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VI Domingo de Pascua (C)

El domingo pasado leímos que las ovejas seguían al pastor. Sin embargo, cuando se conoce la historia de la Iglesia,
Hoy el pastor abandona temporalmente a su rebaño, dejándole un queda claro que los cristianos nos distinguimos, más que por el
encargo de última hora. Las dos primeras lecturas hablan de las amor mutuo, por la capacidad de pelearnos, no solo entre
persecuciones presentes y de la gloria futura en la nueva diversas confesiones, sino dentro de la misma. Lo cual es
Jerusalén. comprensible. Es más fácil pelearse con el hermano que vive
El evangelio de hoy, tomado del discurso de Jesús durante contigo que con el que ha formado su propia familia y está más
la última cena, aborda brevemente dos temas: Jesús y Dios; lejos.
Jesús, nosotros y los otros. El cristiano, entonces, no se distingue porque reza (¡todos
La primera parte habla de su glorificación. La segunda los hombres religiosos e incluso los no religiosos rezan cuando
parte, muy conocida, es fácil de entender y muy difícil de están angustiados!); no se distingue porque hace milagros (en
practicar. El amor al prójimo como a uno mismo es algo que está todas las religiones hay obradores de milagros); no se distingue
ya mandado en el libro del Levítico. La novedad consiste en porque tiene una sabiduría refinada: no, se distingue porque ama,
amar “como yo os he amado”. Jesús amaba a todos su discípulos, ama como Jesús, "hasta el extremo" (eis télos: Jn 13: 1). La
y si a ellos les hubieran preguntado en aquel momento cómo les “medida” del amor es el mismo Jesús. Y esa medida consiste en
había amado Jesús dirían que eligiéndolos y soportándolos. Es amar hasta el extremo, hasta dar la vida por los suyos. Así
mucho, pero hay una forma más grande de demostrar el amor: debemos amar si queremos ser auténticos discípulos del Señor.
dando la vida por la persona a la que se quiere, como el buen No hay alternativa. Ante tanto “mal uso” de la palabra amor, en
pastor que da la vida por sus ovejas. perspectiva cristiana queda una sola posibilidad: Ama el que se
Cabe el peligro de concluir: “Si Jesús nos ha amado tanto, entrega a los hermanos en el servicio, el perdón hasta las últimas
también nosotros debemos amarlo a él”. Sin embargo, el consecuencias.
mandamiento nuevo no habla de amar a Jesús, sino de amarnos
unos a otros. Esto supone un cambio importante con respecto al
libro del Deuteronomio, donde el mandamiento principal es
“amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todo tu ser”. Jesús, de forma casi polémica, omite la
referencia a Dios y habla del amor al prójimo. Y lo mismo que a
los israelitas se los reconocía por creer en un solo Dios dentro de
un ambiente politeísta, a los cristianos se nos debe reconocer por
amarnos unos a otros.

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