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VALLEDUPAR
MAYO 2019
INTRODUCCIÓN
Han sido muchas las discusiones sobre qué es lo que se considera bueno y lo que
no, por eso es muy importante tener claro la importancia de la ética y la moral en
nuestra sociedad y como estas nos permiten diferenciar si nuestros actos son
correctos o no; es por eso que en el siguiente trabajo precisaremos los conceptos,
ideas y pensamientos que tenían los filósofos de la edad antigua acerca de la ética
y la moral.
En el siglo V a.C. los filósofos griegos conocidos como sofistas, que dieron lecciones
de retórica, lógica y gestión de los asuntos públicos, se manifestaron escépticos en
lo relativo a métodos morales definitivos. El sofista Protágoras enseñó que el
proceso humano es subjetivo y que la percepción de cada uno sólo es válida para
uno mismo. Gorgias llegó incluso al extremo de asegurar que nada se conserva,
pues si algo existiera los seres humanos no podrían conocerlo; y que si llegaban a
conocerlo no podrían comunicar ese conocimiento. Otros sofistas, como Trasímaco,
creían que la fuerza hace el derecho.
Sócrates
En vez de eso, Sócrates llamó “virtud” aquello que era común para toda la raza
humana y en todas las circunstancias, por ejemplo, la justicia, la valentía o el
autocontrol. De esta manera no sólo se opuso al relativismo de los sofistas, sino
que extrajo de todas las virtudes aquellas que hoy llamaríamos “virtudes morales”.
Por esa razón a Sócrates se le considera como el fundador de la ética.
El saber fundamental para Sócrates, es el saber acerca del hombre (de ahí su
máxima: “Conócete a ti mismo”) que se caracteriza por estos tres rasgos: 1) es un
conocimiento universal válido, contra lo que sostienen los sofistas; 2) es ante todo
un conocimiento moral, y 3) es un conocimiento práctico (conocer para obrar
correctamente). Por lo tanto, la virtud es conocimiento; la gente será virtuosa si sabe
lo que es la virtud, y el vicio, o el mal, es fruto de la ignorancia. De este modo,
conforme Sócrates, la educación como aquello que constituye la virtud, posibilita
que la gente sea y actúe conforme a la moral.
Si la justicia en la ciudad reside en que cada clase social haga lo que debe hacer,
la justicia en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que
debe. Ello implica que la vida buena para el hombre es una vida en la que se
atiendan las necesidades "materiales" y "espirituales". Como vimos anteriormente
la idea de que el hombre debe dar las espaldas a todo lo que signifique materia o
tenga algo que ver con la corporeidad, defendida en el Fedón, no será mantenida
en los diálogos posteriores, en los que el alma deja de ser considerada como una
entidad simple y enfrentada al cuerpo, y pasa a ser considerada como una entidad
en la que podemos distinguir tres partes diferenciadas que permiten explicar, entre
otras cosas, los conflictos psicológicos de la vida del hombre, las distintas
tendencias que configuran su naturaleza. El conocimiento y la satisfacción de las
necesidades intelectuales deben ir acompañados de salud, moderación en el
disfrute de los bienes materiales, etc., lo que pone de manifiesto hasta qué punto la
idea de que Platón rechaza de un modo absoluto lo corporal es injustificada. En el
Banquete, por ejemplo, podemos observar cómo a través del Eros, Platón concibe
el ascenso hacia las ideas partiendo del amor a la belleza que observamos en las
cosas sensibles, luego a la belleza en el ser humano, hasta alcanzar la
contemplación de la Belleza en sí, que se identifica con el Bien del que nos habla
en la República y que representaría el grado superior de conocimiento.
La parte más elevada del alma, la parte racional, posee como virtud propia la
sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en que cada parte del alma
cumpla su propia la función, estableciendo la correspondiente armonía en el
hombre, impone los límites o la proporción en que cada una de las virtudes ha de
desarrollarse en el hombre. El hecho de que Platón tenga una concepción absoluta
del Bien hace que la función de la parte racional del alma siga siendo fundamental
en la organización de la vida práctica del hombre, de su vida moral.
Aristóteles
Cada sustancia tiene una función propia que viene determinada por su naturaleza;
actuar en contra de esa función equivale a actuar en contra de la propia naturaleza;
una cama ha de servir para dormir, por ejemplo, y un cuchillo para cortar: si no
cumplen su función diremos que son una "mala" cama o un "mal" cuchillo. Si la
cumplen, diremos que tienen la "virtud" (areté) que le es propia: permitir el descanso
o cortar, respectivamente; y por lo tanto diremos que son una "buena" cama y un
"buen" cuchillo. La virtud, pues, se identifica con cierta capacidad o excelencia
propia de una sustancia, o de una actividad (de una profesión, por ejemplo).
Del mismo modo el hombre ha de tener una función propia: si actúa conforme a esa
función será un "buen" hombre; en caso contrario será un "mal" hombre. La felicidad
consistirá por lo tanto en actuar en conformidad con la función propia del hombre. Y
en la medida en que esa función se realice, podrá el hombre alcanzar la felicidad.
Si sus actos le conducen a realizar esa función, serán virtuosos; en el caso contrario
serán vicios que le alejarán de su propia naturaleza, de lo que en ella hay de
característico o excelente y, con ello, de la felicidad.
La filosofía del estoicismo se desarrolló en torno al 300 a.C. durante los periodos
helenístico y romano. En Grecia los destacados filósofos estoicos fueron Zenón de
Citio, Cleantes y Crisipo de Soli. En Roma el estoicismo pareció ser la más común
de las filosofías griegas y Cicerón fue, entre los romanos ilustres, uno de los que
cayó bajo su influencia. Sus destacados representantes durante la fase romana
fueron el filósofo griego Epicteto y el emperador y pensador romano Marco Aurelio.
Según los estoicos, la naturaleza es dictaminada y racional, y sólo puede ser buena
una vida llevada en equilibrio con la naturaleza. Los filósofos estoicos, sin embargo,
igualmente se mostraban de acuerdo en que como la vida está influenciada por
circunstancias materiales el individuo tendría que pretender ser todo lo
independiente posible de tales condicionamientos. La práctica de algunas virtudes
cardinales, como la prudencia, el valor, la templanza y la justicia, permite alcanzar
la independencia conforme el espíritu del lema de los estoicos, “Aguanta y desiste”.
De ahí, que la palabra estoico haya acudido a significar fortaleza frente a un
obstáculo.
Epicureísmo
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
http://eticafilosoficaises.blogspot.com/2011/11/etica-de-platon.html
http://eticafilosoficaises.blogspot.com/2011/
https://www.nodo50.org/filosofem/spip.php?article410