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ESTUDIO ETNOGRAFICO

“Kalusturinda”.
Una aproximación al pueblo Inga.

Presentado por
VALENTINA RODAS VASQUEZ

Profesora
MARITZA DIAZ BARON

UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE ANTROPOLOGIA
2.018
“Kalusturinda”.
Una aproximación al pueblo Inga.

Introducción
A lo largo de la historia el hombre ha creado y construido distintas elaboraciones sociales que
crean diversas formas de organización social, dentro de las cuales cada vida humana fue
dignificada por su forma y significación. A pesar de ello, existe en la actualidad y frente a la
globalización, el concepto de que el ser humano es cada vez más homogéneo y que las
diferencias culturales son cada vez más pequeñas (Tulio Hernández, 2010). No obstante, la
diversidad cultural es bastante amplia y un ejemplo de ello es nuestro país, donde existe gran
riqueza cultural y más de ochenta grupos indígenas, entre ellos los ingas. Cultura con aspectos
por descubrir y comprender, acerca de los que es posible gran parte de la población colombiana,
a pesar de compartir el mismo territorio, no tenga conocimiento o pueda tenerlo, pero no con la
profundidad necesaria.
Dentro de este marco, el estudio etnográfico se hace importante, así como se hace imperante
reconocer las culturas existentes y estudiar a fondo su estructura, organización, tradiciones,
costumbres y características dentro de la sociedad, siempre dentro de la visión de quienes
conforman dicha cultura.
Este trabajo pretende reconocer la importancia de la etnografía, a través de un breve análisis de
las bases científicas que han conformado su estudio, así como a través de la aproximación a un
ejercicio etnográfico sobre una de las culturas indígenas de Colombia y su modo de vida en
Bogotá: Los ingas; descubriendo aspectos de su vida en la ciudad como su organización dentro
del cabildo, sus principales formas de trabajo y algunos de sus rasgos culturales dentro de la
ciudad.
Ante la salida de su territorio y frente a diferentes problemáticas que les atañen, una cultura
como la de inga amenaza con extinguirse, por esta razón es vital el trabajo etnográfico realizado,
pues, al reconocerles y darles voz se hacen visibles dentro de las demás culturas que convergen
en la capital colombiana.
Antes de ahondar en el tema es necesario definir el término etnografía y analizar las
metodologías mediante las cuales puede basarse su ejercicio, con el fin de comprender su
importancia.
La etnografía, es entendida como el estudio de un pueblo o comunidad a partir de la descripción
de sus acciones desde su propia perspectiva; conforma, además, el fundamento del conocimiento
antropológico, el cual ha creado distintas maneras de hacer y entender la etnografía.
A lo largo de la historia se han conformado diversas posturas respecto a la etnografía; mediante
el estudio de algunos de sus principales exponentes pude reconocer y distinguir las distintas
metodologías que utilizan ciertos autores para su trabajo etnográfico. Clifford Geertz, en su
reconocido texto “La interpretación de las culturas” describe detalladamente la estructura social
de la cultura de Bali y no se limita simplemente a interpretar dicha cultura, sino también ofrece
una explicación teórica mediante un método hermenéutico, en el que propone una antropología
interpretativa, en la que cada sociedad tiene en sí misma su propia interpretación y por lo tanto su
conocimiento nunca será completo en la etnografía, solo será una aproximación. El autor, que
posee una obra reconocida por su trascendencia en el campo de la antropología simbólica, define
a la cultura como como una interpretación de textos; por lo tanto, afirma que el conocimiento de
éstas no puede ser objetivo y científico, ya que el antropólogo solo se limita a generar una
interpretación basada en su propio criterio y utiliza una experiencia próxima en la que el
etnógrafo ejerce su método de manera cotidiana y sin esfuerzo para definir lo que él y su entorno
siente. A diferencia de Geertz, Bronislaw Malinowski quien es considerado el padre de la
etnografía, la establece como un método sistemático de la cultura, en el que a partir de la
observación se le define e interpreta, entendiéndola según lo que el otro dice en sus propias
palabras, a la vez que es necesario establecer un método científico. Este autor aparece en la
escuela funcionalista, la cual propone un análisis científico de las culturas en la que se ejerce una
experiencia distante la cual impulsa sus propósitos científicos. En su texto “Los argonautas del
pacifico occidental” describe sistemáticamente el Kula, un intercambio ceremonial que llevan a
cabo los indígenas de las islas Trobiand y suministra una visión contextualizada de los datos
culturales tal como eran vividos por los nativos. Por lo tanto, estos dos autores plantean dos
modelos etnográficos que, aunque no son opuestos ni incompatibles, son diferentes. Francisco
Ferrándiz en su texto “Etnografías contemporáneas. Anclajes, métodos y claves para el futuro”
describe detalladamente las diferencias de estas dos posturas etnográficas, las cuales se
complementan y al mismo tiempo se diferencian en gran medida, y determina que el método
científico propone una manera positivista de hacer etnografía mediante conocimientos medibles
y estructuras sistemáticas, mientras que el método hermenéutico no acepta los criterios del
científico y determina que la realidad se construye socialmente de una manera subjetiva.
Muchos autores se apropian de una u otra posición frente al estudio de la etnografía. Rosana
Guber, por ejemplo, en su texto “La etnografía: método, campo y reflexividad” retoma la postura
científica de Bronislaw Malinowski, al definir la etnografía como un método que comprende los
fenómenos sociales y culturales a partir de las necesidades e intereses de construir un
conocimiento desde la punto de vista de sus propios miembros, afirmando que el etnógrafo debe
tener propósitos científicos y conocer la etnografía moderna a la hora de estudiar un pueblo o
cultura. Un estudio etnográfico importante es el de Wilson Peter, “Las travesuras del Cangrejo”,
en el que el autor demuestra que las sociedades caribes tienen una orientación de valores duales
producto de su historia colonial, que ahonda desde una perspectiva postcolonial. Mediante su
trabajo etnográfico determinó el rol de la respetabilidad y reputación y la fuerte influencia euro-
americana en las formas de proceder de esta cultura.
Mediante los distintos tipos de etnografías se evidencian así mismo, los distintos métodos que
logran generar un amplio conocimiento de la estructura social y organización de una cultura o
comunidad, así como lograr un profundo conocimiento de las mismas. En el país ha sido
importante el estudio etnográfico que se realizado respecto a las diversas culturas, ya que le ha
permitido al país comprender y tener conciencia acerca de la gran diversidad que tiene el
territorio y que cada cultura posee una estructura y organización social que deben respetarse. Se
han elaborado distintos trabajos etnográficos que constatan la gran diversidad de pueblos
indígenas que tiene Colombia, cada uno con distintas tradiciones, idiomas, ideologías y
problemáticas que los diferencian entre sí.
El trabajo etnográfico requiere de meses e incluso años, en los que se logra comprender en gran
parte las formas de actuar y estructura de la cultura estudiada. Dentro de estos estudios es
necesario plantearse una pregunta de investigación que aborda el trabajo a realizar. Este trabajo
consiste en tan solo una aproximación al campo etnográfico y un acercamiento a lo que este
implica, por lo tanto, no hubo una pregunta de investigación, pero si el planteamiento de un tema
y un análisis a partir de lo que observé en mis visitas al pueblo inga en la ciudad de Bogotá,
específicamente en el cabildo inga del centro de la ciudad. Para el desarrollo y registro de mis
visitas tanto al cabildo como al centro comercial, utilicé tres diarios de campo, en los cuales
describí minuciosamente el lugar, los participantes, los hechos, y acontecimientos que tuvieron
lugar en mis tres visitas, donde también dejé en evidencia mis apreciaciones personales acerca de
cada situación. De igual manera, para plasmar el análisis y los aspectos más relevantes tomados
del diario de campo, utilice tres fichas de campo, vitales para generar un estudio adecuado; esto
con el fin de lograr que la descripción realizada en el diario de campo no sea una simple
anécdota.

Acercándome a los ingas.


Cuando me fue solicitado realizar un trabajo de aproximación etnográfica con una cultura
indígena en la ciudad de Bogotá, plantee varias opciones como el cabildo muisca de suba o el de
bosa, así como la casa de pensamiento “nietos del trueno”. Sin embargo, concretar las citas para
las visitas a los cabildos y casas de pensamiento no es sencillo, de manera que a pesar de
solicitarlas a través de varios correos electrónicos dirigidos a los lugares mencionados no logré
acordar ninguna.
Fue gracias a la elaboración de un trabajo acerca de la magia y la religión para el área de
Fundamentos Antropológicos, que logré tener conocimiento de la presencia de los ingas en un
centro comercial del centro de Bogotá, así como la ubicación de su cabildo. De manera que
comencé con ellos mi trabajo de observación y comencé a tratar de comunicarme con el cabildo
para acordar una cita con el Taita o con algún miembro de la organización, que me pudiera
suministrar información acerca de su funcionamiento y su estructura. Aunque inicialmente tuve
contratiempos para conseguir la autorización de mi visita, encontré interesante y oportuno
acercarme a la comunidad inga a través de sus formas de trabajo, aprovechando su presencia en
gran número dentro del centro comercial y sus zonas aledañas.
El número telefónico del cabildo me había sido suministrado por la ONIC, de manera que
solicite en mi primera llamada una autorización para visitar el cabildo; me indicaron debía enviar
un correo dirigido al Taita Oscar Bastidas. Envié el primero de varios correos, a los que no tuve
respuesta, y durante la semana siguiente, no me fue posible volver a contactar el cabildo por
teléfono.
Durante este proceso investigue sobre los ingas, de manera que obtuve datos importantes para el
ejercicio que realizaría. Los ingas descienden de los incas del Perú y se encuentran ubicados en
varias partes de Colombia en la actualidad, especialmente en valle de Sibundoy, en Putumayo.
Son principalmente agricultores y dentro de su territorio practican la caza y la pesca; son
importantes sus tradiciones ancestrales que involucran la medicina natural y el uso del yagé una
planta de efectos psicotrópicos. Me parecieron entonces una comunidad muy organizada, pues,
encontré varias noticias donde se informaba acerca de la construcción de jardín infantil Wawita
Kunapa Wasi (que en lengua inga significa La Casita de los Niños), para sus niños, que incluía
salas de lactancia y se definía como un lugar donde los niños podrían educarse sin perder sus
tradiciones indígenas.
Indagando sobre este tema, encontré también información acerca de Antonia Ágreda, reconocida
por ser la primera mujer indígena con un doctorado en el país, así como por la consecución de
grandes logros en materia educativa para los niños ingas. Esto me dio una visión de la mujer
inga, así como de los logros conseguidos como comunidad y a través del cabildo.
Con esta información se abrió aún más mi interés acerca de este grupo y mantuve mi insistencia
para ser atendida. Luego de muchas llamadas y ante mi obstinación una mujer me indicó
telefónicamente que debía hablar con Tania, la secretaria del cabildo; de manera que así lo hice
en una posterior llamada pues en ese instante ella no se encontraba. Al día siguiente la contacte,
me pidió enviar de nuevo el correo y me preguntó si ella podía atenderme pues el Taita estaba
muy ocupado y no solía dar citas.
Conseguí, entonces, una cita que no llegó a cumplirse inicialmente, pues al llamar a confirmarla,
me indicaron se estaba celebrando un evento y Tania no estaría disponible para atenderme.
Debido a esto y viendo que justo al lado del cabildo había un centro comercial que era manejado
principalmente por indígenas inga y que a los alrededores del lugar trabajaban bastantes de ellos,
comerciando productos de manera ambulatoria, decidí realizar mi primera observación en el
centro comercial y sus alrededores mientras lograba reprogramar la cita.
Al realizar mi visita al centro comercial Caravana, tuve en cuenta varios aspectos etnográficos
relevantes como la observación participante, resaltada en el texto de Eduardo Restrepo:
“Etnografía: alcances, técnicas y éticas” en la que a partir de cada detalle que observaba me
involucraba, preguntando acerca del mismo a las personas del lugar; también tuve en cuenta el
“Consentimiento informado”, resaltado en el texto de Hilda Villa: “Los códigos de ética, una
reflexión para el quehacer del antropólogo en México” donde se explica que en cada trabajo
etnográfico es necesario contar con la aprobación de la persona que se va a estudiar. Ya que al
entablar un dialogo con las personas del centro comercial, acerca de sus formas de trabajo y
organización les hacía saber acerca de mi trabajo de observación y análisis. Pude observar que la
mayoría de establecimientos eran atendidos por indígenas ingas, y que en su mayoría vestían una
ruana negra de rayas blancas y azules; vendían productos relacionados mágico religiosos o como
ellos lo denominan en sus anuncios comerciales: Esotéricos. Vendían también productos de
medicina natural, lo cual es una práctica muy usual entre ellos, según entendí en mis siguientes
visitas. Sin embargo, existía una minoría de locales que eran atendidos por personas ajenas al
cabildo y a la población inga. En términos generales me sentí muy bien atendida por los
comerciantes, tenían apropiación del tema y mostraban un gran interés en generar ventas.
Cuando indagaba por los productos mágicos o medicinales o sus formas de trabajo recibía la
información requerida, pero al indagar por el cabildo y su funcionamiento, se hizo difícil
continuar la conversación, debido a que cada vez que les preguntaba algo acerca de ellos o su
cultura, la mayoría me informaba que solo estaban autorizados a difundir esa información con la
autorización del Taita o estando dentro del cabildo, por lo que en mi primer diario de campo no
registre casi conversaciones y casi me limite a describir con detalle el centro comercial y de sus
integrantes y productos. Aun así me fue posible observar cómo se relacionaban entre ellos y sus
comportamiento un día sábado cuando el ambiente era diferente por estar presentes las familias,
los niños y frente al hecho de que departían en medio de algunas de cervezas.
En esta visita pude rescatar las características comerciales de los ingas, la asociación de la magia
y religión presentes en algunos de sus productos, así como varios detalles de su cultura y
vestimenta. En mi segunda visita interactué con un vendedor inga que se encontraba en un
estado de alta ingesta de alcohol, el cual trato de venderme distintos productos de su local a pesar
de que no entendía muy bien sus palabras debido a su embriagues. No obstante, me explicó con
detalle la práctica del yagé, que consistía en la ingesta de una sustancia liquida que era
mayormente practicada por los ingas.
Debo confesar que el encuentro con la persona que estaba embriagada, me atemorizó bastante,
tenía un fuerte olor a trago, tenía mucha dificultad para hablar y se dirigía a mí en vos baja y
entrecortada, afirmándome que el yagé podía “Dejarme en el otro lado y no poder volver a este
lado”. Mi miedo creció cuando pronunciaba palabras desconocidas y me pidió que abriera la
palma de mi mano para poner en ella un amuleto pequeño, Al seguir la línea de mi mano, me
afirmó que alguien me tenía envidia, que tuviera cuidado con un próximo viaje, ya que saldría
mal. Después de seguir la línea de mi mano, pronunció otras palabras en un idioma desconocido;
preguntándole yo de que se trataba, me dijo que era una “secreteada”, un procedimiento que
realizan los indígenas ingas para bendecir una acción o un objeto. Me aterró en el instante la
posibilidad de que hubiera dicho algo malo en contra mía y no poder yo saberlo, al desconocer el
idioma. Finalmente me indicó que normalmente cobraba ochenta mil pesos por el amuleto, el
cual me traería suerte en los viajes y alejaría las envidias, pero que en esta ocasión le podía dar el
dinero que tuviera a la mano, le di las gracias y le devolví el amuleto; él soplando el amuleto y
nombrando otras palabras en el idioma nombrado anteriormente, salió del local a una tienda
ubicada en el mismo centro comercial y en la cual se encontraba anteriormente para seguir
bebiendo. Aun así continúe con el ejercicio etnográfico y después de la primera aproximación
logré concretar una cita dentro del cabildo con la secretaria del Taita, ya que en repetidas
ocasiones me habían comentado que este se mantenía ocupado y le era difícil atenderme; por lo
tanto quien me recibió en el cabildo fue Tania, la secretaria, quien me suministró bastante
información acerca del lugar y de los indígenas ingas, la cual nutrió bastante mi análisis y
conocimiento acerca de ellos; me dio a conocer su organización, sus principios, costumbres,
tradiciones y las problemáticas por las que atraviesan; Me llamó la atención un gran mural que
había en el cabildo, el cual tenía pintados un hombre inga junto a dos niños que vestían ruana
negra de rayas azules y blancas y junto a ellos frases en idioma quechua. El cabildo me pareció
lugar muy amplio, aunque también muy sencillo; pude observar un salón grande que tenía varios
escritorios con computadores y teléfonos, atendidos por ingas. Llamaba la atención una pared
donde estaba la figura de Jesús crucificado, la cual tenía alrededor un látigo y justo arriba la
palabra “Kalusturinda” que evoca carnaval, alegría y perdón, como aprendí más adelante. En mi
estadía en el cabildo noté que la mayoría de personas que se encontraban en el lugar ese día eran
bastante jóvenes, incluida Tania, que a su corta edad ya conforma un lugar importante de
gobernación en el cabildo. Me explicó como éste se rige bajo una organización jerárquica con
diferentes cargos que tienen una tarea específica; así como los tres principios fundamentales de
los ingas, cuyo incumplimiento acarrea una sanción con azotes. Conocí que la principal región de
donde proviene la comunidad del cabildo es Santiago, Putumayo, una región azotada por la
violencia que hace que los miembros del cabildo de dicha zona vengan a buscar mejores
oportunidades a la capital del país.
Como lo expresa Eduardo Restrepo en su libro: “Etnografía: alcances, técnicas y éticas” cuando
se refiere a un método etnográfico de recolección de datos mediante un informante especifico,
éste colabora al etnógrafo a resolver ciertas dudas sobre la investigación y aportar nuevos datos.
En este caso, Tania me suministró valiosa información acerca del pueblo inga que me permitió
comprender aspectos importantes y resolver dudas que surgieron en las primeras visitas. Me fue
trasmitido y así pude evidenciarlo en algunas de mis visitas, una de las problemáticas ingas
respecto alcoholismo, (situación que trae consigo varias consecuencias); en las visitas que realicé
pude observar a algunos de ellos en estado de embriaguez como la persona que pretendía darme
información del yagé y a quien no era posible entenderle bien por su estado; así mismo varios
inga consumían bebidas alcohólicas en dicha oportunidad. La llegada masiva de ingas
venezolanos debido a la problemática de dicho país también les ha generado un gran problema a
la comunidad de ingas colombianos, pues como lo manifestó Tania, les generan una fuerte
competencia laboral y económica. A pesar de esto percibí un sentido de solidaridad entre los
ingas, que aunque enfrentan sus propias problemáticas, deciden acoger a los ingas provenientes
de otro país. Estos lazos de adhesión pude identificarlos más adelante.
Me pareció indignante que, aunque, en un principio contaron con la ayuda del gobierno para su
creación, se sintieran, como lo indico Tania, solos; pues no sentían la presencia ni la ayuda
estatal. Cuando me indicó que tenían un proyecto para entregar canastas de mercado familiar y
que éstas no lograban suplir ni a la mitad de las familias que lo necesitaban, esto despertó en mí
un sentimiento de tristeza por su situación.
Prueba de las necesidades que tienen y del desinterés del gobierno hacia su funcionamiento, fue
el hecho de que Tania me invitara a un bazar de recolección de fondos con el fin de reunir dinero
para cambiar el techo del lugar. El techado era un cielo raso de color blanco, que en realidad
estaba en muy mal estado, se encontraba doblado y roto en algunas partes, así mismo su pintura
estaba deteriorada. Esta invitación, por otro lado, me hizo pensar que se trataba de una buena
oportunidad para conocer más sobre los ingas, de manera que decidí ir.
A pesar de que el bazar era en la noche y la zona de ubicación del cabildo es reconocida por ser
insegura, acudí al mismo. Al llegar tuve un poco de temor, por estar las calles con los comercios
cerrados y sin mayor flujo de personas; tenía temor además por conocer de antemano y gracias a
mis anteriores visitas que hay una alta presencia de indigentes cerca al lugar.
Durante el tiempo en el que permanecí en el bazar se escuchaba música de varios géneros y se
presentó un grupo musical inga, el cual tocaba música andina con letras que se relacionaban con
cultura, su territorio y tradiciones. “Sus mujeres ingas hermosas son, los niños la luz y la esperanza
de un mundo mejor”, decía una de las letras. La agrupación me pareció muy buena y las letras de
las canciones hermosas, pues hablaban de la naturaleza, su territorio y sus mujeres.
El cabildo había sido adecuado para el evento, con varias mesas que fueron decoradas con globos
y serpentinas con motivos del día del amor y la amistad; llegaron grandes grupos de personas en
su mayoría ingas, los cuales se mostraron bastante cordiales entre ellos, pues se saludaban y
mantenían conversaciones muy efusivas en medio de risas. Tiempo después de que la
celebración hubiera dado inicio, llegó Tania quien me agradeció por mi asistencia y me presentó
al Taita del cabildo, quien me indicó se llamaba Oscar. El se sentó conmigo por espacio de unos
quince minutos (yo me encontraba sola en una de las mesas); le felicite por la organización del
evento y él me indagó por mi trabajo y por la universidad. Se percató de que en un instante
observé el crucifijo, de manera que aproveché el momento y pregunté acerca de las palabras que
tenía la figura de Jesús encima, que decían “Kalusturinda”. Me comentó que dicha palabra estaba
escrita en el idioma quechua inga y que “Evoca alegría, carnaval, paz y perdón”. El Taita me
pareció muy elocuente, así mismo amable y con disposición de ayudar en mi ejercicio.
Me indicó además que el idioma en que estaban escritas varias frases del cabildo, era quechua
inga. Desafortunadamente se retiró, pues, debía atender a Tania quien lo había llamado. Sentí
que perdía la oportunidad que había buscado desde el comienzo, que podía haber indagado más
por la palabra que me había llamado tanto la atención, así como por sus tradiciones. Sin embargo
no quise ser inoportuna y no dañar una posible próxima oportunidad de abordar con él más
temas.
Tania se había mostrado sorprendida con mi asistencia, de manera que creo que observaron mi
interés en acercarme y logré captar un poco más su confianza.
Me llamo la atención, que a pesar, de que me habían comentado acerca del problema con el
alcohol que tienen los miembros de la comunidad inga, aquel día se haya comercializado dentro
del cabildo grandes cantidades de alcohol. Se vendía ron, aguardiente y cerveza, junto a gaseosas
y colombinas.
La palabra “Kalusturinda”, llamó mucho mi atención de manera que después de mi última visita,
indague más al respecto en publicaciones gubernamentales, que la describían como el carnaval y
fiesta del perdón, donde los ingas inician el año, danzan y bailan para agradecer a la madre tierra
y se establecen lazos de perdón, lo cual los unía como pueblo (1). Una de las descripciones decía
que se celebraba, además, esperando que quienes migraron pudieran regresar a sus tierras. Esto
me permitió crear una hipótesis del porque ésta palabra se encontraba en el cabildo. Aunque no
pude indagar mucho de manera directa con el Taita o con Tania, ésta palabra despertó aún más
mi interés por esta cultura.
El uso de los diarios y fichas de campo, fue vital para el desarrollo y registro de mis visitas tanto
al cabildo como al centro comercial, en ellos describí minuciosamente el lugar, los participantes,
los hechos, y acontecimientos que tuvieron lugar en mis tres visitas, donde también dejé en
evidencia mis apreciaciones personales acerca de cada situación. Fue un ejercicio importante el
separar mis apreciaciones personales de los hechos y describir los elementos separando mis
opiniones.
La hermenéutica fue el método que intenté aplicar en mi acercamiento a los ingas, con el fin de
aproximarme a la comprensión de sus expresiones sociales e interpretarlas. Por esta razón no
solo quise observar, sino también, interactuar con los integrantes del grupo en estudio y
acercarme a ellos. Si bien, este no es un estudio etnográfico completo, sino tan solo una
aproximación, creo que logré entender la importancia de sus hierbas medicinales, acercarme a lo
que significan elementos con el yagé o un látigo, una ruana y el espacio mismo donde reside el
cabildo.
Mediante esta aproximación con los indígenas inga pude enriquecer mi formación tanto
antropológica como etnográfica, ejercitando el uso de la observación y descripción de los
lugares, los personajes, sus palabras y sus acciones, del contexto y de su relación con su cultura
e identidad. Pude acercarme a los ingas a pesar de los obstáculos iniciales y esto me brindó una
satisfacción personal, no solo por lograr establecer un dialogo con algunos de sus integrantes,
sino por superar algunos temores personales, como la timidez que me producía iniciar un
acercamiento, pues no sabía cómo iniciar un primer abordaje. A pesar de que en primera
instancia encontré difícil el poder comunicarme de manera adecuada con los indígenas del centro
comercial y lograr entablar estrategias para adquirir información y conocimiento, después de
cierto tiempo logré adaptarme mejor a este tipo de situaciones.
En ciertos momentos me sentí incomoda sobre todo al indagar acerca de los productos esotéricos
que vendían los ingas, de cierta manera sentía que estaba yendo en contra de mis creencias
religiosas personales. Sin embargo, después de mis visitas esa sensación se desvaneció al
comprender que la venta de los mismos, representa una forma de vida y de sustento para los
ingas y que no debe ser juzgado desde una postura etnocéntrica.
Considero que realicé un esfuerzo importante al transcribir cada detalle del ejercicio etnográfico
en el diario y ficha de campo, lo cual implicó un reto, ya que fue bastante complicado reunir y
organizar todos los datos, esperando no dejar pasar por alto ninguno importante, esto con el fin
de obtener de ellos un análisis óptimo.
Pese a estos esfuerzos, fue interesante notar como a medida que escribía iban saliendo a la luz
más detalles e información, los cuales me hicieron cuestionar sobre nuevos aspectos para
resolver en siguientes visita. Mediante la aproximación a los indígenas inga pude entonces
enriquecer mi formación, gracias a la minuciosa observación de los lugares, personajes, palabras
y acciones que fueron objeto de estudio y que tienen estrecha relación con la cultura e identidad
inga.
Esta experiencia cercana a un trabajo etnográfico contribuyo bastante a mi formación
profesional, ya que por medio de ella pude aterrizar en la práctica, algunos métodos etnográficos.
También se hizo posible comparar las distintas posturas etnográficas vistas en clase, teniendo en
cuenta que la etnografía clásica no permite interactuar de una manera adecuada con las personas
a estudiar, mientras que la etnografía moderna si lo permite.
El hecho de conocer más a fondo este grupo indígena y de aproximarme a un trabajo etnográfico
con ellos, me hizo comprender la gran diversidad que existe en el país, y lo interesante de
conocer más culturas indígenas, tan diversas entre sí en cuanto a territorio, costumbres, idioma,
entre otros. Considero que faltaron muchos temas por ahondar, uno de ellos conocer más sobre
sus rituales (fiestas y celebraciones), así como acerca de sus credos (la fusión de prácticas
indígenas con creencias católicas, como la asociada al azote)
Son mayores los interrogantes que los hallazgos, pero esto mismo es importante pues se abren
los caminos para continuar con el ejercicio etnográfico a título personal o dentro de futuros
estudios que espero traigan próximas cátedras que harán parte de mi formación como
antropóloga.
Hallazgos importantes.

Este estudio se desarrolló en el cabildo inga que está ubicado dentro del centro comercial
caravana, en el cuarto piso del establecimiento, ubicado en en la calle doce con carrera novena.
Realicé dos visitas al cabildo inga del centro de Bogotá y dos visitas al centro comercial
caravana, cada una de dos horas aproximadamente.
Tania, la secretaría del cabildo inga fue quien me brindo la mayor cantidad de datos obtenidos,
complementados con los obtenidos a través de conversaciones con comerciantes ingas, así como
un dialogo con el Taita Oscar del cabildo.
Se debe aclarar que la información que respecta a su organización y la del cabildo es
suministrada solo con autorización de los líderes que conforman el mismo.
Después de este estudio, es posible afirmar, que los integrantes del cabildo del centro de Bogotá
tienen como origen las tierras en Santiago Putumayo, aunque dan acogida en este momento a
indígenas ingas provenientes de Venezuela. Los ingas que llegan a la ciudad de Bogotá, acuden a
la capital colombiana en calidad de desplazados o buscando mayores oportunidades laborales de
las que poseen en su población de origen.
La medicina natural es una de sus principales fuentes económicas, construyen huertas propias
con plantas que comercializan en sectores aledaños al cabildo, así como dentro del centro
comercial caravana. Algunos ingas son vendedores ambulantes en las calles, otros laboran dentro
de los locales comerciales de Caravana. Productos mágicos religiosos y relacionados con el
esoterismo, así como tejidos, collares y manillas que ellos mismos elaboran son otros de los
productos que comercializan.
Los indígenas ingas son personas ingeniosas, trabajadores, emprendedores, que aprovechan sus
habilidades comerciales para ubicarse laboralmente en Bogotá.
Tienen, además, un alto sentido de pertenencia hacia su cultura y respecto a los asuntos que
respectan al cabildo. Constantemente realizan actividades que buscan preservar su cultura por
medio de la música y el arte como lo demuestran programaciones culturales que son
promocionadas en el cabildo.
Se rigen bajo tres principios vitales: “Ama sisai (no robaras), Ama yuyai (no mentiras) y Ama
pugyai (no ser perezosos). El incumplimiento de estos principios implica una sanción por medio
del azote, que ejerce el alguacil (un rango de gobernación).
Los alguaciles tienen como función no solo sancionar sino corregir y aconsejar. No utilizan la
palabra castigar sino sancionar.
El cabildo se basa en una organización jerarquizada en la que existen distintos rangos que
ejercen tareas específicas. Después del taita, que es la persona principal en el mando, le siguen
cargos que se encargan de las diferentes tareas del cabildo, le sigue el taita alcalde menor,
después el alguacil mayor y luego el menor. Estas cuatro personas conforman el principal
mandato del cabildo, se encargan de proteger a los integrantes del mismo y de “Hacer justicia
propia”. Los dos alguaciles son los encargados de infringir el azote.
La celebración de un bazar para la recolección de fondos con el fin de mejorar la estructura del
cabildo, evidenció una fuerte relación de reciprocidad, sentimiento de hermandad y solidaridad
fueron demostrados en el evento.
Esta comunidad atraviesa problemáticas, entre ellas la falta de apoyo gubernamental. Las ayudas
que poseen para brindar a las familias no son suficientes para cubrir a toda la población inga.
La llegada de los ingas venezolanos, les representa mayor hacinamiento y competencia laboral.
Otra de las problemáticas es el alcoholismo, que trae consecuencias como enfermedades
(cirrosis) que sumado al hacinamiento genera conflictos y maltrato intrafamiliar. Consideran que
se encuentran por esta causa en vía de extinción.
Pese a esto se observó en el bazar realizado el consumo y comercialización de trago, de manera
que no es una práctica que se controle.

Podemos afirmar entonces:

A través de este estudio se destaca la importancia de la etnografía, que hace visible las diversas
culturas, permitiendo conocer a través de la voz misma de sus integrantes, sus pensamientos,
creencias, organización, así como manifestar sus problemáticas. Esta aproximación fue
enriquecedora a todas luces y abre las puertas a seguir descubriendo una cultura como la inga. El
ejercicio etnográfico permitió poner en práctica los conocimientos brindados en el aula de clase,
así como llegar a importantes conclusiones, a la vez que permitió desarrollar habilidades como la
de la descripción intensa.
Es mediante la práctica que llegan a medirse los conocimientos teóricos, y este trabajo de campo
permitió realizar una autoevaluación importante.
El acercamiento a la cultura inga fue en realidad interesante y despertó el interés necesario para
querer continuarlo. Respecto a ésta comunidad es posible concluir que se ha adaptado a su
nuevo entorno y a través de su sólida organización jerárquica y sus lazos de hermandad y
reciprocidad logran subsistir en una ciudad diferente a la de origen. Como lo destacan ellos
mismos, su ingenio es una de las cualidades que les ha permitido encontrar opciones laborales.
Su territorio en Bogotá es entonces, el cabildo, así como el centro comercial Caravana y los
alrededores del centro de Bogotá.
“Kalusturinda” comprendí es una palabra importante para los ingas y que evocan importantes
símbolos, a la vez que para mí representa mayores interrogantes y motivos de estudio

BIBLIOGRAFIA

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Guber, R, (2001), La etnografía: método, campo y reflexividad, Bogotá, Colombia, Editorial
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