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MARGARITA M.

OROZCO ARBELÁEZ* | 2014/01/20 00:00

Lo educado no quita ‘lo


chunchurria’
Al parecer la educación no está formando mejores personas, solo gente que se
sabe muy bien el discurso de la rentabilidad y el mercado global.

Nunca me canso de citar en mis clases esas palabras tan bellas del polaco
Ryszard Kapuscinski: “No hay periodismo posible al margen de los seres
humanos (…) para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buen
hombre o buena mujer. Si se es una buena persona se puede intentar
comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus
dificultades y sus tragedias”.

Si el autor estuviera vivo, le diría que no debería haber profesión al


margen de las buenas personas, y que la educación en Colombia (no sólo
la que se imparte en la escuela), tendría que estar comprometida con una
real transformación de los individuos hasta que estos entiendan que la
sociedad es un entramado complejo de seres humanos y no de meros
objetos.

De lo contrario, seguiremos haciendo producción en masa de guaches


ilustrados, individuos manipuladores y utilitaristas que saben de muchas
cosas, pero que son incapaces de reconocer a los demás como gente con
los mismos derechos.

Porque algo tiene que estar funcionando mal en el ciclo educativo cuando
vemos que los grandes corruptos en este país han pasado por colegios y
universidades de élite. Al parecer, no bastó el esfuerzo de las
instituciones que les dieron los diplomas y tampoco el de sus familias que
les brindaron acceso a bibliotecas, viajes, aprendizaje de otros idiomas e
interrelación con otras culturas, lo cual no caló lo suficiente para entender
que ni “la corrupción es inherente al ser humano”, ni el mal que se le hace
a otras personas sale con el jabón del baño al día siguiente.

Algo nos falta por aprender para que haya gente con formación doctoral
diciendo que le importa un carajo que haya pobres en el país. Para que
algunas de nuestras empresas tengan jefes de personal muy eruditos en
hacer contratos en detrimento de los trabajadores. Para que existan
abogados expertos en triquiñuelas jurídicas y saquen beneficios
particulares. Para tener un sistema de salud en el que no es poco
frecuente dar con médicos incapaces de comprender el dolor de sus
pacientes.

Y así vamos normalizando la existencia de jefes con muchos títulos que


gritan a sus empleados hasta enfermarlos de los nervios. Justificamos la
aparición en público de poetas estudiados que hacen comentarios
sexistas, y de afamados escritores misóginos, envidiosos y elitistas. Nos
encontramos en la cotidianidad con rectores que vociferan borrachos
porque no los dejan subir al avión y con académicos que mueven fichas
políticas para tirarse en la carrera de sus compañeros. Con unos
ingenieros sin escrúpulos que cambian el beneficio económico por la
seguridad de la gente y con especialistas que cobran en dos empresas el
tiempo completo y trabajan sólo para una, o para ninguna.
Al parecer la educación no está formando mejores personas, sólo gente
que se sabe muy bien el discurso de la rentabilidad y el mercado global.
Profesionales muy bien adiestrados en el arte de hacer dinero, pero poco
educados para ser ciudadanos y para entender la vida como una forma
de organización social y política dentro de la cual se tiene una inmensa
responsabilidad.

Por eso lo educados no les quita a muchos lo ‘chunchurrias’ porque


estamos frente a la tiranía de una sociedad en la que el éxito de una
persona no está determinado por los parámetros éticos bajo los cuales se
rige, sino de la renta obtenida, así sea a costillas de la dignidad humana.

En Twitter: @morozcoa
margaraorozco@yahoo.es

Orozco, M. (20 de enero de 2014). Lo educado no quita lo chunchurria.


Semana. Recuperado de
https://www.semana.com/opinion/articulo/educacion-en-colombia-
opinion-de-margarita-orozco/371412-3

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