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Siete claves para la prosperidad DIVINA

Muchas veces hemos explicado cómo nuestras creencias determinan nuestra forma de ser en el
mundo.
Por supuesto que no todo depende de nosotros, apenas si tenemos control voluntario y consciente
sobre una pequeña porción de nuestra existencia.
Sin embargo, a veces hasta esa parcela de real poder la malgastamos o desaprovechamos.
Nos llenamos de creencias que nos atormentan, nos aprisionan, nos niegan la felicidad.
Nos convencemos de mandatos que sirven para mantenernos empobrecidos, disminuidos,
amargados, enfermos.
Hasta nos hacemos cómplices de nuestro sufrimiento al impedir, conscientemente o no, el disfrute,
el desarrollo, la plenitud.
Permíteme darte ahora unos breves lineamientos que tienen la finalidad de desbloquear creencias
nocivas para de esa forma involucrarte en tu próximo éxito y felicidad.
Con estos pasos espero que consigas despejar tu mente, ordenar tu corazón, unificar tus
dimensiones internas y externas, así llegará a ti el dinero, la salud, el amor, la tranquilidad, el
bienestar, la bendición, el SHALOM.
Supongo que no rechazarías nada de ello, ¿no?
¿Y si te dijera que lo tienes todo a mano?
Vamos, acompáñame a este breve recorrido.
1. SÉ SOLIDARIO.
Cuando das, sin esperar NADA a cambio, estás concentrando tus fuerzas hacia el lado correcto.
Podrías verlo como una cuestión mística, que trasciende el intelecto humano y queda en manos
de la justa retribución Divina, que acredita que el que da luego recibe con creces.
Pero, también puedes verlo de una manera simple, concreta, humana y comprobable.
Aquel que tiene su corazón, mente y manos en ánimo generoso, ¡realmente generoso!, no anda
perdiendo el tiempo y las energías con quejas, reclamos, envidia, deseo de venganza, rencor,
temor a pobreza, inconductas o cuestiones similarmente negativas. La generosidad es un bálsamo
para tanta amargura que corroe al ser desde el interior, desde el EGO.
Entonces, cuando tenemos una conducta habitual, frecuente, periódica de donar a causas nobles
(serjudio.com y FULVIDA.com entre ellas), sin pretender comprar con ello paraísos, ni dispensas
de parte de santos, ni recibir una compensación material cual sea de parte del Eterno, estamos
despejando nuestro sistema de ondas negativas, armonizando nuestro ser, llevando el Shalom a
cada rincón.
Esto nos sintoniza con el bien, con la prosperidad, con el éxito, con el darse cuenta de lo que uno
tiene y saber aprovecharlo para obtener verdadero placer.
Entonces, comparte de lo tuyo con aquel que lo necesita. Sea una persona pobre, aquel que no
tiene para el sustento, la institución educativa que anda a menudo en zozobras, tal como con los
que de una u otra forma contribuyen al verdadero bienestar tuyo y del colectivo.
Da, con nobleza, con generosidad, sin esperar NADA a cambio, con amor, sin miedo a
empobrecerte por ello, porque estás forjando así tu sendero a la felicidad.
(Tienes innumerables enseñanzas acerca de AMOR y tzedaká (CARIDAD )
2. ILUMINA y LIMPIA.
Muchas personas viven en el dolor y el sufrimiento porque creen que ser feliz es malo, que el
dinero es pecado, que el éxito conduce al infierno, que no tienen merecido disfrutar, que si se
deleitan algo malo les puede ocurrir a ellos o a alguien que amen, y cuestiones similares.
Están cercados por esas creencias que los debilitan y empobrecen.
Les espanta lo que les da gozo y bienestar.
Suena extraño, ¡pero es muy frecuente!
Quizás hasta te esté pasando a ti también.
Si una vocecita perversa en tu interior te taladra con la creencia que disfrutar es malo, que alguna
desgracia lloverá si te diviertes, si pasar bien es pecado, seguramente que algún mecanismo
inconsciente estará funcionando para hacerte tropezar y no alcanzar nunca el éxito, y de llegar a
alguna victoria ya te encargarás de transformarla en derrota.
Esto ocurre en determinaciones “importantes”, así como en las que pueden ser consideradas
banales.
Mira un ejemplo corriente. Sabes que estás excedido de peso, que tu salud podría mejorar bajando
un poco esos kilos y tonificando tu organismo. Entonces con determinación de jabalí anuncias “el
lunes empiezo la dieta y esa misma noche empiezo el gimnasio”. Quizás ni siquiera llegaste al
lunes y ya acudieron miles de excusas para descuidar tu salud. Te dijiste cosas tales como: bueno,
el otro lunes es mejor; este jueves es el cumpleaños de X, ¿para qué voy a empezar la dieta si a
los dos o tres días ya la interrumpo?; uf, me canso terrible en la cinta caminadora, creo que primero
bajo treinta kilos y después empiezo el entrenamiento físico; un chocolatito son 110 calorías,
¡vamos, qué son 110 calorías!
No digas que no te suena conocido… ¡no me lo digas! Sabes que sí.
Y así con dejar de fumar, cambiar de empleo, mejorar tu relación conyugal, corregir a tus hijos,
terminar la carrera universitaria, buscar trabajo, llamar a X cliente, arreglar la instalación eléctrica,
visitar a tu abuela, ser feliz y gozar de la bendición que fluye constantemente sobre ti.
La vocecita del EGO que te somete, te hace creer que eres malo, pecador, impotente, incapaz de
disfrutar, inmerecedor del bien, egoísta, poco “religioso”, innoble, etc.
Sí, el EGO te hace creer que no te mereces la felicidad, ni el dinero, ni el bienestar, ni estar en
paz.
Incluso, si de algún modo tienes dinero, bienes, un buen pasar material, por ahí crees que algo
malo te pasará por ello, o te mereces castigos, o lo perderás entonces eres avaro en exceso, o…
impotencia y sufrimiento.
¿Te parece que con estas creencias podrás alcanzar el verdadero éxito y disfrutar de él?
Ilumina dentro de tu mente, despeja esas creencias, reconoce que las tienes pero que no son
verdaderas.
Analiza tus pensamientos, descubre a esos intrusos malhechores, detéctalos y evapóralos.
Ni les des cabida.
Recoge la vela del conocimiento y razonamiento, pasea por los pasillos de tu pensamiento,
encuentra los rastros de EGO que son como trampas para ti.
Recoge todo ello, envuélvelo muy bien y échalo al fuego para siempre.
Entonces, podrás estar limpio de creencias nocivas y disfrutar del dinero, la compañía, los bienes,
todo con lo que eres bendito.
(Tenemos algún material publicado sobre BEDIKAT y BIUR JAMETZ, actos simbólicos previos a
la festividad de PESAJ que sirven para comprender mejor este paso así como su vínculo con la
libertad).
3. ACCIÓN.
Dios nos puso en este mundo para hacer uso de nuestras capacidades multidimensionales.
Si Él hubiera querido que viviéramos de milagros y hechos sobrenaturales, sería evidente que
tendríamos poderes mágicos y no manos, brazos, piernas, etc.
Nuestro cuerpo nos permite el contacto con el mundo sensible, pero también la acción.
Por lo cual, no es solamente cambiando las creencias, limpiando las que obstaculizan y
fortaleciendo las que bendicen, como llegaremos al éxito, a la bendición. Debemos hacer, actuar,
realizar y no solamente soñar. No es con amuletos, ni palabras misteriosas, ni consultando a gurús
místicos, ni adorando santos, ni cartitas al muro, ni velitas supersticiosas, ni pidiendo que llueva
café en el campo… nada de ello tiene real poder.
Por supuesto que un buen plan es útil, organizarse, evitar el caos, la creatividad, la confianza, el
rezo de petición, el pensamiento positivo, todo ello es útil. ¡Pero no suficiente!
Hagamos lo que está a nuestro alcance, sin angustiarnos por lo que no podemos ni debemos
controlar. Tú planifica, usa la inventiva, básate en los modelos que funcionan, prepárate, propón
alternativas, remángate y a trabajar.
Es simple, si no siembras, difícilmente coseches.
Si siembras mala semilla, es dudoso que tu beneficio sea provechoso.
Si te quedas aguardando a ver por las condiciones óptimas, nunca llegará el día perfecto.
Si pretendes que un gran cordón umbilical celestial te alimente de manera constante, es hora de
crecer.
¿Cuándo?
¡Ahora!

4. DEFINE TU REALIDAD.
Hace rato que sueñas con el dinero, pero… ¿tienes idea para qué? ¿Y, por qué? ¡Interpreta
correctamente tus sueños! Sea aquellos productos del dormir, o los que se fabrican despierto. El
sueño debe ser sabiamente leído y comprendido.
Supones que te mereces X objeto/relación que por fin te hará feliz, ¿cómo lo sabes?
Ese trofeo que te quita la paz es lo que tanto te desilusiona.
En vez de imaginar a quién pretendes humillar con tu dinero, cuáles asuntos extravagantes
comprarás, qué relaciones interesadas se acercarán ahora a ti, cuáles placeres exóticos
finalmente te darás, ¿por qué no defines tu realidad actual y aquella que sientes te dará
satisfacción?
Tal vez puedas darte cuenta que ya eres rico, aunque no te sobre el dinero. Por ahí descubres
que con mucho menos podrás sentirte feliz, y por ello no te embarcarás en aventuras peligrosas
y poco saludables. Quizás entiendas que no serás dichoso al rodearte de gente que lisonjea tu
dinero, amigos de tu fortuna, falsas amistades. Piensa bien, para qué quieres eso que tanto
anhelas y te desvives por ello; si hasta te despiertas y reconoces que es una vana pérdida de
tiempo y energía, y ya aquí y ahora estás capacitado para disfrutar la bendición que llueve sobre
ti.

5. UNO Y OTRO.
Una de nuestras dimensiones es la social. Nosotros somos formado por el colectivo y al mismo
tiempo lo formamos a él.
No es bueno vivir desprendido de tu comunidad. Tampoco lo es aferrase a una que te mantiene
sometido, en impotencia, encadenado a creencias que asesinan tu alma.
Entonces, a la hora de caminar por el sendero de tu éxito, será imprescindible evaluar si tus
compañías actuales son las que te fortalecen o debilitan.
También, es bueno obtener consejo, asistencia, enseñanza, orientación, amonestación, apoyo,
todo lo que sea necesario.
No permitas que la creencia de un falso súper poder, producto del EGO, te mantenga en el
fracaso.
Así como te aconseje ser solidario, no impidas que otros lo sean contigo. Esa apertura es también
una forma de solidaridad.
Entonces, si no puedes más con tu carga, consulta con el psicólogo. Si tienes dudas, pregunta al
entendido. Si quieres un consejo comercial, encuentra al exitoso que te brinde una orientación. Si
te sientes indispuesto, llama al médico. Si estás solo, ¿por qué no compartes con un amigo? Y
claro, ¡no dejes de lado a tu familia!
Hay tanto “exitoso” que nada en millones, que sumerge a su familia en bienes y servicios
onerosos, pero él para ellos, no está. Es un pobre tipo, ellos un pobre grupo.

6. GRATITUD.
Es clave para la felicidad y el Shalom.
Comienza agradeciendo, termina agradeciendo, en medio agradece.
Con sinceridad.
Toma conciencia de todo lo que tienes para agradecer, incluso aquello que te pasó inadvertido
hasta ahora.
Agradece, no sabes cuánto ganas con ello.

7. AQUÍ Y AHORA.
No más quejas. No más excusas. Tampoco busques que otro haga tu parte. No esperes sentado
al milagro. ¿Mañana, quién te dice que tienes un mañana? No te escurras en planificaciones
detalladas que son un fiasco. No pretendas la perfección. No esquives tu compromiso. Deja de
echar culpas o sentirte culpable. No reproches. El temor, ¿te sirve para algo?
Si no ahora, ¿cuándo?
Si no tú, ¿quién?
Solamente tú, ¿te parece?

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