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Fábula del elefante y el ratón

Un día como tantos en la sabana, un gran elefante dormía la siesta. Unos


ratoncitos jugaban a las escondidas a su alrededor, y a uno de ellos, que siempre
perdía porque sus amigos lo encontraban enseguida, se le ocurrió esconderse en
las orejas del elefante. Se dijo:

-A nadie se le ocurrirá buscarme allí, ¡por fin ganaré!

Entonces se escondió, pero sus movimientos despertaron al elefante, que muy


molesto pues habían perturbado su sueño, pisó la cola del ratoncito con su
enorme pata y le dijo:

-¿Qué haces ratón impertinente? Te voy a aplastar con mi enorme pata para que
aprendas a no molestarme mientras duermo.

El ratoncito, asustado, le suplicó llorando:

-Por favor elefante, no me pises. Si me perdonas la vida yo te deberé un favor.

El elefante soltó una carcajada y le respondió:

-Te soltaré solo porque me das lástima, pero no para que me debas un favor.
¿Qué podría hacer un insignificante ratón por mí?

Entonces el elefante soltó al ratón. Sucedió que semanas más tarde, mientras el
ratoncito jugaba con sus amigos, se encontró con el elefante atrapado bajo las
redes de un cazador. Estaba muy débil porque había luchado mucho para
liberarse, y ya no tenía fuerzas para nada más. El ratoncito se puso a roer las
cuerdas y después de un rato, logró liberarlo. El elefante le quedó sinceramente
agradecido, y nunca más volvió a juzgar a nadie por las apariencias.

La moraleja de la fábula

Nunca hay que juzgar a nadie por su apariencia, sin conocerla. Las cualidades
que no se ven a primera vista son las que definen a una persona.
Las mulas y los ladrones

Dos mulas caminaban cargadas por un camino. Las dos llevaban cargas muy
pesadas, una en sus alforjas cargaba grano, y la otra monedas de oro. Pero
mientras que la mula que cargaba el grano iba caminando tranquila por el camino,
la que llevaba el oro caminaba con la cabeza erguida y la mirada altiva, moviendo
su lomo para hacer tintinear las monedas de oro. Estaba orgullosa de haber sido
escogida para llevar una carga preciosa, ¡no ese grano tan ordinario!

Pero de repente, desde atrás de unos arbustos en donde se habían escondido,


dos ladrones les salieron al camino. Con unos bastones le pegaron a la mula de
las monedas de oro hasta dejarla tirada en el suelo, le arrebataron los sacos de
monedas y escaparon a toda velocidad, sin hacer ni caso de la otra mula.

La mula que llevaba el grano ayudó como pudo a la otra a levantarse, y juntas
siguieron su camino. ¡La mula del grano estaba muy contenta con su carga
ordinaria!

La moraleja de la fábula

La ostentación exagerada de la riqueza solo trae desaventuras.


Fabula El lobo con piel de oveja

Un lobo que estaba cansado de fracasar al intentar cazar las ovejas de un pastor,
un buen día tuvo un plan: se disfrazó cubriéndose con una piel de oveja, y se
mezcló con el rebaño para pasar desapercibido. Tan bueno era su disfraz, que al
final del día el pastor lo llevó junto con las demás ovejas al corral, y allí lo encerró.
El lobo estaba feliz, pues finalmente iba a poder comerse a unas cuantas ovejas;
estaba a punto de llevar a cabo su plan, cuando entró el pastor al corral: tenía que
procurar carne para su familia y venía a escoger una oveja para sacrificar. Escogió
al lobo y lo sacrificó al instante, sin darse cuenta de nada.

La moraleja de la fábula: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

Fabula Las ranas pidiendo rey

Las ranas vivían en el caos y la anarquía, y estaban cansadas de esta situación.


Así que mandaron una delegación para pedirle a Zeus, el rey de los dioses, que
les enviara un rey.

Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.

Las ranas se asustaron con el ruido que hizo el leño al caer, y se escondieron
entre ramas y piedras. Por fin, al darse cuenta de que el leño no se movía, fueron
saliendo de sus escondites. Poco a poco, dada la quietud que reinaba, las ranas
comenzaron a despreciar al nuevo rey, brincando sobre él y sentándosele encima,
burlándose continuamente.

Al poco se sintieron humilladas por tener un simple leño como monarca, y


volvieron a ver a Zeus, pidiéndole, que les, cambiara al rey, porque éste era
demasiado tranquilo. Entonces Zeus, indignado, les mandó una serpiente de agua
muy activa y movediza que, una a una, las atrapó y devoró sin compasión.

La moraleja de la fábula: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a


uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o
corrupto.
Los Aspectos formales de la escritura se refieren a las herramientas lingüísticas
que caracterizan a la lengua escrita. Hay una serie de normas formales como los
aspectos ortográficos, sintácticos, morfosintácticos que debes seguir a la hora de
escribir y son diferentes a los de la lengua oral. El lenguaje escrito es un registro
mucho más formal.

Para que un escrito sea agradable a la vista y desear leerlo necesita una serie de
reglas, llamadas Aspectos Formales de la Escritura. Estos son:

1°. Que tenga una letra legible o entendible

2°. Pulcritud o aseo al escribir

3°. Que tenga una buena y bonita presentación

4°. Que se use sangría o sea el espacio en blanco que dejamos antes de
comenzar a escribir

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