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UNIVERSIDAD INCA GARCILASO DE LA

VEGA
Nuevos Tiempos, Nuevas Ideas.

FACULTAD DE PSICOLOGIA Y TRABAJO SOCIAL

TITULO DEL TRABAJO: Aparato Psiquico

CURSO: Técnicas Proyectivas I

AUTORA: ERESVITA OLIVARES ZUTA

CODIGO: 099877820

1
DEDICATORIA

A mis padres por apoyarme en todo lo que me propongo y a mis Profesores.

2
INDICE

RESUMEN………………………………………………………………………………….4

INTRODUCCION…………………………………………………………………………..5

CAPITULO 1:
Desde los orígenes de la teoría
psicoanalítica………………………….........................................................6

CAPITULO 2:
El aparato psíquico se divide en tres estratos o
elementos……………………………...……………………………………………………..7
- Consciente………………………………………………………………………………….7
- Pre-consciente……………………………………………………………………………...8
- Inconsciente………………………………………………………………………………..9

CAPITULO 3:
Indicadores para la evaluación de cambio psíquico en
patologías…………………………………………………………………………………..12

CAPITULO 4:
Indicadores en el tratamiento psicoanalítico en
niños………………………………...……………………………………………………...23
- Investigación 1……………………………………………………………………………23
- Investigación 2………………………………………………………….………………...24

CAPITULO 5:
Conclusiones y Bibliografías de
consulta……………………………..……………………………………………………...26
- CONCLUSIONES………………………………………………………………………..26
- BIBLIOGRAFIA………………………………………………………………………....27

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RESUMEN

Este texto es el resultado de un ejercicio crítico de lectura, de mi lectura de Derrida como


lector de Freud. A partir del análisis que hace Derrida en su ensayo “Freud y la escena de la
escritura”, discuto la necesidad de radicalizar algunas de las consecuencias que se siguen de
la analogía que Freud establece entre el aparato psíquico y cierta máquina de escritura. Uno
de los fenómenos que se desprenden de pensar la psique como un texto es que el sujeto habita
incesantemente en la tensión de un entre: entre la herencia y lo por venir. Este entre devela
una temporalidad sui géneris donde los tiempos pasado, presente y futuro se mezclan y se
funden.

A lo largo de toda la obra de Freud, la psique aparece como un aparato que, en cuanto tal,
tiene dos características fundamentales: primero, se entiende mecánicamente y, segundo, es
irreducible a cualquier órgano anatómico materialmente aprehensible. Esta concepción de la
psique explica por qué Freud, desde muy temprano en su trabajo, buscó analogías con
aparatos tecnológicos (cámaras fotográficas, telescopios y microscopios) para explicar el
funcionamiento del aparato psíquico. Pero el insistente uso de estas analogías no responde
exclusivamente ni a una intención pedagógica ni a la necesidad de transmitir un saber todavía
en formación, sino que revela también del diseño mecánico que el mismo Freud daba a un
aparato que, podemos decir, era exclusivamente “producto de su imaginación”. En 1900, en
La interpretación de los sueños, Freud hace una petición manifiesta al lector de imaginar este
aparato; dice: “Nos mantenemos en el terreno psicológico y sólo proponemos seguir esta
sugerencia: imaginarnos el instrumento del que se valen las operaciones del alma como si
fuera un microscopio compuesto, un aparato fotográfico, o algo semejante.”

4
INTRODUCCION

El tema fue denominado "aparato psíquico", y está abordado desde el punto de vista desde la
génesis, engloba la segunda tópica de Freud, fundamentalmente me aboque a las formaciones
de las distintas instancias: la formación del yo como diferenciación de ello, relacionado con
la identificación, la formación del superyó relacionado al complejo de Edipo,
fundamentalmente será desarrollado este punto por estar vinculado a todo lo referente a la
constitución de la identidad sexual, la estructuración de la personalidad psíquica y la
constitución del sujeto gracias a la castración simbólica.

El aparato psíquico hace referencia a la mente humana desde la teoría psicoanalítica


propuesta por Sigmund Freud. El famoso psicólogo utiliza este término para referirse a una
estructura psíquica capaz de transmitir, transformar y contener a la energía psíquica.

Según la primer teoría freudiana (1900), el aparato psíquico está divido en tres niveles, el
consciente, el preconsciente y el inconsciente. Esta estructura está compuesta por tres
instancias que coexisten y se inter Relacionan entre sí, integrándose a los diferentes niveles.

Estas instancias son el Ello, el Yo y el Superyó, las cuales son descritas desde la segunda
tópica o teoría propuesta por Freud en 1923 para comprender el funcionamiento de la psiquis.

De este modo, el aparato psíquico está constituido por sistemas que poseen características
propias y diferentes funciones. Interactuando entre sí y generando las distintas elaboraciones
psíquicas.

El aparato psíquico tiene como función principal mantener la energía interna en constante
equilibrio, siendo el principio de homeostasis la regla bajo la cual trabaja.

Su objetivo es mantener lo más bajo posible los niveles de excitación, es decir la creciente
de la energía psíquica que puede ser producida tanto por factores internos como externos.

Para Freud, el aparato psíquico es el resultado de la elaboración del complejo de Edipo por
medio del cual se producen en el niño, las identificaciones con los progenitores.

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CAPITULO 1

DESDE LOS ORÍGENES DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

Freud, al conceptualizar las llamadas series complementarias, establece un criterio referido a


la causalidad tanto de la patología como del desarrollo en salud. Propone tres series de causas
que actúan relacionadas y dependientemente unas de otras, la primera serie son los factores
hereditarios y congénitos, la segunda las experiencias infantiles y la tercera los factores
desencadenantes o actuales. Las dos primeras constituyen la disposición del sujeto.

Los factores hereditarios y congénitos son nuestras potencialidades, capacidades contenidas


hereditariamente y que se van a desplegar a partir de la interacción con los otros factores de
las series complementarias. Es importante destacar la segunda serie que está constituida por
las experiencias infantiles, ya que ocurren en una época de estructuración del psiquismo y de
formación de la personalidad.

La importancia de este tema ha servido de fundamento para el desarrollo de ciertas líneas


dentro de la teoría psicoanalítica, se ha destacado una relación particular que el niño establece
en el medio que le toca vivir. Estas líneas teóricas se refieren al niño y el vínculo con la madre
y las estructuras intrapsíquicas que se derivan de la internalización de ese vínculo, llamadas
Teorías de las Relaciones Objétales.

Lagache define la relación objetal como "una tendencia o un comportamiento dirigido a un


objeto, por oposición a un comportamiento o tendencia dirigida a la propia personalidad".

La teoría de las relaciones objetales plantea la existencia de una necesidad primaria de


objetos, que va más allá de la búsqueda del placer que el yo intenta encontrar para dar
respuesta a su necesidad de relación. La teoría de las relaciones objetales se relaciona con
diversas posturas conceptuales dentro de la teoría psicoanalítica. Entre ellas tenemos a la de
Melanie Klein, que enfatiza la determinación pulsional de la experiencia de la relación con
el objeto y concentra su atención en el objeto interno y su efecto determinante sobre la vida
posterior del sujeto. Hace predominar el mundo interno del sujeto sobre la significación del
mundo externo. Otra postura claramente definida es la de René Spitz, Margaret Mahler y
D.W. Winnicott, quienes enfatizan el efecto estructurante que la relación real con el objeto y
con el entorno cultural tiene sobre el psiquismo.

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CAPITULO 2

EL APARATO PSIQUICO SE DIVIDE EN TRES ESTRATOS O ELEMENTOS

 Consciente

Consciente es un término utilizado por Sigmund Freud, como adjetivo para calificar un
estado psíquico, o bien como sustantivo, para indicar la localización de ciertos procesos
constitutivos del funcionamiento del aparato psíquico. En este sentido, el consciente, junto
con el preconsciente y el inconsciente es una de las tres instancias de la primera tópica
freudiana. Para la filosofía, la conciencia es la facultad humana para decidir acciones y
asumir la responsabilidad de las consecuencias según la concepción del bien y del mal. Una
persona consciente, en este sentido, es aquella responsable, que no actúa con negligencia y
que trata de minimizar las consecuencias negativas de sus actos.

Lo consciente designa al conjunto de vivencias de las que el sujeto puede dar cuenta mediante
un acto de percepción interna. Es común indicar que para el psicoanálisis lo consciente
designa la capa más superficial de la mente poniendo el acento en el valor que tiene el
inconsciente en la vida del sujeto, en particular en todo lo relativo a la esfera del sentimiento
y la motivación. Pero no hay que olvidar que el psicoanálisis hace descansar en la toma de
conciencia del sujeto de los impulsos y deseos reprimidos el fundamento de la terapia
psicoanalítica y de la curación misma.

Sea que se trate del adjetivo o del sustantivo, Freud utiliza a menudo el término consciente
como sinónimo de conciencia, salvo cuando se trata de la "conciencia moral" (proceso
psíquico relacionado con la constitución del ideal del yo y del superyó).

Se asocia con la consciencia, entendida como el acto psíquico por medio del cual el individuo
se percibe a sí mismo como alguien diferenciado del mundo que lo rodea. Este sistema
relaciona directamente al sujeto con el mundo exterior a través de la percepción.

La consciencia se ubica en el presente, por lo que el sujeto es consciente en el acto de todas


las experiencias que está viviendo a través de la percepción de la realidad. Este sistema se
rige por el placer, el cual va a procurar alcanzar por todos los medios.

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El consciente tiene un carácter moral, y es entre los tres niveles, el que va a demandar orden
a los otros dos sistemas con los que se relaciona.

 Pre-consciente

El nivel preconsciente, es el nivel más cercano a la conciencia, están relacionados entre sí,
ya que disponen de cierta movilidad. Es decir, que los contenidos o representaciones que se
encuentran en este nivel, ingresan fácilmente al nivel consciente porque han sido olvidados
transitoriamente. Este nivel está formado por sentimientos, pensamientos, fantasías,
vivencias, etc. que no están presentes en la conciencias pero que pueden hacerse presentes
en cualquier momento. Los contenidos que se encuentran en este nivel, están allí porque de
algún modo no pueden entrar en la conciencia por falta de espacio.

Existe un olvido voluntario, premeditado, pero cuando es sujeto necesita recordar estos
contenidos, los mismos pueden emerger a la conciencia, algunos de ellos producen cierta
angustia, pero es un dolor o displacer tolerable, por ello es que emergen tal como son y
comparten las características y modos de funcionamiento. Este nivel funciona al igual que el
consciente respondiendo al principio de realidad y a las leyes lógicas. Cuando una persona
necesita recordar algo, desde el nivel consciente activa los mecanismos de búsqueda y el
preconsciente inmediatamente permite que esa información aflore a la consciencia.

El sistema preconsciente podría ubicarse entre los otros dos sistemas. En él se hallan los
pensamientos o vivencias que dejaron de ser conscientes pero que pueden volver a serlo
mediante el esfuerzo de esta en rememorarlos.

Es en este sistema donde se encuentran los pensamientos que no están en la consciencia pero
tampoco en el sistema inconsciente, dado que no han sido sometidos a ninguna censura.

Es decir, los pensamientos alojados en este sistema han sido despojados de la consciencia
porque esta se encuentra percibiendo constantemente.

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Es de este modo como la información que llega a través de las percepciones dejará de estar
en el sistema consciente para pasar al sistema preconsciente, pudiendo pasar de un sistema a
otro sin mayores inconvenientes.

Este sistema por lo tanto, contiene elementos que provienen del mundo exterior y de la
consciencia. También aquellos que avanzan desde el inconsciente hacia la consciencia,
actuando como filtro para impedir el paso de los que puedan llegar a ocasionarle algún daño.

 Inconsciente

El inconsciente, es el nivel donde se encuentran todos los contenidos, emociones, deseos,


ideas, vivencias y conflictos reprimidos que no tienen lugar en la conciencia, debido a que la
intensidad que poseen producen displacer (sufrimiento) a la persona cuando los recuerda, por
ello los reprime y permanecen oculto en este nivel.

CARACTERÍSTICAS Y MODOS DE FUNCIONAMIENTO DEL INCONSCIENTE:

El inconsciente tiene sus propias leyes de funcionamiento:

 ES ATEMPORAL: Es decir que en este nivel coexisten diferentes ideas sin importar
orden cronológico. Por ej. Deseos infantiles, junto a deseos adultos, y los mismos, se
mezclan todo el tiempo. Por ej: Un hombre sueña que está en una clase de su
universidad pero tiene puesto el guardapolvo de su primaria y la profesora es su
maestra de primer grado. Hay presencia de contradicción: los deseos o sentimientos
pueden coexistir sin que resulte conflictivo. Por ej.: Una mujer sueña con que entra a
un lugar hermoso, armónico, iluminado, donde todo está en orden, pero quiere irse
rápido porque no está a gusto en el lugar.

 PREDOMINA EL PRINCIPIO DE PLACER: La realidad o el deseo psíquico


(interno) predomina sobre la realidad externa. No puede esperar para satisfacer su
deseo. Es la búsqueda del placer inmediato sin ninguna censura o prohibición.

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 SE RIGE POR EL PROCESO PRIMARIO: El inconsciente funciona a través de
dos mecanismos, es gracias a esto que pueden algunos contenidos emerger a la
conciencia, a través del sueño, el chiste, los actos fallidos y los síntomas neuróticos.

A través de estos mecanismos que se denominan condensación y desplazamiento, los


contenidos, ideas, deseos, conflictos que están ocultos en el inconsciente a través de la
represión, sufren transformaciones, de ese modo “engañan” al nivel consciente y salen a la
realidad.

El mecanismo de desplazamiento funciona, como su nombre lo indica desplazando ideas o


sentimientos para que no resulten conflictivos. Por ej.: durante el día María tuvo una
discusión con su madre, una fuerte pelea, por la noche ella sueña que se pelea con su vecina.
Es decir desplaza la discusión hacia su vecina para no sentirse culpable y liberar a través del
sueño la angustia que le produce pelearse con su madre.

El mecanismo de la condensación funciona mezclando todos los contenidos y presentándolos


en una sola idea, pero al analizar hay varias ideas en una sola. Por ej.: Ana soñó con su
hermana, pero tiene puesto el vestido de novia de su mejor amiga, y el pelo de su profesora
de química.

El sistema inconsciente es aquel que contiene todos los pensamientos y percepciones que han
sido rechazados por la conciencia y en los cuales ha operado una censura.

Estos contenidos son mayormente los representantes de aquellos elementos reprimidos en la


infancia. Refieren a todo aquello que ha sido negado por la represión, en tanto le generan
displacer a la consciencia. Es de este modo como el sistema inconsciente se rige por el
principio de placer.

Estos elementos intentan acceder a la consciencia generando una fuerza o especie de tensión
psíquica la cual es limitada o frenada por medio de la censura.

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Este sistema se describe como el espacio donde yacen los impulsos, los sentimientos, los
deseos y los recuerdos reprimidos en tanto entran en conflicto con la moral de la consciencia.
Siendo por ello que estos elementos son inaccesibles para ésta.

El inconsciente se caracteriza por ser atemporal. No tiene noción de pasado o futuro, sino
más bien siempre es presente. Todo lo que ocurre en él es de carácter actual.

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CAPITULO 3

INDICADORES PARA LA EVALUACION DE CAMBIO PSIQUICO EN


PATOLOGIAS

Creo que ya es un lugar común entre nosotros que partimos de una concepción del aparato
psíquico como no-homogéneo, con aspectos neuróticos, y otros que no podrían pensarse
desde el modelo de la neurosis. Me refiero al problema de los modos de funcionamiento
dominantes en los distintos momentos, aludiendo a una concepción diversificada del aparato,
que supone pensar “interferencias” de estructuras, o de corrientes psíquicas diferentes,
sustentadas por sus respectivas lógicas, coexistentes en el mismo sujeto. Se complejiza de
este modo una metapsicología cuyos referentes principales eran la neurosis de transferencia
y la angustia de castración, al quedar incluidas problemáticas centradas en la labilidad de las
fronteras entre el yo y el objeto (angustia de separación y de intrusión).

Sabemos que los paradigmas que silenciosa e inadvertidamente “hacen fondo” a nuestro
pensamiento, la teoría del conocimiento que opera desde nuestro preconsciente, y la
nosografía que utilizamos condicionan nuestra observación y nuestras intervenciones. Estos
paradigmas, en este caso el que legitima la inclusión de problemas e interrogantes acerca de
la heterogeneidad del funcionamiento psíquico, inciden tanto en el modo de pensar nuestro
objeto de estudio, como en los abordajes y dispositivos, al tiempo que la clínica se constituye
como una permanente exigencia de trabajo, un campo de tensión estimulado por el
surgimiento de lo diverso.

Una metapsicología pensada como caja de herramientas permite ir articulando las teorías
centradas en torno del deseo y de la realidad y los posicionamientos singulares que cristalizan
en neurosis, perversiones y psicosis, con otros hallazgos e interrogantes.

A partir de algunos materiales clínicos que se fueron trayendo, surgió en mí el interés de


intercambiar con ustedes acerca de modalidades de estructuración psíquica caracterizadas
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por sensaciones subjetivas de ambigüedad, vacío, cierta futilidad de todo el funcionamiento
mental, y dolor psíquico, en algunos casos no sentido como tal, en otros, imposible de
mitigar. Entiendo la importancia, para un posterior abordaje clínico diferenciado del de la
neurosis, de detectar y valorar la presencia parcial o hegemónica de estas corrientes psíquicas
en la constitución del aparato, que quedarían categorizadas como patologías del
desvalimiento, vacío o déficit por algunos autores, estructuras limítrofes, pacientes a
predominio de cantidad, psicosomáticos, adicciones, epilepsias, accidento filias y sin el
propósito de establecer una equiparación que desconozca las especificidades, sino
reconociendo y destacando las diferencias, podríamos decir que básicamente en ellos
predomina la escisión, el retorno de lo segregado, el desvalimiento (Freud), la
aniquilación(Klein), el terror sin nombre (Bion), la agonía y el derrumbe(Winnicott).
En muchos de estos pacientes ubicados en los límites de la inaplicabilidad, aparece una
actuación que desborda toda simbolización; las producciones del sujeto tienen por referencia
la opacidad de lo fáctico y operatorio; se trata de ese lugar límite de lo somático y lo psíquico
donde maduran los pasajes al acto. (Ballier, C. Psicoanálisis de los comportamientos sexuales
violentos.)
En los pacientes “esclavos de la cantidad, la excitación no logra ser asumida por el aparato
psíquico para convertirse en pulsión.” ( M´Uzan, La boca del inconsciente) Surge el
interrogante acerca de si es pertinente en este contexto, utilizar el concepto de “inmadurez”
tal como Winnicott lo definió: en el centro de la inmadurez habría un estado de no
integración, que en lugar de organizarse mediante los procesos de maduración y de desarrollo
hasta llegar al yo, se escinde.

Estas estructuras, con una franca tendencia a la simplificación, al empobrecimiento, a “lo


banal” (Sami-Alí, Pensar lo somático), pueden resultar predominantes en el funcionamiento
psíquico del paciente y a la mirada diagnóstica, o, como ya se señaló aparecer como aspectos
y fragmentos diferenciables de la modalidad neurótica con la que coexisten, y a los fines de
la perspectiva clínica deben ser valorados y tenidos en cuenta sobre todo porque
requieren abordajes específicos, de modo tal que la fragilidad y la inermidad que suponen
puedan ser catalizadores del proceso de transformación.

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Me refiero a pacientes en los que el objeto primario constitutivo y estructurante ha fallado
como barrera de protección y modulación frente a estímulos y excitaciones; su presencia
intrusiva o por el contrario, su inaccesibilidad han afectado la constitución de la ausencia
como categoría que inaugura las matrices del pensamiento, quedando así dificultado el
atravesamiento de otras problemáticas tempranas como el fort/da y la experiencia del
“extraño” (Rodulfo R.), y también interferidas las posibilidades futuras del soñar,
relacionarse, jugar y trabajar. Para que se constituyan ciertos logros y sus matices afectivos,
se requiere de la captación de la empatía o la ternura de quienes se hayan hecho cargo del
cuidado del niño.

Se conjetura que ha habido dificultades en la regulación temporal de los estímulos tempranos,


lo que incide en el posterior establecimiento del campo representacional. En sus estudios
sobre autismo, Tustin refiere el problema de la falta de encuentros rítmicos con la madre, y
plantea la conveniencia de pesquisar un componente de esta naturaleza en pacientes
neuróticos. Precisamente cuando se logra ese encuentro entre frecuencias, queda facilitado
el salir de los estados de apatía y abulia. Si esa armonía inicial no se crea, el apego adhesivo
se conjuga con la falta de cualificación afectiva y sensorial.

Queda instalada, entonces, cierta facilitación en el aparato, que la presencia de condiciones


traumáticas potenciará, a un estado de toxicidad de la pulsión por su insuficiente tramitación
a través de engramas representacionales y fantasmáticos dejando al sujeto en un estado de
inermidad.

Una” vía de deshacerse de lo doloroso es desinvestir lo representacional y destruir los nexos.


Los atentados al entramado representacional obstaculizan la represión y favorecen la
escisión” (Green). Se establece una dinámica propia de la energía libre y el principio de
inercia.

El sujeto parece entonces disponer de la escisión y la desinvestidura como respuestas


disponibles con frecuencia. Aparecen la somatización (acting in) y una cierta fascinación por
el actuar (acting out) .

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En La interpretación de los sueños, La represión y Lo inconsciente, Freud plantea una
teoría tópica en la que alude a diferentes estratos mnémicos, sobrevenidos en períodos
sucesivos del desarrollo psíquico, regidos por lógicas cada vez más sofisticadas, a las cuales
es necesario retraducir los contenidos representacionales. David Maldavsky, siguiendo a
Freud, refiere que en las patologías del déficit y el desvalimiento los procesos iniciales de re
traducción solo han podido tomar en cuenta las urgencias ligadas a lo auto conservativo y,
por lo tanto, ciertas re traducciones no tienen lugar. El sistema sensorial se rige por sus
criterios más elementales, de modo tal que cualquier canal perceptual, capta básicamente
frecuencias, concepto que también usa Lacan. Habría una simplificación, una complejizarían
no alcanzada, degradación del potencial de los canales perceptuales.

Mahler hace referencias a la “desinvestidura del sensorium”; Meltzer refiere que sobreviene
una suspensión de la vida mental similar a los estados de petit mal, y describe una percepción
bidimensional, plana y, en los estados de mayor regresión, unidimensionales.
Según David Maldavsky, la percepción opera más bien con una función de ventosa, al
servicio de la adhesividad.

Por el contrario, cuando esta carencia no es determinante y la modalidad de procesamiento


es neurótica, no solo hay una investidura de atención respecto de un mundo que se torna
diferenciado, sino que la percepción “va acompañada de una interrogación de modelos
interiores tan activa como la exploración del campo perceptivo externo” (Green, El trabajo
de lo negativo). Hay un trabajo de búsqueda que une lo actual a lo inactual. “La reflexión
pasa a ser el fundamento-imperceptible- de la teoría más general de la percepción.”

En el trabajo con pacientes nos es dado observar un predominio de una actividad perceptiva
que carece de modulaciones sutiles, disociada de la actividad imaginaria, y con una deficiente
vectorización hacia la formación posterior de conflictos intrapsíquicos y formaciones de
compromiso, es decir, fallas en procesamientos simbólicos en los que la metáfora está
implicada; “el campo perceptivo, desmesuradamente simplificado, excluye toda irrupción de
lo imaginario. Hay una disyunción entre la actividad perceptiva y la actividad imaginaria;
disyunción, (es decir) algo más violento que una oposición”(Sami-Alí)

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Este estrechamiento de lo imaginario (Sami-Alí; P.Marty; Rodulfo) vinculado, como se
señaló antes, al empobrecimiento de fenómenos como el juego, el afecto, la transferencia y
el soñar, coexiste con una hipertrofia de la sobre adaptación, un afán de “rendimiento” e
hiperactividad vertiginosa.

Es sabido que Bion señala que la construcción de un aparato para pensar los propios
pensamientos forma parte de un proceso de complejizarían, y en la misma línea podría
establecerse la constitución de matices afectivos. Entonces podríamos pensar el
desvalimiento como pobreza elaboraría, “predominio de la vivencia de
satisfacción”(Rodulfo), una somatización no lograda por falta de re traducción de hechos que
no quedan transcriptos como ex per-ciencia (atravesamiento de la iancia).

Puede observarse, entonces, una relación particular con el modo de captar los estímulos del
mundo en que lo percibido pierde significatividad o no alcanza a tenerla. Los estímulos
provenientes de un mundo desinvertido, captados por un sujeto que está en un estado de
retracción narcisista, se convierten en intrusiones dolorosas y pasan entonces a tener otra
configuración poco cualificada, por ejemplo como golpes o frecuencias.

En estos pacientes, la vigencia de la compulsión a la repetición de los traumas, conduce al


desarrollo de ciertos rasgos de carácter que han sido categorizados como viscoso, cínico y
abúlico. En general el cinismo apunta a la disolución de propuestas vitales genuinas, propias
y ajenas (sobre todo si ese proyecto conduce o afianza la salida al exogrupo) y muchas veces
aparece como sarcasmo en el discurso del paciente a continuación de haber tomado contacto
con un aspecto propio ligado a la ternura.

También cabe destacar que en tanto el dormir como fenómeno normal puede ser categorizado
como repliegue libidinal y restablecimiento energético, en las patologías que estamos
considerando podría ser pensado como modo de entregarse a la inercia, darse de baja, dejarse
morir (abulia) y el insomnio podría ser una tentativa de defenderse de ese destino. Este
dejarse morir se expresa, en el plano económico, como desinvestidura del yo, y parece ser
una de las expresiones de la eficacia de la pulsión de muerte. El universo simbólico es

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sustituido por otro, numérico, de cálculos económicos, especulativo. Aparecen sensaciones
de abulia, somnolencia, sopor y dolor carente de conciencia.

Predominan vínculos caracterizados por algún tipo de violencia, adicciones, adhesividad, y


un apego desconectado como complemento de la adhesividad. La pérdida del apego puede
dar lugar a estados de vértigo que a su vez pueden ser pensados como sustitutivos del ataque
de pánico.

Podría conjeturarse o inferirse un núcleo temprano autista en estos pacientes , (como sucede
con el Hombre de los Lobos), pero que aun así han logrado un cierto desarrollo psíquico en
otros aspectos de su yo. Tustin, por ejemplo, ha hecho referencia a nexos existentes entre el
autismo y las patologías alexitímicas, en las que se evidencia una imposibilidad para
cualificar los afectos, sobre todo el dolor. En su lugar aparecen estados, ya mencionados de
sopor, abulia, apatía, astenia, desgano, letargo que no estarían disponibles para la memoria o
el pensamiento.

El discurso prevalente es catártico (en tanto se caracteriza por la tendencia a expulsar el


problema que describe, pero sobre todo al interlocutor, ya que no lo toma en cuenta) y muchas
veces es inconsistente, por no representar al sujeto. Si el sujeto ha estado expuesto a “grandes
cantidades” que arrasan con el modo de funcionamiento del preconsciente (ligadura), éste
puede funcionar como lugar de pasaje. El lenguaje adquiere, entonces, una modalidad
evacuativa y no es la expresión privilegiada de la simbolización.

Adhesividad, desconexión, sarcasmo y cinismo son la fachada resultante de la desestimación


del afecto como núcleo de la subjetividad. Un indicador de cambio, respecto de estas
cuestiones, sería la aparición de la ternura como cualidad de los vínculos pudiendo significar
una apertura a un mundo significativo, más simbólico. En mi experiencia con estos pacientes
he encontrado que la aparición de la ternura está interferida por erotizaciones tempranas
excesivas o generalizaciones precoces que dan lugar a una erotización teñida de sadismo. Las
actuaciones promiscuas y la adicción al consumo de sustancias, disfrazan y potencian el
desamparo y el aturdimiento.

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“A diario trabajamos con pacientes que han padecido intrusiones desmesuradas acumuladas,
que no logran ser reprimidas y no pueden convertirse en experiencia psíquica” (M. Khan,
Locura y Soledad). En ese texto parece plantearse la diferencia entre registrar, internalizar,
incorporar, introyectar e identificar como procesos de diferente complejidad.
Estamos en el terreno de traumas que han anegado y desbordado las posibilidades del aparato.
Cuando las corazas antiestímulo han sido arrasadas, se hace difícil transformar lo cuantitativo
en cualidad. Algunos autores (Grinberg, L. y R. Psicoanálisis de las migraciones y del exilio,
y Maldavsiky, Pesadillas en vigilia ), han planteado situaciones tales como las migraciones
definitivas en condiciones extremas de desamparo, destacando el papel de duelos “en
suspenso” por la pérdida de objetos, espacios y tiempos significativos, sobre todo la pérdida
de un contexto y de un idioma, a lo que se puede agregar el suponerse borrado o suprimido
de la memoria de los que permanecen en el país de origen, lo que a veces queda configurado
como auto expulsión.

Tomando como referencia los indicadores de vulnerabilidad somática establecidos por


Ricardo de Bernardi (Asoc. Psicoanalítica de Uruguay), algunos indicadores para evaluar el
cambio psíquico en estos pacientes podrían pensarse como:

Modificaciones en el discurso: un discurso predominantemente catártico (que se vincularía a


un grito no articulado y expresado a destiempo) e inconsistente, dará lugar a la aparición de
un lenguaje que represente la propia subjetividad y que tenga una dimensión simbólica;
recursos expresivos que den cuenta de lo afectivo y de cierta función de ligadura. Es
característico en estos pacientes el uso de holofrases como producciones que, según Lacan,
serían previas a la condensación, dada su marcada opacidad.

Se observa una presencia y utilización del número o equivalentes de cantidad, por ejemplo a
través de la alta investidura que tienen las transacciones comerciales, en lugar de vida de
fantasía.
Asimismo, las palabras duplican hechos y tienen una débil conexión con la actividad
fantasmática. La pobreza representacional, carente de valor simbólico es característica del
pensamiento operatorio. Esta tendencia, sumada a la descarga, se observa por ejemplo en el

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seudodesplazamiento: el sujeto emplea el nombre de una cosa para designar otra, sin que sea
posible detectar la menor actividad fantasmática subyacente. Los cambios en el proceso
delinearían una mayor disponibilidad para la evocación, espesor fantasmático, potencialidad
de asociar libremente, permeabilidad a los retoños del inconsciente.

Otro indicador de cambio sería una cierta transformación del discurso no onírico en
“onirizable”( M.Khan; Pontalis; Green) la capacidad de cierta auto-desorganización del
discurso (por lo menos para los principios de la lógica formal), y que está más del lado de la
asociación libre y de la atención libremente flotante. El discurso asociativo ya implica una
cierta desligazón que admitiría ser religada de otra manera .La “desligadura” en el discurso
connota un riesgo de fragmentación del sí-mismo; por eso el paciente resguarda un discurso
cohesivo y catártico que prevenga toda desligazón posible.

Aparición de la ternura como componente de un intercambio más simbólico reemplazando


el afecto desconectado, al cinismo y al sarcasmo y funcionando, a la vez, como protección
antiestímulo frente a posibles vivencias traumáticas. Pienso la ternura como una construcción
psíquica que implica un movimiento sublimatorio y de identificación empática con el
semejante.
El encuadre propuesto por el analista a pacientes tan afectados por la realidad, es guardián
del espacio transicional y, por lo tanto, promueve la simbolización metaforizaste.

Intercambios vinculares inter e intergeneracionales más discriminados y mayor aceptación


de lo diverso, y en un sentido más simbólico, de la alteridad.

Utilización de la angustia señal que pone en marcha otras defensas, frente a la angustia
masiva y abrumadora, estallidos y ataques de pánico o angustia difusa permanente.

Pasaje desde el déficit de conflicto intrapsíquico, normopatía, sobreadaptación, inhibición,


bloqueo y lagunas del pensamiento, al establecimiento del conflicto con sus diferentes
facetas, tensiones y fuerzas inmanentes dando lugar a un procesamiento mental.

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Trabajo del sueño: Enriquecimiento progresivo de las funciones oníricas.
Pasaje desde sueños ausentes, operatorios, crudos, repetitivos, a sueños con elaboración
secundaria que muestra el trabajo del preconciente. Condensación, desplazamiento y riqueza
plástica. El proceso primario admite un cierto grado de secundariedad (elaboración
secundaria del sueño), así como el trabajo del pensamiento está abierto a procesos primarios.
Massud Khan y Pontalis proponen que soñar constituye una experiencia y un suceso
psíquicos diferenciables del texto del sueño recordado.

Trabajo de duelo: de la ausencia del trabajo de duelo al reconocimiento de la pérdida que da


un lugar a un proceso detallado, demorado, ambivalente, es decir complejo.
Green señala que una de las metas de la pulsión de vida es la función objetalizante, es decir
la investidura significativa. No solo crea una relación con el objeto (interno y externo) sino
que puede hacer advenir al rango de objeto, algo que no posee cualidades, atributos o
propiedades del objeto. Se caracteriza por su desplazamiento y su metaforización “ilimitada”.
Del lado opuesto, la pulsión de muerte, con su función desobjetalizante, con la desinvestidura
que le es propia, ataca la relación con el objeto y con todos los sustitutos de éste.
Paradójicamente, el duelo como proceso de transformación de un objeto, es afín a la función
objetalizante.

Algunos autores han señalado la presencia de “duelos mudos” transformados en sopor.

Pasaje de la depresión “no sentida” como tal, hacia otras formas subjetivantes de dolor:
La depresión esencial (Marty, 1976) es una depresión sin conciencia. Se caracteriza por
apatía, abulia, letargo, sopor, astenia, atonía vital , expresión del instinto de muerte).
Disminución marcada de la libido. Crisis sin ruido. La desorganización social del sujeto se
esconde detrás de una máscara social de decoro. Sobre adaptación.

Se diferencia de los estados depresivos porque no hay autor reproches, tristeza, abatimiento o
dolor. Se trata de una tristeza cuyo rasgo más llamativo reside en que falta el matiz afectivo.

Ideales: De las exigencias del yo ideal paralizante (las pérdidas narcisistas son colapsos) a
un ideal del yo en el marco de un super yo edípico que admita posibilidades de negociación.
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A veces se advierte la tendencia a autoimponerse proyectos desmesurados como forma de
perpetuar el desamparo.

Transferencia: ausencia de espesor transferencial (transferencia plana, desvitalizada). A


veces la neurosis de transferencia no se constituye.”Asistimos en su lugar al desarrollo de
transferencias de afectos y emociones inorganizados en las que no se observa el papel de un
tercero y que están dominadas por la codicia, la exigencia, la necesidad”. (M. de Múzan. La
boca del inconsciente).

Pasaje de movimientos transferenciales masivos a capacidad transferencial con


modulaciones y alternancias.

Finalmente, sigue en mí como interrogante el tema de la representación, cómo concebirla en


el interior del aparato, el enigma de su conformación. En relación a lo planteado, la
representación inconsciente, más que un dato de partida, es el producto de un trabajo: Green
señala el tema del “redoblamiento” que supone la representación- cosa respecto del
“acontecimiento impresión de los sentidos”, más tarde retomado y relevado y por las
representaciones- palabra.

Importa la calidad de la representación, esto es su complejidad interna, algo que siguiendo a


Deleuze yo traía en un trabajo anterior, su endoconsistencia.

Me pregunto si será el afecto el que talla las facetas, heterogéneas, de la representación. Es


decir, si es posible atribuir al afecto una función de representación. Evoco a Aristóteles quien
decía “el alma no piensa sin fantasmas”.

El psicoanálisis ha estado influido por una concepción cartesiana de la idea “abstractamente


correcta”, “clara y distinta”. Sin embargo Freud proclama la “vivencia” como concepto
articulante, que conjuga la representación y el afecto.

Hay pues un dispositivo que reúne pensamiento, lenguaje y la esfera perceptivo-


representativa y este dispositivo está obstaculizado en las patologías del desvalimiento.

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Cuando el recorrido inicial de la vida del infans ha sido “suficientemente bueno” y se ha
consolidado el “espacio interior” donde reconocer las resonancias afectivas, el sujeto humano
podrá oscilar, aún con inquietud, en la incertidumbre de la alternancia y la diversidad, en un
equilibrio inestable entre lo incesantemente movedizo y lo definitivamente coagulado.

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CAPITULO 4

INDICADORES EN EL TRATAMIENTO PSICOANALITICO EN NIÑOS

1. Investigación 1

Los hallazgos más sobresalientes con respecto a las tres áreas fueron: En relación a la
presentación de las dificultades del niño y su caracterización: Todos coincidieron en que la
temática preponderante eran las dificultades atencionales. Las madres las relacionaron
predominantemente con problemáticas familiares. El 60% de los niños fueron presentados
como inhibidos. Dicha inhibición podría estar en conexión con importantes estados de
angustia, acerca de los cuales los pequeños no pueden dar cuenta, pero que los lleva a
desinvestir aquellos fragmentos de la realidad que les resultan dolorosos - modo de pensar la
desatención - . La actividad en exceso es señalada por las madres y docentes en el 45% de
los casos. Es significativo que ningún niño lo mencione como problema. Dicha actividad en
exceso podría ser pensada como un intento fallido de tramitar lo intramitable. Las relaciones
de los niños con sus pares las presentaron como problemáticas 90% de los padres y 75% de
los niños.

Con respecto al análisis de las historias libidinales: se encontraron en el 100% de los casos
importantes dificultades para historizar; predominio de la soledad materna (85%), así como
reiteradas situaciones de violencia (65% de casos) Los hallazgos más significativos fueron
los aspectos silenciados en la totalidad de las historias, que generaban importantes capturas
en todos los niños. Vivencias de alta “potencialidad traumática”, en tiempos de constitución
subjetiva, sin ninguna oferta para su tramitación simbólica. En relación a la producción
simbólica y la modalidad cognitiva y atencional del niño, se observó que en los aspectos
proyectivos de los gráficos prevalecieron los dibujos bidimensionales (20/20), los elementos
sin sostén (15/20), la falta de interacción y la indiferenciación generacional (14/20). En los
relatos predominó el tiempo presente (17/20), con pocas posibilidades de salir de lo
descriptivo (12/20), y cuando esto ocurría, a instancias de las preguntas del terapeuta,
irrumpía lo traumático, lo desligado. Con respecto a la modalidad cognitiva y atencional, fue

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significativo que la mayoría de los niños presentaran un índice de distractibilidad acorde
(12/20) o por encima de su media (6/20). (Untoiglich, G., 2011)

2. Investigación 2

A partir de las entrevistas realizadas a los psicoanalistas se analizaron las intervenciones que
promueven cambios psíquicos en los niños con dificultades atencionales, agrupándolas en 4
ejes:

EJE 1: PROPÓSITO DE LAS INTERVENCIONES: Construcción de borde psíquico / la


ligadura de angustias arcaicas (70%). - Promover la autonomía de las funciones yoicas: el yo
debe ganar fuerza, autonomía, integrarse y organizarse mejor. Potenciar la función reflexiva:
mentalización, desarrollo de pensamientos que mediaticen la acción (65%)

EJE 2: ENCUADRE Y TECNICA DE TRABAJO: Importancia de la escucha sostenida y


dirigida a lo largo del tiempo (100%). - Trabajar en torno a lo que ocurre en sesión, a la
generación de experiencias compartidas que le permitan al niño atender con otro. Trabajo en
transferencia, sobrevivir al odio que se juega en el vínculo (40%). - Intervenir a nivel
transferencial, proponiéndole al niño juegos que lo demanden sin desbordarlo: Alianza
terapéutica (20%). - Favorecer el juego libre, relacionando los elementos de las producciones
con aspectos de la historia. Las interpretaciones intra psíquicas se descartan en primera
instancia (70%). - Necesidad de encuadres explícitos, con límites claros (90%).

EJE 3: TRABAJO CON PADRES: Promover en los padres una mirada diferente,
introduciendo la dimensión del dolor a la base de la desatención, la inquietud y el movimiento
del niño (80%). - El trabajo con padres supone escucharlos y contenerlos (60%).

EJE 4; TRABAJO CON ESCUELAS: El 30% de la muestra procurar el mínimo contacto


posible. El otro 70%, considera importante trabajar con las escuelas en tanto que: - Aporta
tranquilidad a los padres y a la comunidad escolar, contener a los equipos docentes. - Generar
espacios de reflexión y de trabajo conjunto. - Fomentar la contención, la escucha y la

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adaptación a las necesidades del niño. - “Atender” al más allá de la conducta e integrar la
complejidad de las variables a la base de la inquietud psicomotriz.

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CAPITULO 5

CONCLUSIONES Y BIBLIOGRAFIA DE CONSULTA

CONCLUSIONES

- En conclusión, las instancias del aparato psíquico que, a la par de la estructuración


psíquica, van desarrollándose la identidad sexual, la estructuración de la personalidad
y la constitución del sujeto, podemos mencionar muy a grandes rasgos algunas
características y funciones, en cuanto a la dinámica del aparato. El ello como
reservorio de las representaciones de las pulsiones, el yo que depende del ello, del
superyó y de la realidad, representa el polo defensivo, instancia que pone en marcha
mecanismos defensivos para que no afloren los impulsos del ello, por ejemplo el
impulso prohibido. Esta sería la parte icc del Yo. Y el superyó que como bien fue
establecido, es la conciencia moral, la autoobservación, es lo que selecciona lo
permitido y lo prohibido. Freud lo define como una instancia "paradojal".
- Integrando los resultados de las investigaciones, resulta interesante observar el
análisis de ciertas convergencias. En primer término la conjunción entre el resultado
del análisis de las historias libidinales de la investigación 1) y los propósitos de las
intervenciones que formulan los analistas que integran la muestra de la investigación
2). Observamos que los analistas concuerdan en que la labor terapéutica debe
orientarse hacia la construcción de un borde psíquico, que les permita a los niños ligar
importantes montos de angustia de origen arcaico. Dicha orientación resulta muy
atingente si se considera que la inhibición, observada en el 60% de los niños con
dificultades atencionales (1), se explica por la presencia de importantes estados de
angustia, que no alcanzan representación por los interludios de la palabra. Si a eso le
agregamos la manera en que se piensa la inquietud -intento fallido de tramitar la
descarga por la vía motriz- se añade un elemento adicional en cuanto a la importancia
de trabajar en la transcripción de la experiencia inscrita en el cuerpo, hacia modos de
representación que permitan su tramitación efectiva, que también se están
comenzando a indagar en la investigación (3).

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BIBLIOGRAFIA

- FREUD, ANNA, El Yo y los mecanismos de defensa. (1937.) PAIDOS, Bs. As. 1950
- Freud y Derrida: escritura en el aparato psíquico, ROSAURA MARTÍNEZ RUIZ.
- https://www.monografias.com/trabajos59/aparato-psiquico/aparato-psiquico2.shtml
- Freud, S: Lo inconsciente. Obras Completas. Tomo XIV. Amorrortu. Buenos Aires,
1986.
- INTERVENCIONES PSICOANALÍTICAS EN NIÑOS CON DIFICULTADES
ATENCIONALES E INQUIETUD- Untoiglich, Gisela - Forer, Gisela - Paganini,
Albana

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