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ETICA Y MORAL EN LA EDAD ANTIGUA

MARLY ESPALZA PEREZ

LINSAY AROCHA RINCON

CARLOS ROJAS PEREZ

MARYORI OÑATE AVILÉS

MARTA ESTER GUERRA

ETICA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR

FACE

ADMINISTRACION DE EMPRESAS

VALLEDUPAR

MAYO 2019
INTRODUCCIÓN

Han sido muchas las discusiones sobre qué es lo que se considera bueno y lo que
no, por eso es muy importante tener claro la importancia de la ética y la moral en
nuestra sociedad y como estas nos permiten diferenciar si nuestros actos son
correctos o no; es por eso que en el siguiente trabajo precisaremos los conceptos,
ideas y pensamientos que tenían los filósofos de la edad antigua acerca de la ética
y la moral.

ETICA Y MORAL EN LA EDAD ANTIGUA

En el siglo V a.C. los filósofos griegos conocidos como sofistas, que dieron lecciones
de retórica, lógica y gestión de los asuntos públicos, se manifestaron escépticos en
lo relativo a métodos morales definitivos. El sofista Protágoras enseñó que el
proceso humano es subjetivo y que la percepción de cada uno sólo es válida para
uno mismo. Gorgias llegó incluso al extremo de asegurar que nada se conserva,
pues si algo existiera los seres humanos no podrían conocerlo; y que si llegaban a
conocerlo no podrían comunicar ese conocimiento. Otros sofistas, como Trasímaco,
creían que la fuerza hace el derecho.

Sócrates

Anteriormente el concepto de la “virtud” fue comprendido, entre los griegos, de una


manera muy amplia: significaba el vigor, la bravura, la habilidad de hacer los
ejercicios. Por esa razón, fácilmente se demostraba, como lo hacían los sofistas,
que la virtud era relativa, pues era distinta para cada ser humano.

En vez de eso, Sócrates llamó “virtud” aquello que era común para toda la raza
humana y en todas las circunstancias, por ejemplo, la justicia, la valentía o el
autocontrol. De esta manera no sólo se opuso al relativismo de los sofistas, sino
que extrajo de todas las virtudes aquellas que hoy llamaríamos “virtudes morales”.
Por esa razón a Sócrates se le considera como el fundador de la ética.

El saber fundamental para Sócrates, es el saber acerca del hombre (de ahí su
máxima: “Conócete a ti mismo”) que se caracteriza por estos tres rasgos: 1) es un
conocimiento universal válido, contra lo que sostienen los sofistas; 2) es ante todo
un conocimiento moral, y 3) es un conocimiento práctico (conocer para obrar
correctamente). Por lo tanto, la virtud es conocimiento; la gente será virtuosa si sabe
lo que es la virtud, y el vicio, o el mal, es fruto de la ignorancia. De este modo,
conforme Sócrates, la educación como aquello que constituye la virtud, posibilita
que la gente sea y actúe conforme a la moral.

Platón. Justicia y ética

Si la justicia en la ciudad reside en que cada clase social haga lo que debe hacer,
la justicia en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que
debe. Ello implica que la vida buena para el hombre es una vida en la que se
atiendan las necesidades "materiales" y "espirituales". Como vimos anteriormente
la idea de que el hombre debe dar las espaldas a todo lo que signifique materia o
tenga algo que ver con la corporeidad, defendida en el Fedón, no será mantenida
en los diálogos posteriores, en los que el alma deja de ser considerada como una
entidad simple y enfrentada al cuerpo, y pasa a ser considerada como una entidad
en la que podemos distinguir tres partes diferenciadas que permiten explicar, entre
otras cosas, los conflictos psicológicos de la vida del hombre, las distintas
tendencias que configuran su naturaleza. El conocimiento y la satisfacción de las
necesidades intelectuales deben ir acompañados de salud, moderación en el
disfrute de los bienes materiales, etc., lo que pone de manifiesto hasta qué punto la
idea de que Platón rechaza de un modo absoluto lo corporal es injustificada. En el
Banquete, por ejemplo, podemos observar cómo a través del Eros, Platón concibe
el ascenso hacia las ideas partiendo del amor a la belleza que observamos en las
cosas sensibles, luego a la belleza en el ser humano, hasta alcanzar la
contemplación de la Belleza en sí, que se identifica con el Bien del que nos habla
en la República y que representaría el grado superior de conocimiento.

El verdadero bien del hombre, la felicidad, habrá de alcanzarse mediante la práctica


de la virtud. Pero ¿qué es la virtud? Platón acepta fundamentalmente la
identificación socrática entre virtud y conocimiento. La falta de virtud no supone una
perversión de la naturaleza humana; por su propia naturaleza el hombre busca el
bien para sí, pero si desconoce el bien puede tomar como bueno, erróneamente,
cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente; la falta de virtud es
equivalente, pues, a la ignorancia. Sólo quien conoce la Idea de Bien puede actuar
correctamente, tanto en lo público como en lo privado, nos dice Platón en la
República, al terminar la exposición y análisis del mito de la caverna. Cuando
alguien elige una actuación que es manifiestamente mala lo hace, según Platón,
creyendo que el tipo de conducta elegida es buena, ya que nadie opta por el mal a
sabiendas y adrede. En este sentido la virtud cardinal sería la prudencia, la
capacidad de reconocer lo que es verdaderamente bueno para el hombre y los
medios de que dispone para alcanzarlo.

En la República nos habla Platón de cuatro virtudes principales:

La sabiduría o prudencia es la virtud propia del alma racional, y la más importante


después de la justicia. Se entiende por sabiduría la capacidad de conocer lo más
conveniente en cada situación. Como todas las demás virtudes tiene una faceta
eminentemente práctica pero también teórica ya que es favorecida por el ejercicio
intelectual, mayormente por las actividades de carácter matemático y filosófico.

La fortaleza o el valor es la capacidad de sobrellevar el esfuerzo, la adversidad y el


dolor, se asocia claramente al alma irascible. Es favorecida por la educación
corporal y los ejercicios de autodominio sobre la voluntad de poder. Depende de la
virtud de la sabiduría ya que valor sin conocimiento es temeridad. Por ejemplo, si
un soldado que desconoce el terreno avanza contra sus enemigos y cae en una
celada previsible, no podemos decir que el soldado sea valeroso sino temerario;
solo conociendo la situación del combate, la necesidad de adoptar tal o cual
estrategia y asumiendo razonablemente los riesgos, podemos actuar con valor.

La templanza, asociada a la parte del alma apetitiva, es conocer la pertinencia o no


de satisfacer los bajos apetitos. Platón no propone que el hombre renuncie al placer
corporal, solo defiende que ese placer corporal debe ser moderado por la razón, sin
ella el hombre es como un animal. Se fomenta con la obediencia a la razón y la
mesura.
Por último, la justicia sería una especie de armonía entre las tres virtudes o partes
del alma. No es una virtud específica de ninguna parte del alma, sino que más bien
es fruto de su funcionamiento ordenado y racional. Aunque todas las virtudes tienen,
además de una faceta ética, una dimensión política, la justicia es la virtud que mejor
representa la relación estrecha que para el pensamiento griego clásico debe existir
entre moral y política.

La parte más elevada del alma, la parte racional, posee como virtud propia la
sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en que cada parte del alma
cumpla su propia la función, estableciendo la correspondiente armonía en el
hombre, impone los límites o la proporción en que cada una de las virtudes ha de
desarrollarse en el hombre. El hecho de que Platón tenga una concepción absoluta
del Bien hace que la función de la parte racional del alma siga siendo fundamental
en la organización de la vida práctica del hombre, de su vida moral.

Aristóteles

Fue Aristóteles quien introdujo la denominación de Ética para designar lo


concerniente a los principios del bien y del mal; y, de “Filosofía Práctica”, para la
disciplina que dicta las reglas a que debe someterse la conducta humana. Según
Aristóteles, la virtud es el objeto de la Ética, mientras que la moralidad lo es de la
Filosofía Práctica.

Aristóteles expone sus reflexiones éticas en la "Ética a Nicómaco",


fundamentalmente. La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción
humana se realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca.
El fin, por lo tanto, se identifica con el bien. Pero muchas de esas acciones
emprendidas por el hombre son un "instrumento" para conseguir, a su vez, otro fin,
otro bien. Por ejemplo, nos alimentamos adecuadamente para gozar de salud, por
lo que la correcta alimentación, que es un fin, es también un instrumento para
conseguir otro fin: la salud. ¿Hay algún fin último? Es decir, ¿Hay algún bien que se
persiga por sí mismo, y no como instrumento para alcanzar otro bien? Aristóteles
nos dice que la felicidad es el bien último al que aspiran todos los hombres por
naturaleza. La naturaleza nos impulsa a buscar la felicidad, una felicidad que
Aristóteles identifica con la buena vida, con una vida buena. Pero no todos los
hombres tienen la misma concepción de lo que es una vida buena, de la felicidad:
para unos la felicidad consiste en el placer, para otros en las riquezas, para otros
en los honores, etc.

Cada sustancia tiene una función propia que viene determinada por su naturaleza;
actuar en contra de esa función equivale a actuar en contra de la propia naturaleza;
una cama ha de servir para dormir, por ejemplo, y un cuchillo para cortar: si no
cumplen su función diremos que son una "mala" cama o un "mal" cuchillo. Si la
cumplen, diremos que tienen la "virtud" (areté) que le es propia: permitir el descanso
o cortar, respectivamente; y por lo tanto diremos que son una "buena" cama y un
"buen" cuchillo. La virtud, pues, se identifica con cierta capacidad o excelencia
propia de una sustancia, o de una actividad (de una profesión, por ejemplo).

Del mismo modo el hombre ha de tener una función propia: si actúa conforme a esa
función será un "buen" hombre; en caso contrario será un "mal" hombre. La felicidad
consistirá por lo tanto en actuar en conformidad con la función propia del hombre. Y
en la medida en que esa función se realice, podrá el hombre alcanzar la felicidad.
Si sus actos le conducen a realizar esa función, serán virtuosos; en el caso contrario
serán vicios que le alejarán de su propia naturaleza, de lo que en ella hay de
característico o excelente y, con ello, de la felicidad.

Si queremos resolver el problema de la felicidad, el problema de la moralidad,


hemos de volvernos hacia la naturaleza del hombre, y no hacia la definición de un
hipotético "bien en sí". Ahora bien, el hombre es una sustancia compuesta de alma
y cuerpo, por lo que junto a las tendencias apetitivas propias de su naturaleza animal
encontraremos tendencias intelectivas propias de su naturaleza racional. Habrá,
pues, dos formas propias de comportamiento y, por lo tanto, dos tipos de virtudes:
las virtudes éticas o de la vida activa, como el arte y la prudencia, y las virtudes
dianoéticas o de la vida teorética que son de carácter especulativo, la ciencia, la
intuición y la sabiduría. La dianoética se origina y crece principalmente por la
enseñanza, y por ello requiere experiencia y tiempo; la ética, en cambio, procede
de la costumbre.
Estoicismo

La filosofía del estoicismo se desarrolló en torno al 300 a.C. durante los periodos
helenístico y romano. En Grecia los destacados filósofos estoicos fueron Zenón de
Citio, Cleantes y Crisipo de Soli. En Roma el estoicismo pareció ser la más común
de las filosofías griegas y Cicerón fue, entre los romanos ilustres, uno de los que
cayó bajo su influencia. Sus destacados representantes durante la fase romana
fueron el filósofo griego Epicteto y el emperador y pensador romano Marco Aurelio.

Según los estoicos, la naturaleza es dictaminada y racional, y sólo puede ser buena
una vida llevada en equilibrio con la naturaleza. Los filósofos estoicos, sin embargo,
igualmente se mostraban de acuerdo en que como la vida está influenciada por
circunstancias materiales el individuo tendría que pretender ser todo lo
independiente posible de tales condicionamientos. La práctica de algunas virtudes
cardinales, como la prudencia, el valor, la templanza y la justicia, permite alcanzar
la independencia conforme el espíritu del lema de los estoicos, “Aguanta y desiste”.
De ahí, que la palabra estoico haya acudido a significar fortaleza frente a un
obstáculo.

Epicureísmo

En los siglos IV y III a.C., el filósofo griego Epicuro desarrolló un método de


pensamiento, más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la bondad más
elevada con el placer, especialmente el placer intelectual y, al igual que el
estoicismo, abogó por una vida moderada, incluso ascética, dedicada a la
observación. El destacado ejemplo romano del epicureísmo fue el poeta y filósofo
Lucrecio, cuyo poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas), escrito hacia
la mitad del siglo I a.C., combinaba algunas ideas derivadas de las doctrinas
cosmológicas del filósofo griego Demócrito con otras derivadas de la ética de
Epicuro. Los epicúreos buscaban alcanzar el placer preservando un estado de
serenidad, esto es, eliminando todas las preocupaciones de carácter emocional.

Los seguidores del epicureísmo consideraban las convicciones y prácticas


religiosas perniciosas porque preocupaban al individuo con pensamientos
perturbadores sobre el fallecimiento y la incertidumbre de la vida más tarde de ese
tránsito. Los epicúreos consideraban igualmente que es mejor posponer el placer
inmediato con el objeto de alcanzar una complacencia más segura y duradera en el
futuro; por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en cuanto se halla regulada
por la autodisciplina.

CONCLUSIONES

Después de realizado la investigación, podemos concluir que la ética y la moral,


están determinadas por lo que la sociedad considere que es lo correcto, y los actos
siempre deben estar encaminados por el bien, con el único fin de alcanzar la
felicidad del hombre, pero más importante aún, alcanzar la felicidad colectiva, es
decir, el bien común.

BIBLIOGRAFIA
http://eticafilosoficaises.blogspot.com/2011/11/etica-de-platon.html
http://eticafilosoficaises.blogspot.com/2011/
https://www.nodo50.org/filosofem/spip.php?article410

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