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Desarrollo:
Colosenses 3:5-7
I. La orden es ¡Hagan morir lo terrenal! ¡Maten su carne! ¡Maten sus pecados! (vs. 5)
El significado de esta palabra es fuerte, tiene que ver con dar muerte o matar sin
clemencia, sin piedad. De manera que la idea que Pablo nos está comunicando es que
debemos ser determinantes en acabar, en exterminar el pecado que aún hay en
nosotros.
Impureza: Pornografía, masturbación, el joven que mira a una mujer con lujuria o
la joven que hace lo mismo con un hombre, bestialismo, perversión en las
relaciones sexuales por parte de casados.
<<Un rango más amplio que el de la fornicación. Incluye el mal uso del sexo,
pero también se aplica a varias formas de moral pervertida>>. (Bruce)
Avaricia: Igual a materialismo (si tengo plata estoy hecho, ¡no necesito a Dios,
tengo dinero y con eso basta!, el dinero como un dios), igual a egoísmo (más para
mí, pase lo que pase, el fin justifica los medios).
c. Cosas por las cuales (vs. 6): Los pecados mencionados anteriormente son parte de la forma
de ser del mundo y no de la forma de ser de Jesús. Todo Cristiano se enfrenta con la pregunta:
“Con quien me identificaré? Con el mundo o con Jesús?”
d. La ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia: Los pecados por los cuales tú y yo
merecíamos ser condenados, ¿agrada a Dios que estemos traicionando a nuestro Señor
Jesucristo con esos pecados que hicieron que él fuera a la cruz?
e. En las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas:
Simplemente el Cristiano no debería de vivir como los hijos de desobediencia. Un verdadero
cristiano no puede estar habituado al pecado.
B. Pero ahora dejad también vosotros (Maten también) todas estas cosas:
<<Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia,
palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado
del viejo hombre con sus hechos,
Colosenses 3:8-9
a. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: Pecados igualmente peligrosos,
igualmente dañinos, igualmente ofensivos para la santidad de Dios.
c. Habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos: ¿Se quedaría usted cómodo
con una ropa bien sucia, que huela mal, después de haber tenido un día de trabajo?
C. Despojarse y revestirse.
<<y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta
el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro
ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos>>
Colosenses 3:10-11
c. El cual conforme a la imagen del que lo creó: Pablo está claramente aludiendo a Génesis
1:27, donde dice que Dios creó a Adán a Su propia imagen. Sin embargo, ahora que el primer
Adan es visto como el viejo hombre el cual debe de despojarse y ser descartado, ya que somos
creados a imagen del segundo Adán, Jesucristo.
Ejemplo de esto: Todas estas barreras existían en el antiguo mundo Romano; y el poder de
Dios a través del Evangelio de Jesucristo las rompió todas. Había una barrera muy fuerte entre
el esclavo y el libre, pero el Cristianismo cambió eso.
<<En la arena de Cartago en el año 202 D.C. se creó una profunda impresión en los
espectadores cuando una gobernadora, Perpetua, estuvo de pie junto con su esclava Felicitas,
mientras que las dos mujeres enfrentaron una muerte común por una fe en común>>. (Bruce)
Colosenses 3: 12-17
a. Vestíos, pues, como escogidos de Dios: El nuevo hombre es escogido de Dios. Esto
significa que Dios ha escogido al cristiano, y lo ha escogido para que sea algo especial en Su
plan. “Escoger” es una palabra que atemoriza a algunos, pero debe de ser tomada como una
palabra que da consuelo y que ofrece un destino a cumplir.
c. De entrañable misericordia: Ver al otro como Dios lo ve, sentir sus miserias, dolerme por
las debilidades y caídas del otro, no caerle encima, bien sea que haya hecho algo contra mí o
haya fallado de alguna otra forma.
e. De humildad: No ejercer dominio o manipulación sobre el otro para mis fines, aun cuando
tenga el poder y la habilidad para hacerlo.
f. De mansedumbre: La virtud de poder tener un trato dócil con las personas, sea que me traten
bien o mal, no dejando que mi temperamento me domine y mi ira salga a flote con la primera
ofensa.
g. De paciencia: La virtud que se desarrolla mediante el saber esperar cuando otras personas
me ofenden o cuando las circunstancias no están como yo quisiera.
h. y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que
Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros: Cuando consideramos la asombrosa deuda
que Jesús nos perdonó, y en comparación esas deudas pequeñas que otros tienen hacia nosotros,
sería una ingratitud el que nosotros no perdonáramos (como en la parábola que Jesús habló
en Mateo 18:21-35)
Cuando uno piensa en como Cristo te perdonó debería hacernos mucho más
generosos con el perdón.
Dios contiene Su ira por mucho tiempo cuando nosotros pecamos contra él. Él nos
soporta por mucho tiempo, aun cuando le provocamos gravemente.
Dios nos amó aun cuando éramos pecadores; sin embargo, el hábito del ser
humano es el de no reconciliarse si la persona que ofende es una persona con un
mal carácter.
Dios hace el primer movimiento hacia nosotros con el perdón; el hábito del hombre
es el hacer reconciliación sólo si la parte ofensiva busca el perdón.
Dios perdona sabiendo a menudo que nosotros pecaremos otra vez, y algunas
veces de la misma manera. El hábito del hombre es el de perdonar sólo si la parte
ofensiva promete solemnemente que nunca va a hacer el mismo mal.
Una vez al ser perdonado, Dios pone Su confianza en nosotros y nos invita a
trabajar con Él como colaboradores. Es el hábito del hombre de que uno no confíe
en otro que le haya hecho mal.
i. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto: Amor es la suma de
todas las cosas descritas en este pasaje. El amar perfectamente cumple lo que Dios requiere de
nosotros en las relaciones.
Los versos anteriores y otros demuestran que la palabra de Dios es suficiente y útil para
enseñar, aconsejar, exhortar, confrontar y discipular (1 Timoteo 3:16) viva y eficaz
(Hebreos 4:12). La palabra de Dios es la que nos limpia, es la que nos hace sabios, es la
que nos transforma (Salmos 19: ), es la que alumbra nuestra mente cuando parece que la
oscuridad quiere tomar lugar (2 Pedro).
Dios nos da la palabra como medio de gracia inmediato en nuestra lucha por matar lo
terrenal en nosotros pero nosotros fallamos en que no acudimos a ella para ser
alumbrados y por eso es que sucumbimos ante el pecado, no vamos a él y dejamos que la
tentación tome lugar en vez de matarla con la espada del Espíritu, toda falla nuestra se
debe en buena medida al descuido de la búsqueda de Dios por medio de su palabra.
De la misma manera hacemos caso omiso del otro medio que Dios ha dejado que es el
compañerismo que debemos tener para juntos luchar por darle muerte al pecado, no
compartimos con nuestros hermanos nuestra necesidad para así poder orar juntos y ser
aconsejados, nos tragamos nuestro problema, nos dejamos caer solos cuando debiéramos
estar juntos en la batalla. Por otro lado, buscamos amigos que nos digan lo que queremos
escuchar en vez de buscar verdaderos amigos que nos confronten, que nos digan las cosas
como lo dice la Biblia.
Y en tercer lugar fallamos cuando somos negligentes y nos importa poco nuestro
hermano, no nos interesa su lucha, podemos atragantarnos y atragantarnos con Biblia y
más Biblia pero no la ponemos en ejercicio, tomamos la lámpara y la colocamos debajo
de la mesa y así su luz no puede alumbrar a nadie.
Pero también fallamos en cuanto a despreciar la ayuda que Dios nos da a través de aquel
hermano (que puede ser tu padre, tu madre, tu pastor o cualquier otro miembro de la
iglesia) que nos aconseja, se preocupa por nosotros. Pensamos y pensamos de manera
equivocada que es un metido, un cansón que solo me quiere fregar la vida.
No eches en saco roto lo que un hermano te dice con amor y para tu bien porque no lo
estás despreciando a él sino a Dios mismo.
g. Hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús: El nuevo hombre vive su vida, toda su vida,
para Jesús. Él solamente buscará hacer las cosas que él puede hacer en el nombre del Señor
Jesús, y él perseverará a pesar de la dificultad de hacer tales cosas, sabiendo que él los está
haciendo en el nombre del Señor Jesús.
¡No coqueteemos con el pecado! ¡Matémoslo! ¿Se acuerda de los objetos que mostré al
principio? Bueno, haga de cuenta que el pecado es como una serpiente, ¿con qué lo va a
matar usted? ¡Con la Palabra de Dios! Pero si esta no está viviendo en nosotros llega la
tentación y estoy vulnerable. La serpiente, esos pecados que me persiguen, me liquida, me
matan, me debilitan.