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5.

PRECIOS DE HIDROCARBUROS
ANH “AGENCIA NACIONAL DE HIDROCARBUROS
(Regulación económica)
Precios finales al consumidor Octubre de 2018
Precios internacionales:
Gasolina especial internacional: 8,68 Bs/L – DIF de precios: 4,94 Bs /L
Diésel Oíl internacional: 8,88 Bs/L – DIF de precios: 5,16 Bs/L
GNV internacional: 2,93 Bs/M3 – DIF de precios 1,27 Bs/m3
Jet Fuel internacional: 6,65 Bs/L
 Precio internacional establecido mediante el decreto supremo NO 29814 y la ley N0
100 para vehículos con placa de circulación extranjera
 Vigente desde el 1 de octubre de 2018

6. PRESERVACIÓN AMBIENTAL
LAS OPCIONES DE POLITICAS AMBIENTALES EN BOLIVIA
Como todos saben, en Bolivia el MÁS, liderado por Evo Morales, asumió un nuevo gobierno.
Y como es usual en esos casos, es una buena oportunidad para repasar algunos de los desafíos
y oportunidades para renovar la agenda ambiental en ese país y promover un mejor debate

El nuevo Gobierno, sin dudas, debería tener entre sus prioridades la problemática ambiental.
Y si está comprometido con la Madre Tierra, y con los principios constitucionales del Vivir
Bien, sólo es posible avanzar por medio de una política ambiental. No es una cuestión menor
calificar esa tarea como una “política”, ya que ello impone unos cuantos desafíos tanto en
sus contenidos como en sus dinámicas.

Uno de los primeros pasos para recuperar ese ámbito político es romper con la tradición de
un ministerio ambiental que tiene papeles secundarios frente a las decisiones que se toman
en las secretarías productivas (hidrocarburos, minería, agricultura), o a las metas económicas.
Para remontar esto es necesario construir una política, con sus principios y estrategias, metas
y planes, que comprometan tanto al Ministerio de Medio Ambiente y Agua como a los demás
ministerios y agencias estatales.
Se pueden señalar algunas de sus prioridades. Comencemos por la urgencia en proteger el
patrimonio natural del país, lo que no es otra cosa que seguir el mandato de los derechos de
la Madre Tierra en serio. Eso es fácil de decir, pero no es sencillo de aplicar, ya que exige
medidas enérgicas. Entre ellas están parar el deterioro de las áreas protegidas por actividades
como la ampliación de áreas hidrocarburíferas, mineras, construcción de hidroeléctricas o
carreteras. Se deberá trabajar en regiones muy afectadas por crisis ambientales, como las
cuencas del Poopó y del río Pilcomayo.
También se debe proteger la biodiversidad nativa ante los impactos de los agroquímicos, el
avance de los monocultivos sobre áreas naturales, especialmente donde desemboca en
deforestación en las tierras bajas, o prohibiendo los cultivos transgénicos.
Una nueva política ambiental no puede ignorar que existen explotaciones mineras, de
hidrocarburos, monocultivos o infaestructuras que tienen un carácter depredador sobre los
ambientes. La postura que esquiva esos reconocimientos, insistiendo en que sin
extractivismos la economía nacional se derrumba y los programas sociales se caen, carece de
total fundamento. Repetir esas justificaciones es evadir los problemas de fondo, e ignorar que
esos efectos tienen también costos económicos muy altos, y mientras tanto los impactos del
extractivismo van trepando hacia niveles irreversibles.
Por todo esto, tendremos verdaderas políticas ambientales si se enfrentan esos extractivismos
depredadores, respetando zonas de exclusión (como los parques nacionales) y deteniendo los
emprendimientos más dañinos, para restaurar esos ambiente degradados. En estos y otros
temas se debe asegurar la calidad de las evaluaciones de impacto ambiental, su
implementación efectiva, y cuando éstas impliquen frenar un proyecto por sus impactos,
acatar la decisión y no vivirlo como una derrota económica.
Reviste enorme importancia asegurar el acceso al agua y la calidad de las cuencas
hidrográficas. Si eso se reconoce, las políticas ambientales deben generar estrategias que
impidan su contaminación (por ejemplo por la minería o las urbanizaciones), protejan las
cabeceras de las cuencas, y controlar efectivamente los usos y vertidos. Asimismo, acuíferos,
glaciales o humedales, pasan a ser ecosistemas que deben ser particularmente protegidos. El
uso de las aguas subterráneas debe hacerse con precaución y adecuados controles. En fin, el
agua debe ser aprovechada con cuidado y austeridad, para privilegiar usos vitales como el
consumo doméstico o el agropecuario para soberanía alimentaria.
La nueva política ambiental no tendría temor en admitir que la idea de grandes reactores
industriales, especialmente aquellos para generar electricidad, es incompatible con la defensa
de los derechos de la Madre Tierra. La información disponible muestra claramente que es
una tecnología contaminante, muy riesgosa, cara de mantener y vigilar, y que cuando hay un
accidente sus consecuencias son terribles.
De la misma manera, es tiempo de examinar con precaución los deseos de construir grandes
represas, balanceando las reales necesidades energéticas nacionales con los graves impactos
que ocasionan sobre el ambiente. La energía de fuentes alternativas, como solar y eólica, son
renovables, tienen mucho menores impactos, y son, por lejos, vías preferibles para obtener
energía.
La temática del cambio climático no puede estar ausente. Bolivia se ha destacado por una
fuerte prédica internacional en ese asunto, aunque desconectada de sus principales causas
locales: la deforestación, las prácticas agrícolas y los cambios en los usos del suelo. Ante eso,
una nueva política ambiental debe asegurar la reducción de las emisiones de gases
invernadero coordinándose con las políticas forestales y agropecuarias. Entonces, la primera
tarea es detener la deforestación y el avance descontrolado de la frontera agropecuaria.
Como puede verse por estos casos y los otros anteriores, en Bolivia una política ambiental
tiene íntimas relaciones con las políticas agropecuarias, mineras y energéticas. Deben ser
pensadas y discutidas en su conjunto, cuidando la armonía entre ellas.
Tampoco se puede olvidar la problemática urbana. Las ciudades deben planificarse,
evitándose que su crecimiento ocupe áreas agrícolas valiosas o contamine los suelos y el
agua. Se necesita una amplia reforma del transporte urbano, para superar el colapso del
tránsito y su contaminación asociada.
Después de este esquemático repaso de los contenidos se puede volver al inicio. Una política
ambiental es “política” en tanto se construye con la gente, es plural, y acepta las diversidades
con todas las atenciones que ello acarrea. Sin la participación ciudadana no hay políticas,
sino meras estrategias administrativas.
Para lograr una política ambiental hay que evitar vicios repetidos, como el secretismo en los
proyectos estatales, o las declaraciones que condenan a los ambientalistas como agentes del
retroceso político. Hostigando al ambientalismo se vuelve imposible un diálogo democrático
y se pierde el aporte de la sociedad civil, que mucho podría contribuir al futuro Gobierno.
Esa politización de las políticas ambientales pasa por usar mecanismos como las consultas
previas, libres e informadas, respetar la gestión participativa, instalar monitoreos ambientales
ciudadanos, etc. En el caso de Bolivia, además, se deben asegurar mecanismos y salvaguardas
específicos para la participación de campesinos e indígenas.
Como puede verse las tareas son múltiples, no siempre sencillas, y en varios casos impone
abandonar viejos vicios. Habrá que saber aprovechar la oportunidad.
7. UBICACIÓN GEOGRAFICA DEL AREA DE OPERACIÓN Y SU IMPORTANCIA DE
ACTIVIDADES DE YPFB 1993-1994
ACTIVIDADES DE YPFB 2018
De acuerdo con el Informe de Rendición de Cuentas de YPFB, de principios de mes
(08/03/2018), la inversión total programada del año 2017 para el sector fue de 1.874,3
MM$us pero sólo fue ejecutada en un monto de 911 MM$us. Según el presidente de YPFB
esta baja ejecución de 48,5 %, se debió a la priorización de proyectos de exploración y
producción. Sin embargo, el análisis de las cifras demuestra que el grado de ejecución en
exploración fue del 42% y en producción del 67%, o sea que no hubo priorización de
actividades en el “upsream”, al contrario, el grado de ejecución de estas actividades fue
menor a las del año 2016. Estos niveles tan bajos de ejecución no se vieron desde el año
2010, cuando fueron del 53%. La razón se debe a la parálisis que tuvo YPFB en la gestión
pasada por el escándalo de los taladros que ocasionó la destitución de su presidente y las
investigaciones a todos los procesos de compra, que impidió la toma de decisiones por los
temores desatados. El rubro en el que se observó la mayor ejecución presupuestaria fue el
de distribución de gas por redes, (96% en instalaciones internas), que desde varios años se
ha convertido en la actividad favorita de YPFB.
La inversión programada para la gestión 2018 es de 1.198,3 MM$us, la más baja desde el
año 2010. Es la segunda vez, desde el año 2006, que se asigna un presupuesto mayor a las
tareas exploratorias que a las de producción, lo que podría hacer pensar que finalmente se
ha decidido poner mayor énfasis en exploración ante la imposibilidad de nuevos
descubrimientos. Pero los montos presupuestados para exploración son tan bajos que no
significarán ningún cambio de resultados porque las empresas privadas mantienen el mismo
nivel de inversión exploratoria que el año 2017, en cambio la de YPFB se reduce a menos
de la tercera parte (De 536 MM$us a 158 MM$us). En resumen, las inversiones
programadas en exploración para el año 2018 son la mitad de las programadas el año
pasado (pasa de 692 MM$us a 379 MM$us), lo que quiere decir que habrá menos actividad
exploratoria.
En efecto, el año 2017 se finalizó la perforación de ocho pozos exploratorios, este año sólo
se finalizarán cuatro4. Este 2018 se perforarán 11 pozos exploratorios, en la gestión 2017 se
programó la perforación 18. El año pasado se programó la ejecución de 12 proyectos
sísmicos y 11 estudios de geología y geofísica, este año 2018, se harán 10 proyectos
sísmicos y ocho estudios de geología y geofísica.
Las petroleras privadas no tienen programada la perforación de pozos exploratorios en los
bloques Azero (Total y Gazprom), Iñiguazú (Repsol) o San Telmo Norte (Petrobras), por
eso sus inversiones son también bajas, aunque estos bloques, supuestamente contienen
reservas de casi 8 TCF’s.
Sólo uno de los proyectos y estudios citados está referido a la región amazónica (Río Beni,
Madidi, Madre de Dios, etc.), supuestamente la más prometedora del país, donde el
Ministro de Hidrocarburos estima la existencia de reservas “astronómicas” de gas y
yacimientos más grandes que los de Vaca Muerta de la Argentina.
Esta baja inversión exploratoria no refleja la posición oficial de enfatizar las tareas
exploratorias y de priorizar el portafolio de 13 proyectos exploratorios a los que debía
aplicarse un plan de “exploración ultra eficiente”, tal como anunció el presidente de YPFB
en su informe de Rendición de Cuentas de agosto del año pasado.
Bajo las precarias condiciones descritas, será menos probable que antes, la posibilidad de
efectuar descubrimientos para aumentar las reservas.
En lo que a producción y desarrollo se refiere, las inversiones programadas bajaran de $us
452 MM el año 2017 a 336 $us MM este año. El año pasado tenían que perforarse 23 pozos
de desarrollo e intervenir otros ocho pozos, para la gestión 2018 se tiene programada la
perforación de 16 pozos y la conclusión e intervención de seis pozos.
Pese a lo anterior el pronóstico de producción de gas es positivo. Para el año 2018, se prevé
subir la producción de 56,66 MMM3/D del año 2017 a 57,88 MMM3/D, aunque el informe
no proporciona detalles de los campos para ninguno de los dos años.
La producción de líquidos será declinante, pese a los incentivos aprobados, pasará de 54,44
MB/D el 2017 a 52,85 MBls/D este 2018, no sólo por la declinación natural de los grandes
campos sino por la ausencia de nuevos descubrimientos y la baja inversión.
Como se puede observar las perspectivas para el sector, especialmente para el “upstream”,
no son nada alentadoras; las inversiones y las actividades, tanto de YPFB como de las
petroleras privadas tienen una visible declinación, no sólo respecto al año 2017, sino frente
a proyecciones elaboradas por la propia empresa estatal que en su Plan Corporativo de
Inversiones del año pasado contemplaba una inversión de 1.569 MM$us para el 2018, es
decir, más del doble de los 716 MM$us programados ahora.

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