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Que como docentes se debe partir del gusto y el amor por ser parte del proceso educativo, ya que
si no se ama lo que hacemos difícilmente podremos hacer que los demás los hagan. Cuando nos
enlazamos afectivamente con el proceso educativo podemos realizar con más interés nuestras
acciones. Por lo que es necesario que el docente esté preparado teóricamente y tenga un dominio
claro del área del conocimiento que trabaja, teniendo presente las estrategias metodológicas y
didácticas que permitan llegar a un buen desarrollo de los procesos, y mirar siempre varias
posibilidades de llevar a cabo las actividades y permitir la flexibilidad en ellas, ya que esto
permitirá una constante retroalimentación que siempre dará nuevas lecciones para seguir
mejorando. Esta reflexión debe partir también de los diferentes papeles que cumple el docente
frente al proceso de enseñanza.
El papel del docente frente al proceso de educación y enseñanza es esencial, porque de esta
manera depende la calidad de dicho proceso. De esta forma para llevar a cabo un excelente
cometido el docente se debe vincular al proceso pedagógico en todo sentido, es decir,
comenzando por el superioridad teórica, pedagógica y metodológica del área del conocimiento
que vela, lo cual implica una firme formación educativa, una transformación del aprendizaje e
incluso si es necesario olvidar aquello que no sea efectivo y positivo para aportar a la educación.
El docente debe estar enterado de los avances y nuevas teorías, enfoques, metodologías y
estrategias que están siendo favorables en el contexto educativo, es su deber mantenerse
informado, para esto es importantes el manejo de las TICS, ya que están ligadas fuertemente a la
educación de hoy y más aún, en las generaciones venideras.
De esta manera el docente debe mantener una actitud positiva y transformadora de su entorno
educativo con el fin de brindar un discurso asertivo y funcional para mejorar la calidad del proceso
de enseñanza aprendizaje.
Proponiendo ideas renovadoras que evidencien realmente cambios positivos al interior de las
aulas. Debe también tener espíritu investigador, lo cual implica estar en constante observación del
proceso en sí mismo, y buscar soluciones que a partir de esos mismos estudios y por su puesto
documentar lo que se lleve a cabo para darlo a conocer a otros y ampliar el foco de investigación.
Otra capacidad importante que debe tener un buen docente es el manejo armonioso del trabajo
en equipo, pues de esta manera estará más fortalecida cualquier actividad que surja. Con todo
esto el docente debe no solo un buen profesional, sino un ser humano integral.