Vous êtes sur la page 1sur 182

Edición: Agosto 2016



© L S. Bustamante, 2016
© Dirección editorial: Centro Nacional del Libro. Torre Norte, Centro Simón
Bolívar, Piso 20. El Silencio. Caracas – Venezuela.

Página web: www.cenal.gob.ve

Diseño y Diagramación: Ing. Marlly Carvajal

Corrección: Licda. Wendy Escalante Carrero

Impreso en Megasoft Publicidad y Comunicaciones

Impreso en Venezuela – Printed in Venezuela


Depósito legal: If07620168001083

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente
prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total y parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares
mediante alquiler o préstamo públicos.


ÍNDICE

Dedicatoria Capítulo 14

Sinopsis Capítulo 15

Capítulo 1 Capítulo 16

Capítulo 2 Capítulo 17

Capítulo 3 Capítulo 18

Capítulo 4 Capítulo 19

Capítulo 5 Capítulo 20

Capítulo 6 Capítulo 21

Capítulo 7 Capítulo 22

Capítulo 8 Capítulo 23

Capítulo 9 Capítulo 24

Capítulo 10 Escena Extra

Capítulo 11 Próximo Libro

Capítulo 12 Canciones

Capítulo 13 Sobre El Autor


Próximamente no dejes de leer “Desborde de Pasión”, porque cuando el amor es verdadero, luchar por él no
es un sacrificio es la mejor recompensa de tu vida.

Dedicatoria

A Dios Todo Poderoso por darme salud y sabiduría para emprender este sueño que
hoy está iniciando en mi vida.
Dedico estas líneas a todas las personas que se tomen su tiempo para leerme, espero
les guste esta bonita historia y la disfruten.
Mi Familia que tanto me ha apoyado en este viaje, va dedicado a ellos de todo
corazón. Mi hermana Johanna Bustamante que me ayudó a perfeccionar mi libro. A mi
querida amiga Wendy Escalante, Lic. En Castellano y Literatura que se encargó de las
correcciones finales. Fueron de gran ayuda para mí.
A todas mis amigas del extranjero que siempre me apoyaron cuando sólo esto era un
pensamiento. Las llevo en mi corazón y hoy puedo decirles que ustedes fueron las
primeras que me animaron a crear esta historia y hacerla posible. También va dedicado a
ustedes amigas.
MarllyCarvajal de Ciudad Bolívar, mi amiga querida, esto te lo dedico por darme
tantos ánimos y ayudarme con el diseño de mi libro. Eres la mejor

Sinopsis

Hilary a sus 21 años ha tenido una vida de soledad, no hay ninguna emoción en ella,
es inocente y desde que perdió a su madre sólo ha pensado en trabajar para salir adelante.
Con su mejor amiga Heily ha estado agradecida, ella ha sido su compañera y confidente
por dos años. Al perder su empleo sabe que tiene que salir en busca de otro, lo que no sabe
es que su ex jefa la pone en contacto con un Millonario que hace que su mundo cambie
drásticamente.
Reinaldo González un empresario rodeado de éxitos, calculador y muy sexy lleva
una vida muy ocupada. A sus 43 años ha logrado conseguir todo lo que se propone, tiene
dos hijos, una esposa, más dinero del cual podría desear, pero no tiene esa felicidad que
necesita como hombre. Desde que perdió a su primera esposa la madre de sus hijos, no
logró volver a sentir esa misma pasión que lo llenaba por completo, hasta que una linda
joven aparece en la puerta de su casa para ser su empleada.
¿Podrá la inocencia de Hilary mantener alejado a este hombre ardiendo en deseo?
¿Tendrá la fuerza y coraje de decir NO a un hombre casado? ¿O será que Reinaldo saca
todas sus cartas para conseguirla a como de lugar?

Pasión Prohibida, #1





Capítulo 1

—Hilary levanta tu trasero ahora mismo, es hora de ponernos bellas y hermosas—
grita Heily. —Abre la puerta ya…
Dios mío no puede ser tengo la amiga más obstinada de la tierra.
—Heily por favor dame media hora. ¿Cómo pretendes despertarme a las 6:00 am un
sábado?
—Mira Hilary o te levantas o derribo la puerta —me dice. —Ya la inscripción del
gym está cancelada, así que tenemos tres horas de rutina para nuestro trasero y piernas, así
que deja tu pereza y a levantarse señorita, iré a terminar de vestirme, en 15 min te quiero
aquí afuera.
No sé como fui a meterme en este paquete, sé que mi mejor amiga me adora y
quiere lo mejor para mí; aunque eso sea ponerme divina para que los tipos quieran meterse
bajo mi falda y echarme un polvo de muerte, lo cual no ocurrirá ni en mil años. Puede que
Heily tenga la mente muy abierta y todo lo que le guste se lo coma pero yo no soy nada
parecida; pero si con 21 años aún sigo conservando mi himen intacto a pesar de que tuve
mi novio por tres años.
Andrés es un chico increíble al cual quise mucho pero simplemente no pude
entregarme por completo a él, no sé, creo que al final no lo sentía como el indicado. Claro
que sí, hubo cantidad de besos y me tocó en partes que no creía permitirle que lo hiciera,
pero sino se hubiera ido a estudiar al otro lado del mundo creo que las cosas hubiesen sido
diferentes; aunque ya han pasado dos años desde que se marchó y no lo volví a ver, siento
que fue una persona muy importante para mí, al menos estuvo conmigo siempre que lo
necesité y cuando mi madre murió.
—Heily aquí me tienes. ¿Ahora si dime que es lo que está tramando esa cabecita
loca?—Pregunto.
—Hil… — ¿por qué siempre piensas que tengo planes macabros para ti? Ok, sé que
hemos vivido juntas por dos años desde que te viste obligada a salir de casa de tu malvada
tía Antonia y de aquel convento que te lavó el cerebro, pero desde ese tiempo sólo trabajas
y trabajas y aún nada de cuchi, cuchi, ni de novio y he querido ayudar a que te diviertas y
pases buenos momentos ¡pero mujer! Esta vez sólo pague por ir los fines de semana al
gym, eso no tiene nada de malo.
¿Cuchi, cuchi? Me parto de risa cuando Heily le dice al sexo cuchi, cuchi; pero así
es ella, ya me acostumbre a sus diminutivos. —Está bien linda mujercita, iremos al gym
como tú lo llamas pero te advierto, nada de querer juntarme con ningún chico por muy
guapo que esté.
—Siiiii sor Hilary, I promise… —me dice levantando su mano derecha.

De camino al gym pienso en como mi vida ha cambiado en los últimos años, desde
tan niña me tocó cuidar de mi mami y su enfermedad, sufría tanto al oírla gritar de dolor.
El Cáncer Pancreático acabó con ella, recuerdo sus palabras como si fuera ayer:
Hilary hija sé que te dejaré sola y que se vienen cosas muy difíciles para ti; pero tú eres una mujer muy fuerte, te
supe criar y a valerte por ti misma. Sé que no te dejarás de nadie, que lucharás por lo que quieres, sé que suena cruel lo
que te voy a decir, pero ya no voy a estar para impedirte salir adelante. Ve donde tu tía Antonia, ella podrá ayudarte
Hilary hasta que cumplas la mayoría de edad, ella puede llegar a ser muy difícil pero aguanta mi princesa.
Mamá no quiero que me dejes solita, te voy a extrañar demasiado; pero mami tú sufres mucho aquí en la tierra.
Papá Dios te dará tranquilidad, te amo mucho y algún día seré la mujer que tú siempre quisiste que fuera. Te amo.

Veo por la ventana del auto de mi mejor amiga y siento una lágrima que cae por mi
mejilla, jamás olvidaré a la mujer que me dio la vida. Laura Rodríguez mi madre de
cabello castaño y ojos color miel, la más hermosa del mundo.
— ¿Hilary que sucede por qué lloras? —Pregunta Heily.

—Nada Heily, sólo recordando a mi mamá, la extraño tanto ¿sabes? Ahora que la
recuerdo, siento que al verme en el espejo veo su imagen. Mi tía me decía muchas veces
que yo me parecía mucho a ella y que era muy bueno eso, ya que no saque nada del
desgraciado que nos abandonó, bueno excepto sus ojos verdes.

—Sí linda no conocí a tu madre; pero si era como tú, definitivamente era muy
hermosa, claro que con tu cabello rubio le sacas mucho más partido a tus ojos. Eres toda
una belleza Hilary y no dejes que nadie te diga nunca lo contrario. Me gusta mucho que
me hayas hecho caso de teñirte el cabello en rubio, te queda mucho mejor.

—Amiga te quiero tanto que sería de mí sin ti ¡Eyy! Pero tú no te quedas atrás.
Tengo a la amiga más sexy del mundo, todo una Kardashian—le digo y sonrío.

—Hilary de la Consolación… —grita. —Te he dicho que no me compares con esas
mujeres todas plásticas, yo soy una sexy mujer de 23 años muy natural, mis curvas me las
he ganado con mucho esfuerzo, eso es lo que hace el gym querida —me dice.

—Ok chica sexy y natural… donde me vuelvas a llamar Hilary de la consolación te
dejaré sin nalgas —la reprendo.

Todo con Heily es risas y comentarios con doble sentido, tengo una amiga que llama
la atención de todos, lo cual es increíble para mí ya que nadie se molesta en mirarme y
comerme con los ojos; aunque Heily muchas veces me diga que soy hermosa y
espectacular con un sexy cuerpo, no le creo mucho, sé que lo dice porque me quiere y soy
su mejor amiga, pero si esta mujer me metió en su casa hace dos años sin conocerme
siquiera. Un día en el trabajo donde le iba a hacer la suplencia en la franquicia ya me
estaba preguntando:
— ¿Dónde vives? —Estoy alquilando una habitación por si te interesa, con todo un
mes gratis para que pruebes si te gusta la convivencia conmigo. Puedo llegar a ser un poco
alegre por las mañanas pero nada de que preocuparse —sonríe y me guiña el ojo.
— ¡Es única esta mujer! Gracias a Dios lo preguntó porque estaba loca por salir de
ese infierno de casa de mi Tía y quería trabajar para pagarme un alquiler, el que las
hermanas del convento me estuvieran dando asilo por unos meses me hacía pensar que
estaba abusando de ellas, no quería sentirme una mantenida por más tiempo. Pues mi
mejor amiga me llevó a su lado y con un mes de renta sin pagar. ¿No es la mejor de todas?
—Llegamos mi rubia preferida —me dice. —Prepárate Hilary porque se viene lo
bueno.

—Heilyyy… —le grito. Ya que entró como si el gym fuera suyo, ni siquiera me
esperó, ya veo que está loca por ejercitarse. — ¿A qué te refieres con se viene lo bueno?
—Pregunto. Apenas termino la pregunta y mi boca se convierte en una O ¿pero qué es
esto? Ahora si sé la prisa que tenía esta mujer por venir. Hombres musculosos por todas
partes.

—Hilary cierra la maldita boca que te va a entrar una mosca. ¿Bueno vas a seguir
mirando a los hombres o te vienes conmigo a poner dura esa colita? —Pregunta.

—Vamos sí, ejercitémonos mejor—respondo.

Llegamos a casa al final de la mañana, puedo decir que lo del gym pasó la prueba;
aunque Heily me dice que no cante victoria, que luego me va a empezar a doler todo; pero
por lo pronto estoy como una uva. Mañana nos espera otro día de ejercicio, iremos a
caminar. No soy buena caminando, nunca me ha gustado caminar, ni los ejercicios pero a
esta mujer nunca se le puede decir que no. Tengo una risita boba en mi cara al recordar
como se puso nerviosa y roja como un tomate cuando un chico muy simpático se le acercó
en el gym. Jamás la había visto nerviosa y mucho menos apenada, ese es mi papel en la
vida, no el de Heily, ese chico debe gustarle mucho, se miraban muy provocativamente,
tendré que preguntarle qué significa para ella. Me pregunto si algún día un hombre me
hará sentir de esa forma.
— ¡Hilary de la Consolación! —Pon en práctica esas dotes culinarias que Dios te
dio y haz un almuerzo de esos de muerte que te salen tan bien. Puedes hacer una pasta a la
boloñesa, simplemente la amo y lo otro si elígelo tú. — ¡Ojooo! Nada de frituras —me
dice y me guiña.

—Te dije que no me llames así, que feo suena mi bello nombre ligado con ese. Si
sigues no te cocinaré más nunca en la vida —le digo y le saco la lengua.

—Ok cocinera estrella, no te vuelvo a llamar así pero mueve tu trasero a la cocina,
estoy mareada del hambre. Yo hago la cena lo prometo —me dice.

—Está bien Sra. Exigente ya te hago comida; pero antes déjame ir a ducharme —le
digo.

Heily es pésima cocinera, prefiero hacerlo yo, al menos así comemos delicioso. No
es por presumir pero hago unas exquisiteces, mi mami me enseñó muy bien pero no voy a
menospreciar ese curso que terminé hace unos meses de chef, simplemente amo cocinar.

—Hil… que me responderías si te digo que hoy un buen amigo me invitó a la Disco
y que él irá con un amigo. ¿Te animarías a acompañarnos? —Pregunta.

—No Heily ni hablar, sabes que eso no es lo mío, así que no inventes —respondo.

—Pero por fis… —susurra. Hazlo por mí ¿sí? —Ese hombre me gusta mucho.
Hilary tu también necesitas distraerte, nunca sales y menos a disfrutar del baile y unos
ricos cocteles. Tienes que acompañarme, anda sólo hoy y no vuelvo a molestarte con
fiestas ¿sí? —Me mira y me hace ojitos de gato. ¿Y cómo decirle no a eso?

—Bueno Heily está bien, pero sólo iremos un rato, sino me siento cómoda me
vengo contigo o sin ti —le advierto.

— ¡Graciasss! Hil eres la mejor. A las 8:00 pm nos buscan así que a ponernos
divinas —me dice.


Son apenas las 6:00 pm y ya Heily está haciendo de las suyas conmigo, parezco su
muñeca, me está maquillando y peinando, soy su proyecto de la noche, espero no me
saque un ojo con esa cosa, labial rojo, no… ella me quiere convertir en una perra en busca
de macho y no soy de esas. Y sin nombrar el diminuto vestido negro con escote que tengo
sobre mi cama, definitivo quiere que esta noche me violen.
—Heily basta… —le grito. —No saldré así de esta casa, mírame ni parezco yo y eso
que ni siquiera me he puesto ese vestidito.

—Deja de ser monja Hilary, el que hayas convivido con ellas no te hace una. Es
sólo maquillaje y vamos a la Disco, no a la iglesia. —Quédate quieta que aún me falta tu
cabello —me reprende.
No puedo con ella Dios; pero la dejaré sino se quedará aquí conmigo toda la noche.
—Bueno Hil ya estás, colócate el vestido y esos hermosos zapatos que te traje,
vamos a ver si valió la pena ese maquillaje y peinado —me dice entusiasmada.
Que tortura, con estos zapatos no llegaré ni a la esquina, no me gustan los tacones y
menos tan altos; pero creo que ella tiene razón cuando dice que para ser bella hay que ver
estrellas, bueno iremos a la disco supongo que esto encaja con la fiesta.
—Guau —maldición Hilary sólo un día en el gym y ya te ves como una bomba
sexy. ¿Cómo es posible? —Te ves increíble volverás locos a los hombres de la Disco —
me dice.

— ¡Ahh no! —Heily ni lo pienses, nada de volver loco a nadie, no voy a buscar
hombres, voy es por hacerte un favor a ti —le digo.


No puedo creer que a mis 21 años no haya entrado a uno de estos sitios, no está tan
mal, es elegante, tiene bonitos muebles; pero la música está a reventar, pobre de mis
tímpanos.
El chico de Heily es el mismo del gym, ya veo porque estaba tan animada en que
fuéramos a hacer ejercicios. Es guapo pero la mira como un depredador hambriento; por
otro lado Carlos su amigo es un chico más tranquilo, al menos no ha tratado de acercarse
mucho a mí y es muy educado. Punto a mi favor —lo escucho decir: —ven Hilary vamos
a sentarnos, ya Santiago encontró un lugar —lo sigo.
— ¿Sabes? eres una mujer muy bonita, debes tener novio o ¿me equivoco? —
Pregunta.

—Sí Carlos te equivocas soy una chica soltera y así estaré por un buen rato —
respondo.

—Eres muy radical Hilary ¿Tan segura estás de eso? Y sigue con su
interrogatorio. ¿Dime a qué te dedicas? ¿Qué edad tienes? Siempre las mismas preguntas,
que poco original —pienso.
—Sí estoy muy segura —le digo. —Estoy trabajando en una franquicia y no te han
dicho que a las mujeres no se les pregunta la edad.

—Cierto belleza, discúlpame. Lo adivinaré debes estar por los 20 años —me dice.

—Sí estoy por los 20 ¿Y tu Carlos qué haces en tu día, día? —Pregunto.

—Soy piloto, trabajo mucho la verdad, la vida de viaje en viaje es difícil te quita
mucho tiempo; pero conoces muchas partes del mundo, así que esa es la ventaja y me
gusta lo que hago.

— ¡Excelente! —No te ves como un piloto la verdad —le digo.

— ¿Entonces cómo me veo Hilary? —Pregunta.

—Más como un abogado, pero digamos que lo de Piloto también te va; aunque te
ves joven y siempre me he imaginado a los pilotos como señores.

—Suelta una carcajada y responde: —Pues no señorita, existen pilotos jóvenes y
sexys aún ¿Quieres bailar? —Pregunta.

—Está bien bailemos; pero mantén esas manos de piloto sexy lejos de mí —le
guiño un ojo.
Me gusta bailar creo que soy buena en eso, de muy niña siempre soñaba con ser una
gran bailarina, jugaba a que era la mejor bailarina de todas, me movía por toda la casa y
bailaba con mi mami, ella bailaba toda clase de música, me enseño bien. A pesar de mi
timidez siento que tengo sabor en mis venas, lo puedo sentir.
Carlos me acerca a él; pero me alejo un poco no quiero que piense que le estoy
dando luz verde. Nos empezamos a mover, esta canción es muy bonita y tiene mucho
sabor, así que muevo mis caderas y mis brazos, siento su mirada por todo mi cuerpo y a
pesar de que me siento sexy no me gusta lo que veo en sus ojos.
Lleva su mano a mis caderas, me pega hacia él, puedo sentir su dureza en mi trasero
y no me gusta nada, me alejo, me doy la vuelta y le digo enojada: —no te me acerques
más. Salgo de ahí directo a donde está Heily y Santiago hablando, bueno hablando no es la
palabra exacta porque creo que ese par piensa que están solos en un cuarto de hotel.
Tienen sus lenguas entrelazadas y él toca uno de sus muslos, no puedo creer esto, creo que
si no interrumpo lo van a hacer ahí mismo.
—Disculpen chicos yo me voy, estoy cansada, y mañana tengo que salir a hacer
unas compras —les digo.

—Hil tú no te vas de aquí sin mí; pero aún es temprano. ¿Qué sucedió? —Pregunta
Heily.

—No sucedió nada Heily. Sólo quiero irme ya a casa —respondo.

—Está bien vamos, llévanos Santiago —dice Heily.
Carlos se acerca y me dice al oído: chica linda discúlpame, no fue mi intención.
Volteo y le doy una de mis miradas matadoras, luego lo dejo ahí mirándome con cara de
no fue a propósito. Y enseguida nos vamos a casa.
Miro el techo de mi pequeña habitación tratando de conciliar el sueño. Tendré que
ponerme a contar ovejas a ver si así logro dormir; pero ni eso ayuda. Los años están
pasando muy rápido ya me estoy convirtiendo en todo una mujer pero aún sin un hombre a
mi lado que me ame mucho, no sé si llegue el indicado pero supongo que lo voy a
reconocer, no voy a morir virgen; aunque sí que he sabido cuidar mi virginidad.
Ahora que lo pienso mi mami no va a estar para conocerlo, ni conocer a sus nietos,
eso me pone triste pero sé que ella desde el cielo me cuida. Siempre he soñado con tener
hijos, deseo tenerlos, consentirlos mucho, jugar con ellos, que me tengan siempre para
ellos, que pueda verlos crecer y ser profesionales. —Bueno Hilary a poner los pies en la
tierra que aún no hay novio y tienes que trabajar mucho para lograr sobrevivir —pienso.
Luego habrá tiempo de pensar en hijos y en el príncipe azul, mejor trataré de dormir.


















Capítulo 2

Abro mis ojos y escucho mucho ruido en la cocina ¿pero qué sucede? Por supuesto,
ya está mi querida amiga inspirándose en la cocina con toda la música en alto, escuchando
a su morenazo Romeo Santos ¿qué será lo que le ve a ese hombre? Bueno está lindo; pero
no es para nada mi gusto de hombre y de música, aunque cuando se trata de él tengo que
dejar escuchar todas las canciones habidas y por haber, ya he aprendido a tolerarlo. Me
pongo mi ropa deportiva ya que en la mañana saldremos a caminar.
—Por favor Heily bájale una rayita al volumen, es demasiado escándalo ¿no crees?
Además por estar cantando y meneando esa caderita al ritmo de la bachata no estás viendo
que se te queman las tostadas —le digo.

—Hil, pero como vas a interrumpir mi inspiración de cada domingo —me
sermonea. —Tú sabes que bailar con la música de mi moreno preferido es como mi ritual
mañanero del fin de semana. Claro cuando no estoy echando un buen polvo con uno de
mis amores —me dice.

— ¡Cállateee! No seas descarada, al menos si vas a hacer tu ritual debes estar
pendiente del desayuno o si no, nos comeremos todo quemado —la reprendo.

— ¡Ya mamá como digas! Bailar y estar pendiente del desayuno, ya lo entendí.
Bueno te veo muy deportiva esta mañana a desayunar y a caminar señorita. ¿Preparada?
—Pregunta.

—La verdad no mucho, sabes que odio caminar y hacer ejercicio; pero digamos que
debo hacerlo, esto es sano. Hoy en la tarde no estaré Heily, voy a comprar las cosas de la
comida y averiguar algo —le digo.

—Yo tampoco voy a estar, tendré una cita con mi galán, creo que hoy es el día de
tener sexo. ¡Que emoción! —Me mira, sonríe y hace su baile de menear las caderas como
si se fuera a desarmar.

¿Cómo puede ser tan fácil para Heily tener sexo y yo lo pienso tanto? No es como
que abrir las piernas a uno y otro sea lo correcto o más sensato, debe ser que no todas las
personas pensamos igual. Nunca podría ver el sexo como Heily, ir entregándome a uno y
otro como si fuera algo que se le regala a cualquiera, debe ser especial, al menos eso creo;
aunque mejor no le doy tantas vueltas a eso, ni siquiera he visto un pene en vivo y directo.

Caminamos por dos horas y la verdad no estuvo tan mal, primera vez que voy con
Heily y no parece un perico parlanchín, se la pasó escuchando su música y caminando en
silencio, lo mismo hice yo; aunque ya veo que el caminar te hace pensar en tantas cosas,
como que esta semana me espera un día de trabajo muy movido y debo ser paciente con
esos clientes groseros que a veces me sacan de quicio.

Mi trabajo me gusta mucho, desde que lo empecé siempre me sentí cómoda, bueno
el vender donas, servir cafés y mantener todo limpio y en su lugar no es que sea la gran
cosa; pero cuando llega mucha gente si se pone pesadito. No debo quejarme de él y tengo
que agradecer, sin mi trabajo no sé que sería de mí. Gracias a Dios Heily fue muy buena y
me lo dejó, no volvió más, pero no es como si ella estuviera muy necesitada, su padre es
un gran abogado y aunque casi nunca está, siempre le deposita mucho dinero para sus
gastos.


Mi baño no es la gran cosa pero es el momento que mas disfruto en el día; aunque
no esté en mi habitación y me toque salir casi desnuda por toda la casa, no es como si
fuera tan incomodo, con Heily nos conocemos desde hace mucho, tenemos la confianza,
pero esta vez al salir de la ducha está en la sala con su amado hombre de ojos oscuros,
Santiago. Siento que mi cara arde, esto me pasa por no traerme mi ropa al baño, estoy en
mi diminuta toalla en frente de ambos.

—Santiago hola que vergüenza que yo los reciba así, pensé que llegarían más tarde
—les digo.

—Tranquila Hilary son solo piernas. Tu amiguita no quiso quedarse a dormir y no
pude convencerla, dice que mañana tiene que madrugar —responde.

—Ok chicos ustedes sigan en lo suyo, yo iré a mi habitación a ponerme algo. Adiós
—les digo con una media sonrisa.

¿Madrugar? Pero si Heily no madruga mañana, ella no está trabajando por los
momentos, se levanta muy tarde, algo aquí me parece raro, tengo que hacer que suelte la
lengua. Sería una lástima que ya Santiago no le guste, se ve que es un chico bueno, les
daré media hora para que se despidan tranquilamente, de todos modos tengo que salir a
preparar la cena.

—Por fin se fue. ¿Heily que ocurre? ¿Por qué no quisiste pasar la noche con él? —
Pregunto.

—Hil las cosas pueden salir mal entre nosotros —me dice. —Ven aquí siéntate
conmigo, necesito una mente como la tuya, sensata que me aconseje. Sabes como he sido
con mi vida sexual estos últimos años, tú eres mi confidente y lo sabes todo de mí; pero
amiga esta vez creo que las cosas se me pueden salir de las manos —me dice y puedo ver
la tristeza en sus ojos.

— ¿A qué te refieres con salir de las manos? ¿Qué es lo que tanto te mortifica
Heily? —Pregunto.

—Tú sabes que con otros hombres sólo ha sido sexo. Salimos, disfrutamos, lo
hacemos, la pasamos rico pero ya, luego cada quien a su casa, nada de hacer cucharita,
nada que implique lo sentimental, es más casi no los besaba porque un beso es algo muy
intimo. Siempre he estado clara con la vida que quería hasta que apareció Santiago —me
dice.

—Entiendo, tienes miedo de enamorarte y sufrir ¿es eso verdad? —Pregunto.

—Sí Hil es eso, me da miedo entregarme por completo a él y que luego algo suceda
y se aleje de mí. Hoy fue algo muy diferente, me hizo el amor, no tuve sexo, fue tan
cariñoso y sus besos hacen que me dé vueltas todo, me hizo tener tres orgasmos, lo cual
nunca había sucedido antes y fue algo que no puedo describir.

—Amiga sabes que no tengo nada de experiencia, que aún a mi vida no llega ese
hombre que me haga sentir como lo describes; pero por lo que escucho y veo en tu mirada
es maravilloso, disfrútalo Heily, no lo pienses tanto, en esta vida hay que aprender a tomar
riesgos, puede que Santiago sea tu gran amor. Dale una oportunidad —le digo.

—Gracias amiga linda, eres de gran ayuda, lo haré, siento que esto es real, creo que
me voy a arriesgar, no pierdo nada con intentar. Ahora ya dejémonos de sentimentalismo y
vamos a preparar unas ricas hamburguesas caseras —me dice entusiasmada.




El sonido de la alarma, es el sonido más tedioso del mundo, no quiero levantarme,
mi camita está más rica que nunca esta mañana, no me dejes levantarme por favor. Tengo
que levantarme o llegaré tarde y no me conocen por ser una persona impuntual, jamás he
llegado tarde a mi trabajo.

Voy al baño a atender mis necesidades fisiológicas, me cepillo los dientes, miro mi
rostro en el espejo y veo un granito ¡No lo que me faltaba! Ya pronto llega mi periodo.
Siento unos calambres en las piernas, ya están empezando a hacer efecto los ejercicios,
Heily me advirtió y hoy tendré que estar de pie casi todo el día. —Bravo Hilary sigue
haciéndole caso a tu buena amiga y vas a terminar en una silla de ruedas —pienso.

—Buenos días a todos —digo en voz alta. ¿Cómo amanecen esta mañana? —
Pregunto. Ya va ¿Por qué está esto tan solo? Nunca llego de primera, Andrea y Martha son
las primeras en abrir—grito más fuerte ¿chicas dónde están? Escucho a Andrea en la
bodega —aquí estamos Hilary ven —me dice.

— ¿Qué tienes Martha? ¿Por qué lloras? ¿Estás enferma?
—Pregunto preocupada. —Andre ya le diste una pastilla ¿quieres una pastilla Martita? —
Vuelvo a preguntar.

— ¡Cálmate Hilary! —Martha no está enferma, tenemos que decirte algo amiga —
dice Andrea.

— ¿Dime Andre que ocurre? —Me están asustando chicas.— ¿No me digas que
estás embarazada Martha? —Pregunto sorprendida.

—No Hil no estoy embarazada; pero si estoy sin trabajo y con tantas deudas que
tengo —responde Martha.

— ¿Cómo que estás sin trabajo martha? ¿Te despidió la Jefa? —Tranquila… Andre
y yo hablaremos con ella —le digo.

—No Hil ni tú, ni yo podemos hablar con la jefa —me dice Andrea. —Las tres
estamos sin trabajo. La jefa habló con nosotras por teléfono, nos dijo que ya es definitivo,
cerrará la franquicia porque ya no obtiene beneficios de ella, que se va a mudar a España
con su nuevo marido, allá tiene muchas más oportunidades y su esposo es de ese país así
que eso le facilita más las cosas, nos dijo lo siento mucho chicas y colgó.

— ¿Cómo? ¿Así sólo así? Lo siento mucho chicas y colgó. —Si sabía que se iba
¿por qué no nos dijo con tiempo? Así podíamos buscar otro trabajo con anticipación —les
digo indignada.

—Dijo que nos daría la liquidación mañana en la mañana que pasemos por su casa
—dice Andrea. —Pero de todas formas ¿eso para qué nos va a alcanzar? Si acaso para
unas semanas y ¿luego? Y tan difícil que está conseguir trabajo aquí en Venezuela —dice
Martha.

— ¡Cálmate Martha! saldremos adelante ya verás —le digo.

—Pero Hil ¿quién me pagará la Universidad? Tendré que dejarla ¿Y mi alquiler, la
comida? Dios mío que desastre. ¿Andrea tú que vas a hacer? —Pregunta Martha. —Me va
a tocar hacer lo que siempre he hecho, de niñera o buscar en una tienda —responde
Andrea. —Mañana mismo tenemos que ponernos a buscar un nuevo empleo no nos queda
de otra —les digo.

—Vamos chicas cerremos esto, mañana nos vemos en casa de Isabela para buscar
nuestro dinero —dice Andrea.

Voy camino a casa y pienso en mis días en la franquicia, las risas, tantos momentos,
ya no estaremos más ahí. La vida te sorprende de un momento a otro; aunque no sea para
bien, debo buscar otro trabajo, sé que Heily me dirá que ella cancela el alquiler; pero no
puedo permitirlo ya ha hecho mucho por mí, además necesito dinero para la comida y mis
cosas personales, tengo que conseguir algo a como de lugar y de lo que sea.

Llegar a casa con la cabeza agachada es terrible, no tengo trabajo, estoy en cero otra
vez, que bueno que estoy sola, tengo sentimiento y no puedo evitar ponerme a llorar y
pensar en mi madre, que sería de mí si ella estuviera a mi lado dándome palabras de
apoyo, abrazándome fuerte, y besando mi cabeza. —Mamá sé que aún no soy esa hija con
la que soñaste siempre, una triunfadora; pero te prometo que algún día lo seré —pienso.
Pienso en mi tía Antonia, debo hacerle una visita ya que no tendré nada que hacer
estos días, así aprovecho en compartir un rato con mis primos. Viví desde los 14 años con
ella; a pesar de todo lo que sucedió cuando viví ahí, tengo que estar agradecida, fue quien
me dio un techo cuando más lo necesitaba.

Me ducho y me siento a ver algún programa interesante que estén transmitiendo,
tenía mucho sin ver la televisión, ya ni tiempo me quedaba. Suena la puerta y sé que es
Heily la que llegó.

— ¡Hilaryyyy! —Soy la mujer más feliz del mundo. Tengo novio y nos queremos
muchooo ¡Ey! Ya va mi rubia preferida ¿qué estás haciendo en casa a esta hora? ¿Estás
enferma Hil? —Pregunta.

—No Heily, estoy sin trabajo, Isabela cerró la franquicia porque se va a España. Me
alegra mucho que al menos haya aquí una persona feliz. Que bueno que sí se dieron las
cosas entre ustedes —le digo.

—Hil no lo puedo creer, que mal plan de verdad, ella debió avisarles con tiempo.
Tranquila sabes que cuentas conmigo, papá envía suficiente para las dos —me dice.

—No Heily, como se te ocurre que tú me vas a mantener con lo que te envía tu
papá. Mañana mismo voy a buscar trabajo cuando salga de casa de Isabela, con las chicas
tenemos que ir a buscar el dinero.

—Me duele verte así Hil, toda preocupada, sabes que aquí me tienes y cuentas
conmigo siempre, ahora ven para darte un abrazo de oso de esos que te ponen feliz —abre
sus brazos y me sonríe.

—Eres la mejor amiga que la vida me pudo mandar —le digo. —Te quiero loquita
y cuéntame ¿cómo te fue con tu amorcito? —Pregunto.

—De maravilla Hilary, si supieras me hace unas cosas con su boca que ¡Dios! jamás
ningún otro había logrado. Es increíble nuestro sexo, rudo cuando quiere y tierno otras
veces, nos la llevamos muy bien, cocina, me hace reír mucho, estoy fascinada, Santiago es
increíble. Amiga como me gustaría que tú tuvieras uno así para que disfrutes mucho y seas
tan feliz como lo soy yo en estos momentos —me dice.

—Pues sí… pero no todas tenemos la misma suerte, yo nací para estar solita.
Esperemos a ver si más adelante me llega mi príncipe azul o no importa que color sea;
pero que si sea príncipe —ambas nos echamos a reír.




Me encuentro con Andre y Martha a las 8:00 am para buscar nuestro dinero donde
Isabel, es una casa muy grande ubicada en una residencia muy lujosa en la parte alta de la
ciudad, hay muchas mansiones con bellos jardines. Nos invita a pasar un hombre de traje
—señoritas adelante, la señora Isabel las espera en el despacho, síganme.

Isabel siempre fue una mujer impecable y hasta en su casa lo sigue siendo, es
espectacular, muy alta y delgada, tiene 45 años pero parece de 30.

—Hola chicas… ¿cómo están? Sé que esta pregunta es un poco dura por lo que ha
pasado con la franquicia y sus trabajos; pero como ven la vida sigue. Les arregle la
liquidación de manera que ustedes estén satisfechas y yo igual, les di un bono porque sé
que estuvo mal no avisarles con tiempo; pero de verdad chicas que está decisión la tomé
de un día para otro.

Las tres miramos nuestro cheque y nos volteamos a ver, es una cantidad que no me
imagine, está bien como para sobrevivir unos meses; pero como todo está tan costoso de
igual forma no durará.

—Gracias señora Isabel —dice Martha y Andrea. Me miran para ver si me voy con
ellas. —Ya voy chicas —les digo.

—Sra. Isabel, gracias fue un gusto trabajar para usted, en estos dos años nunca tuve
quejas y se portó de muy buena manera, espero le vaya muy bien en España y encuentre lo
que busca.

—Hilary me gustaría hablar contigo en privado. ¿Me regalas 10 minutos? —
Pregunta.

—Claro Sra. Isabel. —Chicas si quieren nos vemos en otro momento, luego las
llamo —les digo. Les doy un abrazo y se van.

—Mira Hilary quería hablarte de una muy buena oportunidad para ti, sé que no
tienes trabajo y que quieres conseguir uno. Anoche me llamó un buen amigo mío que por
cierto vive en ésta misma residencia, él necesita con urgencia una chica para que cuide de
su hijo menor y sea su cocinera. Recordé que una vez me dijiste de un curso de chef que
estabas haciendo y eres una mujer muy puntual y paciente, podrías cuidar de su hijo. Te
podría recomendar con él porque sé lo responsable que eres.

—Sra. Isabel muchas gracias, si me encantaría empezar a trabajar, necesito el
trabajo, si me pone en contacto le agradecería mucho —le digo.

—Está bien Hilary lo llamaré; aunque es un hecho querida, su anterior empleada
tuvo que viajar de emergencia, su papá está enfermo, me dijo que si sabía de alguien
preparada la pusiera en contacto. Espero ayudarte Hilary, lo mereces —me dice.

—Gracias, de verdad muchas gracias Sra. Isabel y feliz viaje —le digo con una gran
sonrisa en mi rostro.

No me lo puedo creer, puedo tener un trabajo ya mismo. ¡Que emoción! Espero que
el señor me llame, esta gente se ve que tiene mucho dinero, podrían pagarme muy bien.

Voy camino a casa, hoy prepararé una rica cena y compraré algo para beber y
celebrar. Algo me dice que ese trabajo es todo lo que he esperado en este tiempo, podría
estudiar, pagar clases de baile, de piano, todo lo que he soñado hacer. Estoy muy feliz
¿cómo se puede pasar de la miseria a ser feliz en un instante? Pues yo lo he vivido.

Pongo a cargar mi celular y le subo todo el volumen no quiero perderme esa
llamada por nada. ¿Dónde estará Heily? —Me pregunto. Bueno debe estar con su amor —
pienso.

Estoy en la cocina tomándome un vaso de jugo de naranja y empiezo a escuchar
gemidos fuertes que provienen de la habitación de Heily, este par de tortolitos están
teniendo sexo aquí en casa, claro pensaron que llegaría luego ya que le dije a Heily que
buscaría trabajo. La debe estar matando ¿qué forma de gemir es esa? Pobre de mi amiga
no sé si lo disfruta o estará sufriendo. ¡Que barbaros!

Me voy a mi habitación y me pongo mis audífonos, no quiero seguir escuchando ese
concierto de gemidos. ¡No gracias! Prefiero escuchar a mis chicas increíbles “Ha Ash”.

Pasan 30 minutos y me quito mis audífonos, al no escuchar nada ya puedo asegurar
que se acabo el sexo. Me dirijo a la cocina para hacer algo de almuerzo cuando escucho
unos pasos que vienen hacia mí.

—Hilary hola… ¿Hace cuánto tiempo estás por aquí? —Pregunta Santiago.

—El suficiente para escuchar el concierto de gemidos de mi querida amiga ¿Dime
que ella se encuentra bien? No la mataste ¿Verdad? —Pregunto.

—Suelta una carcajada —si tú le llamas matar a que la hice venirse varias veces, me
temo que si la maté. Tranquila Hilary sólo está muerta pero de cansancio —me sonríe.

Me pongo roja, que locura no voy a opinar referente a eso porque creo que mi
experiencia sexual es muy limitada. —Aquí viene a la que mataron de cansancio —les
digo. La veo muy bien, ya veo que tener sexo te pone un brillo especial en la cara —
pienso.

—Amor ya deja en paz a Hilary, ella es pura y casta —dice Heily. —Si querida eso
es lo que sucede cuando tienes a un buen hombre que sabe como satisfacer todos tus
apetitos sexuales —ambos se miran con picardía y sonríen. ¿Cuéntame linda cómo te fue?
¿Por qué llegaste tan pronto a casa? —Pregunta.

Paso de sus comentarios sexuales. —Me fue muy bien Heily, fui a buscar el cheque
y me canceló una muy buena cantidad pero eso no es todo, me va a poner en contacto con
un señor que es amigo suyo para trabajar. Estoy muy emocionada porque es en una
residencia espectacular y el trabajo sería para cocinar y cuidar a un niño.

—Pero Hil tú nunca has cuidado a un niño en tu vida. Lo de cocinar si te sale muy
bien, pero ¿el niño? —Pregunta.

—Pues no sé Heily, es cuestión de intentarlo a mí me gustan los niños, siento que
este trabajo es para mí.

— ¿Cuándo empiezas? ¿Me vas a dejar solita otra vez? —Me mira y luego hace
pucheros como bebé.

—Madura Heily, deja de hacerme pucheritos como bebé ¿no te da pena con tu
novio? —Pregunto. —No sé cuando voy a empezar, Isabel quedó en decirle al señor y me
imagino que él me llamará, ella tiene mi número y se lo dará —le digo.

—No me da pena hacer pucheritos de bebé, Santiago los ama ¿verdad amor? —
Pregunta. —Claro nena todo de ti me encanta —responde Santiago. Ella lo mira y le
guiña un ojo. Heily voltea hacia mí y me desea buena suerte en mi nuevo empleo.


Suena mi teléfono a las 4:00 pm ¡Pego un salto! Llevo todo el día esperando la
llamada y es un número desconocido, tomo mi celular y Contesto.

—Si hola —le digo.

—Srta. Hilary —me dice una voz muy fuerte pero muy sexy.

—Sí—respondo. ¿Con quién tengo el gusto? —Pregunto.

—Srta. Hilary le habla el señor Reinaldo es para el trabajo de cocinera y niñera de
mi hijo menor —me dice.

—Sí señor estoy muy interesada en el trabajo. Le agradezco mucho si me da la
oportunidad.

—Está bien Srta. Hilary. Sí estoy muy interesado en sus servicios, la necesito lo
antes posible.

Me encanta como suena mi nombre con esa voz tan gruesa y sexy. Será normal que
una simple voz por teléfono te erice la piel y te ponga a temblar.

—Me gustaría que viniera a entrevistarse conmigo mañana a las 9:00 am en mi casa,
Isabel me dijo que tú ya sabes donde vivo, quiero decir en la residencia que vivo. Le
enviaré por un mensaje los últimos detalles para que llegue a mi casa.

—Perfecto señor ahí estaré —le digo.

El celular se queda en silencio por unos segundos, sólo se escuchan nuestras
respiraciones y luego lo escucho susurrarme:

—Hasta mañana Srta. Hilary…

Pero que me ocurre, nunca antes nadie me había puesto tan nerviosa, parece un
hombre con mucha autoridad, muy masculino. —Guau… ¡que sexy!

No entiendo porque pienso todo esto si va a ser sólo mi jefe, tengo nervios, ojalá
todo salga muy bien. Voy al baño, al mirarme en el espejo veo mi rostro muy rojo, no sé
que me sucede, pero me intimida mucho y eso que sólo fue por teléfono, no me quiero
imaginar que será personalmente. Siento una puntada en mi vientre y ya sé que debo
tomarme una pastilla antes de que tenga un fuerte dolor menstrual.



Capitulo 3

¿Qué puedo ponerme para una entrevista de trabajo que es en una casa donde voy a
trabajar de niñera y cocinera? No tengo la más mínima idea que colocarme, estoy en
apuros.

Nunca molesto a Heily por ropa; pero esta vez creo que necesito de ella. Voy a su
cuarto y toco varias veces la puerta pero nadie responde, yo sé que tiene el sueño muy
pesado, pero tanto así como para no escuchar mis golpes a la puerta. No me queda de otra
y abro, como está sin seguro entro ¡No puede ser! Santiago pasó la noche aquí que
vergüenza acabo de verlos abrazados durmiendo. Bueno Heily es la que duerme porque
Santiago ya se despertó.

—Lo siento Santiago no quise entrar, pero es que de verdad necesito a mi amiga en
estos momentos —le digo en voz baja para no despertar a Heily.

—No te preocupes Hilary, es que hemos dormido muy poco, por eso teníamos el
sueño tan pesado, déjame y levanto a la bella durmiente —me dice.

—No Santiago, déjala dormir no importa, ya me acordé que hacer con mi problema.
Adiós —le digo dando media vuelta para retirarme.

Cierro la puerta y voy a mi cuarto, que pena interrumpir de esa forma, pensé que
estaba sola. Bueno ya pasó vamos a ver que tengo en mi guarda ropa que me haga lucir
relajada, se supone que no es en una oficina para ir tan elegante. Me pongo mí mejor Jean
que me queda muy bien y una blusita rosada que es mi preferida últimamente, tiene un
poco de escote, me aplico maquillaje lo más suave posible, me echo mi pestañina, brillo
labial y ya estoy lista.

Estoy frente a mi espejo, me gusta lo que veo, me siento segura conmigo misma, el
rosado me queda muy bien, luce con mi cabello rubio. Puedo decir que me veo sexy pero
mejor voy a alejar esos pensamientos, no necesito estar sexy sino ser profesional para
conseguir el trabajo. Me pongo mis zapatillas de bailarina y ya estoy lista para ir a casa del
Sr. Reinaldo.

Le doy dos golpecitos a la puerta y enseguida sale un señor canoso como de unos 56
años a recibirme.

—Buenos días ¿usted es la Srta. Hilary?—Pregunta.

—Sí señor, soy yo —le digo y luego le dedico una media sonrisa.

—Adelante señorita, el Sr. Reinaldo la espera en su oficina —le indico el camino, me
dice.

—Gracias señor. Me quedo mirándolo esperando que me dé su nombre.

—Soy Augusto señorita, al parecer vamos a vernos mucho por aquí, voy a estar a sus
órdenes —me sonríe.

—De nuevo gracias señor —le digo y le devuelvo la sonrisa.

—Sólo abra la puerta y pase, ya el Sr. Reinaldo la está esperando —me dice.

—Permiso —digo en voz alta. Me detengo para observar todo lo que me rodea. Ésta
es la oficina más grande que he visto nunca, tiene grandes ventanas del suelo al techo, hay
muchos libros, parece una gran biblioteca, muebles negros de cuero y veo muchas otras
cosas pero lo que más llama mi atención es ese enorme escritorio donde está sentado el
señor más espectacular que jamás haya visto. Me lo imaginaba de otra manera, de más
edad, pero definitivamente no ese hombre que está sentado frente a mí. Mis piernas
tiemblan por unos segundos, ojos color café muy intensos me observan de arriba abajo,
eso me hace sentir insegura de inmediato. Está estudiándome, veo su rostro, tiene unas
facciones muy masculinas, nariz perfecta, boca exageradamente sexy y en su quijada
puedo ver que se marca suavemente una rayita, es encantador, pelo negro corto, no puedo
evitar pensar en cómo se sentirían mis dedos jugando con él, puedo observar unas pocas
canas.

Se levanta de su asiento para saludarme con una media sonrisa y puedo ver que en sus
mejillas se marcan unos hoyitos encantadores, no puedo evitar sonrojarme. Es tan alto
muy alto debe medir más de 1.80 y ese traje se marca en todas partes, le queda muy
ajustado, debe hacer mucho ejercicio para mantenerse en esa forma ¿Cómo es que un
hombre mayor puede parecer un jovencito? Y ni hablar de su olor, me embriaga. —Basta
Hilary estás en una entrevista de trabajo no puedes comerte al jefe con los ojos, eso es
inapropiado niña —me reprendo.

—Srta. Hilary siga adelante tome asiento por favor —me dice.

¡Madre de Dios! Esa voz es mucho mejor en persona que por teléfono. Me acerco a él y
me llega de nuevo ese exquisito olor ¿qué me está pasando? Se me eriza la piel, siento que
me tiemblan las piernas al caminar hacia su escritorio ¡cálmate! ¡Respira profundo! No
puedes perder esta oportunidad. Me siento frente a él y pongo mi espalda recta, esto me
debería hacer ver segura y entrelazo mis dedos.

—Sr. Reinaldo muy buenos días, aquí tiene mi Curriculum —le digo.

—No Srta. Hilary no necesito su Curriculum, sólo su certificado del curso que hizo
como Chef profesional. También necesito que me respondas varias preguntas.

—Si claro Sr. Reinaldo aquí está —lo pongo sobre su escritorio.
—Hice un Curso por un año, créame que me siento preparada para el puesto —le digo.
¿Si señor usted dirá? —Pregunto mirándolo fijamente.

—Como puedes ver estoy muy necesitado en conseguir a una persona capacitada para
los trabajos que ya te dije, necesito saber si tienes disponibilidad de tiempo al menos de
lunes a viernes todo el día y la noche —me dice.

—Perdón Sr. Reinaldo pero no entiendo a que se refiere cuando dice la noche.
Explíquese mejor por favor.

—Le voy a pedir Srta. Hilary que si se queda con el trabajo deje de llamarme Sr.
Reinaldo sólo llámeme por mi nombre y puede tutearme si así lo desea. Le explico, como
ya sabes vas a tener que cuidar a mi hijo de 6 años y yo no estoy siempre aquí en la casa,
estoy en mis oficinas o de viaje. Mi hijo necesita quien se quede con él por las noches y
también me gustaría que vigilara a mi hija de 14 años, no me gusta dejarla sola ya es todo
una señorita y a esa edad son un poco rebeldes. Te pido que te quedes también porque en
la mañana a las 7:00 am me estoy levantando y quiero mi desayuno, debes levantar a mi
hijo para la escuela y encargarte de él. Lo más cómodo es que te quedes la semana aquí;
por supuesto te pagaré muy bien y vas a tener una habitación con todas las comodidades
para ti.

En serio me está pidiendo que viva aquí la semana, es tanta responsabilidad, pensé que
sólo era el niño y ahora también es su hija. Lo de la cocina no me molesta porque me
encanta cocinar pero el dormir en una casa que no es la mía es extraño; pero seguro me
van a pagar muy bien, podría intentarlo y ver como me va, si me adapto. Voy a extrañar
mucho a Heily pero ella ya está muy ocupada con su amor y la voy a ver los fines de
semana.

—Está bien Reinaldo acepto el trabajo y si te voy a llamar por tu nombre espero
también me llames por el mío, nada de señorita —le sonrío.
—Perfecto Hilary necesito que te incorpores a mas tardar el lunes, esta semana ya lo
tengo todo arreglado ¿Te parece bien? —Pregunta.

—Si me parece muy bien. Reinaldo me gustaría conocer a los niños ¿se podría o tengo
que esperar hasta el lunes? —Pregunto.

—Hilary eso no va a ser posible, su madre se los llevó esta semana pero el lunes los
conocerás, tranquila que mis hijos son adorables. Lo que sí te puedo mostrar es la casa, la
habitación donde vas a dormir y a los demás miembros del personal.

—Me parece perfecto Reinaldo, después de ti…

Se levanta de su silla, luego lo hago yo, él pasa por delante de mí para guiarme, es
malditamente hermoso, un señor muy atractivo, no puedo evitar ver su trasero al caminar
y que grandes nalgas tiene ¿cómo puede un hombre tener más nalgas que una mujer? Ese
pensamiento me hace sonreír. ¡Diablos! Voy a estar metida en esta casa día y noche ¿cómo
voy a evitar mirar al señor nalgón? Pues de alguna manera debo mantener mi vista alejada
de eso —él irrumpe mis pensamientos.

—Hilary ésta va a ser tu habitación, espero que te guste, si algo te desagrada solo
dímelo y lo cambiamos.

Reinaldo abre la puerta y entramos, esto es más bello de lo que pensaba, grandes
ventanas que dan a un bello jardín. Bueno ver esas hermosas rosas al levantarme no está
mal y de noche podré ver la luna, la cama está de muerte, es muy grande, podríamos
dormir cuatro ahí sin problema, tiene un bonito mueble, el closet es enorme mi ropa ni se
va a ver ahí, el baño me deja con la boca abierta, es muy grande, muy cómodo y tiene una
enorme bañera que parece una mini piscina, ni de cerca es como la bañera que tiene Heily
en su baño.

—Reinaldo esto está increíble, me gusta mucho este cuarto es perfecto así como está.
Nunca me he metido a uno de esos y señalo la mini piscina —él me mira y sonríe. De
nuevo vuelven a aparecer esos hoyitos en sus mejillas —guau… ¡pero que bello es!

—Es un jacuzzi Hilary, ahora es tuyo, bueno a partir del lunes vas a poder disfrutarlo.
Que bueno que te guste tu cuarto, este va a ser tu espacio personal por un largo tiempo.

Sonrío y lo miro a los ojos, él también me está mirando, esos ojos marrones tan intensos
son la perdición, tiene una boca tan sexy, labios gruesos y dientes perfectos, se pasa la
lengua por sus labios y juro que sentí algo “ahí abajo”, creo que fue un bajón de mi
periodo, sigue observándome y siento un ardor extraño en mi vagina que nunca antes
había sentido ¿qué está pasando? ¿Qué es lo que él me hace?

—Bueno Reiii, Reinaldo —tartamudeo. —Vamos, ya sé donde voy a dormir, te sigo,
vamos a conocer a los demás miembros de tu personal —le digo.

Me pone tan nerviosa este hombre que ya ni las palabras me quieren salir, debo
relajarme; pero su presencia no me ayuda. Se da la vuelta de nuevo para observarme y me
dice algo que me deja inquieta:

—Hilary nunca contrato chicas jóvenes para que trabajen conmigo, ésta es la primera
vez. Isabel me dijo que tienes 21 años, puede que le esté dando mucha responsabilidad a
una niña; pero tendré fe que harás bien tu trabajo. He sido una persona calculadora la
mayor parte de mi vida Hilary, lo tengo todo controlado, si te contraté a ti que eres joven
es porque estoy muy necesitado de una empleada. Mi anterior empleada se tuvo que ir de
emergencia y me dejó con un gran paquete. Te digo esto Hilary porque quiero que quede
claro que no estamos acostumbrados en esta casa a tratar con empleados jóvenes y puede
que el trato te asuste un poco y más de parte de Regina, pero lo voy a hablar con ella,
vamos a tratar de tener un poco de paciencia contigo hasta que te adaptes bien, mira que
no puedes quedarle mal a Isabel ella te recomendó y habló maravillas de ti.

—Este viejo prematuro —pienso indignada. ¿Acaso me dijo que soy una niña? Niña
mis calzones. He vivido más cosas en esta vida que una mujer de 30 años —respiro
profundo para calmarme, lo menos que puedo hacer es salirle con alguna grosería.

—No se preocupe Sr. Reinaldo usted no va a tener ni una queja de mí, soy una persona
eficiente, el que tenga 21 años no significa que sea irresponsable, sé a que vine y le voy a
demostrar que sí puedo, no se va a arrepentir de haberme contratado. Y otra cosa no soy
una niña, ya soy una mujer, créame me siento como de 30 años la mayor parte del tiempo.

—Discúlpame si te molesté Hilary no fue mi intención sólo quería ser claro contigo.
Ahora deja el mal humor y vuelve a llamarme por mi nombre y te dije que podías
tutearme. Veo que eres de carácter fuerte niña, eso es bueno —mira mi boca, luego mis
ojos y me guiña.
—Y volvió a decirme niña, viejo obstinante. —Bueno seeeñooorrr digo Reinaldo
guíame a conocer a tu personal o me vas a seguir dando instrucciones y llamando niña —
le digo. —Por ahora no te diré más niña me gusta más verte sonriendo no con esa marca
en tu frente —me dice.

¿Está coqueteando conmigo este vejete? ¡Iuuu! Bueno a quien engaño no está tan
¡iiiuuu! Realmente está ¡mmm ricoteee! ¡Yummy, yummy! Qué cosas se me ocurren,
Heily es la culpable, se me han pegado todos sus malos hábitos —pienso.


Me presenta a las señoras que hacen la limpieza de toda la casa, la Sra. Carmen es
menudita; pero muy sonriente y la Sra. Josefina, es alta, gordita y muy seria —mucho
gusto, nos veremos mucho por aquí —les digo. —Ambas me sonríen.

Al Sr. Augusto ya lo conocí al llegar, él mismo se presentó, y el chofer que se encargará
de mí y los niños se llama Esteban es un hombre muy moreno, gordo y usa unas gafas
negras. —Bienvenida Srta. Hilary estaré a sus órdenes —me dice. No he ni empezado y
ya me siento de la realeza que dirá Heily cuando le cuente.

—Bueno Hilary vamos a mi oficina un momento necesito darte los últimos detalles —
me dice Reinaldo. Entramos a su despacho.—Como te decía, vas a trabajar para mí cinco
días a la semana, todo el día y la noche, ésta es la cantidad de dinero que te pagaré por tu
trabajo.

Está anotando en un papel blanco una cantidad, me la pasa y nos rozamos, siento que
mi piel se eriza otra vez, es una electricidad extraña, nadie antes había conseguido estás
atenciones de mi cuerpo, miro el papel y me quedo boca abierta. ¡Dios mío esta cantidad
es ridícula!

—Reinaldo de verdad piensas pagarme todo esto por mi trabajo ¿no es demasiado
dinero? —Pregunto.

—Hilary créeme cuando empieces con tu trabajo vas a saber porqué vas a ganar lo que
te pienso pagar —me dice.

—Está bien, me imagino que esta cantidad cubre todo mi trabajo para con tus hijos y
cocinarles. Estoy muy agradecida con usted, digo contigo.

—Exactamente… es una cantidad razonable, créeme, además 50 mil al mes no es nada
para mí, la joven anterior ganaba un poco más; pero era porque ella ya estaba muy
familiarizada con todo. A ti te tendré en un periodo de prueba de un mes y si haces todo
bien te subiré el sueldo ¿Te parece bien? —Pregunta.

—Sí Reinaldo me parece perfecto ¿algo más?

—Si algo más, mi esposa es otro miembro de esta familia sólo viene aquí algunas
veces, es una mujer muy ocupada como yo, ella puede llegar a ser difícil al principio; pero
cumple con tu trabajo y te la ganarás.

—Otra vez su esposa —pienso.

La palabra esposa sale de su boca como un cuchillo a mi estómago, claro era muy
bonito para ser cierto, este hermoso hombre no podía estar soltero, debo mantener estás
cosas que me hace sentir lejos de su alcance; aunque sé que yo no provoco nada en él así
que no creo que esto sea un problema. Trago saliva para responderle, de repente sentí un
nudo en mi garganta, soy una tonta, poniendo mis ojos en algo imposible, este príncipe no
es para mí. Sí, es malditamente hermoso pero es un engreído y me dijo niña como si fuera
una mocosa de 13 años. Mejor que tenga esposa así se mantendrá alejado de mí.

—Está bien Sr. Reinaldo no tendré ningún problema con su esposa, lo prometo. Haré
mi trabajo sin molestarlos, muchas gracias y Hasta el lunes —le digo. Me doy la vuelta
para salir pero él me llama.
—Hilary bienvenida a bordo y me guiña un ojo. Siento que me pongo roja como un
tomate —le sonrío. —Gracias… —le digo. Le extiendo mi mano y me la toma muy
firmemente y ahí está otra vez ese escalofrío por todo mi cuerpo, esa electricidad, le voy a
soltar la mano; pero aún no me deja ir, lo miro y me está mirando fijamente, muerde su
labio de manera provocativa y vuelvo a sentir ese bajón de hace rato, esta vez no culpo a
mi periodo, esta vez sé que es este hombre el que me hace sentir todas estas cosas,
revoluciona mis hormonas, antes de él estaban dormidas, creo que han despertado por el
señor “bombón asesino”…


Capítulo 4

¡Heily! ¡Heily! ¡Heily! —Saca tu trasero del cuarto ahora mismo tengo que contarte lo
que me espera a partir del lunes.
No puedo creer que estos dos estén aún encerrados teniendo sexo, eso ya no es normal,
parecen dos conejos, es como si tuvieran un imán en sus partes intimas que los atrae ¿será
tan bueno como dicen? Mejor saco esos pensamientos de mi mente, me temo que aún mi
cosita permanecerá con candado por un largo rato ¡Ayyy! Pero en qué cosas pienso, creo
que mi cuerpo aún está hirviendo por el “señor nalgón”. Suena mi teléfono ¿quién podrá
ser?
—Hola… Yo aquí ¿quién allá?

—Hola mi rubia preferida es tu mejor amiga en el mundo, suenas como muy animada,
me imagino que es por lo del nuevo empleo. —Santi y yo salimos a comer, te llamaba
para preguntarte si te llevo algo.

—Siii… —por fis tráeme arroz chino con muchos camarones creo que tengo un antojo
—le digo.

—Está bien… ahí nos vemos en un rato Hil. —Cambio y fuera —me dice.

Me siento en el sofá y respiro profundo, puedo decir que aún sigo oliendo a ese
hermoso hombre, me miró de forma tan intensa, sus manos son tan grandes ¿por qué
sentiría todas estas cosas al estar cerca de él? No es como si antes me haya sucedido. Está
casado Hilary debes sacar todos tus pensamientos calenturientos acerca del “bombón
asesino” no es para ti, ya tiene dueña ¡céntrate mujer! Sólo será algo profesional, nada de
querer mezclar sentimientos, no sé nada del amor y menos de sexo, así que lo mejor es
mantenerme al margen, no quiero complicarme la vida.
¿Una ducha? Si una ducha me caería muy bien para despejar mi mente, aquí no pasó
nada —pienso.
Pongo mi música para cantar a todo pulmón, de todas formas estoy sola en casa. —A
ver ¿qué ponemos? ¡Sí, está es perfecta!…

No hace falta que me quites la mirada


para que entienda que ya no queda nada
Aquella luna que antes nos bailaba
se ha cansado y ahora nos da la espalda
¿Dónde está el amor del que tanto hablan?
¿Por qué no nos sorprende y rompe nuestra calma?

Déjame que vuelva a acariciar tu pelo


déjame que funda tu pecho en mi pecho
volveré a pintar de colores el cielo
haré que olvides de una vez el mundo entero
Déjame tan sólo que hoy roce tu boca
déjame que voy a detener las horas
volveré a pintar de azul el universo
haré que todo esto sólo sea un sueño

Amo esa canción es tan perfecta, ese acento Español de Pablo Alborán me encanta,
claro y todo él también. Bueno me gusta toda clase de música la verdad, pero mis
preferidas en el mundo son “Ha Ash”, siempre es lo primero en mi repertorio.
Salgo de la ducha, me seco y me pongo una toallita, esto de tener el periodo es muy
fastidioso, sólo las mujeres pasamos por las cosas más duras, periodo, embarazo,
depilación con cera, tacones, planchar el cabello. Todo nosotras; pero bueno podemos con
eso y más.
Voy a mi cuarto para ponerme mi ropa de estar en casa, un short muy cómodo y mi
franelilla de algodón, nunca la uso con un sostén; pero como Heily tal vez venga con
Santiago opto por ponerme uno. Me pongo mis babuchas de conejita que Heily me regaló
en navidad y me dirijo a la sala a ver la TV mientras llegan los tortolitos.
Esta mujer no sale ni a la esquina en fachas, ya veo cuando dice que “antes muerta que
sencilla”, tiene una mini falda roja y una franelilla blanca que hace que sus tetas casi se
salgan, tacones de plataforma que hacen a sus piernas más largas de lo que por sí ya son,
definitivamente yo no podría ni caminar una cuadra con eso; pero bueno así es Heily, una
chica sexy.
—Hola conejita aquí me tienes enterita, te traje tu antojo. Ahora dime ¿primero comes
o me vas a contar cómo te fue? —Pregunta.

— ¿Y Santiago? —Pregunto. —Primero voy a comer piernas largas porque muero de
hambre —le digo.

—Mi amorcito se fue a trabajar tienen unos inconvenientes en la Constructora de su
padre y tiene que estar presente; pero creo que viene en la noche, eso espero. Quiero más
¡cuchi, cuchi! —Me dice.

— ¡Heily basta! Me haces sonrojar con tus comentarios sexosos. —A ver… trae acá
mis camarones.

—Espera Hil… cuando te den mucho amor a ti vas a saber de lo que hablo, no vas a
querer bajarte de “ahí” jamás. Cuando dice “ahí” señala con su dedo índice su vagina y me
sonríe.

—Descarada… —le grito. ¿Cómo me dices eso? Aunque sabes creo que ya viene
siendo hora que me des unas clases de sexo, siento que soy muy inexperta —le digo.

— ¡Queeee! —Sor Hilary quiere que yo le dé clases de sexo. Se va a acabar el
mundo… ¿qué sucede? Me matas de risa; pero si querida ya viene siendo hora de esa
charla de chicas —me dice.

—Deja de gritar tanto Heily que los vecinos se van a enterar. No seas tan exagerada. Sé
que nunca hablamos de sexo y que te mueres por volverme una experta pero baja la
maldita voz.

— ¡Eyy chica! —No maldigas que si te escuchan esas monjitas decir eso te encierran
otra vez en el convento—luego pega una de esas carcajadas que se escuchan a media
cuadra.

Dame paciencia señor, ya he convivido dos años con este ser de otro planeta, espero
que unos añitos más no me hagan ningún daño. Como en silencio mientras mi mejor
amiga no para de verme con cara de: aquí algo sucede. Bueno no es que algo suceda; pero
si tengo unas cuantas preguntas que hacerle, tengo que contarle lo que pasó hoy y que me
aconseje, ella tiene más experiencia, tal vez tenga una solución para mí. Termino mi
almuerzo —ven vamos al sofá a sentarnos así te lo cuento todo —le digo.

Me fue muy bien amiga el trabajo suena muy bien y la cantidad de dinero que va a
pagarme no me la esperaba, no puedo perder esta oportunidad. La cosa es que no viviré
más aquí contigo, no al menos la semana, sólo vendré los fines de semana. La veo abrir la
boca —déjame hablar Heily, no me interrumpas hasta que termine. Todo esto me parece
bien, él me mostró mi habitación y es hermosísima, también me presentó a los demás
miembros de su personal y todos son muy agradables, no pude conocer a sus hijos porque
están con su madre. Empiezo el lunes.

—Hil… pero todo eso suena muy bien; aunque lo que no me gusta es que me dejas sola
toda la semana, voy a extrañarte mucho ¡ahoraaa! —Esas ricas comidas que me preparas
¿quién me las va a hacer? Cochina gente millonaria, me han robado a mi cocinera estrella.
Hilary… ¿quién me va a escuchar cantar? ¿Quién va a bailar bachata conmigo? Lo peor
¿quién me va a controlar cuando enloquezca? Que es a menudo por cierto. Esto no es justo
Hilary yo te conocí primero, a la mierda esa gente —me dice cruzándose de brazos
indignada.

—Lo sé Heily, yo también voy a echarte de menos; pero es algo que debo hacer, al
menos intentarlo. Tú vas a estar muy bien con tu amor y nosotras nos volveremos a ver el
fin de semana. También estaremos en contacto, además me dijiste que Santiago cocina
muy bien, no deberías tener problemas con la cocina y te he enseñado a preparar muchas
cosas. Ya es tiempo de que te las arregles sola, eres toda una mujer, nos vamos a ver los
fines de semana y prometo compensártelo —ven acá tonta, ahora seré yo quien te de un
gran abrazo de oso —le digo abrazándola fuerte.

—Hil… —me dejas sin oxigeno—me dice. No puedo evitar reírme. —Sí, tienes toda la
razón nos volveremos a ver el fin de semana y te llamaré mucho. Santiago seguramente
me va a mantener muy ocupada. ¿Eso es todo Hil? ¿No me ibas a contar otra cosa? —
Pregunta.

—Aquí viene lo complicado amiga que mi jefe no es cualquier jefe, es un señor que no
parece señor, es el hombre más interesante, sexy e intimidante que jamás haya visto. Su
olor y su contacto me hicieron unas cosas que no sabría cómo explicarte, sin decirte que
esa mirada hace que me derrita. Tiene los ojos marrones más bellos del mundo y su boca
es un pecado, es tan sexy como el infierno. Me tapo la cara porque siento mucha
vergüenza con lo que voy a decirte a continuación: se chupó el labio, luego lo mordió y
sentí algo “ahí abajo” Heily, sentí que mi vagina respondió a él, esto es loco nunca antes
me había sucedido. Cuando me despedí nos tomamos de la mano y esa electricidad volvió
a aparecer. Creo que voy a enloquecer al trabajar con el “señor nalgón” ¡Ahhhh! Porque
esa es otra, tiene las nalgas más increíbles que haya visto, todo su cuerpo es de un modelo
¿Heily, cómo es posible que un señor pueda parecer un jovencito? —Pregunto.

— ¡Bingo! —Hilary ese hombre te gustó así de simple por eso es que sentiste esas
cosas con él, no todo el tiempo te sucede, es algo así como tu alma gemela, pasa sólo una
vez en la vida, pero si él te miraba de esa forma y jugó con su boca para provocarte es
porque no le eres indiferente. —Mi querida Hilary Isabella Rodríguez déjame decirte que
en este siglo XXI hay muchos hombres mayores que parecen jovencitos buscan verse así
para conquistar jovencitas veinteañeras. Eso ya no es un secreto para nadie —me dice.

—Por Dios Heily pero si es un hombre casado ¿cómo crees que teniendo a su esposa va
a querer algo conmigo? — ¿Sabes? Creo que si me gusta, desde que llegué aquí no he
dejado de pensar en él y todo lo que sucedió esta mañana ¿qué voy hacer amiga? Tengo
que mantenerme al margen, debo cuidar este trabajo, lo necesito y me va a pagar 50 mil al
mes —le digo.

— ¡Queeee! ¿50 mil al mes? —Pregunta sorprendida. —Mujer creo que ahí te está
pagando de una vez las folladas que te va a echar.

— ¡Cállate loquita! No digas eso. Jamás me meteré con un hombre casado por mucho
que me guste. Voy a ser profesional sólo iré por trabajo —le digo.

—Bueno tu puede que te comportes ¿pero si el señor nalgón no te lo deja fácil? Yo
pienso que la vida es una sola Hil debes disfrutar y pasarla bien con mucha
responsabilidad, eso sí. Que sea casado no es tanto problema si te está provocando ha de
ser porque su mujer no lo llena del todo ¡Piénsalo! Si fuera yo y él me gustara lo haría y
más aún si él está provocándome.

—Claro Heily, pero yo no soy tú, sabes lo inocente que soy, que aún conservo mi
virginidad y no pienso dársela a un hombre casado, soy mucho más que eso —le digo.

—Bueno Hil ya te dije lo que pienso, ya la decisión es tuya. —Voy a dormir conejita de
cabellos dorados mi hombre me hizo desvelarme. Te quiero muchooo… —si me necesitas
aquí estaré siempre —me dice.
Voy a mi cuarto a tomar una siesta, quiero dormir y olvidarme de todo, ya no pensar
en Reinaldo creo que esto de que alguien te guste es agotador.

Abro mis ojos y todo está oscuro ¿qué hora es? Las 7:00 pm pasé de largo. Escucho
ruido afuera debe ser Santiago y Heily cocinando. No tengo hambre mejor me quedo aquí
con mi soledad viendo una peli. Increíble están pasando el “Diario de una Pasión”, me
encanta; pero me hace llorar, lo admito soy una sentimental a la hora de ver películas
románticas. Es un amor tan maravilloso hasta viejitos, más allá de la muerte, limpio mis
lágrimas, salgo a la cocina a buscar un vaso de leche y a la camita de nuevo.


















Capítulo 5

Estoy cerca de casa de mi tía Antonia, hay un día hermoso, puedo sentir el sol
calentando mis huesos. Ha pasado ya un largo tiempo desde que salí de su casa. Debía
hacerlo no sólo por lo estricta que era conmigo sino porque me tenía que labrar un camino
yo sola. Desde que empecé a trabajar en la franquicia me lo pasaba ocupada y cuando la
llamaba nunca contestó, me supuse que no quería saber de mí, ya tiene dos hijos por los
que preocuparse.

Estoy frente a la casa y recuerdo como si fuera ayer mis días aquí. Toco varias veces y
escucho los pasos de alguien que viene a abrir. Sale tía Antonia a recibirme. La veo muy
diferente a lo que era años atrás, tiene ojeras, está con más peso que antes, y no se arregla
de la forma que solía hacerlo. Es verdad cuando dicen que “los años no pasan en vano”,
ella me mira con los ojos muy abiertos y recorre mi cuerpo, finge una media sonrisa y me
invita a pasar.

—Querida tanto tiempo sin verte ¿qué te trae por aquí? —Pregunta. —Pensé que te
habías olvidado de nosotros después de haberte dado un techo en el cual vivir, te veo bien
Hilary has crecido, si antes te parecías a tu madre, ahora te pareces aún más —me dice.

—Tía, llamé varias veces y no obtuve respuesta, he estado trabajando mucho, lo siento
sé que ustedes me dieron un techo para vivir parte de mi infancia; pero de verdad he
estado muy ocupada. Me quedé sin trabajo tía y tengo unos días libres antes de empezar el
otro, quise aprovechar en venir a saludarte, ver cómo estás y como están mis primos —le
digo.

—Estoy bien, bueno así como me ves, ya no soy la misma de hace años, han pasado
cosas aquí Hilary. Los muchachos están en la universidad, ambos están muy bien, felices,
están de novios, puedes creer que ya tengo nueras —me dice con una sonrisa en su rostro.
—Que bien eso me alegra mucho. Tía sé que no quieres hablar de lo que sucedió
años atrás; pero sabes me gustaría discutirlo, quiero cerrar ese capítulo, a veces pienso en
lo que pasó y no me hace sentir nada bien, a veces tengo pesadillas referentes a eso y creo
que si lo hablamos y pasamos página ya todo terminará.

—Hilary sabes que lo que pasó hace años quedó enterrado para mí, él se fue y no volvió
más. No te he contado pero violó a dos jovencitas, ahora está en la cárcel —me dice.

— ¡No puede ser! Que horrible tía pero gracias a Dios ya no está por aquí, no soportaba
lo que te hacía y nos hacía —le digo con voz entrecortada.

Vienen esos recuerdos horribles a mi mente:

Gritos de tía Antonia —no por favor, no me golpees más, sabes que no me gusta que tomes tanto Alberto. Me
acerco a mis primos y los tres no paramos de temblar. —Está golpeando otra vez a mamá —dice Juan. —Si eso hace es
mejor que nos quedemos aquí —dice Paul temblando de pavor. —Ustedes vayan a la habitación pongan seguro a la
puerta voy a tratar de ayudar a tía Antonia —les digo. —No Hilary regresa, sabes que él te puede dar una paliza es mejor
que mamá lo controle —me dice Paul. —No, si no hacemos algo puede matarla —vayan adentro por favor, les digo.

Abro la puerta con cuidado y aquel hombre tiene a mi tía agarrada por el cuello —no ya déjala, vas a matarla Alberto
—le digo. — ¿Déjala? —Pregunta gruñendo de coraje. —Niña tú no me dices que tengo que hacer. Él suelta a mi tía,
veo que se saca la correa y viene hacia mí, siento el primer ardor en mis piernas, luego otro en mi espalda. Mi tía está
casi inconsciente, veo que no podrá ayudarme.

El hombre me acorrala al borde de la cama y se presiona sobre mí. — ¿Esto es lo qué quieres perra? —Pregunta
susurrándome al oído. — ¿Quieres qué te marque? ¿Eso quieres? —Vuelve a preguntar. —Grito tan fuerte que me duele
la garganta —no por favor no me toques aléjate de mí —le digo. —Te la voy a meter niñita eso es para que aprendas a
no meterte en problemas de dos —me dice jadeando por la excitación. Siento su peso más firme sobre mi cuerpo, cuando
escucho que algo se rompe. Tía Antonia le quebró un jarrón de vidrio en la cabeza. —Ya mi niña, ya pasó —me dice
abrazándome fuerte.


Ahora que estoy aquí sentada frente a ella los recuerdos me invaden y siento una
lágrima rodar por mi mejilla. Fueron momentos duros y debo admitir que parte de esto me
hizo más fuerte, tuve que dejarlos, esta casa me traía recuerdos muy tristes.

—Hilary ya no pienses más en eso, déjalo en el pasado, ya eres todo una mujer, tu vida
es otra ahora. Créeme yo ya lo superé y quiero pedirte disculpas si en algún momento fui
muy dura contigo, sé que te regañaba mucho; pero era para hacerte una mujer fuerte,
estuve acostumbrada a criar dos varones y siempre les exigí mucho para que fueran los
hombres que son hoy, te quería igual a ellos.

—Lo sé tía creo que el que fueras estricta conmigo ayudó mucho —no podemos evitar
sonreírnos.

Estar donde tía Antonia me hizo bien tengo que hacer una nota mental, visitar más
seguido a mi tía. No pude ver a mis primos; pero ya mi tía me dio sus números, tendré que
llamarlos en algún momento, quedar para cenar y conocer a sus novias.




Me dirijo a una tienda de ropa, necesito comprarme unos vestiditos sencillos para estar
trabajando en casa de Reinaldo, suena extraño no llamarle señor; pero él mismo me lo
prohibió. Compro cinco de diferentes colores, esto debe servir por ahora. Voy a comprar
lencería ya que me quedan muy pocas, veo cantidad de diminutas prendas de ropa interior
¿cómo es posible que esto tenga tan poca tela? Aún así elijo tres, luego tomo un conjunto
muy bonito color perla, este servirá y otro azul cielo, se ven muy cómodos y tienen encaje
así que debo estar bien con esto.



Llegó el fin de semana y mis ánimos están mejor que nunca, abro mi pequeña ventana
para que entre un poco de aire a mi habitación. Hace un poco de frío hoy; pero eso es
normal en una ciudad donde la mayoría de los días son lluviosos. Amo las montañas y no
cambiaría el lugar donde vivo por nada, a pesar de no haber tantos lugares que visitar es
una ciudad pacífica y la gente es muy cordial, San Cristóbal la ciudad que me vio nacer.

La casa está en silencio lo cual es raro, ya que Heily se levanta temprano los fines de
semana para ir al gym y poner a todo volumen a su morenazo Romeo.

Me dirijo a su habitación para ver si se encuentra ahí, toco varias veces. —Voy Hil
estoy en el baño, ya salgo —me grita.

Bueno al menos ya sé que está en casa. Hoy volvemos a la rutina del gym y lo bueno es
que ya se fue mi periodo. Preparo café, no puedo empezar mi día sin una tacita de café, a
veces puedo parecer adicta; pero no puedo evitarlo, me activa enseguida. Enciendo la
radio y está sonando una canción que parece una Ranchera pero no estoy segura, la canta
una mujer y no suena nada mal. Le presto atención a la letra:

Usted señor
es el que me tiene locamente enamorada
desde que lo vi la vida no me importa nada
yo ya no hago si no pensar en usted señor
por usted señor
es que yo tampoco he vuelto a ser la misma
y también he descuidado un poco a mi familia
por mantenerme más pendiente de usted señor

Y es que me tiene enamorada


con su risa, con su boca, con sus ojos
y con su forma de hablar
yo no sé lo que tiene su cuerpo y sus manos
que cuando me abraza siento que me voy a desmayar
por usted señor

Por usted señor


es con el que todas las noches mi mente sueña
y me da miedo que de pronto tenga dueña
por eso no quiero ilusionarme con su amor
por usted señor
es que yo tampoco he vuelto a ser la misma
y también he descuidado un poco a mi familia
por mantenerme más pendiente de usted señor

Y es que me tiene enamorada


con su risa, con su boca con sus ojos
y con su forma de hablar
yo no sé lo que tiene su cuerpo y sus manos
que cuando me abraza siento que me voy a desmayar
por usted señor.


Que curioso no dejé de pensar en el “bombón asesino” desde que empezó la canción,
“usted señor” sí, definitivamente es una letra que me va. Tengo que buscar por google
quién la canta, suena bien su voz y puede que tenga otras que me gusten. Sonrío porque sé
que si Heily me descubre escuchando esto me daría un golpe en la cabeza para que
reaccione, ella odia esta clase de música. Que bueno que mi repertorio sea variado.
—Buenos días alegríaaaa… —grita fuerte. —Me ha parecido o escuchabas música de
viejos “Doña Hilary de la consolación” —me dice.

—Heily primero deja de gritar, ya sé que estás feliz y enamorada; pero mis pobres
tímpanos no tienen la culpa de eso. No, no estaba escuchando música de viejos, era una
canción de una chica que por cierto canta muy bien y la letra está bonita —le digo.

—Bueno nada de chicas, mejor escuchemos a mi morenazo, ese sí que vale la pena —
me dice.

Heily todas las mañanas se levanta gritando, no sé porque lo hace; pero siento que tiene
un cable suelto, menos mal ya estoy acostumbrada a sus locuras, si no diría que necesita
terapia. Se dirige al equipo de sonido y pone su CD, ya sé que es lo que va a sonar a todo
volumen “Romeo Santos - Propuesta Indecente”. Me toma de la mano y me empieza a
guiar para que la siga en su baile de bachata, no es que sea tan difícil, le agarro el paso
rápido, dos pasos a la derecha y muevo mi cadera izquierda como dando un golpecito. Es
divertido pero ella sí que es una experta.

—Mi rubia preferida tienes el sabor sólo es cuestión de práctica y de tener un buen
bailarín a tu lado que te guíe, me pregunto si tu señor baila bachata, él podría enseñarte.

—Sobre todo Reinaldo bailando bachata, lo dudo mucho, es más dudo que escuche ese
tipo de música —le digo.

—Sí, debe escuchar música Cristiana seguramente. Se burla de mí la muy malvada.

—No digas eso Heily, que feo. La música Cristiana trae paz, a mí me gustan algunas
canciones, te las voy a enseñar un día de estos ya vas a ver que te gustará tanto o más que
tu Romeo.

— ¿Señorita al levantarte de la cama te golpeaste la cabeza? —Pregunta. —Nada
supera a mi lindo Romeo Santos. Y otra cosita hoy no habrá gym porque me duele todo mi
hermoso cuerpo, ya hice el suficiente ejercicio con Santiago —me dice con picardía.
—Entonces saldré a caminar, eso me gustó más que el gym. Voy a comer pastelitos de
pizza así que no me esperes para desayunar. —Salgo, pero no antes sin escuchar a Heily
gritar: tráeme tres por fis.


Mi paseo estuvo entretenido hoy, habían varias personas caminando y muchos de ellos
con sus perritos, que belleza esas cositas peluditas, algún día tendré el mío para
comérmelo a besos y jugar con él, le llamaría Terry o tal vez Spike; pero si es niña le
pondré Coqueta porque le compraré vestiditos y le pondré lacitos para que se vea hermosa.
Eso será en un futuro lejano porque mi nuevo jefe jamás me dejaría tener un perrito en su
casa y para dejarlo aquí solito con Heily ¡no gracias! No sé quien sufriría más si Heily o el
perrito —eso me causa risa y suelto una carcajada.

— ¿Hilary ahora te ríes sola, no me digas que mi amorcito te está pegando su locura?
—Pregunta Santiago.

—Santiagooo… escuche eso —grita Heily. —Yo no estoy loca bueno sólo un poco;
pero por ti amor —le dice.

—Chicos ustedes dos me empalagan con tanto amor. —Y no, no estoy loca sólo recordé
algo que me causó gracia —les digo.

—A bueno Hil… Tenemos que comentarte algo, hoy mi amorcito quiere que salgamos
a cenar y él invitó a un buen amigo que trabaja con él en la Constructora ¡Vamosss siii! —
Insiste.

—Está bien, hoy estoy de ánimos y bueno ya el lunes empiezo una nueva rutina así que
distraerme hoy me hará bien —respondo.

— ¿Amiga estás segura que me veo bien así? Llevo preguntándole esto a Heily
desde que salimos de casa, sé que ya está harta porque me grita ¡siiii Hilary estás perfecta!
—Pego un salto. —Amor no grites, casi choco —le dice Santiago. Que bueno que el
amigo de Santiago llega al lugar más tarde si no que pena me hubiese hecho pasar. —Eres
una gritona de lo peor Heily, no te vuelvo a preguntar nada —le digo. Está bien sé que
muchas veces soy insegura pero mi amiga a veces me pone de malas con su carácter
obstinado.

Llegamos al lugar, es un mirador, hay varios restaurantes muy lujosos, veo que
Santiago se estaciona frente a uno de ellos que se llama “Delirious”, nos bajamos del auto
y entramos al lugar. Este sitio es realmente hermoso, que bueno que Heily y yo decidimos
traer vestidos. Tengo un vestido rojo de straple hasta la rodilla, me queda muy apretado,
Heily me dijo que se me veía un gran trasero con él y que se ven todas mis curvas a la
perfección y como no es raro en ella, me dio una nalgada luego de decirme “eres una perra
sexy”. Me siento sexy esta noche así que hoy si puedo decir que le creo a mi amiga, tengo
mi largo cabello rubio en hondas, mi maquillaje es suave; pero hoy si deje que Heily me
aplicara el labial rojo, sólo porque así combinaría con mi vestido, no podía creer a la
mujer que vi en el espejo. Ya veo que tengo que empezar a sacarme partido.

Nos recibe una chica muy simpática. —Buenas noches sean bienvenidos si gustan
seguirme. Nos ubica en una mesa en la terraza, se ve la ciudad, también se ve la luna, es
muy hermosa la vista —señorita estamos esperando a otra persona, por lo pronto sólo
traiga unas bebidas —dice Santiago. Pedimos dos Cosmopolitan para nosotras y él pide un
Whisky. Mientras estamos en la mesa Santiago recibe una llamada, Heily y yo prestamos
atención. —Hola Mauricio te estamos esperando, si en “Delirious”, está bien sube estamos
en la terraza —le dice. Luego cuelga la llamada.

— ¡Aquí viene mi hermanazo! —Dice Santiago. Me doy la vuelta para saber de quién
se trata, claro es su amigo Mauricio, es un hombre de estatura normal pero muy
musculoso, tiene una camisa de vestir manga larga que le queda muy bien, combina con
sus ojos azules y su sonrisa es perfecta. Últimamente he conocido hombres muy
simpáticos esta no es la excepción, él recorre la mesa y toma asiento frente a mí.

—Buenas noches, amigo preséntame a estas hermosas damas y disculpen si llegué
después de ustedes, es que tenía que atender otro asunto —nos dice.

—Bueno Mauricio te presento a mi encantadora novia, Heily y ella es su mejor amiga
Hilary.

Se queda observándome fijamente, extiende su mano, se la tomo, no me la suelta de
inmediato; pero a diferencia de Reinaldo, él no me hace sentir nada, aparto mi mano. Se
acerca la joven que nos atendió ¿qué van a ordenar señores? —Pregunta. Hay una cantidad
de platos que se ven divinos pero opto por el “Cordon Bleu”, ya que tengo tiempo sin
comerme uno. Mauricio pide su comida y otro whisky.

Cenamos tranquilamente, todo estaba delicioso, ninguno dejó nada, le pedimos dos
Cosmopolitan más a la mesera y enseguida nos lo trae. Mauricio y Santiago empiezan a
contar sus historias de vida, el cómo fue que se conocieron y la vez que Santiago se
emborrachó en una de las fiestas de la Constructora y terminó desnudándose y lanzándose
a la piscina —Heily lo mira con la boca abierta, yo no puedo evitar reír.

Llevamos una hora conversando y la brisa corre más fuerte; pero se siente muy bien en
mi piel. Siento la mirada de alguien sobre mí y volteo para ver quién me está observando.
¡No puede ser! Es el “bombón asesino” mirándome fijamente, siento que mi cara empieza
a arder, siento un millón de mariposas en mi estómago, bebo todo mi Cosmopolitan para
sentirme más segura pero al parecer el alcohol no hace ningún efecto con mis nervios ¿por
qué de todos los lugares preciso tengo que encontrármelo aquí? —Me pregunto. Y tengo
mis labios rojos como todo una felina, seguro va a pensar que una mujerzuela va a cuidar
de su hijo. ¡Trágame tierra!

—Heily, mira quién está aquí y no ha dejado de observarme, tengo los nervios
destrozados —le digo con voz entrecortada.

— ¿Qué sucede Hil? ¿Ya se te subió el cosmo? ¿Quién dices que te observa? —
Pregunta.

—Reinaldo, el “señor nalgón”, mi nuevo jefe, está en la mesa del fondo y no ha dejado
de mirarme, me siento vigilada y eso me cohíbe —le digo.

— ¡Amigaaaa! ¿Ese hombre es el señor del que tanto hablas? —Pregunta sorprendida.
—Ya veo porque tienes esas hormonas alborotadas, está para comérselo, ve a saludarlo
Hilary es tu oportunidad de ligar, no están en el trabajo y no veo a ninguna mujer ahí —
me dice.

—No Heily estás loca, no tiene porque importarme sólo es mi jefe, bueno hoy no es mi
jefe porque empiezo a trabajar con él, el lunes pero me quedaré aquí sentada —le digo.

—Hil, estás poniéndote pálida — ¡Madre del Divino Dios! Se dirige hacia nosotros,
creo que vas a tener que respirar amiga, si no te va a dar un colapso aquí mismo.

Mis manos empiezan a sudar, casi no puedo respirar ¿por qué tiene que venir? No es
como si fuéramos íntimos amigos, siento que mi estómago hace un baile, no debe ser
normal que una persona te ponga tan jodidamente nerviosa, me intimida, es tan
interesante, se ve tan imponente, ese traje le queda increíble, apretado en las partes
correctas, esos brazos ¿algún día me sostendrá con ellos? —Basta Hilary ya está aquí,
respira y cálmate, pongo mi mejor sonrisa y lo miro a la cara.

—Buenas noches, Hilary dicen por ahí “que si la montaña no viene a mí, tengo que ir a
ella”. — ¿Cómo te va? Te veo muy elegante esta noche —me dice con una sonrisa en su
rostro.

—Hola Reinaldo, estoy muy bien gracias ¿tú cómo estás? Por cierto te presento a mis
amigos, ella es Heily mi mejor amiga, su novio Santiago y él es Mauricio.

—Un gusto en conocerlos chicos ¿me permiten un momento con Hilary? —Pregunta.
—No se las robaré por mucho tiempo —dice mirando fijamente a Mauricio.

Me da la mano para ayudarme a levantar de la silla, me guía hasta llegar a una parte de
la terraza que está vacía. Huele mejor que nunca ya echaba de menos ese rico aroma
irresistible, se me acerca y doy un paso atrás quedando presionada a la terraza que da a
toda la vista de la ciudad, me toma del brazo ejerciendo presión; pero no tan fuerte como
para hacerme daño, trato de soltarme pero me toma más fuerte, lo escucho respirar
profundamente.

— ¿Ese tipo es tu novio? —Respóndeme.

— Perdón… — ¿acaso eso importa? —Pregunto.

—Sí, a mí me importa Hilary porque tú vas a vivir en mi casa y vas a cuidar a mi hijo,
no quiero ver hombres merodeando por ahí, no quiero que estés dando espectáculos
delante de mis hijos —me dice.

—No sé tú por quién me tomas Sr. Reinaldo y no él no es mi novio, lo acabo de
conocer —si para eso me trajo aquí ya puede quedarse tranquilo.

Me muevo para salir de su paso pero él me regresa, me vuelve a presionar contra la
terraza.

—No niña aún no he terminado. Su voz suena sexy, necesitada, no sé como describirla,
hace que me tiemble todo mi cuerpo. —Mira Hilary desde que te vi en mi casa trate de
mantener mis pensamientos a raya porque es lo correcto; pero hoy me la pones muy
difícil, te ves sexy como el infierno —me dice. ¿Cómo pretendes que pases desapercibida
ante mí? —Pregunta. Toma mi cuello y siento que la piel se me eriza, creo que va a
besarme ya que no quita la mirada de mi boca. —Tienes la boca más sensual que haya
visto, esos labios llenos y rojos invitan a pecar, te das cuenta que quiero mantener la
distancia pero no me ayudas.

Quita su mano de mi cuello y la baja a mi cadera apretándola fuertemente, se me escapa
un gemido suave que sé que no le es indiferente ya que sonríe. —Tu cuerpo responde a mí
Hilary y créeme estoy tratando con todas mis fuerzas de controlarme para no cometer una
locura que complique las cosas entre nosotros, moriría por recostarte en ese sofá de ahí y
follarte hasta dejarte sin sentido. ¿Qué acaba de decir? Siento que mi ropa interior quedo
empapada por completo. No consigo palabras, me ha dejado muda, toma con su otra mano
mi cara, la acaricia y baja hasta mi boca tocando con su pulgar mi labio. —Deseo probar
estos labios; pero me temo que ya te quité mucho tiempo, lo dejaremos para otro
momento. Se separa de mí y da media vuelta pero antes logro decirle: —Ni lo sueñe señor
—él me sonríe con esos hoyitos encantadores y me guiña un ojo. Sí, definitivo tendré que
empezar a llevar en mi cartera varios cambios de ropa interior.

Maldito hombre, vino me provocó y ahora estoy más caliente que nunca ¿por qué mi
cuerpo tiene que reaccionar a su tacto? Tengo que ser fuerte, él no podrá conmigo, jamás
estaría con un hombre que ya tiene mujer, no debería insinuarse, debería mantener la
distancia, voy a trabajar para él, acaso no comprende la magnitud de las cosas. Uno de los
dos tenemos que tener la cabeza fría para no caer en ninguna tentación y creo que esa seré
yo.

























Capítulo 6

Lunes, 27 de octubre de 2014

Llegó el día tan esperado, hoy empiezo a trabajar en casa del “bombón asesino” no sé
que me espera; pero debo mantenerme serena para dar lo mejor de mí, sólo espero
llevarme bien con los niños eso sería de gran ayuda, claro que también espero que la
señora Regina me trate bien, no puedo darle motivos para que no sea así.

Ya tengo todo preparado para irme, en mi maleta metí lo esencial, de todas formas el
fin de semana regreso. Llamo el taxi con media hora de anticipación, no quiero llegar
tarde a mi primer día de trabajo.

—Señor buen día, por favor lléveme a la parte alta de la ciudad, específicamente a
la “Garden House Residencial“.

—Si señorita enseguida —me dice el chofer.

En el camino a la residencia siento que mis nervios van creciendo poco a poco,
espero verme bien para mi trabajo. Llevo puesto uno de los vestidos que compré la
semana pasada, es de flores, con cuello V, entallado en la cintura y acampanado, me queda
un poco más arriba de la rodilla, mis sandalias bajitas muy cómodas, mi cabello lo recogí
en una media cola con risos en las puntas. Aprovecho que el señor se detuvo en un
semáforo para verme en el espejo y aplicarme un poco de brillo labial, mis ojos verdes hoy
se ven más grandes, no sé por qué, tal vez sea la misma ansiedad y lo asustada que
estoy.

—Señorita, llegamos… Necesita decirle al vigilante hacia donde se dirige —me
dice el chofer.

—Sí, buenos días señor me dirijo a casa del Sr. Reinaldo González —le digo.

—La familia González, perfecto señorita, siga la están esperando —responde.

Esta residencia es maravillosa, una casa más grande que la otra, bueno casa no
debería decirle porque son mansiones en realidad, todo por aquí es lujoso y ni hablar de
los autos que aparcan frente a cada una de las casas.

—Señorita, ya estamos aquí, son 150 bsf —me dice.

—Gracias señor que tenga un buen día —le digo y me bajo.

Respiro profundo, luego tomo mi maleta para rodarla hasta la gran puerta de madera
que está frente a mí y recuerdo que todo en esta casa es puro lujo. Es una casa de estilo
italiano, con una enorme sala, escaleras hechas con mármol, 7 habitaciones, 10 baños, una
cocina increíble hecha con mármol ¡ahí si me voy a sentir en las nubes cocinando! Tiene
una piscina enorme en la parte de atrás de la casa, un bar, chimenea, una terraza, jardines
hermosos, un sótano, sala de juegos, un gimnasio y la verdad no recuerdo que más pude
observar la primera vez que estuve aquí. Supongo que debo acostumbrarme a esta vida de
ricos.

—Srta. Hilary ¿cómo está? Siga adelante la están esperando en la sala. Permítame
su equipaje, yo me encargo de él —me dice Augusto.

—Sr. Augusto, estoy muy bien gracias espero que usted también lo esté —si
vamos, le digo.

Voy camino a la sala y puedo escuchar varias voces conversar pero en particular
escucho una que dice:

—Reinaldo como se te ocurre contratar a una niña de 21 años para cuidar a Jeremy
¿por qué no me lo dijiste antes? A esa edad y con suerte sabrá cuidarse sola —dice
Regina.

—Permiso —disculpe señora pude escuchar lo que decía y no tiene de que
preocuparse, he aprendido a cuidarme sola desde muy niña, así que voy a cuidar muy bien
de su hijo —le digo.

Ella me mira de arriba abajo detenidamente, está estudiándome, sé que no le gusta
lo que ve porque al mirarme fijamente ni sonríe, está seria o más bien diría que acabó de
chuparse un limón porque su rostro es muy amargo, a simple vista se ve que es una mujer
amargada y pretenciosa. Está vestida de los pies a la cabeza impecable con ropa de marca
y es más plástica que una barbie, pero si su boca parece la de un pato, su cabello parece un
cerro encendido casi me quedo ciega al verla, un rojo muy llamativo, ojos azules, no es
muy alta, está usando unos tacones como de unos 15 cm, su piel está muy bronceada.

—Señorita, siga y tome asiento —me dice.

Me siento en uno de los sofás lujosos de cuero blanco y de fina madera tallada, la
verdad son muy cómodos, lo que no es para nada cómodo es tener a estás cuatro personas
observándome como si fuera un bicho raro, miro a Reinaldo y está serio, no encuentro
ninguna expresión en su rostro, sigo observando y veo dos niños sentados uno al lado del
otro. El niño es digno hijo de su padre, es hermoso, tiene la misma rayita en la quijada que
su papá, lo que no puedo ver es si tiene esos hoyitos en las mejillas, ya que no lo he visto
sonreír. La niña, que no le diría niña porque es enorme, no se parece mucho a Reinaldo y
tampoco a Regina ¿será adoptada? Tiene el cabello castaño oscuro hasta los hombros, sus
ojos son de un color impresionante, no puedo creer que existan ojos así, son de un
amarillo intenso, muy hermosos, es delgada y su piel se ve un poco bronceada por el sol,
tiene la nariz respingada y la mueve de una forma que me hace recordar a “hechizada”, es
muy bella.
—Hola Hilary, días sin verte me alegro que te hayas presentado —me dice Reinaldo
con una media sonrisa en su rostro.

—Gracias Sr. Reinaldo; por supuesto no quiero perderme está oportunidad, además
soy responsable, le di mi palabra y aquí me tiene —le digo con seguridad.

—Así se habla señorita —me dice. —Ahora si a lo que vino Hilary, te presento a
Jeremy, mi hijo de 6 años, de él es de quién te vas a hacer cargo y ésta es mi hija Reina
Anthonella, ella tiene 14 años, como te dije a Reina sólo la vas a vigilar, ella ya puede
encargarse sola de sus cosas. —Papá quiero a Bárbara de nuevo en casa ya estábamos
acostumbrados a ella, nuevo personal no me gusta, es como empezar de cero otra vez —
dice Reina indignada.

—Reina, tú ya sabes que Bárbara se tuvo que ir de emergencia para su pueblo y no
puede volver hasta que su padre se recupere. No pueden quedarse solos y lo sabes, Hilary
ya está contratada, ella cuidara de ustedes y ya está decidido —la reprende Reinaldo.

— ¿Yo no tengo voz, ni voto aquí? —Pregunta Regina. —Reinaldo sigo insistiendo
la veo muy joven para toda está responsabilidad, recuerda que no estaremos mucho en
casa y es ella quién cuidara de los niños y los alimentará, pero a sus 21 años ¿qué puede
saber cocinar esta niña?

—Sra. Regina deje de hablar como si yo no estuviera aquí. Estoy preparada para
ambos trabajos, sino no me hubiese presentado, sólo deme una oportunidad para
demostrárselo, además el Sr. Reinaldo me dio un periodo de prueba de un mes.

—Bueno Hilary está bien vas a tener tu oportunidad pero cualquier error y te vas —
me dice Regina.

Reina se levanta del sofá y sale de la sala a paso firme, tiene su carácter la niña ¿en
dónde me he metido? —Pienso.
—Hilary lo siento por su comportamiento, pero es de entender, Reina se llevaba
muy bien con Bárbara, la extraña, sé que tú te la vas a ganar a ella y a mi hijo —dice
Reinaldo.

El niño es tan tranquilo que no sé si lo disimula porque están aquí sus padres o
porque de verdad es un angelito, no ha dicho ni una palabra desde que llegué; pero me
imagino que luego lo hará.

—Hilary vamos a mi despacho necesito darte algunos detalles —dice Reinaldo.

—Voy a ducharme cielo en 40 minutos estaré lista para irnos —le dice Regina. —
Hilary bienvenida pero ya sabes te voy a estar vigilando —me dice.

—Si Sra. Regina, ya lo sé —le respondo. —Vamos Sr. Reinaldo deme los últimos
detalles para empezar con mi trabajo aquí —le digo.

Cierra la puerta de su despacho detrás de mí, luego me pide que tome asiento.

—Hilary hoy vas a tener el día entero para que convivas con los niños, hoy no van a
ir al colegio, se incorporan a partir de mañana. —Quiero explicarte que Jeremy no habla
mucho lo hemos llevado a varios Psicólogos pero dicen que esa es su personalidad, que a
medida que vaya creciendo irá cambiando. —Bárbara tampoco pudo hacer que cambiara
su forma de ser, debes tenerle mucho cuidado y contarle su cuento cada noche, no lo
puedes olvidar. —Reina es diferente es una niña explosiva, extrovertida, le gusta traer a
sus amigas a casa, hacer pijamadas, bañarse en la piscina con ellas y puedes llegarte a
estresar en ese momento porque piden muchas cosas para comer. Sé que vas a estar a la
altura de las circunstancias porque tienes las ganas —me dice mirándome fijamente.

—Si Sr. Reinaldo no se preocupe por lo de Reina, sabré manejar la situación y
referente a Jeremy voy a estar muy pendiente de él —le digo.

—Volviste a llamarme señor y creo que te dije que quería que sólo me llamaras por
mi nombre.

—Si lo sé Reinaldo, pero no podía hacerlo delante de tu esposa, ella podía mal
interpretar las cosas.

—No te preocupes por ella. Ella sabe que me gusta que mi personal se sienta en
confianza, me gusta que todos me traten como su igual, no me gusta que me teman, se
supone que todos vivimos bajo el mismo techo.

—Perfecto Reinaldo así te llamaré de ahora en adelante ¿algo más? ¿Me puedo
retirar a mi habitación? Me gustaría arreglar mis cosas antes de empezar mi trabajo —le
digo.

—Otra cosa, Augusto ya se encargó de ir al supermercado, compró todo lo de la
lista que Bárbara había dejado, si tú necesitas algo más no dudes en pedírselo a él —me
dice.

—Así lo haré —le sonrío.

Me levanto de la silla para salir del despacho; pero siento un cuerpo aproximándose
a mí. —Espera Hilary —me susurra al oído. ¡No otra vez! Por favor no quiero que me siga
provocando como la otra noche, no en su casa, no con su esposa en el piso de arriba —no
Reinaldo por favor aquí no —le digo. — ¿No qué Hilary? —Pregunta.
—Sabes a que me refiero, no quiero que me sigas provocando —lo digo en serio
Reinaldo.
—No quiero seguirte provocando Hilary. Sólo quiero terminar lo que empecé —me
dice jadeando.
¡Madre de Dios! — ¿Acaso me dijo eso? ¿Cómo es posible que me tenga con sólo
unas pocas palabras? él quiere terminar lo que empezó en aquel restaurante pero esta vez
estamos aquí en su casa y esto es una locura. Jadeo ya que mi respiración es dificultosa en
estos momentos, él sigue con su tortura.
—Estás agitada Hilary sólo mira como te pongo, tú lo deseas lo sé, deseas que te toque,
deseas que bese cada centímetro de esa piel perfecta, deseas que te posea ¿no es así? —
Pregunta.

Si lo que dijo antes me sorprendió, esto me dejó hiperventilando, mis manos sudan,
siento demasiado calor, sé que mi cara debe estar roja porque me arde, mis rodillas se
debilitan, sino es porque él me sostiene creo que ya estuviera en el piso, mi boca se hace
agua y como no es raro me siento empapada “ahí abajo”.
—Noo, noo, no Reinaldo —tartamudeo. —Y si así fuera de todas formas esto no
está bien —le digo.
—No está bien… no es suficiente para mí —me dice.
Me toma del cuello con su mano izquierda, luego con la derecha toma mi mentón y
levanta mi rostro, aquí viene lo que me temí que sucedería. Pone sus labios sobre los míos
muy suavemente, pero luego ejerce un poco más de presión, chupa mi labio inferior y lo
muerde, siento que me voy a desmayar, todo me da vueltas. Heily tenía razón cuando
decía que se sentía mareada al besar a Santiago, él sigue comiéndome la boca despacio
pero después el beso cambia, mete su lengua dentro de mi boca, me siento invadida; pero
me gusta lo que hace, se la chupo por instinto y lo escucho gemir, quita su mano de mi
cuello, toma fuerte mi cadera, pongo mis manos en su cuello y lo acerco a mí,
entrelazamos nuestras lenguas, nuestra respiración es muy agitada, siento que la mano que
puso en la cadera la mueve a mi nalga y la aprieta para pegarme hacia él y así sentir aún
más su grande erección. Me asusto no puedo seguir con esto, interrumpo el beso.
—Lo siento Reinaldo, esto no tenía que pasar —le digo.
Salgo rápido de ahí, cierro la puerta y me dirijo enseguida a mi habitación, veo mi
maleta a un lado de la puerta, la tomo y luego entro. Me acuesto en mi cama mirando el
techo, mi pecho sube y baja sin parar, estoy muy excitada, llevo mi mano a mis labios y
los acaricio, no debí dejar que esto sucediera, pero a quien engaño fue el mejor beso de mi
vida.





















Capítulo 7

Salgo a la cocina por un vaso de agua y para inspeccionar más a fondo lo que va a
ser mi área de trabajo, estando aquí moviéndome con mayor naturalidad me doy cuenta
que es mucho más grande y cómoda de lo que me imagine —Guau esta nevera parece de
otra galaxia tiene cuatro puertas y es digitalizada ¿cómo diablos funcionará esto? Abro las
dos primeras puertas de la parte superior y está completamente llena, al menos no tendré
que preocuparme porque algo me falte para cocinar. Tomo una jarra con jugo de naranja
ya que no vi agua. Suenan unos pasos que se dirigen hacia acá.
—Hilary muero de hambre —me dice Reina con un tono de prepotencia. —Quiero
tocino, huevos batidos, mi yogurt dietético, mis tostadas con mermelada y no se te olvide
mi capuchino de vainilla con crema de leche —me lo llevas afuera a la terraza.
—Si señorita, con gusto, enseguida lo preparo. —Y se dice por favor, mocosa
maleducada —pienso.
Llevo su desayuno, lo pongo sobre la mesa y veo que se me queda mirando ¿será
que tengo monos en la cara?
— ¿Pretendes quedarte toda la mañana viéndome comer? —Pregunta. —Mejor ve
al cuarto de mi hermano de seguro te necesita.
—Si claro señorita, con permiso y buen provecho —le digo.
Es insoportable y tan maleducada, pareciera que no tuviera educación o tal vez se
comporte así porque no está acostumbrada a personas que no conoce en su casa. Espero
cambie su actitud en los días por venir —pienso.
Llamo a la puerta de Jeremy varias veces, pero no obtengo respuestas y sin pensarlo
mucho entro a la habitación. Es la típica habitación de un niño rico, juguetes regados por
todas partes, hay un largo y hermoso tren al lado de su cama, tiene una laptop, video
juegos, me acerco a su cama, es grande de madera, es curiosa ya que tiene forma de un
auto, específicamente es una cama de un Ferrari —guau… se mueve para observarme, no
quita su mirada de mí, puedo ver que se siente incomodo con mi presencia.
—Ven Jeremy a levantarse de la camita, por cierto que linda cama tienes, vamos
cielo —le digo.
— ¿Puedo preguntarte algo? —me dice.
—Claro cariño lo que tú quieras —le acaricio su cabello para que se sienta seguro.
— ¿Por qué pareces un Ángel? ¿Acaso papá Dios te mando a cuidarme? Pero ¿Por
qué Bárbara me dejó? Ella me dijo que jamás se iría ¿tú te irás también? —Pregunta.
—No cielito, no me iré, aquí me tendrás para cuidarte siempre —lo apapacho fuerte.
¿Sabes? Tengo una amiga que le gustan mucho mis abrazos de oso ¿quieres uno? —
Pregunto.
—Sí, por favor —me responde con una sonrisa.

Bajamos a la cocina para darle de comer a mi nuevo “príncipe azul de Ferrari rojo”.
Es un amor de niño, él ha hablado conmigo, siento que ya tiene más confianza, al menos
ya no se ve nervioso. Pienso que lo de su problema es la falta de cariño, sus papás casi
nunca están y su hermana casi no lo toma en cuenta, pero desde ahora me tendrá a mí para
divertirnos, lo haré un niño más feliz y seguro de sí mismo. ¡Prometido!

Son las 2:00 pm y aún es temprano, me siento un rato en la terraza para leer ya que
tengo un descanso, Jeremy se acabó de dormir. Este libro “Fallen Too Far – Abbi Glines”
que me prestó Heily es una historia de romance, me gusta pero está un poco fuerte, me
dijo que son 9 o más libros de esta saga, que cada vez se ponen más interesantes, ya me
estoy sonrojando con este, no me puedo imaginar que será con los otros, estoy mirando
para todas partes como si alguien pudiera ver lo que leo ¡que paranoica! Escucho un grito
¡Hilaryyyy!
—A ti te pagan para que trabajes no para que estés leyendo —me dice Reina. —Voy
a estar en la piscina con mis amigas Valentina y Julieta, así que debes estar pendiente por
si queremos algo.
—Si Srta. Reina estaré al tanto de lo que necesiten —le digo.
Mocosa malvada ya me tiene obstinada con sus formas. Cuando me saque de mis
casillas va a saber quién soy, no puede seguir tratándome así —pienso.

Toda la tarde me la he pasado en el área de la piscina con estás señoritas, se ríen,
tienen sus charlas de chicas, casi toda su conversación es acerca de un chico llamado Juan
David, todas deben estar loquitas por él. Escucho una vocecita soñolienta detrás de mí.
—Aquí estás niño guapo ¿cómo dormiste cariño? —Pregunto.
—Bien Hilary, soñé con carros de carrera —me sonríe y hace el sonido del auto con
su linda voz ¡runnn, runnn! —Hil… ¿puedo meterme en la piscina? Tengo mucho calor
—pregunta.
—Claro cielito vamos a nadar un rato, vamos a ponernos los bañadores —me
detiene una voz chillona.
— ¿Tú piensas meterte a la piscina con Jeremy? —Pregunta Reina. —Jeremy sabe
nadar y Bárbara lo dejaba entrar solo a la piscina —me dice cruzándose de brazos.
—Bárbara ya no está aquí Reina —le digo. —Ahora estoy yo y tengo calor,
también quiero nadar ¿Jeremy tú no quieres que entre a la piscina contigo? —Pregunto.
—Si Hil, sí quiero que nades conmigo por favor —me susurra.
—Lo siento Reina, sí vamos a nadar —le digo dedicándole una sonrisa hipócrita.
¡Muajaja… gané!
Voy con Jeremy a mi cuarto en busca de mi traje de baño de dos piezas azul
turquesa, luego nos dirigimos a la habitación de Jeremy para cambiarlo y buscar su toalla
y accesorios de bucear, bueno sus lentes de ver bajo el agua y el respirador, le digo que me
espere unos segundos para entrar al baño y cambiarme.
Nos dirigimos a la piscina y las “chicas súperpoderosas” se levantan de la mesa para
retirarse a la habitación ¡mucho mejor!
—Cariño tenemos la piscina toda para nosotros —aplaudo y le sonrío.
— ¡Yupiiiii! Ven Hil vamos entrar —mira como consigo el mejor clavado de todos
—me dice.
¡Mi amor! Su clavado me pone un poco nerviosa, pero cuando veo que es un
nadador experto dejo de preocuparme. Entro a la piscina con él, jugamos, nadamos,
hacemos competencias de respiración bajo el agua. Me provoca nadar como una sirena,
esta piscina es enorme así que lo haré. Cuando llego a las escaleras para salir escucho a
Jeremy decir: —papi, papi le gané a Hil en todos los juegos. ¡Ups! Que vergüenza y yo
con está pinta. Estoy subiendo las escaleras de la piscina mojada de la cabeza a los pies,
me siento tan expuesta, lo observo y sé que me está comiendo con la mirada, puedo sentir
sus ojos sobre todo mi cuerpo, me dirijo a la mesa y enseguida me envuelvo en la toalla.
— Con que mi hijo te ganó nadando —me sonríe con esa dentadura perfecta y los
hoyitos se le marcan más que nunca.
—Si Reinaldo tu hijo es muy buen nadador, espero no haya problema en que me
metiera en la piscina. Por cierto pensé que llegarías más tarde —le digo.
—No hay problema, mientras cuides a mi hijo y lo hagas sonreír como ahora, está
perfecto. —Son las 6:00 pm Hilary, ya veo que la pasaron muy bien que hasta se les
olvidó el tiempo —me dice.
—Papi… sí, estuvo muy divertido, mi ángel es muy divertida —dice Jeremy. —
Hil… me suenan mis tripitas estoy hambriento — se toca su pancita.
—Voy a prepararte algo delicioso cielito, bueno prepararles —les digo.
—Escucho a Reinaldo decirle a Jeremy ¿cómo es eso de ángel? —Bueno mejor
luego me lo explicas hijo. —Hilary hoy sólo cenaremos cuatro, Regina va a trabajar hasta
tarde —me dice.

Después que ya todos cenamos, subo a la habitación con Jeremy para ponerle un
rato su programa favorito. Mientras voy a ducharme, me pongo mi pijama de pantalón y
camisa para estar más fresca, peino mi cabello mojado, luego me dirijo a la habitación de
Jeremy para contarle su cuento.
—Cariño ¿qué quieres que te lea? —Pregunto.
—Pone su mano en la quijada para pensar — ¿Qué tal si por hoy inventas un
cuento? —Pregunta. —Bárbara solía hacerlo —me dice.
—Mi niño creo que no soy buena con eso, pero voy a improvisar —le digo y sonrío.
Bueno aquí voy:

Érase una vez un piloto de carreras que tenía la pasión de ser el mejor corredor de todos. Él imaginó siempre que
cuando estuviera en competencia toda la gente gritara su nombre ¡Jeremy el Mejor! ¡Siiiii! Amaba el sonido de los
motores a toda potencia, la adrenalina que sentía al correr jamás lo hacía detenerse y siempre iba hacia la meta.
Este chico Jeremy soñó que si tenía toda la disciplina y coraje, podría conseguir ser el mejor del mundo y es así
como el valiente hombre pudo conseguir su sueño; por supuesto no puede faltar la linda chica que siempre estuvo
esperándolo en la meta. ¡Fin!

—Hilary me encantó esa historia y ese chico tiene mi nombre. Quiero ser ese
Jeremy y ser el mejor de todos —me dice con entusiasmo.
—Si cariño así va a ser —beso su cabeza y salgo de su cuarto.

Una mano me toma del brazo y me aprieta hacia él, pero que caraj… no puedo
terminar la frase porque siento unos labios sobre los míos, unos hambrientos labios, me
acorrala contra la pared, me besa con toda la pasión con la que jamás me han besado,
nuestras lenguas van a su encuentro, nos succionamos, nos mordemos, trato de separarlo
para poder respirar pero no me deja, gimo en su boca porque no encuentro otra forma para
respirar, cuando siente que si no se detiene me asfixia “literal” se separa de mí. —Hilary
me tienes encantado, fascinando, pude escuchar lo que le decías a mi hijo, eso fue una
buena historia —me guiña un ojo y le sonrío. Vuelve a tomar mi cara, me da un beso
corto, baja a mi cuello, pasa su lengua y me chupa —jadeo.
—Reinaldo detente nos pueden ver —le susurro.
—Me importa un carajo si nos ven, Hilary —quiero tenerte.
—Estás loco… tu hija está al otro lado del pasillo. Imagínate que salga Jeremy o
peor aún que nos vea Regina —le digo.
—Ella llega tarde preciosa, sólo déjame hacerte sentir bien, déjame hacerte venir,
desde que te vi en la piscina me tienes duro, he tenido que disimular está erección en la
cena delante de mis hijos ¿qué es lo que me haces? —Pregunta.
No puedo ser tan débil, tengo que alejarme, ésta es su casa, es donde vive con su
familia, no puedo ser tan mala persona, él me pregunta lo mismo que me he estado
preguntando yo todo este tiempo ¿qué es lo que me hace? Son la misma incógnita sin
ninguna respuesta, esto se nos puede salir de las manos. Me suelto de sus brazos y camino
rápido a mi cuarto antes que pueda arrepentirme de algo.
Abro la puerta, logro entrar pero él la empuja, es mucho más fuerte que yo así que
no puedo detenerlo.
—Ven acá cosita rica, de mí no te vas a escapar, entre más huyas más atraes mi
atención —me dice.
Me pega contra la pared, me toma una pierna y la envuelve en su cintura, gimo al
sentir su erección en todo mi centro, me besa con lujuria y se presiona aún más sobre mí,
no puedo evitar gemir fuerte, siento un ardor muy fuerte en mi vagina —lo sé mi amor, sé
lo que necesitas justo ahora y yo te lo voy a dar —me susurra. Siento que mueve mi
pijama, separa mi ropa interior, mete un dedo y acaricia los pliegues, siento que presiona
mi clítoris —por favor Reinaldo, por favor… —es lo único que logra salir de mi boca.
¡Shh, shh! —tranquila preciosa todo a su tiempo, quiero hacer algo que he querido hacer
desde que te vi —me dice. Sube mi camisa, toma mis dos pezones con sus manos y los
aprieta, pego un grito pero no de dolor sino de deseo, mete un pezón en su boca y lo
chupa, luego hace lo mismo con el otro. —Vas a matarme, son perfectas, tienes unas tetas
hermosas y me divertiré mucho con ellas, pero eso lo disfrutaremos luego, tengo muchas
ganas de probarte —me dice inhalando fuerte.
¡Madre del Divino Dios! Está arrodillado frente a mí, baja mi pantalón, luego mi
ropa interior y me hace salir de ellos, lo escucho decir: —Tu olor me embriaga, me
domina, me vuelve loco. No me da chance de contestar porque toma mi pierna derecha la
sube a su hombro y entierra su cara en mi vagina. Puedo sentir su lengua devorándome,
esto debe ser el cielo, gimo tan fuerte que creo que los niños escucharon. —Amor haz
silencio o nos van a descubrir —me dice.
Sigue con su tortura, succiona otra vez mi clítoris y siento calambres en mis piernas,
ya no podré estar más de pie —Reinaldo voy a caerme —le digo. —Jamás te
dejaré caer, quiero verte venir en mi boca Hilary, quiero probar toda tu crema ¡dámela! —
Me dice. —Sii por favor siii, no pares Reinaldo por favor no te detengas —le digo
pegándolo aún más a mi centro. Mete un dedo dentro de mí y siento algo que nunca había
sentido antes, puedo sentir que se lo estoy succionando, me aprieto contra su mano para
encontrar más alivio, él chupa más fuerte y ejerce más presión con su lengua para
estimular mi clítoris. Y ahí está, exploto contra él, puedo sentir espasmos en mi centro,
siento que algo me baja, es una gran cantidad de liquido, luego lo escucho tragar. —
Delicioso —me dice lamiendo sus labios. Se levanta, me sonríe y me da un beso.
— ¿tú vas a quedarte con eso así? —Le pregunto señalando su entrepierna, me
sonríe de nuevo. —Hoy se trató de ti cosita rica, él que tú acabaras me dejó ya satisfecho,
iré a echarme un baño y dormir, además Regina no debe en tardar en llegar, me besa y se
va.
Eres una estúpida Hilary, claro después que vino a tocarme y hacerme venir con su
boca, como si nada va a su habitación a tener sexo con su esposa ¡Desgraciado! Pero más
tonta soy yo que se lo permito. Esto no va a volver a pasar, no va a venir a hacer conmigo
lo que quiere y desecharme. Voy a dormir, mañana será otro día, espero que mucho mejor
que el de hoy ¡Eso espero!












Capítulo 8

La claridad de la mañana hace que abra mis ojos, ya es hora de levantarme, los
recuerdos de anoche vienen a mí, ¿lo soñaría? No que va, fue tan real como que aún siento
mi cuerpo un poco débil ¿cómo pudimos llegar a tanto? No sé con qué cara lo voy a ver
esta mañana después de haber tenido su rostro entre mis piernas, me sonrojo de inmediato.
Tengo que hablar con Heily, contarle lo que ha pasado, seguro que me hará sentir mejor.
Al verme en el espejo del baño me veo con un brillo diferente en los ojos, debe ser por las
atenciones que me dio el “señor nalgón”.

—Jeremy cariño a levantarse hoy tienes colegio —le digo.

—Por favor Hilary, no quiero ir al colegio, es muy temprano apenas son las 6:30 am
dame otros 10 minutos ¿sí? Por favor. —Además no me gustan esos niños, se meten
conmigo y gritan demasiado —me dice tapando su carita con la almohada.

—No cariño se nos hace tarde y Esteban nos espera. —Levántate perezosito, ¿se
meten contigo? —Pregunto. —Bueno cuando lo vuelvan a hacer me avisas e iré a
rescatarte, les enseñaré que no deben meterse con mi niño —le hago cosquillas y suelta
carcajadas. Puedo observar los mismos hoyitos de su padre. Escucho cuando se abre la
puerta y es Regina.

— ¿Acaso no tienen otro momento para jugar? —Pregunta. —Jeremy a
levantarse ¡yaaa! —Grita y ambos pegamos un salto. —Y tú ve a prepararnos el desayuno
que se nos hace tarde —me señala con su dedo índice de manicure perfecta.

—Si señora Regina, enseguida —respondo. Ella y su hija no serán parecidas
físicamente, pero sí que se cargan un geniecito de lo peor —pienso.

Voy camino a la cocina cuando alguien llama mi atención, es el “experto en placer”
leyendo el periódico, se ve más hermoso que nunca con ese traje y desde aquí puedo oler
su delicioso aroma. —Basta Hilary es el mismo hombre que anoche te hizo cosas locas
con la boca y luego te dejó para irse con su esposa —pienso. ¡Aléjateee!

—Buenos días Hilary ¿cómo amaneces está mañana? —Pregunta. —Dime si ya está
listo el desayuno para pasar al comedor.

—Buenos días Reinaldo, estoy excelente gracias. En cinco minutos puede pasar al
comedor —le digo.

Están los cuatro en la mesa desayunando en silencio, veo a Jeremy de la misma
forma que lo vi ayer cuando llegué, se ve asustado, no sé porque conmigo es tan hablador,
tan alegre como debe ser un niño de su edad y ahora está tan cohibido, tan nervioso. En
algún momento lo hablaré con él.

Reinaldo no para de mirarme, no sé en qué piensa pero me pone nerviosa. Su esposa
está a su lado y Regina no es tonta ella se va a dar cuenta de que algo ocurre, no quiero
problemas, apenas empecé este trabajo como para quedarme sin él.

—Amor lo de anoche me sorprendió mucho, eres el mejor —le dice Regina. Puedo
observar como ella lleva su mano bajo la mesa y lo acaricia, seguido de una mirada de
odio que me dedica —siento nauseas. Esto se está complicando tengo que hablar con
Reinaldo para que sea más prudente en la manera como me mira y para que no se me
acerque nunca más. Me retiro a la cocina para poder respirar, estaba aguantando la
respiración allá afuera. Reinaldo me toma por detrás de la cintura —lo siento Hilary,
Regina no debió decir eso, estuvo fuera de lugar, créeme no es lo que parece —me dice.

—Mira Reinaldo tú a mí no tienes que darme ninguna explicación, lo que pase entre
tu esposa y tú en la habitación no es asunto mío. Te agradezco que te mantengas alejado
de mí, sólo quiero un trato profesional contigo, deja de confundirme y de jugar conmigo,
no seré la típica mujer que acepta ser la segunda opción ¡déjame en paz! —Con eso me
doy la vuelta para llevar a los niños al colegio con Esteban.




Llega el viernes, estoy feliz, por fin iré a casa a ver a la loquita de mi amiga, sé que
exagero porque han pasado sólo unas días desde que me mude a la mansión de Reinaldo,
pero realmente extraño mi casita, mi cama, mi hogar; aunque sé que me espera el
escándalo de Heily, pero está vez valdrá la pena aguantármela.

Esteban me lleva a casa a las 8:00 pm, le doy las gracias a este buen hombre, ya le
estoy empezando a tomar cariño. Me despido de él dándole un abrazo —adiós Esteban,
cuídate mucho nos vemos el lunes temprano —me sonríe y se vuelve a meter a la
camioneta.

Al entrar en casa me encuentro con Heily y Santiago cenando pizza en la cocina.
Heily pega un salto que casi la hace llegar al techo. —“Mi rubia preferida en el mundo”
—me dice lanzándose sobre mi dejándome sin respiración. —Heily Andreina Andrade —
la reprendo. —Me acabas de fracturar un hueso y me dejas sin oxígeno —le digo. — ¡Ahh
no señorita! Tengo una semana sin verte, no te vas a librar de mi abrazo de oso
“Revolution” —me parto de la risa. Sí, definitivamente ya extrañaba a este ser.






Capítulo 9

Me levanto tarde esta mañana del sábado, hace un día frío, está nublado, así no
vamos a ir a hacer ejercicios, veo mi teléfono y tengo un mensaje de texto del “señor
nalgón” que dice:

<Buenos días para la niña más hermosa de todas, con los ojos más fascinantes del mundo, eres mi primer
pensamiento de la mañana>


—No señor, con eso no me vas a comprar —pienso.

Voy a la cocina a hacer café, tenía la esperanza de que Heily se levantara antes que
yo, pero a quien voy a engañar, “no se le puede pedir peras al olmo”. Voy hacia la
despensa a buscar lo necesario para hacer el café y unos panqueques —escucho una voz
soñolienta.

—Buenos días cocinera estrella —me dice Heily al mismo tiempo que bosteza. —
Ya extrañaba que me consintieras con ricos desayunos ¿qué haces? —Pregunta.

—Estoy haciendo unos panqueques americanos, los que tanto te gustan, pero
señorita primero ve al baño puedo oler desde aquí tu aliento. ¡Asquito! —Le digo
arrugando mi nariz. Se viene detrás de mí y pego una carrera. ¡Aléjate de mí! —Le grito y
suelta su típica carcajada.

—Si señora perfección, seguramente a ti no te huele la boca por las mañanas ¿acaso
vienes de otro planeta? —Pregunta.

—Sé que todo el mundo tiene mal aliento por las mañanas Heily; pero también sé
que todo el mundo antes de salir a conversar con alguien se cepilla los dientes —la
reprendo.

— ¡Uyyy! Hilary, sé que no tengo mamá pero tú la reemplazas perfectamente. Está
bien ya vengo y mi café con dos de azúcar por favor —pone la palma de su mano en su
boca y me lanza un beso, luego me guiña. —Te vas a arrugar jovencita —me dice y cierra
la puerta.

Estamos desayunando en silencio ya que Heily sabe que la hora de la comida se
respeta, no puede empezar con sus alborotos en este momento, desde que llegue a vivir
aquí con ella eso es lo único que ha sabido respetar y se lo agradezco. Al terminar nuestro
ritual en paz y tranquilidad, lleva los platos al fregadero, los lava, los seca, luego los
ordena, no puedo evitar sonreír, verla así tan eficiente es tan raro en ella.

—Heily ven aquí, ahora si podemos hablar y tengo algo importante que contarte —
le digo.

—Si me dices que ya el “señor nalgón” te lo hizo, me va a dar un infarto ¡cuenta ya!
—Dice emocionada.

—No Heily, aún no pasa nada de eso —cierra la boca o te pongo cinta adhesiva —
aquí voy:

—Desde lo que pasó aquella noche en el restaurante, Reinaldo me tiene en sus
manos, bueno a quien engaño, me tiene desde que lo vi por primera vez en la entrevista y
¿cómo evitar no corresponderle? Eso es imposible, bueno tú ya lo viste. Heily me observa
y asiente. El lunes se salieron las cosas de control, cubro mi rostro porque como es
costumbre me puse más roja que la camisa que está usando Heily, estaba saliendo del
cuarto de Jeremy, que es el niño que cuido y me tomó a la fuerza, me acorraló, no pude
hacer nada, no pude decirle que no, me beso tan desesperado, llegó un momento donde
apretó mi nalga y me asuste, jamás nadie me había tocado así y lo empuje para que se
apartara. — ¡Dios Santo! ¿Te fuiste así como si nada? —Pregunta. Si me fui a mi
habitación pero ¿qué crees? me detuvo, entró a mi habitación, cerró la puerta, siguió
besándome, pero esta vez tocó mis senos, se los metió a la boca Heily, no sé cómo
explicarte lo que sentí “ahí abajo”, era como un dolor extraño, como si mi cuerpo hubiera
querido liberarse de algo, él lo sabía porque enseguida bajo a mi vagina. No amiga ya no
puedo seguir contándote muero de vergüenza, pero ya te lo imaginarás.

— ¡Guauu! Tuviste tu primer orgasmo Hilary, te lo dio nada más y nada menos que
el “señor nalgón” ¡que éxito! Linda no debes sentir vergüenza, eso es maravilloso ¿o me
vas a decir que no lo disfrutaste? Esa sería la mentira más grande —me dice.

—Si Heily, eso es lo que me asusta más, que me gustó mucho. Luego fue con su
esposa para que lo ayudara con su erección —le digo indignada.

— ¿Tú cómo sabes eso? — ¡Ash! Ya me cae mal esa vieja —me dice arrugando su
frente.

—Porque a la mañana siguiente ella le dijo en el comedor que lo de anoche le había
sorprendido, después lo acarició. Bueno el caso es que él vino a la cocina detrás de mí
cuando salí huyendo y me dijo que eso no era lo que yo pensaba, le dejé las cosas claras
Heily, le dije que lo que haga él con su mujer a mí no me importa. No quiero tener nada
con él, sólo un trato profesional, nada más, esta mañana me envió un mensaje de texto
pero no le pienso responder, eso sería como aceptar que sigamos con esto que no tiene, ni
pies, ni cabeza.

—Muy bien Hil, así se habla amiga y te apoyo con eso, es verdad, está con esa
señora y tú eres muy linda para aceptar algo así. Además es un viejo, te lleva muchos
años, mejor a buscar un chico sexy de tu edad. Hoy es el día perfecto porque vamos a salir
de fiesta con Santiago y sus amigos —me dice entusiasmada.

—Me anoto, voy a llamar a Andrea y a Martha a ver si se animan, quiero verlas —le
digo con una sonrisa en mi rostro.

La noche es fría, hoy no podemos ponernos tan sexys porque el frío está
insoportable, todas llevamos abrigos; pero eso no nos va a aguar la fiesta. “The View” es
una disco increíble, nos escoltan hacia un ascensor que nos sube a una especie de
penthouse, es lujoso, ya se encuentra lleno, un mesero se acerca, nos guía hacia la zona
vip. Somos 7 personas, Santiago, Mauricio, Carlos, Heily, Martha, Andrea y mi persona.
Pedimos unos mojitos y los chicos piden whisky a las rocas.

La noche va muy bien, todos hablamos, nos reímos, las chicas nos dirigimos a bailar
y fuimos la sensación en la pista de baile, al regresar a la mesa reviso mi cartera y que
casualidad, llamada entrante de Reinaldo, me pongo inquieta ¿ahora qué quiere? —Me
pregunto. No pienso contestarle, les digo a las chicas que si alguna necesita ir al baño,
Heily me dice que ella va a ir conmigo.

— ¿Qué te pasa Hilary? Estabas muy feliz ¿por qué ahora tienes esa cara de
amargura? —Pregunta.

—Me está llamando Reinaldo, no sé que está buscando debería dejarme en paz, ya
se lo dejé claro. —Sólo mira ya me han entrado cinco llamadas de “el intenso”.

—Hil, aprende que cuando tú le dices que no a un hombre, es como si le dijeras: —
sí, voy a abrirte mis piernas, vas a poder hacer conmigo lo que quieras. —Ellos lo
entienden todo al revés cuando de mujeres se trata, lo que pasa es que no lo admiten para
no arruinar su ego de hombre. Contesta a ver que quiere —me dice.

—No Heily, ya te dije que no pienso darle oportunidad.

— ¡Chócalas! Así se habla mi H-Y —me dice levantando su mano.

— ¿H-Y? —La miro sin entender que significa eso.

—Si tonta ¿acaso nunca te has dado cuenta que nuestro nombre empieza y termina
con las mismas letras? “H-Y”.

No puedo evitar reírme y darle un abrazo de oso. —Y tú de tonta no tienes un pelo
—le digo. Chica audaz mejor salgamos de aquí, nos esperan nuestros mojitos, el “señor
nalgón” que se quede con su señora “boca de pato” —ambas reímos a carcajadas.





















Capítulo 10

Heily está terminando de arreglar su bolsa de viaje, se va con Santiago a pasar unos
días en Mérida. Que rico sería ir a Mérida así en plan de novios con tu amor, me alegra
tanto por ella —pienso.

—Heily te vas sólo un par de días, pareciera que te vas a mudar, recuerda que en
Mérida hace mucho frío no vas a la tierra del sol amada, ni a la playa, mejor guarda unas
bufandas y abrigos, esas faldas y vestidos cortos creo que no te van a servir mucho allá —
le digo.

—Mira querida, tú sabes que antes muerta que sencilla, así haga el frío de la vida no
me pienso ver como una abuelita con esas cosas todas tapadas, así no le voy a provocar ni
un mal pensamiento a mi hombre —me dice.

—Está bien Heily como tú quieras, lo digo por tu bien, cuando llegues con malestar
de gripe, que sea tu novio quien te aguante la peste.

—Ya deja de sermonearme y porque no lo piensas mejor y te vienes con nosotros,
seguro Reinaldo te da dos días de permiso.

—No gracias, sólo llevo una semana trabajando en la casa de Reinaldo, no quiero
empezar a faltar, además Jeremy no tendría quien lo cuide. Vayan ustedes, pásenla muy
bien, no me gusta ser mal tercio de todas formas —le digo.

Estoy aprovechando que estoy sola en la casa para hacer los oficios, lavo mi ropa,
arreglo todo mi cuarto, limpio la sala, pasillo, baños, cocina. No puedo creer que disfrute
esto, tengo la música de Ha Ash a todo volumen y canto como si mi vida dependiera de
ello. Soy de esas personas que sin música no puedo limpiar, canto mi parte favorita de la
canción:
Te idealicé a mi lado en mis noches y días,
Y me aferré a la idea que tú eras el amor de mi vida…

Hoy te pido perdón, perdón, perdón,


Por haberte confiado sin dudar mi corazón,
Entregar mi alma a tus brazos
Por confiar mi cuerpo en tus manos…
Perdón, perdón, perdón
Por crearme esta falsa historia de amor,
Y te pido perdón
Por haber esperado demasiado,
De un perdedor…


Golpes en la puerta llaman mi atención ¿ahora qué se le pudo a ver olvidado a
Heily? —Me pregunto. Pero ella tiene sus llaves, me dirijo a la puerta para ver de quien se
trata.

¡Esto no es posible! Frente a mi puerta se encuentra Reinaldo González y yo con
estas fachas, parezco la cenicienta antes de convertirse en princesa, mi cabello en un
moño, sin una gota de maquillaje en mi rostro, una bata súper corta y la estoy usando sin
un sostén, se marcan mis pezones sobre la tela y lo que faltaba estoy descalza. Me está
observando de los pies a la cabeza, pongo mis brazos sobre mis senos no quiero que se dé
cuenta como mis pezones están duros por él.

—Reinaldo ¿qué haces aquí? ¿Cómo sabes donde vivo? —Pregunto.

—Estoy aquí porque anoche fuiste muy grosera, no me contestaste el mensaje de la
mañana, tampoco me contestaste las llamadas de anoche, quería verte, me preocupe. —
Tengo formas de averiguar eso Hilary, y más si alguien me gusta tanto como me gustas tú
—me dice.

Empieza de nuevo ese mareo que me da cuando ese hombre dice cosas como esas,
pero recuerdo que debo mantenerme firme en mi decisión, respiro profundo para
tranquilizarme.

—Lo siento Reinaldo, no tienes porque llamarme en horas que no sean laborables,
no sé qué pretendes con venir a mi casa, pero te recuerdo que tienes una bella familia con
la que debes estar, no aquí conmigo —me observa por unos segundos, luego me dedica
una media sonrisa.

—Hilary si estoy aquí, es porque no hay otro sitio donde desee estar que aquí a tu
lado. Puedo llegar a ser muy insistente cuando alguien me fascina ¿vas a invitarme a
pasar? —Pregunta.

—Sí adelante, esto no es como tu mansión; pero puedes sentirte como si estuvieras
en casa —le digo y le sonrío.

Toma asiento en el sofá, me hace señas para que me siente a su lado, esta vez está
tomándose las cosas con calma, tal vez es porque sabe que puedo correrlo de aquí si se
sobrepasa.

—Me encanta como te queda ese moño amor, se ven todos tus rasgos a la
perfección, esos ojos, mis preferidos últimamente son cada vez más hermosos ¿cómo
puede ser una mujer tan perfecta sin una gota de maquillaje? —Pregunta.

— ¿Amor? me dijo amor. —Debe ser porque estás acostumbrado cada mañana a
levantarte con la “señora boca de pato” —le digo.

—“Señora boca de pato” —Suelta una carcajada nada normal, si aún dormía algún
vecino, sin duda Reinaldo lo despertó. —Hilary eres maravillosa, tenía tiempo que una
mujer no me hacía reír de esta forma —me dice.

Nos quedamos en silencio por unos segundos, la tensión podría cortarse con un
cuchillo, me toma del cuello, me acerca a su cara —déjame hacerte el amor por favor, te
deseo muchísimo —me dice.

Esto no puede ser posible, me está pidiendo que hagamos el amor aquí en mi casa,
bueno estamos solos, pero no puedo, soy virgen, como se lo voy a decir, seguro piensa que
soy una chica experimentada, la mayoría de las mujeres de mi edad, lo son.

—Reinaldo, esto no puede ocurrir entre nosotros, las cosas se complicarían aún más,
no quiero sentir cosas fuertes por ti, sé que voy a salir herida. —Vete por favor, le digo.

—No vine hasta aquí para obtener un no como respuesta, además esos senos piden a
gritos mis atenciones, puede que tu mente me diga que no; pero tu cuerpo ruega que le
haga el amor —me dice.

Me levanto del sofá como puedo, no quiero que me toque porque sé que voy a decir
que sí a todo lo que me pida, me toma del brazo para impedir que escape, caigo sobre su
cuerpo, me toma de la cintura para acomodarme sobre él, luego con sus piernas abre las
mías de modo que tengo las piernas a cada lado de su cadera, mi centro queda justo sobre
su dura erección, nos miramos por muchos segundos, siento que me está adorando,
primero besa mi frente, mis mejillas, mi nariz, muerde mi mentón y luego me besa con
mucho cariño, es tan delicado en este momento, hace el mismo procedimiento de las veces
que me ha besado, chupa, muerde, entrelazamos nuestras lenguas, jugamos con nuestras
bocas, pero se detiene, su respiración es muy agitada, como si hubiera corrido un maratón.

—Dime ¿vas a dejar qué te haga el amor? me tienes muy mal preciosa, muy mal —
me dice.

—Reinaldo hay algo que aún no sabes y tal vez después de esto no vas a querer
nada conmigo. Arruga su frente como si no entendiera lo que acabo de decirle. —Soy
virgen —le digo y siento que dejo de respirar por unos segundos.

Su rostro es inexpresivo, me toma en sus brazos para bajarme de él, estamos de pie
ahora, pero él empieza a caminar, está pensando, se detiene mirándome fijamente.

— ¿Quieres que sea tu primer hombre? —Pregunta. —Si tú lo deseas tanto como
yo, dímelo. Vas a ser mi mujer, solo mía, nunca otro hombre te va a tocar, lo que es mío lo
cuido bien Hilary, respóndeme… —me dice.

Deseo demasiado a este hombre, sé que esto no es lo correcto; pero es al único que
he deseado en mi vida, es el único que puede hacerme sentir segura, mi cuerpo sólo ha
reaccionado a él. Le diré que sí, no importa lo que venga después, somos dos adultos,
ambos lo deseamos, respiro profundo para darle una respuesta.

—Sí Reinaldo hazme tuya, pero sólo te pido una cosa, no me hagas daño, no rompas
mi corazón, lo que menos quiero es sufrir. Otra cosa por favor, pase lo que pase hoy será
nuestro secreto, debes prometerme que en tu casa vas a mantener la distancia, no quiero
que Regina sospeche nada de esto, se me caería la cara de vergüenza.

—No te preocupes por nada cosita rica, sólo disfrutemos de nosotros, eso es lo
único que debe importar en este momento —me dice.

Me toma en sus brazos y pego un grito, me sorprendió que hiciera eso ¿qué haces?
—Pregunto.

—No pienso quitarte tu virginidad en ese sofá. —Necesitamos una cama para estar
más cómodos para lo que pienso hacer contigo —me dice besando mi frente.

Mi cama no es muy grande; pero está bien para los dos. Reinaldo me deja en el suelo al
lado de la cama, besa mi cuello, lo muerde, lleva una mano a uno de mis senos y lo
acaricia, suelto un gemido. Tengo que ir al baño he estado toda la mañana limpiando, no
va a hacerme el amor de esta forma, quiero que sea divino.

—Reinaldo detente, necesito ir al baño. Antes que suceda quiero ducharme, me la
he pasado toda la mañana limpiando la casa —le digo.

—Piensas que te vas a librar de mí en este momento, ni lo sueñes, ya te tengo en
mis manos amor de aquí no te escapas —responde.

No le doy tiempo de nada cuando salgo rápido del cuarto y me dirijo al baño, cierro,
me quito rápido la bata que apenas cubre mi cuerpo, abro la llave, cuando escucho un
golpe en la puerta.

—Hilary es mejor que abras la puerta ¡ahora mismo! Si no la abres te juro que la
echaré abajo. No juegues con la paciencia de un hombre excitado, te doy cinco segundos
—me dice. Empieza la cuenta regresiva, tres, dos, uno.

Abro rápido la puerta antes de que la eche abajo, pero antes conseguí taparme con la
toalla, lo que no me sirve de nada porque Reinaldo me la arranca de las manos, me mira
como un león hambriento. Gracias Dios por mandarme ésta hermosura de mujer y toda
para mí —se dice a él mismo.

—Ven acá amor, no trates de esconderte de mí que ya vi todo lo que tenía que ver,
ya no hay vuelta atrás —me dice.

—Debo ducharme Reinaldo, dame cinco minutos por favor —insisto.

— ¿Qué te dé cinco minutos? —Pregunta. —Ni lo sueñes señorita, si tanto quieres
entrar en esa ducha, será conmigo, yo te lavaré —me dice.

Esto no puede estar sucediendo, se desnuda, cuando va a quitarse el bóxer me quedo
fijamente mirando su gran erección, es muy grande, grueso y sus pelotas se ven muy
llenas ¿cómo va a entrar eso en mí? —Me pregunto. Siento nervios al pensar en eso, él se
da cuenta y viene hacia mí, me abraza y besa mi cara.

—Si amor soy un hombre grande, pero no te preocupes por eso me encargaré de ti
para que no duela tanto, te vas a ir dilatando, luego voy a poder estar completo dentro de ti
—me dice para tranquilizarme.

Sus palabras hacen que mi cuerpo despierte para él, tengo los pezones más duros
que hace rato, siento en mi estómago esas mariposas revoloteando, y mi entrepierna ya
está húmeda. Reinaldo se mete conmigo a la ducha, me besa los hombros, el cuello, me
toma el mentón, levanta mi rostro y besa mis labios, me encanta su sabor, me encanta
como se siente su lengua enredada con la mía, me encanta el sonido del agua cayendo
sobre nosotros y el sonido que hacemos al besarnos.

—Voy a lavarte, no te cohíbas conmigo Hilary, ya he visto tu cuerpo totalmente
desnudo, eres perfecta, hermosa, tus caderas, cintura y senos pueden enloquecer a
cualquiera.

Después del baño me siento mucho más segura con Reinaldo, estamos acostados en
la cama completamente desnudos, la sábana nos cubre sólo hasta la rodilla, lleva su mano
a mi cara, me acaricia con su pulgar, me mira como si nunca antes lo hubiera hecho, esa
mirada es maravillosa. Quiero sentirme valiente, hacerle saber que ya estoy lista para
hacer el amor, pongo mi mano sobre la suya, tomo el pulgar con el que me acaricia, se lo
beso, luego lo meto en mi boca, lo chupo y paso mi lengua en círculos, puedo escuchar su
respiración más profunda, cuando sacó el pulgar de mi boca, lo sigo bajando por mi
cuerpo, mi cuello, pezones, abdomen, todo esto lo hago mirándolo fijamente a los ojos, mi
corazón salta como si quisiera salirse de mi pecho, sigo bajando su mano y la dejo sobre
mi vagina, esta es la invitación clara de que ya puede hacerme suya.

Reinaldo me besa todo el cuerpo, desde mi frente hasta mis pies, metiendo mis
pulgares en su boca, lo que hace que me den escalofríos por todo el cuerpo, vuelve a mis
senos y los sigue adorando y acariciando, luego chupa uno pasando su lengua alrededor
del pezón, hace lo mismo con mi otro seno, empiezo a sentir lo excitada que estoy, mi
centro ya empieza a palpitar pidiendo ser lamido.

—Por favor Reinaldo no puedo soportarlo, hazme tuya, quiero sentirte —le suplico
jadeando.

—Eres impaciente preciosa, debes esperar, tengo que prepararte más amor para que
no duela tanto —me dice.

Se separa de mí agarrando mis piernas, las dobla de modo que las tengo pegadas a
mi pecho. —Amor sujeta tus piernas, no las bajes hasta que te diga —me dice. —Esta es
la jodida vista más espectacular que he tenido en años —lame sus labios. —Tengo mucha
hambre de ti Hilary —me dice observándome como un depredador hambriento.

Con esas palabras entierra su rostro en mi centro, pasa su lengua por mis labios
vaginales, sube a mi clítoris y presiona fuerte, puedo sentir que ya algo se empieza a
construir en mí, lo tomo del cabello, lo presiono aún más y muevo mis caderas, mete su
dedo índice por mi abertura y siento que algo extraño me invade, pero no me duele ya que
él al mismo tiempo sigue chupando mi clítoris para estimularme, sigo moviendo mis
caderas hasta que siento los espasmos de mi orgasmo. ¡Reiiinaaallldooo! —Digo su
nombre con un fuerte gemido.

— ¡Esa fue la cosa más sexy que jamás haya visto! —Hilary estás tan estrecha,
prometo ser rápido para que así no te duela tanto —me dice.

—No Reinaldo prefiero que lo hagas lento, no quiero que me hagas daño —le digo
con voz entrecortada.

—Amor, sé de lo que hablo, tengo que penetrarte de una sola vez, será sólo un
dolor. Te prometo que luego te va a gustar —me dice.

Abre mis piernas, me mira a los ojos, asiento para hacerle saber que ya estoy lista,
pone la punta de su pene en mi abertura, pero no lo introduce, primero lo presiona en mi
clítoris, masajeándolo, estimulándolo, lo pasa por mi centro y vuelve hacer el mismo
procedimiento. Toma un preservativo de su pantalón, se lo pone, se acomoda sobre mí y
me penetra duro, sin ninguna piedad. ¡Ahhhh! —Me duele Reinaldo, duele —le digo.

—Ya pasó amor, ya estoy todo dentro de ti, sólo respira, mírame Hilary, voy a
moverme, no puedo estar así por más tiempo, necesito moverme, estás muy apretada, te
sientes tan increíble, eres tan caliente, no puedo más —suelta un gruñido que me eriza la
piel.

Se presiona más sobre mí, empieza a moverse de adelante hacia atrás, puedo sentir
un poco de molestia, pero a medida que sigue moviéndose el dolor se transforma en otra
cosa, me siento llena, resbaladiza, con cada estocada toca un punto dentro de mí que me
hace gemir de gusto.

—Siii por favorrr siii… ya se siente mucho mejor Reinaldo por favor no te detengas
—le suplico.

—Jamás hermosa, quisiera permanecer enterrado en ti toda la vida, eres exquisita —
me dice.

Me besa, lo beso, tomo su cabello, lo enredo en mis dedos, nos observamos
mientras él sigue penetrándome, mi corazón está acelerado, me besa la frente, puedo ver
dos gotas de sudor en su frente, luego presiona sus labios de nuevo con los míos.

—Me vengooo amor, me vengooo ¡ahhhh carajo!

Esta es la cosa más increíble que haya experimentado jamás, sentir como ese
hombre se corrió fue la cosa más satisfactoria de todas, nunca espere sentirme de esta
forma, estoy feliz, me siento diferente, ya completamente una mujer. Estamos abrazados
en mi cama después de que Reinaldo fue al baño a limpiarse, me besa, me abraza, juega
con mis senos, yo lo hago darse la vuelta para poder ver esas nalgas increíbles, se las
aprieto, es algo que siempre había querido hacer.

Pasamos toda la tarde riendo, hice de comer porque Reinaldo estaba hambriento,
hablamos de mi pasado. Le conté acerca de mi madre y su enfermedad, que a mis 14 años
me mude a casa de mi tía Antonia pero ignoré los detalles más escalofriantes no quería
recordar ese feo momento en el que Alberto nos maltrataba. Le conté sobre las monjitas
del convento que me recibieron a los 18 años cuando me fui de casa de tía Antonia y le
hablé de mi trabajo en la franquicia y como llegó Heily a mi vida. Reinaldo me contó
acerca de sus negocios, es dueño de varios Supermercados, aquí están los principales; pero
que tiene varias sucursales en otros estados, me dijo que posee varias fincas, que debe
viajar mucho para estar al pendiente de todo. Y así finalizó nuestro día, me hizo su mujer,
no me arrepiento ni por un segundo de ello, nos besamos mucho antes de irse, tanto así
que al cerrar la puerta volvió a tocar para darme otro beso, luego fue a casa de su madre
Daniela porque tenía una cena y allá estaban los niños y por supuesto también Regina
esperándolo.


Capítulo 11

Lunes, 3 de noviembre de 2014

Esteban está aparcado frente a mi casa en la camioneta, son las 6:00 am, tengo que
regresar a la rutina de la semana.

—Buenos días señorita Hilary ¿cómo amanece? —Pregunta. —Permítame su
equipaje —me dice dedicándome una sonrisa.

—Hola Esteban buen día. Muy bien… ¿tú? —Pregunto.

—Excelente señorita —me sonríe y abre la puerta de la 4Runner para que tome
asiento.

Después de saludar al Sr. Augusto que me recibe muy sonriente, me dirijo a la
habitación de mi príncipe “Jeremy”.

— ¿Dónde está el niño a quien extrañe tanto? —Pregunto. —Cariño a levantarse —
le digo tocando su linda carita.

Esta vez no pone objeción alguna, se levanta con todas las energías y viene hacía mí
y me abraza fuerte.

—Hilary volviste, te extrañe mucho “ángel” —me dice con alegría. —Quiero que la
semana pase muy lenta para que no te vayas —me dice y no puedo evitar reírme, es tan
hermoso mi niño.

Voy a la cocina a preparar el desayuno de todos los miembros de la familia, estoy
muy animada esta mañana así que hago un desayuno divino para todos. Pisca Andina con
el toque de Laura Rodríguez mi madre. Empiezo preparando el caldo que está hecho a
base de papas picadas en cuadritos, huevo, leche líquida, cebollín picadito, cilantro, pan
blanco en trocitos, cebolla picada en cuadritos pequeños, pimentón finamente picado,
dientes de ajo machacados, queso blanco fresco picado en cuadritos, sal al gusto, luego
hago unas arepas con aguacate y queso rallado.

— ¿Qué huele tan exquisito en esta cocina? —Pregunta Reinaldo. ¿Acaso es lo que
preparas? —Vuelve a preguntar. —No creo que no, esto es lo que huele delicioso —me
dice acercándose a mi cuello.

Está Reinaldo detrás de mí abrazándome por la cintura, tiene su nariz pegada a mi
cuello e inhala mi aroma.

—Reinaldo —lo reprendo. ¿En qué quedamos? —Regina puede aparecer por aquí
en cualquier momento y vernos —le digo mirando hacia todas partes.

—De aquí no me voy hasta que me des mi beso de buenos días —me dice. Con su
dedo índice se toca sus labios. —Estoy esperando mi beso Hilary —me sonríe.

Le doy un beso corto para que salga rápido de la cocina, pero enseguida me toma
fuerte de la cintura.

—No vas a engañarme con ese beso tan chiquito. Lo quiero así:

Me toma por el cuello y me estrella a sus labios, nos besamos con mucha pasión,
empiezo a sentir que nuestra respiración se acelera y ya sé que si no lo detengo esto se nos
va a salir de las manos.

—Detente Reinaldo, este no es el momento para besarnos, puede entrar alguien y
descubrirnos —le digo.

—Está bien amor, pero es que tengo que salir de viaje por tres días a Valencia, no te
voy a ver y muero por hacerte el amor. Quería al menos tener un beso que me dure hasta el
jueves —me guiña, luego aprieta mi trasero. —Hermosa espero no estés tan dolorida, te
voy a dejar descansar de tu cosita unos pocos días, así que prepárate para cuando regrese
—me dice.

Este hombre es un descarado, como hace esto aquí mismo a unos pasos del
comedor, si sigue así un día de estos nos van a descubrir y me echarán de patitas a la calle.
No puedo evitar ponerme un poco triste porque Reinaldo se va unos días, pero bueno es un
hombre muy ocupado tiene que trabajar.



Los niños ya están en casa en la tarde, van a ser las 2:00 pm. Reina debe ir a su
curso de inglés en el “Alpha” subo a su habitación, pero no me da tiempo de tocar, ella ya
va saliendo.

— ¿Se te perdió algo Hilary? —Pregunta cruzándose de brazos.

—Reina no sé qué te he hecho para que te comportes así conmigo, sólo venía a
recordarte del curso de inglés —le digo.

—Tengo memoria propia Hilary, de todos modos gracias por tu amabilidad —me
dice.

Al parecer jamás me ganaré a esta niñita, no voy a volver a recordarle nada nunca
más, que se las arregle solita.

Mi campeón está durmiendo su siesta, almorzó y cayó como una piedra, también el
madrugar tan temprano al colegio lo agota, luego lo tengo que levantar para hacer las
tareas, también quiero jugar un rato con él en el cuarto de juegos.

Me siento en el sofá donde está el área de la chimenea, hay un televisor enorme, lo
enciendo, empiezo a pasar todos los canales que son demasiados por cierto, se me
olvidaba que los millonarios tienen lo mejor de lo mejor, esta cosa no sé manejarla, hundo
varios botones a la vez en mi desesperación de no encontrar como cambiar al canal que
quiero ¡Madre de Dios! Lo que veo a continuación hace que se me caiga el control de las
manos, canal pornográfico, mujeres y hombres todos revueltos unos con otros ¿qué
cochinada es ésta? Como puedo vuelvo a tomar el control y marco otros botones, nada
pasa, no me queda de otra que apagarlo.

Mi corazón casi se sale de mi pecho del susto, alguien pudo haber entrado y
descubrirme viendo esto, que vergüenza. Me dirijo a la terraza; pero antes voy a la cocina
por mi celular que está cargando. Tengo varios mensajes y llamadas del “señor intenso” es
que no le basta con enviar un sólo mensaje, tiene que enviar 10 y las llamadas ni se diga,
tengo 15 llamadas perdidas todas de él.

—<Preciosa sólo llevo unas horas aquí y te extraño como un demente>

—<Amor te extraño, cuéntame ¿cómo te sientes?>

—<Hilary respóndeme… te estoy llamando>

—<Me estoy enojando, necesito saber de ti ¿qué haces?>

—<Amor es broma no estoy tan enojado; pero necesito saber que todo está bien>

—<Las llamadas van al buzón de voz, estoy muy preocupado>

—<Ya veo que no me extrañas, como yo a ti>

—<Extraño esa cosita rica que tienes entre tus piernas>

—<Hilaryyyyy… ¡háblame!>

—<Te juro que si no me respondes, cuando llegue vas a conocer al verdadero Reinaldo>

Está loco, mi celular casi echa humo ¿qué le sucede? Sólo pasaron unas horas,
estaba ocupada, no recordaba que mi celular estaba cargando y en silencio.

—<Reinaldo tenía el celular en la cocina cargando, no lo escuche porque lo dejé en silencio, espero todo vaya
bien por allá>


Enseguida me entra una llamada; por supuesto es Reinaldo.

—Amor me tenias muy preocupado, no quiero que dejes el celular en silencio nunca
más —me dice.

—No exageres Reinaldo, sólo pasaron unas horas desde que te fuiste, estaba
ocupada, aquí todo está bien —respondo.

—Bueno ya sabes para la próxima, no me gusta sentirme así ¿qué haces? ¿Cómo
está mi cosita rica? —Pregunta.

Cuando me pregunta eso siento que mi cara empieza a arder, sé que estoy roja, que
puedo responderle a eso.

—Estoy bien Reinaldo, no me duele nada, mi cosita está muy bien, creo que
también te echa de menos —le digo.

¿Acabo de decirle eso? Pongo mis manos sobre mi boca, no sé porque me da tanta
vergüenza si ya ese hombre me vio y me comió toda.

—Espero hacer todo rápido aquí amor para regresar. Tengo que dejarte, ya sabes no
dejes en silencio tu celular, estaré en contacto. Besos.

Cuelga, pongo mi celular sobre mi corazón por instinto, me gusta tanto, él me
encanta, mi corazón se quiere salir de mi pecho, respiro profundo, espero que esto no me
haga ningún daño. Contemplo el paisaje y recuerdo que se viene el cumpleaños de mi
mejor amiga Heily, tengo que comprarle un regalo, no me ha llamado desde que se fue a
Mérida con Santiago, debe ser que están en su propia burbuja de amor, mañana la llamaré.


Estoy jugando con Jeremy en el cuarto de juegos, esto es muy divertido, estar
sentada en una moto de agua con una pantalla al frente que nos guía hacia donde tenemos
que voltear, me tiene encantada, acelero todo lo que puedo, Jeremy no ha parado de reírse
de mí porque cuando voy a dar la vuelta la moto cae hacia un lado y siempre pego un grito
pensando que voy a caerme.

—Hilary acelera, no te dejes ganar por mí de nuevo, no puedo ser el mejor en todo
—me dice Jeremy.

—No soy buena en esto campeón, tú eres el mejor en todo, es injusto. —Ambos
reímos y seguimos jugando, hasta que un sonido fuerte nos distrae. ¡Ups! Es Regina.

—Hilary sígueme, vamos al despacho, necesito hablar contigo —me dice Regina.


Me invita a tomar asiento. —Mira Hilary voy a ser lo más clara posible contigo, sé
que casi nunca estoy en casa, pero mi instinto nunca me miente, no me tomes por tonta
niñita, sé como tú y mi marido se miran —me dice y voy a interrumpirla pero ella me
detiene. —Déjame hablar, no quiero que me interrumpas. Soy una mujer adulta, tú sólo
una niña, créeme Reinaldo conmigo tiene ya su vida hecha, no vas a arruinar lo nuestro, sé
lo que él puede ver en ti, tu juventud, tu cuerpo y cara lo podrán hechizar, pero que te
quede claro que si confirmo mi teoría, te voy a echar de mi casa y me encargaré que no
consigas otro trabajo, tengo mucho poder Hilary, tú no me conoces, así que te quiero lejos
de mi marido —me dice y puedo percibir su ira. Se levanta para dejarme sola, pero antes
me señala con su dedo índice —es a mí a la que desea, es a mí a la que le hace el amor con
locura, es conmigo con quien duerme en las noches, que te quede claro.
Salgo corriendo a mi habitación, pongo el seguro, lloro como hace tiempo no lo
hacía, lo sabía, sabía que esto iba a pasar que me iba a enamorar de él y sufrir, todo es mi
culpa por ser tan débil, tan tonta, tan ingenua, sólo quería tener sexo conmigo, es con su
esposa con la que hace el amor. Entro a la ducha, paso el tiempo en el jacuzzi hasta que mi
piel se arruga, sigo llorando; pero al cabo de unos segundos limpio mi rostro —ya basta
Hilary, nada de llorar por un hombre, eres más que eso, esa señora “boca de pato” que lo
aproveche, conmigo ya no conseguirá nada —pienso. Desde mi baño escucho sonar mi
celular, sé que es él, suena una, dos, tres, cuatro veces, salgo del baño, voy a mi cama,
tomo mi celular y empieza a repicar de nuevo, lo arrojo hacia la otra esquina, deja un
mensaje de voz y me acerco para recogerlo, quiero escuchar lo que tiene para decirme.

—<Sigues con el celular en silencio Hilary, eres muy necia, te extraño amor, voy a cenar. Quisiera tenerte aquí
conmigo, buenas noches, besos…>


Es un mentiroso, dice que me extraña; pero le hace el amor a su esposa, disfruta con
ella, bueno y como no, si es su mujer. No quiero seguir dándole vueltas a esto, así que
salgo de mi habitación, voy a preparar una rica cena para mi campeón, él es el único que
vale la pena para estar en esta casa.









Capítulo 12

Es jueves, hace un hermoso día, hoy tal vez podamos meternos a la piscina, sólo
espero que Reina no empiece con su prepotencia de nuevo.

Estoy sola en casa, los niños estudian en la mañana, sólo está Esteban y Augusto
pero nunca los veo por la casa, que raro ¿dónde se meterán estos dos? —Me pregunto.
Deben tener su propio espacio personal al igual que yo. Aprovecho mi soledad para
escuchar música, quisiera poner algo que me anime un poco para no pensar en todo lo que
ha sucedido esta semana, el lunes fue un día terrible, el que la señora Regina me dejará las
cosas claras con respecto a Reinaldo me tiene avergonzada.

No he sabido de Reinaldo en estos días, no porque no se haya puesto en contacto
conmigo, sino porque no he querido contestar sus llamadas, ni mensajes. Lo único que he
escuchado por boca de Reina es que su papá regresa hoy, eso me inquieta un poco.

Le marco a Heily para saber cómo está pero no obtengo respuesta, opto por enviarle
un mensaje de texto.

—<Heily, cuéntame ¿cómo la estás pasando en Mérida? Eres una mala amiga, no me has llamado, ni me envías
un mensaje, me has cambiado por ese chico feo jeje… por aquí todo bien, vas a morir cuando te cuente lo que sucedió el
domingo; aunque estoy molesta, puedes creer que la señora “boca de pato” me ha dado un alto para que me aleje de su
amado esposo, creo que he sido mala, amiga necesito hablar contigo. Tqm loquita>




En la tarde estoy en la casa con Jeremy y Reina, escucho una camioneta detenerse
afuera, me asomo por la ventana. Sí, sin duda llego Reinaldo en su Hummer, veo a un
hombre enorme que baja a abrirle la puerta, debe ser su chofer.

Corro a la cocina no quiero que me vea espiándolo, escucho a Reina y Jeremy salir
corriendo ¡ya llegaste papi! —Grita Jeremy. Escucho a Reinaldo reír —niños… ¿Hilary
dónde está? —Pregunta. A lo que Reina responde —ni idea papá. Jeremy por el contrario
le dice que hace unos minutos estaba con él. —Papi debe estar en la terraza, ve a buscarla
ahí —le dice. Mi niño sabe que me gusta ver la vista, pero esta vez no estoy ahí. Parezco
una niña tonta jugando a las escondidas, pero es que no quiero tenerlo a mi lado, puedo ser
muy débil cuando lo siento cerca.

Logro ocultarme de Reinaldo al parecer fue a su habitación, debe estar cansado, me
dirijo a la habitación de Jeremy, la tarde está soleada, me gustaría nadar con él.

—Sí por favor Hil, vamos a nadar y a competir de nuevo —dice Jeremy
emocionado.

—Claro mi príncipe azul de Ferrari rojo —lo levanto y le doy vueltas en el aire,
ambos caemos en su cama riendo a carcajadas.

— ¡Pero que tenemos aquí! Dice una voz gruesa y sexy ¡Madre de Dios! Verle sin
camisa me hace agua la boca. Tiene puesto un short color azul, unas botas Nike y una
toalla sobre su hombro.

—No sé quién es más niño en este momento Hilary, si tú o mi hijo —me dice

—Reinaldo deberías aprender a nosotros y algunas veces sacar tu lado niño, créeme
ayuda mucho al corazón.

— ¡ahhhsi! —Pues vengan para acá. Nos levanta a los dos al mismo tiempo, uno en
cada brazo y nos da vueltas, no podemos evitar reírnos los tres.
Reinaldo fue a ejercitarse en su gimnasio, Jeremy y yo estamos en el área de la
piscina nadando, jugando, conversando, aprovecho el momento que estamos solos, le
pregunto ¿cielito por qué siempre que estás reunido con toda tu familia en el comedor u
otro lugar, cambias tu actitud? Jeremy no me responde de inmediato, se sumerge en el
agua y nada hasta las escaleras, voy detrás de él.

—Cariño… ¿Cuéntame que sucede? —Pregunto. Sabes que yo no te voy a juzgar, al
contrario estoy aquí para apoyarte ¿Qué sucede? —Le vuelvo a preguntar. —Pone sus
manitas unidas pensando que decir.

—Hil, me da miedo decirte, nunca lo he dicho antes, ni a Bárbara.

—Sabes que te quiero mucho Jeremy y haría lo que fuera porque siempre seas un
niño feliz, no me gusta verte cohibido, confía en mi cariño, será nuestro secreto —le digo.
Levanto mi meñique para hacer nuestro juramento y él envuelve su dedo con el mío.

—Es algo que paso una vez con Regina, mi mamá Regina. En varias ocasiones vi
gritándole a papá, le decía cosas feas, papá siempre se iba y la dejaba sola después de esas
peleas. Quise hablar con ella para que no tratara más a mi papi de esa forma, pero ella me
dijo que yo no podía meterme en sus discusiones con papá, que yo era sólo un pequeño
niño, dijo que si seguía metiendo mi nariz donde no me llamaban hablaría con papá para
que me metiera a un internado toda la semana, que sólo iba a poder verlo los fines de
semana. Luego de eso me encerró en mi cuarto por tres horas.

— ¿Mi niño esa bruja malvada te hizo eso? —Ven aquí, le digo abrazándolo fuerte y
él llora sobre mi hombro. ¡Bruja malvada! Es una horrible madre.

—Sí Hil, es por esto que cuando está ella, no hablo, ni me muevo, me da miedo que
me haga daño.

—Cariño tranquilo yo estoy aquí, no te hará daño, debes decirle a tu padre Jeremy,
eso no puede quedarse así —le digo.

—No Hilary por favor, me prometiste que sería nuestro secreto, no quiero que me
encierre otra vez —me abraza fuerte, limpio sus lágrimas y le digo que todo va a estar
bien.

Cuando salgo de la piscina Jeremy me espera afuera, está más calmado y comiendo
uno de los ricos sándwiches que preparé para merendar. Reinaldo se dirige hacia él —hijo
no te los acabes todos quiero probar esa maravilla y me mira lamiéndose los labios. Sé que
me está provocando, pero esta vez no se saldrá con la suya, no será el provocador, va a ser
el provocado.

Salgo de la piscina de la forma más sexy que puedo, camino hasta donde está mi
toalla, sé que me está observando, subo una pierna a la silla, empiezo a secarla, luego subo
la otra, seco mi abdomen, mi pecho, cuello, cabello, no puedo evitar sonreír, su boca está
abierta, mueve su mano a su entrepierna, se acomoda ese gran bulto que se asoma de
manera evidente, eso me hace sentir caliente. Me doy media vuelta —Jeremy cariño nos
vemos en un rato, voy a cambiarme —le digo. Reinaldo viene detrás de mí, pero lo
detengo poniendo mi mano abierta frente a él —no des otro paso más señor, si no te
importa respetar a tu esposa al menos respeta a tu hijo que nos observa. Con eso me alejo.

Hoy ha sido un día de revelaciones, nunca me imaginé que al subir al cuarto de
Jeremy un fuerte llanto me detuviera, al seguir el sonido llego a la habitación de Reina
¿qué le sucederá? —Me pregunto. Llamo a la puerta, pero nadie me responde, sólo sigo
escuchando más sollozos, no me detengo y abro. Reina está sentada en uno de los sofás
blancos de su habitación, voltea a verme y enseguida me pregunta: ¿qué haces aquí? —
Vete, me grita. Sin importarme su respuesta me acerco a ella, pongo una mano sobre su
espalda —desahógate Reina, eso es lo mejor que puede hacer una persona cuando se
siente mal —le digo.

Pasan unos minutos, pensé que me terminaría echando a patadas pero no, ella se
lanza sobre mí, me abraza fuerte y sigue llorando —Hilary la extraño mucho, la extraño
—me dice.

— ¿A quién extrañas mi niña? —Pregunto.

—Extraño mucho a mi mamá, quiero volverla a ver, quiero que me abrace fuerte,
que sea otra vez mi madre, dile que me la devuelva por favor —dice sollozando.

No entiendo absolutamente nada de lo que me dice ¿extraña a Regina? Pero si ella
no se ha ido.

—Reina, pero Regina sigue aquí, no irá a ninguna parte —le digo.

—No Hilary, no entiendes, ella no es nuestra madre, quiero ver de nuevo es a mi
mamá Sophia, quiero que regrese.

¿Sophia? Pero esto es una broma ¿dónde está ella? Es la madre de Jeremy y Reina
¿a dónde se fue? Entonces Reinaldo es divorciado y se volvió a casar —pienso.

—Reina disculpa que te pregunte, pero ¿A dónde fue tu madre?

—Hilary mi madre está muerta —suelta otro sollozo y vuelve a abrazarme. Ya veo
que desde que llegué se hizo la fuerte conmigo, pero la verdad es que por dentro es como
una esponjita absorbente de lindos sentimientos. Entiendo por lo que pasa al igual que ella
también perdí a mi madre.

—Lo siento mucho cariño, en verdad lo siento y sé por lo que estás pasando yo
también aún lloro la muerte de mi mami, siempre la recuerdo, también quisiera que
estuviera aquí conmigo, es difícil que la mujer que te dio la vida y te cuidó por años te sea
arrebatada, también quede vacía, algo dentro de mí se rompió y nunca he vuelto a ser la
misma, pero Reina las cosas suceden por una razón de ser. Diosito sabe porque hace las
cosas, mamá sufría mucho, él quería aliviar su dolor, piensa que ella desde donde está te
cuida y ve cada paso que das.

—Hilary no puede ser, también te quedaste sin tu madre, si es muy duro, pero lo de
tu mamá fue por una enfermedad, mi mami murió por culpa de un imbécil ebrio que no
vio su carro. Hubieras visto a mi papá, quedo devastado, hasta hace unos días aún la
lloraba, eran los mejores del mundo juntos. ¿Te digo algo? Siento que es miserable con
Regina, nunca lo he visto con ella como lo era con mamá —me dice.

Pobre de Reinaldo, ha sufrido mucho, perdió al amor de su vida, la madre de sus
hijos, aún debe de llevarla en su corazón, no me explico que hace con Regina, tampoco le
he visto feliz con ella.

—Reina que fuerte lo que me cuentas, si morir de esa forma debe ser terrible, de
verdad lo siento mucho linda, mucho —le digo. La tomo de las manos para darle mi
apoyo, es tan dulce en este momento, pero se ve tan perdida. —Mejor hablemos de otra
cosa, cuéntame algo lindo, lo que sea, luego yo te diré algo mío ¿quieres? —Pregunto con
una sonrisa.

—Está bien, si ya basta de tanto sentimiento por hoy, que vas a pensar de mí que
soy una niña llorona —me dice. Seca sus lágrimas y me sonríe. —Cumplo mis 15 años el
10 de febrero, pero quiero mi fiesta el día de los enamorados el 14 de febrero, es una gran
fecha para mi fiesta y quiero bailar con Juan David pero ¡shhh! No se lo digas a nadie,
papá podría enloquecer. Ahora tú dime algo lindo.

—Cumplo años el 2 de abril; pero no creo que haga fiesta, la verdad no me gusta
mucho cantar el cumpleaños, un año más, un año menos. —Bueno esto no es para nada
lindo —le sonrío. —Tengo una amiga llamada Heily, está loquita; pero es muy única y
especial, espero la conozcas algún día, no pararíamos de reír en todo el día —le digo.

—Eso suena bien, invítala a la casa en algún momento. Voy a invitarla a mi fiesta de
15 años para que nos ayude a animarla —ambas nos reímos de su comentario.




A la mañana siguiente recuerdo que hoy vienen la Sra. Carmen y la Sra. Josefina a
limpiar la casa, llegan en silencio, sólo dicen buenos días y se van a empezar con su
trabajo. La casa está en total silencio, no me gusta, recuerdo que yo no puedo limpiar sin
algo de música y les pregunto ¿señoras les gustaría escuchar música mientras hacen la
limpieza? Carmen me responde —señorita creo que no, si llegan los jefes podríamos
meternos en problemas. —Siempre estoy sola en la mañana, no se preocupen —les digo.
Además no pondré tanto volumen —ambas asienten. Voy directo al equipo de sonido,
meto mi pendrive y dejo la primera canción que suena, últimamente todas las letras van
conmigo y el “señor nalgón”.

Se te nota cuando me hablas


se te nota en la mirada
sé que aún me amas
Sé porque al verme tiemblas
sé que viajo entre tus venas
sé que soy tu mayor tentación
Sé que mueres por mí
y que no eres feliz
si no es junto a mí
si no me tienes a mí
sé que nadie lograra borrarme de ti
Yo soy con quien tu sueñas
y por quien te desvelas
aferrado a tu almohada extrañándome
yo soy la que deseas
soy tu luz y tiniebla
y lo sé porque a mí
me haces falta también


Termino de cantar esa parte de la canción cuando dos brazos fuertes me levantan y
me llevan hacia el despacho, no puedo evitar patalear —bájame Reinaldo ¿acaso te
volviste loco? Las señoras de la limpieza se dieron cuenta.

—Cálmate Hilary, les pago para que limpien no para que vayan contando lo que ven
en mi casa —me dice.

Perooo… no puedo terminar la frase, ya que me besa, pongo resistencia, lo empujo,
pero me atrapa contra su escritorio. —Deja de resistirte amor, dale a tu cuerpo lo que pide
—me dice. Es un descarado cree que me tiene. Pues no, aún sigo molesta —lo empujo
fuerte con mis dos manos y me alejo de él.

— ¿Qué pasa Hilary? Estás rara conmigo desde ayer, tampoco contestaste mi
mensaje ¿ocurre algo? —Pregunta.

—Sí, ocurre que tu amada esposa me reclamó por lo descarados que somos al
mirarnos, ella lo sospecha, dijo que si lo confirmaba me echaría de patitas a la calle y yo
necesito este trabajo Reinaldo. Esto entre los dos no puede seguir —le digo.

— ¡Jodida mujer! Susurra. —No Hilary, esto que sentimos no va a terminar, esto
hasta ahora empieza, no me importa lo que diga Regina, el único que tiene derecho de
despedir a alguien soy yo. —Eres importante para mí —grita. ¿Qué no lo entiendes? Eres
fascinante, trabajadora, amas a mi hijo como si fuera tuyo, sé que me deseas, lo puedo
notar, estabas cantando una canción cuando llegué, créeme la escuché, esas palabras, cada
una jodida palabra de ellas es cierto, eres mi mayor tentación, muero por ti, nada ni nadie
va a lograr borrarte de mi mente, sueño contigo, me desvelo por ti. Te. Deseo. Mucho —
me dice puntualizando cada palabra.

Ahora soy yo quien lo besa ¿cómo puede decir esas cosas tan bonitas sin que me
provoque comérmelo a besos? Nuestros dientes chocan por un segundo, luego cogemos el
ritmo, somos todo lenguas enredadas, gemidos, toma mi camisa, la rasga y salen volando
todos los botones, con una sola mano desabrocha mi sostén como todo un experto, le quito
la camisa, bajo a su cinturón, lo suelto, abro su bragueta, los bajo y sale de ellos, está sólo
en bóxer, ya está tan duro, tan erecto que me acerco a su bulto y lo beso por encima de la
tela, lo chupo, suelta un gemido sexy que me eriza la piel, me encanta hacerle sentir todas
estas cosas a este hombre.

—Detente Hilary, necesito estar dentro de ti ahora mismo, no aguanto más —me
dice jadeando. Quita mi pantalón y ropa interior en cuestión de segundos, me sube una
pierna a su silla para que me abra más, ya sé lo que va a venir, esa anticipación me pone a
temblar, pasa su lengua por mi abertura, la introduce, gimo por la rica sensación que me
produce, luego chupa mi clítoris e introduce un dedo en mí, siento que mis piernas
empiezan a temblar, él ya sabe que estoy cerca.

—No vas a llegar en mi boca amor, quiero estar dentro de ti cuando acabes. Ven, te
quiero sobre mí, móntame —me dice.

Primera vez que voy a hacer esto, me siento un poco insegura, pero sólo ver a este
hombre extendido en su silla con esa gran erección me quita todas las inseguridades, voy
hacia él, me subo a horcajadas, agarro su pene, lo aprieto un poco, Reinaldo suelta un
suspiro y luego lo llevo a mi entrada, lo introduzco, entra poco a poco, no puedo evitar
gemir, me siento tan llena de él.

—Mueve tus caderas amor, cabálgame, sube y baja sobre mi dura polla, busca tu
propio placer, soy todo tuyo, has conmigo lo que desees —me dice.
Empiezo a subir y bajar, me gusta la sensación de sentirme poderosa, lo monto
como toda una experta, creo que nací para esto, sigo cabalgándolo, mis senos rebotan, los
introduce en su boca, succiona uno, luego el otro, eso hace que me dé un espasmo “ahí
abajo” estoy totalmente excitada por este hombre espectacular, estoy cerca, puedo sentirlo,
Reinaldo hace presión en mi clítoris con su pulgar y ambos explotamos en un orgasmo
devastador, siento como succiono su pene, las palpitaciones de mi vagina duran unos
segundos más, ambos nos quedamos abrazados, esperando volver a la tierra.

Me levanta, nos vestimos, me besa todo el rostro, no paramos de sonreírnos como
dos tontos.

—Vamos a mi habitación te quiero en mi cama —me dice besando mi frente.

—No Reinaldo, ahí duermes con tu esposa ¿cómo me pides eso?

—Ella no duerme conmigo Hilary —responde.

¿Qué? Entonces ¿dónde duerme? Pero que sucede con la vida de las personas
casadas en estos tiempos —pienso.

— ¿Cómo que no duermes con ella? ¿Por qué? —Pregunto

—Luego te lo contaré amor, dame tiempo. ¿Qué significa eso? —Me pregunto. —
Vamos cosita rica, quiero pasar otra hora enterrado en ti —me dice.

Con eso nos dirigimos a su habitación para hacer el amor como un par de
enamorados.

Capítulo 13


12 Días Después…

Sábado, 15 de noviembre de 2014 – 12:00 pm

El sonido de unos Mariachis me despierta de un maravilloso sueño con mi “señor
nalgón” ¿Qué quinceañera estará de cumple hoy? —Me pregunto. Pego un salto de mi
cama, estamos a 15 de noviembre, hoy es el cumpleaños de Heily, que bueno que le
compré su regalo con anticipación, lo saco de debajo de mi cama y voy hacia la sala,
seguramente esa serenata es para ella ¡Que romántico!

—Hil, ven mira Santiago me trajo serenata ¿acaso no es lo más romántico del
mundo? —Me dice emocionada.

—Sí, de verdad lo pensó bien, que lindo tu novio. —Ahora déjame darte tu regalo y
un abrazoteee de feliz cumpleaños —le sonrío y abro mis brazos.

—Me compraste el kit que tanto quería de “Victoria Secret” ¡ahhhh! Que maravilla,
gracias Hil… —me dice abrazándome fuerte y con eso ya sé que le gustó mucho mi
obsequio.

Salimos a la calle para recibir a Santiago y para escuchar los mariachis, algunos
vecinos salen. Empieza un sonido muy diferente a una ranchera, enseguida distingo cual
es, es un ritmo de bachata, esto es tan extraño que los mariachis toquen este género,
supongo que el dinero lo compra todo —pienso.

— ¡Hilaryyy escucha! Es una bachata de mi Romeo Santos, bueno de Aventura pero
es lo mismo —me dice. —Amor te amo —le dice a Santiago que la toma en sus brazos
para bailar. Es la canción de “solo por un beso” me gusta la letra, viene a mi mente sin
duda Reinaldo.


Un beso significa
Amistad, sexo y amor
En cualquier parte del mundo
No importa la religión
Por un beso de su boca
Voy al cielo, hablo con Dios
Alcanzo las estrellas de emoción.

Su boca es tan sensual


Me cautiva y me excita
No me canso de besar
Su lengua es mi debilidad
Ella sabe los truquitos
Díganme si hay alguien más.


Terminó la fiesta en la calle y volvemos adentro. Voy a mi habitación para dejar a
los tortolitos disfrutar de su intimidad, hoy me espera una noche de otros sonidos, no
preciso los de “mariachi”—pienso con sarcasmo.



Estoy terminando de arreglarme, hoy decidimos hacer una reunión en casa con todas
nuestras amistades. Me veo bien con lo que me he puesto, tengo un vestido verde
esmeralda, corto, tiene un lindo escote, siento mi cuerpo diferente, me siento sexy al
verme al espejo, mi cabello está liso, brillante y muy sedoso, hasta en eso ha ayudado el
sexo.

Heily se ve espectacular hoy y como no si es la anfitriona, un hermoso vestido
blanco, la hace lucir tan natural, parece un ángel en vez de la diablita que siempre es.

—Hilary ¿ya está todo listo? —No tardan en llegar todos —me dice.

—Sí, ya tengo todo bajo control, ya está todo en su lugar. A disfrutar de tu día —
ambas chocamos nuestras manos.

Llegan todos a la fiesta de Heily, el departamento no es tan pequeño, pero el tener
tanta gente hoy aquí lo hace ver miniatura. Muchos se quejan porque no encontraban
nuestra dirección. Sí, es que vivir en el “Polígono de Tiro” a veces puede llegar a ser un
problema con respecto a las direcciones.

Cuando veo llegar a Martha y Andrea corro a abrazarlas, tenía días sin verlas.

—Chicas ¿cómo están? ¿Cómo van en sus trabajos? —Pregunto. —
Bueno al menos hoy estaremos libres para divertirnos —les digo con una sonrisa en mi
rostro.

—A mí me va de maravilla Hil, estoy trabajando en una oficina de recepcionista, me
gusta y es tranquilo —dice Andrea. Por el contrario Martha responde: —a mí no me va tan
bien, encontré un trabajo de cajera, es muy agotador, las personas te gritan, los jefes te
tratan como sirvienta y el sueldo no alcanza para nada. —Y a ti Hil ¿cómo te va en la
mansión? ¿Te tratan bien? —Pregunta Martha.

Si supieran lo bien que me tratan y más mi jefe. Alejo ese pensamiento de
inmediato. Nunca podría hablarles de Reinaldo, van a pensar mal de mí, es mi jefe,
pensarán que me va bien porque me estoy acostando con él.

—André me alegra por ti y Martha porque no tratas de buscar otras opciones. Yo no
me quejo con mi trabajo me va muy bien y me van a pagar una buena cantidad —les digo.

Seguimos nuestra conversación, hasta que Mauricio y Carlos se acercan, Carlos
empieza a acercarse a mí, me dice lo hermosa que estoy, esa es la señal para salir rápido
de ahí, los dejo solos a los cuatro. Busco a Heily por todas partes pero no la veo, debe
estar en su habitación. Recuerdo que dejé mi celular en mi habitación y voy a buscarlo a
ver si tengo algún mensaje del “señor intenso”.

Como era de esperarse tengo varias llamadas de él y dos mensajes.

—<Amor voy camino a tu casa, quiero darte algo que te compre>

—<Espero no estés ocupada, porque ya estoy cerca>


Hace 10 minutos fue ese último mensaje, ya tiene que estar aquí afuera, me asomo
por la ventana y lo veo, ahí está la Hummer estacionada y junto a ella está el chofer. Abro
la puerta y salgo rápido antes que quiera entrar, nadie puede saber que estoy teniendo un
amorío con mi jefe.

—Reinaldo es fin de semana ¿qué haces aquí? Deberías estar en casa con tu familia
—le digo.

— ¿Vas a seguir con lo mismo? —Pregunta. Estoy aquí porque quiero, quería verte
y darte algo que te compré —me dice.

—Reinaldo este no es un buen momento, además ayer nos vimos, no es como si
tuviéramos tiempo sin vernos —le digo cruzando mis brazos.

— ¿Me estás diciendo con eso que tú no me extrañas? —Pregunta. Se le arruga la
frente, con eso sé que no está contento con mi respuesta. —Mira Hilary de aquí no pienso
moverme, quiero que veas lo que te traje y me lo agradezcas como sólo tú sabes hacerlo
—me dice.
Me toma de la cintura y me acerca a su pecho, subo la mirada, me besa de una
manera muy dulce que hace que todo empiece a dar vueltas, se separa unos segundos. —
¿No piensas invitarme a pasar? —Pregunta.

—Reinaldo como te dije, este no es un buen momento. La puerta se abre, sale
Carlos y nos observa —Hilary la fiesta es aquí adentro, ven conmigo —me dice. ¿Quién
es ese señor? —Pregunta mirando a Reinaldo.

El rostro de Reinaldo está inexpresivo, pero luego algo cambia en él. —Soy el señor
que te va a dar una paliza sino te mantienes alejado de mi mujer —le dice lleno de furia.

—Hilary ¿cómo es eso que eres su mujer? —Pregunta Carlos mirándome con
sorpresa.

—Ya basta a los dos —grito. Yo no soy mujer de nadie, hasta donde yo sé soy una
chica soltera y si me permiten ustedes dos pueden seguir su discusión en otro lado, yo
tengo una fiesta que celebrar con mi mejor amiga —les digo y empiezo a caminar a la
casa, cuando escucho:

—Hilary —me reprende Reinaldo. —Ni se te ocurra dejarme aquí solo. — ¿O qué?
—Le digo. Pongo mis manos en la cadera como si estuviera retándolo. ¿Qué piensas
hacer? —Pregunto. Me dedica media sonrisa, se abalanza sobre mí sin darme tiempo de
echarme a correr, me levanta en sus brazos a la fuerza y me lleva hasta la Hummer —
suéltame Reinaldo —le grito y pataleo, pero es imposible, no lo va a hacer.

—Martín, por favor da una vuelta por los alrededores, te avisaré cuando te detengas
—le dice a su chofer.

—Reinaldo… ¿estás loco? No puedes sacarme de mi casa de esta forma. Heily tiene
su fiesta de cumpleaños, tengo que regresar —le digo indignada.
—Sí estoy loco, pero por ti. Te voy a regresar a tu casa Hilary, sólo déjame darte lo
que compré para ti y quiero besarte por un rato, prometo que voy a portarme bien —me
dice levantando su mano derecha.

Es tan lindo cuando quiere, nunca puedo decirle que no, esto no es justo. —Bueno
dame mi regalo, quiero saber que es —le digo.

Me pasa una bolsa de regalo brillante, tiene muchos corazones flechados, lo miro y
le sonrío. Abro la bolsa y lo primero que veo es una cajita cuadrada negra, al abrirla me
encuentro con un collar de plata, tiene un corazón violeta rodeado de diamantes, es tan
hermoso que no puedo evitar tapar mi boca de la impresión, eso no es todo, al abrir el
corazón están nuestras iníciales R-H y un infinito, es maravilloso, tomo su cara, le doy un
beso, no es cualquier beso, sino el beso de su vida, jadeamos, nuestros pechos suben y
bajan al mismo ritmo. —Gracias Reinaldo, es perfecto —le digo. —Abre ahora el sobre
amor, seguro que ese te va a gustar más —tiene una sonrisa de complicidad en su rostro.

Le hago caso de inmediato y abro el sobre ¿qué rayos es esto? Una tarjeta de crédito
¿por qué me da esto? —Me pregunto.

—Reinaldo ¿esto qué significa? —Pregunto confundida.

—Es para ti amor, quiero que tengas todo lo que desees, que te compres todo lo que
quieras, no tiene límite así que puedes comprar con toda tranquilidad. —Su sonrisa es aún
más amplia.

—No quiero esto Reinaldo, se la regreso, no voy a aceptar una tarjeta de crédito. Ya
me pagas lo suficiente por mi trabajo, no necesito nada más —mi rostro es serio, quiero
que sepa que estoy hablando totalmente enserio.

—Amor esto no tiene nada de malo, eres mía, vas a seguir siendo mía, sólo quiero
que tengas las mejores cosas —insiste.

—El hecho que haga el amor contigo no significa que tienes que sentirte en la
obligación de pagarme. No entiendes que me haces sentir como tu puta —le digo.

— ¡Nooo Hilary! jamás te llames así, eres algo muy bello para mí, no pienses nunca
que te veo de esa forma. Sólo te considero algo mío amor, quiero cuidarte, quiero
consentirte, quiero mimarte, darte lo mejor, créeme puedo permitírmelo —me dice.

—Lo siento Reinaldo a veces me confundes, esto va muy rápido, hablemos de esto
en otro momento por favor. —Quiero ir a casa, llévame a mi casa, no quiero que te sientas
con autoridad sobre mí, tú ya tienes una vida, tienes a tu esposa. Simplemente esto no me
hace sentir mejor con respecto a nosotros, no soy una mujer interesada Reinaldo, no te
equivoques conmigo —le digo con voz entrecortada.

—Martín a casa de la señorita —le dice al chofer. —No quiero que estés enojada
conmigo Hilary, no te veo de esa forma, eres importante para mí, amor. No sé porqué no
me crees, pero te lo voy a demostrar cada jodido día a partir de ahora —me dice con
seguridad.

Llegamos a mi casa, puedo observar que la fiesta sigue muy prendida, el chofer me
abre la puerta y me bajo, Reinaldo se baja por el otro lado y me alcanza en la acera, me
toma la cara con su mano derecha y con la izquierda me tiene de la cintura.

—Dime que estamos bien por favor. No quiero irme a casa pensando que estás
enojada conmigo —susurra.

—Estamos bien Reinaldo —es más un susurro lo que sale de mí. No sé pero me
siento triste, lo peor es que no sé en sí porque razón. Tendré que meditarlo con mi
almohada cuando esté sola, le doy un beso corto, luego me dirijo hacia la entrada, me doy
la vuelta y me está observando, tiene tristeza en su rostro puedo notarlo, levanto mi mano
y me despido.
Ha pasado tan poco desde que conozco a Reinaldo; pero en este poco tiempo hemos
vivido tantas cosas, alegrías, decepciones, peleas, momentos divertidos con los niños, pero
aún sigo sintiéndome insegura respecto a nosotros y la razón la sé perfectamente. Estoy
con un hombre que no es mío, no podemos gritarle al mundo que nos queremos, estamos
ocultos hasta de sus propios hijos. No sé hasta cuándo vamos a seguir así, hay quien dice
que las cosas tarde o temprano se descubren y nosotros no es como si fuéramos muy
cuidadosos con lo nuestro, cada vez más nos estamos haciendo notar, pero no es nuestra
culpa, no lo hacemos a propósito, cuando se quiere a alguien, simplemente se te nota.

Quisiera tomarme un tiempo para mí, pensar bien las cosas, pero voy a tener que
verlo todos los días en la mansión, al menos que salga de viaje. Bueno vamos a ver qué
sucede estos días, tendré que tomar una decisión que nos beneficie a todos y debe ser la
mejor decisión.













Capítulo 14

Miércoles, 19 de noviembre de 2014

—<Has estado evitándome desde el sábado, háblame por favor, que sientes, quiero saber en qué piensas>


Este es el último mensaje que me llega de Reinaldo cuando estoy en la cocina
preparándome algo para desayunar. Todos los miembros de esta familia desayunan a las
7:00 am antes de salir a sus obligaciones. Yo no puedo desayunar tan temprano; es por
esto que desayuno cuando estoy sola.

No quiero responderle porque sé que con dos o tres palabras lindas que me diga voy
a caer, es mejor darnos un poco de tiempo.

Hoy Regina antes de irse me dijo que tiene cosas importantes que hacer y que hoy
no vendrá a casa, me advirtió que me mantuviera lejos de su esposo, lo cual debería hacer.
Se siente tanta paz en esta casa cuando ella no está, sólo sentir su presencia me da grima,
no me siento ni un poquito cómoda, ojala no venga en días para no tener que ver su cara y
esa “boca de pato” horrible.



Pasan unas horas, ya los niños deben venir en camino con Esteban, deben estar
hambrientos por eso prepare comida como para un batallón, sé que Reinaldo no viene hoy
a almorzar porque ayer escuche cuando decía que tenía un almuerzo de negocios hoy, de
todos modos lo de su almuerzo se lo puedo calentar para que coma en la cena, sólo tendría
que hacerle la pechuga parmesana. A pesar que quiero mantenerlo a distancia, no quiero
que pase hambre, quiero alimentarlo bien para que esté sano, fuerte y divino como hasta
ahora; aunque le he visto ojeroso, y un poco más delgado, no quiero que se le vayan a ir
esas nalgas tan increíbles que tiene, no me gustaría dejar de decirle el “señor nalgón” ese
pensamiento me hace sonreír.

Llaman a la puerta, escucho a Augusto salir a recibir a la visita. —Buenas tardes Sr.
Rafael, siga adelante, pero no va a conseguir a nadie esta mañana, el Sr. Reinaldo está en
un almuerzo de negocios y la Sra. Regina tuvo que salir a un viaje importante —le dice.

Salgo a ver de quien se trata, es un hombre como de unos 45 años, pelo canoso, alto,
con buen cuerpo.

—Permiso —dice Rafael. ¿Quién es está señorita tan encantadora? —Pregunta. Me
mira como si quisiera devorarme, se ve que es todo un Casanova.

—Es la Srta. Hilary, la encargada de cuidar a Jeremy y de cocinar —responde
Augusto.

—Que bien —dice Rafael. Me sonríe y se acerca para estrechar mi mano. —Todo
un gusto preciosa —me dice. —Augusto tengo que entregarle este sobre a Reinaldo, como
ya veo que no está, se lo dejaré contigo, es de suma importancia que lo vea, dile que me
llame por una respuesta. —Hasta luego señorita —me dice y se marcha. ¿Qué tendrá ese
sobre? —Me pregunto. Espero nada que tenga que hacer que Reinaldo se vaya por un
largo tiempo.

Escucho unas risas que provienen de la entrada, es Esteban con Jeremy y Reina ¿por
qué ríen tanto?

—Hilaryyy… Tengo que contarte lo que sucedió a la salida del colegio —me dice
Jeremy con emoción en su rostro y viene corriendo hacia mí.

— ¿Qué sucedió cariño? —Pregunto. —Reina mejor cuéntale tú —responde
Jeremy.

—Hil ¿qué crees? Que este muchachito salió de clase porque un niño más grande se
estaba metiendo con él, le decía cosas muy feas, lo bueno es que salí en ese momento
porque ese chico ya estaba casi encima de Jeremy. Le grité: —deja a mi hermanito en paz
y me puse frente a su cara, luego le dije busca molestar a alguien de tu tamaño y el muy
cobarde me dijo: ¿a ti? mostrándome sus puños “es una nenita” así que le solté una
bofetada y aún me arde la mano, Esteban tuvo que llegar hacia nosotros para sacarnos de
ahí. En la camioneta veníamos recordándolo y no paramos de reír, pero Hilary es que se lo
merecía, es el mismo chico que molestó el otro día a Valen y Julieta ya me tenía harta. No
iba a permitir que se metiera con mi hermanito.

—Hil, es que tuviste que ver su cara de niña asustada, creo que se orinó en sus
calzones —dice Jeremy soltando una carcajada. —Jeremy no exageres tanto si le quedaron
mis dedos marcados pero de ahí no pasó, fue divertido, todo mundo se quedó con la boca
abierta —dice Reina.

—Niños no se han puesto a pensar que seguramente llamen a su padre para que
vaya al colegio. No vuelvan a hacer eso ustedes dos. —Para la próxima me lo dejan a mí,
doblo mi brazo para que vean lo fuerte que soy —todos soltamos una carcajada.



Reina se fue a estudiar a casa de su amiga Valentina, me dijo que tenía exámenes
por venir y querían adelantar, que se quedaría ahí, le dije que llamara a su padre para
ponerlo al tanto, me dio un fuerte abrazo y se fue.

Mi niño ha pasado la tarde durmiendo, cuando se levante lo hará con mucha
hambre, debo prepararle algo para merendar. Escucho sonar mi celular y voy a ver quién
es. Número desconocido.

—Si bueno… ¿con quién hablo? —Pregunto. Nadie responde. — ¿Con quién
tengo el gusto? —Repito. Una voz muy calmada me responde:

— ¿Es Hilary Rodríguez? —Pregunta. Escucho una respiración agitada.

—Si señor ¿quién es usted?

—Hilary hija, soy tu papá, por favor no me vayas a colgar, déjame al menos decirte
lo que deseo. ¿Mi papá? —Me pregunto, Pero si tengo sin ver a mi padre desde que tengo
uso de razón, él nos abandonó.

—No señor, usted está equivocado, yo no tengo padre. Voy a colgar cuando su voz
me detiene.

—Hija soy tu papá, soy Ignacio, escúchame por favor, te he estado buscando desde
hace años, pero no te encontraba, cuando fui a casa de tu madre ya no estaban ustedes ahí,
una señora me dijo que Laura falleció y que no sabía que pasó contigo. Hija perdóname
por favor, sé que fui una mala persona pero no podía estar con ustedes, no tenía trabajo, tu
mamá nos mantenía, bebía mucho, quise huir a buscar otra vida para conseguir dinero para
ustedes, pero no fue fácil mi niña, estoy arrepentido, perdóname. Hilary ¿podríamos
encontrarnos en algún lugar para conversar? —Pregunta.

Estoy en shock, el hombre que nos abandonó hace años vuelve y quiere que
hablemos como si nada hubiese pasado, luché con mi madre yo sola, él nunca estuvo para
nosotras.

—Usted no merece nada de mí señor, olvídese que tiene una hija, así como hace
años olvidó que tenía una esposa, fui yo quien luchó por mi madre, fui yo quien la cuidó,
fui yo quien la vio morir y la que lloró su muerte. No vuelva a llamarme —le digo y
cuelgo.

Estoy respirando con dificultad, cuando veo que Jeremy se dirige hacia mí, viene y
me abraza fuerte.

— ¿Te pasa algo ángel? —Pregunta y acaricia mi rostro, es un amor este niño.

—No cielito, no ocurre nada. Pongo mi mejor sonrisa. ¿Cómo estuvo tu siesta? —
Pregunto.

—Dormí como un bebé —sonríe y se le marcan los hoyitos. Lo abrazo, lo levanto
para colocarlo en mi caderay le doy vueltas —vamos acompáñame a la cocina voy a
prepararte la merienda —le digo.


Ya estoy acostada en mi cama, cuando llegan las palabras de aquel hombre, soy tu
padre Ignacio, me tapo la cara, no quiero recordarlo, me hace daño ¿por qué tuvo que
volver a aparecer? Empiezo a llorar, no puedo evitarlo desde que llamó tengo un nudo en
la garganta, debo desahogarme. Sollozos salen de mí, trato de taparme con la almohada
para que nadie me escuche; pero ni eso puede evitar el sonido de mi dolor.

Alguien toca la puerta una, dos, tres veces ¿quién es? —Pregunto.

—Amor ábreme, te escuché llorando ¿qué sucede Hilary? Ábreme o le pediré las
llaves a Augusto —me dice.

Voy hacia la puerta para abrirle, no quiero que moleste a esta hora al personal. Está
parado frente a mí, tengo mi cara llena de lágrimas, me abraza fuerte y besa mi rostro
húmedo.

— ¿Qué sucede preciosa? ¿Por qué lloras de esa forma? ¿Quién te hizo daño? —
Dímelo Hilary.

—No quiero hablar de eso Reinaldo, por favor sólo abrázame —le pido.

Me abraza por unos minutos, me separa de él, besa mis labios, no quiero que sigas
evitándome amor, sea lo que sea que te este sucediendo aquí me tienes. Si es por tu madre
¡shhh! pongo mi dedo índice en sus labios para silenciarlo, no es por mi madre, te lo diré
cuando me sienta mejor respecto a esto. ¿Puedo desnudarte? —Pregunta. —Quisiera
meterme a la cama contigo, prometo portarme bien, sólo quiero hacer cucharita, sentir tu
piel con la mía —me dice. Lo miro y asiento.

Se toma su tiempo para desnudarme, luego lo hago yo. Ya el estar desnudos es tan
natural, no siento la más mínima vergüenza, este hombre se conoce mi cuerpo mejor que
yo.

—Reinaldo los niños se pueden dar cuenta que no estás en tu habitación.

—Tranquila amor que Reina me llamó y le di permiso para quedarse donde su
amiguita y antes de venir aquí vi a Jeremy, está dormido —me dice.

— ¡ahhhsiii! Señor controlador, lo tenías ya todo planeado para venir a hacerme el
amor —le digo sonriendo.

—Lo tenía todo controlado hasta que escuché tu llanto. Me asuste mucho, pensé que
estabas enferma —me dice.

Estaba preocupado por mí ¿no es hermoso? Estamos en la cama abrazados,
entrelazados, tiene mi pierna enredada con la de él y como de costumbre juega con mis
pezones, nos miramos por segundos, minutos, no sé cuánto tiempo ha pasado, pero sé que
algo se empieza a construir en mi vientre y sé que estoy excitada, pero no puedo evitarlo,
tengo la dureza de Reinaldo cerca de mi centro, no sé cómo llegó hasta ahí, bueno creo
que ya mi “gladiador” busca solito su camino a la felicidad. Pensar eso me hace reír y
Reinaldo me pregunta: ¿por qué te ríes? Le cuento y suelta una carcajada “gladiador” así
le llamas a mi pene. No podemos evitar reír ¡shh! ¡Shh! Hagamos silencio —le digo.
¿Silencio? —Pregunta confundido. —Espera que te penetre con mi “gladiador” para que
veas el silencio que vas a hacer —me dice con sarcasmo. Con eso me calla y me hace suya
toda la noche.


Siento unos besos calientes en mi espalda, sube hasta mi cuello, luego detrás de mi
oreja —amor estoy duro de nuevo tu “gladiador” necesita atenciones de esa “cosita rica”
—me susurra. Por todos los cielos apenas he dormido dos horas, ya lo hicimos cuatro
veces y me está pidiendo más —cariño vas a acabar conmigo —me quejo.

— ¿Acaso acabas de decirme cariño? —Pregunta. —Siempre me llamas por mi
nombre y la primera vez que me llamas de una forma diferente me dices como le dices a
mi hijo “cariño” pues no lo acepto, quiero que me digas amor, porque eso soy tu amor y tú
eres mi amor también —me dice comiéndome la boca.

No puedo evitar sonreír —está bien amor de mi vida ¿así suena mejor? —Pregunto.
Se pega a mi espalda, estamos haciendo la cucharita. —Así suena perfecto amor, me
encanta —me dice.

Siento su mano deslizarse por mis senos, sé lo que viene a continuación, me los
masajea, aprieta mis pezones, mete el dedo índice y medio en mi boca, me dice que se los
chupe y lo hago enseguida, vuelve a mis pezones y los moja con mi propia saliva, vuelve a
meter los dedos a mi boca, pero esta vez baja hasta mi entrada, me empieza a masturbar
con los mismos dos dedos que metió en mi boca, no puedo evitar gemir, es tan delicioso
todo lo que me hace.

—Amor ábrete para mí —me susurra al oído.

Levanto mi pierna, luego la doblo, él me la toma por el muslo para que no la baje y
se acomoda detrás de mí —Hilary tómalo e introdúcelo en ti, quiero ver como tú misma te
penetras —me dice.

Sus palabras me ponen caliente, siento que mi piel arde, no lo pienso tanto y tomo
su duro pene en mi mano, lo pongo en mi entrada, pero primero estimulo mi clítoris del
mismo modo que él lo hace, suelta un gemido, sé que le gustó eso, vuelvo a mi abertura y
lo introduzco poco a poco ¡ohhhsii amor! Lo escucho decir, tan apretada siempre. Sujeta
más mi pierna, luego empieza a moverse duro, lo saca y lo mete tan fuerte que lo siento en
mi vientre, me causa un poco de incomodidad al principio pero cuando cogemos el ritmo
se siente rico, tiene su otra mano debajo de mí, me tiene abrazada, pero sigue acariciando
mi seno —Amor tengo mis dos manos ocupadas, lleva tu mano a tu clítoris, quiero que te
toques —me dice.

No lo hago de inmediato porque no lo he hecho antes y siento un poco de vergüenza
pero él me sigue animando —hazlo como lo he hecho yo amor, aplica un poco de presión
y masajéalo, te va a gustar más así te lo aseguro —me dice. Hago caso a lo que me pide y
llevo mi mano hasta mi vagina, con mis dedos índice y medio lo masajeo, Reinaldo sigue
penetrándome al mismo tiempo, estoy tan cerca ¡esto es tan bueno! —Amor estoy cerca
—le digo.

—Yo también preciosa —me dice excitado. Saca su grande erección de mí y me
quejo por el abandono —no lo saques amor, no quiero que lo saques por favor —le digo.
Da unos pequeños golpes con su pene en mi clítoris, lo repite varias veces, eso hace que
mi centro palpite aún más, estoy sudando, ambos sudamos, es una entrega maravillosa,
vuelve a penetrarme, una, dos, tres, cuatro, cinco veces, gemimos, sin importarnos quien
pueda escucharnos ¡ahhhh Hilary ¡Ahhhh! ¡Carajooo! —Gime y yo lo sigo. —Siiiii
¡Reiiinaallldooo! ¡Oohh si amor! Nos quedamos abrazados, él besando mi cuello, luego el
sueño me gana, lo último que escucho es cuando me dice. ¡Duerme Amor!

Capítulo 15

Viernes, 21 de noviembre de 2014

Me pongo mi ropa deportiva, mis botas, busco mi ipot y mi termo con agua, voy a
aprovechar que estoy sola esta mañana y saldré a caminar por la residencia.

—Buenos días Srta. Hilary ¿a dónde se dirige esta mañana? Esteban no se encuentra
en este momento para acompañarla, debe esperarlo —me dice Augusto.

—Buenos días —le sonrío. —No te preocupes Augusto sólo voy a caminar por los
alrededores, no saldré de la residencia.

—Señorita me temo que no va a poder salir sola, el Sr. Reinaldo dejó instrucciones
claras que usted no saliera sola de esta casa.

—Lo siento Augusto pero Reinaldo no puede prohibirme salir a caminar. Los niños
no están en estos momentos, estoy aburrida y quiero ir a explorar los alrededores y así
aprovecho de hacer ejercicio.

—Yo sólo cumplo con mi trabajo señorita, es mejor que no salga sola —dice
Augusto.

Pero el “señor nalgón” que se cree que me va a dar órdenes, sé que trabajo para él
pero no puede impedirme que salga a dar un paseo, además estoy sola no tengo trabajo
que hacer. Pienso ir y punto —me digo.

—Lo siento Augusto voy a salir con o sin autorización de él —le digo. Salgo
corriendo para evitar que me detenga.

Me siento tan bien cuando camino, como es que no me gustaba antes, me relaja, me
hace pensar y analizar cosas, escuchar mi música, sentir el viento en mi cara es
maravilloso, me siento viva, revitalizada. Me detengo frente a una casa espectacular, es
hermosa, tiene flores de todo tipo, veo unos girasoles, me encantan y me acerco para
olerlos. Cuando escucho a alguien decir:

—Buenos días linda dama. No sé quien de las dos es más bonita, si tú o ese girasol.
—Me quedo contigo —me dice.

Tengo frente a mí a un chico alto, es delgado pero musculoso, cabello rubio un poco
largo, sus ojos son de un azul fuerte, es muy impresionante, no debe tener más de 30 años.
A su lado está un perro muy grande, es un Rottweiler, me asusta un poco.

—Buenos días, disculpe sólo me detuve a observar estos maravillosos girasoles, ya
me voy, que tenga un buen día —le digo.

—Son míos, espera voy a cortar unos para ti, no te preocupes por Rambo es
inofensivo, lo tengo entrenado. ¿Cuéntame vives aquí? —Pregunta. —Nunca te había
visto —me dice.

—Trabajo para la familia González, el Sr. Reinaldo González. Cuido a su hijo y
cocino para ellos. El perro se me acerca y me quedo quieta, me da miedo que me ataque,
he escuchado cosas horribles de estos perros, pero lo que hace es poner su cabeza en mi
mano derecha y la mueve esperando que lo acaricie, eso me hace sonreír, en este momento
sólo parece un lindo cachorrito, lo acaricio y le hablo —hola Rambo eres un perrito muy
lindo, mueve la cola como si comprendiera mis palabras.

—Le gustas, se comporta así cuando alguien le agrada y puedo ver lo que ve en ti,
eres muy bella, disculpa mi atrevimiento, pero es que nunca había visto algo tan bonito
por las mañanas —me dice. Enseguida me sonrojo. —Entonces trabajas para el “señor
gruñón” nunca saluda a nadie, es bastante frío, espero no te esté dando muchos problemas
trabajar para él, si es así sólo dime, podría darte trabajo en mi casa. ¿Cómo te llamas? —
Pregunta.

—Estoy bien con ellos, no tengo quejas hasta el momento, son muy considerados,
adoro a sus hijos. —Mucho gusto soy Hilary Rodríguez —lo miro con picardía y no sé por
qué lo he hecho, este chico me hace sentir sexy.

—Todo un placer Hilary, soy Sergio Prada. Me gustaría volver a verte, podríamos
caminar juntos —me dice con una sonrisa en su rostro.

Cuando voy a contestarle que me parece bien, veo una Hummer acercarse a
nosotros. Ya llegó el “señor intenso” no puede ser, estaba trabajando, son apenas las 10:00
am ¿qué hace aquí? Seguro Augusto lo llamó ¡quechismosito!

—Sergio me tengo que ir, fue un gusto hablar contigo, lo de caminar suena bien. —
Rambo adiós te veo luego amiguito.

Voy caminando de vuelta a casa cuando escucho que Reinaldo se baja de la
camioneta ¡ohh no! Se dirige hacia Sergio.

—Mira niñito de mami y papi. Aléjate de Hilary, no te quiero cerca de ella, ya estás
advertido —le dice Reinaldo señalándolo con su dedo índice.

— ¿Quién eres tú para impedirme eso? —Pregunta. —Ella ya acepto seguir
caminando conmigo y es su decisión, no te metas —le dice Sergio. Noto que Rambo se
pone inquieto, va a atacarlo si sigue ahí, me acerco a ellos.

— ¡Basta ya! Si Reinaldo, yo soy quien tomo mis propias decisiones. No eres nadie
para impedirme nada, sólo eres mi jefe —le digo.

—Eres mía Hilary, te dije que lo que es mío otro no lo toca, eres mi empleada y
debes estar en mi casa, no aquí en la residencia coqueteando con tipos como éste. Tiene
una mala reputación Hilary, no quiero que te haga daño —me dice.

— ¿No quieres que me haga daño? —Pregunto cruzándome de brazos. —Tú eres el
único que me hace daño y lo sabes —le grito.

—Señor no hables de mí como si yo no estuviera, tú no me conoces y si quiero
seguir viendo a Hilary lo haré, siempre y cuando ella así lo quiera —le dice Sergio.

—Sobre mi cadáver ustedes se van a volver a ver —me dedica una mirada de
muerte que yo también le devuelvo.

—Adiós Sergio, te veo pronto —le guiño un ojo. Sé que con esto lo deje picado, eso
me da gusto por hacerme pasar pena frente a este chico. Esto debe acabarse, el que
Reinaldo me siga prohibiendo que hacer ¿acaso yo le prohíbo que no vea a Regina? “Lo
que es igual no es trampa”, así de sencillo.

Voy camino a la residencia a paso firme, estoy que echo humo, este hombre me saca
de mis casillas muchas veces, nunca me había sentido de esta forma antes, me provoca
tomar algo y lanzárselo por la cabeza. Escucho sus gritos a la distancia ¡Hilary detente!
No se subió a la camioneta, viene detrás de mí caminando con su traje carísimo, se ve tan
gracioso, me provoca reír y lo hago.

Al entrar a casa estoy riendo sin parar, lo sé parezco una loca; pero es que no puedo
evitarlo.

—Señorita ¿qué le sucede? —Pregunta Augusto.

—Ya vas a ver lo que me sucede, va a entrar por esa puerta. — ¡Ahhh! Por cierto
Augusto, estoy molesta contigo, no debiste llamarlo —le saco la lengua ¡chismosito!
Me dirijo a la cocina quiero un vaso de agua fría. ¿Dónde está Hilary? —Reinaldo
le pregunta a Augusto y lo escucho responder. —Señor en la cocina. —Augusto traidor —
pienso.

Pongo los girasoles en agua, al rato los llevaré a mi habitación, son tan bonitos y
huelen muy bien.

—Aquí estás ¿por qué te comportas de esa forma Hilary? No puedes salir a caminar
por ahí y coquetear con cualquiera que se te pase por el frente —me dice indignado.

Ahora si este viejo prematuro me va a escuchar, estoy tan enojada que estoy que le
arrojo este vaso de agua por la cara. Trato de calmarme, respiro profundo.

—Primero que nada yo no estaba coqueteando con nadie, salí a caminar, me detuve
en esa casa porque me encantaron los girasoles, Sergio se acercó, me saludó, me regaló los
girasoles y entablamos una conversación, eso no tiene nada de malo. Y segundo si me da
la gana de coquetear con él u otro tengo todo el derecho de hacerlo, soy una mujer soltera.

— ¿Sergio? ¡Haaa! pero si ya hasta sus nombres se dieron. —No vas a seguir
viéndote con él, no me da la gana y punto —grita. —Y esos girasoles los tiras a la basura
o los tiro yo. —Aquí el único que va a regalarte girasoles soy yo —entendido, me dice.

—Te estás pasando Reinaldo, te estás comportando como un loco. Esos girasoles
van a mi habitación, me encantan y no vas a botarlos —le grito. ÉL grita aún más fuerte.

— ¡Maldición! —Dame acá esos girasoles a tu habitación no llevas nada que ese
imbécil te haya dado.

Los pongo detrás de mi espalda porque viene súper decidido a tirarlos a la basura,
veo en sus ojos, su rabia. Mete sus manos detrás de mí, lo esquivo pero es muy fuerte, no
puedo hacer nada, si sigo peleando con él se van a maltratar. —Me rindo —le grito. —
Tómalas y haz lo que quieras con ellas, se las tiro por la cara y caen al suelo.

—Eres un imbécil Reinaldo, aquí se supone que la que tiene 21 años soy yo. Te
comportas como un niño —le grito. Con eso salgo corriendo a mi habitación. Veo a
Augusto observándome, lo que faltaba nos escuchó, ya sabe lo que este hombre y yo
tenemos.


A la hora del almuerzo me siento mal, aún estoy de muy mal humor; pero debo
trabajar y poner mi mejor cara. Reinaldo y los niños están en la mesa esperando por su
almuerzo, les sirvo, todos estamos en silencio cuando una voz interrumpe.

—Hola familia he llegado. Hilary voy a almorzar —me dice Regina. —Se dice por
favor Regina —la reprende Reinaldo.

Lo que me faltaba que llegara esta señora preciso en este momento, voy a la cocina,
tengo que llevarle su almuerzo, mi mal humor empeora, voy hacia ella para servirle, sin
querer se me caen los cubiertos. —Eres tan torpe —me grita. Respiro profundo para evitar
tirarle la pasta por ese cabello rojo como un cerro encendido; aunque ahora que lo pienso
le ayudaría con ese feo color. La escucho decir:

—Cielo tengo que hablar contigo en tu despacho, terminemos aquí, me urge hablar
contigo, se muerde el labio y eso me da ¡asquito! —Está bien Regina en un momento te
acompaño —le responde Reinaldo. Siento celos, no puedo evitarlo.

Al escuchar que se dirigen al despacho me asomo para ver si la puerta está cerrada o
abierta, pero la dejaron entre abierta, no quisiera ser chismosa, pero quiero saber lo que
sucede entre ellos, me dijo que no duermen juntos, me gustaría escuchar que tiene para
decirle, tal vez discuta con él como me dijo Jeremy que siempre lo hacía. Al asomarme lo
que menos veo es una discusión, Regina está tomándolo de la cara y lo besa con mucha
pasión, veo que él no la toca pero no trata de separarla. Ya esta es “la gota que derramó el
vaso”, me iré de aquí si no voy a enloquecer. Antes tenía una vida más tranquila, lo siento
tanto por mi niño, pero no puedo seguir aquí, esto me mata, me duele mucho. Pienso
hablar con Reinaldo en la tarde cuando regrese del trabajo. ¡Hasta aquí llegue yo!

Voy al cuarto de Jeremy, debo decirle que me voy, pero no puedo decirle la verdad,
tengo que mentirle.

—Cariño tengo que hablar contigo. Tengo que dejarte cielito, no puedo trabajar más
aquí, los quiero mucho a ti y a Reina, pero no me siento bien, tengo que ir al Doctor a
hacerme unos exámenes. Te prometo que si me siento bien después voy a venir a visitarte.

—No Hil, no puedes dejarme, me abraza con toda su fuerza y llora en mi hombro.
Lo consuelo, la decisión ya está tomada.



Estoy terminando de empacar todo cuando tocan a mi puerta. —Amor necesito
hablar contigo por favor, necesito que me perdones por lo que pasó esta mañana, te
prometo no ser tan posesivo contigo ¿me perdonas? Abro la puerta y veo que tiene en sus
manos un ramo de girasoles, es tan grande que casi no puedo verlo ¿qué significa esa
maleta en tu cama? —Pregunta confundido. —Dime que es sólo porque hoy es viernes y
vas a tu casa.

—No Reinaldo te estaba esperando, tengo que hablar contigo. Me da los girasoles,
los pongo sobre mi mesa de noche. —Gracias —le dedico una media sonrisa. Voy a
renunciar Reinaldo ya no quiero estar más aquí, no es sólo lo nuestro que es un imposible
sino que ya mi vida no es la misma, no tengo la misma tranquilidad que tenía antes. Me
duele dejar a Jeremy, pero es lo mejor, quiero retirarme ahora antes que sea demasiado
tarde.
Se acerca a mí y me toma de las manos. —Por favor Hilary no te vayas, no me dejes
aquí solo, tú me has devuelto la alegría, me das paz y tranquilidad, sin ti mi vida volvería a
ser miserable, por favor no te vayas, me abraza fuerte, mete su cara en mi cuello e inhala
mi aroma.

—No me digas esas cosas Reinaldo, sé que no son verdad. Esta tarde te vi con
Regina, ambos se besaban, no tienes porque darme explicaciones, pero lo vi y eso me hizo
estar segura de esta decisión que estoy tomando, me doy la vuelta para tomar mi maleta,
pero él me toma de la cintura tan fuerte que siento que me asfixia. —Nooo por favor eso
no significó nada —me dice.

—Para mi significó mucho Reinaldo, me dijiste que dormían en cuartos separados,
eso no es verdad, te besó y le correspondiste, esto me duele, me hace daño, te dije que no
me hicieras sufrir, te lo dije. Cae una lágrima por mi cara, él me abraza aún más fuerte y
me besa, no puedo evitar no corresponderle ya que será nuestro último beso. —Adiós
Reinaldo —le digo.

Cuando camino hacia la puerta para salir de mi habitación, lo escucho decir:

—Hilary me tiene chantajeado, Regina me tiene en sus manos, puedo perderlo todo
sino hago lo que ella me dice, por ahora tengo que estar bien con ella, sino perderé todo lo
que he ganado en la vida.

Me detengo, Dios mío eso es horrible, sabía que esa mujer estaba loca, pero como
para arruinar a su esposo de esa manera, no.

—Reinaldo lo siento mucho, sabía que era una mala mujer, podía verlo ¿por qué no
haces algo? Y ¿por qué te casaste con ella? —Pregunto.

—No puedo hacer nada amor, nada… Contraté a un detective para que la espiara
porque estoy seguro que me es infiel, si logro confirmar esto, podría librarme de ella. —
Me casé con ella porque me gustaba mucho, al principio de novios todo fue felicidad,
buen sexo, pero ella fingía estar conmigo, sólo quería que nos casáramos por mi dinero, al
año de novios le pedí matrimonio, todo cambio desde que me casé con ella, entró a
trabajar en mi empresa, se hizo muy amiga de mi socio y ambos ahora quieren quedarse
con toda mi fortuna. El miércoles recibí un sobre de Rafael, me pedían una suma de dinero
exorbitante para que dejarán todo como está y Regina me da el divorcio, pero si les doy
esa cantidad me quedaría en la ruina y tengo dos hijos que mantener y una novia que
quiero que lo tenga todo.

Voy hacia él, lo abrazo fuerte, perdóname amor no sabía lo que vivías, es una bruja
malvada la señora “boca de pato” él me sonríe, le toco los labios con mi pulgar ¡asquito!
Amor ella te besó, besó lo que es mío, esos labios sólo deben besarme a mí. Prométeme
que no te dejarás besar más por ella.

—Prometido amor —responde con su mano derecha con la señal del juramento.

Nos abrazamos por un largo rato. —Voy a buscar una jarra para los girasoles, que
exagerado debiste haber comprado todos los girasoles que tenían —le digo. —Para ti
siempre lo mejor amor —responde. Con esto le doy un besotee que le duré hasta el lunes.






Capítulo 16

Domingo, 23 de noviembre de 2014

Estoy en mi casa descansando, es fin de semana, estoy sola, Heily ayer no vino en
todo el día, ni la noche, espero venga hoy, quisiera hablar con ella de todo lo que ha
pasado.

Voy a ducharme hace un calor insoportable y de nuevo tengo mi periodo, me duele
el vientre, quiero tomarme una pastilla y meterme a la cama, desde ayer no hablo con
Reinaldo, está de viaje.

Cuando salgo de mi cuarto ya lista para prepararme un té y tomar mi pastilla, suena
mi celular, enseguida me pongo feliz, debe ser mi amor. Al ver la pantalla de mi celular
veo que es un número desconocido.

—Hola ¿quién es? —Pregunto con voz entrecortada.

— ¿Hablo con Hilary? —Me dice una mujer.

—Sí, con ella habla ¿qué necesita? —Pregunto.

—Hilary me llamo Francia, necesito que me escuches por favor, soy la esposa de
Ignacio tu padre, quisiera reunirme contigo, tengo algo importante que decirte.

— ¿Por qué ese empeño en buscarme? ¿Por qué simplemente no me dejan en paz?
Así he estado bien desde que él desapareció de mi vida —le digo.

—Hilary, sé que esto es una sorpresa para ti, sé que pasaste una vida difícil con tu
madre, pero necesito conversar contigo. Tienes un hermano linda, me gustaría que
hablemos de él y de todo esto por favor —me dice.
Tengo un hermano ¿cómo es posible? Bueno se volvió a casar mi padre; por
supuesto que pudo tener otro hijo. Siempre había querido tener un hermano, pero no en
estas circunstancias, creo que voy a permitirle hablar conmigo, de todas formas no voy a
perder nada con eso.

—Está bien Sra. Francia vamos a vernos. No me siento bien para salir a algún lugar,
anote mi dirección, venga a mi casa —le digo

Pasan 20 minutos cuando escucho que llaman a la puerta, voy a abrir, frente a mi
tengo a una señora no muy alta, debe medir 1.60, es morena, viste de manera humilde, un
jean, camisa de botones y unas sandalias de plataforma.

—Siga adelante Sra. Francia, tome asiento, le gustaría tomarse un café o prefiere un
jugo —le digo.

—Llámame Francia por favor. No así estoy bien Hilary, ven siéntate conmigo,
quiero que hablemos. —Me toma de la mano para empezar a hablar.

—Quiero que sepas que estoy al tanto de lo que sucedió con Ignacio y ustedes hace
años. Me lo contó todo, créeme Hilary está tan arrepentido y vive cada día con
remordimiento. Puedo sentir tu indignación mi niña, no es para menos, pero comprende
cielo tu padre era un hombre irresponsable hace años, quiso irse para probar suerte en otro
lugar y regresar por ustedes, te ama mucho Hilary. Lo conocí hace 10 años en
Barquisimeto, nos enamoramos a primera vista, no lo pudimos evitar, él siempre me fue
sincero desde el principio, me dijo que su sueño era regresar y verte otra vez. Sabes tienes
un hermano se llama Ismael, tiene tus mismos ojos querida, muere por conocerte, dale la
oportunidad por favor. Los rencores se deben dejar atrás, eso no te lleva a nada. Piénsalo
Hilary sé que en el fondo tienes un corazón muy grande.

En este momento estamos viviendo aquí, me gustaría volverte a ver; aunque
preferiría que fuera con Ignacio y mi hijo presentes. Sólo te pido que pienses en lo que
hablamos, te dejaré mi número anotado, llama cuando te sientas lista. —Me da un fuerte
abrazo y se va.



Al llegar Heily, me consigue llorando en el sofá. Se apresura hacia mí.

— ¿Qué ocurre Hil? ¿Por qué lloras? —Pregunta preocupada. —No me digas que
ese vejete te hizo algo porque se las va a ver conmigo —me dice enojada.

—No Heily, no tiene nada que ver con Reinaldo. Es sobre mi padre Ignacio, volvió
y quiere recuperar el tiempo perdido, su esposa Francia estuvo aquí hace unas horas
tratando de convencerme para que le dé una oportunidad. Puedes creer que tengo un
hermano, se llama Ismael ¿qué debo hacer amiga? Me dijo que lo piense y la llame.

—Guau Hil, tu vida parece la de una novela. Linda yo pienso que es una bonita
oportunidad para que vuelvas a tener una familia, sabes que me tienes a mí; pero me
refiero a una verdadera familia. Yo te diría que con intentarlo no pierdes nada, escucha a
tu padre, conoce a tu hermano, comparte con ellos, si no te gusta simplemente te alejas y
ya, no pueden obligarte a nada —me dice.

—Tienes razón Heily voy a llamarla pronto, cuando me sienta lista —le digo.

—Me alegra saber eso linda. —Y cuéntame ¿cómo te va con el señor nalgón? —
Pregunta y le sonrío. Apenas escucho de él y mi sonrisa no me cabe en la cara.

—Estamos bien, pero el viernes hablamos, me contó cosas horribles de Regina
¿sabes? Me iba a ir de la casa, discutimos, cuando estaba a punto de irme me detuvo y me
contó porque está casado con esa bruja, tienen dos años de casados.

— ¿Por qué está con ella? Cuéntamelo todo, este chisme está buenísimo Hil —me
dice. Cambia de posición en el sofá para ponerse más cómoda, cruza sus piernas como si
estuviera haciendo yoga, siempre que le voy a contar algo importante lo hace.

—Me contó que ella lo tiene chantajeado con cosas de la empresa, que si él no hace
lo que ella dice puede perderlo todo, es una bruja malvada amiga, sólo se casó con él por
interés y todo lo tiene planeado con Rafael un socio de Reinaldo. Lo conocí una vez que
fue a dejarle un sobre en la mansión, en su cara vi maldad —le digo.

—Que fuerte Hil, pobre hombre debe estar desesperado por no perderlo todo. Si te
quiere a ti, debes apoyarlo amiga, seguro tú le das esa paz que necesita para no terminar de
enloquecer.

—Si eso me dice, que le doy tranquilidad, que soy la que lo calma y le da paz, pero
eso no es todo, no te he contado que estuvo casado antes con Sophia la madre de Jeremy y
Reina, no he hablado de eso con él porque no sé como va a reaccionar, eso me lo contó
Reina, pobre estaba muy mal. Me dijo que ellos se amaban mucho, que ve a su padre
miserable con Regina.

—Hilary que cosas me cuentas. Los millonarios también sufren, que fuerte de
verdad ¿cómo murió? —Pregunta.

—Tuvo un accidente. Bueno un tipo ebrio la chocó y murió al instante. He pensado
que Reinaldo tuvo que sufrir mucho, quedó solo cuidando de sus hijos y con tanto trabajo
que tiene, con razón contrató niñera para su hijo, no le queda tiempo de nada; aunque
hemos estado haciendo el amor varias veces, es tan insaciable ese hombre —le digo y me
sonrojo.
— ¡Ahhh! Cierto que ya no eres sor Hilary, ya eres la reina de los orgasmos —
suelta una de sus carcajadas. —Si Heily ya me hizo suya “lo que es del cura va para la
iglesia” tenía que ser él quien me quitara mi virginidad, no había de otra, sólo verlo me
hacía desearlo más y más —le digo. Y ¿cómo te va con Santiago? —Pregunto.

—Hemos estado discutiendo, pero siempre lo solucionamos, es que su papá quiere
mandarlo a Panamá a encargarse de la constructora y él quiere ir porque es una buena
oportunidad para él, lo cual me pone sumamente triste, me ha pedido que me vaya con él
pero no quiero Hil, no quiero dejar esto, voy a convencerlo que tenemos que quedarnos
aquí —me dice.

—Espero lo solucionen amiga, ustedes se quieren. —Voy a ir a acostarme, me duele
el vientre —le digo. —Haré la cena Hil, descansa un poco, te llamo cuando este lista —me
dice.

No tengo mensajes de Reinaldo, lo cual es muy raro, tengo que escribirle, tal vez
algo sucedió.

<Amor estoy preocupada por ti, no tengo mensajes, ni llamadas tuyas ¿cómo está todo? Besos>


Espero 5 minutos, 10 minutos y no responde. Voy a llamarlo, no me importa si está
con Regina. Repica pero se va al buzón de voz, cuando vea mi llamada, tendrá que
devolverla. Llega un mensaje a los 20 minutos.

—<Estoy muy ocupado Hilary, problemas con la empresa y Regina. Después te llamo amor. Besos>


Ese mensaje no suena bien, espero que esa señora no esté presionándolo, pobre de
Reinaldo tanto estrés puede enfermarlo y todo por culpa de esa bruja interesada. Espero su
llamada pero me rindo, Heily me llama para comer, lo hacemos en silencio, hoy veo a
Heily un poco triste, es raro verla así, debe ser por lo de Santiago, no le pregunto porque
no quiero recordárselo. Cada quien vuelve a su habitación.

Me estoy quedando dormida cuando siento mi celular vibrar. Es Reinaldo ¡gracias a
Dios!

—Hola amor, estaba muy ocupado, no podía hablar bien, estaba con mi abogado
tratando lo de mi empresa, tratamos de idear algún plan; pero ellos tienen las de ganar. El
que la mitad de todo lo que tengo le quede a Regina no me ayuda mucho. Le hable de ti
Hilary, quiero estar contigo, pero me dijo que tenía que tener mucho cuidado porque si nos
descubre y tiene pruebas será más fácil de dejarme en la ruina.

—Es tan difícil por todo lo que pasas amor, si entiendo perfectamente, sé que ahora
más que nunca debemos cuidarnos de esa malvada bruja. Quiero verte, pero ya será
mañana, no quiero que ella llegue a tu casa y no te encuentre ahí —le digo.

—Aún voy camino a mi casa, podría desviarme unos minutos. ¿Quieres? —
Pregunta.

—Claro que quiero. ¡Ven yaaa! —Le digo emocionada.

Estoy en pijama pero no me importa, ya me ha visto peor así que lo espero tal cual
estoy, con mi moño, mi pijama de short y mis babuchas de conejita.

Cuando lo veo saliendo de la Hummer salgo corriendo hacia él, envuelvo mis
piernas en su cintura, mis manos están en su cuello acariciando su pelo, lo beso por un
rato, me voy a separar de él pero no me deja y con gusto me quedo ahí junto a sus labios.
Al separarnos Martín nos observa, me pongo roja como un tomate, que vergüenza su
chofer vio nuestro espectáculo de lenguas. Reinaldo me observa y sonríe —Tranquila
amor, Martín sabe lo que significas para mí —me dice. Con eso seguimos por unos
minutos más comiéndonos la boca hasta que nuestros labios están hinchados.

—Chao amor cuídate mucho, mañana nos vemos. Me acerco para decirle un secreto,
ya que Martín nos puede oír. —Mi cosita te extraña, quiere a su “gladiador”, “ahí abajo”.
—Suelta una carcajada y vuelve a besarme.

—Basta Hilary si no de aquí no me iré nunca. —También deseo estar dentro de esa
cosita rica pero todo a su tiempo, recuerda tenemos que ser prudentes, te quiero conmigo
amor y para estar juntos tenemos que ser pacientes y cuidadosos.

Nos despedimos con más besos, ya no siento mi boca, pero esta noche me iré a
dormir con una sonrisa boba en mi cara.















Capítulo 17

Un mes Después…

Ya estamos en diciembre uno de mis meses favoritos, me gusta la navidad, poner el
arbolito, adornar la casa, ver los fuegos artificiales, la gente festejando con sus familias.
Desde que mi mamá murió las navidades no volvieron a ser las mismas, pero siempre me
dijo que cuando llegara este mes la imaginara a mi lado y siempre la siento tan cerquita de
mí. Recuerdo nuestros intercambios de regalos, las risas, tantos momentos hermosos,
espero algún día formar mi propia familia para poder celebrar con ellos, levantar a mi hijo
o hija para que ponga la estrella en el árbol, es mi sueño.

Heily se tuvo que ir a pasar navidad con su padre Ernesto Andrade en la Capital, me
insistió mucho para que fuera con ella, pero no podía faltar a mi último día de trabajo,
tenía que despedirme de Jeremy, Reina y Reinaldo que se fueron a pasar navidad y año
nuevo con su familia, su abuela Daniela y bisabuela Marbella, claro que la bruja de Regina
también fue pero Reinaldo me dijo que iba porque también tiene familia en Caracas y
debía visitarlos.

Ayer fue dura la despedida, Jeremy lloró mucho porque no me va a ver por varios
días, en este último mes estuvimos inseparables, tanto así que me dijo que quería que yo
fuera su mamá y no Regina. Reina me abrazo fuerte, me dio un bello regalo que no me lo
esperaba, despedirme de Reinaldo fue lo más duro, ya que ahí estaba Regina, no podíamos
ser evidentes, sólo nos dimos la mano. Claro que la noche anterior me hizo el amor una
cantidad de veces, nos dijimos cuanto nos íbamos a extrañar. Y sí que me extraña, hoy ya
es 24 de diciembre, mi celular está lleno de mensajes de él, me ha llamado cuatro veces
para decirme que no quiere que la pase sola, que se siente muy mal por no poder estar aquí
conmigo.

Lo quiero tanto, hemos vivido muchas cosas, me consiente mucho y a pesar de que
tenemos que ser cuidadosos y estar ocultos, ha sabido como ganarse mi amor, es todo un
romántico; aunque otras veces es un hombre de las cavernas, discutimos por lo posesivo
que es. ¿Cómo no enojarme? Sergio se acercó hace unos días a la casa sólo para saludarme
y llevó a Rambo, verlos me dio mucha alegría, pero no duró ni tres minutos frente a la
casa cuando ya Reinaldo lo estaba echando, que vergüenza, discutimos y le corte los
servicios por dos días para que aprenda a comportarse. Recordar eso me hace reír, como
me suplicaba para que lo dejara hacerme el amor, casi caigo pero fui fuerte, ya había
tomado la decisión. ¡Aprende o aprende!



Hoy se escucha mucha alegría en la calle, los vecinos tienen la música a todo
volumen, los niños juegan en la calle, me gusta no sentirme tan sola; aunque en realidad lo
esté. Me asomo por la ventana y los observo por un rato, se siente el frío de la navidad y
escuchar las gaitas me eriza la piel, simplemente es maravilloso.

Mi celular suena, voy y lo busco, es mi tía Antonia. —Hola Hilary ¿cómo estás? Te
llamaba para saber que planes tienes para hoy. Me gustaría que vinieras a pasar la noche
buena con nosotros, tus primos quieren verte —me dice entusiasmada.

—Tía eso suena increíble, sí allá estaré con ustedes. Gracias por invitarme. ¿Qué
puedo llevar? —Pregunto.

—Te esperamos linda. No tienes que traer nada, ya todo está arreglado —no te
preocupes, me dice.

Que emoción al final no la pasaré sola, voy a volver a ver a mis primos, ya deben
ser todos unos hombres. Mis pensamientos son interrumpidos por golpes en la puerta.

— ¿Quién es? Nadie responde. —No abriré si no me dice quién es.

—Hilary soy yo, Andrés… ¿Andrés? No puede ser pero si Andrés se fue de aquí a
estudiar a Toronto.

Abro la puerta y ahí está él, todo un hombre de 24 años. Como ha pasado el tiempo.
Desde mis 18 años que no lo veía, está más alto, acuerpado, debe ir al gym, su cabello lo
tiene amarrado en una cola y tiene barba, se ve diferente, muy diferente pero está guapo,
eso no lo voy a negar.

—Hola Andrés pasa adelante ¿qué te trae por aquí? Te hacía en Toronto —Pregunto
confundida.

—Hola Hilary, te ves hermosísima, tan bella como siempre. Sólo estoy de visita por
las navidades, llegué ayer en la noche, quise venir pero ya era un poco tarde. Disculpa que
me presente de esta forma, mi madre habló con tu tía Antonia, ella me dijo donde
encontrarte.

—Cuéntame ¿cómo te ha ido por allá? ¿Te casaste? —Pregunto y suelta una
carcajada.

— ¿Casarme? Para nada bella, creo que aún espero por ti —me sonríe. —Me va
muy bien Hilary, estudiando inglés y trabajando, Canadá es increíble, deberías venir algún
día conmigo, yo te compro los pasajes —me dice.

—Andrés las cosas no son tan fáciles, además estoy trabajando, no puedo viajar, de
todos modos gracias por la invitación —le digo, y pienso que diría Reinaldo de esta
propuesta, enloquecería.

— ¿Qué planes tienes para hoy Hilary? —Pregunta. —Mi mamá quiere verte ¿por
qué no vienes esta noche a mi casa?

—Sería todo un placer Andrés, pero ya me comprometí con mi tía Antonia —no
puedo, le digo.

— ¿Volviste a la casa de tu tía? —Pregunta indignado. —Después de que huiste de
ahí porque ese desgraciado los maltrataba —me dice enojado.

—Las cosas cambiaron, ya no vive ahí, está preso y por un largo rato. —Andrés son
mi familia, no podía abandonar a las personas que una vez me dieron un hogar; aunque no
fuera el mejor, pero al menos tenía un techo —le digo.

—Bueno Hil, tú sabes lo que haces —me abraza y me da un beso en la cabeza. —
Voy a estar por aquí hasta año nuevo, quiero volver a verte. Con eso se despide y se va.



Reinaldo vuelve a llamarme y le cuento que ya tengo planes para cenar donde mi
tía, así se queda más tranquilo al saber que no la pasaré sola. Me dijo que todo está bien en
casa de su madre, que su abuela no ha parado de hacerlo reír con sus ocurrencias, que le
gustaría que en algún momento las conociera. También me gustaría eso. Me envió muchos
besos a mí y a mi “cosita rica”; por supuesto yo también le envié besitos a él pero muchos
más para mi “gladiador”.



La noche en casa de mi tía es muy divertida, todos reímos con historias del pasado.
Mi tía ha sacado un álbum de fotos de todos nosotros, hemos cambiado tanto. Juan y Paul
no han dejado de burlarse de mí y los vestidos que usaba, mi cabello castaño me hacía ver
muy diferente de como me veo ahora con mi cabello rubio. También me burlo de ellos,
eran tan flacos, feos, con granos en la cara. Hay unas fotos de ellos de chiquitos bañándose
desnudos, ambos se sonrojan, no puedo parar de reír, mi tía también se ríe de ellos, dice
que gracias a Dios cambiaron al crecer porque de verdad eran feos. Todos soltamos una
carcajada.

—Hilary sabes que tu tía Luisa me llamó en estos días, quiere que vayamos a Apure
para las “ferias de Elorza” que son en marzo, todos ya lo hemos hablado, sé que es pronto,
pero quisiéramos que solicitaras con tiempo unos días para que vengas con nosotros,
Natasha y Sandra también van a ir, mis nueras son unas bochincheras.

— ¿En serio tía? Sí, me apunto quiero ir a visitarla, tengo muchos años sin verla y
Heily me contó que se presentan muchos cantantes de música Venezolana en vivo, me
gustaría ver a Reinaldo Armas y Jorge Guerrero son maravillosos. Ella siempre logra
sacarse fotos con todos ellos, podríamos invitarla también.

—Claro Hilary dile a tu amiga, de todas formas hay tiempo para llamar a Luisa, así
le hacemos saber los que vamos a ir.

—Si suena muy bien, sólo espero que me den permiso en el trabajo porque no sé
quien podría cuidar a Jeremy, pero sí cuenten conmigo.

La noche termina repartiendo los regalos, cenamos delicioso, las hallacas, ensalada
y pernil de mi tía están muy ricas. Me como todo y estoy que exploto de lo llena que
quedé. Terminamos la noche, como no me dejan ir a dormir en mi casa, me quedo en la
casa de mi tía y es muy buena idea ya que mañana van a hacer un almuerzo porque vienen
las novias de mis primos.

Reinaldo me llamó a media noche para desearme una feliz navidad y me pasó a
Jeremy que casi me deja sin tímpano al gritar que le regalaron su mini Ferrari de carreras,
me dijo que moría porque yo lo viera montado en él y acelerando. Que bueno que mi
príncipe la pasó muy bien, eso me alegra mucho. Mi amor me dijo que me tenía un regalo,
me lo va a dar cuando regrese. Yo no sé que regalarle, tengo que pensarlo, igual regresa
después de año nuevo, aún hay tiempo.


Al día siguiente ayudo a mi tía con el almuerzo, bueno a adobar la carne, chorizo y
la pechuga. También hacemos una rica ensalada, yuca, papa y preparo una crema de
aguacate. Los hombres de la casa son los que se van a encargar de hacer la parrilla, nos
vamos al patio trasero y ponemos música. Estamos esperando a Natasha y Sandra que no
tardan en llegar, pero antes me entra una llamada de mi “señor intenso”.

— ¿Amor que estás haciendo? Te extraño, aquí estamos tomándonos unos tragos,
vamos a comer Paella, estoy con mi hermano Gustavo, pronto lo vas a conocer, le hable de
ti, está feliz por mí, él sabe todo referente a lo de Regina —me dice.

—Que rico amor, disfruta mucho con tu familia. Yo me quedé aquí en casa de mi
tía, vamos a hacer una parrilla y estamos esperando a las novias de mis primos. También
te extraño, saludos a mi cuñadito —lo escucho reír y decir Gustavo Hilary te manda
saludos. Eso me hace sonrojar de inmediato. ¡Que vergüenza!

—Bueno amor de mi vida te llamo más tarde para ver cómo va todo, besos preciosa
—me dice.

—Adiós amor, besitos… ninguno cuelga. —Chaooo cuelga tú —le digo con
autoridad. —Si como usted mande señorita —responde. —Me río y sé que él también lo
hace. Luego ambos colgamos al mismo tiempo.



La tarde pasa súper rápido, no sabía que Natasha y Sandra fueran personas tan
encantadoras, muy sencillas, muy habladoras, todo sonrisas, ya veo porque estos dos están
tan enamorados de sus novias, son muy lindas, una muy diferente a la otra, pero hermosas
a su manera, una es morena, la otra es rubia, una es alta y la otra es pequeñita.

—Gracias familia de verdad estoy muy agradecida por haberme tomado en cuenta
para pasar estos días de navidad con ustedes —les digo.

—Hija para eso somos la familia para estar unida en estos días tan importantes.
Aquí estaremos para ti Hilary, vuelve cuando quieras. Ya sabes que tenemos planes para
marzo —me dice con una sonrisa en su rostro.

—Sí tía, prometo venir más seguido a visitarlos. Claro que sí cuenten conmigo para
ir a Apure. —Natasha, Sandra fue un placer conocerlas, son maravillosas. Primos
cuídenlas mucho, no consigues dos tesoros como estos todos los días. Los abrazo a todos y
me voy a mi casa.


Fueron dos días muy movidos, tenía tiempo que no disfrutaba tanto en familia.
Extraño a Heily, pero ya hablamos para darnos una feliz navidad, está aburrida y no es
para menos pasar la navidad con su padre rodeado de puros abogados debe ser obstinante.

Voy directo a mi cama, estoy muy agotada, cierro los ojos y enseguida me duermo.
Sueño con Jeremy persiguiendo a una niña de un año y medio, es tan hermosa y ambos se
ríen con tanta felicidad. Puede ser una señal divina de que vienen tiempos buenos. ¡Eso
espero!…





Capítulo 18

Viernes, 26 de diciembre de 2014

Me levanto tarde, dos días de festejo me dejó agotada, son la 1:00 pm y aún tengo
sueño, pero que perezosita me he vuelto. Me levanto, me arreglo un poco, me pongo un
short de jean muy corto, un top rosado, estoy enseñando mi ombligo y tengo puestas mis
babuchas súper cómodas. Voy a estar sola por días así que estoy perfecta para estar en
casa. Me preparo un rico almuerzo, tengo demasiada hambre, pollo relleno con salsa de
almendras, papitas fritas, ensalada de pollo y mis tostones con queso que tanto me gustan.
Llaman a la puerta ¿será que voy a poder estar un día tranquila en mi casa? ¿Quién podrá
ser? —Me pregunto. Estoy pensando no abrir para comer con tranquilidad, pero siguen
insistiendo.

— ¿Quién es? —Pregunto.

—Soy Andrés, ayer vine pero no estabas, te llamé pero no me respondiste.

—Si adelante Andrés, no estuve en casa desde el miércoles, estaba con mi tía
Antonia y con mis primos. No escuché mi celular, lo siento —le digo.

—Que bueno ¿cómo la pasaste? —Pregunta.

Se detiene para observarme de pies a cabeza y recuerdo que prácticamente estoy
desnuda, bueno pero estoy en mi casa, no sabía que tendría visita.

— ¡Increíble! Fueron unos días maravillosos con mi familia, me gustó mucho haber
ido. Ven a la cocina conmigo por favor muero de hambre, tengo suficiente ¿quieres? —
Pregunto.

—Que bueno que me lo preguntas Hilary, ya te iba a decir que me invitaras de eso
que huele tan delicioso. Ya veo que aún no has perdido tu gusto por la cocina —me dice y
le sonrío.

—No Andrés, amo cocinar, me encanta. Mi trabajo en este momento es de cocinera
para una familia adinerada y también soy la niñera de su hijo de 6 años. Estoy feliz me ha
ido muy bien.

—Guau Hil, sí que me he perdido de muchas cosas por aquí, te ves diferente,
siempre has sido madura, pero ahora lo eres aún más y tu cuerpo ha cambiado —me
observa como si quisiera arrancarme el top, eso me pone nerviosa.

Le cambio el tema. — ¿Cómo es Toronto? —Pregunto y me sonríe ya que sabe que
me intimida. Mientras almorzamos, me cuenta que hace mucho frío, pero que es otro
mundo, me habla sobre sus amistades y los sitios que ha visitado, todo esto lo hace
mientras voy comiendo, le presto atención por no ser grosera; pero ya me está aburriendo
un poco. Tocan de nuevo la puerta y estoy salvada por la campana. Seguro es Heily que no
quiso seguir aburrida con su padre y los abogados, me quiere dar una sorpresa.

¡Ohh! ¡Ohh! La sorpresa me la llevo yo cuando abro la puerta muy animada.
Heiii… —No amor no soy Heily, soy el hombre que te extrañaba como un demente —me
dice la voz de Reinaldo. Mira mi atuendo bastante descarado y respira profundo. —Ya
quiero poner mis manos sobre ti preciosa —me dice.

¡Madre Santa! Andrés está escuchando todo esto ¿qué hago? ¡Trágame tierra!

—Amor me vas a tener todo el día aquí parado en la puerta, mira que vine lo más
rápido que pude para pasar todos estos días contigo y con mi “cosita rica”. Pongo mi mano
en su boca para que no siga, no vaya a ser que le de una escena pornográfica de nosotros a
Andrés.

—Reinaldo, no me encuentro sola en este momento, tengo una visita inesperada —
le digo. Empuja aún más la puerta para pasar. De esto no va a salir nada bueno, lo sé.

— ¿Quién es este tipo Hilary? ¿Qué hace comiendo aquí contigo? —Pregunta. Está
lleno de furia, lo puedo ver en sus ojos. ¿Por qué estás vestida así con este tipo en tu casa?
—Grita.

Esas son tantas preguntas ¡ashh! Por qué tuve que vestirme así preciso hoy.

—Amor él es Andrés. ¿Andrés? —Pregunta, pero antes de responderle, él mismo
responde a su pregunta. —Andrés tu ex novio. Asiento para hacerle saber que si es ese
Andrés.

Veo que Andrés se dirige hacia nosotros ¡no Dios mío! Lo que faltaba, otra pelea.

—Nena ¿quién es este? —Pregunta. Enseguida Reinaldo se le para al frente. —
¿Nena? Para ti es Hilary y soy su novio, tú no tienes nada que hacer aquí, así que te
puedes largar ya —le grita. Yo pego un salto. Volvió el “señor intenso”.

—Reinaldo no seas grosero, Andrés sólo vino de visita, teníamos mucho tiempo sin
vernos, ya que él vive en Toronto. No voy a permitir que lo corras de mi casa. Puedo ver
la sonrisa de victoria en la cara de Andrés; por otra parte la cara de Reinaldo es de enojo,
nunca lo había visto así.

— ¿Estás prefiriéndolo a él? —Pregunta indignado. Mira muchachito o te vas o te
saco yo mismo —le dice. Pero ¿qué le pasa? —Crees que te tengo miedo ¡hazlooo! —lo
reta Andrés.

Si este par se piensa agarrar a golpes como unos cavernícolas van a tener que
hacerlo fuera de mi casa. Me les meto en medio. —Si ustedes dos se van a comportar de
esta forma les agradezco que se vayan a pelear afuera —les digo. Ambos voltean a verme.
Reinaldo me toma de un brazo, Andrés del otro —suéltala pedazo de imbécil —le dice
Reinaldo. Esto va peor de lo que me esperé.

— ¡Yaaa! —les grito. Se me van de mi casa ahora mismo, los dos. Pongo mis
manos en las caderas, ambos me observan muy serios. Andrés se disculpa —lo siento
Hilary, tú no mereces que nos comportemos de esta forma, te dejo con él, tú y yo nos
vemos después, me abraza, me besa la mejilla y sale de mi casa.

— ¡Agggg! Imbécil, ahora quedó como el bueno de la película —dice Reinaldo.
—Eres tan inmaduro, no puedo creer que un hombre mayor se comporte de esta forma, me
decepcionas algunas veces Reinaldo. ¡Vete! —Le grito. —No quiero verte en este
momento —le digo. Reinaldo me abraza fuerte para que no me escape de él. ¡Suéltame!
¡Vete! Ya te dije que no te quiero aquí. Empiezo a llorar, no puedo evitarlo, salgo
corriendo a mi habitación, pero antes le digo: Eres muy posesivo y eso me asusta, cierra la
puerta al salir por favor.


—Heily amiga te quiero aquí ¿cuándo vienes? —Pregunto. —Reinaldo me
tiene harta amiga, es muy posesivo, no sabes cómo se comportó cuando vio a Andrés aquí.

—Hilary estabas sola en la casa con Andrés y llegó Reinaldo —se ríe la muy
malvada. —No es para menos que haya reaccionado de esa forma, imagínate lo que pudo
pensar —me dice.

—No Heily, él tiene que confiar en mí, no puede golpear a todo el que me salude y
mucho menos echar a alguien de mi casa eso me corresponde a mí y ahora estoy triste
porque se vino desde Caracas a pasar estos días conmigo y yo lo eche como un perro.

—Si te sientes mal pues llámalo y dile que regrese.

—No lo haré Heily, él tiene que aprender de algún modo. Cambiemos de tema
mejor ¿cómo te va con Santiago? —Pregunto.

—Esa es otra Hil, no estamos muy bien, desde que me vine a pasar navidades aquí
no nos vemos y no ha hecho nada por verme, casi ni me escribe, siempre lo hago yo y se
tarda en responder. Creo que se acaba la emoción de nuestra relación —me dice con voz
entrecortada.

—No digas eso Heily, de seguro algo le sucede, espera que regreses ya vas a ver que
todo vuelve a la normalidad. Bueno linda ánimos, estamos en contacto, voy a echarme un
baño y a dormir —le digo.

—Está bien mi “rubia preferida” nos vemos pronto, te extraño muchooo… —Y yo a
ti —le digo.

Voy saliendo de la ducha cuando escucho golpes en la puerta ¿otra vez? Pero
cuántas veces va a sonar la puerta hoy. ¡Voyyy! —Grito. ¿Quién es? —Pregunto.

—Amor ábreme por favor, sé que me comporte como un idiota, pero no puedo estar
un segundo sin ti. Me quedo unos segundos en silencio. —Por favor amor no me dejes
aquí afuera, si no voy a dormir aquí hasta que te dignes a perdonar a este hombre
cascarrabias que te cela porque quiere cuidar lo que es suyo. No puedes culparme por eso
amor —me dice. —Además tengo un enorme regalo aquí para ti, quiero dártelo por favor.
¡Abre la puerta!

Lo quiero muchísimo, no puedo dejarlo ahí afuera, sé que se quedaría ahí en el
suelo, además no quisiera dormir solita. Abro la puerta y lo primero que veo es un oso de
peluche como de mi tamaño, es hermoso color blanco, tiene un lazo rojo y viene con unas
rosas rojas muy hermosas en un arreglo en forma de corazón, son muchísimas. Es un
divino mi amor ¿cómo no querer a este hombre?
Recibo el peluche, es tan enorme, podría dormir sobre él, huele a su colonia ¡no
puedo con tanto!… lo dejo a un lado del sofá, él pone el arreglo de rosas sobre la mesa,
me abre sus brazos para que haga lo que tanto le gusta, corro a sus brazos y pego un salto,
entrelazo mis piernas alrededor de él y empieza nuestra competencia de lenguas que trata
sobre quien aguanta más los besos sin tomar distancia para respirar. Nos besamos por un
largo rato parece que ninguno quiere rendirse, pero ya no siento mi lengua, somos unos
exagerados o será que toda la gente enamorada les pasa como a nosotros que no pueden
dejar de besarse una vez que los labios se conectan. Me rindo —amor vas a dejarme sin
labios, no quiero quedarme como la bruja de Regina con “boca de pato” —le digo.
Reinaldo suelta una de esas carcajadas que me fascinan porque sé que está súper feliz.

— ¿Habitación? o ¿sofá? —Pregunta. Ya sé por dónde va esto, así que saco mi lado
“Gatúbela” me desnudo frente a él, me recuesto en el sofá de modo que mi espalda y
cabeza está sobre mi oso de peluche, lo observo, con mis manos empiezo a masajear mis
senos y aprieto mis pezones como él siempre lo hace, mi espalda se arquea por la
sensación de tocarme, y ver a Reinaldo con una enorme erección frente a mí me pone aún
más caliente. —Amor aquí me tienes, quiero primero en el sofá, luego sobre esa mesa,
luego en la cocina, luego en mi habitación y los otros lugares los dejo a tu imaginación —
le guiño y lo escucho gemir fuerte. —Me enloqueces preciosa, prepárate porque hoy será
aquí en tu casa, pero todos los demás días será en la mía y hay muchos más lugares para
hacerlo, se desnuda con una velocidad sorprendente.

Empieza a besarme por todas partes, besa, lame, succiona, disfruto de cada
sensación que me proporciona, se acerca a mi oído y me susurra —Quiero ver ese
hermoso trasero todo expuesto para mí, arrodíllate e inclina tu cabeza en el sofá, quiero
ver como entra toda mi polla en ti cuando te penetre, quiero hacerte gemir y suplicar que
te dé duro. Se acomoda detrás de mí, abro mis piernas, pienso que me va a penetrar pero
no lo hace, con sus dedos acaricia mi centro, acerca su rostro a mi vagina y mete su
lengua, jadeo fuerte, que me haga eso me fascina, chupa mi clítoris haciendo varios
movimientos circulares con su lengua, siento que mis piernas empiezan a temblar —por
favorrrr amor penétrame, ya te quiero sentir, por favor —le suplico.

—Así me gusta cosita rica que me supliques, no sabes lo divina que te ves toda
abierta para mí, esto ya pide que la penetre —pasa la mano por mi centro y gimo. —Siii
hazlo ya —le digo. —Estás hinchada amor, me encantas, esto va a ser increíble, avísame
si te duele, no quiero hacerte daño —me dice.

Pone su pene en mi entrada, lo mete, lo saca y hace esto varias veces, hasta que ya
me acostumbro a la sensación, lo empuja mucho más fuerte y ya no tiene piedad conmigo,
me penetra una y otra vez, ambos gemimos tan fuerte que creo que despertamos a la
mayoría de personas de por aquí. Es una sensación tan única, que el hombre que quieres te
haga el amor, enseguida me tiene, me penetra cuatro veces más, siento sus pelotas como
golpean contra mí, al contraer mi abdomen y sentir mis palpitaciones sé lo que viene,
exploto en él, mis espasmos succionan su pene, aún estoy en el cielo, lo escucho gemir y
se viene en el condón. Cae sobre mi espalda y me besa. —Te quiero tanto amor. Odio
tener que usar esto, quiero sentirte piel con piel, debes ir al ginecólogo pronto —me dice.




Los días pasan, estos días hemos estado en las nubes, la familia de Reinaldo sigue
en Caracas, la bruja también, no quiero que tenga problemas, pero a quien engaño me
encanta tenerlo aquí conmigo. Hemos estado en la mansión haciendo el amor como
conejos, recuerdo que criticaba a Heily por tener tanto sexo, ahora que ya sé lo que es esto
la entiendo perfectamente, me siento tan dolorida, hemos estado en todos los rincones de
esta casa, piscina, terraza, chimenea, escaleras, sofás, cocina, sala, hasta en el cuarto de
juegos sobre la moto de agua, ese estuvo muy bueno. Somos un par de sexosos
enamorados, una pasión prohibida pero fascinante.



Esta mañana del domingo vamos a salir de paseo, Reinaldo no quiere llevar la
camioneta, así que saca el descapotable color azul oscuro, es tan perfecto, me recojo mi
cabello en un moño, enciende el auto y salimos. Tiene su mano en mi pierna, le
correspondo y pongo mi mano sobre la de él, me mira, luego me da un beso de lengüita,
nos separamos porque si no lo hacemos vamos a chocar. Enciende la radio y está sonando
una canción de Eros Ramazzotti que me gusta mucho. Empieza a cantarme:

Como comenzamos, yo no lo sé
la historia que no tiene fin
ni como llegaste a ser la mujer
que toda la vida pedí….

Cosa más bella que tú


cosa más linda que tú
única como eres
inmensa cuando quieres
gracias por existir.


No es un mal cantante, no se sabía la canción completa, pero con eso me conformo,
me cantó las mejores partes de la canción, que en sí es el coro —sonrío.

Nos detenemos en el camino a almorzar en un restaurant campestre, es bonito, me
siento cómoda aquí, a veces tanto lujo te cohíbe, comemos muy tranquilos, me toma de la
mano en algunas ocasiones, me la besa, también besa mis labios. Sí, a esto se le puede
llamar una relación de novios.

Antes de ir a la casa de Reinaldo nos detenemos en un mirador, hace frío por lo que
me tiene abrazada, besa mi cuello y enseguida siento mi piel ponerse grifa, me da la vuelta
para quedar frente a él.

—Hilary quiero decirte que eres muy importante para mí, sé que aún estoy casado,
pero ya sabes las circunstancias, no es porque quiero estarlo, pero por ahora tiene que ser
así, con el tiempo voy a librarme de Regina. ¡Shhh! Pongo mi dedo índice en su boca para
callarlo. —Amor sé por lo que pasas y ya te dije que estoy aquí para ti, siempre seré tuya,
también quiero que seas todo mío, supongo que en algún momento va a ser así —le digo.

Nos quedamos viendo el atardecer, es tan hermoso y más estando abrazada del
hombre que quiero. Quiero que esto nos dure por mucho tiempo. —Amor vamos a la casa,
tenerte aquí es increíble; pero más increíble es tenerte en mi cama para mi solito —me
dice. Ambos nos sonreímos, me levanta, me da varias vueltas en el aire, seguimos riendo y
nos subimos a su auto. ¡Vámonos!












Capítulo 19

Jueves, 01 de enero de 2015

Se supone que aún estoy en mis días libres, pero como hoy es el cumpleaños de mi
príncipe Jeremy tengo que ir a la mansión para ayudarlos con los preparativos. Hoy voy a
conocer a la familia de Reinaldo, su madre, abuela y hermano. Estoy un poco nerviosa por
eso, también va a estar Regina así que eso me inquieta aún más. Reinaldo y yo debemos
ser más cuidadosos, hoy más que nunca nadie puede sospechar de lo que sucede entre
nosotros.

Hago una pequeña maleta para dos días, hoy y mañana me voy a quedar en la
mansión para pasarla con mi niño, desde antes de noche buena que no nos vemos, me
llamó hace unos minutos diciéndome que me extraña mucho, que ya me quería en su casa,
también me dijo que hoy voy a conocer a su primera niñera Bárbara que va a asistir a su
cumpleaños.

Reinaldo y yo fuimos hace días a comprarle unos regalos, no tenía la más mínima
idea de qué regalarle, Jeremy lo tiene todo, Reinaldo quería comprarle un celular más
sofisticado que el que tiene pero no lo dejé, Jeremy es sólo un niño como para tener un
iPhone. Le compró una moto porque ya el auto lo tenía, claro de esas motos de cuatro
ruedas que son más seguras. Mi regalo es insignificante a comparación con el de Reinaldo,
sólo mande a enmarcar una fotografía de nosotros dos que dijera “tu ángel y mi príncipe
de Ferrari rojo”. Contrataron a mucho personal para hoy, veo gente caminando de un lado
para otro, están instalando en el jardín varios inflables, en el área de la piscina hay
minitecas con enormes cornetas de sonido, ni hablar de todo lo que me encuentro en la
cocina, todo tipo de aperitivos y por supuesto un enorme pastel de Ferrari. Ya mi niño
cumple 7 años, está creciendo muy rápido.

—Hil ¿cómo me veo? Jeremy está frente a mí posando como todo un modelo.

—Cielito te ves encantador, todo un príncipe de cuentos.

—Sí mi ángel, tu príncipe de cuentos —me dice. Viene hacia mí y lo abrazo fuerte.
Te quiero mucho mi príncipe, disfruta mucho con tus amiguitos y me cuentas qué tal te
pareció mi regalo.

Reinaldo me llama a la distancia para que me acerque a saludar a su familia que ya
está instalada en la mesa del jardín.

—Hilary te presento a mi madre Daniela, su esposo Vladimir Villalobos, mi abuela
Marbella y mi hermano Gustavo el pediatra de la familia. Veo a Regina que me observa
con furia en sus ojos, me quiere lejos de aquí lo sé.

—Hola a todos es un placer conocerlos —les digo. Veo a una señora como de unos
40 años al lado de Regina es de cabello corto color negro, es un poco gordita, pero lo que
viste le va bien, lleva un vestido negro hasta la rodilla, la observo por unos segundos y
Reinaldo enseguida me la presenta.

—Hilary ella es Bárbara la primera niñera de mis hijos —me dice. Pensé que era
alguien más joven, ahora entiendo cuando Reinaldo me dijo que todo su personal lo elegía
con experiencia y personas mayores.

—Hola Bárbara he escuchado mucho de ti. Mucho gusto —extiendo mi
mano y ella la toma. —Mucho gusto Hilary, espero estés cuidando muy bien de Jeremy —
me dice y luego sonríe. Le devuelvo la sonrisa. —Si me disculpan tengo que hacer una
llamada —les digo.

Tenía que inventar algo para salir de ahí, tener la mirada de todos puesta en ti no es
muy agradable. Cuando empiezo a caminar la madre de Reinaldo me detiene —querida
sólo siéntate un momento con nosotros, la llamada puede esperar, quiero conocer a la
mujer que cuida a mi nieto —me dice.

Lo que me faltaba ahora voy a tener que sentarme y conversar con todos, tengo a
Regina frente a mí, lo cual es peor aún. Empieza la conversación, poco a poco voy
soltándome más, me voy sintiendo más en confianza, bueno es que la madre de Reinaldo y
su abuela son muy conversadoras, me preguntan mi edad, me dicen que soy muy hermosa,
que es increíble que con tan poca edad sea tan eficiente, hablamos de su vida en Caracas,
quieren que algún día vaya y los visite, pero también me dice que a veces están en su
Penthouse de aquí, que puedo ir a visitarlos cuando quiera. Por lo visto hoy soy el centro
de atención, el hermano de Reinaldo también me hace una serie de preguntas, es tan
competente, se ve que es un hombre tan inteligente. Reinaldo empieza a verme raro
cuando sigo conversando gratamente con su hermano, sé que está celoso, pero de su
hermano, eso es ridículo.

Regina se levanta de la mesa. —Con permiso, me retiro, tengo algo que hacer,
vendré más tarde cuando terminen de hablar tonterías con la empleada —dice con un tono
de prepotencia. Toda la mesa se queda en silencio, luego la abuela de Reinaldo le dice:

—Eres tan desagradable Regina, es la mujer que cuida a tu hijo, no puedes ser un
poco mas considerada —la reprende. —Si abuela Marbella la mujer que cuida de mi hijo y
de mi marido —responde indignada.

No puedo respirar ¿en serio dijo eso? Escucho decir a Reinaldo: —basta Regina, si
te quieres ir vete pero no nos arruines el día del cumpleaños de Jeremy y te agradezco que
respetes a Hilary —le grita. —Lo que faltaba ahora defiendes a tu amante —le responde
Regina.

Toda la mesa está en shock por todo lo que está diciendo esta mujer. —Si me
disculpan voy a retirarme, no quiero ocasionar más problemas —les digo. —No Hilary tú
no has ocasionado nada, Regina es la que está delirando y la única que tiene que irse es
ella —responde Reinaldo. —Bien amorcito me iré pero cuidado con lo que haces —
Regina le responde guiñándole un ojo y se va.

Todos me observan y la abuela responde: a mí la verdad me hubiese gustado más
esta chica para ti Reinaldo y no esa bruja, jamás me ha dado buena espina. La tensión
queda atrás con ese comentario ya que todos empiezan a reír por el comentario de la
abuela Marbella. Me sonrojo porque sé que todo lo que dijo Regina es cierto, Reinaldo me
observa y me guiña. Cuando voy a la cocina por un vaso de agua, suena mi celular, es
Heily. Por fin esta mujer se acuerda que tiene una amiga.

—Hil ¿cómo está todo? ¿Por qué se escucha tanto ruido? ¡Ajaaa! Señorita ¿dónde
estás? —Pregunta.

—Heily respira, siempre tienes que hacer tantas preguntas. Estoy en la fiesta de
cumpleaños de Jeremy.

—Que bueno amiga, ya estoy aquí en la casa, estoy aburrida Hil ¿sabes? Santiago
no me responde, voy a tener que buscarlo en su casa.

—Linda te diría que vengas pero tú sabes que esta fiesta, ni esta casa son mías,
regreso el sábado, tenemos que pasar un fin de semana solas tú y yo. Vamos a salir o hacer
algo Heily. Hemos estado muy pendientes de nuestros hombres y dejamos nuestra amistad
a un lado ¿te parece? —Pregunto. —Y sí, ve a ver a Santiago, pídele una explicación —le
digo.

—Guau Hil, jamás me imagine que serías tú la que me invitara de fiesta. Siempre te
he rogado para que salgas conmigo —me dice. —Si lo sé Heily, pero quiero nuestro fin
de semana de chicas. Bueno amiga tengo que dejarte, voy a jugar con mi niño un rato y
ver si Reina está por ahí no he podido hablar con ella, está con las “chicas
superpoderosas” —le digo y ambas reímos.

—Bueno Hil, guarda chucherías en un bolso por faaa y me traes —empieza a reír.
—Dale loquita lo haré cuando no haya tanta gente observando. Adiós.




Es fin de semana, me siento libre, feliz, hoy es noche de chicas, vamos a salir Heily,
Andrea, Martha y mi persona. Heily no está muy feliz porque su relación con Santiago no
va muy bien, cuando fue a casa de él no se encontraba ahí, ella cree que tiene otra mujer
pero tiene que averiguarlo antes de decidir dejarlo.

Nos encontramos las cuatro en mi casa, estamos arreglándonos, tenemos que vernos
divinas, prácticamente todas somos solteras, nadie nos prohíbe que hacer esta noche.
Hasta que una llamada interrumpe mi pensamiento.

—Hola amor ¿estás en tu casa? —Pregunta Reinaldo. —Quiero ir a buscarte, vamos
a cenar y luego quiero que te quedes conmigo —me dice. ¡Ahhh NO! Reinaldo no va a
estropear mis planes con las chicas.

—Amor… si estoy en la casa, pero hoy tenemos noche de chicas, no puedo verte
esta noche, lo siento —le digo.

—Noche de chicas ¿qué significa eso? Se van a quedar ahí como en una especie de
pijamada. —Me río y le respondo: —Reinaldo no somos unas niñitas para hacer
pijamadas, vamos a salir a festejar, vamos a una Disco esta noche.

— ¡Queeee! Ni lo pienses. ¿Van a ir solas? —Pregunta.

—Siiii Reinaldo vamos a ir solas y no empieces —lo reprendo.

—Que vayan ellas, tú no me vas. Quédate ahí que voy para allá —me dice.
—Si crees que me voy a quedar aquí estás muy equivocado, fui yo la que planeo
todo esto, no tengo mucho tiempo para estar con mis amigas. No me lo vas a prohibir.
Adiós amor y deja de ser cascarrabias, te vas a arrugar, no te quiero tan viejito —me río y
cuelgo. Que mala me he vuelto.

— ¿Chicasss ya están listas? —Les grito. Porque ya se están pasando con la hora.
— ¡Guau!… Todas estamos espectaculares… vestido, jean, falda, capri, para todos los
gustos. Estamos muy hermosas, creo que voy un poco descarada esta noche, esta culi falda
como la llama Heily es muy corta, si no tengo cuidado se me va a ver todo.

Estamos esperando que Heily saque el auto del garaje, Martha y Andre se suben en
la parte de atrás, yo voy a ir adelante con Heily. Cuando voy a subirme escucho unos
pasos corriendo hacia mí, me doy cuenta que es Reinaldo cuando me toma de la cintura
para sacarme del auto. ¿Quién me mando a meterme con un loco? —Me pregunto.

—Ya se te está haciendo costumbre hacerme pasar vergüenza delante de la gente —
Le grito. Mi respiración es rápida estoy muy enojada.

—Si tú crees que vas a ir a la Disco estás muy equivocada y menos de la forma en
que estás vestida. Se te ve todo Hilary —me grita.

—Soy una chica de 21 años Reinaldo así nos vestimos, esta es la moda, no soy una
señora, lo siento —le digo.

—Sé perfectamente la edad que tienes Hilary, pero con esto pareces una mujerzuela
—me grita. ¡Ahhh NO! Esto sí que no se lo permito.

Le suelto una bofetada que se escucha hasta el final de la cuadra. —A mi me
respetas no soy ninguna mujerzuela —le grito más fuerte.

— ¿Acabas de abofetearme? —Ven acá. Me toma de la cintura tan fuerte que creo
que me va a partir en dos, me besa tan fuerte que me duelen los labios, lo empujo pero me
tiene agarrada de la cabeza, no me deja ir, con mis dos manos lo empujo de nuevo.

—Reinaldo ya basta ¿Qué te pasa? Voy a salir con mis amigas, con o sin tu permiso.
¡VETE! —Le digo.

—Tú eres lo que me pasa, como me vas a hacer esto, eres mía y prefieres irte casi
desnuda a una discoteca sola con tus amigas ¿Acaso estoy pintado en la pared? Sé lo
primero que van a hacer los tipos al verte, te van a comer con la mirada, van a querer lo
que es mío. Voy contigo o no vas —me dice.

— ¡HilaryyyIsabella! —Me grita Heily. —Se nos hace tarde, deja que tu “señor
intenso” nos acompañe. Tal vez con su edad se queda dormido temprano —todas las
chicas sueltan una carcajada. —Si muy graciosas —les digo.

— ¡Vamos! Espero te comportes Reinaldo no quiero pasar penas en la Discoteca —
le digo.

—Prometido amor —me dice. —Ahora me das un beso aquí. Se toca la mejilla
donde lo abofetee con su dedo índice. Voy hacia él y beso su mejilla, luego le doy un
besito corto en sus labios. —Discúlpame amor, es que te pasas, estás loquito —le
digo.

—Si estoy loco pero por ti “cosita rica” —me dice. Luego me abraza y me guía
hacia su Hummer.


Primera vez que estoy en una Discoteca con Reinaldo, pensé que el molesto sería él;
pero por el contrario la celosa soy yo. Todas las mujeres botan la baba por él, no dejan de
comérselo con los ojos, una mesonera que tiene unos senos gigantescos casi se los pone en
la cara, descarada cree que no me doy cuenta que quiere a mi hombre.

Nos llevan a una mesa ubicada en la zona vip, pedimos nuestros mojitos y Reinaldo
pide un Whisky a las rocas, la mesonera vuelve para traer nuestro pedido y vuelve a
coquetearle, ni porque tenga la mano de Reinaldo entrelazada con la mía está descarada
respeta. Reinaldo me observa —amor ¿qué te sucede? —Pregunta.

—Esa descarada que te está comiendo con los ojos, si yo no estuviera aquí ya te
hubiese tocado. ¿Acaso no te das cuenta? —Pregunto.

—Amor tú crees que yo teniéndote a ti voy a voltear a ver a otra mujer, tú eres la
más hermosa —me dice tocando mi rostro. Lo beso por un rato porque me encantó su
respuesta, claro y también para que todas las resbalosas de este lugar sepan que es todo
mío.

—Hilary vamos a bailar ¿vienes? —Pregunta Martha. Por eso es que quería venir
sola para poder divertirme con mis amigas, con Reinaldo aquí no voy a poder. —No
amigas vayan ustedes, voy a quedarme aquí con Reinaldo —les digo. —Amor si quieres
ve con tus amigas yo te observo —me dice Reinaldo. —No amor quiero quedarme aquí
contigo, si voy a bailar quiero que sea contigo, además si te dejo solo esas mujeres van a
venir como buitres hambrientas por ti. Reinaldo me sonríe — ¿ahora entiendes por qué me
comporto así contigo? —Pregunta.

La verdad si lo entiendo, esto de que alguien quiera tener lo que es tuyo se siente
horrible, me hace sentir molesta con ganas de asesinarlas a todas, bueno tal vez no tanto
así; pero si quiero mantenerlas alejadas de mi amor.
Suena una canción de NickyJam muy sexy, me empiezo a mover en el asiento,
Reinaldo enseguida se pone de pie para invitarme a bailar, sin pensarlo le tomo la mano y
nos dirigimos a la pista de baile.

Empiezo a moverme con él, ambos le agarramos el ritmo a la canción rápidamente,
tiene sus manos en mis caderas, yo tengo las mías en su cuello, me pego más a él quiero
sentirlo, esto de bailar con mi amor me pone muy caliente, me doy la vuelta quiero
bailarle de espalda, al acercarme a él, siento que algo grande y duro choca con mi trasero,
él se inclina un poco para que pueda sentirlo mejor, suelta la respiración en mi oído, sigue
con sus manos en mis caderas, muevo mi trasero como si mi vida dependiera de ello.
—Me estás matando Hilary —me dice. Baja su mano derecha hasta la parte delantera de
mi falda, la sube un poco e introduce su mano, pego un salto porque me rosa por encima
de la ropa interior y esto me excita de inmediato.

—Reinaldo no podemos hacer esto aquí, estamos rodeados de personas —le digo.

— ¡Shhh! Sólo quiero que disfrutes amor nadie se va a dar cuenta todo está oscuro,
ven sígueme —me dice tomándome de la mano. Voy detrás de él y me pega a una pared,
hay poca gente alrededor, aquí está todo mucho más oscuro, empezamos a movernos de
nuevo disimuladamente. Vuelve a lo que estaba haciéndome antes, mete su mano derecha
debajo de mi falda, mueve mi ropa interior a un lado, mete su dedo del medio en mis
pliegues ya empapados por la excitación. —Siii amor, estás chorreando por mí, está
“cosita rica” pide a gritos que la hagan venirse y eso pienso hacer —me dice.

Gimo cuando siento su dedo frotar mi clítoris — ¡ohhsiii! Reiiinaalldo por favor,
hazme venir en tu mano, te deseo —le digo. —Lo haré preciosa pero ten paciencia —
responde.

Sigue con su castigo, me hace sufrir, estoy muy excitada, jamás había sentido esto,
el estar rodeada de personas que en cualquier momento podrían ver lo que hacemos me
enciende aún más. Mete dos dedos dentro de mí y con su pulgar masajea mi clítoris, estoy
a punto de llegar al orgasmo, pero lo saca de mí y me siento vacía. Reinaldo mete los dos
dedos que tenía hace segundos dentro de mí en su boca y los chupa. —El sabor más
delicioso de todos, me fascinas amor —me dice.

—Reinaldo, no puedes dejarme así, me duele, me arde “ahí abajo” necesito
liberarme de esto que siento entre mis piernas. Me mira y me sonríe. —Te vas a venir
amor, pero quiero que tengas mi polla metida muy adentro de tus profundidades y me la
succiones —me dice. Y con ese comentario casi me vengo ahí mismo en el suelo de la
Disco con toda esta gente alrededor.

Me toma de la cintura y me guía por un pasillo. — ¿Qué haces? —Pregunto.

—No aguanto más amor necesito tenerlo dentro de ti ahora mismo o mis pantalones
se van a convertir en un desastre, en este baño no está entrando gente. Esto va a ser rápido.

Abre la puerta y le pone el seguro, inclínate amor, pon tus manos en la pared, esto
no nos va a tomar mucho tiempo, sube mi falda hasta mi cintura, escucho cuando baja el
cierre de su pantalón, luego libera su enorme erección. —No puede ser deje la caja de
condones en la camioneta —me dice.

—Amor entonces vamos a dejar esto para después, así no podemos estar —le digo.

—Nada va a impedir que me entierre en ti amor, ni siquiera que no tenga condones,
te aseguro que estoy limpio, me hago exámenes constantemente —me dice.

No me deja responder, ya tiene la punta de su pene en mi entrada, me acaricia el
clítoris con ella, luego me penetra duro y grito, me siento tan llena, pero esto alivia mi
dolor, es increíble, cada estocada hace que mi centro palpite, mis piernas tiemblan, si él no
me sujetara de la cintura ya estaría en el suelo, me penetra tres veces más y ambos
acabamos al mismo tiempo, nuestros fluidos se mezclan, no nos cuidamos, no usó
preservativo, me siento más empapada que nunca, luego algo baja por mis piernas, es su
semen, toma papel higiénico y me limpia.

—Amor sentirte de esta forma fue increíble, te quiero tanto Hilary, no sé cómo voy
hacer para controlarme ahora, tienes que cuidarte amor ya no quiero penetrarte nunca más
con un condón.

—Reinaldo me acabaste adentro, no me preocupa una enfermedad porque te creo
que estás sano, pero si me preocupa un embarazo —le digo.

—Tranquila amor ahorita de camino a tu casa pasamos por una farmacia, venden
pastillas para estas emergencias, te prometo que no volverá a ocurrir de esta forma, vas a ir
al ginecólogo, necesito que uses un anticonceptivo —me dice.

Me abraza fuerte, besa mi cabeza, las chicas nos esperan en la mesa, pero estoy
agotada, la fiesta acabó para mí, nos despedimos porque ellas sí que están muy animadas
todavía. Me deja en la puerta de mi casa, pero no quiero que se vaya.

—Amor quédate conmigo. Me dijiste que los niños están con tu madre y Regina
salió de viaje ¡Andaaa! —Le pido.

—No tienes que pedírmelo, pensaba quedarme, quiero tenerte toda la noche —me
dice. Con esto me toma en sus brazos y me lleva hasta la habitación.

Capítulo 20

Sábado, 24 de enero de 2015

Sonlas ferias en mi linda ciudad, la verdad a mí no es que me gusten mucho, hay
demasiada gente en las calles, mucho ruido por todas partes, mucho desorden, lo cual no
me gusta para nada, pero respeto a todas aquellas personas que les gusta las ferias como
por ejemplo mi mejor amiga Heily que las ama y desde que empiezan la segunda semana
de enero va a disfrutarlas.

Hoy a pesar de no gustarme estas actividades, ni ir a ver como maltratan a los
pobres animalitos en el coleo, tengo que ir, ya que hoy toda la familia González va a
asistir a la exposición de ganado, bueno el ganado de Reinaldo y su hermano Gustavo. Lo
bueno de todo esto es que Heily va a ir conmigo, el que Regina también esté con nosotros
no me gusta, va a estar junto a Reinaldo y eso me molesta, pero con mi amiga ahí al
menos voy a distraerme un poco.

— ¿Listos familia? —pregunta Reinaldo. Todos ya estamos listos para irnos a la
feria, vamos en las dos camionetas, la Hummer y la 4Runner, excepto Gustavo que va en
su vehículo. Jeremy se sienta en medio de Heily y de mí, Reinaldo maneja la Hummer, se
ve tan sexy con ese sombrero de ganadero que me provoca comérmelo a besos pero es
imposible hacerlo ya que la bruja va sentada a su lado.

—Hilary viste ese hombre tan bello que va en el auto de adelante ¿quién es? —
Pregunta Heily. —Es el hermano de Reinaldo, se llama Gustavo y es Doctor, bueno es
pediatra —le respondo.

—Guau Hil, tienes que presentármelo está para comérselo —me dice.

—Heily por favor tú tienes a Santiago, no me dijiste que ya hablaron y están
arreglando las cosas —le digo confundida.

—Si Hilary, pero no tiene nada de malo que tenga un amigo ¿verdad? —Me dice. —
Estás loquita Heily, ni se te ocurra, es el hermano de Reinaldo no quiero problemas —le
digo. Jeremy nos interrumpe.

—Hil… ¿qué significa eso de está para comérselo? Y ¿por qué hablan de mi tío
Gustavo? —Pregunta. Miro a Heily y le hago señas, todo por culpa de esa boca que no
puede dejar quieta.

—Cielito no es nada, es que Heily tiene hambre ¿verdad Heily? —Pregunto. —
¡Uyyy! sí mucho Hil —responde y se muerde el labio. Como puedo acerco mi mano a su
cabello y le doy un jalón y pega un grito ¡Hilary! Me ha dolido. Y como ya es costumbre
una horrible voz de bruja interrumpe.

— ¿Qué pasa ahí atrás? Pueden dejar el escándalo, detesto tanto ruido —grita
Regina.

Veo a Heily abrir la boca y aquí va mi amiga la “boca suelta”. —Señora entonces
usted ¿a qué va a ir a la feria? El ruido es mil veces peor que este ahí afuera, sino le gusta
debería regresar a su casa. Le meto otro jalón de cabello —Heily ¡cállateee! —le digo.

—Mira niñita voy porque me da la gana, además no pienso dejar solo a mi esposo,
hay muchas arpías por ahí que me lo quieren quitar, voy a apoyarlo en su exposición,
quien más que yo que soy su mujer —dice Regina con prepotencia.

Su comentario me hace querer meterle el jalón de cabello a ella, pero no lo hago por
evitar perder mi empleo. —Pues si señora cuide bien a su esposo, con su edad puede
voltear a ver muy fácilmente a jovencitas, pero le digo algo, si usted está segura de él no
debería cuidarlo, debería confiar en él —le suelta Heily. Esta vez no la reprendo porque
me encantó su comentario.
—Basta de discusiones por favor —nos reprende Reinaldo. —Llegamos, la idea
aquí es disfrutar de un día de ferias no quiero peleas —nos dice.

Todos estamos vestidos de manera muy informal y muy cómoda, Reinaldo dijo que
no podíamos venir a un sitio como este con ropa elegante porque llamaríamos la atención,
lo cual es cierto. Pero la señora “boca de pato” no entendió el mensaje, está usando un
vestido vinotinto más arriba de la rodilla y unos tacones de 15 cm que donde se suelte del
brazo de Reinaldo va a ir a parar al suelo.

Jeremy, Reina, Valentina y Julieta se vienen con Heily y conmigo a dar un pequeño
paseo y observar el ganado. Puedo observar a Daniela con su esposo muy felices, se ven
tan enamorados, así es como debe verse una pareja. Gustavo ayuda a su abuelita Marbella
que la verdad no sé porque vino a un sitio como este, ya está muy abuelita y sé que no le
gusta mucho lo que ve. Todos nos damos la vuelta al escuchar la voz de Regina que no
está hablando sino gritando.

—Llévame a la casa Reinaldo, no soporto estar ni un minuto más aquí, esto huele
horrible y mis tacones se van a doblar ¿por qué me trajiste a este sitio? Mira a tu abuela
que tampoco se siente bien ¡Vámonos! —Le dice.

—Si quieres te vas con Esteban pero yo de aquí no pienso moverme, es mi
exposición, tengo que estar aquí, te agradecería si te llevas a mi abuela, es verdad no debió
venir —responde Reinaldo.

—Mira Reinaldo tú te vienes conmigo, no pienso dejarte aquí solo para que te
quedes con esa niñita —le dice y con su dedo índice me señala. —Basta —grita Reinaldo.
—Deja en paz de una vez por todas a Hilary, me estás cansando Regina, yo de aquí no me
muevo, tú ves si te vas o te aguantas aquí de pie toda la tarde —le dice. ¡Ashhh! —Grita
Regina. Se da la vuelta y se va, Esteban la sigue con la abuela Marbella.
La tarde mejora una vez que se ha ido la bruja, todos disfrutamos de la exposición,
Jeremy disfruta del segundo algodón de azúcar del día, Reina y sus amiguitas se la han
pasado muy bien, quisieron montar un rato a caballo, con Heily no he parado de reír,
siempre sale con alguna de sus cosas que me parten de risa, ya tiene confianza con
Gustavo, ella fue la que se acercó a él para sacarle conversación. Reinaldo se la ha pasado
ocupado con sus amistades y de vez en cuando me dedica miradas de amor. Estoy con
Jeremy en mis brazos porque dice que le duelen sus piernitas, cuando Reinaldo ve esto se
acerca a nosotros,y al tomarlo de mis brazos mi príncipe nos abraza a los dos y nos dice
que nos quiere ¿no es adorable mi príncipe azul de Ferrari rojo?



Cuando termina la tarde y todos estamos agotados y hambrientos, Gustavo se ofrece
a que vayamos a su casa para cenar, enseguida Heily se me acerca para hacerme saber lo
emocionada que está —Amiga ojalá no sea un hombre casado —me dice. Sólo la observo,
le volteo los ojos y sigo caminando. Pensé que era muy feliz con Santiago y ya veo que
no.

Reinaldo viene hacia mí —Quiero que se vengantú y tu amiga conmigo en la
camioneta, deja que Jeremy se vaya con mi madre y Reina —me dice. Asiento y seguimos
caminando hasta donde dejaron los autos aparcados.

Me abre la puerta y me ayuda a subir, Heily se queda afuera esperando que también
la ayude, eso me causa un poco de gracia, Reinaldo también abre su puerta y la ayuda.
Cuando élse sube a su lado del asiento me toma del cuello, me acerca a él y me da un
largo beso que es interrumpido por Gustavo que está pitándole para que siga adelante. —
He deseado todo el día poder besar a mi novia y viene mi hermano y me quita esa dicha —
dice Reinaldo, frustrado.

Me volteo a ver a Heily y ambas sonreímos. —Que bueno que Gustavo los
interrumpa porque no me siento bien siendo mal tercio, ustedes están comiendo pan en
frente de los pobres y eso no es justo —nos dice. Todos empezamos a reír. —Heily, si
quieres te vas con mi hermano porque en cada semáforo que me detenga voy a besar a tu
amiga —dice Reinaldo. —Con gusto cuñadito me voy con ese bombón —responde.

¿Le dijo cuñadito? No sé si lo dijo por mí o porque quiere con su hermano.

— ¿Me acabas de decir cuñado, Heily? —Pregunta. —Siii cuñadito, te digo así
porque Hil, es como mi hermana de modo que tú vienes siendo mi “cuñadito” —le dice.
—Sabes Heily eso suena muy bien desde hoy serás mi cuñada —responde Reinaldo con
una sonrisa en su rostro.

Ya son íntimos amigos estos dos. Cuando Reinaldo sepa con quien se está juntando
va a arrepentirse —le sonrío a ambos.



—Sigan adelante familia —nos dice Gustavo. —Este es mi humilde hogar.

¿Humilde? Esto no tiene nada de humilde, es igual de grande que la casa de
Reinaldo y muy lujosa. Bueno no es para menos es Doctor debe ganar muy bien.

Todos nos sentamos en un hermoso comedor para cenar, se aproximan dos señoritas
a servir la cena y se siente bien esta vez no ser yo la que sirva. Reinaldo me mira y sé que
sabe lo que estoy pensando, como está a mi lado aprieta mi mano que está oculta bajo la
mesa. Heily se sentó al lado de Gustavo y ambos conversan como si se conocieran de toda
la vida. Todos cenamos en silencio y después Gustavo nos invita al área social de su casa.

Estamos escuchando música, bueno el gusto musical de Gustavo y Reinaldo que
supongo que ya por ser unos hombres adultos escuchan música venezolana; aunque esto
de la edad no tiene nada que ver, a mí también me gusta esta clase de música, hay que
apoyar nuestro Folklore venezolano. —Gustavo quiero que pongas una canción en
particular de Luis Silva por favor —dice Reinaldo. Me encanta Luis Silva —pienso.


Si en mi mente haya existido algún motivo, tan especial para hacer una canción
eres tú y a grito abierto lo digo
y si lo dudas pregúntale al corazón (bis)

Como no voy a decir que me gustas


como no voy a decir que eres el centro
de atracción
si por primera vez
cuando aquel día te mire
mi alma tranquila
tuvo un síntoma de amor (biS).

Hoy un ángel se ha cruzado en mi camino


tú tan bonita de figura escultural
muy juvenil de mejillas sonrojadas
y de castigo una carita angelical (bis).
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Como no voy a decir que me gustas
como no voy a decir que a tu lado quiero estar
dame una primicia a mi ser enamorado
si entre mis brazos quieres dormir y soñar (bis)
si entre mis brazos quieres dormir y soñar
si entre mis brazos quieres dormir y soñaaaar.


—Guau… Es maravillosa, la cantó toda y mirándome en algunas ocasiones, no
puede ser tan evidente aquí está su familia y se lo agradezco. Estamos todos tomándonos
unos cocteles, bueno las mujeres cocteles y los hombres whisky. Daniela se levanta del
sofá para despedirse, está cansada y su esposo Vladimir también, no es un hombre muy
sociable ha hablado muy poco desde que lo conozco, pero se ve que se quieren mucho.
Daniela se lleva a todos los niños, y sólo quedamos Gustavo, Heily, Reinaldo y yo.

—Ya ustedes escucharon su música de viejos.Gustavo compláceme ahora a mí —
dice Heily mirándolo con picardía. No puedo creer que esta mujer haya dicho eso “su
música de viejos” de verdad que siempre dice lo que piensa.

— ¿Qué quieres escuchar? —Pregunta Gustavo. No por favor que no diga Romeo
Santos, estos hombres seguro no conocen de bachata.

—Romeo Santos… —le dice. ¡Ashhh! Acaba de decirlo, presto atención para ver
qué cara van a poner y ninguno da su opinión, luego Gustavo responde: —Si por aquí
tengo un CD de Romeo Santos ¿cuál quieres en particular Heily? —Pregunta.

—Tienes un CD de mi morenazo, ahora si me enamoré —le dice. Se pone de pie y
se dirige hacia Gustavo y lo abraza, luego besa su mejilla. —Es un placer Heily ¿qué te
pongo? —Pregunta.

—Quiero escuchar “Mi Santa” —responde. Bueno al menos escogió una de las
pocas canciones que me gustan de él.

Gustavo se dirige hacia el equipo de sonido y al instante empieza a sonar la canción.
Reinaldo me acerca más a él para abrazarme y veo que Gustavo invita a bailar bachata a
Heily. Si esto me lo cuentan no lo creo, un Pediatra bailando bachata con la experta de mi
amiga.


Soy capaz de lo incapaz por ti mi cielo
hago un pacto con el diablo y le ofrezco
mi alma entera sin pensar en mi futuro
si ha de ser por no perder tu amor
te regalo tú a mi sangre y mi fortuna,
me hago astronauta pa’llevarte a la luna
cuando sea, como sea, si deseas
por ti nado un mar profundo
enciendo una velita en mi armario y luego rezo una oración
porque eres mi santa
y solamente creo en Dios
y en ti mi amor

Eres mi santa… mi santa

Pongo en ti toda mi fe
me arrodillo a tu merced
y aunque hablen nunca me arrepiento
mi sacramento fue en tu cama,
bautizándome en tus aguas,
por ti ayuno y no me importa el tiempo
en cualquier momento… momento… momento…


Que maravilloso momento hemos pasado, Reinaldo quedó encantado con esa
canción y la hizo repetir para dedicármela, también bailamos, no tan bien como Gustavo y
Heily. Pero casi, casi…

Mi amor y yo dimos un paseo por la casa, le dijo a Gustavo que yo quería explorar los
alrededores pero es un mentiroso, no me dejó ver nada porque en cada paso que dimos no
paraba de besarme y tocarme por todas partes. Ya no puede mantener sus manos lejos de
mí. He aprendido con él que nuestros momentos son de calidad más no de cantidad,
porque como aún tenemos que ocultarnos, no siempre podemos estar juntos, pero sé que
pronto seremos felices, algo muy en el fondo de mi corazón me lo dice. Por ahora tenemos
que vivir el día a día y esperar que el Universo Conspire a nuestro favor como dice el
maravilloso “Paulo Coelho”.



Capítulo 21


Sábado, 14 de febrero de 2015

Los preparativos de la fiesta de 15 años de Reina han surgido como lo esperamos,
todo ya está preparado en la mansión. Reina no quiso que se alquilara un lugar para su
fiesta, prefirió que fuera aquí en su casa, y ahora que lo pienso fue la mejor decisión de
todas, los jardines se ven impresionantes con ese decorado color plata con violeta, todo es
de cuento de hadas, luces, espejos, vamos a tener muchos espectáculos esta noche.

Todos los invitados están empezando a llegar, no soy yo la quinceañera pero me
siento un poco nerviosa, tanta gente importante hoy reunida en esta casa, no sé si me veo
bien esta noche, cada vez llegan más y más personas muy elegantes, este vestido que me
regaló Reinaldo con las joyas que tengo puestas me hacen ver presentable para la ocasión
pero como siempre aún sigo siendo insegura. Siento unas manos en mis caderas y un beso
en mi cuello —Te ves perfecta amor, eres la más bella esta noche —me tranquiliza
Reinaldo. Luego se aleja de mí para atender a sus amistades que están llegando.

Regina se ve muy bien no voy a negarlo; aunque como siempre está muy bien
arreglada, no veo mucho diferencia en ella. Está conversando con Rafael el socio de
Reinaldo, esté es el colmo no sé que hace aquí, estos dos están robando a Reinaldo y
tienen el descaro de estar juntos esta noche. Ambos me observan de muy mala manera,
con asco en sus rostros, asco me dan ellos a mí —pienso.

Se me acerca Daniela y la abuelita Marbella, ambas se ven encantadoras, son
mujeres muy elegantes, veo al esposo de Daniela conversando con dos hombres, por fin lo
veo conversando con alguien que no sea su esposa.
—Querida te ves fabulosa —me dice la abuela Marbella.

—Si Hilary, hoy te ves muy bella, ese vestido plateado te hace brillar, te queda
increíble y esas joyas —Guau muy bonitas —dice Daniela. Si supiera que todo esto me lo
regalo su hijo —pienso.

—Gracias señoras ustedes también se ven muy bien. A disfrutar la noche con Reina
—les digo y sonríen.

—Si falta muy poco para ver a la princesa, estoy emocionada —responde Daniela.

Escucho una vocecita detrás de mí, ya llegó mi caballero de grande armadura a mi
rescate. Se ve tan hermoso con su mini traje de corbata, me provoca comérmelo a besos,
Jeremy es tan dulce, tiene una hermosa rosa blanca en su mano, la acerca a mí —esto es
para mi ángel, la más bonita de esta fiesta —me dice. —Ven aquí mi príncipe, te mereces
un beso de tu ángel —le digo. Pongo una rodilla en el suelo para que estemos del mismo
tamaño y sin dudarlo me abraza fuerte y pone su boquita en mi mejilla ¡mmm! Que besito
tan rico —le digo y sonríe. Miro hacia al frente y Reinaldo nos está observando, tiene un
brillo en sus ojos tan especial, sé que le gusta verme jugar con Jeremy pero también sé que
está muy feliz porque hoy su hija cumple quince años.

Llega mi mejor amiga con su galán Santiago, por lo que veo las cosas han mejorado
de unos días para acá. Se ven muy bien juntos, muy elegantes, ese traje le quede muy bien
a Santiago y Heily ni se diga, siempre tan espectacular con su cabello liso, negro hasta su
trasero, una mini cintura y esos grandes senos que la caracterizan, definitivamente cuando
le digo que parece una Kardashian no miento, podría unirse a esa familia y pasaría
desapercibida. Gustavo la observa, puedo ver que Heily le gusta, eso se nota, no ha dejado
de verla desde que entró por esa puerta, veo que no le importa que esté acompañada
porque se acerca a nosotros para saludarla.

—Hola hermosas damas, están muy elegantes esta noche. —Heily te ves preciosa,
espero hoy tengamos otro baile de bachata —dice Gustavo sonriendo.

—Hola Gustavo. Gracias, mira te presento a mi novio Santiago —responde. Ambos
se observan y se retan con la mirada.

—Mucho gusto, bueno chicos diviértanse —responde Gustavo y se va. Pobre, me da
un poco de pena por él seguro pensaba que Heily estaba soltera.

Reinaldo se acerca a nosotros para saludar a Heily y a Santiago, ambos se saludan
diciéndose “cuñados” y les volteo los ojos, cuando estos dos se juntan se vuelven
insoportables. Escuchamos los fuegos artificiales que confirman la llegada de Reina y
todos salimos a recibirla.

—Guau, Guau, Guau… Esto es increíble, es una carroza impresionante, brilla
mucho, es del mismo decorado de la fiesta, plateado con violeta, se ve maravillosa, dos
caballos blancos jalan del carruaje, esto sí que parece de cuento de hadas. Su vestido es
impresionante, un corset bordado con pedrería fina color plateado y un faldón liso en tela
brillante color violeta. Jamás pensé que una quinceañera pudiera verse tan espectacular,
pues sí… Reina lo consiguió.

El Vals de la quinceañera empieza, ella quiso que tocaran la música en vivo, hay
unos violinistas profesionales encargados de esto. —Y doble Guau… lo que hace el
dinero, así debe sonar el coro de los ángeles, se me eriza la piel y me entra la melancolía,
me bajan unas lágrimas, que bueno que Reina viva su sueño de fiesta de quince años. Yo
nunca lo tuve, aún lloraba la muerte de mi mami a mis 15 años, lo único que conseguí ese
día en la casa de mi tía fue un pastel hecho por mí misma. Aparto esos pensamientos, este
es un día feliz, debe haber alegría no llanto.

Todos los hombres bailan con la quinceañera, cuando Juan David se acerca a Reina
veo su sonrisa aún más amplia, estos niños se gustan. Bailan por más tiempo del
necesario, cuando mi “señor celoso” la aparta del niño. Termina el vals, Reina se dirige a
la casa y cuando regresa ha cambiado su vestido largo por una falda plisada también de
color violeta, el corset sigue siendo el mismo. Tiene muy buen gusto, todo lo que usa le
queda hermoso.

Al transcurrir la noche la gente se anima cada vez más, bailan, cantan… Reina,
amigas y amigos empiezan a cantar en el Karaoke, todos reímos porque son muy pocos los
que logran el ritmo de la canción. Reina le grita a su papá que se suba al escenario a
cantar, ella sabe que mi amor tiene bonita voz, así que lo hace subir para cantar en el
karaoke. Él no lo piensa tanto, se pone frente al micrófono y me mira —está canción va
dedicada para una persona muy especial —dice Reinaldo. Espero no diga mi nombre, ya
tiene unos traguitos encima, Regina le dedica una mirada de odio porque sabe que él me
está mirando a mí. No quiero problemas esta noche. —Que suene la canción, tú y yo por
siempre —dice Reinaldo. Empieza a sonar una canción muy bella que ya había escuchado
antes, se me llenan los ojos de lágrimas y lo escucho cantarme:


Hoy le pido a mis sueños, que te quiten la ropa
que conviertan en besos
todos mis intentos de morderte la boca
y aunque entiendo que tú
tu siempre tienes la última palabra en esto del amor

Y hoy le pido a tu ángel de la guarda, que comparta


que me dé valor y arrojo en la batalla pa ganarla
y es que yo no quiero pasar por tu vida como las modas
no se asuste señorita nadie le a hablado de boda
yo tan sólo quiero ser las cuatro patas de tu cama
tu perro todas las noches, tu tregua cada mañana
quiero ser tu medicina, tus silencios y tus gritos
tu ladrón, tu policía, tu jardín con enanitos
quiero ser la escoba que en tu vida barra la tristeza
quiero ser tu incertidumbre y sobretodo tu certeza

Y es que yo quiero ser el que nunca olvida tu cumpleaños
quiero que seas mi rosa y mi espina aunque me hagas daño
quiero ser tu carnaval, tus principios y tus finales
quiero ser el mar donde puedas ahogar todos tus males
quiero que seas mi tango de Gardel, mis octavillas
mi media luna de miel, mi blus, mi octava maravilla
el baile de mi salón, la cremallera y los botones
quiero que lleves tu falda y también mis pantalones

Tu astronauta, el primer hombre que pise tu luna


clavando una bandera de locura
para pintar tu vida de color, de pasión,
de sabor, de emoción y ternura
sepa usted que yo ya no tengo cura
sin tu amor.


Esto es lo más bello que me ha pasado en mucho tiempo, la canción de Melendi
cantada por Reinaldo mirándome a los ojos, fue tan romántico y su voz es tan sexy, lo
quiero mucho y me provoca subir corriendo ahí, sin importarme que estén todas estas
personas incluyendo a Regina y darle el beso de su vida. Pero aquí la realidad es otra
tengo que quedarme aquí quieta disimulando como si nada hubiese sucedido.

Heily se me acerca para darme un abrazo, sabe por lo que estoy pasando en este
momento pero cuando me abraza fuerte algo pasa con ella, la veo muy pálida —Hil todo
da vueltas por favor no me sueltes —me dice. —Heily ¿qué tienes? —Pregunto. Ya es
tarde porque cae desmayada en mis brazos, Santiago, Gustavo y Reinaldo corren hacia
nosotras. —Llévenla al sofá —dice Gustavo.

Gustavo la revisa, manda a pedir alcohol, a los pocos minutos reacciona. —Me has
asustado Heily —le digo. Me siento junto a ella para abrazarla. —Amor ¿quieres irte ya?
—Pregunta Santiago. —No ya me siento mejor vamos a quedarnos otro rato, después nos
vamos.

Aún estoy temblando por el susto que me hizo pasar Heily, seguro la Champagne le
cayó mal. Escucho que Regina viene hacia nosotros. —Reinaldo amor te necesito, ven
conmigo, tenemos que hablar en privado —le dice.

De nuevo se lo lleva y él tiene que hacerle caso, no sé porque simplemente no le
dice que no y punto. Claro porque ella lo tiene dominado, lo tiene chantajeado, hace unos
minutos me estaba cantando y ahora se fue con su esposa quien sabe a dónde. Tengo que
calmarme no puedo pensar mal de Reinaldo, él confió en mí al contarme la verdad, pero
de todas formas no confío en esa mujer.

Gustavo se acerca a Heily para saber cómo se siente pero la mirada que le dedica
Santiago hace que se ponga de pie y se retire. Heily discute con él porque esas no son
formas de tratar a una persona que acabó de ayudarla. Santiago sale de la sala echando
humo porque Heily defendió a Gustavo.

Ha pasado una hora desde que Reinaldo se fue con Regina y mil cosas pasan por mi
cabeza. Heily trata de calmarme pero no puedo, algo no está bien puedo presentirlo,
imágenes de ellos encerrados teniendo sexo vienen a mi mente, empiezo a sentir malestar
en el estómago y salgo corriendo al baño, Heily viene detrás de mí. Llego justo a tiempo al
inodoro para expulsar lo poco que tengo en mi estómago, Heily sujeta mi cabello, me da
palmaditas en la espalda. No puedo parar de llorar, sigo pensando en esa bruja, tocándolo,
besándolo, montándolo, siento que muero, mi mejor amiga me abraza fuerte.

—Hil, hoy estamos hechas un desastre y me sonríe. —No pienses lo peor seguro
sólo están conversando acerca del chantaje —me dice.

—Heily, se conversa en 20 minutos, en una hora se hacen otras cosas —le digo.
Salimos del baño, aún mi rostro está manchado por mis lágrimas. Y lo que faltaba Rafael
se dirige hacia nosotras.

—Qué bonita noche señoritas. Necesito entregarle este sobre a Reinaldo, pero al ir a
su despacho a buscarlo la puerta estaba con seguro y por los gemidos que salían de ahí no
quise interrumpir nada. —Hilary puedes ser tan amable de entregarle esto a Reinaldo si lo
ves más tarde —dice Rafael.

Heily aprieta mi mano fuerte y le responde: —No señor, nosotras ya nos vamos,
Augusto debe estar en algún lugar, entrégueselo a él.

Las nauseas vuelven a mí pero respiro profundo para no vomitar, me duele mucho la
cabeza y mi corazón se rompe en dos. Me siento muy mal, triste, dolida. No lo creí capaz
de hacerme esto, me prometió que nunca la tocaría y lo hizo. Buscamos a Santiago para
que nos lleve a la casa.




La sala de nuestra casa se siente muy fría, mi mejor amiga me prepara una taza de
té, no he parado de llorar, diría que puede ser mentira todo esto pero Reinaldo aún no me
ha llamado y descarto la posibilidad.

—Heily, lo amo tanto, me enamoré de Reinaldo, me prometió que en un futuro
estaríamos juntos, ahora está con su esposa, la mujer que lo chantajea, le está haciendo el
amor a ella. Me duele tanto amiga, tanto —le digo sin poder controlar mis sollozos.

—Aquí estoy para ti Hil, llora todo lo que quieras, desahógate linda. Siempre me
tendrás a mí —me consuela mi mejor amiga.

Con esto lloro en brazos de mi amiga, hasta que el sueño se apodera de mí.





























Capítulo 22

Lunes, 16 de febrero de 2015

A pesar de mí fin de semana lleno de tristeza la vida sigue, tengo que volver a la
residencia a trabajar, mi niño me espera. He pensado desde anoche si responderle o no los
mensajes que me envió Reinaldo, suenan sinceros pero aún no estoy tan segura, enciendo
mi celular para volver a leerlos.

—<Amor por favor contéstame, no sabes lo mal que la he pasado este fin de semana sin saber de ti>


—<Lo que sucedió el sábado no fue mi culpa amor, no sabes hasta donde llegó la maldad de Regina ¡está
desquiciada! Me encerró en mi despacho y me apuntó con un arma, nunca la creí capaz de algo así, pero lo que te cuento
es verdad. Créeme por favor. Luego no recuerdo lo que sucedió. Después cuando desperté estaba sentado en mi
despacho. Me desesperé porque tenía que saber de ti>


—<Amor te necesito a mi lado, dime que me crees, dime que vas a perdonarme. Quise disfrutar la fiesta contigo
pero jamás pensé que Regina se atreviera a tanto>


—<Háblameee… Por favor>


Una lágrima cae por mi mejilla, la limpio y respiro profundo para responderle:

—<Quiero creerte Reinaldo pero en la fiesta Rafael se acercó a mí para que te diera un sobre, me dijo que fue a
tu despacho, que estaba cerrado y que escuchó gemidos, no quiso tocar para no interrumpirlos. No me mientas más por
favor sea lo que sea que pase entre ustedes, dímelo. Cuéntame la verdad, merezco saber la verdad>


A los pocos minutos suena mi celular y no sé si contestar, repica varias veces y opto
por tomar la llamada, quiero saber que tiene para decirme.

— ¡Gracias a Dios! Amor creí que no me ibas a responder, he estado muy
preocupado por eso, anoche no pude dormir, no fui a tu casa porque sé que Heily está
contigo y no quería que hiciéramos una escena delante de ella —me dice con voz agitada.

—Bueno Reinaldo ya estás hablando conmigo en este momento ¿qué tienes para
decirme? —Pregunto.

—Primero que te quiero muchísimo amor, nunca lo dudes. Segundo que lo que te
dije es cierto, ella me encerró, lo tenía todo planeado amor, eso de Rafael confirma mi
teoría, sabes que ellos son cómplices, buscan dejarme sin nada, están confabulados y
piensan hacer cualquier cosa para que pierda la cabeza y les facilite las cosas.

—Quiero creerte y esta vez voy a darte el beneficio de la duda. Necesito que me
digas la verdad, no quiero que me veas la cara de tonta, ya hemos vivido muchas cosas
Reinaldo si algo sucede en realidad entre ustedes debes decírmelo. También pasé una mala
noche, te extraño pero ya casi viene Esteban por mí para ir a tu casa, nos vemos allá.

—Amor no nos vamos a poder ver, voy saliendo a un viaje importante en Colombia
eso me va a tomar unos días, por mucho hasta el viernes. Quiero tener contacto contigo,
que me contestes, necesito sentirte cerca de mí así sea a la distancia.

—Está bien amor nos vemos pronto. Te voy a extrañar, cuídate mucho, besos…

—Besos preciosa, para ti y mi cosita. Cuando vuelva prometo hacer hasta lo
imposible para librarme de Regina. Ya es justo, algo voy a idear pero la dejaré amor, la
dejaré. Te quiero a ti en mi vida. Gritarle al mundo cuanto te quiero.

—Te voy a estar esperando con los brazos abiertos. Te quiero amor. Adiós.

Cuando llego a la casa de Reinaldo, voy al cuarto de mi príncipe, es lo primero que
hago al llegar, tengo que levantarlo para ir a la escuela, luego que todos están en el
comedor les sirvo su desayuno, esta vez por suerte sólo están los niños, aún no he visto a
la bruja, espero no se encuentre en la casa.

Estoy sola en la casa, hoy me provoca hacer un postre, mí preferido, amo el dulce de
leche, aprovecho para prepararlo, el olor siempre me hace agua la boca pero esta vez algo
ocurre, no me gusta el olor, se me revuelve el estómago, me dan nauseas y corro al baño,
me vienen arcadas y boto el poco desayuno que me comí, mis ojos están llenos de
lagrimas, que horrible se siente vomitar, me echo agua en la cara y me dirijo a la terraza
para recibir aire.

Algo no anda bien, mi periodo tenía que bajar el 22 de enero y no me vino. Me
quedé tranquila porque Heily me dijo que cuando te tomas la pastilla del día después tu
periodo se descontrola, pero ya va a pasar un mes y nada que me viene, tampoco he
sentido dolor menstrual. Bueno debe ser tanto estrés que he tenido últimamente. No he
podido empezar las pastillas anticonceptivas hasta que no me baje mi periodo.

Hago el almuerzo para la familia, la mañana ha pasado volando, tengo sueño, tal vez
en la tarde tome una siesta con Jeremy, no he dormido casi estos días.

Reina y Jeremy almuerzan y van directo a su habitación, se ven agotados mis niños.
Por el contrario Regina aún sigue sentada en el comedor mirándome como una leona a
punto de atacar. Me doy la vuelta para irme pero ella me detiene.

— ¿A dónde crees que vas? —Me dice. Me detengo para ver qué es lo que tiene que
decirme, se siente fuerte porque sabe que Reinaldo no está aquí en este momento, pero no
pienso flaquear, voy a defenderme de esta bruja, no me importa lo que pase.

—Vete Augusto necesito hablar a solas con ella y me señala con su dedo índice.
Augusto sale pero veo que se queda detrás de la puerta, creo que sospecha que algo puede
ocurrir.

—Mira muchachita me vas a escuchar. Te quiero fuera de esta casa, te quiero lejos
de mi maridoy no te quiero cerca de mis hijos —me dice, pero la detengo.

—Mire señora Regina, usted no me va a decir que hacer, primero porque aquí el que
me contrató fue Reinaldo. No pienso irme hasta que sea el mismo Reinaldo que me
despida. Suelta una carcajada de bruja malvada de esos cuentos de terror.

—Mira quita maridos, sé muy bien lo que tienes con Reinaldo, los he visto en varias
ocasiones, no me creas estúpida, te alejas por las buenas o por las malas. Se acerca a mí y
me toma del brazo muy fuerte.

—Suéltame —le digo. —Regina ya lo sé todo tú eres una oportunista, eres una
interesada, sólo te casaste con Reinaldo por su dinero, quieres dejarlo en la ruina. Eres una
bruja malvada la que debería irse de aquí eres tú —le grito.

— ¿Eso te dijo Reinaldo? —Que ilusa eres niñita, te lo crees todo porque estás
enamorada de él, tu amor hacia él te tiene ciega. Todo eso es una mentira, sólo te dijo eso
para poder meterse entre tus piernas ¿acaso no te das cuenta? ¿Quieres saber lo que
hicimos el sábado? —Pregunta con una sonrisa malvada en su rostro.
Siento un nudo en la garganta, no puede ser verdad todo lo que ella me dice,
Reinaldo me prometió que lucharía por lo nuestro. —Si Regina sé lo que sucedió el
sábado él me lo conto todo y eres una desquiciada, encerrarlo y amenazarlo con una
pistola no es de una mujer sensata —le digo.

— ¡Ahhhsi! Mira lo chantajeado que estaba. Tira en la mesa un sobre, lo abro,
encuentro un CD y enseguida pongo la mano en mi boca. ¿Qué es esto? —Pregunto.

—Tienes que verlo por ti misma Hilary. Quiso que nos grabáramos. Siempre le
fascina grabarnos cuando tenemos sexo, vamos sígueme, vamos a ver lo que contiene ese
video para que abras los ojos y te alejes de lo que es mío.

No puedo creer que esto sea verdad, todo pasa en cámara lenta, ruego a Dios que lo
que haya en este video sea una broma de Regina, que no sea nada de lo que pasa por mi
cabeza.

El video empieza a reproducirse pero no veo nada, luego suenan unos tacones y
empiezo a ver una mujer de espalda totalmente desnuda y por el cabello rojo sé que se
trata de Regina —Amor sí, espérame ahí sentado, voy por ti a montar tu polla como tanto
te gusta —le dice. Veo a Reinaldo sentado, tiene la camisa, pero su pantalón y bóxer está
hasta sus rodillas, puedo ver su pene, pero aún no lo tiene erecto; aunque de todas formas
se ve grande estando de esa forma.

Se me empieza a dificultar la respiración, lágrimas de rabia y asco caen por mis
mejillas. La veo acercarse a él, se mete su pene en la boca y empieza a succionarlo, él
agarra su cabeza y dice algo que no se logra distinguir, tiene su cabeza hacia atrás, ella lo
monta y empieza a gemir de forma exagerada —Sii amor cógeme asii como tanto nos
gusta, soy yo a la única que deseas —dice Regina. —Eres mi cosita rica, te quiero tanto,
este “gladiador” es tuyo amor —dice Reinaldo. Pongo mi mano en mi boca, no puedo
controlar mis lágrimas, creo que voy a morir en este preciso momento. Mi enojo me hace
ver rojo, quiero ahorcarla, pero sé que ambos son culpables. Como es posible que
Reinaldo la llame como me llama a mí y ¿por qué le dijo como llamo a su pene? Es un
desgraciado, ambos lo son.

—Ustedes son unas horribles personas y si bruja me voy, te dejo el camino libre con
Reinaldo, ambos hacen una pareja perfecta, ambos son unos desgraciados. Y las cosas que
se hacen aquí en la tierra, aquí se pegan —le digo.

—Tú fuiste la que se metió en los pantalones de mi esposo, ahora paga las
consecuencias “Perra” —me dice. Esto sí que no se lo pienso permitir, me acerco a ella y
le doy una bofetada tan fuerte que mi mano empieza a palpitar.

—Eres una estúpida ¡lárgate ya! —Me dice.

Salgo corriendo a mi habitación, veo a Augusto en la sala, está pálido no sabe qué
hacer. Tomo mi maleta, guardo lo poco que tengo aquí, mis lágrimas siguen cayendo.
Vuelven las ganas de vomitar corro al baño y nada sale de mi estomago, vuelvo a lavar mi
rostro. ¿Jeremy? ¿Cómo me despido de mi príncipe? Eso me hace llorar aún más.

Es mejor que no sepa nada, no podría soportar despedirme de él, dejaré una nota, tal
vez venga aquí y la lea.

—<Jeremy… mi príncipe de Ferrari rojo, sé que te prometí nunca abandonarte pero ocurrieron cosas muy
difíciles que me hace abandonar esta casa, quiero que sepas que siempre vas a estar en mi corazón. Siempre voy a ser tu
“ángel” Dile a Reina que la quiero mucho que espero algún día sea muy feliz con Juan David>

La pongo sobre la almohada y salgo de la casa, me despido de Augusto. —Por favor
Esteban llévame a mi casa —le digo. En el camino pienso en todos mis momentos lindos
con Reinaldo pero enseguida las imágenes de ese video vienen a mí y vuelve mi furia.
Limpio mis lágrimas, tengo que ser fuerte, tengo que empezar de cero, la vida continua,
jamás voy a rendirme.































Capítulo 23

Hace un día frío esta mañana del martes, me siento tal cual está el cielo, gris y
tormentoso. Me duele la garganta de tanto llorar, sé que tengo los ojos hinchados ¿cómo
una persona puede soportar tanto dolor? Quisiera estar dopada y no poder sentir esto que
desgarra mi pecho.

—Hil, por favor levántate a desayunar, te preparé un rico desayuno y te hice tu café
de las mañanas —me dice Heily.

—No quiero moverme de aquí, amiga por favor déjame dormir, quiero olvidar esta
pesadilla —le digo.

—No… mi rubia preferida es fuerte y puede con todo, te necesito aquí afuera ¡Yaaa!
Tú siempre has estado para mí Hilary, ahora quiero ser yo quien te consienta, afuera la
tristeza. ¿Quieres que ponga la canción de Paquita la del Barrio? —Pregunta. —Esa que
dice rata de dos patas. No puedo evitar soltar una carcajada con ese comentario.

—Está bien Heily, ya me convenciste. Dame unos minutos —le digo.

Me dirijo al baño, quiero ducharme para sentirme un poco relajada, Heily tiene
razón soy una mujer fuerte, tengo que seguir adelante, con llorar no voy a ganar nada.

—Aquí me tienes, la verdad no tengo mucha hambre pero no voy a despreciarte,
casi nunca cocinas, voy a aprovechar esta ocasión para probar lo que hiciste ¡eyyy! No se
ve nada mal. Son unas tortitas con sirope, jamón y queso, algunas frutas picadas y mi café.
Tan bella mi amiga a esto le llamo ser consentida. GraciasssHeily, se ve todo muy rico —
le digo.

—No es nada linda, para eso estamos las amigas —Ahora coloca tu trasero en esa
silla y a comerse todo señorita —me dice.

Todo está delicioso pero cuando llevo la taza de café a mis labios el olor me
revuelve el estómago, enseguida siento náuseas y me siento mareada, sé que no voy a
llegar al baño así que opto por vomitar en la cesta del aseo que está en la cocina. No paro
de vomitar, las arcadas siguen, mi frente se llena de sudor, esto se siente horrible.

—Hil ¿te estás enfermando otra vez? Debes tener un virus estomacal, no es normal
que vomites tanto —me dice. Pone un paño húmedo en mi frente, me recuesto en el sofá y
la miro por unos segundos.

—Heily, he vomitado varias veces, he sentido mareos, no ha bajado mi periodo aún.
La escucho jadear y abre sus ojos con sorpresa.

— ¡Madre Santa! Hil, estás diciendo que tal vez me vas a hacer tía ¿crees qué estás
embarazada? —Pregunta. —Hilary, la pastilla del día después es segura ¿qué pudo haber
sucedido?

—Si Heily, creo que podría estar embarazada. No puedo detener mis sollozos.
Preciso en este momento —le digo. —Me la tome al tercer día y leí en internet que pocas
veces falla ¡ohhh no! Heily, te imaginas que la pastilla no haya hecho efecto por
habérmela tomado tarde, estaba ovulando esos días, amiga puede que si lo esté —le digo
alterada por mis nervios.

—No llores linda, no llores. Aún no es seguro, puede que tu periodo esté retrasado por
la pastilla que te tomaste y esto de los mareos y vomito sea porque has estado pasando por
cosas horribles o tal vez estés enferma.

—Vamos a hacer algo. Tengo que ir a casa de Santiago por unas cosas, voy a pasar
por la farmacia y te comparé una prueba de embarazo para salir de dudas, ve a la
habitación y duerme un poco, estaré aquí pronto —besa mi cabeza y se va.

Estar acostada me pone peor, todo da vueltas, me siento débil, vuelven las ganas de
vomitar y me levanto rápido antes que haga un desastre en mi habitación. Voy a la cocina
por un vaso de jugo de naranja y esto me alivia un poco. Me siento en el sofá. Tengo mi
celular apagado desde ayer, lo tomo de la mesa y lo enciendo, tengo miedo de lo que me
encuentre ahí o peor aún que no haya nada. Recibo varios mensajes de Reinaldo:

—<Hilary ¿dime qué estás bien? Augusto me dijo lo que sucedió con Regina y que te fuiste de mi casa>


—<Amor por favor cuéntame lo que sucedió. He llamado a Regina para saber qué hizo, pero no me contesta>


—<Jeremy no ha parado de llorar desde que se enteró que te fuiste>


—<Buenos días amor, sé que algo está mal, no quieres contestarme y me gustaría saber qué sucede. Te extraño
demasiado>


—<Quiero regresar ahora mismo para saber qué sucede pero no puedo amor. No puedo dejar tirado el proyecto>


—<Sufro mucho sin saber de ti. Dime algo, lo que sea. Necesito saber que te encuentras bien. Eres mi vida
Hilary>


Todos estos mensajes me hacen llorar más de lo que por sí ya he llorado. ¿Cómo es
posible que no tenga la más mínima idea de lo que sucede? Veo que tengo varias llamadas
perdidas de él. Respondo sus mensajes:

—<Reinaldo no quiero saber nunca más de ti. Ya me enteré de todo lo que hiciste el sábado con Regina. Me ha
dolido mucho que jugaras de esta forma conmigo. Te agradezco que me dejes en paz>


Le doy enviar. Espero que me deje tranquila no quiero verlo nunca más, lo que me
hizo no tiene perdón. Mi celular empieza a sonar pero no contesto, empieza a sonar de
nuevo con mi canción favorita de Ha Ash “Lo aprendí de ti” dejo que siga sonando.
Enseguida me llega un mensaje de texto:

—<Amor no sé de qué me hablas ¿de qué fue lo que te enteraste? Ya te había contado lo que sucedió. Me
confundes, necesito saber que sucede. No me apartes de tu vida sin saber el porqué>


No respondo su mensaje, pasan 10 minutos y me llega otro:

—<Hilary voy a tener que cancelar mi proyecto aquí en Colombia para irme a solucionar esto. No te quiero
perder, necesito saber porqué me dejas, no entiendo nada amor. Regreso hoy mismo>


Es un necio este hombre, no puede venir, simplemente no quiero verlo, aún me
duele haber visto ese horrible video, no puede dejar tirado su trabajo por mí. Además
estoy enferma necesito saber qué es lo que me pasa. —le contesto:

—<Reinaldo no quiero que vengas por favor. Regina me mostró un video donde sales con ella teniendo sexo,
eso me ha dolido mucho, necesito que te mantengas lejos de mí, estoy muy dolida. Si llegas a venir a buscarme te juró
que voy a ser yo la que me vaya. Quédate en Colombia haciendo tu trabajo>


Me responde al instante:

—< ¿Un video? Nunca grabamos un video. ¡Maldita mujer! Amor me drogó me ofreció un vaso de whisky y
estaba tan estresado que me lo bebí. Jamás pensé que me hubiera echado algo en la bebida, con razón cuando desperté
me dolía mucho la cabeza y no recordaba nada. Amor no dejes que ella acabe con lo nuestro. Por favor fue una trampa>


¿Puede llegar a ser tan depravada esta mujer y haberlo drogado? La verdad sí, de
ella me espero cualquier cosa, Reinaldo se veía un poco ido, se veía extraño pero no pensé
que ella fuera capaz de hacerle esto. De todas maneras no puedo verlo, ese video me ha
impactado mucho, aún lo tengo grabado en mi mente. Jamás creí que ver al hombre que
amas con otra mujer doliera tanto, siento tanto asco, decepción, así no sea culpable pero
no puedo borrar esto de mí.

—<Reinaldo ver ese video de verdad me ha impactado, aún está grabado en mi mente y duele mucho. No quiero
verte, al menos no por ahora, necesito que te mantengas lejos, eso es lo que quiero. Ver cómo le decías lo mismo que me
decías a mí, me mató. Lo siento no puedo>


No pienso responderle más. Vamos a seguir en lo mismo y necesito tiempo para mí.
Llegan tres mensajes más pero los dejo en leídos.

—<Amor jamás le diría algo a ella que te haya dicho a ti. Tú eres la dueña de mi corazón, la única. Voy a
solucionar esto Hilary; aunque sea lo último que haga en esta vida. Lo prometo>


—<Te extraño como un loco, no tengo cabeza para nada que no seas tú mi vida, jamás lo olvides>


—<Lucharé por lo nuestro Hilary, te quiero, adiós…>

Bajan varias lágrimas por mis mejillas, las limpio, no quiero seguir llorando, estoy
tan agotada, no sé de donde siguen saliendo, pero lo hacen. Voy a recostarme un rato, ya
empiezo a sentirme mejor. La puerta se abre con un golpe fuerte y me despierta.

—Dios mío Heily ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras de esa forma? —Pregunto.

—Hil, el imbécil de Santiago me engaña, fui a su casa para buscar mi laptop y había
un auto plateado aparcado junto al de él. Recordé que tenía una copia de la llave, así que
abrí, no había nadie en los alrededores, subí a la habitación para buscar mi portátil y
empecé a oír sonidos, eran sus gemidos, estaban cogiendo en la misma cama que me hizo
el amor muchas veces. —Sé que tú también te sientes mal amiga, pero no puedo, ver esto
en vivo fue horrible —me dice sollozando.

—Ven aquí Heily… ¿qué es lo que sucede en el mundo? ¿Por qué los hombres se
comportan de esta forma? Si quieren tener sexo con una y con otra ¿por qué no se quedan
solteros? Creí a Santiago un buen tipo y ya veo que no.

—SiiiHil, si ya no me quería ¿por qué simplemente no me dejó? Le di todo de mí y
mira como me paga. Lo peor de todo es que no hizo nada por venir detrás de mí, prefirió
quedarse con ella. No quiero verlo jamás —me dice.

—Al menos nos tenemos la una a la otra. Vamos a poder con todo esto Heily, vamos
a salir adelante, siempre juntas para vencer todo los obstáculos, ellos no merecen nuestras
lágrimas —le digo.

—Tienes toda la razón Hil, no le voy a dar el gusto —me dice. Seca sus lágrimas y
respira profundo, luego mete la mano en su bolso y me da la prueba de embarazo. —
Bueno señorita esto es más importante, ve al baño y hazte la prueba, necesito saber si voy
a ser tía —me dice y sonríe.

Estoy muy nerviosa, no puedo estar embarazada, no sé si sería buena madre ¿qué
voy hacer no tengo trabajo? ¿Cómo lo voy a mantener? Mi vida va a cambiar
completamente. Diosito que sólo sea un simple malestar estomacal por favor —pienso. La
prueba de embarazo está en el baño, estoy caminando de un lado a otro, creo que si sigo
haré un hueco en el suelo, estoy tan nerviosa. Heily cuenta los minutos, quiere correr al
baño a ver qué resultado arrojó la prueba.

—Hil, ya pasaron los cinco minutos ¿vas a ir conmigo a ver? O ¿veo el resultado
por ti? —Pregunta.

—No puedo verla Heily. Ve tú por mí y dime que no estoy embarazada por favor —
le digo.

Heily viene caminando hacia mí con la prueba de embarazo en sus manos, me mira
con una gran sonrisa en su rostro, no sé si sonríe porque la noticia que me va a dar es que
no estoy embarazada o porque si lo estoy. Viene corriendo hacia mí y me abraza fuerte.

—Felicidades a la futura madre. ¡Ahhhh! ¡Qué emoción! voy a ser tía —me dice.

Estoy en shock, no puedo respirar, tengo un bebé, mío y de Reinaldo creciendo en
mi vientre, esto no parece verdad. ¿Qué voy a hacer? Abrazo más fuerte a Heily y
empiezo a llorar.

Ambas nos sentamos en el sofá, pongo mis manos en mi vientre, Heily también lo
hace. Hay una nueva vida creciendo dentro de mí, mi bebé no tiene la culpa de nada.
Pienso salir adelante sola con él, de todas formas no voy a ser ni la primera, ni la última
madre soltera. Con esto Heily y yo nos quedamos como tontas hablándole a un bebé
diminuto.





Capítulo 24

Jueves, 19 de febrero de 2015

— ¿Cómo amanece esta mañana la embarazada más sexy de todas? —pregunta
Heily. Está más feliz de lo que la he visto jamás, parece que mi embarazo la hizo borrar de
su mente el incidente con Santiago, lo cual es muy bueno, no soporto verla llorar.

—Muy bien pero aún tengo nauseas ¿cuándo irá a parar todo esto? —Pregunto.

—No lo sé Hil, pero hoy vamos a averiguarlo con el Doctor en tu cita, hoy puedes
preguntar todas tus dudas —me dice.

—No sé porque programaste una cita con un Doctor. Me va a dar vergüenza que me
vea. Hubiese preferido una Doctora —le digo.

— ¡Ayyysi! Cuidado nunca te han visto “ahí abajo” además es un Doctor Hilary, es
un ginecólogo, está acostumbrado a ver vaginas, es algo normal para él. Me han dicho que
es bueno así que andando señorita, vamos a conocer a mi pequeño mini “señor nalgón”. —
Nos reímos.

— ¿Cómo estás tan segura que va a ser niño? y si es niña —le digo.

—No sé tengo el presentimiento que será niño pero si es niña pues va a ser mi
pequeña “rubia preferida” —me dice. Esa es mi amiga que tiene respuestas para todo —le
sonrío y nos dirigimos al ginecólogo.

El doctor es un señor mayor, se llama Juan Pablo García, me indica que me acueste
en la camilla para practicarme la ecografía, pero como dice que estoy de pocas semanas
tiene que hacerme un eco transvaginal.

Veo que pone lubricante en una especie de aparato largo parecido a un micrófono
¡Madre de Dios! Va a meter eso en mí. Heily me observa con una sonrisa en su rostro,
creo que se está burlando porque sabe que esa cosa va a penetrar mi vagina. Siento algo
extraño “ahí abajo” me incomoda, el Doctor nos dice que observemos la pantalla, que ahí
está mi bebé, veo todo muy borroso, casi no se distingue pero puedo escuchar los latidos
de su diminuto corazón, se me llenan los ojos de lágrimas, esto es maravilloso, esto es
real, es mi bebé, me dice que estoy de muy pocas semanas, tengo apenas 6 semanas de
gestación. Imprime las fotos y me las da, es tan pequeñito pero ahí está mi bebé y me dice
que todo va muy bien que debo tomar las vitaminas y concertar otra cita dentro de un mes.

—Que felicidad Hil, ya es seguro que tienes un lindo bebé creciendo en tu pancita.
Quiero que pase el tiempo volando para consentirlo —me dice.

—Si Heily, esto es maravilloso y pensar que no quería tenerlo, me siento tan feliz,
nada ni nadie va a poder quitarme esta sonrisa de mis labios amiga, este es el mejor regalo
que me dio la vida. Seremos él y yo contra el mundo o ella y yo —sonrío.

—Te equivocas Hil, vamos a ser tres contra el mundo yo voy a estar con ustedes
siempre —me dice.

Todo es felicidad en nuestra casa, cantamos, cocinamos, vemos películas en el sofá,
nos contamos historias que aún nos faltaban por contar, hablamos de sexo y no paramos de
reír al recordar mi cara cuando el Doctor metió esa cosa larga en mi vagina. Voy hacer la
cena cuando escuchamos golpes en la puerta.

—Hilary ábreme, sé que estás ahí. Amor la espera está matándome. Abre por favor
—dice Reinaldo.
Se me cae el plato que tengo en las manos. No puede estar aquí, se suponía que
estaba de viaje.

—Heily —le hago señas para que Reinaldo no me escuche. —Voy a encerrarme en
mi habitación, tú dile que yo me fui, que no te dije donde estoy —le digo.

Reinaldo sigue tocando la puerta como si quisiera derribarla, esto me hace temblar y
pegar una carrera a mi habitación. Escucho a Reinaldo decir:

—Hola Heily ¿cómo estás? Necesito ver a Hilary y sé que se encuentra aquí. Dile
que salga por favor —le dice.

—Hola todo muy bien por aquí Reinaldo. No Hilary se fue a donde su tía ayer, lo
siento de verdad pero no sé donde vive. Dijo que volvería pronto —responde Heily.

—La escuché Heily, las escuché conversar por favor no me la niegues. —
¡Hilaryyy! Sal por favor —grita.

—Reinaldo déjala, ha estado muy mal, sólo déjala superar lo que vivió, tal vez
después vuelva a ti —le dice Heily.

—Ni lo pienses Heily —responde. Escucho pasos que vienen hacia mi habitación,
sé que es Reinaldo.

—Amor sé que estás ahí, ábreme por favor. Hablemos —me dice.

—Reinaldo por favor vete, ya te dije todo lo que tenía que decirte, respeta mi
decisión, lo mejor es que te vayas —le digo.

—De aquí no pienso moverme hasta que me abras la puerta Hilary —responde.
Escucho a Heily decir: —Por favor vete déjala tranquila ella no está para pasar por esto
ahorita Reinaldo, mejor ven después.
—No me iré… vas a abrirme Hilary o tendré que echar abajo la puerta. —Suéltame
Heily no te metas en esto por favor —grita.

— ¡Bastaaa! Aquí me tienes, sólo dime lo que tengas para decirme y ¡lárgate! —Le
digo. —Heily por favor déjanos solos voy a estar bien.

Se acerca a mí, me toma de la cara para besarme pero volteo mi rostro hacia el otro
lado, pongo mis manos sobre las de él —No intentes besarme de nuevo —le digo. Lo alejo
de mí pero vuelve a tomarme del cuello.

—No puedes alejarte de mí Hilary, no me gusta que me prohíbas lo que es mío, ya
te explique que todo ha sido una trampa, no puedo hacer nada para borrar esas imágenes
de tu cabeza, pero déjame hacerte el amor y demostrarte que a la única que deseo y anhelo
es a ti —me dice.

Bueno mi ropa interior volvió a quedar empapada, he estado excitada estos días, me
imagino que es por las hormonas del embarazo, pero no puedo dejar que me toque, creo
que caería a sus pies con lo caliente que me siento en este momento.

—No me digas esas cosas Reinaldo, no puedes decirme esas cosas, no en este
momento, te dije que no quiero verte y no respetaste mi decisión, estoy más furiosa que
antes. Quiero que te vayas —le digo con determinación.

—Mírame a los ojos Hilary. Dime que no me quieres —me ordena.

Pienso en mí y en mi bebé, y lo mejor es que Reinaldo se vaya, necesito estar
tranquila, todo el paquete que viene con Reinaldo implica dolor y pérdida, no quiero
seguir sufriendo, mi bebé tiene que estar bien. Lo miro a los ojos.

—No te quiero Reinaldo —respondo. ¡Vete!.
Veo que se da la vuelta para salir pero se retracta, cierra la puerta con seguro. Se
acerca a mí.

—No me jodas Hilary, no intentes hacerme creer que no me quieres, no te lo creo en
lo más mínimo. Eres mía, toda tú, mi vida. Tus labios, tus hermosos senos, tu rica y
húmeda vagina me pertenecen, tu cuerpo grita que me desea, que sólo quiere que sea yo
quien lo toque.

No puedo parar de jadear, siento que mi piel se eriza, mi cabeza da vueltas, siento
esas mil mariposas revoloteando en mi estómago y sin duda estoy chorreando.

—Apuesto que si te quito estás de aquí abajo ya están empapadas. Te conozco amor,
no trates de alejarte de mí, nunca te dejaré —me dice.

Mete su mano bajo mi vestido para tocarme, me siento impotente, no poder decirle
que no me frustra, siempre gana cuando me toca, siento sus dedos explorando mi zona
vaginal, acaricia mis pliegues y sale de su boca un gruñido que termina de excitarme, me
encanta cuando lo pongo de esta forma. —Adoro esto Hilary, esto que tanto me ha hecho
feliz lo adoro, te quiero completica… —me dice.

Me besa y le correspondo como la sumisa que soy, gimo en su boca porque me está
torturando con sus dedos, mete dos en mi abertura y me retuerzo —más por favor más —
le pido. Mete aún más los dedos en mi interior, esto se siente delicioso, se los succiono
con mi vagina y gimo, tomo su mano y hago más presión necesito venirme en su mano
¡Ahora! —Eso es… Amor, eso es. Dámelo todo, empapa mis dedos, quiero chuparla y
probarte, probar lo que es mío, probar lo que siempre va a ser mío —me dice. Y con eso
llega mi orgasmo, gimo tan fuerte que sé que Heily me escucho, aún mis piernas tiemblan.
Empiezo a llorar ¿cómo puedo ser tan débil? Siempre puede conmigo, esto no está bien,
tengo que proteger a mi bebé.
Salgo corriendo a la sala, al menos ya es un sitio neutral, aquí sé que no va a seguir
tocándome. Viene a abrazarme pero lo detengo.

—Noooo Reinaldo, ya no más, no te me acerques más. Quiero que te vayas —le
grito.

—Tú no quieres eso amor, sé que no lo quieres. Déjame estar contigo todo esto va a
solucionarse —me dice.

—Te dije que necesito tiempo, aún te veo a ti y a ella revolcándose ¿Acaso no lo
entiendes? Necesito tiempo para superar esto Reinaldo, déjame sola por un tiempo por
favor.

—Reinaldo no la alteres más. Quiero que te vayas de mi casa ¡Yaaaa! —Dice Heily
muy enojada.

—Te dije que no te metas Heily. Ella es mi mujer y no voy a irme hasta que estemos
bien —grita Reinaldo.

— ¿Por qué me haces esto Reinaldo? Me duele, no quiero verte, tu presencia hace
que me duela el pecho, lo que vi no fue cualquier cosa, ha marcado mi vida, necesito
olvidar. ¡Déjame olvidar! —Grito. Siento un pequeño mareo y me aferro a la mesa.

—Ves lo que haces Reinaldo. Hilary en su estado no puede estar pasando por esto
—grita Heily. Todo se queda en silencio, mi corazón se va a salir del pecho, esto no puede
ser posible, Reinaldo se va a enterar que estoy esperando un hijo de él, no quiero que se
entere.

— ¿Qué dijiste Heily? ¿En qué estado está Hilary? —Pregunta.

Las dos nos quedamos en silencio, veo en el rostro de Heily su vergüenza por
haberme delatado delante de Reinaldo, pero no la culpo, está preocupada. ¡Ayyyynooo!
Mi eco está sobre la mesa, recuerdo habérselo dado a Heily para que lo detallara mejor, ya
que dijo que en el consultorio del Doctor no vio nada. Lo ha dejado ahí, que descuido tan
grande. Ruego porque Reinaldo no mire a su derecha si no estaré perdida.

—Van a responderme ¿sí o no? —Hilary dime que sucede contigo ¿qué es lo que
tienes? —Pregunta.

Viene hacia mí para abrazarme, lo único que se me ocurre es mentirle, no quiero que
sepa sobre el bebé, seguro va a querer que lo aborte, va a pensar que lo hice a propósito y
que soy una interesada como Regina, no voy a poder soportar sus malas palabras y esto
podría hacerle daño a mi hijo.

—Estoy enferma Reinaldo —susurro. —No es nada grave pero tengo que tener
reposo, con el tratamiento me voy a poner bien —le digo.

—No te creo Hilary dime la verdad. Tú te ves muy sana como para estar enferma,
tienes tan solo 21 años, te veo perfectamente ¿Qué demonios sucede aquí? —Pregunta.

Lo que me temía empieza a ocurrir como en cámara lenta. Reinaldo empieza a tocar
su cuello, lo mueve de un lado a otro, se ve estresado, inquieto, cuando voltea a su derecha
se queda fijamente mirando algo que llama su atención. “Mi eco”.

— ¿Esto es lo que me querías ocultar? Estás embarazada y me querías ocultar a mi
hijo —me grita.

—No es tu hijo, es solo mío —le grito.

Las lágrimas vuelven a inundar mis ojos. —Es nuestro Hilary, nuestro —grita más
fuerte.

— ¡Largateeee! —Grito. No quiero verte Reinaldo ¡Vete! Ya me has alterado lo
suficiente, podría perder a mi bebé si sigues aquí.

—Hilary, amor déjame estar en la vida de ustedes por favor. Quiero cuidarte, quiero
cuidarlos, protegerlos. Dame esa oportunidad —me dice. Se acerca a mí y se arrodilla,
pone sus manos en mi abdomen, son míos amor, míos. No quiero que me apartes de
ustedes.

—Es tu hijo Reinaldo, vas a saber de él pero te pido que me des el tiempo que te
estoy pidiendo para pensar las cosas. Contigo aquí no puedo pensar, sólo te pido eso, dame
tiempo, necesito estar un tiempo tranquila, olvidar lo que vi —le digo. Besa mi abdomen y
se pone de pie. —Hilary y yo nos vamos mañana para Caracas Reinaldo, las dos
necesitamos unos días lejos de aquí, tengo la casa de mi padre allá, así que estaremos bien
—dice Heily. Me quedo mirándola porque no sabía nada de sus planes.

Reinaldo le da un golpe a la mesa ¡Gruñe! —No quiero que te alejes, no me jodas
Heily, no puedes llevártela. Por favor quédate aquí, prometo no venir hasta que me digas
que puedo verte. No te vayas, te lo pido —me dice.

—Ya está decidido Reinaldo me voy a la Capital con Heily.

Veo caer una lágrima por su mejilla, jamás había visto a un hombre llorar, eso me
parte el alma pero tengo que ser fuerte, ya tome mi decisión, tengo que pensar las cosas
por mi bien. Por nuestro bien.

Reinaldo cierra la puerta y caigo al suelo de rodillas, Heily viene hacia mí y me
abraza fuerte. —Ya Hil, este viaje va a sanarnos, vamos a buscar nuestra tranquilidad,
piensa en el bebé, tienes que mantenerte sana para que mi bebito crezca sano y fuerte —
me dice.

Tienes toda la razón, necesito distanciarme por nuestro bien, pongo la mano en mi
panza y la acaricio. Hijo te prometo ser la mejor madre del mundo, siempre soñé con
tenerte, no esperé que llegaras tan pronto a mi vida pero con las decisiones de Dios nadie
puede.

Nos vamos a alejar de tu papá hijo pero tal vez en algún momento seamos felices y
puedas llamarle papi, jugar con él, agarrar su mano para dejar que te guíe, conocer a tus
hermanitos Jeremy y Reina, vivir felices con tu mami y tu papi.

“Nuestra bella familia. Mi sueño hecho Realidad”…









FIN








Escena Extra

Reinaldo González

Viernes, 20 de febrero de 2015

Despertar con un terrible dolor de cabeza es la cosa más jodida del mundo, pero no
es para menos después de la cantidad de licor que ingerí. Esta resaca va a matarme, me
dirijo al baño para tomar una ducha helada, se siente bien sobre mi piel caliente.
Enseguida vienen a mi mente los recuerdos de ayer en la habitación de Hilary, tocarla,
besarla, meter mis dedos en esa cosita tan apretada me tenía al borde, la forma en que
succionó mis dedos cuando se vino en mi mano fue fascinante, toda ella es perfecta hasta
la forma en que llega al orgasmo, esos gemidos sexys me enloquecen. Muy bien Reinaldo
ahora por pensar en Hilary tienes una gran erección de la cual vas a tener que encargarte tu
solo —pienso.

Esto que siento en mi pecho tenía tiempo sin sentirlo, es dolor, impotencia, enojo,
amor, deseo ¿cómo se pueden sentir tantas cosas al mismo tiempo? La vida me volvió a
dar mil razones para sonreír pero por segunda vez me lo quita todo.

Cuando perdí a mi primera esposa Sophia no pensé que podría superarlo, me la
arrebataron de manera tan imprevista que todo parecía mentira, ver su cuerpo sin vida
después de haberle hecho el amor esa mañana y prometernos permanecer el resto de
nuestra vida juntos fue tan difícil, tan jodidamente difícil, nuestro amor era como el de
pocos, real, sincero, nuestra confianza, nuestros momentos, vivir una vida en familia con
nuestros dos hijos fue maravilloso. Ya han pasado cuatro años de su muerte y aún la
recuerdo, siempre va a estar en mi corazón. No sé cómo pude meterme con una mujer tan
despreciable como Regina, supongo que estaba aún dolido por la muerte de Sophia y ella
fue una distracción, ahora me arrepiento tanto de la decisión que tome al pedirle
matrimonio.

Estoy sentado frente a la chimenea, mirando el fuego, observando la alfombra
donde tuve hace poco a mi amor desnuda suplicándome que la hiciera mía. Puedo sentir la
pérdida de alguien que quiero con mi vida entera, Hilary volteó mi mundo patas a arriba,
su dulzura, su forma de tratar a mis hijos como si fueran los suyos, me hizo quererla aún
más, ahora lleva en su vientre a nuestro hijo y no puedo estar con ella para cuidarla,
protegerla y consentirla como ella se merece. ¡Maldita mujer! Regina lo jodió todo, había
hecho cosas crueles las cuales pase por alto en varias ocasiones pero ya esto no tiene
perdón y va a saber quién soy.

—Papi, papi… ¿Qué haces tan solito aquí? —Pregunta Jeremy.

—Hola mi campeón, sólo estaba pensando hijo, hoy no tienes colegio, pensé que
ibas a dormir hasta más tarde.

—Si papi pero soñé con “mi ángel” sentí sus manos en mi carita, Hilary siempre lo
hacía al despertarme y pensé que había regresado, pero al no verla ya no pude dormir. Papi
por favor habla con ella quiero que vuelva —me dice.

—Hijo ya fui a hablar con ella, se fue por un tiempo de viaje con su amiga Heily,
dijo que volvería pronto. Ella también quiere verte.

—Pero papi si quiere verme ¿por qué se fue? La extraño mucho —me abraza fuerte.

—Si lo sé campeón, pero ella volverá pronto te lo prometo. Ahora ve a cambiarte y
dile a tu hermana que se levante, vamos a ir a comer en el Club con tu tío.

— ¡Siiii! Tío Gustavo —grita. Ahora mismo voy papi. —Me da un fuerte abrazo y
se va súper feliz.

La mañana en el club pasa volando, mi hijo está jugando con otros niños y Reina
está jugando tenis con sus amigas del colegio mientras estoy con Gustavo conversando
sobre todo lo que ha sucedido. Es un hombre muy sensato así que puede darme cualquier
tipo de soluciones. A pesar de ser un hombre soltero tiene mucha experiencia en las
relaciones de pareja.

—La quiero demasiado Hermano, siento que me voy a volver loco sin ella, se fue,
Regina se metió en su cabeza, le mostró un video que ni siquiera he visto aún no sé que
contiene, la mujer está desquiciada me drogó Gustavo —le digo.

— ¡Guau! —Reinaldo, pero que locura, si hombre si te vi el día que fueron a mi
casa, me di cuenta de lo enamorado que estás, eso se te nota. Debes luchar por ella, no la
dejes ir si de verdad la quieres. Lo de Regina puede solucionarse, algo vamos a hacer,
cuenta conmigo, no va a salirse con la suya, necesitas divorciarte de ella hermano —me
dice.

—Si Gustavo, eso es lo que pienso hacer. Hilary me pidió tiempo, quiso
distanciarse, no puede borrar esas imágenes de su mente, pobre de mi amor, si pudiera
hacer algo para que todo esto cambie, lo haría. Te cuento hermano vas a ser tío por tercera
vez, la dejé embarazada —le digo.

— ¡Queeee! No puede ser hermanazo, ven aquí para felicitar al futuro padre. Qué
buena noticia en medio de tantas cosas malas. ¿Cuántos meses tiene? —Pregunta.

—Aún no lo sé, no me ha dicho, ayer que me enteré todo fue muy rápido, quiso que
me fuera de su casa y por el bien de ella y de mi hijo me retiré. Pero supongo que está de
pocas semanas. Es mi hijo Gustavo, nuestro hijo, muero por verla con la barriguita
hinchada como una pelota, hablarle a mi bebé, no pienso dejarla sola en esto. Son míos
ambos —le digo.

—Si Reinaldo lucha por tu nueva familia, todos merecen ser felices, cuando todo
mejore voy a ser el primero en celebrarlo contigo hermano. —Ven aquí otro abrazo,
felicidades —me dice.

—Papá ¿por qué el tío Gustavo te felicita? —Pregunta Reina. Ambos nos miramos,
no podemos decirle la verdad todavía, no lo entendería.

—Hija porque me aprobaron un nuevo proyecto, estamos muy felices por eso, es
una gran oportunidad. ¿Ya se quieren ir niñas? —Les pregunto.

—Si papá llévanos ya a la casa, queremos meternos en la piscina un rato —me dice.
Nos despedimos de Gustavo y vamos a la casa.

Llamo a Hilary varias veces pero no responde a mis llamadas, esto es jodido, no
poder saber de ella y mi hijo no me gusta nada. La quiero aquí conmigo no allá tan lejos
donde algún imbécil pueda llenarle la cabeza de cosas y separarme de ella. Eso no va a
ocurrir.

—<Amor necesito saber cómo están. Responderme por favor, dime que todo se encuentra bien>


—<Quiero que sepas que son mi vida, no importa el tiempo que pase, aquí voy a estar esperándolos>


—<Quiero que te alimentes bien Hilary, cuídate mucho, los primeros meses son de mucho cuidado. Quiero que
me cuentes lo que haces>


—<Te extraño mi cielo, eres lo mejor que me ha pasado, ambos, por siempre, jamás lo olvides. Besos para ti y
para mi niño o niña>

En la tarde me preparo para hacer lo que ya era hora que hiciera desde hace tiempo.
Enfrentarme a Regina, no pienso seguir con esto, ni con sus chantajes, se pasó de la raya y
eso no se lo pienso permitir. Voy con Martín camino a la empresa, sé que ella está ahí
porque llamé y me lo confirmaron. Me subo al ascensor para llegar al último piso, aprieto
mis puños, estoy muy enojado por todo lo que me hizo, va a escucharme.

Todo está muy silencioso hoy por aquí, no hay mucho movimiento y veo poco
personal, me dirijo hacia la oficina de Regina, escucho voces, están ella y Rafael
conversando, abro la puerta con mucho cuidado, ninguno se da cuenta. Rafael está sentado
en la silla de Regina, ella está apoyada en la mesa frente a él. Hablan un poco más fuerte y
escucho que me nombran, meto la mano en el bolsillo de mi pantalón para sacar mi
celular, esto me puede servir para hundirla.

—Claro que lo drogué de otro modo no hubiese podido tener sexo con él, nos grabé
para tener la prueba y enseñársela a esa niñita insulsa. Hubieses visto su cara viendo el
video fue lo mejor de todo —dice Regina riéndose.

—Eres lo máximo mi vida sabía que ibas a lograr alejar a esa intrusa que quiere
quitarnos la fortuna que nos pertenece. Por eso me fascinas porque eres pura maldad, me
gustan malas como tú —dice Rafael tomándola de las nalgas con fuerza.

—Lo sé amorcito, sé cuanto te gusta lo que te hago. Creo que una cosa muy grande
necesita de mi atención en este momento —responde Regina tocando la entrepierna de
Rafael.

—Si Regina mucho, te quiero de rodillas, mete mi polla en tu boca, quiero llenártela
de semen, que te lo tragues todo —dice Rafael.

Esto era lo único que necesitaba para acabar con este par de desgraciados, me la van
a pagar. Me quedo unos segundos más para lograr conseguir la prueba que tanto va a
ayudarme. Regina está de rodillas frente a él, empieza a soltarle el pantalón, baja su bóxer,
lo toma en sus manos y empieza a masturbarlo, lo mete en su boca succionándolo, luego le
echa su saliva por toda su polla y sigue masturbándolo. Esto me da asco y no lo pienso dos
veces en interrumpir.

— ¡Bravooo! Así quería encontrarlos, no saben el gusto que me da haber
presenciado esto —mi sonrisa casi no cabe en mi cara.

— ¡Ohhh! Reinaldo esto no es lo que parece —dice Regina.

— ¡Cállateee! —Le grito. Eres una perra desquiciada, me importa un carajo lo que
hagas o dejes de hacer con este tipo. Ya tengo todo lo necesario para deshacerme de ti.
Ambos se van a arrepentir, van a verse con mi abogado, quiero el divorcio Regina, se van
a ir de mi empresa y no los quiero volver a ver, prometo no presentar cargos si me lo
ponen todo más fácil, pero sino aténganse a las consecuencias porque tú Regina por
drogarme vas a ir a la cárcel y tú también Rafael por ser su cómplice. Ambos me miran
con la boca abierta, no tienen nada que decir, me doy la vuelta para marcharme del lugar.




La luz de la luna baña mi habitación, salgo al balcón para detallarla mejor, mi amor
tiene que estar viendo la luna, a ella le encanta observarla, tomo mi celular para enviarle
un mensaje:

—<Amor les dedico la luna, sé que la estás viendo, piensa en nosotros juntos por favor. Estoy solucionándolo
todo aquí Hilary, pronto voy a ser libre. Te quiero tanto>


No obtengo respuestas, no puedo creer que ella no piense en mí, que no me extrañe,
me pidió tiempo y se lo voy a dar pero no quiero que pase mucho, no pienso estar lejos de
mi hijo. Cuando llega la noche es cuando más me duele la distancia, no puedo dejar de
pensarla, de desearla aquí en mi cama junto a mí, abrazarla hasta que se duerma en mis
brazos, despertarla en la madrugada porque su “gladiador” como llama a mi polla, tiene
apetito de ella. Esto es jodidamente difícil.

Me dirijo al mini bar para servirme un vaso con Whisky, esto me ayuda a adormecer
el dolor así que lo preparo y me lo bebo a fondo blanco, luego vuelvo a llenarlo, me dirijo
hasta mi equipo de sonido, quiero poner música y recordarla. Opto por poner a Marco
Antonio Solís.


Te juro que nadie más
te amara como yo
más hoy, por ti mi pecho arde
porque me duele decirte que
a ti he llegado tarde.

Aunque no te vuelva a ver


quiero que sepas que haré
por ti, mi viaje sin boleto
y en la distancia siempre serás
mi eterno amor secreto

“Porque entre nosotros no hay distancia,
Ni tiempo, ni espacio
Será siempre eterno nuestro amor.”


Amor de mi vida lucharé por lo nuestro así sea lo último que haga, vas a ser mi
mujer, la madre de mis hijos, la mujer con la que siempre he soñado. Hoy la vida nos pone
esta prueba tan difícil pero sé que más temprano que tarde te tendré de vuelta en mis
brazos. “El lugar al que perteneces”…

Próximamente

Hilary Rodríguez y Reinaldo González han disfrutado de su amor oculto en “Pasión


Prohibida” a pesar de las dificultades ambos intentaron salir adelante; no obstante la
maldad de una mujer despechada logra separarlos pero sus planes no salen como los tenía
previstos.
Un hombre con ganas de venganza logra su cometido, Reinaldo González moverá
montañas por su nueva familia, luchará por el amor de Hilary y su hijo.
¿Hilary aceptará volver al lado de su verdadero amor? ¿Podrá borrar de su mente
aquellas imágenes que la atormentan?
Descubre lo que sucederá en “Desborde de Pasión” porque cuando el amor es
verdadero luchar por él no es un sacrificio es la mejor recompensa de tu vida.

Desborde de Pasión, # 2

CANCIONES


“Dónde Está El Amor” - Pablo Alborán - Jesse&Joy

“Usted Señor” – Francy

“Perdón, Perdón” – Ha Ash

“Tú Mayor Tentación” – Yaire

“Solo Por Un Beso” – Aventura

“La Cosa Más Bella” – Eros Ramazzotti

“Como No Voy A Decir” – Luis Silva

“Mi Santa” – Romeo Santos

“Tu Jardín Con Enanitos” – Melendi

“Mi Eterno Amor Secreto” – Marco Antonio Solis









Sobre El Autor



Lesly Stefania Bustamante (L S. Bustamante) Vive en la ciudad de San Cristóbal
- Venezuela. Tiene 25 años, es una mujer espontánea, extrovertida, cariñosa, amante de
toda la música. Es Administradora de Servicios de Salud graduada en el Instituto
Universitario Gran Colombia (I.U.G.C).

Ama leer, piensa que si todas las personas leyeran tendríamos un mundo mejor.
Encontró su pasión en la escritura al leer maravillosas historias de diferentes autoras a las
cuales admira. El crear historias y saber que otras personas se pierdan en ellas es
satisfactorio.

“Mi sueño hecho realidad”.







Redes Sociales

Puedes encontrarme en:


www.facebook.com/L S. Bustamante Bustamante

www.twitter.com/l_steffbb

Ig: @leslysb10

ls.bustamante10@gmail.com

Vous aimerez peut-être aussi