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[FECHA]

[TÍTULO DEL DOCUMENTO]


[SUBTÍTULO DEL DOCUMENTO]

JESUS MORALES
[NOMBRE DE LA EMPRESA]
[Dirección de la compañía]
MATERIA:
TALLER DE INVESTIGACIÓN II

CARRERA:
INGENIERÍA CIVIL

GRUPO:
“1” / 7° SEMESTRE

FACTORES QUE ACTUALMENTE AGRAVAN LOS


EFECTOS SÍSMICOS EN LA INFRAESTRUCTURA
DE LA CIUDAD DE MÉXICO

INTEGRANTES:
ARENAS ZAMORA MARÍA DEL CARMEN
MORALES CRUZ JESÚS
RAMOS TIBURCIO KELLY YAMILETH
VALDES MACARIO EDGAR URIEL
MARIELY ZAMORA HERNÁNDEZ

DOCENTE:
LIC. JUAN GÓMEZ GÓMEZ

SEPTIEMBRE 10 DE 2018. CERRO AZUL, VER


SELECCIÓN DEL TEMA
Factores que actualmente agravan los efectos sísmicos en la infraestructura de la
Ciudad de México.

Daños en la infraestructura, e incluso colapsos, es un tema que consideramos de


suma importancia porque es una situación con la que tiene que lidiar la Ciudad de
México en presencia de un sismo y que, a pesar de diferentes estudios y
experiencias a lo largo de los años, no se ha podido evitar. Es por ello que tenemos
la inquietud de identificar y poder analizar esos factores que colaboran en dicho
problema. Además, es una temática relacionada con nuestro campo laboral en la
cual implementaremos nuestros conocimientos adquiridos a lo largo de la carrera.

DELIMITACIÓN DEL TEMA


El estudio del tema que abordaremos se enfocará a la ciudad de México hoy en día,
es decir, en la actualidad; puesto que es la más afectada durante el desarrollo de
sismos en la misma e incluso en zonas aledañas. Todos los factores a investigar
serán los que actualmente agravan los daños en la infraestructura ya que con el
paso del tiempo se implementaron diferentes normativas de construcción que han
ido modificando los procesos constructivos en las obras civiles, he allí la importancia
de tomar en cuenta únicamente lo que actualmente repercute.

Con esta investigación se pretende conocer las causas por las que las estructuras
en la capital de nuestro país están siendo gravemente afectadas por los sismos
abordando el tema desde una perspectiva ingenieril.
DETERMINACIÓN DE OBJETIVOS
Objetivo general

 Determinar y analizar los distintos factores que influyen en los daños


causados en las estructuras por los sismos de modo de obtener un análisis
e interpretación de los resultados para poder llegar a una conclusión factible
que pueda reducir o eliminar tales daños.

Objetivos específicos

 Analizar el tipo de suelo como uno de los factores que intervienen en los
daños de una estructura después de un sismo.
 Investigar y comparar las distintas estructuras, principalmente las que fueron
más susceptibles a daños o a colapsarse en sismos recientes e investigar el
porqué de la situación a partir de la indagación en artículos fundamentados.
 Analizar los métodos recientes de identificación de daños en estructuras
causados por los sismos.
 Analizar la normatividad de construcción que rige en la ciudad de México.
 Proponer mejoras a las soluciones existentes.
 Suministrar información técnica que permita el mejoramiento de las normas
de construcción y escenarios de riesgo, con el fin de definir acciones a
mediano y largo plazo para la reducción del riesgo sísmico.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

México es un país considerado como uno de los más expuestos a la actividad


sísmica, tan sólo en los últimos 12 años, el Servicio Sismológico Nacional reportó
16,540 sismos con magnitud igual o superior a 3.5 grados en escala de Richter y
esto debido a que se encuentra ubicado entre 5 placas tectónicas pertenecientes al
cinturón de fuego. Dicha ubicación trae consigo que diversas zonas urbanas
alrededor de la Republica sean afectadas en los ámbitos económico y social.

A pesar de que en la capital no se originan la mayor cantidad de sismos registrados


alrededor de la Republica resulta ser la Ciudad de México (cuando el epicentro se
genera en zonas colindantes) la más afectada.

Por lo anterior es necesario analizar los factores que agravan los efectos de los
sismos en la infraestructura como son el tipo de suelo, carencia de un
mantenimiento adecuado, la vida útil restante de las edificaciones existentes, etc.,
que pueden ocasionar deterioros e incluso el colapso de las mismas durante y
después del fenómeno natural.

Es importante destacar que frecuentemente, se maximizan los daños debido a la


negligencia en la realización de los procesos constructivos de las obras civiles entre
las cuales está el incumplimiento de las normas de construcción, un mal diseño en
cuestión a la rigidez de la edificación, implementación de materiales de poca
calidad, entre otras.
MARCO TEÓRICO
ORIGENES Y MANIFESTACIÓN DE UN SISMO

SISMO
Según el Servicio Sismológico Nacional de México, “un sismo es un rompimiento
repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esta liberación repentina de
energía, acumulada bajo la corteza terrestre, se propaga en forma de ondas que
provocan el movimiento del terreno.”

También menciona que; La capa más superficial de la Tierra, denominada litósfera


es una capa rígida compuesta por material que puede fracturarse al ejercer una
fuerza sobre él y forma un rompecabezas llamado Placas Tectónicas. Estas placas
viajan como "bloques de corcho en agua" sobre la Astenósfera, la cual es una capa
visco-elástica donde el material fluye al ejercer una fuerza sobre él. Estos
desplazamientos aleatorios de las placas son debidos a movimientos convectivos
en la capa intermedia de la Tierra o manto, esto es, material caliente del interior de
la Tierra sube a la superficie liberando calor interno, mientras que el material frío
baja al interior. Este fenómeno provoca el movimiento de las placas y es justo en
los límites entre placas, donde hacen contacto unas con otras, se generan fuerzas
de fricción que mantienen atoradas dos placas adyacentes, produciendo grandes
esfuerzos en los materiales. Cuando dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de
la roca, o cuando se vence la fuerza de fricción, se produce la ruptura violenta y la
liberación repentina de la energía acumulada, generándose así un temblor que radia
dicha energía en forma de ondas que se propagan en todas direcciones a través del
medio sólido de la Tierra.

El Servicio Geológico Mexicano expresa, “El país se localiza en una de las zonas
sísmicas más activas del mundo, el Cinturón de Fuego del Pacífico, cuyo nombre
se debe al alto grado de sismicidad que resulta de la movilidad de cuatro placas
tectónicas: Norteamericana, Cocos, Rivera y del Pacífico.”

También da a conocer las regiones sísmicas pertenecientes a la capital, teniendo


las siguientes:

 La zona A es una zona donde no se tienen registros históricos de sismos, no


se han reportado sismos en los últimos 80 años y no se esperan
aceleraciones del suelo mayores a un 10% de la aceleración de la gravedad
a causa de temblores.
 Las zonas B y C son zonas intermedias, donde se registran sismos no tan
frecuentemente o son zonas afectadas por altas aceleraciones pero que no
sobrepasan el 70% de la aceleración del suelo.
 La zona D es una zona donde se han reportado grandes sismos históricos,
donde la ocurrencia de sismos es muy frecuente y las aceleraciones del suelo
pueden sobrepasar el 70% de la aceleración de la gravedad.

Por otra parte, menciona información relevante a conocer en la investigación del


tema:
 Al lugar de la corteza donde se presenta la súbita liberación de la energía
generada por el rozamiento entre bloques, se le denominada Foco Sísmico
o Hipocentro. El foco sísmico se convierte en el centro de la perturbación
mecánica y desde allí se inicia la irradiación de la energía.
 Al punto de la superficie de la tierra ubicado directamente sobre el foco
sísmico, se le denomina Epicentro del terremoto.
 Dentro de la tierra las perturbaciones mecánicas se propagan en forma de
ondas sísmicas, originando los movimientos vibratorios del suelo,
característico de los terremotos.

En el tríptico elaborado por la Secretaría de Gobernación, Coordinación Nacional


de Protección Civil y el Centro Nacional de Prevención de Desastres se obtiene la
siguiente información;

¿CÓMO SE GENERAN?
La generación de los temblores más importantes en México
por su magnitud y frecuencia se debe, básicamente, a dos
tipos de movimientos entre placas: de subducción y
desplazamiento lateral. El primero se da a lo largo de la porción
costera entre Jalisco y Chiapas donde las placas de Rivera y
Cocos penetran por debajo de la Norteamericana.

Por otra parte, entre la placa del Pacífico y la Norteamericana se observa el


desplazamiento lateral cuya traza, a diferencia de la subducción, es visible en la
superficie del terreno; esto se verifica en la parte norte de la península de Baja
California y a lo largo del estado de California, en los Estados Unidos de América.
Intensidad
La intensidad es la medición subjetiva del tipo y extensión de
los daños causados por el sismo, lo que le permite variar
grados de intensidad dependiendo de la distancia que se
encuentre el área epicentral.

Se refiere al efecto que produce un temblor en el suelo, las


construcciones y el ser humano. El valor de la intensidad depende del lugar en que
se mida y se expresa con números romanos utilizando la escala de Mercalli.

Magnitud
La magnitud de un temblor está directamente relacionada con
la cantidad de energía liberada durante el movimiento en la
falla. Esa energía se puede medir, indirectamente, de la
amplitud máxima observada en el sismograma. La magnitud
Richter es un número que indica el tamaño de dicha amplitud
y por lo tanto de la cantidad de energía liberada. La magnitud
Richter es única para cada temblor y no depende del lugar en que se mida.

Es una medida de la cantidad de energía liberada durante el temblor y a diferencia


de la intensidad su valor es único. La magnitud se indica con números arábigos
utilizando generalmente la escala de Richter.

PREDICCIÓN DE LOS SISMOS


Estudios geológicos, marcan la recurrencia de los sismos, existiendo la posibilidad
que cada cierto tiempo se originen sismos de determinada magnitud.
Sin embargo, el riesgo sísmico puede ser evaluado, a partir de datos históricos y
mediciones instrumentales, y establecer zonas sísmicas de alto riesgo,
preparándolas para enfrentar futuros terremotos, y minimizar así los eventuales y
efectos en las construcciones y la población.
Una manera de estimar aproximadamente cuando puede ocurrir un sismo, es
conociendo bien la historia sísmica de una región, donde con ciertos parámetros
geofísicos se puede estimar el tiempo de recurrencia (tr) de un sismo mayor, con
más o menos un 25 % de error.

En resumen, un sismo tiene 3 parámetros bien condicionados:

1. Indicar el lugar donde ocurrirá el próximo sismo


2. El momento en que ocurrirá (fecha y hora)
3. Estimar o la magnitud que tendrá. Lo cual hasta la fecha no puede ser
predicho.

EFECTO DE LOS SISMOS EN LAS ESTRUCTURAS

Cerca del punto donde se originó el sismo (epicentro) se perciben movimientos


intensos tanto verticales como horizontales; mientras que en lugares alejados
cientos de kilómetros, el movimiento predominante es el horizontal.

Las estructuras se dimensionan, normalmente, para cargas de tipo gravitatorio, es


decir, cargas estáticas que actúan sobre un elemento. Las acciones sísmicas, así
como otras acciones no gravitatorias, son cargas dinámicas.

Cuando se somete una construcción a movimiento horizontal del terreno, se


generan fuerzas laterales (fuerzas de inercia o fuerzas sísmicas). Las fuerzas a que
es sometida la estructura dependen de su masa y de su altura; mientras más peso
en la parte superior, mayor es la fuerza lateral que se generará en la construcción.
El movimiento que generan los terremotos consiste en una vibración en la superficie
de la tierra cuya dirección contiene las tres componentes espaciales: dos
horizontales y una vertical. Ese movimiento vibratorio produce unas fuerzas de
inercia que sacuden los edificios horizontal y verticalmente, y en algunas ocasiones
también se generan fuerzas de rotación que complican todavía más el
comportamiento y la estabilidad de la estructura.

Realmente, la componente horizontal de la acción sísmica (en cierto modo similar a


la del viento) es mucho más importante que la vertical, ya sea la estructura de
mampostería, ladrillo, hormigón o acero. Aunque en algunos terremotos de gran
magnitud se han llegado a registrar aceleraciones horizontales próximas a la de la
gravedad, movimientos más pequeños pueden producir daños muy graves en los
elementos verticales de los edificios (pilares, columnas, muros), que son los que
más influyen en su estabilidad, por lo que un fallo en ellos puede hacer colapsar el
edificio. Por tanto, se requiere que la seguridad sismo resistente sea superior en los
nudos que en sus piezas -vigas o pilares- y que la de estos últimos sea superior a
la de las vigas (viga débil – pilar fuerte).

Si se sobrepasa el régimen elástico de algún material puede deformarse sin tender


a recuperar su forma (régimen plástico) o si responde frágilmente, romperse. Desde
este punto de vista los materiales de construcción más seguros son los elásticos y
coherentes (como la madera y el hormigón armado).
En caso de que coincida la frecuencia de la onda sísmica y la frecuencia de
oscilación del edificio se produce el fenómeno de la
resonancia. Esto producirá, probablemente, el
derrumbe del edificio. Normalmente, sin embargo,
se originan grandes deformaciones y la rotura de
algunas partes del edificio varía su frecuencia de
oscilación por lo que la construcción tenderá a
estabilizarse.

Al analizar los efectos que producen los terremotos la configuración urbanística de


las ciudades adquiere gran interés. A lo largo de la historia la forma de las ciudades
ha ido transformándose, pasando de trazados con calles irregulares, en particular
correspondiente a la época islámica en España, a otras con calles más amplias,
rectilíneas y perpendiculares entre sí. Este cambio ha estado motivado
fundamentalmente por la propia evolución de los conceptos urbanísticos, pero en
algunos casos también por la necesidad de trasladar a otros lugares las ciudades
destruidas por terremotos. La anchura de las calles puede ser un factor crítico a la
hora de favorecer los daños. En calles estrechas, la caída de casas puede afectar
a las contiguas como si se tratase de un castillo de naipes. Desde un punto de vista
de la protección civil, este tipo de calles pueden quedar colapsadas, con lo que el
acceso de las ayudas y suministros puede dificultarse enormemente.
El tipo de suelo en el que asientan los edificios, su relieve, la pendiente del terreno,
la geología superficial y en profundidad y en general las características de las
últimas decenas de metros influyen notablemente en la percepción del movimiento
sísmico y pueden ser determinantes en los daños originados.

Los suelos blandos amplifican el movimiento, por lo que muchas veces el daño que
produce un sismo no es debido a la mala calidad de la construcción, sino a la poca
solidez del suelo. En el terremoto de Lisboa de 1755, se consideró la posibilidad de
desplazar la ciudad de Lisboa hacia la zona de Belén, donde la dureza del suelo era
más favorable. Un fenómeno bastante curioso que generó este terremoto fue el de
la licuefacción, o pérdida de la capacidad de transmisión de esfuerzos motivada por
la acción sísmica, lo que hace que el suelo se comporte como si se tratara de un
lodo inestable. Podemos citar como ejemplo paradigmático de este fenómeno el
terremoto de Niigata (Japón) de 1964, donde los edificios se inclinaron
completamente sin que llegase a romperse la estructura.

Además de las características del terreno situado bajo los edificios, los terremotos,
a partir de una determinada magnitud pueden producir efectos en la naturaleza que
de forma indirecta ocasionan gravísimos daños en las construcciones. Uno de los
más destructivos, como recientemente se ha puesto de manifiesto, son los tsunamis
u olas gigantescas capaces de destrozar aquellos edificios cuya estructura resulte
más endeble. Asimismo, otros efectos geológicos de origen sísmico como los
deslizamientos de ladera o la caída de grandes rocas sobre las ciudades, pueden
aumentar notablemente los daños que por sí mismo ha ocasionado el terremoto.

Respecto a la distribución de masas en el edificio, se debe procurar que estén


dispuestas de la forma más uniforme posible a lo largo de la altura. La rigidez
también debe distribuirse gradualmente en altura, y para una misma planta, es
necesario uniformidad y simetría. Ningún elemento estructural debe cambiar
bruscamente de rigidez, por lo que, si se colocan plantas diáfanas junto con otras
plantas muy compartimentadas, se deberá tener en cuenta la diferencia de esta
característica. En general, deben colocarse elementos de gran rigidez en el
perímetro exterior de la planta y que las vías generales de evacuación, como las
escaleras, estarán dotadas de una resistencia y ductilidad adicional para facilitar su
utilización en caso de terremoto.

Otros aspectos a tener en cuenta, ya observados en terremotos históricos, es la


necesidad de que toda construcción debe estar separada de las colindantes una
distancia mínima para mitigar los efectos del choque entre ellas durante los
movimientos sísmicos y también evitar la instalación de conducciones generales
atravesando planos de junta entre edificios, salvo que dispongan de enlaces
flexibles adecuados.

(“Terremotos, ¿Cómo afecta el sismo a los edificios?” ARQUIVOLTA,


https://estudioarquivolta.wordpress.com/2016/04/20/terremotos-como-afecta-el-
sismo-a-los-edificios/)

VULNERABILIDAD DE INMUEBLES
Una de las tareas más importantes para incrementar la resiliencia sísmica de una
ciudad es identificar cuáles de sus inmuebles presentan características de alto
riesgo, para someter cada uno de éstos a una evaluación individual en la que
personal capacitado determine si los edificios deben ser demolidos, reforzados, o si
se encuentran en condiciones de riesgo aceptable.

En el informe "Modelo para Prevenir Riesgos de Colapsos Masivos ante la


Presencia de Movimientos Telúricos de Gran Magnitud" publicado en la Gaceta
Parlamentaria, se expone;

“El peligro sísmico de una parte importante de la Ciudad de México, es elevado,


debido a las características geológicas y a las condiciones del subsuelo del Valle de
México. Además, otra característica para determinar la vulnerabilidad de los
inmuebles es revisar si estos fueron edificados antes o después de 1987 fecha en
la que se fortalecieron los códigos de construcción”

Cabe destacar, que en el caso de la CDMX evaluar el riesgo de vulnerabilidad en


inmuebles es complejo ya que depende de múltiples variables y de la combinación
entre ellas. Sismos de diferente naturaleza (subducción vs profundos) afectan de
manera distinta a inmuebles de características específicas y en distintos tipos de
suelo.

El riesgo al que está expuesto un inmueble durante un sismo se define en función


de: Tipo de sismo, magnitud, distancia al epicentro, características específicas del
edificio, pero puede ser magnificado por el tipo de suelo en el que el inmueble se
encuentre. (Inmuebles con vulnerabilidad estructural ante sismo excelsior)

PROTOCOLO DE EMERGENCIA EN LA CDMX


Un protocolo de atención a la emergencia consiste en una serie de acciones,
planeadas con antelación, que deben ejecutar una serie de actores/personas
específicas, siguiendo un orden predeterminado. Estos actores deben de contar con
la capacidad operativa, competencia legal y conocimiento técnico para llevar a cabo
estas acciones y tomar decisiones en colaboración con las instituciones y los
terceros privados involucrados.

“Es importante que los habitantes de la capital del país sepan


cómo actuar en caso de sismo, pues con una adecuada previsión
y reacción se puede salvar vidas”.

Secretaría de Protección Civil del Gobierno de la Ciudad de


México

Es por ello que se cuenta con protocolos e infraestructura dedicada a coordinar la


respuesta a la emergencia ante terremotos. Sin embargo, la experiencia del reciente
sismo del 19 de septiembre del 2017 hizo evidente que existe la oportunidad de
mejorar los protocolos existentes. Por ejemplo, éstos se deben adecuar para
mejorar la coordinación entre las autoridades y la sociedad civil, y en el caso de
algunos protocolos en particular – como el de la revisión de daños en inmuebles –
se deben detallar aún más las responsabilidades de cada uno de los actores
involucrados.
Cambios en el reglamento de construcción de la ciudad de México

En un artículo reciente de la revista Milenio, debido a los últimos sismos, se


cuestiona; “¿Cómo cambió el reglamento de construcciones tras los sismos?”.
Resultado de esto tenemos:

Los sismos pueden cambiar la dinámica de una urbe, sus estructuras, paisaje e
incluso sus normas. Ciudad de México, ubicada en una zona sísmica, no es la
excepción; en distintas épocas sus autoridades han tenido que ajustar el reglamento
de construcciones a las condiciones que les ha impuesto la naturaleza. Este
reglamento, creado en 1920, es el marco normativo que establece, entre otras
cosas, la altura, espacio y especificaciones de las construcciones en la ciudad.

"La revisión en seguridad estructural consiste en un estudio detallado y analítico de


toda la estructura, incluyendo su cimentación y el estudio geotécnico, para
determinar el nivel de seguridad con que cuenta", explica el Instituto para la
Seguridad de las Construcciones de la capital en su página de internet. Esta revisión
está a cargo del Director Responsable de Obra, con apoyo de especialistas en
seguridad estructural, diseño urbano e instalaciones, que son llamados
corresponsables.

En una entrevista de la Revista Milenio realizada en septiembre de 2018 al


arquitecto Torroella Labrada mencionó;

“Actualmente las construcciones en la Ciudad de México deberían soportar un sismo


de magnitud 10, y aclaró que, si un edificio colapsa durante un temblor, no siempre
significa que hubo errores o que los responsables no se apegaron al reglamento”
Se debe hacer un dictamen derivado de lo que aconteció para determinar si es
responsabilidad de quienes lo construyeron o si fue un fenómeno fuera de lo normal
y así deslindar responsabilidades.

“El año pasado se cayeron construcciones a las que no se les había dado
mantenimiento, eso también se debe cambiar para obligar a los constructores que
lo hagan, porque no están obligados ", puntualizó.

Varios edificios se vinieron abajo por el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Torroella Labrada explicó que, si bien el reglamento de construcciones ha sido


modificado de manera importante en cuatro ocasiones, las autoridades hacen
pequeños ajustes constantemente, pues la dinámica, el crecimiento de la mancha
urbana, así como las condiciones naturales de la zona geográfica así lo exigen.

FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS O SUPUESTOS


HIPÓTESIS 1

Distancia con el epicentro. En el terremoto de 1985, el epicentro estaba a 400 km


de la ciudad de México, en el estado de Michoacán, esto hizo que las ondas
tuvieran mayor periodo de oscilación y afectaran la zona más céntrica del antiguo
lago. Es decir, cuando el lugar del sismo es más lejano, como en el 85, las ondas
sísmicas tienen una resonancia mayor en todo el lago, es como si se quedaran
atrapadas y, además de ampliarse, resuenan, provocando que los sismos duren
más y afecten edificios más altos. Cuando el epicentro es más cerca, como en
dicho sismo que tuvo lugar en la frontera de Morelos y Puebla, la onda sísmica
se amplifica, pero la resonancia es menor en algunas partes y los daños se
concentran en una zona. Estos puntos coinciden con la frontera del lago, donde
se acumuló el daño.

Variable dependiente: periodo de oscilación de las ondas sísmicas y resonancia


de las mismas.

Variable independiente: distancia del epicentro.

HIPÓTESIS 2

Características geológicas y a las condiciones del subsuelo del Valle de México.


Aunque en el sismo que ocurrió apenas hace un año (septiembre de 2017), los
mayores daños se registraron en una zona de la capital denominada como de
transición, donde el suelo cambia de firme a blando, de acuerdo con el terreno
comprendido por el lago. Los puntos de mayor desastre están marcados por esta
área o se encuentran en el borde.

El tipo de suelo en el que asientan los edificios, su relieve, la pendiente del


terreno, la geología superficial y en profundidad y en general las características
de las últimas decenas de metros influyen notablemente en la percepción del
movimiento sísmico y pueden ser determinantes en los daños originados. Los
suelos blandos amplifican el movimiento, por lo que muchas veces el daño que
produce un sismo no es debido a la mala calidad de la construcción, sino a la
poca solidez del suelo.

Variable dependiente: Amplificación de ondas y aumento de duración del sismo.

Variable independiente: Tipo de suelo

HIPÓTESIS 3

Negligencia constructiva. Sabiendo las condiciones naturales en las que se ve


involucrada la ciudad. El que no se lleve a cabo el establecimiento y aplicación
estricta de los códigos de construcción acordes a la realidad sísmica en la que
vive la Ciudad de México afecta notablemente en la resistencia de las
edificaciones de tal modo es necesario erradicar la falta de rigor en la aplicación
de las normas que rigen la construcción de los edificios en la ciudad, es decir,
verificar que dichos edificios tengan los conocimientos suficientes, para que se
creen edificios sólidos y sin grandes riesgos a desplomarse.

Sumándole la omisión a las reglas de construcción, se le añade la que concierne


al mantenimiento adecuado a los edificios que se construyeron mucho antes,
donde aún no estaba vigente el nuevo reglamento.

Las calles estrechas también pueden ser un factor ya que la caída de casas
puede afectar a las contiguas como si se tratase de un castillo de naipes. Desde
un punto de vista de la protección civil, este tipo de calles pueden quedar
colapsadas, con lo que el acceso de las ayudas y suministros puede dificultarse
enormemente.

Respecto a la distribución de masas en el edificio, puede ser que no se


encuentren dispuestas de la forma más uniforme posible a lo largo de la altura o
que la rigidez no está distribuida gradualmente a lo largo de la altura y en la
misma planta, es necesario uniformidad y simetría. Ningún elemento estructural
debe cambiar bruscamente de rigidez. Y esto va de la mano con la manera en
que se realice tal edificación con respecto a la normatividad vigente.

El colapso de la una estructura puede ser ocasionada por la falta de refuerzo en


los nudos que en sus piezas -vigas o pilares- y que la de estos últimos no sea
superior a la de las vigas (viga débil – pilar fuerte), esto debido que esta piezas
verticales son las que influyen directamente en la estabilidad, por lo que un fallo
de ellos puede hacer colapsar el edificio.

Si se sobrepasa el régimen elástico de algún material puede deformarse sin


tender a recuperar su forma (régimen plástico) o si responde frágilmente,
romperse. Desde este punto de vista los materiales de construcción más seguros
son los elásticos y coherentes (como la madera y el hormigón armado).

Variable dependiente: Edificación adecuada.


Variable independiente: cumplir estrictamente con las normas.

HIPÓTESIS 4

Reglamento insuficiente. Se cuenta con un reglamento ineficaz en cuando a la


edificación de estructuras sismo-resistentes por lo tanto es necesario realizar
una modificación en la que se asegure que el cumpliendo estricto de tales
normas, se pueda obtener una estructura viable para ser habitada y que pueda
soportar la distintas intensidades de ondas.

Variable dependiente: construcciones más factibles

Variable independiente: correcta normativa

Cabe destacar, que en el caso de la CDMX evaluar el riesgo de vulnerabilidad en


inmuebles es complejo ya que depende de múltiples variables y de la combinación
entre ellas.

MÉTODO DE INVESTIGACIÓN
Método lógico analítico
Para nuestro estudio decidimos utilizar el método lógico analítico dado que nos
vimos en la necesidad de analizar cada una de las variables por separado (tipo de
suelo, distancia con el epicentro, normatividad y negligencia constructiva). Para
efecto de este caso las variables mencionadas anteriormente son los factores que
actualmente agravan los daños sísmicos en la infraestructura de la Ciudad de
México. Una vez obtenido los resultados de cada análisis comprobando la validez
de cada hipótesis, pasamos a relacionarlas en un todo y llegar a una conclusión.
RECOPILACIÓN DE LA INFORMACIÓN
La información que se presentará se obtuvo mediante fuentes secundarias
documentales; dado que para este caso los archivos se obtuvieron de hemerotecas,
y estos a su vez, han sido recogidos y procesados por otros investigadores.
La recopilación no se puede llevar a cabo de manera directa debido a que se nos
hace difícil el traslado a la zona de estudio y consecuencia de ello no podemos
realizar los cuestionarios y entrevistas a las personas afectadas.

¿CÓMO INFLUYE EL EPICENTRO EN LOS DAÑOS QUE GENERA UN SISMO?

Es normal que ocurran sismos con epicentros en las delegaciones capitalinas, esto
debido a pequeñas fallas geológicas que atraviesan el Valle de México,
aseveró Luis Quintanar, investigador del departamento de Sismología del Instituto
de Geofísica de la UNAM.
“Las fallas que atraviesan el Valle de México no son muy grandes, sino todo lo
contrario, hablamos de fallas más pequeñas que cuando son activadas producen
sismos de una magnitud proporcional, que son de magnitudes de 2.8 hasta 3,
cuando mucho”, indicó.
Hace relativamente poco tiempo, se llevaron a cabo una serie de sismos en nuestro
país, uno el 7 de septiembre del 2017 con una magnitud de 8.2 en escala de Richter
y otro menor el 19 de septiembre del mismo año con una magnitud de 7.1.
A pesar de la gran diferencia de escalas Richter, el de menor magnitud causó más
estragos en la zona capitalina que el que aparentemente era más catastrófico, pero
¿A qué se debe esto? Arturo Iglesias, investigador del departamento de sismología
del Instituto de Geofísica de la UNAM, explica que la distancia del epicentro para el
sismo de este 19 de septiembre fue mucho más cercana y con una profundidad muy
baja.
“La distancia epicentral de los dos sismos con respecto de la ciudad son diferentes,
en el primero la distancia fue mayor de 600 kilómetros mientras que el segundo tuvo
un epicentro menor a 150 kilómetros de la Ciudad de México. A pesar de que la
magnitud es menor, el efecto de la cercanía acentúa las intensidades que se
perciben en la zona afectada en la capital”, refiere el especialista.
En pocas palabras, este terremoto ocurrió en la placa de Cocos subducida a una
profundidad de 50 kilómetros. Según refiere el también analista del Servicio
Sismológico Nacional, la placa de Cocos se está moviendo por debajo de la placa
norteamericana, razón por la que el epicentro se provocó en el centro de México y
no en las costas del Pacífico, como ocurrió el 7 de septiembre.
Por otra parte, se puede analizar si el sismo del 19 de septiembre del 2017
(magnitud 7.1), fue más fuerte en la capital que el terremoto de magnitud 8.0 de
1985. Sólo por la enorme diferencia de magnitud de los dos eventos, uno podría
suponer que no.
Esto tiene sentido, ya que el sismo de 1985 liberó 32 veces más energía sísmica
que el del 19 de septiembre de 2017. Sin embargo, en 1985, el epicentro fue muy
lejano y bajo las costas del estado de Michoacán, a más de 400 km de la capital,
mientras que el 7.1 ocurrió apenas 120 km al sur de la ciudad.
Conforme se propagan las ondas sísmicas estas van perdiendo intensidad
rápidamente. Por ello, a pesar de que la ruptura que generó las ondas sísmicas el
martes pasado es mucho menor que la de 1985, las sacudidas en la Ciudad de
México fueron tan violentas.
¿Dónde y por qué ocurrió el sismo? Como ya se dijo, el sismo del 19 de septiembre
del 2017 se llevó a cabo en la placa de cocos (intraplaca), por debajo del continente,
a una profundidad de 57 km.
A continuación, se muestran los epicentros y profundidades de algunos sismos
similares. Estas rupturas se producen a profundidades mayores que los típicos
sismos de subducción como el de 1985, que tiene lugar bajo las costas del Pacífico
mexicano sobre la interfaz de contacto entre las placas tectónicas de Cocos y de
Norteamérica (línea roja).
Es importante aclarar que el punto rojo de la figura anterior represente la ubicación
del sismo del 19 de septiembre del 2017.
Es preciso mencionar que estudios realizados para sismos intraplaca en México
muestran que, por año, la probabilidad de que la intensidad de las sacudidas en la
Ciudad de México debidas a este tipo de terremotos sea grande es muy similar a la
de los sismos típicos de subducción, como el de 1985, entre otros.
Esto implica que el peligro sísmico en la capital, asociado a los sismos intraplaca
(como los del 7 y 19 de septiembre de 2017), es tan grande como el de los sismos
más comunes que ocurren bajo las costas del Pacífico mexicano.
Otra de las incógnitas planteadas es el por qué tantos daños, uno de los
ingredientes que usan los ingenieros civiles para calcular las estructuras de los
edificios de la CDMX es la aceleración máxima (Amax) del suelo producida por las
ondas sísmicas. En 1985, la Amax en Ciudad Universitaria (CU), que está en suelo
firme, fue de 30 cm/s2, mientras que la Amax del 19 de septiembre de 2017 fue de
57 cm/s2. Es decir que el suelo en la zona cercana a CU experimentó una sacudida
dos veces mayor que en 1985.
Sin embargo, todos sabemos que gran parte de la Ciudad de México está edificada
sobre sedimentos blandos de los antiguos lagos que existieron en el valle. Estos
sedimentos provocan una enorme amplificación de las ondas sísmicas en la Ciudad
de México que, probablemente, sea la más grande reportada en el mundo.
Para dar una idea tangible, la amplitud de las ondas sísmicas con períodos
cercanos de 2 segundos en zona de lago puede llegar a ser 50 veces mayor que en
un sitio de suelo firme de la Ciudad de México.
Sin embargo, como las ondas también se amplifican en el suelo firme de la periferia,
con respecto a lugares lejanos de la Ciudad de México, la amplitud en zona de lago
puede ser de 300 a 500 veces mayor. En algunos sitios de la zona del lago, las
aceleraciones máximas del suelo producidas por el sismo de magnitud 7.1 fueron
menores a las registradas en 1985.
Por ejemplo, en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que se encuentra
en dicha zona, Amax en 1985 fue de 160 gal, mientras que el pasado 19 de
septiembre fue de 91 gal. En otros sitios de la zona de lago, las aceleraciones del
suelo durante el sismo reciente fueron, muy probablemente, mayores que la
registradas en 1985. Se trata de un patrón de movimiento complejo y muy variable
en el espacio.
Un análisis detallado del movimiento del suelo producido por ambos sismos en la
Ciudad de México revela que de la misma manera que sucede con el sonido emitido
por una cuerda de guitarra, los sismos están formados por ondas con diferentes
períodos de oscilación. Los sismogramas registrados muestran que la amplitud de
las ondas sísmicas con períodos de oscilación menores a 2 segundos fue mucho
más grande en 2017 que en 1985 (en promedio unas 5 veces), grosso modo, en
toda la ciudad.
Sorprendentemente, sucede lo contrario para ondas con períodos mayores de 2
segundos, cuya amplitud fue mucho mayor en 1985 (hasta 10 veces mayor). Como
veremos abajo, esto tiene fuertes implicaciones en el tipo de daños observados
durante ambos terremotos.
En resumen, los movimientos del suelo debidos al sismo de magnitud 7.1 fueron
muy violentos y, de cierto modo, comparables a los de 1985 a pesar de haber sido
provocados por una ruptura (falla geológica) mucho más pequeña que, sin embargo,
ocurrió mucho más cerca de la Ciudad.
Para los edificios, la situación no es tan sencilla. La aceleración máxima del suelo
(Amax) no es necesariamente lo que pone en riesgo su estabilidad. Por el contrario,
al ser estructuras de dimensiones diferentes, su vulnerabilidad es muy variada.
Ondas con mayor período de oscilación amenazan estructuras más altas.
Contrariamente, ondas con períodos más cortos, amenazan estructuras más bajas.
Para identificar qué estructuras pudieron verse afectadas por el sismo de 2017, los
ingenieros y sismólogos calculan lo que llaman las "aceleraciones espectrales" a
partir de los sismogramas registrados. Dichos valores nos dan una idea de las
aceleraciones que pudieron experimentar, en sus azoteas, edificios con diferentes
alturas.
Las aceleraciones espectrales en CU (suelo firme) indican que, los edificios de 1 a
12 pisos cercanos a la estación sísmica experimentaron una aceleración promedio
de 119 gal (1 gal=1cm/s2), que es aproximadamente 2 veces mayor que la
observada en 1985. En contraste, las estimaciones en SCT (suelo blando) muestran
que edificios pequeños de este tipo, cercanos a la estación, experimentaron una
aceleración promedio de 188 gal, muy similares a las de 1985.
Por otro lado, edificios más altos, de entre 12 y 20 pisos, experimentaron una
aceleración promedio en CU de 60 gal, que es 30% menor a la de 1985, que fue de
85 gal. La diferencia más clara entre los dos terremotos ocurrió en suelo blando
para edificios con más de 15 pisos.
La Figura muestra claramente cómo, en 1985, los edificios de este tipo cercanos a
SCT experimentaron aceleraciones de 1.5 a 4.9 veces más grandes que las
observadas el 19 de septiembre de 2017. En 1985, algunas de estas grandes
estructuras experimentaron aceleraciones de hasta 760 gal. Como referencia, la
aceleración de la gravedad terrestre es de 981 gal.
Consistentemente con lo explicado anteriormente, el sismo de magnitud 7.1 dañó,
en su mayor parte, estructuras relativamente pequeñas, de entre 4 y 7 pisos, a lo
largo de una franja con orientación norte-sur dentro de la zona de transición al
poniente de la zona de lago. En contraste, las estructuras dañadas en 1985 fueron
en su mayoría más grandes, con alturas de entre 7 y 14 pisos.

TIPO DE SUELO EN LA CDMX, FACTOR CLAVE EN SISMOS

La Ciudad de México está construida sobre suelos profundos y suaves que


alguna vez fueron un lago. En lugar de amortiguar los terremotos, eso exagera
sus efectos, dijo James Jackson, profesor de Geofísica en la Universidad de
Cambridge en Inglaterra.
Los españoles construyeron la actual Ciudad de México sobre las ruinas de la
capital del Imperio azteca, Tenochtitlán, que conquistaron en 1521. La ciudad azteca
estaba sobre un islote en el lago de Texcoco, pero los españoles lo desecaron
durante cientos de años y expandieron Ciudad de México en la nueva tierra
disponible.

Ahora, la mayor parte de la ciudad descansa sobre capas de arena y barro —de
una profundidad de hasta 91 metros— que estaban debajo del lago. Estos
sedimentos suaves y acuosos hacen que la ciudad sea particularmente vulnerable
a los sismos y a otros problemas.

EL TERREMOTO DEL 19 DE SEPTIEMBRE DE 2017


Durante un terremoto, los sedimentos sueltos cerca de la superficie hacen más
lentas las ondas, de 3000 metros por segundo a aproximadamente 50 metros por
segundo, conforme entran al valle. Las ondas lentas crecen en amplitud, del mismo
modo que un tsunami cuando se acerca a la costa, y hacen que el movimiento sea
más violento.

Empeora cuando el material debajo de los sedimentos más sueltos es más profundo
y más denso pues hace que las ondas se queden en el valle y que el temblor
amplificado dure más tiempo.

El siguiente mapa muestra, con


base en las lecturas sismológicas
que se tomaron en la Universidad
Nacional Autónoma de México, qué
tan violentamente se sacudió la
tierra en Ciudad de México durante
el terremoto del 19 de septiembre
de 2017. Mientras más roja el
área, más violenta fue la sacudida
de la tierra.

Estas lecturas confirman lo que la simulación muestra: el terremoto empeoró en la


ciudad al tiempo que las ondas se movían a través el antiguo sedimento del lago.

La Ciudad de México de por sí está en una zona propensa a los sismos debido a
los enormes pedazos de corteza terrestre, llamadas placas tectónicas, que chocan
lentamente entre ellas. México está sobre la placa de Norteamérica y la placa de
Cocos se desliza por abajo de ella a lo largo del suroeste del país.

La colisión de una placa que se desliza debajo de la otra —un movimiento llamado
subducción— libera grandes cantidades de energía y hace que los sismos sean un
fenómeno común en México. A diferencia del del martes, muchos de esos temblores
son de baja magnitud.
La geología única de la cuenca de Ciudad de México puede amplificar las ondas
sísmicas de modo que sean cien veces más fuertes.

COMPARACIÓN DEL SISMO DEL 2017 CON EL DE 1985


Los sismos que ocurren relativamente lejos de Ciudad de México aún pueden
causar daños significativos debido en parte a esta amplificación. El devastador
terremoto de 1985, que mató a más de 10.000 personas se originó a más de 322
kilómetros, cerca de la costa mexicana del Pacífico.

Los sedimentos blandos fueron la principal causa de los daños en el


terremoto de 1985 en la Ciudad de México, según el geofísico
Geoffrey Abers de la Universidad de Cornell.

El terremoto de 1985 provocó que se mejoraran las leyes de construcción, lo que se


cree que minimizó el daño del sismo del martes. Sin embargo, los temblores siempre
representarán una amenaza única para Ciudad de México debido a las
implicaciones geológicas del antiguo sedimento lacustre que está debajo de ella.

En general, los sismos del 19 de septiembre, de 1985 y 2017, afectaron las mismas
zonas en la Ciudad de México. Las colonias Roma, Condesa y algunas otras en una
franja entre el centro y el sur de la ciudad, fueron las más dañadas y tuvieron
decenas de construcciones dañadas y víctimas.

Lo que nos lleva a percatarnos que el tipo de suelo afecta en gran cantidad el
potencial de daño por cada sismo.
La capital del país tiene tres tipos de suelo y es la zona Tres donde se amplifican
las ondas sísmicas y la duración del temblor.

Aquí mencionamos las 3 zonas existentes:


 En la zona Tres existen potentes depósitos de arcilla altamente
comprensible, separados por capas arenosas con contenido diverso de limo
o arcilla, que son de consistencia firme a muy dura y de espesores variables
de centímetros a varios metros.
 La zona Dos es de transición, donde los depósitos profundos se encuentran
a 20 metros de profundidad o menos, y está constituida por estratos arenosos
y limoarenosos intercalados con capas de arcilla lacustre.
 La zona Uno es la que suele tener menos afectaciones, ya que está formado
por rocas o suelos firmes fuera del ambiente lacustre, principalmente son
lomas, aunque podría existir depósitos arenosos en estado suelto o
cohesivos relativamente blandos. Es frecuente la presencia de oquedades
en rocas y cavernas, túneles excavados en suelo para explotar minas de
arena.

Por ello, en la zona Tres las construcciones deben tener cimientos diferentes a las
otras dos, como son pilotes o cajones de cimentación que permiten distribuir de
forma uniforme la carga del inmueble.

Y en una zona Uno, el estrato resistente se encuentra casi en la superficie. No


obstante, un edificio más alto debe tener una cimentación más eficiente que uno
más ligero, esto se debe a la bajada de carga, añadió.

EL SUELO DE LA CDMX COMPORTÁNDOSE COMO GELATINA


Las vibraciones u ondas sísmicas de las rocas duras más profundas son
amplificadas por el suelo y sedimentos de arriba haciendo que la superficie -y que
las estructuras construidas en la superficie- se agite más tiempo y de manera
intensa.

"Es como construir sobre una gelatina, encima de algo que se tambalea", dijo
Jackson.

La zona Uno es de Lomas, y está formada por rocas o suelos firmes depositados
fuera del ambiente lacustre, pero donde podría existir depósitos arenosos en estado
suelto o cohesivos relativamente blandos. Es frecuente la presencia de oquedades
en rocas y cavernas, túneles excavados en suelo para explotar minas de arena.

La zona Dos es de transición, donde los depósitos profundos se encuentran a 20


metros de profundidad, o menos, y está constituida predominantemente por estratos
arenosos y limoarenosos intercalados con capas de arcilla lacustre, su espesor es
variable entre decenas de centímetros y pocos metros.
La zona Tres se integra de potentes depósitos de arcilla altamente comprensible,
separados por capas arenosas con contenido diverso de limo o arcilla. Éstas son de
consistencia firme a muy dura y de espesores variables de centímetros a varios
metros.

Los depósitos lacustres suelen estar cubiertos superficialmente por suelos aluviales
y rellenos artificiales, el espesor de este conjunto puede ser superior a 50 metros.

Además, en una zona Tres, las construcciones deben tener cimientos diferentes a
las otras dos. Por ejemplo, se utilizan pilotes o cajones de cimentación, que hacen
que la carga el edificio se distribuya uniforme, añadió.

La profundidad a la que llegan depende de la zonificación, por ejemplo, tenemos


marcado a qué distancia están los estratos más resistentes, puede ser entre 30 y
50 metros, explicó.

Y en una zona Uno, el estrato resistente se encuentra casi en la superficie. Sin


embargo, un edificio más alto debe tener una cimentación más eficiente que uno
más ligero, esto se debe a la bajada de carga, añadió.

El mapa de zonificación sísmica de la Secretaría de Protección Civil capitalina divide


a la ciudad en tres zonas de acuerdo con el tipo de suelo: firme, blanco y de
transición.
 Firme: TERRENOS FIRMES Y ROCOSOS. Los edificios se mantienen más
quietos y estables y se detecta un menor movimiento, menos agresivo.
 Transición: Partes intermedias entre las zonas firmes y blandas, entre ellas,
Azcapotzalco y partes de Miguel Hidalgo y Benito Juárez.
 Blando: AQUÍ SE ENCONTRABAN LOS LAGOS DE TEXCOCO Y
XOCHIMILCO. Los edificios se balancean agresivamente con la
amplificación de las ondas y se detecta un mayor movimiento.

CONCLUSIÓN
México es una ciudad construida sobre lagos, las zonas más vulnerables de la
ciudad, presentan un mayor movimiento sísmico por el agua que existe por debajo
del pavimento; los suelos muy blandos con altos contenidos de agua favorecen a
la amplificación de las ondas sísmicas.
Las zonas con un menor índice de riesgos y peligros ante sismos son aquellas
formadas por roca volcánica o que se encuentran cerca de las colinas en la Ciudad
de México.
Donde las ondas sísmicas sufren mayor amplificación se concentran las zonas más
vulnerables de la ciudad, se pudo ver en el terremoto del 19 de septiembre de 1985
y el del 2017, la historia se repite.

El tipo de suelo que configura las zonas en las que se divide el terreno de la CDMX
es determinante como factor de riesgo durante los sismos debido a que, según su
tipo, es como se reflejarán los daños sobre las estructuras.

Gracias al tipo de suelo en la cuenca del Valle de México, al llegar las ondas
sísmicas a la ciudad, sufren una amplificación muy grande y tardan más en
desvanecerse.

NEGLIGENCIA CONSTRUCTIVA
Una sección presentada en la revista de THE NEW YORK TIMES, llama: El
terremoto revela falta de rigor en la aplicación de normas de construcción en Ciudad
de México, presentada el 25 de septiembre de 2017, se obtuvo la siguiente
información correspondiente:
La devastación causada por el terremoto del 19 de septiembre en el centro de
México ya ha resultado en cientos de muertes así como en la destrucción de más
de una veintena de edificios.
Pero pudo haber sido peor, y fue considerablemente menor a lo que sufrió Ciudad
de México en el sismo de 1985, el más mortífero en su historia.
La razón podría estar relacionada más con cómo fue el terremoto en sí y, a
diferencia de lo que muchos piensan, menos con los códigos de construcción
adoptados durante los últimos treinta años.
Aunque las regulaciones de construcción de la capital mexicana son consideradas
de las mejores del mundo, hay fallas en el cumplimiento, de acuerdo con
académicos, oficiales e inspectores de obra.
La revisión de construcciones ha quedado en manos de una red de ingenieros o
arquitectos que son contratados y pagados por los desarrolladores inmobiliarios y
por las constructoras, lo que genera conflictos de interés que pueden socavar hasta
los mejores estándares.
Así que las regulaciones de construcción más estrictas, el uso de diferentes
materiales para la construcción y un conocimiento arraigado entre el público de la
importancia de la resistencia sísmica sin duda resultaron en que la devastación
fuera menor, con poco más de 300 muertos en todas las zonas afectadas y unos 40
edificios colapsados en la capital.
Pero quizá lo que realmente salvó a esta zona metropolitana de 21 millones de
habitantes, al menos parcialmente, fue la suerte.
El terremoto de 1985 fue de una magnitud casi 30 veces mayor que la del 19 de
septiembre y derrumbó edificios residenciales, hoteles y oficinas, con más de 10.000
muertos.
En un estudio liderado por Reinoso a partir de 150 edificios construidos después de
2004, la última gran reforma a la regulación de construcciones, se halló en que
muchos no cumplían con los estándares oficiales. En varios casos, los edificios
revisados ni siquiera tenían el papeleo suficiente de planos y otros factores como
para revisar por completo el cumplimiento.
Así que, como sucede con tantas cosas en México: el problema no es la ley, sino
cómo se acata. Ya sea por falta de voluntad política, la corrupción presente en
tantos sectores o la disfunción burocrática, una de las amenazas más mortíferas
para el país no ha sido apropiadamente atendida.
“Hay constructoras que ya tienen a su director responsable de obra preferido y que
construyen constantemente y contratan a ese DRO, lo que quiere decir que este es
muy activo, conocido y tiene mucho trabajo”, dijo Jorge Ortiz, ingeniero arquitecto
que es uno de la centena de inspectores reconocidos por la ciudad. “Y en ocasiones
el que tiene varias obras está menos, o no visita, durante todas las fases de
construcción y ahí probablemente se den algunos descuidos”.
De acuerdo con el estudio de Reinoso y otros, el 71 por ciento de los edificios que
sí pudieron ser revisados no cumplían por completo con las normas técnicas
oficiales, mientras que el 36 por ciento ni siquiera cumplió con un estándar menor.
“La autoridad no verifica ninguna parte del proceso relacionado con el riesgo sísmico
y existen edificios por los que nadie responde ni a va a responder; existe una
impunidad flagrante”, señala parte del estudio.
“Y a la industria de la construcción se le ha ido la mano. Le dan más importancia a
los acabados y a que se vea bonito a que haya un buen diseño de la estructura”,
añadió Reinoso en entrevista telefónica.
Aunque todo podría haber sido peor, integrantes de la comunidad de ingenieros
esperan que todo esto genere una revisión al sistema de inspecciones por parte de
terceros como los directores responsables de obra.
“Nos preocupa que si hay un gran terremoto como el de 1985 tendremos problemas
en más edificios”, dijo Sergio Alcocer, vicepresidente del Colegio de Ingenieros
Civiles y exencargado de investigación para el Centro Nacional de Prevención de
Desastres. “Es una llamada de atención”.
Alcocer dijo que, aunque el sistema no es perfecto, agradece que algunas
estructuras grandes sí aguantaron las fuerzas sísmicas del martes. Pero indicó que
teme que los desarrolladores, que llegan a contratar a los ingenieros más baratos
que no necesariamente conocen las normas técnicas en materia sísmica, podrían
quedarse con la lección equivocada si sus obras no colapsaron con el terremoto.
“Si es otro tipo de sismo, podría haber problemas en los edificios que aguantaron
este”, dijo.
Un residencial de seis pisos cuya construcción terminó apenas el año pasado (2016)
y donde los departamentos fueron entregados hace unos meses prometía la
máxima tecnología con sistemas de captación de agua pluvial y páneles solares,
con un costo promedio de 2,5 millones de pesos, o 150.000 dólares, por
apartamento.
Es uno de los edificios que colapsó el martes y cuyo derrumbe causó la muerte de
dos personas. Los restos están derruidos y son una mezcla de metal y concreto
fracturados, una muestra clara de las inspecciones laxas y de mala calidad que han
aumentado conforme la vorágine de desarrollo inmobiliario se ha disparado en la
ciudad, de acuerdo con oficiales y expertos.
Los habitantes y propietarios de departamentos en ese edificio sobre la avenida
General Emiliano Zapata ahora buscan posibles recursos legales dado que el
edificio parece no haber cumplido con las normas para tener una estructura
resistente a sismos y el director responsable de obra no parece haber detectado o
reportado tales falencias.
Otra fuente de información obtenida de la página web de CIENCIA UNAM, nos
confirman lo anterior:
Hasta el momento no se tienen indicios de que las fuerzas de diseño (i.e. los criterios
de resistencia estructural) actualmente vigentes en el reglamento de construcción
de la Ciudad de México se hayan excedido durante el sismo del 19 de septiembre
de 2017. Por lo tanto, los edificios construidos en los últimos años no deberían haber
sufrido daños.
Sin embargo, en el caso de estructuras comunes, el Reglamento de Construcciones
de la ciudad no exige que las edificaciones antiguas sean reforzadas para resistir
las fuerzas especificadas en las normas emitidas después de su fecha de
construcción. Es posible, entonces, que en el caso de edificaciones antiguas sí se
hayan excedido las fuerzas de diseño con las que fueron proyectadas.
Independientemente de lo anterior, se sabe que existe un grave problema por falta
de cumplimiento de las normas especificadas en el reglamento vigente de
construcción, documentado en proyectos de investigación realizados en la UNAM.
En consecuencia, los daños observados se explican mejor con la falta de
observancia de las normas, más que por posibles deficiencias en el Reglamento de
Construcción actual.
Nota preparada por:
Dr. Víctor Manuel Cruz Atienza, Departamento de Sismología, Instituto de
Geofísica, UNAM.
Dr. Shri Krishna Singh. Sismólogo y Profesor Emérito del Instituto de Geofísica,
UNAM
Dr. Mario Ordaz Schroeder, Coordinación de Ingeniería Sismológica, Instituto de
Ingeniería, UNAM
La información utilizada para elaborar esta nota resulta del esfuerzo de
investigadores y técnicos académicos de los Institutos de Geofísica e Ingeniería de
la UNAM. http://ciencia.unam.mx/

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS

Distancia con el epicentro


Como se mencionó anteriormente, hace un año nuestro país sufrió dos sismos
que afectaron la zona capitalina: el primero se registró el 07 de septiembre con
magnitud de 8.2 y el segundo el 19 del mismo mes, pero con magnitud de 7.1 y a
pesar de la gran diferencia de escalas el de menor magnitud causo más daño. Para
efecto de este caso, el investigador del departamento de sismología del Instituto de
Geofísica de la UNAM, Arturo Iglesias, citó lo siguiente: “La distancia epicentral de
los dos sismos con respecto de la ciudad son diferentes, en el primero la distancia
fue mayor de 600 kilómetros mientras que el segundo tuvo un epicentro menor a
150 kilómetros de la Ciudad de México. A pesar de que la magnitud es menor, el
efecto de la cercanía acentúa las intensidades que se perciben en la zona afectada
en la capital”, pues dado como se propagan las ondas sísmicas estas van perdiendo
intensidad.
Lo citado por el investigador Arturo Iglesias deja en claro que la hipótesis acerca del
factor de distancia con el epicentro es verídica.
Tipo de suelo
La Ciudad de México como se marca en los párrafos anteriores fue construida sobre
suelos profundos (hasta 91 metros) y suaves que alguna vez fueron un lago;
generando que la ciudad sea particularmente vulnerable a los sismos y a otros
problemas pues su condición aumenta los efectos sísmicos.
Para comprobar nuestra hipótesis analizamos lo citado por el geofísico Geoffrey
Abers de la Universidad de Cornell “Los sedimentos blandos fueron la principal
causa de los daños” ; mediante nuestra investigación pudimos percatarnos que
durante los sismos, los sedimentos sueltos cerca de la superficie hacen más lentas
las ondas, conforme entran al valle. Las ondas lentas crecen en amplitud y hacen
que el movimiento sea más violento empeorando cuando el material debajo de los
sedimentos más sueltos es más profundo y más denso pues hace que las ondas se
queden en el valle y que el temblor amplificado dure más tiempo.
Dado que la capital del país tiene tres tipos de suelos (arcilla, estratos arenosos y
rocas) y la zona donde se amplifican las ondas sísmicas y la duración del temblor
es donde se encuentra la arcilla podemos afirmar que el tipo de suelo afecta en
gran cantidad el potencial de daño por cada sismo dándole validez a la hipótesis
del factor “tipos de suelo”.
Negligencia
Sergio López recorre Ciudad de México revisando edificios en riesgo de derrumbe
y aún no se resigna a la idea de que el Colegio Enrique Rébsamen, en el que
murieron 19 niños y seis adultos, haya colapsado con el sismo del martes.
"Debió haber aguantado. No debió caerse", dice con rabia este hombre, perito
especializado en estructuras que conoce a la perfección los reglamentos que
instauró la ciudad tras el sismo de 1985, en el que fallecieron más de 10,000
personas.
"El reglamento cambió muchísimo. En 1985 el reglamento de construcción tenía
como 80 hojas y ahorita es un ladrillote de aproximadamente unas 600", refiere
López, de 55 años, mientras conduce hacia un edificio que requiere revisión.
Entre los cambios que las autoridades instauraron tras el desastre de hace 32 años,
que dejó en ruinas zonas de esta metrópoli de 20 millones de habitantes, está el
uso de concreto reforzado con acero y la distribución de cargas. A eso se suman
las vías de escape que deben tener las edificaciones.
Debido a la modificación que se les hicieron a las normas la tragedia fue menor en
comparación a la de 1985, sin embargo, dice que los edificios que se cayeron "o
fueron construidos antes de 1985 o la verdad fueron mal construidos.
Es importante mencionar que, México endureció su normativa de construcción
antisísmica tras el fuerte temblor de 1985, por lo que las normas nacen como
respuesta a los distintos terremotos sufridos.
Arturo Ramírez, ingeniero civil, de la Universidad Autónoma Metropolitana, explicó
que en México las normas actuales "son muy estrictas precisamente porque las
vivencias de los últimos terremotos nos han enseñado que hay cosas que tomar en
cuenta".
Después del sismo del 19 de septiembre del 2017 se dijo que justamente ese año
iba a salir el nuevo reglamento del Distrito Federal, pero a raíz de estos
acontecimientos están encontrando nuevas incertidumbres. Seguramente el nuevo
reglamento no va a salir este año, sino en 2018, y va a ser de los más restrictivos
del mundo", refirió Arturo Ramírez.
Entre las modificaciones está el uso de concreto reforzado con acero, aunque un
ingeniero sospecha que algunos de los inmuebles caídos el martes fueron mal
construidos.
Para los peritos mexicanos, parte del problema es que en ocasiones los habitantes
hacen cambios en sus viviendas que no consideran la adecuada distribución de las
cargas ni las reglas de la ciudad.
Sucedió en un edificio de departamentos, que revisó Sergio López un día después
del sismo. Por querer ampliar la casa, se quitaron los muros que sostienen la carga
y hay importantes grietas.
Las personas por iniciativa propia remodelan y cambian las casas sin la supervisión.
Hacen los cambios porque quieren una casa más espaciosa, olvidándose de que
alteran la estructura, por lo que nos damos cuenta de que, la normatividad con la
que son regidas las construcciones son lo suficiente estrictas, el problema viene
cuando no se llevan a cabo de manera correcta presentándose así los grandes
desastres ocasionados por los fenómenos naturales debido a la gran vulnerabilidad
que poseen las edificaciones.
Otro punto muy importante a destacar es la corrupción existente en nuestro país, ya
que aquí existen demasiados intereses que son una de las amenazas más
mortíferas para el país y que no ha sido apropiadamente atendida.
RECOMENDACIONES EN LA EDIFICACION CONTRA SISMOS

Cambiar el estilo de construcción


Otro aspecto relevante a considerar luego del sismo del 19 de septiembre de este
año es el tipo de construcciones que se realizan en México, manifestó el doctor
Mario Emilio Rodríguez Rodríguez, investigador del Instituto de Ingeniería.
Para el también especialista en comportamiento sísmico de estructuras, es
importante cambiar el estilo de construcción y realizar diseños que se han
comprobado que son resistentes incluso a sismos de una magnitud de 9, como los
que se emplean en Chile o en Japón.
Rodríguez formó parte de una brigada de revisiones que el Colegio de Ingenieros
Civiles de México y la Sociedad Mexicana de Ingeniería Estructural (SMIE) coordinó
instantes después del sismo del pasado 19 de septiembre.
El investigador inspeccionó la zona de sur de la Ciudad de México, un cuadro que
abarca Coapa, Periférico, Miramontes y Calzada de las Bombas. “Un patrón que se
halló en la mayor parte de las edificaciones dañadas es que se tratan de obras con
más de 32 años de antigüedad agravados por una mala práctica constructiva en el
país, es decir, por contar con estructuras a base de marcos, muchas veces con
muros de ladrillo en los pisos superiores, pero con sólo columnas a nivel de la calle”.
Esto lleva a una alta vulnerabilidad del edificio, la que se concentra principalmente
a nivel de la calle, debido a que las capacidades de resistencia o de desplazamiento
lateral de las columnas en este nivel generalmente no son suficientes, lo que puede
llevar al colapso al edificio, como se observó en el terremoto de este año.
Este tipo de estructuras no son prohibidas en las normas de construcción en México,
de hecho, a los arquitectos y desarrolladores les gustan mucho porque ayudan a
aprovechar al máximo los espacios, especialmente de la planta baja, por ejemplo,
para que quepan más vehículos, lamentó.
No obstante, esta solución, aunque arquitectónicamente podría ser adecuada, no
es una buena solución estructural, por lo menos no lo es para una ciudad con el tipo
de suelo y actividad sísmica que tiene la Ciudad de México, argumentó.
En opinión del experto, fundamentada por varias décadas de experiencia, “los
muros deben llegar hasta la planta baja, además, éstos deben ser de concreto
reforzado, no solo de ladrillos, tal y como se hacen en países con mayor actividad
sísmica tales como Japón o Chile”.
En México es más común el uso de marcos, los cuales son formados por columnas
y vigas, asimismo es habitual el uso de la mampostería (proceso de colocación de
ladrillos o bloques uno sobre otro, para construir un muro, de forma que queden bien
aplomados, nivelados y alineados), la cual, no importa de qué tipo sea, no es una
buena solución porque no son tan dúctiles durante un sismo, resaltó.
En este mismo sentido, Sergio Alcocer, investigador de la UNAM y miembro
extranjero de la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos, señaló en un
artículo científico publicado en 2012 que los muros de concreto son una de las
mejores opciones para construir en zonas sísmicas.
En el texto “Revisión de criterios de sostenibilidad en muros de concreto para
viviendas sismorresistentes”, publicado en la revista Ingeniería Investigación y
Tecnología, Alcocer estableció que “actualmente, la construcción de viviendas con
muros de concreto es una de las opciones integralmente eficientes, es decir,
satisface los requisitos sismorresistentes y puede ser ambientalmente amigable con
el planeta”.

Indispensable mejorar el diseño por sismo de estructuras


Además de mejorar los estilos de construcción en México, otra cosa que se debe
analizar con cuidado y perfeccionar es el diseño por sismo de estructuras, señaló
Rodríguez, en el artículo científico” Una revisión crítica de la práctica de diseño por
sismo de estructuras en México”.
En dicho texto, que fue publicado en 2016 en la revista Ingeniería Sísmica, el
especialista alertó que “en México, así como en otros países, es usual para fines de
diseño el emplear espectros elásticos de aceleraciones, a partir de los cuales se
obtienen espectros de diseño elásticos de desplazamientos”.
Debido a que el costo de las construcciones que se diseñan para ser elásticas
durante terremotos es demasiado alto, “generalmente se diseñan estructuras con
resistencias menores a las elásticas”, destacó en el documento.
Esto se vuelve un problema serio; sin embargo, no es considerado como tal ya que
las revisiones de demanda y capacidad de desplazamiento de la estructura,
empleando espectros de diseño, no son consideradas de manera adecuada por las
normativas de construcción.
“En este trabajo se muestra que estos espectros de diseño, aunque resultan del
empleo de modelos teóricos específicos, no necesariamente permiten conocer de
manera confiable los valores de aceleraciones y desplazamientos espectrales que
se obtendrían como resultado de un terremoto importante durante la vida útil de la
estructura. Tampoco estas normativas transmiten al ingeniero la importancia de
considerar las posibles demandas de desplazamientos en edificios en un terremoto,
así como posibles soluciones para el control de éstos”, concluyó el artículo.
Revisar las entrañas de las construcciones, una de las principales lecciones
Dado que en 1985 sólo se reforzaron las edificaciones que presentaban daños
aparentes y que los hechos muestran que algunas edificaciones pudieron haber
quedado lastimadas, el Instituto de Ingeniería trabaja en el diseño y desarrollo de
un sistema que pueda diagnosticar la salud estructural de las construcciones.
“Debe de haber una forma de diagnosticar la salud estructural de los edificios que
pudieron haber tenido un daño, que no es aparente, a consecuencia del pasado
sismo”, indicó Álvarez Icaza Longoria.
Destacó que alrededor de una veintena de investigadores en ingeniería sísmica,
estructural y geotécnica de dicha casa de estudios, analizan los mecanismos que
pudieran utilizar para establecer formas confiables, pero sencillas, para estimar la
salud de edificios.
Se trata, reveló, de un proyecto que tiene varios enfoques, ya que se busca no solo
hacer el estudio, sino también indagar los mecanismos para que pueda ser
implementado en el ámbito profesional por los ingenieros e incidir de alguna manera
en la política pública.

POR SISMO DEL 85, ¿CÓMO CAMBIÓ LA FORMA DE CONSTRUIR EN CDMX?

La mañana del 19 de septiembre de 1985 miles de mexicanos se despertaron de


golpe. Un sismo de 8.1 grados Richter había sacudido a la ciudad, dejando como
resultado edificios colapsados, gente atrapada bajo trabes y concreto y escombros
por todos lados. Basta con ver una fotografía de aquella mañana para comprender
el daño. En 1985, se estimaba que cerca de 10 millones de personas vivían en el
entonces Distrito Federal. En 2015, según el último censo del INEGI, éramos 8
millones 918 mil 653 hombres y mujeres en la capital, cifra que se ha incrementado
en los últimos dos años.
También, hace tres décadas, las técnicas de construcción y sobre todo los
reglamentos para las nuevas edificaciones eran muy diferentes a las que tenemos
hoy. A 32 años del fatal acontecimiento ¿la Ciudad de México está preparada para
otro temblor de esa magnitud? "Actualmente tenemos mayor entendimiento de la
geofísica del suelo y cómo se comporta un sismo. A partir del temblor del 85 se
tuvieron que corregir las normas técnicas complementarias del Reglamento de
Obras del Distrito Federal", explicó el ingeniero Jorge Navarro, uno de los peritos
estructuralistas que supervisó las construcciones dañadas días después del temblor
de hace 32 años.
Normas más estrictas
El daño que ocasionó el terremoto de 1985 fue valuado en seis mil 500 millones de
dólares actuales. Ese 19 de septiembre se registraron tres mil 692 decesos más
228 a causa de la réplica del día siguiente; sin embargo, extraoficialmente se
cuentan cerca de 40 mil fallecidos. Un gran número de edificios públicos resultaron
dañados, entre estos el Hospital General y el Centro Médico Nacional, lo cual
representó una reducción de la capacidad de atención hospitalaria de un 30 por
ciento.
La afectación del sismo permeó en todos los sectores y ámbitos de la vida nacional,
por lo que no tomarlo en cuenta para próximas edificaciones y políticas a
implementar sería una apuesta arriesgada por parte del gobierno.
Dos años después del terremoto, en 1987, se publicó un nuevo Reglamento de
Construcción que incluía normas de emergencia y mecanismos de control más
rigurosos para la supervisión de las obras.
"A raíz del sismo se hizo más estricto el cálculo para los edificios; las fuerzas y
cargas se incrementaron considerablemente, ya no era lo mismo un edificio de antes
del 85 a después del 85", explicó el doctor Renato Berrón, director del Instituto para
la Seguridad de las Construcciones.
En 1997 se volvió a actualizar el reglamento en el cual se especifican por primera
vez los tres tipos de suelo de la Ciudad de México para establecer la resistencia y
las características bajo las cuales un edificio debe ser construido para resistir un
temblor.
La zona 1 o de lomas, que es la parte alta del Valle de México, la zona 2 que es la
franja que divide a la zona 1 de la 3 con características de ambos suelos, y la zona
3 o del lago, con un suelo mucho más blando debido a que es donde se encontraba
Lago de Texcoco y el Lago de Xochimilco; y en 2004, la zona 3 se subdivide en a,
b, c y d.
"Después del 85 se empezó a tomar muy en serio el reglamento y se convirtió en
una serie de normas que son la vanguardia de la ingeniería civil", explicó Carlos
Ortega, un joven arquitecto que, a pesar de no haber sido testigo de la devastación
del sismo, sabe cómo influyó éste en el mundo de la construcción.
Los edificios de hoy
"La razón por la que se cayeron muchos edificios en el 85 es que esas estructuras
se hicieron con concreto armado, es decir una combinación de varilla de acero con
concreto. Esta manera de construir, que es la estampa de la modernidad, no estaba
tan refinada y sobre todo no tenía tanto sustento científico cuando se implementó
en México. La manera de preparar el material era al 'ahí se va', pero no sólo en
México, sino en todo el mundo", explicó Ortega.
La construcción y sus materiales no tenían en ese momento toda la investigación
que hay actualmente. Ahora no sólo se revisa constantemente cuán resistente es el
concreto, sino también se han desarrollado sistemas hidráulicos para colocar en los
edificios a manera de amortiguar los movimientos telúricos, e incluso, sistemas que
contrarrestan casi por completo el movimiento, al funcionar como especie de
balanza.
También la forma en la que trabajan los arquitectos, de mano con los ingenieros
civiles, ha cambiado, por lo que trabajos en los que el diseño y la estructura están
integrados comienzan a verse más. Como ejemplo está el Estado Azteca.
"Lo que ha cambiado es que ahora es menos empírica la manera en la que se
diseñan las cosas, ya no se dejan al azar", señala el arquitecto Ortega”.
Hoy, un edificio puede resistir un sismo de 8.1 grados o más porque los edificios ya
se piensan con una sobre resistencia, dependiendo del tipo de suelo y uso que se
le va a dar, explicó el ingeniero Navarro.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que un sismo de una magnitud similar o
superior a los 8 grados Richter, traerá daños estructurales, más no derrumbes como
los que se vieron hace 30 años.
"Los edificios aquí en México están diseñados con la filosofía de aceptar grietas o
muros dañados, pero que no llegue al colapse", comentó el doctor Berrón.

Los esfuerzos de Protección Civil


“Ahora se ha vuelto más sencillo lidiar con un sismo porque lo tenemos súper
normalizado, y creo que Protección Civil ha hecho un buen trabajo al señalar los
puntos reunión y rutas de evacuación, por ejemplo”, comenta el arquitecto Ortega.
Sin embargo, tanto él como el ingeniero Navarro coinciden en una cosa, no basta
con saber cómo reaccionar, sino igual o más importante es ubicar los triángulos de
vida, los cuales consisten en el espacio que queda entre un mueble, sea una mesa
o una cama, y las partes derrumbadas. Y es que en un país en donde se registran
en promedio 100 temblores al año según un estudio del Instituto de Geofísica de la
UNAM, cobra más importancia ubicar las rutas de evacuación y los puntos de
reunión, así como las zonas más seguras de tu casa o lugar de trabajo, pues como
dijo el doctor Berrón, los edificios se dañarán, pero no caerán.

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