Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
In the last decades, the reading of complete literary works at school has been
programmed with the main objective of trying to mitigate the decrease of the
reading activity in adolescents. This fact is shown in most of the studies on reading
habits. However, enhancing reading habits does not depend on increasing the
number of books read, even if the mere concept of reading habits is based on
reading many texts. Paying attention to other dimensions of the reading habits,
such as the ability to characterize texts, can optimize the time and space devoted to
reading literary works at school. This article shows how teenage readers refer
to the texts they read and how this analysis can be useful in taking steady steps
towards reading literature in the classroom.
La voz del lector y el hábito de leer
obras propuestas y al progreso en la capacidad experto. Actualmente, gracias a las nuevas tec-
de caracterizar lo que se lee. nologías (blogs, wikis, foros, redes sociales…)
cualquier lector puede publicar sus comentarios
Si la escuela se fija retos que vayan más allá en la red. Y esta nueva actividad, cada vez más
del aumento en la cantidad de lectura, segura- extendida y global, añade motivos a la necesidad
mente podrá optimizar el espacio y el tiempo de atender a la manera en que los adolescentes se 33
refieren a las obras literarias que leen. Sin du- hace que los jóvenes desarrollen determinadas
da, este es un elemento clave en la tarea escolar competencias y habilidades comunicativas (por
de preparar a los jóvenes para la participación ejemplo, que estén acostumbrados a la lectura
en la vida social y cultural de su entorno: saber no lineal, la del hipertexto), que adquieran de-
caracterizar y por tanto poder referirse a la mú- terminado metalenguaje y que estén acostum-
sica que escuchan, al cine que les gusta y a los brados a hablar de determinados aspectos rela-
libros que leen. De hecho, en la actividad lecto- cionados con los textos y dejen otros elementos
ra –aunque no sea la más desarrollada a estas relevantes sin comentar (para ampliar sobre es-
edades–, los jóvenes persiguen reproducir los te aspecto véase Manresa, en prensa).
mismos patrones que rigen otras de sus activi-
dades más habituales; es decir, aunque la lectu- Si fuera de las aulas surgen y se amplían los
ra sea una actividad solitaria por definición, los espacios para hablar sobre los textos, parece un
jóvenes persiguen que pueda ser compartida y buen momento para centrar la atención en este
se convierta en una actividad social. aspecto desde la institución escolar. Un buen
comienzo para ello es analizar cómo valoran los
No podemos cuantificar el porcentaje de jó- adolescentes los libros que leen. En efecto, sa-
venes que comentan en la red los libros que leen ber en qué se fijan los lectores cuando hablan de
por falta de estudios al respecto, pero sí quere- los textos y saber cómo se refieren a los textos
mos constatar que el fenómeno existe, porque el literarios puede aportar matices significativos
medio crea esta posibilidad. Un paseo por la red en la descripción del joven como lector, así co-
deja claro el uso de este nuevo medio. Es sor- mo ofrecer algunas informaciones útiles para
prendente el número y variedad de foros en los pensar cómo articular y gestionar la lectura de
que los adolescentes comparten sus gustos y re- obras literarias completas en la escuela.
comendaciones literarias, como los dedicados a
los seguidores del manga (foros dedicados a dis- Este artículo mostrará cómo opinan los jó-
tintas series en El Rincón del Manga, http://ww- venes sobre los libros que leen y en qué elemen-
w.elrincondelmanga.com/); los foros dedicados tos del texto se apoyan, cuando lo hacen, para
a autores determinados (el foro de Laura Galle- fundamentar su opinión. Así, pretendemos mos-
go, http://www.lauragallego.com; el foro de Sie- trar el nivel de acercamiento que tienen los jó-
rra i Fabra, http://elforo.de/foroficialjsif ), o venes a las características del texto como artifi-
bien los dedicados a series como Harry Potter cio literario. Conscientes de que los jóvenes
(http://harrylatino.com) o Crepúsculo, de Me- persiguen la identificación con el texto, busca-
yer (http://www.crepusculo–es.com/foro/), o remos qué factores hacen que se distancien lo
los dedicados a un género determinado (como suficiente de él, como para poder observar de
por ejemplo a las novelas románticas, manera objetiva las características de los pro-
http://www.elrinconromantico.com/), o al gé- ductos que leen.
nero fantástico (http://www.librarything.es).
Otra muestra del uso de las nuevas tecnologías Los jóvenes de nuestra investigación son
para compartir las lecturas son las propuestas alumnos de entre 12 y 16 años de un instituto de
que hacen diversas instituciones para ofrecer es- Vilanova i la Geltrú, ciudad próxima a Barcelo-
pacios en la red que conecten a los lectores jó- na, en España. Los datos que reseñaremos aquí
venes, como por ejemplo el blog creado por la fueron obtenidos de los comentarios escritos de
Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Contene- los jóvenes sobre los libros que leyeron durante
dor de océanos, “una comunidad donde los jó- tres cursos académicos. Estos comentarios escri-
venes pueden compartir opiniones sobre los li- tos respondían a la consigna de aportar tres argu-
bros, películas y música”, como ellos mismos lo mentos que reflejaran la opinión sobre cada libro
definen (http://www.fundaciongsr.es/salaman- leído por cada lector. En total se analizaron
ca/blog), o bien el espacio creado en la comuni- 2.500 argumentos emitidos por los 80 jóvenes de
dad catalana Què llegeixes? [¿Qué lees?] la muestra durante tres cursos escolares y referi-
DICIEMBRE 2009
Estos espacios en la red propician que el Cabe destacar que en el contexto de la in-
lector pueda hablan sobre sus textos preferidos vestigación no se producía ningún tipo de me-
34 con lectores que leen lo mismo que ellos. Esto diación más allá de la demanda de escribir tres
argumentos; es decir, no se pretendía construir Diversas investigaciones apoyan el hecho
sentido colectivo sobre las obras sino ver cómo de que la experiencia de lectura de los jóvenes
se referían a los textos que leían y, en cierta ma- se relaciona estrechamente con la vida del lec-
nera, comprobar el impacto que les producían tor. Algunos de estos trabajos son cuantitativos
los textos literarios. En este sentido, las palabras y otros, con enfoques cualitativos. Por ejemplo,
del lector sobre los textos se producían en un es- Baudelot, Cartier y Detrez (1999) aseguran que
pacio intermedio entre lo académico y lo perso- para buena parte de los jóvenes, la calidad de
nal. Se producían en un entorno académico, pe- los textos es apreciada a partir de las categorías
ro se aproximaban a lo que podrían manifestar de percepción éticas y prácticas. Afirman:
en un entorno menos académico, puesto que no
se trabajaban los textos más allá de compartir Lo que cuenta es leer para hacer algo con la lec-
sus comentarios valorativos y puesto que los tura: buscar una información, incorporar una
experiencia, divertirse, etc. En este caso, el re-
textos estaban elegidos por ellos mismos.
cuerdo de la lectura es muy débil: ni el título ni
En efecto, estos datos informan sobre la ex- el autor se conservan en la memoria. El texto es
periencia de lectura natural y aplicada: natural un simple soporte, el pretexto de la lectura.
en el sentido de que no se tomaron las palabras (Baudelot, Cartier y Detrez, 1999: 157; la tra-
de los jóvenes en una secuencia de aprendizaje ducción es propia)
ni en una discusión para construir el sentido del Por su parte, Sarland (2003) muestra en su
texto, sino de sus formulaciones espontáneas al investigación cualitativa el modo como muchos
pedido de que escribieran su opinión sobre to- de los comentarios que hacen los jóvenes sobre
dos los libros que leían por medio de tres argu- los libros –y especialmente las chicas– reflejan
mentos que fundamentaran esta opinión; y apli- una proyección de la vida personal en los textos,
cada porque se refiere a la opinión sobre títulos como se evidencian en los siguientes comenta-
literarios determinados y leídos por el lector que rios a propósito de la lectura Una extraña con
opina sobre ellos. mi cara, de Louise Duncan: “Sí como, ya sabes,
Para categorizar el discurso valorativo de los la etapa en la que estamos en realidad, que sali-
jóvenes, se establecieron diversos niveles de ar- mos con alguien y, luego, ya sabes, terminamos,
gumentos, atendiendo, por un lado, a la utiliza- y los pleitos, cosas como ésas. Eso está pasando
ción de metalenguaje literario, y por el otro, aten- ahora”; “eso lo hizo parecer más real”, o bien
diendo al nivel de abstracción de los argumentos “ajá, te podías identificar más como ella” (Sar-
emitidos cuando opinan sobre los libros leídos, land, 2003: 166-167).
tanto en la escuela como fuera de las aulas.
Ahora bien, la diversidad de contextos y de
La mirada que proponemos realizar sobre el tradiciones educativas puede condicionar el tipo
discurso del lector está orientada a la descrip- de opinión y de argumentos que los jóvenes ar-
ción del hábito de lectura, de manera que apor- ticulan sobre los textos literarios; conscientes de
te información para completar el conocimiento este factor de influencia mostraremos determi-
sobre el lector adolescente. nados resultados extraídos de lectores de un
contexto específico, como ejemplificación del
tipo de discurso que puede articular el lector ju-
De la vida al texto venil sobre los textos.
Sarland (2003) titula “De la vida al texto” uno Para analizar los argumentos emitidos por
de los apartados de su libro La lectura en los los jóvenes, creamos tres niveles básicos de ca-
jóvenes: cultura y respuesta. Refiere así a la tegorías (desde la identificación hasta el texto):
facilidad con que el lector adolescente asocia 1. Nivel experiencial: argumentos que relacio-
sus experiencias personales a las historias litera- nan el libro con la experiencia personal y
rias que elige leer (textos populares o cultura
LECTURA Y VIDA
de manera objetiva, distanciada de la vida perso- tado la vinculación de la lectura con la vida per-
nal y cotidiana, parece casi exclusiva de los jó- sonal del lector, al menos hasta los 16 años, es
venes que han adquirido experiencia lectora al interesante ver que existen lectores jóvenes (co-
leer muchos textos, y de los que han vivido en mo lo ha revelado nuestro estudio) que acceden
entornos familiares letrados. Es evidente que a otros tipos de lectura. En este sentido, nues-
hay excepciones a esta afirmación, pero lo que tros datos muestran que los lectores que pueden 37
combinar diferentes experiencias lectoras son mismos. Los siguientes argumentos (por orden
los lectores que tienen un hábito lector más con- de aparición) son los más habituales:
solidado. Sin embargo, es preciso señalar que
los lectores débiles (con hábito lector poco con- a) “Me gustó porque es un libro realista”;
solidado) casi nunca pueden realizar miradas “me gustó porque es de intriga”. Se trata de
analíticas hacia el libro, ya que su bagaje lector referencias al género (especialmente al gé-
es insuficiente para desarrollar esa perspectiva. nero realista, de intriga, de aventuras o fan-
Así, estos lectores están encasillados en un tipo tástico) y es el tipo de argumento más nu-
de experiencia literaria casi exclusivamente vin- meroso.
culada con su vida personal, y no pueden gozar b) “El argumento es muy original”; “está bien
de experiencias lectoras diversas. porque es una niña escribiendo un diario
personal”; “no me gustó el final”. En este
Así, son los lectores débiles y los jóvenes de caso, se hace referencia a otros elementos de
entornos familiares poco letrados quienes suelen la construcción narrativa (el argumento, el
presentar argumentos de los siguientes tipos: final, el narrador y la voz narrativa, el tono).
a) “Me gusta porque va de jóvenes como yo”; c) “No me gustó porque al principio era muy
“me gusta porque trata de chicas de mi descriptivo y te acabas perdiendo, aburrien-
edad”. En este tipo de argumentos, los lec- do”, “tiene poemas insertados que explican
tores se identifican con la historia por medio lo que pasa”; “me ha gustado porque la na-
de la edad o el sexo de los personajes. rración es en primera persona y así puedo
saber qué piensa y como actúa según lo
b) “Me gusta porque habla sobre que observa”; “me gustó que en ca-
un programa de TV que mi- da cuento hubiese una morale-
raba cuando era peque- ja”; “me ha gustado porque
ña”. En este caso, se está muy bien organizado en
identifican con anéc- el tiempo que pasa y tam-
dotas concretas de su bién es realista”. Estos
vida. son los argumentos me-
nos numerosos; conlle-
c) “Me ha gustado por- van referencias a elemen-
que es divertido”; “es tos constructivos de la
bonito”; “es aburri- historia con cierto nivel de
do”; “cautiva leerlo”. abstracción.
Cuando se elaboran es-
tos argumentos, el libro se Las diferencias entre am-
asocia con otras actividades bos tipos de lector son notables
de ocio (la mayoría de los argu- en cuanto a la manera en la que vi-
mentos son de este tipo). ven la lectura literaria y en cuanto a la
capacidad de caracterizar lo que leen y, por tan-
d) “Me gustó / no me gustó porque es breve / to, también en cuanto a la comprensión de los
porque es extenso”; “me costó entenderlo”, textos literarios.
“es difícil”, “te pierdes” // “tiene un voca-
bulario muy amplio”; “hay tantos persona-
jes que no lo entiendo”. Según estos argu- ¿En qué elementos del texto
mentos, los lectores tienen una idea de la
lectura vinculada a su facilidad o dificultad
se fijan los jóvenes?
de comprensión o con su extensión.
Los elementos en los que los lectores fijan su
atención muestran de alguna manera sus cono-
DICIEMBRE 2009
En cambio, los jóvenes que han leído mayor cimientos sobre la lectura, que emergen de ma-
cantidad de obras, los lectores fuertes y de entor- nera espontánea cuando formulan las opiniones
nos letrados, pueden tener experiencias de lectu- sobre los libros leídos. A su vez, cuando escri-
ra como las anteriores, pero a la vez, también tie- ben sus argumentos, se hacen conscientes de sus
38 nen más elementos para valorar los textos en sí conocimientos y los construyen paulatinamente.
Como afirma una alumna, “escribir mi opinión elementos constructivos más específicos (na-
sobre los libros me ayuda a reflexionar y a pen- rrador, tiempo, final). Finalmente, se refieren a
sar sobre ellos”. aspectos más intangibles como el tono (ironía,
humor) o el estilo. Vale la pena destacar que el
Nos centraremos ahora en los elementos a
narrador, en tanto elemento constructivo, apare-
los que los jóvenes de nuestra investigación se
ce con mayor frecuencia que otros elementos
refieren recurrentemente al hablar de los textos.
como el tiempo, la estructura o el final. Por otro
Los elementos que emergen más fácilmente lado, el narrador es citado normalmente cuando
son aquellos que permiten al lector ubicar el es en primera persona y cuando adopta el punto
texto en un género narrativo determinado (se de vista del protagonista, como un elemento de
refieren en el 50% al género narrativo al que identificación del lector con la historia.
pertenece cada obra); es decir que manifiestan
El hecho de que los jóvenes se fijen espe-
que los libros les gustan o no les gustan según
cialmente en aspectos generales y tangibles
el género al que pertenecen: “me ha gustado /
puede reflejar su inseguridad frente al texto lite-
no me ha gustado el libro porque es de fantasía
rario y cierta escasez de recursos para referirse
/ porque es realista / porque es de aventuras”,
a ellos.
etcétera.
En segundo lugar, hacen referencia a los ele-
mentos constructivos de la narración que po-
dríamos considerar menos connotados literaria-
En la escuela
mente porque son de uso “común” en el lengua-
je cotidiano (personajes y argumento); en tercer La alfabetización de la población siempre ha te-
lugar, con menos frecuencia, recurren a otros nido relación con las posibilidades de acceso a
capaces de tener diferentes experiencias con la rante los cursos 2004/05; 2005/06 y 2006/07. Es-
lectura y que sean competentes para actuar y ta investigación constituye la tesis “Els hàbits lec-
participar en contextos sociales culturales de to- tors dels adolescents. Efectes de les actuacions
do tipo, como por ejemplo los nuevos espacios escolars en les pràctiques de lectura” [Los hábitos
de socialización lectora que están proliferando lectores de los adolescentes. Efectos de las actua-
en Internet. ciones escolares en las prácticas de lectura], de 41
Mireia Manresa Potrony, dirigida por Teresa Co- Krashen, S. (1993). The Power of Reading. In-
lomer (UAB, 2009). sights from the Research. Englewood (Colora-
do): Libraries Unlimited, Inc.
4. Constatamos la tradición de programar una obra
literaria trimestral de manera generalizada y sis- Lebrun, M. (2004). Les pratiques de lecture des
temática en algunos países europeos como In- adolescents québécois. Quebec: MultiMondes.
glaterra, Francia, España, Bélgica o Portugal; en
Manresa, M. (2009). Lecturas juveniles: el hábito
cambio, parece que esta tendencia no está tan
lector dentro y fuera de la escuela, Textos de Di-
generalizada en otros países europeos ni en La-
dáctica de la Lengua y la Literatura, 51: 44-54.
tinoamérica. Puede leerse un estudio comparati-
vo sobre la programación de las obras literarias Manresa, M. (en prensa). La construcción de iden-
completas en las aulas en Durán y Manresa tidades a través de la lectura adolescente: una
(2009). pauta para la actuación escolar. Actas del V
Congreso Internacional de ANILIJ, León, España
5. Diversos estudios en el contexto estadounidense
(noviembre de 2007).
han documentado algunos de los efectos de estos
programas, como por ejemplo: Krashen, 1993; Manuel, J. y D. Robinson (2002). What are teena-
Smith, Constantio y Krashen, 1996; Caldwell y gers reading? The findings of a survey of teena-
Gaine, 2000. ger's reading choices and the implications of the-
se for English teacher's classroom practice, En-
glish in Australia, 135: 69-78.
Sarland, C. (2003). La lectura en los jóvenes: cul-
tura y respuesta. México: Fondo de Cultura
Económica.
Smith, C.; B. Constantio y S. Krashen (1996). Diffe-
Referencias bibliográficas rences in print environments for children in Be-
verly Hills, Compton and Watts. Emergency Li-
Baudelot, C.; M. Cartier y C. Detrez (1999). Et
brarian, 24: 8-10.
pourtant ils lisent... París: Éditions du Seuil.
Chambers, A. (1990). The reader in the book. En P.
Hunt, Children's Literature. The Development
of Criticism. Londres: Routledge.
CIDE (2003). Los hábitos lectores de los adoles-
centes españoles. Madrid: CIDE (Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte). Este artículo fue recibido en la Redacción de LECTURA
Y VIDA en mayo de 2009 y aceptado para su
Durán, C. y M. Manresa (2009). Entre países: la ac-
publicación en agosto de 2009.
ción educativa en nuestro entorno. En T. Colo-
mer, Lecturas adolescentes. Barcelona: Graó.
Federación de Gremios de Editores de España
(2007). Informe sobre el sector editorial español.
Año 2007. Recuperado en noviembre 2009 en
http://www.federacioneditores.org/0_Resources- * Licenciada en Filología Catalana y Doctora en
/Documentos/Informe_Sec- Didáctica de la Lengua y la Literatura por la
tor_Editorial_Espanol2007.pdf Universidad Autónoma de Barcelona (2009).
Docente de Nivel Medio, del Departamento de
Gardiner, S. (2001). Ten minutes a day for silent rea-
Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Uni-
ding, Educational Leadership, 59 (2), 32-35.
versidad Autónoma de Barcelona y del Máster
Grupo Lazarillo (2004). Lecturas y lectores en la en Libros y Literatura para niños y jóvenes
E.S.O. Una investigación educativa. Santander: (UAB). Miembro del grupo GRETEL de la
Consejería de Educación (Gobierno de Canta- UAB.
bria).
DICIEMBRE 2009