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La deforestación
Los árboles ayudan a purificar el aire. Sin embargo, en las últimas décadas hemos
asistido a la desaparición de cientos de bosques en el mundo. Se calcula que
cada año desaparece una extensión similar al territorio de Panamá o Portugal.
Ante este panorama, los efectos de los gases que se encuentran en el aire son
más notorios y pueden causar graves enfermedades para las especies
terrestres. Y no digamos, como a veces dicen nuestros hijos e hijas, “yo no he
sido”, porque la ONG Mighty Earth indicaba recientemente que existe una
estrecha relación entre la deforestación y la alimentación, ya que, por ejemplo, se
están extendiendo los monocultivos de soja (más de un 70% de la producción
mundial de soja se destina a pienso para la ganadería).
En la Unión Europea, por ejemplo, cerca de 20.000 personas mueren cada año a
causa diferentes tipos de contaminación. Esto se debe, principalmente, a la
emisión de gases contaminantes tóxicos en el ambiente, que causan irritación en
los ojos y problemas en las vías respiratorias, además de fatigas, migradas y una
serie de enfermedades cardiovasculares. ¿Cómo sucede esto? Pues bien, debido
a la emisión, las partículas de humo y polvo que yacen en el aire ingresan al
cuerpo y se alojan en los pulmones, donde empiezan a producir daños graves.
Los principales afectados son los ancianos, los niños y personas que tienen
problemas respiratorios, aunque es posible que las demás personas puedan
resultar igualmente afectadas. En otros casos, personas que no tienen acceso a
agua potable o cocinan con estufas de combustión de carbón o leña también
podrían verse afectadas.
Consecuencias en el clima y el ambiente
Riesgos
EPOC, CÁNCER, GRIPE Y NEUMONÍA
Un estudio de la OMS atribuye a la polución el 6% de las muertes prematuras
por cáncer de pulmón y el 14% de las originadas por Enfermedad Pulmonar
Obstructiva Crónica (EPOC). Se calcula que más de dos millones de personas
sufren EPOC en España, pero un 70% no lo sabe. "Inicialmente, aparece tos,
expectoración y ahogo al aumentar la actividad física. Pero a medida que la
enfermedad progresa, los síntomas de falta de respiración y cansancio empeoran,
con lo que el enfermo ve cada vez más limitada su capacidad física y deja de
hacer tareas que le suponen esfuerzo, incluso vestirse o bañarse", advierte la
neumóloga Isabel Urrutia, de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía
Torácica.
ALERGIAS RESPIRATORIAS