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Terapia sistémica individual, Boscolo

El diálogo:

Las hipótesis son un instrumento útil en la conducción de las sesiones, ya que permiten al
terapeuta conectar las informaciones, significados y acciones que surgen en el dialogo

Es importante seguir valorando la aceptabilidad (no la veracidad) de las


hipótesis y seguir cambiándolas con el tiempo, para enriquecer el discurso con
diferentes tanteos y puntos de vista alternativos, como también para no caer
en la objetivación (reification), es decir, en la trampa de la “hipótesis
verdadera”, que introduciría rigidez y cerraría el discurso.

Puntos de referencia para la hipótesis del terapeuta:

En qué elementos nos basamos para construir las hipótesis y las intervenciones?

Teoría, experiencias clínicas y personales que pueden cierto grado de coincidencia con la situación
del momento. No obstante, desde este modelo se proponen puntos de referencia que le dan
sentido a los elementos mencionados previamente y los conectan entre sí, que son el tiempo, el
apego, el espacio, la pertenencia, el poder y el género

Tiempo: Hay que definir el horizonte temporal del paciente, si su problema está en el pasado
(como en el caso de la depresión), en el presente o futuro.

Dos puntos de referencia importantes para el terapeuta son el tiempo sincrónico y el tiempo
diacrónico, es decir, la exploración de los momentos de una historia en relación con su desarrollo
total. En otras palabras, el terapeuta puede avanzar y retroceder en el tiempo cuando investiga la
historia del cliente o analiza la relación terapéutica, deteniéndose (como si utilizara un zoom) en
acontecimientos o significados particulares del pasado, el presente y el futuro, conectándolos en
la construcción de una hipótesis o de una intervención.

Espacio: En el caso del cliente, nos interesamos en su relación con el espacio que lo rodea y en
particular en las distancias o proximidades, es decir, en sus compromisos emotivos y afectivos
con las personas y las cosas.

Apego: Según Wynne, en ausencia de un buen apego básico, o en presencia de carencias afectivas
graves, se presentarían serias dificultades en la vida de relación, es decir, en la comunicación (el
intercambio cognitivo y afectivo de las experiencias), la solución compartida de los problemas y la
mutualidad.

Poder: El modelo sistémico que se utilizaba antes fue tildado de justificacionista, ya que el
terapeuta conectaba los comportamientos de la víctima y el agresor de acuerdo a una causalidad
circular, lo que los ponía en el mismo nivel. Se critica el modelo sistémico de Bateson, el cual dice
que tanto victima como agresor co-creaban una relación de violencia. Bateson planteaba que el
poder era un error espitemologico, y creía que ningún individuo ejercia unilateralmente poder
sobre otro. En este sentido, se recurre a focault, el cual plantea que se debe analizar y deconstruir
el discurso, en donde algunas ideas, narraciones o acciones pueden llegar a ser dominantes a
expensaas de otros. Esto ayuda al terapeuta a estar consciente de que su discurso está
influenciado por relaciones de poder, y también, reconocer que el mismo y sus clientes están
influenciados por narrativas dominantes de las estructuras sociales en las cuales están insertos

Género: El género está conectado al problema del poder, pero también a la identidad
personal. A veces se pueden constituir un desarrollo de una identidad solida y equilibrada,
en personas que tienen géneros divergentes, y en otro caso, se pueden generar conflictos
insuperables que tienen efectos en el autoestima, y además pueden contribuir a desarrollar
trastornos personales y relacionales. Es importante que el terapeuta esté consciente de sus
prejuicios y los del cliente en relación con la identidad sexual

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