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Año: 2019
Asignación de Capítulos del Príncipe y los Discursos, de Niccolo Maquiavelli, para LECTURA,
DISCUSIÓN en clase y ENTREGA por escrito, como PRIMERA PARTE del Trabajo Practico de la Unidad
2.
NOTA: LA IDEA ES QUE PONGAN LOS TEXTOS ASIGNADOS EN TENSION. ESTAN ELEGIDOS Y
COMBINADOS PARA ELLO.
• Pretende exponer el mejor de los regímenes de gobierno, mostrar un mundo mejor, basado
en la capacidad de organización de los seres humanos, desde una antropología positiva y
con una visión optimista y humanista, basada en la creencia en las posibilidades de la razón
y la bondad humana naturales.
• Plantea una gran ironía, la isla descrita por Hitlodeo sería en realidad una distopía, detrás
de la fachada de sociedad feliz se trataría de una sociedad opresora, hipócrita y aburrida y
Moro expresaría así una contundente crítica al optimismo racionalista.
1. Vastas son las consideraciones acerca de si la figura de Maquiavelo era la de un
estadista o si aquella denotaba una imbricación representada por sus consejos pragmáticos y
segunda postura.
expresión, con una plenitud intelectual tal que le permitió discernir y dilucidar los entresijos
del poder, lo cual era evidentemente una tarea compleja si se tienen en cuenta los avatares
una ciudad de pasiones agrietadas sin un gobierno estable y con movilidad entre
77).
El preludio que Sebreli realiza anticipándose a sus consideraciones sobre la obra del florentino
no es casual, dado que considerar a un pensador -sin importar cuanta agudeza intelectual
demuestre- prescindiendo del marco contextual en que sus ideas fueron desarrolladas seria
Retomando, afirmaremos que Maquiavelo fue un hombre que tuvo que atravesar un periodo
vívidamente lamentable, en que, burdamente dicho, el deseo por ser testigo de una Republica
armónicamente conformada siempre fue para él un desiderátum, dado los vaivenes viciosos del
Hágase nuestra la consideración del maestro Kovadloff al respecto: “el escritor florentino
aspiraba a una sociedad más justa que aquella en que le tocaba vivir” (S. Kovadloff, Locos de
Dios, p. 133). Para Kovadloff, el empeño intelectual de Maquiavelo estuvo dirigido en dos vías
confluyentes entre sí, caracterizadas por el “estudio del mundo antiguo y la observación del
moderno” (ibidem, p. 134), siendo importante destacar -creemos- la palabra estudio, por un
Aunque sea una diferenciación sutil, nos parece relevante que la contemplación que
Maquiavelo hacía del presente estuviera profundamente ligada a sus indagaciones sobre la
Por eso es por lo que, como señala Sebreli, “el florentino era un realista que describía con toda
minuciosidad los métodos usados por los políticos de su época, pero su Estado modelo no era
la dictadura sino la republica romana” (Sebreli, El malestar de la política, p. 78). El gran logro
1
Fue el filósofo oxfordiano, Derek Parfit, quien dividió a quienes se dedican a la historia de la filosofía
en dos categorías nítidamente distinguibles: aquellos que son considerados como una especie de
arqueólogos del pensamiento, quienes intentan entender el pasado per se, interpretándolo en los casos
en que la evidencia demuestre ser imperfecta; y, por otro lado, a los mencionados profanadores de
tumbas, quienes tienden a considerar una obra, por ejemplo, en la medida en que eso les permita
consolidar una idea propia soslayando el uso originario que ese artefacto pudo haber tenido.
de Maquiavelo fue, precisamente, llevar a cabo conclusiones paradigmáticas originadas por su
Pero, además, no solo nos parece indispensable poner de relieve aquella “combinación
intelectual” singular del pensamiento maquiaveliano, sino que también es importante rescatar
las profundas lecciones del dominico ferrarés Girolamo Savonarola hacia el florentino, así
(Kovadloff dixit).
Siguiendo a Germán Moldes, “(…) sus acerbas críticas al lujo y el dispendio de la corte papal
romana, su vida frugal y ascética y su conducta incorruptible, eran toda la fuente de su poder”
(G. Moldes, Maquiavelo, ayer, hoy y mañana, p. 14). Queremos dar un freno aquí, para
sobre la política de su tiempo, a lo que se agrega que “el entusiasmo por estos principios de
De hecho, el ferrarés fue excomulgado por Alejandro VI, encarcelado y, mas tarde, ahorcado
propósitos para garantizar la conducción del Estado. Algo mas se requería para que la ética
En su obra más conocida, El príncipe, se encarga Maquiavelo de explicitar sus postulados mas
controvertidos sobre el accionar que “debía” tener el Príncipe para conquistar y conservar el
En cada capitulo imprime un sello teórico caracterizado por su realismo político, al dirigirse
alejada del dogma religioso y de la moralización del proceder político. Véase, sino, la frase
atribuida por Maquiavelo a Cosme de Medici sobre que los Estados no pueden gobernarse con
el pater noster en la mano, teniendo en cuenta que la moral dominante de ese momento se
Nuestro autor, al enfrentarse de cara a la realidad indeseable que se hacía palpable en ese
momento, afirma -sin concesiones- que las republicas y principados pensados en torno al deber
ser nunca iban a ser genuinas/os, ya que se aprendería de ello más bien la inexorabilidad de su
Entonces, el príncipe ¿debe ser bueno o no? Maquiavelo nos dice que es preferible que no lo
sea, dependiendo de las circunstancias. De ahí su clásico consejo de ser fuerte como el león y
audaz como el zorro; el príncipe, según el capitulo que me ha sido asignado2, debe diferenciarse
claramente del “hombre común”, haciendo uso de cualidades consideradas poco nobles a
simple vista, teniendo en cuenta que, en ocasiones, es más factible inclinarse hacia la crueldad,
la traición, la soberbia, etc., en pos de conservar el Estado y de no privarse del mismo por vicios
Así, al príncipe no debería importarle “la fama que da el practicar los vicios sin los que la
salvaguardia del Estado es imposible, pues si se considera todo debidamente” aquel se hallará
con “algo que parecerá vicio, pero que al seguirlo le procura seguridad y bienestar” (ibidem, p.
52).
Ahora bien, veamos lo que escribe el mismo autor en el capítulo II de sus Discursos…, “puede
llamarse feliz a una república donde aparece un hombre tan sabio que le da un conjunto de
2
El capitulo XV de su obra, llamado De las cosas por las que los hombres, y sobre todo los príncipes,
son alabados o vituperados.
leyes bajo las cuales cabe vivir seguramente sin necesidad de corregirlas” (Maquiavelo,
Discursos sobre la primera década de Tito Livio, p. 259). Esa afirmación tajante e implacable,
¿habría que entenderla según los deseos del propio Maquiavelo de asistir a una república
genuina o tan solo como una descontextualización producto de una investigación estrictamente
histórica?
Preferimos, en este caso, pensar que se dio por la primera razón; aun concerniendo su estudio
estrictamente a otro momento de la historia, no deja de ser, al menos, curioso que se refiera
Maquiavelo a la república como un régimen de gobierno que llegaría a ser feliz en caso de estar
integrado por hombres sabios que le procuren las mejores leyes sin distinción temporal alguna.
Además, Maquiavelo señala una posibilidad en la que las repúblicas podrían mejorar hasta
volverse perfectas cuando carezcan de una constitución tal, lo cual conllevaría precisamente
En Maquiavelo veremos una nítida primacía del gobierno republicano por sobre los gobiernos
respecto:
Dios, porque los pronósticos de la opinión pública son a veces tan maravillosos,
que parece dotada de oculta virtud para prever sus males y sus bienes. Respecto
al juicio que de las cosas forma cuando oye a dos oradores de igual elocuencia
opinión más acertada y que no sea capaz de discernir la verdad en lo que oye.
las de los pueblos. Sus elecciones de magistrados también son mejores que las
Por cierto, tenemos muy en cuenta que Maquiavelo no desconocía la falibilidad de las distintas
formas de gobierno, que es por lo que se dedica a explicar la espiral cuasi-inevitable de cada
una -al menos, de las más importantes-: la monarquía, que deviene en tiranía; la aristocracia,
Las consideraciones de Maquiavelo, por momentos, denotan una total falta de confianza en la
capacidad humana para perpetuar gobiernos duraderos, solidos y felices, y lo ejemplifica muy
bien cuando habla de cómo las generaciones venideras se contraponen a aquellas que
nueva al punto de generar una ruptura súbita que cambiaria el estado de cosas en otro totalmente
misma: vemos en Maquiavelo también una apelación a cierto sujeto -léase, como él lo
menciona, el pueblo- para juzgar de una manera correcta las cosas; Andrés Rosler, en su libro
sobre la república, lo señala diciendo que “la superioridad republicana depende precisamente
capacidad de juicio de los ciudadanos” (A. Rosler, Razones públicas, p. 81), a propósito de una
cita idéntica a la de nosotros -sobre Maquiavelo, por supuesto- que hace para dar cabida a la
Claramente, el prestigio de los ciudadanos no estaba a la orden del día precisamente mientras
que Maquiavelo vivía, lo cual es otro cantar. Sin embargo, no tendrían ningún sentido las
también mantenemos coincidencias con Kovadloff sobre su “principal” libro, cuando dice que
El príncipe es una
Se desprende de ello que lo que hizo Maquiavelo no fue reproducir su propio pensamiento
transmutándolo en libro, sino que, por el contrario, observaba -con méritos superlativos- el
entorno que lo rodeaba, el cual era bastante funesto y denotaba las criminalidades de los
poderosos.
Volviendo a una de las obras que nos convoca, los Discursos, habría que poner de relieve que,
pese a la desconfianza y la remarcación del ciclo incesante de gobiernos que devienen malos,
hay una forma de obstruir este eterno retorno según Maquiavelo: se trataría de rescatar la figura
del legislador cuya phronesis le permitiría discernir tales defectos perjudiciales para eludirlos
Habría que destacar que, en caso de que existiera algo así como un gobierno mixto, la idea sería
lograr conjugar los bienes propios de cada régimen particular. Así, habría que considerar la
la democracia.
Después de todo, hay vastos pasajes en que Maquiavelo deposita su confianza en el legislador,
en el pueblo, etc., superando el rol unívoco del estadista pragmático, por decirlo de algún modo.
Por supuesto que, muchas veces, el gobernante tiene que ceder ante ciertas prácticas muy
sin embargo, esto no impide pensar que en Maquiavelo no dejamos de encontrar a un aspirante
lucido, contrariado, pero con firmeza a la hora de declarar los principios más honrados que
Es paradójico, de hecho, que -si nos atuviéramos a esa corriente de pensamiento que considera
a Maquiavelo un ávido consejero inmoral (o amoral)- el libro haya sido prohibido y provocado
escándalos de todo tipo, tanto en el campo católico como así también en el protestante,
Kovadloff mantiene que “la burda estrategia de sus enemigos consistió en atribuir a
Maquiavelo las atrocidades que, en la sombra, ellos mismos no dejaban de cometer” (S.
príncipe, porque se hacen nítidos otros aspectos que difieren completamente de los capítulos
príncipe que pudiera superar los grandes problemas que enfrentaba Italia en su momento, con
Maquiavelo se refiere a este “nuevo” príncipe destacando que “es necesario a un hombre
prudente y virtuoso para instaurar una nueva forma de gobierno, por la cual, honrándose a sí
Este último capitulo es evidentemente muy revelador, puesto que claramente emergen
elementos importantísimos tales como la virtud que debería tener un príncipe nuevo para lograr
No por nada Maquiavelo dice que “para conocer la virtud de un espíritu italiano, era necesario
que Italia se viese llevada al extremo en que yace hoy…” (Maquiavelo, El príncipe, p. 228),
declarando una especie de condición sine qua non lamentable mediante la cual -únicamente-
mandatario, y ello, para bien de la república”, comprendiendo que “la satisfacción del súbdito
3
El ultimo capitulo es el XXVI, titulado de la siguiente manera: Exhortación a liberar a Italia de los
bárbaros.
Claro que Maquiavelo hace solamente una especie de sugerencia al respecto, contraponiendo
esa sutil insinuación al énfasis desarrollado en su otra obra tan importante; en este sentido, seria
pertinente no olvidar que Maquiavelo le dedica su obra nada menos que a Lorenzo de Médici.
precisamente, sino que se refiere específicamente al arte de preservar y reforzar el estado del
príncipe; en cambio, creemos que es en su obra de los Discursos… en donde, de manera plena,
se explaya y traza un recorrido enmarcado en las configuraciones más deseables que debería
tener una republica que quisiera alcanzar la felicidad en términos de una aspiración irreductible.
Nos gustaría finalizar con algunas palabras que Maquiavelo le expresa a Francesco
“Porque yo creo que el mejor modo de encaminarse hacia el Paraíso consistiría en conocer el