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tony ance Chi teed Trans culTuvales domes ITinea@rios Gedisa Mapa de barrascostrudo con madera, fibres, onchai ora rca 1800. Estos mapas eran uilizados por ios natives de las las Maral ar onerar a navegaion de larga discaneis, Nessa aa de: acialas y las pea del slonte aie por la interaccién de las ans de irra con las corrienesyembate del scaane Goat Museo Peabody de Argueslogiay Htnloga: Univeruied de esac Gale Ne 008 18 ) 1 Culturas viajeras [Notes de una Conferencia ttulada “Estudioeculturates, en el presentey encel futuro”, Champaign-Urbana, linois, 6 de abril de 1990, Para comenzar, una cita de C. L. R, James en Beyond @ Boundary (Mas all de una fronteral: El tiempo pasaba, los viejos ‘imperios cafan y otros nuevos tomaban su lugar, Las relaciones de clases habrian de cambiar antes de que yo descubriera que lo importante no es la calidad de las mercancias ni la obtencidn de utilidades sino el movimiento; no el lugar donde uno esti o lo que posee, sino de dénde viene uno, adénde va y el ritmo seguin el cual Megara all’ © comenzar otra vez, con los hoteles. Joseph Conrad, en las primeras paginas de Victoria: “La era en que somos alojados, como vviajeros confundidos, en un hotel de mal gusto y bullicioso", En. Tristes trépicos, Lévi-Strauss evoca un cubo de hormigén fuera de escala colocado en el centro de la nueva ciudad brasilena de Goiania, en 1937. Es, para 61, el simbolo de In barbaric de la civilizacién, “un lugar de transito, node residencia”. Tanto el hotel, ‘como laestacién, la terminal aérea ol hospital, son lugares por los cuales se pasa, donde los encuentros tienen cardcter fugaz, arbi- trario. Una manifestacin més reciente del hotel como imagen de lo posmoderno, en el nuevo “centro” de Los Angeles: el Bonaventure Hotel de John Portman queevoca Fredrie Jameson ensu difundido ensayo “Postmodernism, or the Cultural Logic of Late Capita- lism". Los farallones de vidrio del Bonaventure se niegan a inte- ractuar, devolviendo el reflejo de los alrededores; no hay una apertura, no hay una entrada prineipal. Adentio, un laberinto 29 Se confuso de niveles frustra la eon narrativa de un fléneur moders Obien comenzar con el “Informe desde las Bahamas” de June Jordan, que narra su estadia en un lugar llamado Hotel Sheraton, British Colonial. Una mujer negra de los Estados Unidos, de vacaciones... frente a su privilegio y riqueza, encuentros incémo- dos con el personal que tiende las camas y sirve la comida en el hotel... reflexiones sobre las condiciones para le comunieacién humana y las alianzas que cortan transversalmente clase, raza, enero y pertenencias nacionales. Comenzar de nuevo con una pensién londinense. La esce- nografia para Mimic Men de V. S. Naipaul: un lugar diferente de idad, exilio, transitoriedad, desarraigo. los hoteles parisienses, hogares lejos del hogar para los rrealistas, puntos de despegue para viajes urbanos extrafios y mi ra ‘Nadia, Paysan de Paris. Lugares de recoleceién, yuxta- osicion, encuentros apasionados: “Hotel des Grands Hommes”. Comenzar una ver mas con la papeleria de hotel y los menties derestaurante (con guias queasignan estrellas) alinedndose en las cajas magicas de Joseph Corne [dtel du Midi, Hotel du Sud, Hotel de Etoile, English Hotel, Grand Hotel de Univers, Bolleza eneerrada de encuentros fortuitos: una pluma, cojinetes, Lauren Bacall. Hotel/autel [altar], que hace pensar en ellos perona 8 igual a los maravillosos altaros reales improvisados a partir de Jos objetos reunidos, en las religiones populares latinoamericanas, 0 Jos “altares” domésticos, ofrendas construidas por artistas chi anos contempordneos. Una grieta local/global abriéndose en el s6tano de Cor 10 de souvenirs de Part je nunca visit6. Paris, el Universo, sétano de una casa comin en Queens, Nueva York, 8708 Utopia Parkway. obstaculiza la caminata * Este, como decimos a menudo, es un “trabajo en preparacién”, trabajo queentra en un dominio muy ampliodeestudiosculturales comparativos: historias diversas e interconectadas, de viajes y desplazamientos en las postrimerias del siglo xx, Dicha entrada esti marcada, fortalecida y limitada, por trabajos. previos: los mios, entre etros. Y as{ voy a trabajar, hoy, @ partir de mi investigacién histérica acerca de la préetica etnogrifica en sus 30 formas antropolgicas y exotizantes del siglo xx. Pero ‘hacia elque voy,en lugar de apoyarse en mi trabajo previ y desplaza, Tal vez, podria empezar con una coyuntura de viaje egado a ocupar, setts, que los ayuds a atravesar un duro invi buen inglés, Para imaginar el efeeto cal {que recordar cémo era el “Nuevo Mundo" en 1620: se pod pinos en el mar, a noventa kilometros de la costa. Piéns que fue llegar 2 un nuevo lugar como ese y tener la pavorosa experiencia de toparse con un patuxet que acababa de regresar de Europa. Un“nativo” que deseoneierta porlo hibrido, encontrado en los liar y distinto, por esa iad no procesada. El tropo se vuelve cada vez més comiin en los escritos de viajes y organiza implicitamente los informes “posmodernos” como el Video Night in Kat de Pico Iyer. Y me recuerda mi propia investigacién | encuentros espeeifi ‘choco contra una figu: ‘estos interlocutores dos para hablar en consideracién al conocim: sultan toner sus propias inelinaciones “etnogrétficas” santes historias d iduos complejosrutinariamente prepara- Tos antropdlogos rara vez han sido hoga: por Io menos, fueron viajeros: traba) de la antropologia del siglo xx, los “informantes” aparecen pri como natives ¥ luego surgen como viajeros, En realidad, ficas de ambos. La etnografia del siglo xx—una préctica del viaje moderno, en estado de evolucién— se ha vuelto cada vez més eautelosa respecto a ciertas estrategias localizadaras, en el proceso de construccién y representacién de las “culturas”, Me detendré en alguras de estos movimientos localizadores en la primera parte de mi charla, Pero deberia aclarar de inmediato que voy a hablar aqui 31 de un tipo ideal de antropologia disciplinaria correspondiente a ‘mediados del siglo xx. Han existido excepciones, y también oe cierto que siempre se han cuestionado esas estrategias normaty yas. Miobjetivo, al criticar un conjuntode précticas de algun modo hipersimplificadas, no consiste primariamente en decir que han Sido erréneas, mendaces 0 politicamente incorrectas, Cualquier enfogue es, en definitiva, excluyente; no hay metodalogias pol camente inocentes en materia de interpretacion interealtorel, Be inevitable alguna estrategia de localizacion si es que van a re. Presontarse modes de vida significativamente distintos. Pens cuando decimos “local”, gon los vérminos de quién lohacemos? ;De 4aué modo se articula y euestiona politicamente una diferencia, significativa? ;Quién determina dénde (y eudndo) una comunidad- {raza sus limites, da-nombre-a sus miembros y excluye a los ne Jiiembros? Estas son cuestiones de importancia estratégica, Mi ohietivo, en primera instancia, es plantear la euestién de cbmo el andlisis cultural constituye sus objetos —sociedades, tradicionce, |comunidades, identidades— en términos ospaciales'y a través a lpracticas de investigacién espaciales espocifea Concentremonos por un momento en dos fotografias que Aiguran casi al comionzode Los argonautas del Pacifico occidental de Malinowski, probablemente uno de los textos fundamentalon gue establecieron Ia norma disciplinaria moderna de un tipo ae observacién participativa. Ese trabajo de campo rechaaba nents 'ventigactén: vivir entre otros blancos, convocar a “infor. mantes” para hablar sobre la cultura nativa en un eampamento adyacente o en una veranda, salir ocasionalmente para visiter la aldea. El trabajo de campo que proponta Malinowski requeria, en cambio, que uno viviera todo el tiempo en la aldea; aprendiors le lengua de eus habitantes y se transformara de modo activo en un Participante-observador serio, Las fotografias qué’ figuren al comienzo de Losargonautas, las tomas Ly Il, representan ia“earpa del etnégrafo", emplazada en medio de las chozas de los trobriaed, Una de ellas muestra a un pequeno grupo en una playa, prepardat ddose para iniciar las actividades marineras de euya ertnien co cupat el libro: el ciclo del intercambio kula. La otra muestra le choza personal del jofe en la aldea omarakana y, muy présina a ella, Ia carpa ¢ al investigador. En el texto, Malinowski deffonde este estilo de residencia/investigacién como un modo (relativa, mente) no intrusivo de compartir Ia vida de quienes estén bajo 32 observacicn. “En realidad, cuando comprendieron que yo pondria mis narices en todo, incluso en aquello que ningiin nativo educado se atreveria a husmear, terminaron por considerarme como ua y carne de sa propia vida, como un mal o una molestia necesario mitigados por donaciones de tabaco.” También propuso una espe cle de pandptica, No habia necesidad de buscar los acontecimientos importantes en la vida de los trobriand: rituales, desacuerdos, curas, hechizos 9 muertes. “Todo sucedfa ante mis propios ojos, en el umbral de mi carpa, por asi decirlo,” (Malinowski, 1922:8). (Y eneste sentido, seria interesante analizar la imagen/tecnologia de Ja carpa de investigacién: su movilidad; sus lonas delgadas que proveen un “interior” donde pueden guardarse cuadernosde notas, comidas especiales, una maquina de escribir; su funcién como una ‘base de operaciones separadas en grado minimo de la “accidn’”.) Hoy en dia, cuando vemos estas imagenes de carpas en las aldeas, nos formulamos diversas preguntas: ,Quién, exactamente, es el observado? {Quién esta localizado cuando se permite que la carpa del emégrafo se ubique en el centro de la aldea? A menudo, 108 observadores cultussles, los antropdlogos, se encuentran ellos mismos en la pecera, bajo vigilancia y como objetos de observacisn, (por ejemplo, por parte de los nitios omnipresentes, que nolos dejan en paz). {Cémo intervienen los espacios politicos? Es importante que la carpa de Malinowski se encuentre al lado de La casa del jefe, Pero geuail jefe? {Cuales son las relaciones de poder? {Qué apro- piaciones cpuestas pueden estar ocurriendo? Todas estas son preguntas “poscoloniales” que—podemos suponerlo—Ia fotografia no provoeé en 1921. Bn ese entonces, Ia imagen representaba una fuerte estrategia de localizacién: centrar la cultura en torno de un Jocus particular, la aldea, y en torno de una practica espacial de residencia/ investigacion que en si misma dependia de una loca- lizaci6n complementaria: la del campo. Las aldeas, habitadas por nativos, son sitios limitados, par- ticularmente aptos para la visita intensiva de los antropdlogos. Durante mucho tiempo, han servido como centros habitables, definibles como mapas de la comunidad y, por extensién, de la cultura. Después.de. Malinowski, el-trabajo de campo entre Jos nativos tendié a definirse como una practiea de co-residencia més que de viaje,o incluso de visita. Y zqué lugar mas natural que su propia para vivir con la gente? (Podria agregarse que la localizaeién en la aldea era portatil: en las grandes ferias mun-

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