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E N S AY O S E I N V E S T I G A C I O N E S

EL HÁBITO LECTOR A TRAVÉS


DE LA VOZ ADOLESCENTE:
DE LA VIDA AL TEXTO
MIREIA MANRESA POTRONY*

En las últimas décadas, se ha programado la lectura de obras literarias completas


en la escuela, con el objetivo prioritario de intentar paliar el descenso de la
actividad lectora en la adolescencia. Así lo muestra la mayoría de los estudios sobre
hábitos de lectura. Sin embargo, el enriquecimiento de estos hábitos no se basa solo
en aumentar la cantidad de textos leídos. Atender a otras dimensiones de los hábitos
lectores, como la capacidad de caracterizar los textos, puede optimizar el tiempo y
el espacio dedicados a la lectura de obras literarias en las aulas. Este artículo
muestra cómo se refiere el lector adolescente a los textos literarios que lee
y cómo este análisis es útil para la gestión y organización de la lectura literaria
en la escuela.

In the last decades, the reading of complete literary works at school has been
programmed with the main objective of trying to mitigate the decrease of the
reading activity in adolescents. This fact is shown in most of the studies on reading
habits. However, enhancing reading habits does not depend on increasing the
number of books read, even if the mere concept of reading habits is based on
reading many texts. Paying attention to other dimensions of the reading habits,
such as the ability to characterize texts, can optimize the time and space devoted to
reading literary works at school. This article shows how teenage readers refer
to the texts they read and how this analysis can be useful in taking steady steps
towards reading literature in the classroom.
La voz del lector y el hábito de leer

La preocupación social por la disminución de la


actividad lectora en la adolescencia, y la urgen-
cia por expandir los hábitos lectores de la socie-
dad han provocado que los estudios que indagan
sobre los hábitos lectores focalizaran su atención
en lo cuantitativo (CIDE, 2003; Grupo Lazarillo,
2004; Hall y Coles, 1999; Manuel y Robinson,
2002; Lebrun, 2004; Federación de Gremios de
Editores de España, 2007). Esta necesidad so-
cial se ha trasladado, en las últimas décadas, a la
institución escolar, que ha intentado abordar el
hábito de leer también desde la dimensión cuan-
titativa, de manera que ha programado el traba-
jo alrededor de los textos literarios con la volun-
tad prioritaria de aumentar la cantidad de libros
que los jóvenes leen.
Los currículos de diferentes países1 mues-
tran el interés por programar la lectura en la es-
cuela desde la perspectiva de mejorar los hábitos
lectores de los adolescentes. Según las distintas
tradiciones educativas, se han adoptado diferen- dedicado a estas lecturas, y vincular la exten-
tes vías para alcanzar este objetivo, de acuerdo a sión social de la lectura con la formación de un
las necesidades más inmediatas de cada contex- lector literario sólido y crítico con lo que lee.
to: desde aquellos países que priorizan incidir En efecto, el desarrollo de un hábito lector con-
principalmente en la cantidad de lectura, hasta solidado no solo se basa en la cantidad de tex-
los que focalizan su atención en el avance de las tos leídos, sino también en el grado de diversi-
competencias críticas de los lectores jóvenes y dad de estos (véase Manresa, 2009) y en el tipo
vinculan la lectura de las obras literarias com- de recepción y de experiencia lectora.
pletas con su valoración crítica.
Escuchar al lector cuando opina sobre los
Ciertamente, el aumento de la cantidad de libros puede ofrecer indicios acerca del tipo de
libros que lee cada alumno, junto con una fre- experiencia lectora que tienen los jóvenes con
cuencia que refleje la constancia de la actividad los textos. Aunque este no es un elemento que
lectora resultan imprescindibles para mejorar aparezca frecuentemente en los estudios sobre
los hábitos lectores de la población, pero tam- los hábitos lectores, tenerlo en cuenta puede ser
bién para formar lectores competentes en la es- provechoso para la escuela, porque aporta ma-
cuela, lectores que tengan suficiente experien- tices a la descripción del lector adolescente.
cia lectora para contextualizar y caracterizar lo
que leen. No obstante, los objetivos formativos Por otro lado, este aspecto es especialmente
propios de la institución escolar deberían fijar relevante en este momento en el que las nuevas
su atención hacia otras dimensiones de la lectu- tecnologías abren espacios de encuentro en la
ra, si el objetivo es avanzar en la alfabetización red. Nunca antes la lectura había sido una acti-
de la población. Nos referimos, por ejemplo, al vidad que pudiera ser comentada en foros pú-
tipo de bagaje lector que se fomenta según las blicos sin necesidad de ser un lector culto y
LECTURA Y VIDA

obras propuestas y al progreso en la capacidad experto. Actualmente, gracias a las nuevas tec-
de caracterizar lo que se lee. nologías (blogs, wikis, foros, redes sociales…)
cualquier lector puede publicar sus comentarios
Si la escuela se fija retos que vayan más allá en la red. Y esta nueva actividad, cada vez más
del aumento en la cantidad de lectura, segura- extendida y global, añade motivos a la necesidad
mente podrá optimizar el espacio y el tiempo de atender a la manera en que los adolescentes se 33
refieren a las obras literarias que leen. Sin du- hace que los jóvenes desarrollen determinadas
da, este es un elemento clave en la tarea escolar competencias y habilidades comunicativas (por
de preparar a los jóvenes para la participación ejemplo, que estén acostumbrados a la lectura
en la vida social y cultural de su entorno: saber no lineal, la del hipertexto), que adquieran de-
caracterizar y por tanto poder referirse a la mú- terminado metalenguaje y que estén acostum-
sica que escuchan, al cine que les gusta y a los brados a hablar de determinados aspectos rela-
libros que leen. De hecho, en la actividad lecto- cionados con los textos y dejen otros elementos
ra –aunque no sea la más desarrollada a estas relevantes sin comentar (para ampliar sobre es-
edades–, los jóvenes persiguen reproducir los te aspecto véase Manresa, en prensa).
mismos patrones que rigen otras de sus activi-
dades más habituales; es decir, aunque la lectu- Si fuera de las aulas surgen y se amplían los
ra sea una actividad solitaria por definición, los espacios para hablar sobre los textos, parece un
jóvenes persiguen que pueda ser compartida y buen momento para centrar la atención en este
se convierta en una actividad social. aspecto desde la institución escolar. Un buen
comienzo para ello es analizar cómo valoran los
No podemos cuantificar el porcentaje de jó- adolescentes los libros que leen. En efecto, sa-
venes que comentan en la red los libros que leen ber en qué se fijan los lectores cuando hablan de
por falta de estudios al respecto, pero sí quere- los textos y saber cómo se refieren a los textos
mos constatar que el fenómeno existe, porque el literarios puede aportar matices significativos
medio crea esta posibilidad. Un paseo por la red en la descripción del joven como lector, así co-
deja claro el uso de este nuevo medio. Es sor- mo ofrecer algunas informaciones útiles para
prendente el número y variedad de foros en los pensar cómo articular y gestionar la lectura de
que los adolescentes comparten sus gustos y re- obras literarias completas en la escuela.
comendaciones literarias, como los dedicados a
los seguidores del manga (foros dedicados a dis- Este artículo mostrará cómo opinan los jó-
tintas series en El Rincón del Manga, http://ww- venes sobre los libros que leen y en qué elemen-
w.elrincondelmanga.com/); los foros dedicados tos del texto se apoyan, cuando lo hacen, para
a autores determinados (el foro de Laura Galle- fundamentar su opinión. Así, pretendemos mos-
go, http://www.lauragallego.com; el foro de Sie- trar el nivel de acercamiento que tienen los jó-
rra i Fabra, http://elforo.de/foroficialjsif ), o venes a las características del texto como artifi-
bien los dedicados a series como Harry Potter cio literario. Conscientes de que los jóvenes
(http://harrylatino.com) o Crepúsculo, de Me- persiguen la identificación con el texto, busca-
yer (http://www.crepusculo–es.com/foro/), o remos qué factores hacen que se distancien lo
los dedicados a un género determinado (como suficiente de él, como para poder observar de
por ejemplo a las novelas románticas, manera objetiva las características de los pro-
http://www.elrinconromantico.com/), o al gé- ductos que leen.
nero fantástico (http://www.librarything.es).
Otra muestra del uso de las nuevas tecnologías Los jóvenes de nuestra investigación son
para compartir las lecturas son las propuestas alumnos de entre 12 y 16 años de un instituto de
que hacen diversas instituciones para ofrecer es- Vilanova i la Geltrú, ciudad próxima a Barcelo-
pacios en la red que conecten a los lectores jó- na, en España. Los datos que reseñaremos aquí
venes, como por ejemplo el blog creado por la fueron obtenidos de los comentarios escritos de
Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Contene- los jóvenes sobre los libros que leyeron durante
dor de océanos, “una comunidad donde los jó- tres cursos académicos. Estos comentarios escri-
venes pueden compartir opiniones sobre los li- tos respondían a la consigna de aportar tres argu-
bros, películas y música”, como ellos mismos lo mentos que reflejaran la opinión sobre cada libro
definen (http://www.fundaciongsr.es/salaman- leído por cada lector. En total se analizaron
ca/blog), o bien el espacio creado en la comuni- 2.500 argumentos emitidos por los 80 jóvenes de
dad catalana Què llegeixes? [¿Qué lees?] la muestra durante tres cursos escolares y referi-
DICIEMBRE 2009

(http://www.quellegeixes.cat/).2 dos a 900 de los libros leídos por estos jóvenes.3

Estos espacios en la red propician que el Cabe destacar que en el contexto de la in-
lector pueda hablan sobre sus textos preferidos vestigación no se producía ningún tipo de me-
34 con lectores que leen lo mismo que ellos. Esto diación más allá de la demanda de escribir tres
argumentos; es decir, no se pretendía construir Diversas investigaciones apoyan el hecho
sentido colectivo sobre las obras sino ver cómo de que la experiencia de lectura de los jóvenes
se referían a los textos que leían y, en cierta ma- se relaciona estrechamente con la vida del lec-
nera, comprobar el impacto que les producían tor. Algunos de estos trabajos son cuantitativos
los textos literarios. En este sentido, las palabras y otros, con enfoques cualitativos. Por ejemplo,
del lector sobre los textos se producían en un es- Baudelot, Cartier y Detrez (1999) aseguran que
pacio intermedio entre lo académico y lo perso- para buena parte de los jóvenes, la calidad de
nal. Se producían en un entorno académico, pe- los textos es apreciada a partir de las categorías
ro se aproximaban a lo que podrían manifestar de percepción éticas y prácticas. Afirman:
en un entorno menos académico, puesto que no
se trabajaban los textos más allá de compartir Lo que cuenta es leer para hacer algo con la lec-
sus comentarios valorativos y puesto que los tura: buscar una información, incorporar una
experiencia, divertirse, etc. En este caso, el re-
textos estaban elegidos por ellos mismos.
cuerdo de la lectura es muy débil: ni el título ni
En efecto, estos datos informan sobre la ex- el autor se conservan en la memoria. El texto es
periencia de lectura natural y aplicada: natural un simple soporte, el pretexto de la lectura.
en el sentido de que no se tomaron las palabras (Baudelot, Cartier y Detrez, 1999: 157; la tra-
de los jóvenes en una secuencia de aprendizaje ducción es propia)
ni en una discusión para construir el sentido del Por su parte, Sarland (2003) muestra en su
texto, sino de sus formulaciones espontáneas al investigación cualitativa el modo como muchos
pedido de que escribieran su opinión sobre to- de los comentarios que hacen los jóvenes sobre
dos los libros que leían por medio de tres argu- los libros –y especialmente las chicas– reflejan
mentos que fundamentaran esta opinión; y apli- una proyección de la vida personal en los textos,
cada porque se refiere a la opinión sobre títulos como se evidencian en los siguientes comenta-
literarios determinados y leídos por el lector que rios a propósito de la lectura Una extraña con
opina sobre ellos. mi cara, de Louise Duncan: “Sí como, ya sabes,
Para categorizar el discurso valorativo de los la etapa en la que estamos en realidad, que sali-
jóvenes, se establecieron diversos niveles de ar- mos con alguien y, luego, ya sabes, terminamos,
gumentos, atendiendo, por un lado, a la utiliza- y los pleitos, cosas como ésas. Eso está pasando
ción de metalenguaje literario, y por el otro, aten- ahora”; “eso lo hizo parecer más real”, o bien
diendo al nivel de abstracción de los argumentos “ajá, te podías identificar más como ella” (Sar-
emitidos cuando opinan sobre los libros leídos, land, 2003: 166-167).
tanto en la escuela como fuera de las aulas.
Ahora bien, la diversidad de contextos y de
La mirada que proponemos realizar sobre el tradiciones educativas puede condicionar el tipo
discurso del lector está orientada a la descrip- de opinión y de argumentos que los jóvenes ar-
ción del hábito de lectura, de manera que apor- ticulan sobre los textos literarios; conscientes de
te información para completar el conocimiento este factor de influencia mostraremos determi-
sobre el lector adolescente. nados resultados extraídos de lectores de un
contexto específico, como ejemplificación del
tipo de discurso que puede articular el lector ju-
De la vida al texto venil sobre los textos.

Sarland (2003) titula “De la vida al texto” uno Para analizar los argumentos emitidos por
de los apartados de su libro La lectura en los los jóvenes, creamos tres niveles básicos de ca-
jóvenes: cultura y respuesta. Refiere así a la tegorías (desde la identificación hasta el texto):
facilidad con que el lector adolescente asocia 1. Nivel experiencial: argumentos que relacio-
sus experiencias personales a las historias litera- nan el libro con la experiencia personal y
rias que elige leer (textos populares o cultura
LECTURA Y VIDA

cotidiana del lector.


vernácula). Como dice Chambers (1990), los
lectores jóvenes “quieren que el libro se adapte 2. Nivel intermedio: argumentos que, de ma-
a ellos, tienden a preferir que el autor los tome nera implícita, poco consciente y sin utilizar
como ellos son, en lugar de ellos tomar el libro metalenguaje literario se apoyan en los tex-
como se les presenta”. tos leídos. 35
3. Nivel textual: argumentos que hacen refe- conocimiento de las características de los pro-
rencia a los textos literarios, formulados por ductos que leen. Pero podríamos pensar que los
medio de terminología literaria específica resultados reflejan, en definitiva, las caracterís-
(metalenguaje literario). ticas evolutivas de la etapa adolescente, en la
que el joven está progresando hacia la adquisi-
En la investigación fuente de este artículo,
ción de habilidades analíticas y de apreciación
estas categorías se dividieron en subniveles, pe-
estética.
ro lo hemos simplificado un poco en esta oca-
sión. Sin embargo, donde sea pertinente desa- Sin embargo, los discursos sobre los textos
rrollaremos mínimamente estas subcategorías, muestran ciertas diferencias que no son aleato-
que nos permitirán profundizar un poco en la rias sino que siguen unos patrones determina-
lectura de los resultados. dos, y al mismo tiempo se hacen evidentes cier-
El análisis del tipo de argumentos que emi- tas desigualdades (en las que la escuela podría
ten los jóvenes de nuestra investigación confir- intervenir) que afectan al discurso sobre los tex-
ma la necesidad de vinculación que siente el tos. Y los factores que marcan estas diferencias
lector joven entre su vida y el texto literario. son, principalmente, 1) el nivel sociocultural fa-
Los datos muestran que solo el 22% de los ar- miliar de los alumnos y 2) el nivel de solidez de
gumentos se refiere a elementos del texto como los hábitos lectores.
producto literario y estético (nivel textual) y el
28% se situarían en el nivel intermedio. Por
otro lado, el 50% de los argumentos de los jó- 1) En lo que se refiere al nivel sociocultural fa-
venes se sitúa en la relación que se establece miliar, según nuestra categorización, los jó-
entre la lectura del libro literario y la vida del venes que pertenecen a un contexto familiar
adolescente (nivel experiencial), discriminado poco letrado (nos basamos en los estudios
del siguiente modo: de los padres) formulan discursos menos ba-
sados en el texto literario: el 23% del total
a) hacia experiencias personales íntimas (el
de los argumentos que formulan estos jóve-
4,5%);
nes se sitúa en el nivel textual, mientras que
b) hacia hechos relacionados con su vida coti- para los adolescentes pertenecientes a un ni-
diana (el 31,3%); vel sociocultural familiar bajo, esta propor-
ción desciende al 18%.
c) hacia aspectos relacionados con la extensión
y la dificultad o facilidad de comprensión Sin embargo, esta diferencia se hace aun
de los textos (el 14,2%). más evidente en la capacidad de análisis valora-
tivo de las obras, si se observan las diferencias
Parece, pues, que el lector juvenil se aferra
en las subcategorías que establecimos dentro
a los elementos más tangibles, más conocidos,
del nivel literario. En efecto, los argumentos
más localizables de su vida que se proyectan en
que se sitúan en este nivel fueron clasificados
los libros y, en segundo término, a los relacio-
en el subnivel descriptivo, y analítico. El nivel
nados con la longitud del texto y las dificulta-
descriptivo se refiere a las valoraciones que se
des y facilidades de comprensión. En efecto, el
limitan a constatar características del texto (co-
joven lector relaciona el libro con sus referen-
mo, por ejemplo, “es un libro de fantasía”),
tes más próximos y los textos literarios –a juz-
mientras que el subnivel analítico incluye argu-
gar por la mayoría de encuestas sobre el hábito
mentos más abstractos que valoran la obra por
de leer– no forman parte de su vida. Por tanto,
aspectos textuales específicos (“me ha gustado
se apoya en lo que conoce para valorarlos, de
el libro porque explica las cosas en primera
manera que se sitúa en un tipo de experiencia
persona y así puedo saber qué piensa y cómo
lectora ordinaria y se distancia del modo de
actúa el protagonista según lo que observa”).
lectura sabia, como afirman Baudelot, Cartier y
Ahora bien, los jóvenes de entornos con fácil
DICIEMBRE 2009

Detrez (1999) basándose en la autopercepción


acceso a la cultura y a los libros pueden articu-
del lector sobre la actividad lectora.
lar un discurso más próximo a la valoración ob-
Podemos afirmar que mayormente los ado- jetiva de los textos (subnivel analítico) y, por
lescentes estudiados no suelen articular un dis- tanto, se sitúan en un nivel de abstracción un
36 curso sobre los textos que refleje un profundo poco más elevado (del 23% de los argumentos
situados en el nivel literario formulados por los queremos resaltar es que se producen unas
jóvenes de nivel familiar alto, el 5% se sitúa en el constantes, unos patrones claramente observa-
nivel analítico). Sin embargo, este espacio está bles. Por eso pensamos que la escuela puede ac-
prácticamente vetado a los adolescentes de entor- tuar en consecuencia, de manera afinada, para
nos familiares poco formados académicamente y, compensar desigualdades y formar lectores con
por tanto, con menos contacto y menos acceso a hábitos lectores sólidos.
los libros, puesto que estos jóvenes articulan
opiniones sobre los textos a partir de sus referen-
tes más próximos, entre los cuales no están los Experiencias de lectura diversas
libros. Del 18% de los argumentos de nivel tex-
tual formulados por estos jóvenes, tan solo el Somos conscientes de que valorar los textos en
0,5% de las opiniones se aproximan a una valo- relación con la vida personal o valorarlos en re-
ración analítica sobre los textos. lación con los elementos propios del texto no es
positivo ni negativo en sí mismo. Provocar la
proyección del lector en el texto y la reflexión
2) El hábito lector: leer más textos permite des- sobre la experiencia es una de las particularida-
marcarse ligeramente de la lectura experien- des de la literatura. Sin embargo, poder referir-
cial que relaciona las historias leídas con la se a los textos por medio de sus características
vida del lector y poder valorar entonces los literarias es otra dimensión de la experiencia
textos en sí mismos, según sus característi- lectora que provoca un tipo de “placer” lector
cas. Los datos muestran que este contacto distinto y, en algunos casos, amplía la compren-
permanente con los textos facilita la familia- sión sobre los textos.
rización con sus elementos prototípicos y,
por tanto su consideración al momento de La percepción de los jóvenes no es estática
leer libros y opinar sobre ellos. Veamos, en la en relación con los textos; es decir, no siempre
tabla siguiente, las diferencias entre lectores un mismo lector valora los diferentes textos con
fuertes y débiles en cuanto a la valoración de argumentos inscritos en un mismo nivel. De he-
elementos literarios (nivel textual) de los cho, es importante que un lector pueda tener ex-
textos leídos. periencias de lectura diversas, desde aquellas
muy vinculadas con su vida hasta la valoración
e interpretación literaria.
Jouve (1992) distingue tres maneras de ser
TABLA 1: Relación entre el hábito lector
lector: el lector liseur, que es el lector psíquico,
y el nivel textual
el que se deja llevar por la ilusión novelesca y
por los personajes de manera afectiva, identifi-
Lectores Fuer tes Estándar Débiles cándose con los personajes; el lector lectant,
excelentes que es el lector crítico, el que da mucha impor-
tancia a los códigos de la materia literaria para
Nivel 33,3% 16,6% 13,3% 11% comprender cómo funciona el texto; el lector lu,
textual aquel que pone en juego la ilusión referencial,
es decir que puede valorar porque tiene referen-
Excelentes: leen más de 15 libros por año; tes para hacerlo. Y un lector competente tendría
Fuer tes: entre 9 y 14; Estándar: leen entre 4 y que tener suficientes habilidades para poder go-
8 libros; Débiles: entre 1 y 4 libros por año. zar de las tres experiencias de lectura, según
Jouve.
Aunque otros estudios (Baudelot, Cartier,
Según estos datos, pues, la habilidad de leer Detrez, 1999, por ejemplo) también han consta-
LECTURA Y VIDA

de manera objetiva, distanciada de la vida perso- tado la vinculación de la lectura con la vida per-
nal y cotidiana, parece casi exclusiva de los jó- sonal del lector, al menos hasta los 16 años, es
venes que han adquirido experiencia lectora al interesante ver que existen lectores jóvenes (co-
leer muchos textos, y de los que han vivido en mo lo ha revelado nuestro estudio) que acceden
entornos familiares letrados. Es evidente que a otros tipos de lectura. En este sentido, nues-
hay excepciones a esta afirmación, pero lo que tros datos muestran que los lectores que pueden 37
combinar diferentes experiencias lectoras son mismos. Los siguientes argumentos (por orden
los lectores que tienen un hábito lector más con- de aparición) son los más habituales:
solidado. Sin embargo, es preciso señalar que
los lectores débiles (con hábito lector poco con- a) “Me gustó porque es un libro realista”;
solidado) casi nunca pueden realizar miradas “me gustó porque es de intriga”. Se trata de
analíticas hacia el libro, ya que su bagaje lector referencias al género (especialmente al gé-
es insuficiente para desarrollar esa perspectiva. nero realista, de intriga, de aventuras o fan-
Así, estos lectores están encasillados en un tipo tástico) y es el tipo de argumento más nu-
de experiencia literaria casi exclusivamente vin- meroso.
culada con su vida personal, y no pueden gozar b) “El argumento es muy original”; “está bien
de experiencias lectoras diversas. porque es una niña escribiendo un diario
personal”; “no me gustó el final”. En este
Así, son los lectores débiles y los jóvenes de caso, se hace referencia a otros elementos de
entornos familiares poco letrados quienes suelen la construcción narrativa (el argumento, el
presentar argumentos de los siguientes tipos: final, el narrador y la voz narrativa, el tono).
a) “Me gusta porque va de jóvenes como yo”; c) “No me gustó porque al principio era muy
“me gusta porque trata de chicas de mi descriptivo y te acabas perdiendo, aburrien-
edad”. En este tipo de argumentos, los lec- do”, “tiene poemas insertados que explican
tores se identifican con la historia por medio lo que pasa”; “me ha gustado porque la na-
de la edad o el sexo de los personajes. rración es en primera persona y así puedo
saber qué piensa y como actúa según lo
b) “Me gusta porque habla sobre que observa”; “me gustó que en ca-
un programa de TV que mi- da cuento hubiese una morale-
raba cuando era peque- ja”; “me ha gustado porque
ña”. En este caso, se está muy bien organizado en
identifican con anéc- el tiempo que pasa y tam-
dotas concretas de su bién es realista”. Estos
vida. son los argumentos me-
nos numerosos; conlle-
c) “Me ha gustado por- van referencias a elemen-
que es divertido”; “es tos constructivos de la
bonito”; “es aburri- historia con cierto nivel de
do”; “cautiva leerlo”. abstracción.
Cuando se elaboran es-
tos argumentos, el libro se Las diferencias entre am-
asocia con otras actividades bos tipos de lector son notables
de ocio (la mayoría de los argu- en cuanto a la manera en la que vi-
mentos son de este tipo). ven la lectura literaria y en cuanto a la
capacidad de caracterizar lo que leen y, por tan-
d) “Me gustó / no me gustó porque es breve / to, también en cuanto a la comprensión de los
porque es extenso”; “me costó entenderlo”, textos literarios.
“es difícil”, “te pierdes” // “tiene un voca-
bulario muy amplio”; “hay tantos persona-
jes que no lo entiendo”. Según estos argu- ¿En qué elementos del texto
mentos, los lectores tienen una idea de la
lectura vinculada a su facilidad o dificultad
se fijan los jóvenes?
de comprensión o con su extensión.
Los elementos en los que los lectores fijan su
atención muestran de alguna manera sus cono-
DICIEMBRE 2009

En cambio, los jóvenes que han leído mayor cimientos sobre la lectura, que emergen de ma-
cantidad de obras, los lectores fuertes y de entor- nera espontánea cuando formulan las opiniones
nos letrados, pueden tener experiencias de lectu- sobre los libros leídos. A su vez, cuando escri-
ra como las anteriores, pero a la vez, también tie- ben sus argumentos, se hacen conscientes de sus
38 nen más elementos para valorar los textos en sí conocimientos y los construyen paulatinamente.
Como afirma una alumna, “escribir mi opinión elementos constructivos más específicos (na-
sobre los libros me ayuda a reflexionar y a pen- rrador, tiempo, final). Finalmente, se refieren a
sar sobre ellos”. aspectos más intangibles como el tono (ironía,
humor) o el estilo. Vale la pena destacar que el
Nos centraremos ahora en los elementos a
narrador, en tanto elemento constructivo, apare-
los que los jóvenes de nuestra investigación se
ce con mayor frecuencia que otros elementos
refieren recurrentemente al hablar de los textos.
como el tiempo, la estructura o el final. Por otro
Los elementos que emergen más fácilmente lado, el narrador es citado normalmente cuando
son aquellos que permiten al lector ubicar el es en primera persona y cuando adopta el punto
texto en un género narrativo determinado (se de vista del protagonista, como un elemento de
refieren en el 50% al género narrativo al que identificación del lector con la historia.
pertenece cada obra); es decir que manifiestan
El hecho de que los jóvenes se fijen espe-
que los libros les gustan o no les gustan según
cialmente en aspectos generales y tangibles
el género al que pertenecen: “me ha gustado /
puede reflejar su inseguridad frente al texto lite-
no me ha gustado el libro porque es de fantasía
rario y cierta escasez de recursos para referirse
/ porque es realista / porque es de aventuras”,
a ellos.
etcétera.
En segundo lugar, hacen referencia a los ele-
mentos constructivos de la narración que po-
dríamos considerar menos connotados literaria-
En la escuela
mente porque son de uso “común” en el lengua-
je cotidiano (personajes y argumento); en tercer La alfabetización de la población siempre ha te-
lugar, con menos frecuencia, recurren a otros nido relación con las posibilidades de acceso a

ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE LECTURA


Organismo Consultor de Unesco
Presidenta Consejo Directivo
Kathryn Au 2007-2010
SchoolRise, LLC Donald J. Leu, University of Connecticut
Honolulu, Hawaii, EE.UU. Storrs, Connecticut, EE. UU.
Taffy E. Raphael, University of Illinois at Chicago
Chicago, Illinois, EE. UU.
Presidenta electa D. Ray Reutzel, Utah State University
Patricia A. Edwards Logan, Utah, EE. UU.
Michigan State University
East Lansing, Michigan, 2008-2011
EE.UU. Janice F. Almasi, University of Kentucky
Lexington, Kentucky, EE. UU.
Rizalina C. Labanda, Sts. Peter and Paul, Early Childhood Center
Laguna, Filipinas
Vicepresidenta
Victoria J. Risko Marsha M. Lewis, Duplin County Schools
Kenansville, North Carolina, EE. UU.
Peabody College
of Vanderbilt University 2009-2012
Nashville, Tennessee, Karen Bromley, Binghamton University, SUNY
LECTURA Y VIDA

EE.UU. Binghamton, New York, EE. UU.


Brenda J. Overturf, University of Louisville
Louisville, Kentucky, EE. UU.
Director Ejecutivo Interino Terrel A. Young, Washington State University
Mark Mullen Richland, Washington, EE. UU.
39
los libros. Sin embargo, En estos programas,
este acceso no se hace los estudiantes disponen
evidente de manera cla- cada día de un tiempo
ra hasta mucho después de lectura libre, de ma-
del inicio del proceso nera que eligen libros de
alfabetizador e incluso una oferta amplia, deci-
ahora, sobre todo en las den el ritmo de lectura,
aulas de secundaria, el abandonan los textos
desarrollo de hábitos que menos les gustan y
lectores por parte de leen sin tener que dar
muchos jóvenes se re- cuenta de lo leído en
duce a la lectura de frag- ningún trabajo escolar.
mentos o, en el mejor de los Las lecturas que leen los
casos, de una obra literaria completa obligatoria alumnos en este tipo de proyectos se sitúan, pues,
por trimestre4. Sin embargo, esto no garantiza en un espacio fronterizo entre la lectura personal
que adquieran un bagaje lector lo suficiente- y la lectura escolar (es decir, la trimestral obliga-
mente amplio, sobre todo considerando que en toria, que podría ser una lectura guiada).
la adolescencia disminuye notablemente la pre- Tomaremos como ejemplo datos de lectores
sión social y familiar hacia la lectura. de nuestra investigación que tuvieron acceso a
Una de las estrategias que favorece el au- un programa de lectura libre frente a alumnos
mento de la lectura es la aplicación de progra- que no tuvieron acceso a él para mostrar que es-
mas de lectura libre en las aulas. Estos progra- ta estrategia contribuye de manera notable a que
mas fueron propuestos por Lyman Hunt en los lectores puedan opinar de manera fundamen-
1960, se extendieron durante la década de los tada sobre los textos que leen. En este sentido,
setenta y actualmente se aplican de manera sis- los datos muestran cómo determinadas actuacio-
temática y generalizada en la mayoría de insti- nes escolares dirigidas al aumento de las situa-
tutos de los Estados Unidos con diferentes va- ciones de lectura pueden incidir en el progreso
riantes (sustained silent reading [SSR]; free vo- de las habilidades interpretativas del lector.
luntary reading [FVR]; drop everything and En la tabla que sigue se constatan los efectos
read [DEAR], entre otras citadas por Gardiner, de la actuación docente, pues se presenta la dife-
2001).5 Actualmente, muchos centros los ponen rencia entre los alumnos de los grupos que for-
en práctica, pero no todos, de manera que hay maron parte del proyecto de lectura libre desde el
cierta desigualdad de oportunidades. primer curso y los jóvenes que no gozaron de él.

TABLA 2: Incidencia de la actuación escolar en los hábitos lectores

Grupo incluido en Grupo no incluido


el proyecto de en el proyecto de
lectura libre lectura libre

Argumentos relacionados 47,5% 55,8%


con la experiencia vital del
lector

Argumentos relacionados Literarios 19,3% 19%


con las características de los
textos Analíticos 3,6% 0,8%
DICIEMBRE 2009

TOTAL de argumentos 22,9% 19,8%


relacionados con las
características de los textos
40
Como pasaba con otras variables (nivel so- En definitiva, los resultados que se han
ciocultural familiar y volumen de lectura), se mostrado hasta aquí dibujan un mapa sobre la
establece una clara frontera entre los grupos que experiencia lectora de los adolescentes en el
disponían de libros en el aula y los que no tenían que destaca su inseguridad y su escasez de re-
esta oportunidad cuando se analizan los resulta- cursos para referirse a las características de los
dos para los argumentos analíticos. La contun- textos literarios, lo cual deja un amplio margen
dencia de la diferencia que se percibe (del 3,6% de actuación a la institución educativa. Aunque
en el grupo que participaba del proyecto al 0,8% la base para que el lector adolescente mejore
del grupo que no estaba incluido en él) refuerza sus hábitos de lectura consista en el aumento de
la idea de que la variable proyecto de lectura es- la cantidad de lo que lee, si en la escuela se vin-
colar libre es la más activa en cuanto a generar cula esta idea con la capacidad de caracterizar
en el lector una mirada analítica sobre el texto. los textos, se aprovecharía el espacio escolar
El motivo más probable de esta diferencia es el dedicado a la lectura literaria.
aumento de la cantidad de textos leídos.
Cabe destacar que el instituto donde se reali-
De todas formas, queremos subrayar que si zó esta investigación no sigue una tradición so-
bien el acceso a los textos provoca un aumento bre la enseñanza de la literatura basada en las
en el nivel de lectura analítica, la cifra parece discusiones sobre los textos, ni incide especial-
aún excesivamente baja (3% de argumentos mente en el progreso de las habilidades valorati-
analíticos y 19% de literarios). Esto permitiría vas sobre los libros; por este motivo, sería inte-
afirmar que con el acceso a los textos y la opi- resante indagar sobre otras tradiciones escolares
nión espontánea no basta, de manera que sería claramente situadas en metodologías opuestas,
necesario establecer mecanismos que permitie- de modo de contrastar estos resultados.
sen avanzar desde este punto de partida.
Por otra parte, el hecho de que el aumento
de la lectura por medio de la oferta escolar pro-
voque un cambio en la apreciación que el lector
Notas
hace sobre de los textos permitiría también
compensar la diferencia inicial entre la percep- 1. Nos basamos en la comparación del currículo de
ción de la lectura que tienen los chicos y chicas seis países de distintas tradiciones pedagógicas:
de contextos familiares poco letrados y los jóve- Argentina, Bélgica (parte francófona), Gran Bre-
nes provenientes de familias más lectoras. Los taña, Francia, México y Portugal. Puede leerse el
estudio completo en Durán y Manresa (2009).
efectos de la actuación escolar pueden contri-
buir también, pues, al acercamiento progresivo 2. Todas las direcciones web citadas en este artículo
hacia la lectura estética y a la compensación de han sido consultadas el día 13 de julio de 2009.
las desigualdades sociales. 3. Los resultados que se presentan forman parte de
Otra cuestión significativa es que, según es- una investigación más amplia sobre los hábitos
tos datos, el lector juvenil es muy permeable a lectores de los adolescentes, tomando en cuenta
sus tres dimensiones (cantidad de textos leídos,
estímulos externos que busquen ampliar sus há-
diversidad y valoración de los textos). Se trata de
bitos lectores, como en nuestro caso, y que, por una investigación longitudinal en la que se tu-
lo tanto, inciden de manera indirecta pero indi- vieron en cuenta todos los libros leídos por 80
sociable en la formación del lector. jóvenes, durante sus tres primeros años en la
Observar y analizar el punto de partida de Educación Secundaria Obligatoria (12-15 años)
los alumnos en su mirada hacia los textos pare- del sistema educativo español. Los jóvenes que
formaron parte de la muestra estudiaban la Edu-
ce un buen comienzo para planificar la lectura
cación Secundaria Obligatoria en un centro de
literaria de obras completas en la escuela, en Vilanova i la Geltrú, población situada cerca de
particular si queremos formar lectores que sean Barcelona (España); los datos se recogieron du-
LECTURA Y VIDA

capaces de tener diferentes experiencias con la rante los cursos 2004/05; 2005/06 y 2006/07. Es-
lectura y que sean competentes para actuar y ta investigación constituye la tesis “Els hàbits lec-
participar en contextos sociales culturales de to- tors dels adolescents. Efectes de les actuacions
do tipo, como por ejemplo los nuevos espacios escolars en les pràctiques de lectura” [Los hábitos
de socialización lectora que están proliferando lectores de los adolescentes. Efectos de las actua-
en Internet. ciones escolares en las prácticas de lectura], de 41
Mireia Manresa Potrony, dirigida por Teresa Co- Krashen, S. (1993). The Power of Reading. In-
lomer (UAB, 2009). sights from the Research. Englewood (Colora-
do): Libraries Unlimited, Inc.
4. Constatamos la tradición de programar una obra
literaria trimestral de manera generalizada y sis- Lebrun, M. (2004). Les pratiques de lecture des
temática en algunos países europeos como In- adolescents québécois. Quebec: MultiMondes.
glaterra, Francia, España, Bélgica o Portugal; en
Manresa, M. (2009). Lecturas juveniles: el hábito
cambio, parece que esta tendencia no está tan
lector dentro y fuera de la escuela, Textos de Di-
generalizada en otros países europeos ni en La-
dáctica de la Lengua y la Literatura, 51: 44-54.
tinoamérica. Puede leerse un estudio comparati-
vo sobre la programación de las obras literarias Manresa, M. (en prensa). La construcción de iden-
completas en las aulas en Durán y Manresa tidades a través de la lectura adolescente: una
(2009). pauta para la actuación escolar. Actas del V
Congreso Internacional de ANILIJ, León, España
5. Diversos estudios en el contexto estadounidense
(noviembre de 2007).
han documentado algunos de los efectos de estos
programas, como por ejemplo: Krashen, 1993; Manuel, J. y D. Robinson (2002). What are teena-
Smith, Constantio y Krashen, 1996; Caldwell y gers reading? The findings of a survey of teena-
Gaine, 2000. ger's reading choices and the implications of the-
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Smith, C.; B. Constantio y S. Krashen (1996). Diffe-
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Hunt, Children's Literature. The Development
of Criticism. Londres: Routledge.
CIDE (2003). Los hábitos lectores de los adoles-
centes españoles. Madrid: CIDE (Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte). Este artículo fue recibido en la Redacción de LECTURA
Y VIDA en mayo de 2009 y aceptado para su
Durán, C. y M. Manresa (2009). Entre países: la ac-
publicación en agosto de 2009.
ción educativa en nuestro entorno. En T. Colo-
mer, Lecturas adolescentes. Barcelona: Graó.
Federación de Gremios de Editores de España
(2007). Informe sobre el sector editorial español.
Año 2007. Recuperado en noviembre 2009 en
http://www.federacioneditores.org/0_Resources- * Licenciada en Filología Catalana y Doctora en
/Documentos/Informe_Sec- Didáctica de la Lengua y la Literatura por la
tor_Editorial_Espanol2007.pdf Universidad Autónoma de Barcelona (2009).
Docente de Nivel Medio, del Departamento de
Gardiner, S. (2001). Ten minutes a day for silent rea-
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Grupo Lazarillo (2004). Lecturas y lectores en la en Libros y Literatura para niños y jóvenes
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Consejería de Educación (Gobierno de Canta- UAB.
bria).
DICIEMBRE 2009

Hall, C. y M. Coles (1999). Children's Reading


Para comunicarse con la autora:
Choices. Londres: Routledge.
mireia.manresa@uab.cat
Jouve, V. (1992). L'effet personnage dans le ro-
man. París: Presses Universitaires.
42
55a Convención Anual
de la Asociación
Internacional de Lectura
Leer en muchas lenguas
25 al 28 de abril de 2010
CHICAGO, I LLINOIS, EE.UU.

Asociación Internacional de Lectura


800 Barksdale Road, P.O. Box 8139
Newark, DE 19714-8139, Estados Unidos
www.reading.org

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