: la idea de buen
nos radical: porque si bien se ha hablado diagnósticos regula todavía hoy las re- gusto y hasta de elegancia), si la idea
de belleza y se lo ha asociado con dife- laciones con el arte y su pelotón de es convocarlo para rehacer un canon ya
rentes figuras (una lectura temprana lo practicantes. hecho (el canon como ready-made),
comparó con un Buda), lo que impug- Los ready-mades han sufrido un entonces mejor será olvidarlo. Dejar-
na Fountain es la noción misma de proceso de auratización que ya a esta lo, como tal vez también él lo quiso, al
apariencia estética y la voluntad de for- altura resulta irreversible, y artistas y convertirse en aire, en presencia
ma que recorre buena parte del arte críticos llegan a la contradicción de infraleve, en una carcajada de la cuarta
contemporáneo. Desde ya, esta apertu- ejemplificar la desmitificación del arte dimensión. Sería el modo más intenso
ra violenta no es exclusiva de Duchamp justamente con estos objetos, de evocarlo: como quien nos mostró
y puede encontrarse, en términos muy fetichizados como pocos otros. Quien que el acto de libertad funda algo que
diferentes, en innumerables artistas de vio claramente esta contradicción fue todavía no había sido pensado, perci- 19
las vanguardias, con Schwitters y su Joseph Beuys cuando consideró a bido, experimentado.
utilización de lo abyecto, Moholy-Nagy Duchamp responsable por la mitifica-
y sus composiciones realizadas por te- ción del objeto artístico en su
léfono en 1922, o Rodchenko y sus incendiario El silencio de Marcel
pinturas monocromas. Duchamp está sobrevalorado, de 1963.
En el contexto de las vanguardias, Pero si Fountain sigue retornando
el mingitorio de Duchamp surge como obcecadamente es también por la in-
el índice de una doble tensión: la pér- clinación actual a considerar a las
dida del aura del arte y, a la vez, el instituciones inevitables y a los museos
crecimiento de nuevos modos de el lugar natural del arte. Así, no es ca- 7. Sobre esta cuestión y también sobre la diferen-
auratización, diagnósticos contrapues- sual que haya hoy en día una mayor cia que introduce Duchamp entre estética y arte
hay que consultar los indispensables libros de
tos que, en el campo de la teoría crítica, inclinación por Duchamp (cuyas obras Thierry de Duve: Pictorial Nominalism (On
fueron formulados en los mismos años casi siempre jugaron con la idea de ex- Marcel Duchamp’s Passage from Painting to the
por Walter Benjamin y André Malraux. hibición y colección) que por un artista Ready-made) (Minneapolis, University of
Ambos diagnósticos deben ser como Beuys, quien cuestionaba sin Minnesota Press, 1984) y Kant after Duchamp
(Massachusetts, MIT, 1996).
testeados entre sí en los ready-mades concesiones las instituciones tradicio- 8. En este sentido, Beuys me resulta un artista
que marcan el fin de la unicidad del nales.8 En esta crisis, no le toca a la ejemplar de cómo olvidar a Duchamp y, a la vez,
objeto y también anuncian la restitución crítica determinar qué es lo autónomo ir más allá (esto es, incorporarlo). Pese a ser un
del aura por medio de la reproducción del arte sino desencadenar procesos de dibujante eximio comprendió que en la encruci-
jada posvanguardista no podía refugiarse en su
y de una nueva espacialidad que sentido a partir de una frontera que no habilidad artesanal y realizó una serie de actos
Malraux denominó “museo sin pare- cesa de desplazarse entre todo tipo de en los que se interrogó sobre el estatuto del arte y
des”. El mingitorio, cuyo original se objetos. del artista en el mundo contemporáneo.

DIRECTORA:
NELLY RICHARD

SUSCRIPCIONES INTERNACIONALES
1 año, 3 números, vía aérea

Personal U$S 20 / Instituciones U$S 30


Adjuntar cheque a nombre de Nelly Richard. Revista de Crítica
Cultural, Casilla 50736, Correo Central, Santiago de Chile
Ruinas de vanguardia Proyecto
Documenta 12
De la torre de Tatlin a la arquitectura de papel
¿Es la modernidad
nuestra antigüedad?
Svetlana Boym

20
de vanguardia y el estado socialista
(Boris Groys).3 En su lugar, revela la
diversidad interna de la vanguardia, sus
singularidades y excentricidades, que
prueban ser tan persistentes e histórica-
mente relevantes como sus elementos
visionarios y su utopismo colectivo.
Las revoluciones rusas del siglo XX
produjeron muchas ruinas, pero rara-
mente las tuvieron en cuenta: su lógica
fue la de la destrucción y renovación,
no la de la contemplación de las con-
tradicciones. Pero las ruinas sobrevivie-
ron las revoluciones y formaron su pro-
pio teatro subversivo, ofreciendo pun-
tos de vista laterales sobre la historia
del siglo XX.

1. Ruinas de la revolución:
nature morte con torre de Tatlin

Los comienzos del siglo XXI exhiben plación contemporánea de la ruina es El Monumento a la Tercera Internacio-
una extraña ruinofilia, una fascinación la contemplación reconciliada con la nal de Vladimir Tatlin (1919-1925)
por las ruinas que va más allá de las historia conjetural y la discontinuidad quiso ser radicalmente antimonumental.
citas postmodernas. En nuestra era espacial: requiere la aceptación de la Como manifiesto de la revolución en
crecientemente digital, las ruinas apa- desarmonía y el contrapunto entre las arquitectura, la torre de Tatlin desafia-
recen como especies en riesgo, la en- temporalidades humana, histórica y
1. Georg Simmel, “Las ruinas”, en Sobre la
carnación de paradojas modernas que natural. Más que postmoderna, podría- aventura. Ensayos de estética, Península,
nos recuerdan los desaciertos de las mos llamarla “off-moderna”: una mo- Barcelona, 2002.
teleologías y las tecnologías y los dernidad lateral que nos exige la explo- 2. Para una teoría de la nostalgia y la “off-
flagelos de la libertad humana. ración de los senderos secundarios de modernidad”, ver Svetlana Boym, The Future
of Nostalgia, Nueva York, Basic Books, 2001.
Según Georg Simmel, las ruinas son la historia del siglo XX en los “márge- 3. Me refiero a Rosalind Krauss, The Originality
lo opuesto del “momento fecundo”, lle- nes de error” de las principales narrati- of the Avant Gard and Other Modernist Myths,
no de potencia: revelan retrospectiva- vas teóricas e históricas.2 Revisitar las Cambridge, MIT Press, 1985, y Boris Groys,
mente la epifanía que tenían por delan- ruinas del siglo XX desafía la hipóte- The Total Art of Stalinism: Avant Garde,
Aesthetic Dictatorship and Beyond, Princeton
te.1 De todos modos, su dimensión es- sis de la “originalidad de la vanguar- University Press, 1992, cuyas ideas suponen
peranzada y trágica no señala dia” (Rosalind Krauss) o la continui- actitudes contradictorias respecto de la
simplemente decadencia. La contem- dad de la visión utópica entre el artista vanguardia.
ba al mismo tiempo a la torre Eiffel espiralada y su inclinación, la torre de régimen soviético. Parecía un escena-
burguesa y a la Estatua de la Libertad. Tatlin saboteaba la perfecta verticalidad rio teatral incompleto, no gigantesco
Se proponía superar las grandes ambi- de la torre Eiffel. sino a escala humana, testimonio de la
ciones urbanas de Pedro el Grande Sin embargo, ambiguamente, el transitoriedad revolucionaria. El mo-
venciendo la rebelde naturaleza. La monumento de Tatlin no estaba libre de delo original no fue conservado. Todo
torre de hierro y vidrio estaba com- los “encantos de la ruina” despreciados lo que queda son dos fotografías de
puesta por tres volúmenes giratorios: por los pensadores revolucionarios. El noviembre de 1920 y mayo de 1925,
un cubo, una pirámide y un cilindro. Lissitsky elogió la torre de Tatlin por que muestran la torre como un modelo
El cubo debía albergar el Sovnarkom la “síntesis entre técnica y arte” y en- artístico inconcluso (izoustanovka).6
(Sóviet de los Delegados Mundiales), tre formas antiguas y nuevas: “Aquí la En 1920, aparecieron en la revista
y girar completando una revolución a pirámide Sargon de Khosabad fue re- muniquense Der Ararat algunos artí-
lo largo del año; la pirámide, sede de creada en un nuevo material con un culos sobre la torre, que llamaron la
los comités ejecutivos y administrati- nuevo contenido”. El proyecto de atención de los dadaístas. “El arte ha
vos de la Tercera Internacional, rotaría Khosabad fue en verdad un zigurat, muerto”, declararon, “¡Larga vida al
por completo una vez por mes; y el ci- una pirámide trunca muy parecida a la arte maquínico de Tatlin!”7 Sin embar-
lindro, centro de información y mítica forma de la torre de Babel. En go, en alguna medida la celebración
propaganda, describiría una revolución efecto, en su intento de ser la anti-torre dadaísta de la muerte del arte en la
diaria. Las ondas de la radio prolonga- Eiffel, el proyecto empezaba a parecer- guillotina espiralada de Tatlin fue un 21
rían la torre hacia los cielos. Orientado se a la torre de Babel, otro monumento acto de traducción desviada, común en
hacia el cosmos, el monumento no sólo utópico abandonado que se convirtió las erradas concepciones occidentales
desafiaba la jerarquía de los estilos tra- en una ruina mítica. Se construyó para sobre la vanguardia rusa. De ningún
dicionales de arquitectura y escultura, asegurar una perfecta comunicación con modo Tatlin proponía un suicidio ar-
sino la misma fuerza de gravedad. La Dios y su fracaso aseguró la supervi- tístico por la máquina, justamente en
espiral dramáticamente abierta de la vencia del arte. Desde entonces, todo un momento de la revolución en que
torre representaba el “movimiento de constructor de una torre sueña con to- la “muerte del arte” era algo más que
liberación de la humanidad” y derro- car el cielo y el gesto seguirá siendo para una metáfora. Polemizaba, en cambio,
taba así la vieja alegoría figurativa de siempre asintótico. Cada torre “funcio- con “la tiranía de las formas surgidas
la Estatua de la Libertad. nal” moderna evoca el mítico fracaso de la tecnología sin la participación de
La torre condensaba muchos sig- de la comunicación original. Roland los artistas”. Sus propias consignas,
nificados implícitos y explícitos de la Barthes celebró poéticamente la inuti- “Arte en la vida” y “Arte en la técni-
palabra “revolución”. Esa palabra pro- lidad de la torre Eiffel; lo que escribió ca” no sugieren meramente que el arte
venía del lenguaje científico y, en su podría aplicarse también a su rival so- se ponga al servicio de la vida o de la
origen, significaba repetición y rota- viética. Barthes sostiene que Eiffel tecnología, ni que la vida sea puesta al
ción. Recién en el siglo XVII comenzó consideró su torre “como un objeto se- servicio de la revolución política o so-
a significar su opuesto: una ruptura, un rio, racional, útil, pero los hombres lo cial.8 Más bien proponen revolucionar la
acontecimiento irrepetible. La historia de ven como un gran sueño barroco que tecnología y la sociedad abriendo hori-
la torre ilumina la relación ambivalente muy fácilmente toca los bordes de lo zontes de imaginación, superando los
entre arte y ciencia, revolución y repeti- irracional”.5 Según Barthes, gran parte clisés mecanicistas y lo que Tatlin lla-
ción. Configurada como una espiral, de la arquitectura visionaria encierra un maba “constructivismo entre comillas”.9
reminiscencia de una forma marxo- doble movimiento profundo; es siem- Desde el principio, la torre de Tatlin
hegeliana, la torre culminaba en una pre “un sueño y una función, expresión engendró su doble: un monumento
apertura radical que sugería la no de una utopía e instrumento de una con- discursivo casi tan importante como su
completitud en lugar de la síntesis. La veniencia”. La torre Eiffel, para Barthes,
torre, de hecho, conmemoraba la breve es un memorial “vacío” que no contie- 4. Nikolai Punin, Pamiatnik Tret’emu
utopía de una permanente revolución ne nada, pero desde cuya cima podía Internatsionalu, p.2.
artística. Tatlin fue uno de sus dirigen- verse el mundo. Fue el dispositivo óp- 5. Roland Barthes, “The Eiffel Tower”·, The
tes. Declaró que la revolución no había tico de una visión de la modernidad. La Eiffel Tower and Other Mythologies, Nueva
York, Noonday Press, 1979.
empezado en 1917 sino en 1914 con una torre de Tatlin tuvo una función similar 6. El modelo de noviembre de 1920 fue discutido
transformación artística; la revolución como observatorio del palimpsesto de en el Club Cézanne (que desaparecería
política siguió los pasos de la artística, los panoramas revolucionarios que in- enseguida), donde Lunacharsky, Meyerhold y
sin ninguna fidelidad. cluían ruinas y construcciones. Mayakovsky debatieron los proyectos de Tatlin.
7. Tales consignas fueron propuestas en la
Nikolai Punin describió el monumen- A diferencia de la torre Eiffel, la de Primera Exposición Dadaísta en la primavera
to como la anti-ruina par excellence. Tatlin nunca fue construida. El fracaso de 1920 por Grosz, Hausmann y Heartfield.
Desde su punto de vista, la arquitectura no se debe meramente a problemas de 8. Vladimir Tatlin, “Iskusstvo v texniku”, en
revolucionaria de Tatlin reducía a ceni- ingeniería ni dudas sobre su factibilidad. Vystavka rabot zasluzhennogo deiatelia iskusstv
V.E. Tatlina, Moscú-Leningrado, 1932, p. 5.
zas la tradición clásica y renacentista y La torre estaba tan adelantada como 9. Anatolij Strigalev y Jurgen Harten, Vladimir
“las calcinadas ruinas de Europa comen- atrasada respecto de su época, y choca- Tatlin, Retrospektive, Colonia, Du Monte
zaban a limpiarse”. 4 Por su forma ba con las tendencias arquitectónicas del Buchverlag, 1993, p. 37.
original. Victor Shklovsky fue uno de torre de Tatlin. En The Knight’s Move giere una paradoja espacial y tempo-
los contemporáneos que apreciaron la (1919-1921), escrito en Petrogrado, ral. El monumento, captado en el
arquitectura no convencional de la to- Moscú y Berlín, Shklovsky ofrece una momento de su transformación histó-
rre; para Shklovsky se trataba de parábola sobre las metamorfosis de los rica, encarna lo que Walter Benjamín
arquitectura del extrañamiento. Sus monumentos históricos que funciona llamó “la dialéctica detenida”. La pri-
vectores temporales apuntaban hacia el como extraña coartada para no decir mera estatua soviética de la libertad es
pasado y hacia el futuro, hacia la “edad “toda la verdad” o, ni siquiera, “un cuar- una ruina y un predio en construcción;
de hierro de Ovidio” y la “edad de las to de la verdad” sobre la situación en la ocupa el hueco entre el pasado y el fu-
grúas, bellas como sabios llegados de Rusia postrevolucionaria. En 1918 en turo, donde se enfrentan diversas
Marte”.10 Si recordamos a Walter Ben- Petrogrado, el monumento al zar Ale- versiones de la historia rusa.
jamin, diríamos que, en este caso, “la jandro III fue cubierto con cartones con Para Shklovsky, el extrañamiento
modernidad cita la prehistoria”. Las consignas que celebraban la libertad, el produce asombro, permite pensar el
grúas, los sabios marcianos y el exila- arte y la revolución.11 El “Monumento mundo como pregunta y no proporcio-
do poeta Ovidio colaboraron en la a la Libertad” fue uno de esos monu- na ninguna gran respuesta. Deja al
construcción de la torre. Shklovsky mentos efímeros y no objetivos de la desnudo los límites entre el arte y la vida,
termina su ensayo señalando sus ma- propaganda visual postrevolucionaria, sin pretender abolirlos o esfumarlos. No
teriales no convencionales: “El antes de que se impusiera la megalomanía habilita una traducción perfecta de la vida
22 monumento es de hierro y vidrio y re- granítica del período stalinista: en arte, ni una completa estetización de
volución”. El oxígeno de la revolución la política. El arte sólo tiene sentido
funciona como el cemento inmaterial Hay una lápida cerca de la Estación Ni- cuando no está completamente al ser-
del proyecto. Así, en los orígenes del colás. Un caballo de arcilla está parado vicio de la vida real o de la Realpolitik,
funcionalismo moderno está la función allí, con una caja de arcilla sobre su cuando su extrañeza e individualidad
poética tanto como la invención de la lomo de arcilla [...] Están cubiertos por quedan intactas. De este modo, el pro-
los paneles de madera del “Monumento
ingeniería. Al describir la “semántica” cedimiento del extrañamiento puede
a la Libertad”, con sus cuatro altos más-
de la torre, Shklovsky habla de poesía: tiles que salen de los ángulos. Los chicos definir y desafiar la autonomía del arte.
“La palabra no es sólo una palabra en de la calle venden cigarrillos, y cuando Tal planteo sobre el extrañamiento
poesía, sino que arrastra decenas de aso- los milicianos con sus pistolas llegan para difiere de las nociones hegelianas y
ciaciones. Esta obra está llena de agarrarlos y llevarlos a los centros de marxistas de alienación. El extraña-
asociaciones, como el aire de Petersburgo detención juvenil donde sus almas serán miento artístico no se compensa por
en el remolino invernal”. La torre de salvadas, los chicos gritan “rajen”, sil- incorporación o pertenencia a la comu-
Tatlin es un monumento a la función ban profesionalmente y corren por todas nidad. Distinto de la noción marxista de
poética. Los dos significados de la pala- partes hacia el “Monumento a la Liber- libertad, que consiste en superar la alie-
tad”. Allí se refugian y esperan, en el
bra “techne” (arte y artesanado técnico) nación, el extrañamiento shklovskiano
vacío debajo de las planchas, entre el
se entrecruzan constantemente. zar y la revolución.12 es, en sí mismo, una forma de libertad
Por eso, la torre no es sólo un fraca- limitada, asediada por todo tipo de
so de la ingeniería sino un caso ejemplar En la descripción de Shklovsky, el teleologías modernas.
de arquitectura constructivista. La ar- monumento al zar todavía no ha sido A mediados de la década del vein-
quitectura era considerada un archi-arte, destruido ni completado el monumen- te, el clima artístico de la Rusia soviética
esquema de una visión del mundo y to a la libertad. Ese signo político dual había cambiado. En su diario de 1927,
continente de sueños futuristas. Esto la se convierte en un entorno urbano vi- Lidiia Ginzburg, crítica literaria y jo-
volvía más y menos que arquitectura en vaz y ambivalente, ocupado por los ven discípula de Tynianov y Shklovsky,
el sentido de entorno construido. La chicos de la calle de modos imprede- anotaba: “Los tiempos dichosos en los
arquitectura revolucionaria ofrecía la cibles. (Shklovsky los llama “los
10. Victor Shklovsky, “Pamiatnik tret’emu
escenografía de una experimentación gavroches de Petrogrado”, aludiendo internatsionalu”, en Khon konia, Moscú-Berlín,
futura y encarnaba las alegorías de la explícitamente a la revolución france- Gelikon, 1923, pp. 108-111.
revolución. Los ejemplos más intere- sa y sus representaciones.) En su 11. La estatua pertenecía al escultor Paolo
santes de esta archi-arquitectura no descripción, el monumento adquiere un Trubetskoi y fue erigida en 1909 en la Plaza
Znamensky, cerca de la estación Nicolás, hoy
eran los monumentos construidos sino interior; el espacio público se convierte Plaza Vosstaniia, próxima a la estación de trenes
los entornos soñados y los memoria- en escondite. Shklovsky identifica su de Moscú.
les no intencionales. Shklovsky punto de vista con los chicos de la ca- 12. Shklovsky (Khon koniak, cit., p. 196-197)
describe su propio escenario lúdico de lle que, en sus juegos peligrosos, se introduce la historia así: “No, no la verdad. No
toda la verdad. Ni siquiera un cuarto de verdad.
ruina y construcción, que ofrece su esconden “entre el zar y la revolución”; No me atrevo a hablar y despertar mi alma. La
base a la práctica subversiva del extra- busca una tercera vía, la arquitectura pondré a dormir, la cubriré con un libro, de
ñamiento. efímera y juguetona de la libertad.13 modo que no escuche nada”.
Pocos saben que Victor Shklovsky Opera con un doble extrañamiento, 13. Shklovsky, ibid. Para un análisis comparativo
de la teoría del extrañamiento de Shklovsky,
fue el primero en describir la Estatua desfamiliarizando tanto la autoridad véase “Politics of Estrangement: Victor
de la Libertad Soviética en la misma co- del zar como la teología liberacionista Shklovsky and Hannah Arendt”, Poetics Today,
lección de ensayos donde se refiere a la de la revolución. La “tercera vía” su- vol. 26, número 4, Invierno 2005, pp. 581-611.
que se ponía al desnudo el procedimien- conectado. La torre parece la ruina de primera vista, estas obras parecen fue-
to artístico han pasado (y nos dejaron una mítica estación espacial desde la ra de tiempo y su técnica recuerda
un verdadero escritor: Shklovsky). Hoy que los Letatlins partirían hacia el algunos de los experimentos figurati-
debemos esconder el procedimiento cielo. vos tempranos de Tatlin, anteriores a
tanto como podamos”.14 La práctica del La vida artística de Tatlin, desde 1914. En este aspecto, las obras figu-
extrañamiento estético se había vuelto mediados de los años veinte hasta me- rativas tardías pueden compararse con
políticamente sospechosa ya hacia fi- diados de los treinta, abunda en las obras tardías de su rival de la van-
nes de la década de 1920; en la contradicciones que refractan su épo- guardia, Kazimir Malevich. En mi
siguiente, se lo consideró un crimen ca. Diseñó el ataúd de Mayakovsky, opinión, el carácter tardío y retrasado
intelectual. En esos años, Tatlin traba- que se suicidó en 1930. El año siguien- de las naturalezas muertas y los paisa-
jó en otro monumento de tecnología te, Tatlin recibió la condecoración de jes de Tatlin habla oblicuamente de la
vanguardista, con un homónimo de su “distinguido trabajador artístico”, y en época: años de purgas y guerra. Figu-
nombre (Letatlin, neologismo que in- 1932 exhibió sus obras, por única vez rativas, estas obras no reflejan el
cluye el verbo “volar”/letat). Si la torre en su vida; los críticos observaron, optimismo del realismo socialista y, en
representaba el sueño del colectivo erróneamente al parecer, que Tatlin cambio, sugieren una perspectiva
perfecto, la nueva ágora de la Tercera había pasado del “arte a la tecnología”. existencial diferente. La naturaleza
Internacional, Letatlin era un vehículo En 1934, el OGPU lo invitó junto con muerta es uno de los géneros antiguos
volador individual. Estructura biomór- otros artistas a presenciar la construc- que sobrevivió los cataclismos histó- 23
fica, entre el traje y la máquina, remitía ción del Canal Belomor, una de las ricos y las revoluciones artísticas y
a los cuentos de hadas rusos en sus for- obras donde tempranamente Stalin sociales. Nos recuerdan otros ritmos no
mas más simples. Hoy parece un empleó trabajo esclavo. Después de revolucionarios, los ritmos de la vida
vestigio de un Icaro moderno, un tri- algunos intentos fracasados de parti- cotidiana. Conservan el sueño del ho-
buto a los pájaros y máquinas no cipar en el diseño de arquitectura gar, de la naturaleza domesticada y de
funcionales imaginados por los artis- pública, Tatlin fue desvaneciéndose; las viejas tradiciones artísticas. Las
tas desde el Renacimiento. Como dibujó ilustraciones para Kharms y naturalezas muertas de Tatlin carecen
Tatlin esperaba que sus proyectos fue- otros escritores de literatura infantil de sensualidad visual; representan in-
ran sostenidos por la industria aérea, (antes de que algunos de ellos desapa- finitas variaciones del mismo tema:
su ensayo sobre arte y tecnología lleva recieran durante las purgas de los años cebollas y nabos, flores vulgares, cu-
como epitafio una cita de Stalin: “La 1930) y trabajó en diseño teatral. chillos hundidos en carne oscura y no
tecnología decide todo”. Pero en Tatlin En la exposición oficial de 1933 muy fresca, una calavera con un libro.
no funcionó de acuerdo al programa. “Artistas de Rusia”, las obras de Tatlin Parecen un memento mori, que echa su
Ni celebración de la ingeniería sovié- fueron colgadas en un pequeño hall sombra sobre la fragilidad de la más
tica ni solemne afirmación del impulso dedicado a los “excesos formalistas” frugal domesticidad.16 Hay una tensión
ruso hacia el cosmos, Letatlin era un (exitoso precedente de la exposición sutil entre las naturalezas muertas
vehículo íntimo, un gracioso monu- nazi de Arte Degenerado). Los críti- ahistóricas y la fecha pintada en los
mento a un sueño, no un viaje hacia cos soviéticos proclamaron que las cuadros: 1937, 1944. La naturaleza
otro mundo. Por supuesto, no volaba. obras de Tatlin demostraban “la muerte muerta no era sospechosa políticamen-
Por lo menos, no en sentido literal. natural del arte por sus experimentos te y fue uno de los pocos géneros que
Letatlin y la torre pertenecen a una formales” y declararon que Tatlin no sobrevivió en los márgenes la censura
historia de la tecnología muy diferen- era un artista. extrema del realismo socialista. Extra-
te, una tecnología encantada, sostenida ¿Qué hacen los artistas cuando so- ñamente, era una de las formas
por el carisma tanto como por el cál- breviven a su relevancia cultural? En favoritas de arte en prisión, ya que pro-
culo, relacionada con los mitos el caso soviético, conocemos muy poco metía una huida fugaz hacia un plano
premodernos tanto como con la cien- sobre los últimos quince años de la más tranquilo de la existencia huma-
cia. Sin embargo, no son tan ajenos a obra de los fundadores de la vanguar- na. El pintor de naturalezas muertas se
la historia de la cosmonáutica soviéti- dia plástica, incluyendo a Vertov y
ca; en la exploración del cosmos la Tatlin, que murió en 1953. ¿Qué pue-
14. Lidiia Ginzburg, Chelovek za pis’mennym
ciencia se mezclaba con la ciencia fic- de hacer un artista de vanguardia stolom, Leningrado, 1989, p. 59.
ción y en la ideología a veces resonaban después de la muerte oficial de la van- 15. Svetlana Boym, “Cosmos: Remembrances
los ecos de la poesía.15 Lo que queda guardia? of the Future”, en Adam Bartos, Kosmos. A
de Letatlin son las vértebras de las alas, La obra de Tatlin “post mortem” Portrait of the Russian Space Age, Princeton,
Architectural Press, 2001.
dibujos que se parecen a los de consiste literalmente en naturalezas 16. El artista contemporáneo Leonid Sokov
Leonardo. Lo que queda del Monu- muertas, en una paleta de grises y ma- recuerda que durante la primera exposición de
mento a la Tercera Internacional es un rrones, pintadas sobre las superficies Tatlin realizada después de la muerte del artista,
esqueleto arquitectónico registrado en de viejos lienzos o de íconos; y tam- en los años setenta, varias mujeres de edad que
trabajaron en la fábrica de mosaicos o en los
una vieja foto. Ambos monumentos bién en paisajes rurales desolados, teatros locales llevaban pequeñas naturalezas
tienen retrospectivamente un aspecto realizados como fondos de produccio- muertas de Tatlin, olvidadas, que el artista les
agudamente antropomórfico e inter- nes teatrales del realismo socialista. A habría dado a cambio de dinero o comida.
distingue por el arte de las variaciones del Rey Salomón.19 La torre de Babel ella, redescubrir su potencial
menores, y lleva a cabo un trabajo revolucionaria encontró otro destino escultórico, político y lúdico. Sokov es
manual de memoria cultural. como mito artístico; se convirtió en el un conceptualista táctil, que quiere que
Cuanto más nos acercamos a las miembro fantasma de la tradición no se juegue con cada vértebra de la me-
naturalezas muertas de Tatlin, tanto conformista del arte del siglo XX y moria cultural y del arte experimental.
más se nos muestran como ejercicios comenzó una segunda vida en la ar- Le gusta remitir su genealogía con-
de doble visión, pero no en el sentido quitectura de papel, las instalaciones ceptual a lo que considera el origen de
convencional del doble discurso polí- conceptuales y el folklore urbano. la escultura rusa: los sabios diseños de
tico. Más bien, existe una tensión entre Muchos de los artistas conocidos candados y cercos de las aldeas, que
las flores figurativas y el fondo abs- como los conceptualistas de Moscú, un podían ser disfuncionales pero conser-
tracto. En primer plano están los grupo laxamente organizado que inclu- vaban “el brillo profano” de las prácticas
austeros motivos y el fondo consiste ye a Komar y Melamid, Kabakov, shamánicas y perpetuaban una
en superficies gruesamente pintadas Sokov, Kosolapov, Elagina y otros, autoprotección claustrofóbica. Con
desde las que saltan los contrarrelieves. reciclaron los símbolos del arte ideo- una dosis de humor, el artista cuenta
Estos escenarios poco espectaculares lógico oficial, así como la basura la historia de su abuela campesina que
y tardíos han sido abandonados por los soviética cotidiana y los íconos más ins- practicaba varias formas de brujería
biomórficos Icaros revolucionarios. pirados de la vanguardia. Llevaron a blanca, no el glamoroso shamanismo del
24 Ningún Letatlin se posaría sobre ellos; cabo un hiperintercambio transcultural, “arte espiritual” de Kandinsky, sino un
ninguna torre revolucionaria se levan- traduciendo los objetos soviéticos en shamanismo de todos los días.20 Para
taría sobre la tierra pantanosa del signos artísticos. Si los artistas occiden- Sokov, la gran inventiva del arte ruso
miedo. Las últimas obras de Tatlin pa- tales muchas veces se fascinaron con –de los candados shamánicos a la
recen un “escenario natural” donde los la potencia visionaria y el audaz exo- vanguardia– nunca dio como resulta-
proyectos de la vanguardia se han con- tismo de la utopía soviética, los artistas do productos útiles o terminados. La
vertido en las ruinas de la revolución. soviéticos confrontaron sus metamor- incompletitud y la astuta imperfección
Las obras de arte viven sus propias fosis en las prácticas cotidianas del arte son las fuentes de su encanto y fasci-
vidas paradójicas.17 La torre no estaba y la vida. Más profundamente conec- nación. Eran proyectos y ruinas avant
destinada a existir en el espacio abier- tados con las ruinas, tienen frente a la lettre. La torre de Tatlin aparece en
to de la ciudad. En cambio, una réplica ellas una actitud menos reverencial. la obra de Sokov como otro ejemplo
fiel fue reconstruida en el piso de la Encaran los objetos de la vanguardia de disfuncional tecnología fantástica.
fábrica de mosaicos donde Tatlin traba- sin la piedad del museo. De hecho, en Sus materiales favoritos, madera y hie-
jó los últimos años. Esta reconstrucción su memoria, la vanguardia internacio- rro, son modernos y primitivos al
fue realizada entre 1986 y 1991 por un nal no formó parte de la cultura del mismo tiempo.
grupo de jóvenes entusiastas que ana- museo ni del mercado; no poseía Un diálogo del teórico cultural
lizaron detalladamente los dibujos de sacralidad museal. Pertenecía, en cam- Victor Tupitsyn con Ilya Kabakov se
Tatlin y las fotografías de 1920.18 Su bio, al reservorio de sueños utópicos formula una pregunta importante sobre
homenaje a Tatlin coincidió con el fin no oficiales. la obra de Sokov: “¿Es un postmoderno
de la Unión Soviética, el comienzo de En una obra conceptual de Sokov,
la perestroika y del glasnost. “Madonna con Niño”, la torre de Tatlin 17. La torre legendaria de Tatlin tiene un eco en
Nunca realizada como monumento aparece como un espíritu sagrado, un otro monumento no construido del siglo XX: el
Palacio de los Sóviets (arquitecto Iofan), que
revolucionario, la torre se materializó perfil de Madonna, que recuerda el debió construirse en el predio de la destruida
como “herencia artística”. Así coinci- estilo de Magritte, y encierra un deso- catedral de Cristo Salvador. En el Palacio de
dieron la reconstrucción y la ruina de lado paisaje ruso. La torre es colocada los Sóviets, la espiral dinámica y abierta se
los ideales revolucionarios. La torre en un escenario natural y enmarcada vuelve estática, convertida en terrazas con
columnas, decoradas con una gigantesca estatua
representó el momento cuando toda- como un ícono no convencional de arte de Lenin. La guerra interrumpió las ambiciones
vía se pensaba que las revoluciones inconformista. En la obra de Sokov, las arquitectónicas de Stalin, relegando el Palacio
artística y social se fundirían, pero ter- ruinas de la vanguardia adquieren una de los Sóviets al reino de la “arquitectura de
minó conmemorando su contrario: el frágil fisicalidad antropomórfica. Ya papel”. Una réplica en cemento de la catedral
fue construida en 1998.
colapso de esa aspiración utópica. no están hechas con el fino aire de la 18. El grupo incluía a D. Dimakov, N. Debrin,
revolución, sino con la rústica madera I Fedotov y E. Lapshina. Reconstrucciones de
que deja astillas bajo la piel. la torre fueron hechas antes en Suecia (1968),
2. Posteridad de la torre Sokov es uno de los pocos artistas Inglaterra (1971), Francia (1979), Estados
Unidos (1980, 1983). En Rusia T. Shapiro, viejo
en el arte conceptual conceptuales que logra hacernos reír. En colaborador de Tatlin, hizo una reconstrucción
su estudio hay modelos y partes de la en 1975 y 1980.
En 1998, el artista ruso-americano torre de Tatlin en diferentes escalas, dis- 19. Sobre el homenaje artístico de Constantin
Constantin Boym hizo una serie de persos como juguetes infantiles Boym a las ruinas de Tatlin, ver “Hybrid
Utopias” y “Airport Ruins”, en www.svetla-
souvenirs de monumentos faltantes: un descartados, souvenirs o proyectos ar- naboym.com
souvenir de bronce de la torre de Tatlin, quitectónicos de aficionado. La torre es 20. Entrevista de Svletana Boym a Leonid
el Palacio de los Sóviets y el Templo nuevamente joven, se puede jugar con Sokov, noviembre de 2005.
o un folklórico?”21 Las lúdicas escultu- “obra total del stalinismo”, ni sugiere los territorios del terror y la geometría
ras revelan la corporeidad de la ideología una continuidad directa entre el claustrofóbica de la vida soviética tra-
utópica, su cuerpo carnavalesco. Sin em- utopismo de la vanguardia y la tando de extrañarla (sin lograrlo
bargo, no se trata de una carnavalización teleología oficial del estado stalinista. siempre).
estilizada bajtiniano-rabelesiana, sino del Creo que el libro de Boris Groys Total Sokov es uno de los pocos cuyas
arte impuro e híbrido de hoy en Rusia. Art of Stalinism es muy provocador y obras son un comentario sobre la com-
Pone en primer plano capas margina- tuvo su momento cuando fue concebi- plicidad artística con el ars oblivionalis
les y secundarias de cultura no artística do en los últimos años de la década del oficial, y para hacerlo se compromete
que, según las ideas de Shklovsky y ochenta como antídoto al olvido sovié- con las ruinas de la “zona” soviética.
Tynianov sobre filiación y evolución tico y ruso del realismo socialista y a La palabra “zona”, aparentemente neu-
literaria, ofrecen nuevas posibilidades la heroicización occidental de la van- tral y extranjera, tenía un significado
para la innovación que no siempre mira guardia. Sin embargo, una perspectiva especial en la Rusia soviética. Era un
hacia atrás o hacia delante, sino a los más actual sobre las ruinas exige defi- eufemismo burocrático para designar
costados, imitando el movimiento del nir las zonas artísticas y estatales con la prisión y el Gulag. La palabra llegó
alfil. En el caso de Sokov, este campo mayor precisión. La vanguardia fue un a tener tanta influencia cultural que el
cultural secundario incluye la cultura fenómeno diferenciado y ninguna ana- mundo fuera de la “zona” no se deno-
militar, los candados y cercos soviéti- logía unificadora entre revolución minaba “mundo libre” sino “zona
cos, la propaganda oficial y el artística y social describe la especifi- libre”. Sokov coloca los monumentos 25
anti-diseño cotidiano. cidad de la situación soviética. La torre de la vanguardia en un nuevo contex-
Las esculturas rústicas y no termi- de Tatlin no “evolucionó” hasta con- to cultural que no es meramente
nadas de Sokov tienen también otra vertirse en la torre rústica pero eficiente posmoderno sino una zona de margen,
fuente menos mítica de inspiración. del Gulag; ambas pertenecen al mis- un espacio de arquitectura no oficial e
Mientras estudiaba en la universidad, mo paisaje cultural de la modernidad informal, de cercos y candados, de edi-
Sokov sirvió en el ejército soviético. soviética; las ruinas de una apuntan a ficios deteriorados, de paisajes desiertos
En la biblioteca, por casualidad, des- las ruinas invisibles de la otra. que conservan una pátina de historia
cubrió un informe de 1930 sobre el Incluso los artistas inconformistas reprimida. Sus materiales son los de la
viaje de artistas y escritores al Canal hablaron raramente de modo directo zona, y trató de transportarlos a la zona
Belomor, que se estaba construyendo. sobre el Gulag, pese a que los prisio- libre de su imaginación. En su obra, la
Aunque era propaganda oficial soviéti- neros sobrevivientes vivían entre ellos posmodernidad cita la prehistoria. O
ca, el libro lo atrajo. Lo impresionaron y la experiencia del Gulag todavía era quizás, como sugiere Kabakov, la
las fotografías de los instrumentos del una memoria viva. Los motivos son posmodernidad se convierte en una
Gulag y del trabajo esclavo que reve- complejos. El discurso político direc- memoria viva, al perder sus comillas
lan la manera brutal y premoderna en to era considerado “estéticamente mentales se vuelve ocasión de come-
que se industrializó la Unión Soviéti- incorrecto”, demasiado ideológico in- dia del cuerpo o de melancolía sin
ca. En sus ratos libres, Sokov llenó sus cluso si su oponente era la ideología límites. La torre de Tatlin, una ruina
cuadernos de apuntes con dibujos de oficial soviética. Los artistas inconfor- virtual, adquiere materialidad. Su
estas máquinas primitivas y de la ate- mistas desarrollaron su subcultura disfuncionalidad y virtualidad la hacen
rradora arquitectura de los campos de alternativa después del deshielo y re- importante y creíble en el teatro de la
trabajo. En su obra posterior, pone en accionaron contra el lirismo directo y memoria cultural. Para los artistas de
escena la siniestra metamorfosis de la “sincero” del arte y la literatura de los los años setenta, los huesos de Letatlin
torre: la torre de Babel, la torre de años sesenta. Es posible también que y el esqueleto arquitectónico de la to-
Tatlin, la Ur-neo-geo-torre de la hubieran internalizado los tabúes cul- rre ya no son meros símbolos o
neovanguardia y la hiperrealista torre turales y que trabajaran con los modelos; adquieren un cuerpo frag-
de vigilancia del Gulag. Sokov hizo un silencios, señalando los traumas pero mentario y forman parte de una
retrato escultura, a escala real, del ar- no abriéndolos de modo explícito. El arqueología cultural lúdica del siglo
tista contemporáneo como guardia de Gulag no fue un campo de muerte, aun- XX. Como escribe Kabakov: “El in-
Gulag, cerca de la torre de vigilancia. que la crueldad, la muerte y el asesinato genuo mundo de Sokov no es tan
Es revelador porque el artista no se que tuvieron allí su lugar pueden com- ingenuo”.22
presenta a sí mismo como glamoroso petir con los de los campos nazis. El
inconformista que liberará la torre, sino Gulag fue un campo de trabajo escla-
como engranaje del sistema cuya fun- vo, un campo de seres vivos, parte del
ción es custodiar una torre de vigilancia territorio soviético que se tocaba con
que se parece al memorial del sueño el resto del país de muchos modos in-
de la vanguardia. La relación entre la visibles. Redescubrir esas presencias 21. “A Conversation between Victor Tupitsyn
and Ilya Kabakov on Leonid Sokov”, en Leonid
torre de Tatlin y la torre de vigilancia fantasmales en una obra es como re-
Sokov, Installation, Documents, Articles, San
del Gulag no debe tomarse literalmen- velar las capas invisibles de la película Petersburgo, Museo Estatal Ruso, The Palace
te. La torre de Tatlin no “conducía” a de la memoria. Las instalaciones con- Edition, 2000, pp. 15-16.
la del Gulag. No son parte de la misma ceptuales y las esculturas reproducen 22. “A Conversation”, cit., p. 16.
Vladimir Tatlin, proyecto del Monumento
a la Tercera Internacional y construcción
con sus asistentes de la maqueta, 1920.

26
3. Arquitectura de papel te los imperativos oficiales colectivos. Museos Vaticanos, el Guggenheim de
e instalaciones Compartían formas, pero no las enten- Nueva York). Pero la arquitectura de la
dían del mismo modo. instalación tiene otra cualidad, porque
La torre de Tatlin jugó un rol impor- Yuri Avvakumov capta la arquitec- la espiral no sugiere una perspectiva
tante en las ciudades invisibles de la tura de los años veinte y treinta, ya no hegeliana sobre el desarrollo de la his-
imaginación cultural alternativa. Fue enmarcada por grúas, sino hecha de toria. Para Kabakov, la espiral
un monumento central para la arqui- grúas, como si el espíritu de la cons- permanece abierta y misteriosa, y no se
tectura de papel y las instalaciones trucción fuera parte de su materialidad.23 convierte en una futura pirámide. Siem-
desde los años setenta hasta los noven- La estatua del Obrero y el Campesino pre habrá un espacio vacío y un insecto
ta. La arquitectura de papel surgió en tiene el espíritu de los años veinte. La invisible. El visitante de la exposición
1970 como modo de reciclar y recor- torre se convierte en un habitat; alberga no triunfa después de su ascenso; debe
dar los sueños utópicos de los años inquilinos que perpetúan y distorsionan descender de inmediato por una escale-
veinte. No intentaba volver realidad los sus invenciones radicales. La arquitec- ra oscura que le sugiere introspección
cuentos de hadas, todo lo contrario. tura es humana; sostiene y cobija los y humildad. En ese momento, el visi-
Los arquitectos estaban orgullosos de sueños de otros tiempos. La relación tante observa el espacio brillante de la
trabajar con papel, y no con piedra y con la torre antropomórfica tiene al- espiral utópica que parece una capara-
cemento. Muchos arquitectos jóvenes, guna ternura. Ahora la torre de Tatlin zón. Es, finalmente, una vivienda
que habían estudiado en el Instituto no es la sede de la Tercera Internacio- portátil, un refugio del artista-inmi-
Arquitectónico de Moscú, sucesor del nal sino que sostiene las aspiraciones grante que vive en sus instalaciones.
famoso VKHUTEMAS de los años vein- de un aviador creativo, Letatlin. La forma arquitectónica del proyecto
te, llevaban una vida paralela Las instalaciones fueron otra forma evoca tanto una espiral utópica colec-
dedicados a concursos internacionales. de arquitectura no funcional. Ofrecie- tiva como un techo protector.
Vivían en mundos míticos extraterri- ron un refugio para las ruinas reales y La instalación materializa el traba-
toriales y podían viajar más allá de la virtuales de la vanguardia. Ilya Kabakov jo de la memoria según Kabakov. Crea
cortina de hierro, aunque no pudieran es uno de los pioneros de una instala- un entorno completo, que incluye
desplazarse físicamente. La inmateria- ción total que incluye ruinas, souvenirs, obras anteriores, fragmentos de sus
lidad era un signo de integridad; los modelos y basura cotidiana.24 álbumes, pinturas, objetos cotidianos,
arquitectos no querían comprometer la En uno de sus proyectos recientes, objetos coleccionados por gente común,
radicalidad de la imaginación y consi- la torre de Tatlin no es sólo un souvenir dibujos de artistas sin condiciones y
deraban sus proyectos con mucha más a escala reducida de un monumento basura. La instalación es un museo de
intensidad y seriedad que los aburri- que no está. Su forma es evocada por la obra anterior de Kabakov, parecida a
dos trabajos en la industria soviética la arquitectura transitoria de toda la ins- una muñeca matreshka que incluye
de la construcción (en el caso de que talación. Su reciente proyecto, el muchas capas de memoria. El artista
hubieran conseguido algún trabajo grandioso “Palacio de los Proyectos”
allí). Mientras que los seguidores oc- (1998-1999) tiene una forma 23. Una discusión más pormenorizada en:
cidentales de las vanguardias rusas ambivalente: una espiral vertical ascen- Constantin Boym, New Russian Design, Nueva
adherían al mensaje social y trataban dente que, desde arriba, parece la York, Rizzoli, 1992.
24. Una detallada discusión de la concepción de
de creer que lo utópico era posible, los caparazón de un caracol. Por un lado, instalación y los usos de la nostalgia en Kabakov,
arquitectos rusos asumían el potencial la escalera espiralada nos remite a un véase: Svletana Boym, The Future of Nostalgia,
artístico, pero desafiaban abiertamen- espacio museal institucionalizado (los cit.; y Boris Groys, Total Art of Stalinism.
observó que los visitantes comenzaban Kabakov lejos de su patria. Le permite desea una restauración total. Por el
a dejar sus propios objetos, como si la dislocar la topografía de sus miedos in- contrario, es reflexiva, señala las im-
instalación se hubiera convertido en un fantiles y domesticarlos en el perfecciones, los vacíos y las
espacio internacional de guarda de extranjero. Lyotard sugiere una cate- excentricidades que perturban los di-
objetos de nostalgia. De algún modo, goría interesante, “domesticación sin seños arquitectónicos y teleológicos.
le ayudaba a la gente a transformar sus do-mus”, que entiendo como un modo Esta perspectiva del siglo XXI, off-mo-
objetos inútiles en obras de arte. de vivir en habitats desplazados, lejos derna, lateral, recupera la dialéctica del
Kabakov, que también promueve el de los extremos de la domus familiar pensamiento y la percepción, de la
conceptualismo táctil, juega con las tradicional y de la megápolis del materialidad que se desvanece en la era
distancias estéticas. ciberespacio.25 de lo digital y lo virtual, de la tensión
Se trata de un único museo de sue- En realidad, este proyecto “insta- entre modelos y prácticas. También
ños, hipótesis y proyectos basados la” no espacios sino tiempo. Si el significa el regreso de una cierta pers-
sobre la creencia de que “tener una vida Pasado y el Futuro están materializa- pectiva existencial, un horizonte
humana es poseer un proyecto propio”. dos en la instalación a través de formas humano que se sobreimprime a las
Kabakov cree que cada uno debe tener de objetos y de lugares asignados, el axiologías intelectuales y tecnológicas.
el derecho de exhibir los modelos de Presente está personificado por el vi- En contraste con la fascinación
su deseo. En lugar de construir una uto- sitante. Las “espirales de tiempo” (son posmoderna por la multiplicidad y la
pía grupal a escala real, el artista palabras de Kabakov) lo atraviesan y simulación, la ruinofilia hace el duelo 27
propone dar a cada uno la oportunidad se mueven en direcciones diferentes. de la ambición utópica. Evoca, pero no
de mostrar el mundo de sus sueños, en La obra de Kabakov trata de la selec- glorifica, los tiempos en que monu-
miniatura. Si Hitler hubiera presenta- tividad de la memoria. Sus fragmentarias mentos que desafiaban la gravedad
do una versión en miniatura del Tercer “instalaciones totales” nos recuerdan ocupaban los sueños.
Reich y hubiera recibido el aplauso de cautamente los vacíos, los compromi- En las ruinas, los monumentos se
los críticos vieneses, la historia del si- sos, las molestias, los agujeros negros vuelven mortales. Los símbolos nacio-
glo XX habría sido diferente. presentes en la fundación de cualquier nales e ideológicos adquieren un
Hay muchos sueños cósmicos aquí, edificio utópico y nostálgico. Una am- cuerpo frágil y una escala humana. La
Letatlins en miniatura, nacidos en las bigua nostalgia se relaciona con la arquitectura utópica invadida por el
condiciones claustrofóbicas de la vida experiencia individual de la historia. La tiempo y la historia se convierte en un
en común. Cada proyecto tiene una pe- combinación de empatía, extrañamien- habitat para las prácticas de la vida
queña habitación, y hay habitaciones to y nostalgia irónica nos invita a cotidiana. Es “recreada” muchas veces
vacías para los soñadores resistentes del reflexionar sobre la ética del recuerdo. contra el deseo de quien la diseñó ori-
futuro o para proyectos que llegaron Reflexionando sobre sus propios ginalmente, porque con el tiempo se
tarde. El visitante puede sentarse sólo recuerdos diaspóricos de su infancia ha convertido en una suerte de artefac-
en una silla y habitar las fantasías de soviética, Kabakov se remonta a los to colectivo. Se alcanza un significado
otro, experimentarlas e inspirarse. Casi orígenes de la utopía moderna y reve- diferente de la expresión “libertad ar-
todos los proyectos tienen un autor: un la dos impulsos contradictorios: tística”. Ni la libertad del artista
soñador común, un excéntrico de pro- trascender lo cotidiano a través de algo individual ni el imperativo colectivo nos
vincias, un científico amateur, un así como una fantasía colectiva, o vi- devuelven la idea de co-creación entre
filósofo aficionado, un artista sin talen- vir en las ruinas más inhabitables para genio humano y genius loci, entre his-
to o un genio no reconocido. preservar los recuerdos. La instalación toria, naturaleza, cultura, artefactos que
El Palacio de los Proyectos no pre- muestra el fracaso de la teleología del desafían el tiempo y el tiempo mismo
senta un museo de la civilización progreso. En lugar de un Palacio del que contribuye a su metamorfosis. El
soviética. Las utopías no son públicas Futuro singular, unificador y brillante, tiempo los transforma y es contenido
sino privadas. No hay ruinas sino mode- lo que se muestra son las dispersas ba- dentro de ellos. Las utopías sociales de
los que difieren en escala de su ideal. En rracas del Pasado y el Presente. La la imaginación artística adquieren una
sus últimos trabajos, realizados en el exi- instalación total revela una nostalgia por segunda vida como sueños reciclados
lio, la estrategia del artista es bicultural. la utopía, pero remite la utopía a sus orí- y lecciones de historia.
Sus instalaciones combinan el lenguaje genes no en la vida sino en el arte.
occidental de la terapia y el mejoramiento Traducción: B.S.
del hogar con las fantasías orientales de La fascinación por la torre de Tatlin y
huida, el sueño americano concreto y las las ruinas de la modernidad va más allá
25. Jean-François Lyotard, “Domus and
aspiraciones rusas de cambiar el mun- de la condición poscomunista y el fin Megapolis”, en The Inhuman : Reflections on
do. El Palacio de los Proyectos es un de la guerra fría. Estas ruinas postso- Time, Stanford University Press, 1991. Andreas
híbrido grandioso de sueños culturales viéticas no sólo son una herencia Huyssen, en su libro Twilight Memories:
Marking Time in a Culture of Amnesia, Nueva
entrecruzados, de obsesiones, una mez- nacional rusa sino parte de la cultura
York, Routledge, 1995, p. 35, sostiene que el
cla de proyectación utópica y programa mundial. Una mirada crítica sobre las actual boom de la memoria no resulta una más
de autoayuda en diez pasos. ruinas no estetiza la historia; no se in- acentuada kitschificación del pasado, sino “un
Estas instalaciones son el hogar de clina sobre una herencia nostálgica, no potencialmente poderoso signo de contestación”.
El cine que no vemos

Santiago Palavecino, Quintín, Hernán Hevia, Emilio Bernini, David Oubiña


y Rafael Filippelli, Beatriz Sarlo, Raúl Beceyro

28
viejo y delgado confiesa lo que podía
intuirse casi desde el principio: ambos
están cansados y, sobre todo para él, es
hora de concluir ese viaje que el otro no
sólo puede sino debe continuar (pero sa-
bemos que no lo hará).
Esta podría ser una síntesis, aunque
parcial y tramposa, no del todo desati-
nada sin embargo, del film de Albert
Serra Honor de cavalleria. Pero ya en
la primera secuencia, sucede algo que
coloca al film en otra dimensión: el hom-
bre viejo y delgado recoge los restos,
diezmados, de una armadura, y le pide a
“Sancho” que la repare. También pedirá
a Sancho que le procure una corona de
laureles. Claro que nos sorprenderá me-
nos cuando, diez minutos después de esta
tímida invocación a las armas y la gloria,
el viejo se autodenomine “Quijote”.
Casi no debe haber persona que
En el mes de abril tuvo lugar el Noveno Festival de Cine Independiente de Bue- haya experimentado su encuentro con
nos Aires. De su extensa programación nacional e internacional, Punto de Vista el film en estos términos, porque nadie
eligió algunos films y directores significativos por su novedad y juventud, por dejó de advertirnos jamás que nos en-
ser verdaderos clásicos, o por su estética desligada de las grandes modas contraríamos con una versión de la
estilísticas del cine de festivales. Presentamos una pequeña antología del BAFICI novela de Cervantes, para pronto
2007, escrita por críticos y directores. adosarle adjetivos (“libre” y “radical”,
los más frecuentes). Tales condiciones
El (in)adaptado caballero predisponen a interrogar al film en el
sentido de la adaptación: qué hace con
Santiago Palavecino Cervantes. Sin embargo, durante casi
todo el metraje no encontraremos la
novela sino a través de su vaciamiento.
¿Por qué no hacer en cambio el ejerci-
Dos hombres, de contexturas físicas más un espejo de agua y deciden combatir el cio de preguntarse qué hace Honor de
bien antagónicas y edades disímiles, ata- calor en él para luego a su vera comer cavalleria con el cine, y por el contra-
viados con ropas anacrónicas, son unas nueces, contemplan amaneceres y rio qué hace el Quijote con el film?
registrados en video digital mientras ascensos de la luna, ocasionalmente se Tal vez sea el camino de razona-
atraviesan campos de la provincia de separan y se reencuentran. A veces, dia- miento que le haga mayor justicia, no
Girona. Caminan, duermen, descubren logan en catalán. Hacia el final, el más sólo porque a fin de cuentas es un film
y merece ser atendido antes que nada destinados a cohabitar en un film. El de ganar en precisión, también se pone
en su especificidad, sino porque los primero de ellos es la utilización del vi- en escena el propio acto de mirar, como
aciertos de Serra parecen nacer con una deo. No se trata del promocionadísimo si en el fondo aquello no estuviera llama-
serie de decisiones formales que tienen video de alta definición (HD), sino de do a ser visto (un film así no está llamado
la relación con la literatura como sólo cámaras DV. A excepción de un par de a existir), y algo de la voluntad y el es-
uno de sus elementos. A la vez que en- momentos en que se filma en picado fuerzo de la mirada necesitaran cobrar
frentarse al Quijote, Serra debió decidir desde lo alto de alguna colina a los per- cuerpo. Lo mismo con las alturas bajas
una estrategia de rodaje, determinadas sonajes caminando (en encuadres que que obligan a contrapicados, por arbitra-
opciones de lenguaje, un modo de re- prácticamente tienden a confundirlos rios, muy bellos (una vez más sucede que
lación también con la historia del cine con el paisaje), el resto de los emplaza- hay que usar lentes cerrados para encua-
y hasta con la suya personal. Y es en la mientos privilegia las alturas bajas drar un primer plano desde el piso, y el
confluencia (y la asunción) de todas (tributo a Ozu), así estén los persona- efecto de descontextualización suele ser
esas tensiones donde el film da un sal- jes sentados, acostados o de pie. Incluso muy eficaz). Esta evidencia del regis-
to cualitativo enorme. las distancias de cámara suelen ser li- tro se traslada a los cortes de audio,
En la sinopsis ligeramente insidio- geramente “incómodas”, un poco más directos, y a una concepción realista del
sa que proponíamos al principio, alejadas de lo conveniente por ejem- sonido todo, que subordina la audibilidad
quedaba abierta la posibilidad de que plo. Serra dice haber registrado con dos a la distancia (los diálogos se oyen en
pudiéramos encontrarnos con un film o tres cámaras escenas que en ocasio- la medida en que la cámara –la perso- 29
de características bastante habituales en nes alcanzaban los cuarenta y cinco na que la porta– podría oírlos). Estos
algunas películas recientes: a esta altu- minutos. Algo de ese largo aliento se personajes contemplativos son osten-
ra las derivas (del relato y de los percibe en el tempo de los fragmentos siblemente mirados, brechtianamente
personajes) por espacios cualesquiera, que el montaje (musical, imprevisible, vistos en su ver.
el predominio del tiempo sobre el mo- evitando en general –aunque no Ahora bien, una vez más: esta ima-
vimiento, la configuración de una sistemáticamente– los raccords, espe- gen con vocación de actualización de
imagen mental: todos los rasgos con cialmente el de miradas) ha elegido aquello que capta, está dirigida hacia
que Deleuze estableciera la fisonomía incluir. Pero una estrategia tal, también el Quijote y Sancho Panza. Este es el
del cine moderno, parecen haber sugiere una planificación, si no com- punto donde parece más significativa
devenido una suerte de nuevo repertorio pletamente improvisada, cuanto menos la acción del texto sobre el film que los
que, muy a menudo y paradójicamente, maleable y sin intenciones de perfec- recortes e injertos que éste opere sobre
no conserva de la modernidad más que ción en el sentido más burocrático de la novela. Cuando, como aquí, un
el gesto: no son films que busquen dia- la palabra. Sin embargo, la elección de cineasta decide hacer resonar un texto
logar con ningún tipo de memoria, sino alturas, ángulos y distancias también sobre su puesta en escena, no está
que se proponen como puro presente. parece obedecer a una intención estéti- pensando en adaptar, sino en elegir un
Tal vez por eso se trate también de pe- ca relacionada con la materialidad clásico como resistencia; es contra él que
lículas lacónicas, cuando no mudas: misma del soporte. Serra conoce las li- se afirma, construye sus resortes
tomar la palabra, traer el orden del dis- mitaciones de la imagen digital, pero narrativos (pero también estético-ideo-
curso, es demasiado peligroso para también saca máximo provecho de sus lógicos) contra esa memoria. (El caso
estos films que en general se proponen ventajas: para un espectador contem- más alto, por extremo y libérrimo, qui-
como sucedáneos de la experiencia. poráneo la propia textura de la imagen zás sea la forma en que la Odisea
Serra quiere sin embargo duplicar y del sonido digitales comporta un plus impregna los devaneos erótico-cinema-
la apuesta. De la sensibilidad contem- de actualidad, como si lo visto se situa- tográficos de Le mépris.) Si el entramado
poránea le interesa conservar el impulso ra con mayor facilidad en un tiempo de la mayoría de las ficciones se urde
materialista, la vocación de registro, la presente, remitiendo al tono del regis- contra nuestro saber del mundo (y del
exploración del video como posibilidad tro. Entonces eso se pone de manifiesto, cine), Serra la edifica contra la literatu-
de agilizar el rodaje y captar epifanías se sobreactúa con elegancia: la altura ra, y es a través de su prisma que
que de otro modo podrían perderse. baja es en general incómoda, sobre todo reencuentra cine y mundo. Por supues-
Pero a eso sumarle la memoria de la cuando la vegetación predominante- to esto puede predicarse de la estructura
gran cultura y de la historia del cine, mente alta se interpone entre cámara y del relato: sólo por choque y contraste
además de su propio y panteísta tem- personajes. Elegir la distancia en esos con el texto podemos afirmar el carác-
peramento religioso. Aquí están momentos es también determinar len- ter intersticial de los hechos narrados.
narrados algunos intersticios de los úl- tes: con lentes normales la imagen También debemos detenernos en la ca-
timos días de andanzas del Quijote y video se banaliza tal vez demasiado en tegoría de personaje y los modos de su
Sancho, pero también están Lancelot las distancias medias (todo está en foco, introducción. Porque no encontramos
du Lac, Ozu, por qué no Víctor Erice, pero la profundidad se percibe como ni la presentación de un personaje es-
Tarkovsky, Sokurov. impostada, carente de densidad); enton- pecífico de una ficción, ni el biopic de
Para lograr esto, evidentemente ces no es mala idea alejarse un poco, alguien que existiera alguna vez, ni la
debe poner en tensión una serie de ele- usar lentes más cerrados y dejar en pri- documentalización del sujeto captado
mentos que, a priori, no estaban mer término, flou, las hierbas. Además (como en un documental). Pero tam-
poco una ilustración literal del Quijote saje mental del Quijote catalán se su herramienta, de su presente tecno-
novelesco. Se trata de un cuerpo que sobreimprime con el de su realizador. lógico, pero también la capacidad de
trae la memoria del Quijote, pero a la “Porque en el principio de la literatura dialogar con el pasado. Espera el fin
vez, por todas las operaciones forma- está el mito, y asimismo en el fin”.1 En del cine con optimismo.
les de la puesta en escena (estrategia el comienzo de una filmografía que
de registro, vaciamiento del texto in- coincide con el crepúsculo del cine
vocado, soporte “inadecuado” para un moderno, Serra ha salido a reencontrar
1. Para las tres últimas citas: Jorge Luis Borges,
tema alto, extrañamiento geográfico y el mito. Parece estar dotado de todas “Parábola de Cervantes y de Quijote”, en El ha-
lingüístico, etc.), trae su propia presen- las sensibilidades necesarias para seme- cedor. Obras completas, vol. II (1952 – 1972),
cia en tanto cuerpo autónomo y jante empresa: la comprensión cabal de Buenos Aires, Emecé, 1989, p. 177.
diferente, diluyendo la asertividad de la
imagen. Serra se interroga (nada menos) Luc Moullet: desventuras de la cinefilia
sobre la posibilidad de filmar el Quijo-
te en tiempo presente. Cine y literatura
Quintín
se miran como espejos intercambiables.
Este salto cualitativo lo permite preci-
samente la introducción de Cervantes
30 en un artefacto de un orden muy otro,
y no tanto la intención de adaptar la El pasaje de Luc Moullet y de once de Parpaillon (1993); por un grado tal de
novela. sus treinta películas (entre cortos y absurdo que se aloja en lo incompren-
Honor de cavalleria es una película largometrajes) por el último BAFICI per- sible, como Una historia de Billy the
consciente de todas esas mediaciones, y mitió, más que edificar una certidumbre, Kid (1971); por la deliberada falta de
es en la certidumbre de esa saturación alimentar una sospecha: que este atractivo de los personajes, como en
como, al final, recupera no sólo una in- cineasta francés nacido en 1937 es una Brigitte y Brigitte (1966). Incluso por
mediatez casi física, sino también figura tan importante como secreta del la característica del propio Moullet
nuestra vieja amiga, la imagen mental: cine contemporáneo. Para estimar apro- como actor cómico, que no inspira sim-
a medida que se avanza en el metraje, piadamente el lugar de Moullet en la patía ni mueve espontáneamente a la risa
crece la sensación de estar viendo el historia del cine sería necesaria una vi- como lo prueba Mi primera brazada
paisaje mental del Quijote, o cuanto sión más sistemática de su filmografía (1981) o, en un extremo seguramente
menos, el mundo filtrado por su con- de la que permitió el festival y una arti- insoportable, la insólita Anatomie d’un
ciencia, cervantinamente cómico y culación de su trabajo como crítico con rapport (1976, no exhibida en el BAFICI)
patético, diáfano y alucinado, todo ello su perfil de director. Intentaremos aquí donde Moullet y su pareja en la vida
al mismo tiempo, como corresponde a una aproximación a ambas facetas y real discuten sus disfunciones sexua-
la eminentemente irónica modernidad. adivinaremos una conexión entre ellas. les de una manera tal que, al decir de
¿Pero de qué mundo se trata? En su No hay duda de que Moullet es un un crítico, es casi imposible pensar que
espléndida “Parábola de Cervantes y de cineasta atípico, muy difícil de se trata sólo de una ficción.
Quijote”, Borges describe a un encasillar. En principio, es un autor ob- Pero cuando la pulsión de
Cervantes harto de su presente y des- sesivo, de una acidez y una negrura que completitud y el suero de la verdad no
lumbrado por Ariosto y Simbad, que “en no excluyen el masoquismo. Las pelí- atentan contra su propio cine, ayudan
mansa burla de sí mismo” lanza a su culas de Moullet oscilan entre la en cambio a que los films de Moullet
personaje a buscar maravillas en luga- comedia y el documental, son profun- alcancen la altura de la obra maestra
res tan poco propicios como El Toboso damente originales, difícilmente con cartesiana naturalidad. Hubo al
o Montiel. Tanto para novelista como asimilables a tradiciones e influencias, menos cuatro en el BAFICI. En La cabale
para personaje, se trataba de oponer la totalmente ajenas al mainstream, la es- des oursins (1991), una película per-
irrealidad de la literatura con la tilización y el academicismo. Es un cine fecta, Moullet toma los terrils, las
cotidianidad del siglo XVII. “No sospe- directo, crudo, de gran frescura. Pero montañas de carbón que quedaron de
charon que los años acabarían por limar las películas dejan frecuentemente al los abandonados yacimientos france-
la discordia, no sospecharon que la Man- espectador incómodo, en un estado de ses, belgas y suizos y crea con ellos un
cha y Montiel y la magra figura del perplejidad y de extrañeza. Esto ocu- sistema histórico, geográfico, económi-
caballero serían, para el porvenir, no rre por distintos motivos: porque co, topográfico y estético con absurdas
menos poéticas que las etapas de Simbad desconciertan, por ejemplo, la comici- pero irrefutables connotaciones turís-
o que las vastas geografías de Ariosto”. dad retorcida de Le prestige de la mort ticas y deportivas hasta completar una
A su turno, Serra ha mudado a su (2006), la comicidad amarga de La de las patrañas más bellas que se ha-
hogar, a su tierra y su lengua natales, el comédie du travail (1988) o la comici- yan filmado. En Essai d’ouverture
mito. Desde él quiere tomar la posta de dad cruel de El litro de leche (2006); (1988), Moullet toma una botella de
las más altas tradiciones de su cultura por la compulsión a explorar cada po- Coca- Cola y, ante la dificultad de abrir-
y de su oficio. Una vez más, autor y sibilidad de una situación dada hasta la la de la manera prevista, va recurriendo
personaje tienden a confundirse, el pai- saturación y el agotamiento, como en a una galería de métodos tan ridículos
como ineficaces. La anécdota de la pe- momento los adversarios más lúcidos del Lo que quedará de nuestro tiempo
lícula (un corto de 15 minutos) es Partido Comunista y del existencialismo será Sin aliento y no ciertamente de
insignificante, pero el film alcanza una sartreano. Moullet fue el mejor represen- Gaulle ni Eisenhower, patéticos y ne-
dimensión colosal. Con lógica impeca- tante de la etapa más audaz y más fértil cesarios figurines como todos los
hombres de Estado.
ble y arrolladora ferocidad, Moullet de esos Cahiers. Era un crítico de la tra-
utiliza el defectuoso modelo de la tapa dición baziniana que no tenía pelos en
de la botella como prueba de la vileza la lengua. Era capaz, por un lado, de En pocos años, esa autonomía y ese
de la civilización industrial y deja ex- boutades tan felices como afirmar que optimismo dieron paso a un movi-
puestas la fealdad, la chapucería y la la animación y el cortometraje no for- miento en sentido contrario. Acaso
irresponsabilidad del capitalismo. Un maban parte del cine. Pero también de asustados de su libertad, los redacto-
método semejante estructura también distinguir entre los directores de la res de Cahiers fueron a buscar ayuda
Genèse d’un repas (1978, esta vez un nouvelle vague y predecir muy tempra- a la academia y, a partir de la descon-
documental de dos horas), donde a par- namente el lugar privilegiado de fianza hacia cierto costado silvestre de
tir de una simple comida que consta de Godard. “Godard hará lo que ama pero la crítica, la revista se fue llenando de
una lata de atún, una banana y un hue- no es, o lo que no ama pero es”, escri- estructuralismo, de psicoanálisis y de
vo, se rastrea en varios países el origen birá Moullet y señalará, en la propia marxismo para culminar en el maoís-
de esos alimentos, sus formas de pro- revista, el academicismo de Truffaut y mo de los setenta. Moullet fue uno de
ducción, circulación y comercialización la mediocridad de Chabrol. Moullet los más refractarios a ese cambio de 31
y las condiciones de vida de sus produc- advirtió, tal vez como nadie, que en esas paradigma crítico.
tores. A partir de otro tema, desde otra páginas se estaba haciendo algo más Su carrera como cineasta se desa-
perspectiva y otro estilo pero con idén- importante que una película y, más que rrolla a partir del mismo deseo de
tico resultado, Moullet enjuicia el eso, se podía confiar en que allí había autonomía y de libertad, con idéntico
capitalismo y da una temprana y soli- un embrión de pensamiento que podría desparpajo pero, de algún modo, a par-
taria señal de alarma sobre los sacar al mundo de las aporías de la tir de esa frustración. Moullet, que creía
problemas de la globalización y el me- Guerra Fría. Tal era la confianza de en una misión gregaria y colectiva,
dio ambiente. Moullet en la fecundidad de la crítica como director se irá transformando en
La filmografía de Moullet es muy que llegó a decir en una conferencia en un gran solitario. Migrará incluso del
difícil de predecir a partir de su obra Buenos Aires que tal vez hubiera sido bue- ambiente urbano hacia el paisaje de
como crítico, sobre todo la de su perío- no que Truffaut hubiera seguido montaña que resultará una constante de
do temprano en los Cahiers du cinéma dedicándose a escribir, ya que “su talento su filmografía. Si algo une los dos pe-
a partir de 1954. La amabilidad del es- como crítico era máximo, no así su talen- ríodos, es la compulsión por la verdad,
critor contrasta con la aspereza del to como cineasta”. Permítanme ahora la autocrítica que lleva a un arquetipo
cineasta y el estilo de sus directores reproducir algunos fragmentos de la larga de la cinefilia a ser su máximo
favoritos (Fuller, Cottafavi, Lang, en- crítica de Moullet a Sin aliento publicada cuestionador. Les sièges de l’Alcazar
tre otros) está a años luz del de su propia por los Cahiers en abril de 1960: (1989), la cuarta obra maestra vista en
obra. Por otra parte, las ideas políticas el BAFICI, es el film de un renegado, de
del Moullet de ese tiempo no cuestio- un converso: una demolición del mito
Lo que hace a la superioridad de Sin
naban el mundo, sus reflexiones eran aliento (frente a Hiroshima mon amour) cinéfilo a partir de una despiadada re-
alegres, imaginativas y despreocupa- […] es que se ocupa de algo concreto, memoración de sus rutinas, descritas
das. La importancia de Moullet fue mientras que el recuerdo, el olvido, la como semillero de obsesiones y
decisiva en esa etapa de los Cahiers, memoria, el tiempo, son cosas que no mezquindades, de actitudes intelectua-
un momento en la cultura del siglo XX son concretas, que no existen y que, les ruines, de vidas construidas en torno
en el que una revista de cine estuvo, como el didactismo cristiano y el co- de la puerilidad y el arribismo. Sin per-
munismo, no son lo suficientemente der la habilidad para plantarse frente a
por así decirlo, en el centro del mundo.
serias como para ser tratadas por ese len- las circunstancias y manifestarse sobre
Cuando los Cahiers amarillos se con- guaje profundo que es el de la pantalla.
solidaron como el núcleo duro de la ellas desde una independencia
Godard es un hombre que vive con su
cinefilia, la revista fue mucho más que tiempo, como lo muestra la estima que irreductible, Moullet recorrió el cami-
la publicación en la que nació la crítica le presta a las marcas de la civilización no que va desde el crítico que hablaba
de cine moderna. Nunca (ni antes ni propiamente modernas, los automóvi- del cine como la oportunidad de recon-
después) se escribió de cine con tanta les y las historietas de France-Soir. ciliación del hombre con su tiempo al
libertad y con un resultado tan fecun- Porque la verdadera civilización de cineasta desencantado con su tiempo y
do. Nunca tuvo como resultado un nuestro tiempo no es aquella, reaccio- con los críticos. Esa cualidad es la que
naria y de derecha encarnada por sigue asombrando en sus escritos y en
cambio tan decisivo en la producción.
L’Express o las obras de teatro de Sartre, sus films. Pero esta es sólo una parte
Pero, sobre todo, nunca la crítica se que se caracterizan por rechazar lo que
adjudicó la autonomía necesaria como de la historia. La timidez de Moullet y
es, ni el intelectualismo moroso, sino
para proponerse como alternativa esté- otra, revolucionaria y de izquierda, re- su aislamiento en el mundo del cine im-
tica, ideológica y política en el campo presentada entre nosotros por esas piden un diagnóstico más preciso y la
intelectual. Los Cahiers fueron por un famosas historietas. visibilidad que su obra merece.
De lado a lado: una guía práctica está encuadrado en un plano medio am-
plio. Reclinado sobre el tronco de un árbol
Hernán Hevia que flanquea verticalmente el margen de-
recho del cuadro, aunque con suficiente
espacio como para ver el fondo, y mi-
rando de perfil, hacia el borde superior
izquierdo mientras se sujeta con am-
bas manos de otro tronco que, aunque
La brusca y precipitada figura al uníso- hombres, El misterio, El diluvio, Las curvo, bordea el límite derecho del cua-
no que abre el cuarteto de cuerdas de Musas y Los dioses. Así, a diferencia dro, se pregunta, hierático, por los
Beethoven no dura más de cuatro segun- de la primera aproximación de Huillet mortales. Ella, Démeter, sentada, ha-
dos sobre la pantalla en negro; indica la y Straub a Pavese en De la nube a la ciendo coincidir la mitad del plano con
aparición de una secuencia de carteles Resistencia (donde además otros diá- su espalda, revelando nuevamente, en
(letras negras sobre fondo blanco). El logos citados se relacionaban, como en simetría con el plano de él, el fondo, tam-
primero de ellos marca el lugar donde un díptico, con La luna y las fogatas), bién de perfil, pero mirando abajo hacia
se desarrollará la acción: “Región los actores no visten túnicas vagamen- la derecha, y con sus manos que, en dia-
Toscana, Provincia de Pisa, Teatro mu- te alusivas sino que portan un vestuario gonal, antes de apoyarse sobre sus
32 nicipal de Buti”. Con la rápida exposición contemporáneo, sin representar proba- rodillas, forman un ángulo con otro tron-
y los repentinos cambios el “Quartett blemente más que a sí mismos. co más que, desde allí fuga hacia la arista
serioso” va delineando una continuidad que une el borde superior y el borde
sinuosa, que da pie al título, también Cartel: “1. Angela Nugara / Vittorio derecho del cuadro, se contesta. Un pla-
bilingüe, de la película: “QUEI LORO Vigneri” permanecen de espaldas y er- no general en donde sus miradas no
INCONTRI/ ces rencontres avec eux”; la guidos a pesar del viento, cerca del logran cruzarse une los dos espacios
melodía se vuelve más expresiva sobre marco izquierdo y derecho de cuadro que antes se habían mostrado frag-
el inmediato subtítulo “los últimos cin- respectivamente, en un plano entero. mentadamente. Trece minutos diecisiete
co D IÁLOGOS CON L EUCÓ de Cesare Ella está levemente más cerca de la segundos.
Pavese” y alcanza el registro más agudo posición de cámara, que, por estar ubi- Y mientras discurren sobre cómo
sobre “film de Danièle Huillet et Jean- cada en una zona más alta con respecto los hombres, al nombrar las cosas, las
Marie Straub”, para después cortarse. a los actores, angula hacia abajo, ha- convierten en tiempo, de cómo, de ese
Desde el inicio se explicita la inten- ciendo corresponder la direccionalidad acto, nace un ritmo, un sentido, un re-
ción de retomar, una vez más, el de la mirada del espectador con la de poso, y de cómo sangre y relato no
proyecto pavesiano que aborda el tema ellos. Más allá pueden verse unos ma- pueden separarse, los actores adoptan
del mito a través de veintisiete encuen- torrales y un alambrado, algunos árboles restringidas variaciones sobre esas po-
tros (veinticinco entre dioses, uno entre y, ya lejanos, adivinando un valle de por ses. A veces mueven un brazo a un
un dios y un hombre, y uno último en- medio, el Monte Amiata o el Argentario. costado, o, rompiendo su ensimisma-
tre hombres): “Esta unicidad del lugar En aproximadamente once minutos miento, miran hacia su interlocutor o
es parte, además, de aquella general uni- ambos enuncian, siguiéndolas al pie de hacia arriba. Los gestos, a lo largo de
cidad del gesto y del suceso absolutos, la letra y de principio a fin, las frases la película, son completos, sin transi-
y por eso, simbólicos, que constituye la que corresponden a los dioses Bía (la ción. Y provienen de la cotidianeidad
forma de manifestarse del mito. [...] Es Fuerza) y Cratos (el Poder). Y así su- de los actores. Pueden copiarse. De
necesario resistir a esta fiebre de unici- cede con todos los diálogos de la toma en toma. O por otro actor.
dad de la que surge el mito”.1 Pero, al película. Del libro, desde que se lo
mismo tiempo que se considera una te- empieza a citar, no sobra nada. Cartel: “3. Angela Durantini / Enrico
mática también se considera una puesta Superponerse de esa manera a lo Achilli”. Los actores aparecen en pan-
en escritura (circunstancias, reflexio- discursivo, con un énfasis llamativo talla recién en el tercer plano. El
nes, poemas, traducciones, etc.). Por incluso en la filmografía de Straub- primero de ellos descubre, desde un
esa razón podría concluirse que la pe- Huillet, dota a la película sobre todo de punto elevado, un sendero en el valle
lícula comienza su recorte allí donde una duración. Pero también, de una del Arno. El plano es concéntrico. El
culminó ese proceso: Los hombres, el consecuente posibilidad de interrup- primer término se corresponde con los
último diálogo escrito entre el 29 y 31 ción. Sobre los diálogos de Pavese se márgenes más externos y el punto más
de marzo de 1947, pero el quinto de ejerce un movimiento de traslación; lejano coincide con el centro del cua-
atrás para adelante en el libro, define poner algo en movimiento tratando de dro. La frondosa vegetación de un
una perspectiva que bien podría haber no modificarlo significa forzarlo a la verde aclarado, encinas y hayas, va pro-
sido retrospectiva si, en lugar de seguir forma de un découpage, a la parcela- gresivamente degradándose hacia
el orden de edición, se hubiera seguido ción a pesar de la irreversibilidad.
el de la escritura. El filtro atraviesa en- 1. Cesare Pavese, “Del mito, del símbolo y de otras
tonces cada uno de los consecutivos Cartel: “2. Grazia Orsi / Romano Guelfi” cosas”, en El oficio de poeta, Editorial Nueva
diálogos de Aquellos encuentros: Los son dos campesinos de Pisa. Él, Dionisio, Visión, Buenos Aires, 1957, pp.58-59.
zonas donde sólo puede dar la sombra, en común) que se van alternando den- bre”. Finalmente, al cabo de trece mi-
para, finalmente, dibujar, desde el bor- tro de cada bloque refuerzan el espacio nutos, puntuando cada una de las tres
de inferior izquierdo hasta el superior señalado. Y el espacio circunscripto palabras, pero en una respiración,
derecho, una diagonal. Es tierra, como convoca temporalidades. Una que se Andrea alcanza el título de la película,
no podía ser de otra manera, humede- expande y otra coyuntural. para después callarse.
cida. Una panorámica en dos tiempos Pero no se persigue una circularidad.
(hacia la izquierda y hacia arriba) va Cartel: “4. Giovanna Daddi / Dario Su caja torácica, por el esfuerzo, sigue
revelando zonas tan iluminadas como Marconcini” respetan su decir local. expandiéndose y contrayéndose. Somos
lo contrario, hasta detenerse en una Como todos los otros actores, saben lo conscientes del aire sólo cuando nos fal-
“quemada”, que permite presentir un que dicen; han convivido con ese diálo- ta. Las palabras lanzadas al aire son un
claro en el bosque. Así, en contraluz, go por un año antes de su representación, intercambio entre lo visceral y lo atmos-
de vez en cuando, las hojas, a interva- primero, en el teatro municipal de Buti férico. Y el aire, lo que está entre los
los irregulares, van cayendo. Un y, luego, en el rodaje que le siguió unos actores y el fondo, y alrededor, y más
arabesco similar, también en picado, días después. La dicción es, pues, depu- allá, es su reserva y su medio.
mostrará al pasar a los actores en un rada; y resulta similar en todos los casos. La cámara se mueve verticalmente
plano entero para, a la vuelta, detener- Hablan como a un ausente, en este caso, hacia arriba: unos pastizales chamus-
se en ellos. En estos tres minutos sólo por unos catorce minutos. Las diferen- cados por el sol, el recodo de un río, la
se escuchan el agua de un probable cias son sobre todo de intensidad. El costa que se corroe, un muro de piedra 33
arroyo cercano, algunos pájaros y las efecto rítmico es una consecuencia de que se anticipa a una inundación, unas
hojas que, por la brisa, se golpean en- las acentuaciones respiratorias, como calles, un pueblo de la Toscana. Los
tre sí. Después, los actores, por ejemplo, en la escritura pneumática, de la rela- Montes, unos cables, el cielo.
dicen: ción entre una cantidad de palabras y Esta vez, sobre la pantalla en ne-
un tiempo requerido para decirlas, de gro, se escuchan los últimos cincuenta
Sátiro. [...] Ningún mortal sabe enten- su acercamiento y de su alejamiento. segundos del Cuarteto en Fa menor,
der que muere y mirar a la muerte. Es
op. 95, 3er. Movimiento, Allegro assai
preciso que corra, que piense, que diga.
Que hable a los que aún quedan.
Hesíodo. ¿Qué quieres decir? vivace, ma serioso.
Mnemosina. Quiero decir que tú sabes Para G. Agamben cierto cine, como
Hamadríade. Pero esta vez no quedará
qué es la vida inmortal. el de G. Debord y el del J.-L. Godard
nadie...
de las Historia(s) del cine, pero llama-
Finalizados los trece minutos del diá- • • tivamente no el de Straub-Huillet,
logo, otro plano enfatiza y cierra aún Quiero decir / que tú sabes / qué puede compararse con la poesía. Apo-
más el espacio. De abajo hacia arriba, yándose en una definición de P. Valéry,
desde una posición que podría ser la • • • ese cine sería “una vacilación prolon-
de los actores, se muestra una ladera es la vida / inmortal. gada entre la imagen y el sentido”; y
de barro que ocupa casi todo el cuadro sus dos características principales, la
y que, si la traspasáramos, accedería- La escansión oscila sobre unos po- repetición (que devuelve lo mostrado
mos a seguir recorriendo la selva cos tonos. Las palabras no se alargan, a una zona de indecibilidad –dice
ribereña. ¿Allá arriba, en el filo de esa aunque quizás el silencio que muchas Agamben– entre lo real y lo posible) y
pared, es donde, antes, durante la fil- veces las entrecorta (¿haciendo lugar el detenimiento (que sustrae lo mostra-
mación de los diálogos, se situó la para escuchar su eco?) pueda ser inter- do al poder narrativo para exponerlo en
cámara? pretado como su prolongación. Y tanto tal). Es un cine en el que, como el
La manera de situar a los actores en mientras estas pausas tienen un carác- montaje pasa al primer término, “no
sus correspondientes planos medios pa- ter retardatario, el empuje del discurso, tenemos más necesidad de filmar”.2
recería estar siempre desplazada hacia que nunca detiene su marcha, genera Pero por qué escindir el montaje del re-
un lado, dejando al descubierto, ya sea enmarques. Como en una cavatina alar- gistro. ¿Lo inalterable no obligaría a
en un extremo o el otro, de una manera gada, entre el recitativo y el arioso, seguir filmando, incluso con la muer-
que podría confundirse con despro- cesura y encabalgamiento se presupo- te, incluso después del último aliento?
porcionada, el espacio. Es que, en nen mutuamente. (a la memoria de Danièle Huillet).
realidad, se ha hecho coincidir el lími- Unos pocos carteles más: “1947-
te más externo de los planos medios con Cartel: “5. Andrea Bacci / Andrea 2005”. “A RCHIPEL / L. T. C. Saint
el del encuadre más amplio que reúne Balducci” podrían ser cualquier hombre Cloud”. “Fin”.
a los dos actores. Así, la posición de (por primera vez en los diálogos Pavese
cámara elegida para disponer a los ac- no especifica ningún nombre). En un
tores en un lugar establecido, cuyos pico rocoso del Monte Pisano se repasa
límites no deben perderse de vista, es in extenso el diálogo entre dos hombres.
lo que determina aquello que se mues- Exhalan, entre otras, las siguientes pa- 2. G. Agamben, “Le cinéma de Guy Debord”, en
tra y aquello que no. Los tres encuadres labras: “nombres”, “destinos”, “dioses”, Image et mémoire. Ecrits sur l´image, la danse et
de los actores (dos por separado y uno “bosque”, “promesas”, “cosa”, “hom- le cinéma, Desclée de Brouwer, Paris, 2004, p. 89.
Sobre el cambio política estatal. La violencia no es nue-
va en el cine de Costa, pero en Juventude
Emilio Bernini parece acrecentarse. Persiste en el cuer-
po de Vanda que no ha olvidado el
pasado de la droga y en la droga que
aún tiene que ingerir por la adicción,
Juventude em marcha (2006) es, tal vez, la mirada sobre los africanos en Casa así como en la pierna enferma de Paulo,
la película más oscura y más radical de de lava ya no es la misma aquí. Entre en el suicidio de Zita, y en la doble
Pedro Costa. En un plano, previo al tí- ambos está el pasaje al video y, sobre muerte, soñada o recordada, de Lento.
tulo del film, se ve parte de un viejo todo, la impronta del cine de los Straub, El cuerpo es para los miserables, pare-
edificio en penumbras, desde una de que puede verse en el modo en que los ce decir el cine de Costa, una carga que
cuyas ventanas alguien arroja objetos planos se han despojado de elementos, pesa y no se adecua bien a ningún lu-
inútiles; luego, en un plano medio, una de objetos, para conservar casi solamen- gar. Basta seguirlo al viejo Ventura en
mujer con un cuchillo en la mano, narra te la presencia de los cuerpos, en la falta su deambular por todos los espacios del
un pasado de gloria en su juventud y se de contraplanos, a la vez que en el cam- film para notar que, en última instan-
hunde literalmente en la oscuridad. Poco bio de algunos diálogos en monólogos cia, ninguno le corresponde o que, en
puede verse del espacio en que está si- donde, como en el cine de los maestros, todo caso, cada uno de ellos es una for-
34 tuada, salvo el marco de una puerta en más que comunicar algo se profiere un ma renovada de su de-sarraigo. En el
un lugar indeterminado. La oscuridad se discurso. comienzo de la película, el viejo le dice
debe, en ambos casos, a la noche o qui- En la ultima película de Costa nada a su hija Bete que su mujer lo ha deja-
zás al alba, pero sobre todo connota el queda de esa mirada que, en Casa de do, y luego relata un sueño –una
fin de un espacio y de un modo de vida lava, descubre un mundo desde el punto “pesadilla”, dice– que parece haberse
asociado a él. Juventude narra, en efecto, de vista de una enfermera portuguesa. hecho indiscernible de su realidad, como
el cambio producido por el final de la Esa suerte de encanto luminoso por la cuando no sabía dónde pasaba sus no-
demolición de un barrio de inmigrantes diferencia cultural (el suelo de ceniza ches y qué puertas atravesaba. Juventude
en Lisboa, As Fontaínhas, y el nuevo volcánica, el contacto cálido de los pies lo sigue en su desplazamiento por un
destino de sus habitantes, en departa- desnudos en ella, el viejo violinista con lugar y otro, llevando la noticia de su
mentos blancos, limpios y llenos de luz, treinta hijos, la comunidad de músi- abandono, y al hacerlo parece asumir ese
construidos para ellos por alguna políti- cos...) se ha oscurecido por completo indecidible entre el sueño, la pesadilla y
ca estatal. En esto, Juventude es un en un film en el que no hay mirada que la realidad, como si todo el film fuera la
momento, probablemente el último, en medie entre las dos culturas ni rastros narración de su trance.
las vidas de los inmigrantes de Cabo de develamiento. Los planos-retrato Ese estado de trance lleva a las es-
Verde en Lisboa, que el cineasta ha se- con que comienza la película de Cabo cenas a una suerte de repetición, puesto
guido desde una de las islas africanas Verde, también presentes en Ossos, que en ellas no sólo se hace lo mismo,
(Casa de lava, 1994) hasta su estancia denotaban esa mirada y estaban allí con ligeras variaciones (Ventura come
en As Fontaínhas (No quarto da Vanda, para registrar a los otros en su alteridad con su hijo; Ventura conversa con
2000), el mismo barrio que había sido étnica y social. El plano-retrato en la Vanda en la cama; Ventura juega a las
objeto de Ossos (1997). En la serie resi- tradición documental siempre ha sido cartas con su compañero Lento; Ven-
de el carácter etnográfico que se ha un reconocimiento humanitario de tura espera sentado en un sillón
atribuido a su cine, tanto por los rodajes aquel a quien se le ofrece su propia arrumbado en la puerta de la casa de
en largas estadías con los (in)migrantes imagen, pero en Juventude, Costa los Bete), sino que están encuadradas del
como por el tipo de planos fijos que ha dejado de lado.3 mismo modo y observan el mismo tipo
Costa suele utilizar como si se tratara de Es preciso comprender el cambio de plano. Esa extraña repetición obtu-
documentales de observación, pero me- cinematográfico desde la evolución, la
nos etnográficos que, por momentos, marcha, del grupo que aquí se narra. 1. El film es Où gît votre sourire enfoui? Danièle
entomológicos; sin embargo, son los En el punto mismo en que parece com- Huillet et Jean-Marie Straub cinéastes (2001).
mismos planos con que filma a Jean- pletarse una suerte de proceso de Para un análisis de la relación entre lo documental
y lo ficcional en el cine de Costa, véase el artículo
Marie Straub y Danièle Huillet en el film transculturación, la película que lo pre- de Rafael Filippelli, “Una cierta mirada radical”,
sobre el montaje de Sicilia!1 El registro senta se oscurece y se radicaliza. Se en Punto de Vista N° 73, agosto de 2002.
de Costa pone a sus objetos –se trate de diría que el film concibe el nuevo esta- 2. Es, en cierto modo, lo que David Oubiña llama
cineastas en una sala de montaje o de tuto de los inmigrantes, que implica la “tratamiento artesanal” de la imagen en Costa y
“exacerbación del registro privado”, en su artículo
inmigrantes en un cuarto de suburbio– mudanza del barrio a los departamen- “Puro cine”, Punto de vista, N° 73, agosto de 2002.
bajo una mirada que más que observar- tos, como una inadecuación que se 3. Tag Gallagher señala que la complejidad de la
los, los escruta; más que dar cuenta de perpetúa, como otra violencia hecha a trama de Juventude se acrecienta en parte debido
ellos, los indaga, en un trabajo más bien los cuerpos de los miserables y, sobre a que “en contraste con las películas de Costa en
celuloide, rara vez vemos claramente los rostros
cercano a la experimentación.2 Pero todo, como una amenaza de muerte, y casi nunca vemos los ojos” de los personajes.
Juventude, en cierto modo, poco se pa- antes que como un beneficio del que Véase su “Straub Anti-Straub”, en Senses of
rece a los otros filmes de la serie, porque podrían gozar los destinatarios de la cinema, www.sensesofcinema.com.
ra algo en el film, puesto que no parece ya no estamos únicamente frente al ro o la ensoñación fantasmática. En
tratarse ya del transcurso de una histo- tiempo del registro, ni sólo frente al unos, Ventura está en la barraca con
ria sino más bien de fragmentos que no tiempo lineal con que, aun con fuertes Lento y su primera muerte; en los otros,
evolucionan. Esto extrema el carácter cortes, Costa suele narrar sus historias. está en el departamento de Lento, y su
elíptico propio del cine de Costa, sobre En su última parte, el film trastorna su segunda muerte por el incendio del nue-
todo cuando el tiempo de los planos se tiempo, puesto que hay planos que son vo espacio. Entre un tiempo y el otro, el
vuelve indeterminable. En Juventude, a la vez el pasado, la pesadilla, y el futu- trance de un presente de cambio.

Los pobres: maneras de ejercer un oficio busque. Su actitud no es materia opi-


nable porque es una víctima. Y a las
David Oubiña y Rafael Filippelli víctimas les queda, al menos, el dere-
cho de no tener que justificarse.
Pero esto que se acepta en los prota-
gonistas no se aplica a los cineastas. Si
Arrieta puede no formularse ciertos
I cortos experimentales en Barcelona), interrogantes sobre los vínculos entre tra-
este trabajo está más bien en las antí- 35
bajo y sociedad, entre exclusión e
El sábado 14 de mayo, en el Teatro podas de lo anterior. integración, entre representación y reali-
Coliseo, a propósito de la entrega de Para hacer películas, lo primero es dad, Federico León y Marcos Martínez,
premios del 9° BAFICI, sucedió una cosa comprender. Y se comprende mirando. en cambio, no pueden considerarse
poco corriente. Cada vez que se men- Porque de la relación entre la mirada y prescindentes. No los asiste ningún
cionaba un premio para el documental el objeto mirado no sólo surge la belle- derecho a declararse irresponsables por
Estrellas (dirigido por Federico León za de una escena sino que allí se el modo de aproximarse a sus persona-
y Marcos Martínez), un señor grando- encuentra la distancia que permite dis- jes y por la perspectiva que adoptan
te, con el pelo atado en cola de caballo tinguir las cosas. Filmar es aclarar, poner sobre ellos. Citando a Anatole France,
y ataviado con un chambergo, se tre- de manifiesto, destacar. Benjamin escribe: “La Ley prohíbe de
paba al escenario, agradecía, tomaba igual manera a ricos y pobres el pernoc-
los trofeos y le indicaba a los que ha- tar bajo puentes”. El problema, dice
bían subido con él cuándo debían II Benjamin, es que la Ley sostiene esa
volver a sus plateas. Se trataba de Julio igualdad “de una manera diabólicamente
Arrieta, protagonista de la película, Julio Arrieta dice: “queremos trabajar ambigua”. En efecto, la norma es uni-
habitante de una villa miseria y líder de pobres porque eso es lo que sabe- forme pero no equitativa, porque no
de una “agencia de actores” que repre- mos hacer”. Dice: “podemos actuar de todos están en las mismas condiciones
senta a quienes viven ahí y desean ladrones, podemos hacer de malos”. Y de acatarla. Y en este sentido, Estrellas
ganarse la vida en el cine o la televi- dice: “Fuimos pobres toda la vida, así no sólo es poco interesante en términos
sión. A un costado del escenario, que conocemos cómo se interpreta ese estéticos sino que resulta ideológica-
sumisos, los directores lo dejaban ha- papel”. Tal como se advierte en la ca- mente peligrosa. Arrieta sostiene que él
cer, adoptando una actitud que racterización de los modelos de su y su troupe están “capacitados” para ser
prolongaba, de manera presumible, la website, lo que consiguen, más bien, es pobres. Pero lo que en ellos es un rebus-
que tuvieron durante el rodaje. acentuar todos los preconceptos sobre que, se convierte en una condena cuando
La situación durante la entrega de las villas miseria. Pero en todo caso, los cineastas lo toman al pie de la letra.
premios parece reveladora de lo que Arrieta no tiene por qué plantearse cier- Viendo a los villeros del film (viendo el
muy probablemente sucedió durante la tas preguntas sobre la distancia entre modo en que son presentados los villeros
realización de la película: dos jóvenes experiencia de vida y representación del film) casi no dan ganas de que sal-
directores pequeño-burgueses y un equi- estética, sobre la explotación y manipu- gan de pobres. Al fin y al cabo, si dejaran
po de filmación pretenden dar cuenta de lación de los pobres, sobre la aceptación de ser lo que son, ya no serían tan bus-
un fenómeno que les es cultural y so- acrítica de un personaje que ha sido cados por los directores de casting.
cialmente ajeno, pero terminan “siendo impuesto socialmente. Al fin y al cabo, Sin duda, el material era rico y po-
hablados” por el protagonista del film sólo está realizando un trabajo. Y todo dría haberse convertido en un film
y, sobre todo, por su perspectiva esté- trabajo es digno si sirve para ganarse valioso si se hubiera planteado los
tica. ¿Por qué sucedió eso? La pregunta la vida cuando se está en condiciones interrogantes adecuados. O, incluso, si
es pertinente porque, si se tienen en de inferioridad. Como sucede con los se hubiera planteado algún (cualquier)
cuenta los antecedentes tanto teatrales cartoneros, Arrieta intenta sacar prove- interrogante. Pero León y Martínez eli-
como cinematográficos de Federico cho del mísero margen que le han gen descansar sobre la extravagancia y
León (del otro director sólo sabemos dejado. No puede elegir y se dedica a el carisma de su personaje. En este pun-
que, además de ser periodista, filmó reciclar lo que puede. Encuentra un re- to, se pueden advertir diferencias
notables entre Estrellas y Copacabana, que las deja transcurrir y permite que para un ejercicio de navegación por el
el documental de Martín Rejtman que su cámara observe. Confía en lo que website de Julio Arrieta). Es el que me-
también se presentó en el BAFICI (aun- pueda surgir de ese encuentro tímido, jor le cabe: instruye sobre la existencia
que fuera de competencia). Según leve, retraído. Son planos equilibrados, de un producto, destaca sus virtudes,
cuentan, la película de Rejtman surgió de composición simétrica. Hay un es- intenta persuadir a los escépticos y
de un encargo. Un canal de televisión fuerzo de geometrización para encauzar orienta a los eventuales clientes. El film,
le dio a elegir entre varios temas posi- un material que permanentemente tien- en tanto discurso estético autónomo,
bles y el director se decidió por éste: la de al desborde. El ojo del cineasta tiende a desparecer porque su finalidad
comunidad boliviana en Buenos Aires impone cierto orden dentro de una es- es confundirse con su materia. En cier-
y los festejos de Nuestra Señora de cena que es, por definición, informe, to sentido es una película que no hace
Copacabana. Se supone que, al igual errática o caprichosa. La forma del film falta ver, que ni siquiera reclama ser
que León y Martínez, Rejtman también surge, precisamente, de esa tensión en- vista. Bastaría con contarla. Aunque, en
mantenía una cierta ajenidad respecto tre la naturaleza del objeto y el modo ese caso, lo que se describiría no es el
de los materiales con los que eligió tra- de encuadrarlo. film sino su contenido: la empresa tan
bajar. ¿Pero cuál fue su primera toma En Copacabana, esa forma lo es bizarra como original de una agencia
de partido? Poner de manifiesto esa todo. Sin ella, la película sería impen- de casting villero.
diferencia mediante el sistema más per- sable o carecería de todo interés, porque
36 tinente que el cine y todas las artes su director no está particularmente in-
tienen para hacerlo: distanciándose. Y teresado en lo excepcional y lo IV
en ello fue prácticamente literal. Tanto imprevisto. Allí donde Rejtman toma
el uso de los lentes como el tamaño de distancia, León y Martínez, en cambio, Cuando un film no se pregunta por la
los planos evidencian una mirada aus- se pegan a su objeto. Dicho de otro forma, termina recurriendo al famoso
tera, discreta y precisa: la de un cineasta modo, Copacabana ha comprendido plano promedio de Hollywood. Es de-
responsable. una de las cuestiones centrales de la cir, el tipo de plano que se adhiere al
modernidad cinematográfica. Como ya contenido manifiesto de lo narrado.
nos alertó Deleuze, aparece una nueva Así, lo descriptivo se muestra en pla-
III imagen sonora cuyo rasgo principal es nos abiertos, las conversaciones –que
documentar, registrar y describir, pero sirven para hacer avanzar la trama–,
Es cierto, entonces, que el universo te- no en el sentido clásico inequívoco; se en planos medios, y lo que pretende
mático de ambos films e incluso el tipo trata, más bien, de un régimen connotar sentimientos, en planos cer-
de relación que los cineastas podrían audiovisual en donde lo real y lo ima- canos. ¿Qué sucede con estas
haber establecido con él permiten tra- ginario, lo subjetivo y lo objetivo se decisiones? El cineasta renuncia a su
zar un paralelo; sin embargo, mientras vuelven indiscernibles. Las situaciones rol y a su función y sus posiciones de
que León y Martínez están hipnotiza- cotidianas no se distinguen de las ex- cámara se encuentran determinadas
dos por su protagonista, Rejtman traordinarias a partir de las marcas por la mayor o menor fuerza del refe-
trabaja sobre personajes completamen- especiales que conllevan los distintos rente.
te anónimos y casi abstractos. En decorados, ya sea un pueblo del oeste En efecto, lo que vemos en Estre-
Copacabana no hay un director bus- americano o una villa miseria en Amé- llas no es una aproximación a los
cando capturar algo llamativo o fuera rica Latina: se ha roto la dicotomía entre personajes sino el modo en que ellos
de lo común. Todo es normal. Lo que banalidad y patetismo. En ese mismo se transparentan a través de la imagen.
vemos es lo que sucede cuando no su- sentido, se puede decir que las de En los planos del film –como durante
cede nada extraordinario. La película Rejtman son imágenes puras, literales, la entrega de premios del BAFICI–, los
se juega a acertar con la distancia ade- sin metáforas: son imágenes directas cineastas se hacen a un lado para ce-
cuada para observar el conjunto de del tiempo. derle todo el discurso al protagonista.
hábitos y rutinas de una comunidad (ya En Estrellas, en cambio, la forma es Esta abstinencia estética resulta parti-
sea en los planos fijos durante los en- accesoria porque lo impactante es su cularmente curiosa si se tiene en cuenta
sayos o en esos travellings laterales por tema. Da lo mismo cómo se filme (en que Todo juntos (la primera película de
la calle que evocan la mirada de Akerman todo caso, esa pregunta es algo que la León) era una película de un rigor ex-
en D’Est). Es una apuesta arriesgada y, película nunca se plantea) porque pare- tremo, quizá lo más radical del Nuevo
por eso mismo, provocadora: elige no de- cería que los cineastas tienen como Cine argentino. Había allí una intensi-
pender de una situación curiosa en sí objetivo excluyente dar a conocer la dad formal casi intolerable que, en este
misma sino que procura ver las cosas pequeña empresa comunitaria de los ac- segundo film, ha sido anulada por lo
bajo una luz diferente surgida de la pers- tores villeros. El film es sólo un vehículo convencional, el lugar común y el mero
pectiva y del encuadre. Copacabana es para informar –ni siquiera testimoniar– registro. Cabe recordar, entonces, que
un film deceptivo, anémico. Sin la vo- acerca de ese emprendimiento. Por eso, una cosa es darle voz a aquellos que
racidad típica del documental. Rejtman continuamente el discurso derrapa hacia han sido silenciados y otra, muy dis-
no presiona a las cosas para que le mues- el género de la promoción publicitaria (y, tinta, someterse a un espectáculo de
tren el secreto que podrían ocultar sino de hecho, termina cediendo la pantalla ventrílocuo.
Un cine conceptual da al esqueleto de dos o tres actos.
Los travellings sobre la ciudad
Beatriz Sarlo muestran las condiciones en que un jo-
ven puede hacerse de un saber precario
y azaroso sobre el pasado, en medio de
una ciudad donde parecen no quedar
Contar la historia de Filipinas en tiempo ómnibus, camiones, motos. Es la ma- rastros, que se muestra como una más
presente. Este es el programa de terialidad de una ciudad pobre pero de esas aglomeraciones sin cualidades
Autohystoria, un film de 2007, cuyos dos compacta y vivaz, con ráfagas de can- del mundo periférico. Ese joven, que
grandes motivos son nocturnos: el reco- ciones y chorros de luz que alternan con leerá toda la noche sobre los hermanos
rrido lineal por una ciudad y el profundos paneles oscuros. La camina- Bonifacio, no recibirá una respuesta de
fusilamiento de dos hombres (que ocu- ta dura unos veinte minutos, a lo largo su hermano. Sin embargo, él y su her-
pan el lugar de los hermanos Andrés y de treinta cuadras, hasta que cambia el mano ocupan el lugar de los fusilados
Procopio Bonifacio, protagonistas desdi- sonido, se escuchan ladridos de perros, de fines del siglo XIX. A partir de la
chados del movimiento independentista la ciudad se aquieta, el joven desapare- ciudad periférica el film llega al campo
filipino de fines del siglo XIX). ce detrás de un portón, la cámara se y deja escuchar sus sonidos selváticos;
La película se compone de cuatro detiene, se enciende una luz. ¿Qué hace allí, un episodio histórico violento no es
largas escenas. En la primera, un ese hombre allí dentro? Un cartel infor- convertido en escena de un pequeño 37
travelling sigue la caminata nocturna ma: “Anoche leí sobre Andrés Bonifacio. museo patriótico, sino que es vuelto a
de un hombre joven hasta que llega a Fue asesinado junto a Procopio vivir por los dos actores del film, que
su casa; la segunda es un travelling cir- Bonifacio. Le escribí sobre eso a mi her- son atravesados por el fantasma de los
cular alrededor de una pirámide que mano. No contestó”. dos héroes de la lucha anticolonial.
ocupa el centro de un rond-point en Bonifacio fue un héroe radical e Todo ha sucedido en una noche. El
medio de la ciudad; la tercera es el des- igualitarista de la rebelión katipunera film se independiza de un tiempo na-
plazamiento de otro hombre joven, que anticolonial y el muchacho ha pasado rrativo “verosímil”; en una sola noche
gira alrededor de ese rond-point hasta, la noche leyendo sobre él. Esa misma y en el escenario de lo que se constru-
finalmente, alejarse. Con esto el film noche, otro joven da vueltas alrededor yó como ciudad cien años después,
llega a la hora de duración. de la pirámide, con la actitud de quien vuelve a actuarse el drama de la inde-
En ese momento comienza el des- sospecha que es asediado; las sirenas pendencia, de los enfrentamientos entre
enlace. Dos hombres (los que hemos policiales no se interrumpen. dirigentes anticoloniales, de la victoria
visto antes) caminan por una floresta, Estas tres secciones preceden la ca- de los moderados dirigidos por Agui-
con sus camisas manchadas de sangre. minata de ambos hombres hacia el lugar naldo, quien ordena el fusilamiento de
Durante quince minutos tropiezan, tam- de su fusilamiento. Los vemos desde los hermanos Procopio. Esta es la di-
balean, avanzan; se dan vuelta, miran atrás y sentimos lo difícil que es cami- mensión conceptual del film: Filipinas,
a la cámara que está en el lugar de sus nar en el campo, de noche, sobre un una historia en cuatro travellings y al-
carceleros, y preguntan “¿Nos van a terreno boscoso e irregular, los cuer- gunos planos fijos. El film no necesita
matar?” Quedan inmóviles durante cin- pos retorcidos por el dolor y el miedo, de pormenores, porque se propone fi-
co minutos, después se oyen tiros y hostigados por quienes los llevan pre- jar un concepto sobre ese pasado que
caen. Tomas documentales muestran el sos, con la certeza de que están no ha terminado de resolverse en el
ejército de Aguinaldo, jefe que había avanzando hacia la muerte. Está cerca presente. Como si dijera: el cine no
dado la orden de ejecutar a los herma- el amanecer cuando los prisioneros se compite con los libros de historia, sino
nos Bonifacio; un batallón de fusileros detienen; se escuchan insectos, pájaros que puede preguntarse cómo se vive
entra a un pueblo. Dos hombres han y el rumor de un río; miran a cámara, una persecución, cómo se espera la
muerto por las luchas que desgarraron se esfuerzan para mantenerse vertica- muerte, cómo se recorre una ciudad,
la revolución independentista y su pro- les, tiemblan de cansancio, vacilan. cómo se camina de noche en el campo,
grama ha sido torcido, traicionado o Conocen la sentencia y esperan la cuáles son los sonidos que hacen que
derrotado. muerte que ya llega. El film resuelve las imágenes digan más de lo que la
La ciudad que recorre el primero de hipótesis físicas y actorales sobre la cámara ha registrado.
los jóvenes, de noche, es una especie muerte por fusilamiento: ¿cómo se Indio Nacional,1 filmada en 2006,
de síntesis urbana. El travelling que avanza hacia ese desenlace?, ¿cómo se muestra pliegues del pasado que
acompaña su caminata no tiene cortes sostienen los cuerpos durante los últi- Autohystoria abstrae en cuatro escenas.
ostensibles; muestra la precaria varie- mos minutos de vida? Se trata nuevamente de los Katipuneros
dad de un línea ininterrumpida de Dije que Autohystoria era un film (la asociación clandestina y armada que
construcciones bajas, chapas que cie- conceptual. Su propósito no es narrar organizó Bonifacio), pero el film llega
rran talleres y pequeños negocios, una historia (bien conocida en Filipinas)
portones, mesas de bares al aire libre, sino indicar el pasado como si fuera pre- 1. El título completo es Indio Nacional. Short
estaciones de servicio, locales de bai- sente; no reconstruye, sino que cuenta Film About the Indio Nacional (or the Prolonged
le, y, sobre todo, autos policiales, taxis, en presente, vacía de anécdota, reduci- Sorrow of Filipinos).
a ellos a través de pequeñas anécdotas, do colectivo, como si fueran ilustracio- Martin deliberadamente muestra el pa-
como si fueran cuadros de vida coti- nes, láminas, grabados populares: esos sado como relato inconcluso que sigue
diana en tiempos de revolución. Estas chicos miran el eclipse, esos chicos ven repitiéndose: el pasado sucede hoy,
narraciones son enmarcadas por un a la virgen, esos chicos juegan a ser el como afirma Autohystoria y el film no
comienzo en el presente: una mujer no diablo; los dioses y los santos de los quiere hacer pedagogía de masas (para
puede dormir y le pide a su acompa- conquistadores tienen algo de siniestro eso hay otros medios probablemente
ñante que le cuente una historia. El y de persecutorio; la troupe de teatro más adecuados que el buen cine), sino
hombre la introduce con las palabras siente que le hacen falta más palabras sostener que el pasado sigue abierto. La
de un viejo: “Soy tu país sufriendo en para nombrar lo que sucede. aldea de Indio nacional tampoco tiene
silencio los males que le causan”. Raya Martin nació en 1984, lo cual la frialdad de la reconstrucción de mu-
Los cuadros de la vida cotidiana no deja de ser sorprendente por la ori- seo; es un escenario más social que
transcurren en la aldea rural. Un niño, ginalidad de estos films, su complejidad histórico. No son films pintorescos, ni
campanero de la iglesia española, y intelectual y la sobriedad para instalar locuaces ni explicativos. Son obras se-
otros niños del pueblo se reúnen en el un tema histórico. Los films no se plan- veras, que no buscan completarse con
medio del campo para observar un tean el problema de la sucesión de datos de la historia porque lo que mues-
eclipse. Un fraile dominico (que es hechos pasados, no quieren decir suce- tran es un concepto de lo sucedido, no
emblemáticamente la colonia españo- dió esto y después esto otro. Raya su siempre incompleta representación.
38 la) reprende al chico con severidad por
la destrucción de la imagen de un santo; El documental es el cine
dentro de la iglesia, iluminadas intensa-
mente, unas mujeres creen presenciar el Raúl Beceyro
milagro de una estatua que cobra vida;
en una cabaña, una niña muere y es en-
terrada en el medio del campo, envuelta
en una estera, rodeada de campesinos y
músicos. El mundo está percudido por En el BAFICI de este 2007, estuvo Don ra, el cineasta que hace un documental
la injusticia, la severidad gratuita, la su- Alan Pennebaker. Hizo una charla, debe estar siempre listo para filmar todo
perstición y el miedo. acompañado por Chris Hegedus, su lo que pase. Tanto Pennebaker como
En una cabaña sobre el agua, se es- mujer, co-realizadora y sonidista, y pre- Hegedus trataron de relativizar esa con-
conde un “indio filipino”; escribe: “No sentó algunos de sus films. Cinco años cepción ingenua del documental.
hay lugar para cobardes”. Se anuncia antes, en el mismo Festival, se había Pennebaker explicó que su trabajo con-
una insurrección, se la cancela. Se vaci- exhibido Startup.com, film en el cual siste más bien en la estructuración de
la. Finalmente, un cartel declara: “El Pennebaker figura sólo como produc- un “lenguaje”, que le debe a lo real sólo
amanecer está en la cabeza del Indio”. tor (las realizadoras son Chris Hegedus la materialidad de los hechos, los perso-
La insurrección ha fracasado, los aldea- y Jehane Noujaim), que fue proyecta- najes, o los lugares, pero que debe ser
nos huyen por la selva, una fila de chicos do nuevamente en 2007.1 algo “construido”. Hegedus, por su par-
muertos ocupa la plaza de la aldea. Otro No quisiera colocarme en el lugar, te, enumeró, como con delectación, las
cartel confirma el carácter definitivo de siempre erróneo, del “especialista” en numerosas ocasiones en que por distin-
la derrota: “Lo que sigue es el prolon- Pennebaker que critica todo lo que se dice tos motivos no habían podido filmar
gado padecer de los filipinos”. sobre él, pero cuando uno lee en el Catá- cosas que sucedieron ante sus ojos.
Como en Autohystoria pero por logo del Festival que su obra (o al menos Pero veamos algunas de las cues-
otros medios, Raya Martin señala el parte de ella) es un antecedente de “for- tiones planteadas por la obra de
pasado. Indio nacional muestra lo que mas modernas como el videoclip o el Pennebaker. Gran parte de esa obra, o
Autohystoria filmó sólo como presen- making-of”, no sabe si reír o llorar. Quien al menos la más conocida, está formada
te. Autohystoria no reconstruye; Indio escribe ese despropósito ¿ha considera- por documentales realizados con músi-
nacional, en cambio, concreta peque- do algunas cuestiones básicas, como la cos, o con grupos musicales. Así se
ñas narraciones en escenarios relación del film con su tema, y la dura- pudieron ver Don’t look back (1967),
documentales donde se despliegan ción de las tomas, que colocan la obra de Original Cast Album-Company (1970),
mentalidades, creencias y alegorías Pennebaker no como un antecedente del Ziggy Stardust and the Spiders from Mars
(hay, por ejemplo, un grupo de teatro videoclip o del making-of, sino exacta- (1973), Depeche Mode 101 (1989).
en el medio de la selva que representa mente en sus antípodas? Repito: forma A pesar de eso, me parece que se
una especie de drama español de desarrollar los temas, los personajes, equivoca quien crea que existe lo que
mestizado y paródico). El desenlace los grupos musicales, lo que sea, y por se podría llamar “género documental
asevera, otra vez, la derrota del movi- otra parte duración de las tomas, es de- musical”. No hay un objeto autónomo
miento insurgente. Lo que el hombre cir, cómo un film desarrolla su asunto. llamado film documental musical, con
le cuenta a la mujer insomne es esa his- En la charla con Pennebaker, tam-
toria que todavía no ha terminado, bién se intentó llevarlo hacia un terreno 1. En el número 73 de Punto de Vista, se publicó
presentada como viñetas de un recuer- peligroso: se dijo que, de alguna mane- un artículo sobre ese film.
particularidades y prerrogativas. que sorprendió al equipo de filmación, espectáculo, se pueden mirar otras co-
Para probar lo que digo, basta mirar y que debieron, sobre la marcha, fil- sas: las bambalinas, el público. El
con atención tanto Don’t look back como mar insistentemente a ese público segundo instrumento que puede utili-
Original Cast Album-Company, y así fervoroso. (Las tomas finales son, to- zar el cineasta es la modificación de la
comprender que lo musical es solamente das, rostros y manos que aplauden.)2 distancia. El plano elegido por el film
un material, que ocupa en estos films el La escena teatral ha sido frecuentada se opone así al plano implícito que está
mismo lugar que los avatares de la anéc- también por Pennebaker. Ya se mencio- en el espectáculo musical, político o
dota ocupan en un film de ficción. nó Moon over Broadway, que tiene teatral. La distancia del espectáculo es
En el film sobre Bob Dylan, es se- relaciones no solamente con el documen- mayor que la que puede tomar el film:
cundario que Dylan sea músico, y en tal Original Cast Album-Company, sino se filma de más cerca.
Original Cast Album-Company lo que también con un film de ficción como En cierta ocasión Godard escribió
cuenta es el trabajo, los ensayos, la pre- Opening night, de John Cassavetes. Vien- una crítica muy dura a Richard
paración. Da lo mismo que sean do Opening night uno piensa que la Leacock. Según Godard, el documen-
cantantes, mecánicos o plomeros. En arbitrariedad de la ficción hace que no tal de Leacock sobre la silla eléctrica
ese sentido estos films se emparentan sea posible recomponer la obra de teatro decía menos sobre la pena de muerte
con Moon over Broadway (1997), que cuyos fragmentos el film nos muestra; que el film con Susan Hayward; y
no se vio en el BAFICI, que sería llama- pero lo mismo sucede con la pieza “real” Primary informaba menos que el libro
do “film documental teatral” por aquel de Moon over Broadway. Resulta difícil de Theodor White sobre esas mismas 39
fanático de las etiquetas, dado que reconstruir la obra sobre la cual elecciones primarias ganadas por
cuenta la historia de una obra teatral, Pennebaker trabajó, quizá porque el es- Kennedy. Además Godard objetaba los
desde el anuncio de su futura realiza- pectáculo es siempre algo secundario. planos de Leacock que le parecían
ción, hasta su última función. Como en Pero no sólo la escena musical (o la siempre más cerrados de lo que hubie-
Original Cast Album-Company, lo teatral) han interesado a los documen- ra sido necesario; Leacock ponía un
principal no es el espectáculo, sino el talistas y a Pennebaker: la escena política plano corto en lugar del plano general
trabajo. Para Pennebaker el trabajo ar- está en la base de lo que se podría consi- que hubiera convenido. Creo, humilde-
tístico es también “un trabajo”. derar el cine documental moderno. En mente, que Godard no advertía que
En su charla, Pennebaker confesó sus comienzos Pennebaker colaboró con justamente la modificación de la dis-
que cuando le propusieron hacer el do- Leacock y Drew en Primary (1960) y tancia es un medio privilegiado para
cumental sobre Depeche Mode, tuvo en Crisis (1963); treinta años después que el cine pueda escapar a la trampa
que preguntar a su hijo qué era eso. Y realizó, con Chris Hegedus, The war que le tiende la puesta en escena del
que cuando el hijo le propuso escuchar room. Estos son algunos de los nume- espectáculo teatral, musical o político.
uno de sus discos, prefirió ir a ver un rosos films políticos realizados por Al ver los films de Pennebaker de-
espectáculo de los Depeche Mode. diferentes documentalistas. Me parece bemos evitar una doble confusión: en
Daba la impresión de que aún hoy se- que aquí sí puede hablarse de films polí- primer lugar suponer que lo musical,
guía sin apreciar demasiado al conjunto ticos, dado que muestran acontecimientos lo teatral, lo político, es el elemento
cultor del “tecno-pop británico”, como que pertenecen al campo de la política, y determinante de estos documentales, y
informa el Catálogo del Festival. que tienen como personajes a hombres en segundo lugar suponer que “lo do-
Todo había comenzado con políticos. La aclaración quizá valga para cumental” es el elemento determinante
Monterrey Pop. En 1967 Pennebaker desconfiar del cine que se pretende polí- de estos films. El documental no debe
reúne a un grupo de colaboradores (en- tico porque se supone entabla una ser confinado a una región particular
tre ellos Richard Leacock y Albert relación directa, inmediata, con la esfera del cine (como a veces se habla de lite-
Maysles), y filma el Festival de política. Es una ilusión: el arte, el cine, ratura o cine regional, para referirse a
Monterrey. Esta película tiene hoy, es siempre supone un rodeo. En el arte, en la literatura o el cine que se hace fuera
cierto, un condimento impensado por el cine, todo es mediación. de Buenos Aires; los provincianos An-
sus realizadores. Cuando el espectador Lo que me parece ha interesado al tonio Di Benedetto y Juan José Saer
ve a Jimi Hendrix, Janis Joplin o Ravi cine documental y a Pennebaker de es- probaron que la literatura regional no
Shankar, es como si estuviera viendo cenas tan diversas como la musical, la existe). Me parece que los problemas, las
un noticiero con San Martín o política, la teatral, es la relación que se cuestiones y las posibilidades del cine
Belgrano. Cuando, al final de la pro- establece entre la puesta en escena del documental son los problemas, las cues-
yección, se le preguntó sobre el espectáculo preexistente, y la puesta en tiones y las posibilidades del cine a secas.
extraordinario final de la película (la escena del film. En esa lucha cuerpo a Debemos dejar que el documental reco-
electrizante actuación de Ravi Shankar cuerpo, en esa tentativa por sustraerse a rra tranquilamente el vasto campo del
y la reacción enfervorizada del públi- la fascinación que ejerce la puesta en cine, porque ese es su territorio.
co), Pennebaker dijo que no se escena ya existente, el cineasta tiene al-
acordaba si la actuación de Shankar gunos instrumentos. El primero es la 2. La escena musical, los espectáculos, los
cantantes, siempre interesaron no sólo a Penne-
concluía el Festival, como sí concluye elección del momento: vemos entonces baker, sino a todo el cine documental. Hay que
la película, pero que recordaba que la los antes o los después del espectáculo; recordar el extraordinario film de Charlotte
reacción entusiasta del público fue algo y aun cuando se filme el momento del Zwerin sobre Monk (Straight no chaser, 1988).
La obra poética de Arnaldo Calveyra
Niño viejo viruejo de picopicotuejo

Osvaldo Aguirre

40
Calveyra nació en 1929 en Mansi-
lla, Entre Ríos, y reside desde 1960 en
París. Dos años antes de ese viaje, en
Buenos Aires, apareció la primera edi-
ción de Cartas para que la alegría.
Aunque él entendía que se trataba de
poemas, el libro fue incluido en una co-
lección de prosistas jóvenes. El equí-
voco puede revelar ya la extrañeza de
unos textos que no se ajustaban a las
convenciones y empezaban a definir
una poética en términos propios. Car-
tas... no parece haber tenido mayor re-
percusión al margen de un par de rese-
ñas, aunque una de ellas apareció en la
revista Sur. Algo que probablemente no
preocupó a su autor, quien rehuía los
contactos con otros escritores y grupos
literarios, en particular por lo que ha
llamado su “temperamento”, la atrac-
ción por la soledad y el culto del lugar
de trabajo, elecciones que veía ratifi-
cadas en Carlos Mastronardi, por en-
1. En el otoño de 1989 Diario de Poe- cebida sin mayor contacto con la lite-
sía publicó una encuesta realizada en- ratura argentina, “en la soledad de mi
1. La obra poética de Calveyra en español inclu-
tre poetas, críticos y editores sobre cuá- lengua”, una lengua propia, sostenida
ye los siguientes títulos: Cartas para que la ale-
les habían sido los libros de poesía de en un ámbito extraño, extranjero, aque- gría (Cooperativa Impresora y Distribuidora,
autores argentinos más interesantes en- lla obra había permanecido inédita du- 1959); Cartas para que la alegria / Iguana, igua-
tre los publicados el año anterior. En rante casi treinta años.1 Si se piensa en na (Libros de Tierra Firme, 1988); El hombre del
Luxemburgo (Tusquets, 1997); Morse y otros tex-
un total de sesenta y seis entrevistados, la particular dimensión que asume el
tos (Ediciones Mate, 1999); Libro de las mari-
sólo se registró un voto por Cartas pa- silencio en la reflexión de Calveyra, y posas (Alción, 2001); Apuntes para una reencar-
ra que la alegría / Iguana iguana, de en su deseo de un libro propio, en el nación (Diario de Poesía, 2002); Diario del fu-
Arnaldo Calveyra. La mención es aho- sentido de texto íntimo y secreto, no migador de guardia (Vox, 2002); Maizal del
gregoriano (Adriana Hidalgo, 2005) y Diario de
ra anecdótica pero sirve para poner de habría que apreciar esa etapa en térmi-
Eleusis (Adriana Hidalgo, 2006). Aquí también
relieve la marginalidad del autor en un nos negativos. A la vez resulta eviden- se tienen en cuenta su novela La cama de Aure-
ámbito de lectores especializados. Un te el contraste con su consideración ac- lia (Plaza y Janés, 1990 y Tusquets, 1999), el li-
desconocimiento explicable, porque re- tual; y significativo, en la medida en bro de relatos El origen de la luz (Sudamericana,
2004) y Si la Argentina fuera una novela (Simurg,
cién entonces emergía de un largo pe- que desde hace ya unos años, tiene un
2000); Calveyra niega que este texto sea un en-
ríodo de silencio. Difundida antes en lugar central en la poesía argentina con- sayo (como suele considerárselo) y lo incluye den-
Francia que en su país de origen, con- temporánea. tro de su poesía.
tonces su único interlocutor y maestro. o un relato de sucesos; no es tampoco bras extrañas, que al ser dichas suspen-
La distancia que separa en el tiem- el pasado su materia sino aquello que, den o ponen en vilo la conversación; y
po ese libro inicial de los restantes pue- habiéndose conformado en una locali- lo que tienen de ajeno (y de fascinante)
de provocar malentendidos. Los textos zación precisa, se ha desprendido de es, en principio, el hecho de que son
reformulan allí una sintaxis oral, cons- cualquier determinación de tiempo y palabras escritas (por eso provocan el
trucciones del habla rural en un ámbito espacio para extenderse en el horizon- deseo de la escritura) o al menos raras
restringido, que en lo sucesivo se pier- te del presente. El sujeto de El hombre al oído. Esos dos registros se fusionan
de (o está perdido desde el momento del Luxemburgo recuerda sitios de su en la figura de la madre, maestra rural.
en que se escribe) como marco inme- infancia y juventud pero no es a ellos a En virtud de su profesión, la madre trae
diato de referencia. Entrevistado a pro- los que se traslada sino a un lugar con- de la ciudad, sitio antagónico del cam-
pósito de Diario de Eleusis, Calveyra formado por palabras; o en todo caso, po, “un repertorio de palabras y expre-
comenta que “se ha diluido mucho el al volverse hacia ese pasado lo que en- siones hasta entonces desconocidas en
horizonte de Entre Ríos (...) Cuando cuentra son determinadas palabras. nuestros pagos”; pero, como “gran afi-
abro la ventana de mi departamento en Aquello que lo deslumbró, el espacio cionada a las palabras”, ese corpus se
París ya no veo Entre Ríos”; aunque de del campo, las voces y los términos allí vuelca a un juego donde terminan po-
inmediato agrega: “tal vez no es nece- acuñados todavía no se han desplega- niéndose de relieve la materialidad del
sario abrir la ventana para verlo”.2 Más do por completo. lenguaje y sus posibilidades expresivas:
allá de la persistencia del espacio de ori- La escritura de Diario de Eleusis así, las vocales y consonantes, libera- 41
gen, el lugar de Cartas... queda ratifi- parte de la fascinación provocada por das de sus usos habituales, “empeza-
cado con su reedición, que da comien- el nombre Eleusis, hallado en un libro ban a emitir una intensidad que sólo a
zo a la publicación de la obra inédita; infantil y cuyo misterio permaneció in- ellas pertenecía”. Juego de bautizar las
de allí, además, Calveyra suele extraer tacto, como si aquel descubrimiento cosas del paisaje, de cantar, pero tam-
los textos con que abre sus lecturas pú- aconteciera en el momento de la escri- bién de ser palabra, y de esperar su ha-
blicas.3 Lo particular del caso puede ex- tura. De igual modo, al descubrir el tér- llazgo, su revelación, con la expectati-
plicarse quizás por la proximidad de esa mino epitafio, la protagonista de La ca- va del que aguarda una visita y con la
lengua de la que proceden los elemen- ma de Aurelia queda intrigada “por lo carga imponderable de misterio añadi-
tos sintácticos y léxicos de los poemas, redondo y tan directo al oído de la pa- da por la espera.
aunque precisamente el primero de los labra”. Después de haberla olvidado, la Tal como se narra en El origen de
textos inscribe la separación del lugar recupera “con la vuelta de los años”, la luz, en virtud de la representación
natal; y la elección del género de la car- de alguna manera cerrada por su au- en que tenía lugar, la lengua suponía
ta alude a la conciencia de una distan- sencia, “pero con la misma dosis de in- también una forma de hacer hablar a
cia que debe ser salvada a través de la triga”. Ella nunca supo qué significaba las cosas del entorno. Después de gol-
escritura. En el habla de la gente de En- y para averiguarlo se pone a componer pear las manos, de “llamar” al árbol,
tre Ríos, Calveyra escuchó “una ma- unos epitafios que no son tales, o que
nera de juntar dos palabras con cierta lo son pero con una belleza extraordi- Seguían unos momentos semejantes a
extrañeza, cierta novedad”:4 un ritmo, naria, anómala para su género (algo que cualquier espera. Al cabo, el árbol, en-
término que deviene central en su prác- refleja la situación de los propios tex- carnado por otro de la compañía, inte-
tica al definir el estatuto poético de los tos de Calveyra respecto de la distin- rrogaba “por la luz de esas personas”.
Se entablaba una breve conversación
textos. ción convencional entre poesía, prosa
con la luz del árbol.
y teatro). (El origen de la luz, p. 138)
2. Calveyra ha situado un momento No es azaroso que las palabras des-
fundacional en su experiencia entre los conocidas sean las que provienen de los Representar es otra palabra que sus-
cinco y los siete años. Curiosamente, libros o de los textos impresos (Aure- cita la curiosidad de Aurelia. De inme-
para designarlo utiliza un término en lia lee la palabra epitafio en un papel diato evoca las funciones teatrales ofre-
francés: es el ailleurs. Esta palabra alu- de envolver caramelos). La “cisterna de cidas por los circos y los radioteatros
de por un lado al exterior, el espacio fábula” aludida en el prólogo de Car- de temas gauchescos y también un mo-
próximo a la casa pero que ya no parti- tas... remite al habla de la gente de cam- do de acercamiento a la poesía, algo tre-
cipa del ámbito doméstico. Es la reve- po. Pero no se trata de una modalidad mebundo, pero cargado de intensidad.
lación del lugar del juego, de la recrea- regional que podría ser relevada por un Su proyección perdurable surge del
ción de la lengua, de “los campos para lingüista, sino de una lengua familiar,
siempre verdes”. A la vez sitúa un des- tal como fue reinventada en la casa y el
2. Pablo Gianera, “Arnaldo Calveyra y el miste-
doblamiento constitutivo, que reformu- espacio exterior inmediato, y más bien rio”, en La Nación, 1º de octubre de 2006.
la prácticamente cada vez que se lo in- entre la casa y el afuera, en el cuarto de 3. A saber, “El viaje lo trajimos...”, “No te dije
terroga acerca de su mundo de referen- trabajo. Una lengua con términos y sin- de la luna...”; “El globo que nos trajeron las visi-
tas...” y “Me lavé la cara en la luna nueva”.
cia: “en medio de esa sucursal del taxis propias y que parece tener esca-
4. En Débora Vázquez y Matías Serra Bradford,
paraíso, una intuición (...) me decía: sos contactos con otras modalidades de El hombre del Luxemburgo (video, 2002).
‘Estás aquí pero no estás aquí’”.5 Por habla. Los libros y la escuela son los 5. Arnaldo Calveyra, “Ailleurs”, en Diario de Poe-
eso, esta poesía no propone un registro medios que introducen aquellas pala- sía número 37, Buenos Aires, otoño de 1996, p. 35.
sentido que asume en los juegos de las pado y quizás algo inconsciente, “la con un sistema de medidas propio, se-
visitas y la conversación. Porque ir de irrupción de la memoria”. Pero Calvey- an marcas de apropiaciones simbólicas
visita, o recibirlas, es aquí un aconteci- ra la ha desoído, en cierto modo. Si se (“el lugar de los abrazos”, distante de
miento extraordinario, y así como hay atiende a su registro de las diversas cir- la casa natal pero no tanto como para
que vestirse de manera especial (acto cunstancias de escritura, no ha dejado sustraerse a su órbita, es el sitio de los
que remite al de tomar un disfraz, es de traspapelar versos y cartas, de reco- reencuentros y las despedidas) o de
decir, nuevamente al juego), también brarlos y perderlos de una forma que a acontecimientos extraordinarios (el día
se debe aprovisionar la conversación veces parece aleatoria y otras secreta- en que Orlando volvió del servicio mi-
con las “noticias” y los comentarios del mente deliberada, en procura más o me- litar, por ejemplo; o cuando Adelfa, la
día. “Las señoritas del teléfono” (en El nos explícita de un “tiempo justo”, co- vecina preferida, recibió la visita de un
origen de la luz) hace presente esa si- mo si esos textos, igual que en el céle- marinero de la flota inglesa). Esos hi-
tuación en el momento en que, por el bre caso de La carta robada, hubieran tos orientan la memoria, desencadenan
desarrollo de las comunicaciones, está permanecido siempre al alcance de la relatos (“El día de la tormenta” abre El
en trance de perderse. Pero el relato mi- mano. origen de la luz). Allí los recuerdos tie-
de todavía un tiempo en que el juego Entre 1951 y 1953 Calveyra traba- nen un funcionamiento singular, que
del lenguaje se potenciaba con la con- jó en el Diario del fumigador...; el li- Mastronardi no podía prever en el mo-
frontación de los hablantes, ya que una bro quedó olvidado durante treinta mento de redactar la carta citada. Los
42 conversación, dice Calveyra, no está años, hasta que lo retomó y decidió pu- primeros años de vida son el sustrato
hecha sólo de palabras sino también de blicarlo. Libro de las mariposas fue es- de esta poesía, pero no suponen un re-
miradas y gestos, de la forma de parar- crito durante cinco días, a fines de 1962, pertorio cerrado del que Calveyra to-
se y de llevar una mano a la cintura o y apareció casi cuarenta años después. mará, en cada caso, un tema. “Mi tra-
de extenderla para estrechar la del in- Maizal del gregoriano surgió del ha- bajo poético –dijo en la entrevista an-
terlocutor. Por eso, más que con el pa- llazgo de una “nota perdida, extravia- tes citada– consiste en someter la
riente distante, lo maravilloso de la ex- da en un cuaderno”, escrita aquel mis- memoria a la sintaxis para obtener un
cursión al pueblo consiste allí en el en- mo año. En una entrevista con Jorge sentido nuevo de los recuerdos”. Este
cuentro con las señoritas del teléfono, Fondebrider,6 recuerda que acaba de retorno constituye el centro de su ex-
el ponerse al día en el diálogo y recorrer encontrar por casualidad un diario es- periencia poética.
su casa, tan distinta de la propia que se- crito cuando hacía el servicio militar; Pero no es el retorno de lo mismo
meja el espacio exótico descubierto en desde entonces no hizo otras referen- sino de lo que pasó desapercibido. Tal
un libro de aventuras. La comunicación cias al respecto, por lo que cabe presu- como piensa Aurelia, aquí “son como
telefónica es dificultosa y lenta, pero la mir que ese texto volvió a traspapelar- el atardecer los recuerdos, más la luz
solución de tales inconvenientes no sal- se. ¿Cómo es posible retomar un tex- disminuye más empiezan a verse los
va una falla esencial: “desgajada del ár- to perdido sin que exista huella de esa detalles, a poder adivinarse, a precisar-
bol de la conversación”, la palabra pier- ausencia? “Tras treinta años de olvi- se, a volverse ciertos”. Es, sobre todo,
de el espesor más denso de su sentido. do –dijo Calveyra sobre el Diario del el retorno de lo que todavía no ocurrió,
fumigador... –, lo releí, vi que en ese en el sentido de que permanece plega-
3. Según relata Calveyra, las críticas de texto había cosas aún vivas, lo reescri- do en un silencio reconocido como
Mastronardi a sus primeros textos se bí y lo limpié”. Pero no es tan simple; marca de origen. “Cosas que me pasa-
centraban en la adjetivación. De esos la escritura recurre con insistencia al ron durante la infancia –dice Calveyra
señalamientos deriva un principio bá- interrogante, como si merodeara su ob- en “Apprendre le français”, un breve y
sico de composición: “El problema jeto, en busca de una vía de acceso, y deslumbrante texto sobre su persisten-
esencial de la poesía es el adjetivo, no también con incertidumbre y un cues- cia en la lengua propia– me están suce-
el sustantivo. Ahí es donde las cosas tionamiento de sus condiciones. Pre- diendo recién ahora”. La infancia es esa
envejecen (...) el sustantivo, si está bien guntas y reflexiones desvían el texto de novedad que acompaña a una persona
puesto, tiene que comportar su propio su pretendida referencia (las ratas y la toda su vida. Y la forma de su acompa-
adjetivo”. fumigación de los barcos en el muelle ñamiento consiste en palabras que se
Otra lección, menos evidente, pa- de Ensenada), de modo que “ese mis- volvieron únicas. Habrá caña dijo la
rece haber madurado en cierta desaten- mo discurso se pliega sobre sí mismo, araña, niño viejo viruejo de picopico-
ción hacia el maestro. “Me habla de interrogándose acerca de su naturale- tuejo de pomporerá, por citar dos pie-
versos y de cartas traspapeladas –le za”.7 La escritura, entonces, sigue un zas privilegiadas, componen palabras
escribe Mastronardi en diciembre de tiempo propio, donde treinta años no acuñadas en juegos y que persisten co-
1953–. Ordene sus papeles y ‘haga su significan un envejecimiento, al con-
mundito’ para que mañana no se vea trario: es preciso dejar reposar el texto, 6. “Arnaldo Calveyra, La sintaxis de la memo-
forzado a quedar sólo con los recuer- dice Calveyra, olvidarse de él, para que ria” en Jorge Fondebrider (compilador), Conver-
dos”. Esta reconvención hace pensar en finalmente diga su palabra. saciones con la poesía argentina, Libros de Tie-
rra Firme, Buenos Aires, 1995, pp. 235-248.
el narrador del Diario del fumigador El mundo que se conforma en esta 7. Cf. Carlos Battilana, “Intersticios de una pro-
de guardia, que se tiende en la cubier- obra, por otra parte, transcurre en un funda opacidad”, La Nación, 7 de diciembre de
ta del barco para aguardar, despreocu- tiempo y en un espacio determinados 2003.
mo objetos de indagación. El uso dife- Es decir, las mariposas como últi- las rondas infantiles están presentes en
rente que asumen esos términos recor- ma imagen del lugar natal. En distintos esa escena. En el viaje a Eleusis, que
ta la singularidad de Cartas para que lugares de la obra, con su brusca irrup- es también, otra vez, el viaje al campo
la alegría; mientras en los poemas de ción, las mariposas remiten a la mani- de Entre Ríos, son esas presencias las
este libro están tramados en la conver- festación de la palabra; la última vo- que desea, las que anticipa el narrador:
sación, en lo sucesivo, insertos en otro luntad de Aurelia (“no quiero maripo- “En el camino te encontrarás con pala-
marco, por ejemplo en la abadía de sas en mi tumba”) debe entenderse bras, te saludarás con ellas”. Y lo que
Solêsmes, aun cuando este recinto, en como una petición de olvido. se representa en escena son los descu-
tanto espacio de silencio y retiro, es se- brimientos y los interrogantes de la pro-
mejante al cuarto de trabajo (y de he- 4. La lengua recreada en la infancia su- pia escritura. Situando una vez más al
cho allí escribe Calveyra el libro), pa- pone entonces una experiencia irreduc- sujeto en la inmovilidad de su cuarto,
recen expresiones sin sentido, o de sen- tible, e imposible de sistematizar. Una Apuntes para una reencarnación se in-
tido puramente lúdico. reinvención que se corresponde con el terroga por aquello que parece dispo-
Calveyra insiste en la concepción sistema de localizaciones mencionado, nible, lo pone en duda: ciertas tardes
del silencio como parte de la palabra, y con la singularidad de determinados del pasado, determinada luz, la visión
el silencio como una palabra que debe personajes: Doña Norberta, Estelucha recuperada de un jardín, dicen o pare-
ser restituida en la página. En su pers- Junco, Don Isaías, los artistas del cir- cen callar algo, pero esos recuerdos se
43

pectiva, los nombres y sobrenombres co, el Medor y el Lobo, entre otros. Ca- resisten a la exploración. Don Isaías le
que atesoran las cosas amadas no pue- da uno se afirma con características ex- aconsejaba al joven Calveyra que
den trasladarse a otra lengua, e incluso cepcionales. Minguecho, un croto, tie- aprendiera el mayor número posible de
tampoco a otros términos de la propia ne en particular una fuerte proyección, palabras y las memorizara, si quería ser
lengua. “Las palabras de arar, o de mo- ya que por un lado aparece ligado al escritor. Un consejo ingenuo, aunque
ler el maíz, o de ir al pueblo”, evoca- descubrimiento de la narración y de la retrospectivamente comporta una pre-
das en Cartas... no podrían circular fue- muerte, y por otro es un tema de las figuración. La “receta para hacerse de
ra de ese dominio configurado entre la canciones y juegos de palabras (“Min- un poema” de “Guía para un jardín de
casa y el ailleurs. Así, el deseo de man- guecho culo de afrecho”). Estos perso- plantas”8 continúa aquellas observacio-
tener el significado personal, reserva- najes, y las palabras que advienen con nes: hay que “tomar la mayor cantidad
do, de una palabra: ellos, “quieren decirnos algo oculto de palabras, estar con ellas el mayor
desde siempre”. Pero ese “algo” no pa- tiempo posible” y luego “jugar con ellas
Que cuando alguien me diga viaje yo re- rece inmediatamente accesible; tam- mucho rato todas las tardes, todas las
encuentre al querido querido caracol que bién supone un campo de búsqueda y mañanas, todos los días, en suma: en-
me pusiste aquella vez entre las manos. de reflexión. En la escritura hay una tretenerlas hasta que, por distracción,
(Libro de las mariposas, p. 63) puesta en escena, que cada libro incor- algunas de entre ellas viren al poema”.
pora, desde el joven fumigador que des- La escritura surge entonces en el des-
Referencia para nada menor, si se pierta curiosidad en su compañero de vío de la lengua, cuando la palabra se
piensa que viaje es el término que abre trabajo (“con un movimiento de la ca- convierte en verso y reencuentra su ca-
la obra, en Cartas para que la alegría. beza me pregunta qué hago con un lá- mino propio:
Las mariposas, además, son otra figu- piz y un papel”) hasta el “hombrecito
ra recurrente en la obra, ya en ese mis- de Entre Ríos” retirado en Solêsmes, A medida que las horas pasaban, otra len-
mo texto inaugural: en trance entre el canto gregoriano de gua llegaba, incógnita lengua de poema.
unos monjes y el recuerdo de los mai- (Apuntes para una reencarnación)
De todas las mariposas de alfalfa que zales mecidos por el viento en “los cam-
nos siguieron desde Mansilla, la última pos para siempre verdes”.
se rezagó en Desvío Clé. Las jitanjáforas y las canciones de 8. Cf. Cartas para que la alegría..., p. 79.
Desvío de la lengua y también de posturas, gestos y expresiones no ver- La lámpara designa también el cuar-
la poesía. Calveyra dice escribir cartas, bales que hacen también a la expresión. to de trabajo y, por extensión, la propia
diarios, apuntes. Como observó Fer- “Cuando la palabra está imbuida de si- escritura de poesía. El primer cuarto
nando Toloza en una de las primeras lencio. Cuando es palabra pese a ella, disponible, según se dice en el relato
lecturas de su obra, no hay sujeción a cuando más fuerte es el silencio en la “El origen de la luz”, estaba situado
los géneros sino la incorporación de al- palabra. Esa es la poesía”, ha dicho Cal- dentro de la misma casa natal, “una ha-
gunos de sus elementos, por otra parte veyra.10 bitación de unos siete metros por cin-
redefinidos.9 La carta, en particular, es co, antiguo depósito de vituallas”. Por
la forma más adecuada, porque inscri- 5. La partida de Mansilla, recordemos, la puerta, imprevistamente, aparecían
be y simultáneamente repara una pér- es el episodio que inaugura el recorri- las gallinas y los pollos que andaban
dida bien determinada. Cada palabra, do, el punto en el cual se sitúa Calvey- por ahí; el cuarto de trabajo, a través
afirma Calveyra, contiene una carta. ra cuando comienza a escribir. Esta es- del tiempo, más allá de su emplaza-
El hombre del Luxemburgo conclu- cisión tiene una especie de anticipo en miento, preserva ese ambiente: “Yo es-
ye con una pregunta: “¿Deseaba la pa- el desplazamiento del campo al pueblo, toy allá y no estoy allá. Rápidamente
labra sujetarse al rigor de un verso?” apenas cuando debe hacer siete kiló- estoy acá. Cuando entro a la pieza, via-
En Maizal del gregoriano, mientras es- metros para ir a la escuela, algo que jo enseguida, no hay momentos muer-
cribe el libro, el narrador se exhorta a marca “una cesura en mi vida”. Esa mí- tos”, dice Calveyra;11 al abrir la venta-
44 “no poetizar la voz”, para que las vo- nima distancia basta para tener concien- na de ese cuarto no es París lo que ve
ces “sigan emergiendo a medida que cia de los atributos de la experiencia sino “el campo para siempre verde” y
guardas el compás”. El ritmo, nueva- campesina: un sentido particular del es- en él las líneas de su escritura.
mente, como principio de composición; pacio y de la distancia, cierta funcio- No hay obra terminada en la con-
su fluidez evoca la imagen del agua, nalidad de las palabras y sobre todo una cepción de Calveyra. El fumigador de
asociada a la palabra por múltiples ra- relación entre la casa y el afuera, el ai- guardia propone recapitular el libro en
zones: el mundo de referencia, es “ma- lleurs, completamente distinta. Al res- el cierre de su relato; Maizal del gre-
nantial”, “cisterna de fábula”; el verde pecto, un recuerdo de la infancia reme- goriano se cierra en el instante en que
del paisaje entrerriano es la huella de morado en Si la Argentina fuera una “amanece en el libro”. Un movimiento
las aguas que lo cubrían en el pasado novela prefigura con nitidez la escena que recuerda el ciclo del trabajo cam-
prehistórico. El chorro de la fuente Mé- posterior de la escritura. La ventana mar- pesino: en poesía, como también le en-
dicis le habla al sujeto de El hombre ca el punto de imbricación de ambos es- señó Mastronardi, no puede haber pro-
del Luxemburgo, “empieza a contarle pacios, pero mientras en el pueblo, en la greso sino la formulación siempre re-
una historia que, a fuerza de atención, ciudad, es la barrera que cierra y aísla al novada de la misma materia. El nuevo
termina por reconocer como suya”, así interior, en el campo, dice Calveyra, su- día que apunta en Libro de las maripo-
como el recuerdo de la lluvia en el cam- pone un vínculo, la primera manifestación sas es el mismo, el único y largo día
po entrerriano acerca el pasado en Mai- de lo que llama desde un más allá siempre siempre presente de que habla esta obra.
zal... El ritmo distingue al poema del próximo y dispuesto a revelarse. Cada uno de sus títulos señala la ex-
parlamento teatral, más cercano al re- Otra diferencia importante consis- tensión puntual que adquiere una len-
gistro de la conversación; proyecta la te en que el pueblo ofrece la novedad gua situada en el origen, ese “envión”12
palabra en la página, la página en el li- de la luz eléctrica. Una maravilla que que cuando parece llegar a su final co-
bro, y el libro en la palabra que reinicia termina con “la puesta en escena de la bra nuevo impulso.
el movimiento. noche” que suponía, en el campo, el en-
La conversación también nutre los cendido de las lámparas. El significa-
relatos y la novela de Calveyra: es de- do profundo que asumen términos co-
cir, la suma de voces en circulación, el mo luz o lámpara procede aquí de esa
“diario oral” del pueblo, el coro de los circunstancia. En las noches frescas de
que toman fresco en la vereda, las no- primavera, recuerda Calveyra, las pa- 9. Fernando Toloza, “Guía para un entrerriano”,
ticias que corren por las galerías de las labras eran “faroles que encendíamos en Diario de Poesía número 10, Buenos Aires,
casas de campo. En la poesía se plan- en la oscuridad para orientarnos y pa- primavera de 1988, p. 35. En un momento en que
prácticamente no existían análisis de la obra de
tea en otros términos: escribir es con- ra, tácitamente, perdernos”, y en tanto Calveyra, esta reseña sitúa con notable precisión
versar con el poema, en primer lugar; tales son una nueva remisión a la figu- sus aspectos centrales.
y a veces, el poema consiste en esa mis- ra de la madre, a los juegos en el espa- 10. Osvaldo Aguirre: “Cantos gregorianos”, en
ma conversación (cf. “Poema con un cio inmediato de la casa: Radar, Buenos Aires, 2 de octubre de 2005.
11. Pablo Gianera y Daniel Samoilovich, “Yo es-
río”, en Diario de Poesía número 39). toy allá y no estoy allá”, en Diario de Poesía nú-
Es, más bien, la reanudación o el reco- ...nos enseñas, entre tanto, la palabra que mero 62, Buenos Aires, diciembre de 2004 a mar-
mienzo de un diálogo con un interlo- enciende. zo de 2005, p. 13 (el subrayado es nuestro).
cutor que ahora está en silencio. Pero Con la lámpara la casa, que con el ate- 12. “Es un envión que empezó hace más de cin-
rrizar nos alce. cuenta, de sesenta años, y sigue, por suerte. Es
el silencio no supone la extinción de un envión en el tiempo, no en el instante” (en
(Libro de las mariposas, p. 46)
una voz sino su secreta reverberación, Osvaldo Aguirre, op. cit.). Sobre la idea del “único
el componente de sobreentendidos, día” cf. Diario de Eleusis, pp. 16 y ss.
Portantiero: memoria afectiva y biografía intelectual

Pablo Gerchunoff

45
no había llegado al gobierno. No ve-
nía sólo él. Venían también Juan
Gelman, Roberto Cossa, Roberto
Hossne, Andrés Rivera, más tarde el
Tata Cedrón, de vez en cuando José
Luis Mangieri. Al principio en Ramos
Mejía y más tarde en el departamento
de la calle Defensa, mis padres eran
los anfitriones de esas apasionadas ter-
tulias de literatura, política y vino que
primero rechacé por aburridas –quizás
porque mis padres no me dejaban to-
mar vino– y luego abracé fascinado, a
veces perdiéndome noches de fiesta
adolescente. Fue una fiesta, sin embar-
go, cuando el Negro publicó su primer
libro a los 26 ó 27 años. Se llamaba
Realismo y realidad en la narrativa
argentina. Beatriz Sarlo me contó el
día que velábamos al Negro que la pri-
mera vez que escuchó el nombre de
Portantiero fue en boca de mi madre,
tardía estudiante de literatura, que
A su regreso de su exilio en México, Juan Carlos Portantiero (1934-2007) publicitaba en la Facultad al joven es-
formó parte del Consejo de Redacción de Punto de Vista, una de las critor.
publicaciones en las que dejó la marca de su talento como analista político, No podría decir que fuera mi ami-
investigador e intelectual preocupado por el camino en que las sociedades go porque antes que nada se convirtió
pueden ser más justas, y la política no sólo adaptarse a lo inmediato sino en mi hermano mayor, pero el tiempo
cambiarlo. Pasado y Presente, Controversia (publicada en México) y La Ciudad pasa, las edades convergen, después de
Futura fueron revistas que llevan la impronta de Portantiero, como la de su los 25 años todos tenemos la misma
amigo Pancho Aricó. Sus libros, por supuesto, seguirán leyéndose y edad y mi hermano devino un amigo
discutiéndose. entrañable y admirado cuya amistad
fue una piedra preciosa heredada. ¿Por
qué admirado? No podía contestar esa
Venía asiduamente a mi casa aunque na. En esa manía que algunos de noso- pregunta en aquellos tiempos, pero
no era yo quien lo invitaba. No podría tros tenemos por fechar nuestras vidas había una señal que me venía de los
precisar con exactitud la fecha en que en línea con los acontecimientos polí- otros. Si el Negro no acudía una noche
esas visitas comenzaron, pero sé que ticos, puedo reconstruir borrosamente de tertulia a casa la pregunta inevita-
yo era casi un niño y él un joven que que la primera vez que lo vi, Perón ble de los otros era: ¿Qué dice el
me llevaba diez años menos una sema- había sido ya derrocado pero Frondizi Negro sobre esto?; ¿Qué opina el Ne-
gro sobre esto otro? Era ya entonces la del debate con el viejo maestro: la la historia de las ideas políticas univer-
una personalidad magnética, y esas base social que catapultó a Perón al sales de la izquierda así como Orígenes
personalidades están aunque no estén. poder no estuvo constituida –como es el aporte a la sociología. En sus pá-
He aprendido eso dolorosamente aho- creía Germani– apenas por los nuevos ginas no hay casi menciones a la
ra. Hace un tiempo, a pocos días de que trabajadores industriales sin tradición Argentina, que aparece marginalmente
el Negro nos dejara, me encontré en y sin cultura política a los que el como un caso –entre otros– del Occi-
Madrid entre la vida y la muerte, entre liderazgo populista pudo manipular sin dente periférico y tardío. Pero atención:
lo que había terminado de nacer y lo las trabas que siempre opone la inercia el Negro estaba tomando el camino lar-
que dentro de mí no terminaba de mo- de la historia. La clase obrera en su con- go. El centro de la reflexión de Los
rir. Paseaba a mi nieta de veinte días junto se había convertido al peronismo, usos… es la Europa turbulenta de
por el Parque de las Avenidas, leía en y el factor determinante era que aquella entreguerras y más específicamente el
el diario El País escuetas noticias ar- modernización de los años treinta en el debate y la crisis del movimiento so-
gentinas, me preguntaba con tristeza: plano de la estructura económica no cialista dentro de ella. En ese contexto,
¿Qué dice el Negro sobre esto? había sido acompañada por un conco- el problema que le interesó fue el de la
Ya era mi amigo cuando después mitante intervencionismo estatal que presencia organizada de las masas en el
de su paso por la crítica literaria se modificara la distribución del ingreso sistema político. La conquista de la ciu-
convirtió gradualmente en un sociólo- y le diera a la arquitectura social ar- dadanía las interiorizaba (aunque
46 go. Su aparición en escena como tal gentina un carácter más inclusivo. Esa conflictivamente) en el estado, y ese
no fue con un artículo de joven profe- demora (o esa miopía) preparó el te- estado modificado ya no podía ser per-
sional que hace méritos en la jungla rreno sobre el que Perón edificaría su cibido linealmente como el “comité
académica, sino con una obra que se poder. administrativo” de la burguesía. Así, la
convertiría en un clásico: Ensayos so- Se puede discutir esa visión pero táctica de los socialistas y su relación
bre los orígenes del peronismo, que no negar su solidez. Sin embargo, para con el estado democrático –mucho más
reunió dos artículos escritos en cola- el momento en que los dos ensayos cuando la democracia europea estaba en
boración con Miguel Murmis entre tomaron la forma de libro, las preocu- retroceso– reclamaba una revisión. Na-
1969 y 1970, durante la estadía de paciones del Negro ya no pasaban por turalmente, el protagonista central del
ambos en el Instituto Torcuato Di Tella. los orígenes del peronismo sino por la libro (Los usos… es un libro en el que
La pregunta que atraviesa Orígenes… es tempestuosa reaparición en el escenario las personas importan) es Antonio
heredada de Gino Germani y comparti- político de un peronismo irreconocible. Gramsci, el “teórico de las superestruc-
da por muchos perplejos intelectuales La perplejidad tenía un nuevo nombre, turas” que hacía ya tiempo le había
de la época: ¿por qué los obreros ar- Montoneros, y la reacción del Negro, abierto al Negro el ¿ancho o estrecho?
gentinos estaban políticamente de Pancho Aricó y de todo el grupo campo de la eficacia específica de la
identificados con un movimiento na- que participó de la segunda era de Pa- política frente a los condicionantes de la
cional-populista como el peronismo y sado y Presente ante el fenómeno de estructura económica. Pero no es el úni-
no con un partido de raigambre socia- la violencia armada lo marcaría para co. Quiero resaltar aquí el encuentro del
lista? La respuesta estaba cargada de siempre. Nadie explicaría mejor y con Negro con Eduard Bernstein: las pregun-
ideas sugerentes, innovadoras y más aguda autocrítica que Pancho –por tas instaladas por el revisionista alemán
controversiales, pero quiero detenerme ejemplo en el diálogo con Carlos dejarían su impronta, aunque el Negro
en dos de ellas. La primera (contenida Altamirano filmado por Rafael rechazara por entonces sus respuestas.
en el primer ensayo) implica una revi- Filippelli– esa reacción de cautelosa
sión de la década del 30. No fueron simpatía hacia el militarismo de los
aquellos los años de la restauración jóvenes rebeldes peronistas. Pero, en mi La producción de un orden… es la con-
pastoril, sino los de una “coalición de opinión, fue el Negro quien más tinuidad de Los usos…, pero el habitat
clases” políticamente conservadora y acabadamente transformó esa experien- de sus ensayos es más latinoamerica-
fraudulenta pero que aceleró la indus- cia en el amargo insumo para una no y más argentino. Resultaba ya nítido
trialización y con ella impulsó desde mutación intelectual. Me consta que el para el Negro que la democracia era
el Estado un proceso de modernización Negro que marchó al exilio ya estaba un acto de voluntad política, una pro-
productiva. Escribieron en ese sentido poniendo en duda su identidad de iz- ducción hecha desde la sociedad “por
Miguel Murmis y el Negro: “durante quierdista revolucionario. Pero fue en el las masas populares” y no un “inven-
esos años ningún grupo social o polí- exilio que se convirtió decididamente en to” del capitalismo. Ya no habrá, por
tico poderoso agitó un programa un socialista democrático y sembró den- lo tanto, democracia formal y demo-
industrialista más radical que el de la tro de sí la semilla del socialista liberal. cracia real sino un explícito rechazo a
élite oficialista”. Esas palabras (arries- Dos libros de ensayos escritos la esa distinción. Escribió en uno de los
go) pavimentaron el primer tramo de un mayor parte en México atestiguan so- ensayos del libro, publicado antes en
re-examen que culminaría en La Repú- bre ello: Los usos de Gramsci y La Punto de Vista: “Es obvio que la de-
blica imposible… de Tulio Halperin producción de un orden… No soy yo el mocracia no es identificable con el
Donghi. La segunda pregunta (conte- más indicado para decirlo, pero Los estado liberal, pero ya parece también
nida a su vez en el segundo ensayo), es usos… quizás sea el aporte del Negro a evidente que el socialismo no podría
prescindir de la acumulación cultural y institucional y económica, participación dorismo bárbaro”. En medio del im-
política que implican ciertas adquisicio- popular y ética solidaria. Cinco años ponente triunfo cultural del capitalismo,
nes del liberalismo”. El acercamiento a después, en un artículo escrito con Emi- lo obsesionaba una pregunta à la
Norberto Bobbio había ya comenzado, lio de Ipola, ambos rememoraron la Touraine: ¿cómo podíamos soñar con
pero se completaría al regreso del exi- experiencia con un tono de desesperan- la ciudadanía ampliada en el seno de una
lio. He encontrado una primera za y nostalgia por la oportunidad democracia representativa cuando los
expresión nítida de ese acercamiento perdida. representantes miran hacia el mercado
en La Ciudad Futura de octubre de La participación en una empresa po- mundial y los representados hacia sus
1986, en un artículo que puede leerse lítica no opacó la lucidez del Negro ni vidas privadas? Naturalmente no se
en sintonía con una simultánea entre- limitó su independencia de criterio. Muy contestó nunca esa pregunta, pero el
vista a Pancho Aricó realizada por rápido comprendió que el socialismo hecho de que se la formulara revela su
David y Goliath. El pasaje de la iz- como ahora lo entendía podía convertir- rica madurez. Ya no era el intelectual
quierda de los setenta a la izquierda de se en una fórmula vacía si la Argentina de izquierda comprometido con la
los ochenta era, a la vez, el pasaje de no superaba los riesgos de la transición práctica política revolucionaria como
una visión globalista a una visión democrática. Hubo durante los años 80 lo habíamos visto en los años 60; ni
incrementalista. El socialismo ya no en América Latina una inflación de tex- siquiera el socialdemócrata que se ha-
era “una discontinuidad histórica tras tos abstractos interrogándose sobre “los bía forjado en el exilio; era un pensador
un período de acumulación de fuer- problemas de la transición”. El lector de explorando los límites de la libertad 47
zas”, sino un proceso siempre estas líneas podrá comprobar el aporte aferrado a sus valores igualitarios. En
inacabado de ampliación de derechos. productivo del Negro si repasa sus es- ese tránsito, el Negro se quedó sin
critos en Ensayos sobre la transición partido, o al menos sin partido en la
democrática en la Argentina, que él Argentina. Más bien coqueteaba con
He mencionado el regreso. No hay fe- mismo compiló junto a José Nun. En lo imposible, con pequeñas gemas per-
licidad ni excitación mayor para un ese momento –digamos, para el difícil didas que extraía de la historia: el
intelectual que aquello que le ocurrió año de 1987–, el Negro era un decidi- efímero Partito d‘Azione italiano, cuyo
al Negro después de la tragedia de do partidario de un pacto democrático objetivo declarado fue realizar la sínte-
Malvinas: que sus ideas en ebullición para construir un sistema democrático sis entre liberalismo y socialismo y que
se crucen con una movilizante experien- que fuera más allá de un gobierno de- apenas duró tres años después de la Li-
cia política en su propio país. “Soy de mocrático. Dejemos aquí de lado la beración. O su antecedente, Giustizia e
allá”, le contestó a un amigo mexicano complejidad de la noción de pacto (un Libertà, fundado en 1929 por Carlo
que le preguntaba por su alborozado tema que él trató con Emilio de Ipola Roselli y cuyo destino no fue más afor-
retorno. Era la respuesta de un hombre en más de una oportunidad), el hecho tunado. Pocos días antes de morir me
que amaba a su comarca, pero también es que el Negro estaba tornándose es- dijo algo así: “Puede que no haya otro
la de un gramsciano comprometido con céptico sobre la posibilidad de llevarlo a sistema económico más que el capita-
su circunstancia histórica: toda verdad buen puerto. ¿Podía haber pacto cuando lismo, aceptado; pero si vamos a ser
puede ser expresada como una fórmula la crisis económica impedía satisfacer las socialistas será para ampliar los espa-
matemática de carácter universal –de- mínimas demandas sociales tras la res- cios de la libertad a todos los hombres”.
cía el italiano– pero debe su eficacia a tauración de la democracia y la Ya no había ni utopía ni victoria inevi-
la aplicación a casos particulares. Así consecuente explosión de las aspira- table, pero el Negro estaba librando un
fue que se sintió convocado por Raúl ciones? Y más importante que eso, combate contra el socialismo a-liberal
Alfonsín. Parafraseando al propio ¿podía haber pacto cuando las dos gran- y contra el liberalismo a-social. Como
Gramsci en un conmovedor artículo de des fuerzas políticas de la Argentina se en las discusiones de la calle Defensa,
La Città Futura, el Negro, convertido percibían a sí mismas no como partes bajo otras circunstancias, el socialismo
en una de las expresiones intelectuales de un sistema sino como totalidades que no era para el Negro ni una ciencia ni
más visibles de la izquierda democráti- representaban a la nación y al pueblo? una “sociología en miniatura” –tomo
ca argentina, rechazó en ese momento Sin perder su cariño profundo por palabras de Durkheim– sino, todavía,
la indiferencia, en particular su propia Alfonsín, no dudó entonces en criticar un grito de dolor y de cólera que nunca
indiferencia. Hay una fecha testigo de el movimientismo alfonsinista. se curaba y que ahora aspiraba a expre-
su entusiasmo: el primer día de diciem- Buena parte de la década del 90 lo sar con métodos distintos a los de los
bre de 1985 Alfonsín pronunció su encontró al Negro absorbido por sus 60 y 70.
discurso de Parque Norte. Esas páginas funciones de Decano de la Facultad de
irradian la influencia del Negro y de sus Ciencias Sociales de la Universidad de
compañeros del Grupo Esmeralda, la Buenos Aires y defendiendo desde los Hice referencia antes a mi admiración
usina de ideas para el presidente de la diarios y desde La Ciudad Futura –hay juvenil por el Negro. No necesariamente
reinauguración democrática. No hay un una valiosa recopilación de esos artí- la admiración acompaña la amistad;
libro o un ensayo que capturen esos días culos en El tiempo de la política– su más bien es difícil que cohabiten, pero
de adrenalina y creatividad en los que “izquierdismo de derechos” contra “el en mi caso nunca se despegaron. Creo
parecía posible conciliar modernización anacronismo populista y el conserva- que ahora entiendo por qué. No tiene
que ver con una obra en particular por ese fluir del pensamiento sin la asfixia el de la “producción de un orden” de-
buena que sea, ni con Los orígenes del del dogma era para sus interlocutores mocrático, y él estaba convencido de
peronismo ni con Los usos de Gramsci, a veces una fuente de claridad, a veces que no se resolvería desde la econo-
aunque sí en parte con los latidos de la un fabricante de perplejidades. Si él mía por más benévola que ella se
mente y del corazón que emanaban de quería hacer ese regalo, nadie se iba presentara. Para acercarnos a su segun-
Pasado y Presente. Lo que siempre me de su casa sin la correspondiente dosis da curiosidad hay que tener en cuenta
atrajo fue su cabeza lúcida, escéptica, de esprit de l´escalier. Lo pude com- un punto: el Negro no hacía alarde de
irónica, que no perdía ni por un minuto probar en nuestros diálogos periódicos tener una agenda de investigación. Le
la curiosidad intelectual ni el hambre antes y después de la dictadura, una vez parecía un término demasiado pompo-
por dar respuestas a su propia curiosi- más en mis escasas visitas a México so y solía ironizar sobre él. Sin embargo,
dad. Y me atraía en una segunda vuelta durante su exilio o en nuestros encuen- al menos desde la publicación de su
esa capacidad de encontrar la pregunta tros ocasionales en terceros países: un Juan B. Justo, el derrotero que seguía
justa y su respuesta en un lenguaje lla- seminario en San José de Costa Rica, sin decirlo era el de la construcción de
no, despojado de pretensiones. otro en Toledo. una historia del Partido Socialista y del
Nunca vi en el Negro a un scholar, pensamiento socialista en la Argenti-
con sus papers y su carrera académica, na entre fines del siglo XIX y 1960. Fue
aunque tenía sus papers y su carrera ¿Cuáles fueron sus curiosidades últi- en ese contexto que nos propusimos
48 académica. Repasé en estos días su aus- mas? No las conozco todas, pero soy hace un año –y comenzamos a hacer-
tero currículum vitae de 6 páginas –esas testigo –y en un caso partícipe– de dos lo– escribir algo juntos, lo primero que
páginas que uno entrega siempre insa- de ellas. La primera representa la con- escribiríamos juntos en cincuenta años:
tisfecho y un poco avergonzado– y no fesión de lo que experimenté como un una pequeña biografía política de An-
reflejaba exactamente al Negro. Quie- fracaso personal: había yo escrito en tonio de Tomaso, el traidor en la
ro ser preciso. Todo currículum es un los últimos tiempos un par de textos versión canónica socialista, pero a la
espejo que distorsiona, así como esta que, leídos en la clave de la historia vez uno de los primeros reformistas en
pequeña biografía contendrá segura- económica, sugerían el final del ciclo lo más profundo de la Gran Depresión.
mente su propia distorsión. Lo que quiero de marchas y contramarchas en la Ar- En su último artículo publicado en
subrayar es que, comprensiblemente tra- gentina y que, leídos en la clave del una recopilación de Hernán Camarero,
tándose de las estrechas reglas de los análisis político, podían sugerir el final el Negro sugería que la escisión del Par-
tribunales académicos, no aparecen en del “empate hegemónico argentino”, un tido Socialista Independiente estaba más
el ordenado desfile ni Pasado y Presen- tema sobre el que, inspirado en Adolf cerca de la Segunda Internacional en
te, ni Controversia, ni La Ciudad Futura, Sturmthal, el Negro había producido materia de intervención del estado que
ni el Club de Cultura Socialista. Hay es- algunas de sus mejores páginas en el tronco tradicional del partido. En esa
casos rastros de lo que fue, junto con Ana 1973 y en 1989. Obtuve la secreta vic- línea queríamos profundizar. Me llevo
y los chicos, lo más intenso de su vida. toria de hacerlo pensar sobre el tema, sus borradores y me tomaré el tiempo
Creo que el Negro era otra cosa, pero temo que murió escéptico sobre para completar el proyecto. No podré de-
bastante más que su currículum con- mi argumento. Es que el enigma que mostrar que el Negro canta cada día
gelado. El Negro era puro flujo del para el Negro no estaba resuelto seguía mejor, pero sí que todavía tenía cancio-
pensamiento y nada de dogma. Y en siendo el del orden político argentino, nes para cantar.

DIARIO DE

Nº 74 / Mayo-Julio de 2007
Dossier: Pintura y Poesía
Apollinaire, poeta cubista
Reportaje a Néstor Groppa
¿Existe la poesía joven latinoamericana?

SUSCRIPCIONES: (4 números, 1 año)


U$S 40
CHEQUES A LA ORDEN DE DANIEL SAMOILOVICH
Corrientes 1312, 8º (1043) Buenos Aires
Documenta 12 Magazines es un proyecto de
contacto e intercambio entre 70 revistas de todo el
mundo, que finalmente será una sección especial
de la Documenta de Kassel en el 2007.
Documenta 12 recogerá debates y reflexiones
publicados en esas 70 revistas y proporcionará una
plataforma de intercambio en Internet. Los temas
propuestos a las revistas participantes son:
1. ¿Es la modernidad nuestra antigüedad?; 2. La
nuda vida. Subjetivación; y 3. Formación. La
institución local.
A partir del número 85, Punto de Vista comenzó a
publicar materiales encuadrados en el proyecto
Documenta 12 Magazines, y los identifica con el
logotipo del proyecto.

el sitio de
Punto de
Vista on-line BazarAmericano.com
www.bazaramericano.com

Los amigos de Alejandro Szterenfeld crearon la


Fundación con su legado para prolongar el recuer-
do de quien fuera durante más de cincuenta años un
destacado animador de la cultura y un relevante
empresario en el campo de la música, el teatro y la
danza.
Nuestra finalidad es desarrollar y promover actividades en el amplio espectro de la cultura y el arte,
en colaboración con las instituciones públicas o privadas que buscan la excelencia tanto en la tradición
como en la innovación. En su segundo año de vida, la Fundación continuará auspiciando Festivales
Musicales y la Academia Bach, el Teatro Colón y su Opera de Cámara y el CETC, asimismo la Scala
de San Telmo y la temporada de conciertos del Templo de la Comunidad Amijai, entre otras entidades.
Descontamos contar nuevamente con el favor de los artistas y el entusiasmo del público.
Carlos Kreimer Silvia Jáuregui FUNDACION SZTERENFELD
Libertad 567, 10¾ piso.Buenos Aires
Presidente Vicepresidente Tel/Fax : 4382-7433 / 4381

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