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CIENCIAS SOCIALES ENSAYO. EL LIBRO UNIVERSITARIO HANNAH ARENDT LOS ORIGENES DEL TOTALITARISMO 3. TOTALITARISMO idn de Guillermo Solana i Alianza Editorial, |. We Alianza Editorial 62 ‘Los origenes del totale totalitarias responden a las necesidades de las nuevas masas desarti. sgedas, pero resulta casi imposible conocer cudntas de esas personas, si llegaran a verse expuestas a una.constante emenaza de desempleg, aceptarian de buena gana una «politica demogra cn la eliminacién regular de las personas excedentatias, 7 ‘vex que hubieran comprendido completamente su cteciente incapa cidad para soportar las carges de la vida modetna, se conformarian de buen grado con un sistema que, junto con la espontaneidad, eli mina la responsabilidad. En otras palabras, aunque conocemos Ja forma de operar y la fancidn especifica de ia Policia secreta totalitaria, no sabemos hasta qué grado corresponde el esecreton de esta sociedad secreta a los ddeseos secretos y a las complicidades secretas de las masas de nues- ‘to tiempo. 3. Dommactén Torar, Los campos de concentracién y exterminio de los regimenes to talitarios sirven como laboratorios en los que se pone a prucba la creencia fundamen le. En comparacién con éste, todos los demés experi importancia secundaria, incluyendo aquellos tealizados en dela Medicina, cuyos horrores han sido detalladamente expuestos fen los procesos contra los médicos del III Reich, aunque resulta caractetis tales Ieboratorios fueran utilizados para experimen: tos de todo tipo. La dominacién totel, que aspira a organizar la plutalidad y dife- renciacién infinitas de ‘los seres humanos como si la Humanided fuese justamente un individuo, s6lo es posible si todas y cada de las personas pudieran ser teducidas a una identided nunca ct Biante de reacciones, de forma tal que pudieran azar cada uno de estos haces de reacciones. El problema es fabri libertad» consistfa en de lograr este obje- de las formacio- fermion de su epee (p34 ios cuales perecen evo fas m “2, Hl totalitaismo en el poder 63 jones de Alte se han convert, en realidad, en aplicacién prética “Gal sdoctrinamiento ideolégico —en terreno ‘de pruebas en el que Wiebe dem: e éste— mientras que se supone que el aterrador “especticulo de los mismos campos ha de proporcionar la comproba- Gign «tedricar de la ideologia. ‘Los campos son concebidos no sélo para exterminar a las perso- “pas y degradar Tos seres human * fantdsticos experimentos de eliminat ijo condiciones cientfficamen- a ‘controladas, a la misma espontaneidad como expresién del com- “fostamiento humano y de teansformar a la personalidad hnmana e& “a simple. cosa, algo que ni siguiera son los animales; porque el erro de Pavlov, que, como sabemos, habia sido preparado para icra hambee, sino’ cuando sonaré una eampant, pervert stancias normales esto no puede ser jamés llevado a ef enteramente eliminada frisma vida, en el sentido de Ios campos de concentracién es posibl . sblo «la société la dal © do exterior, ast el experim: © de concenttacién depende sampos de concentracién y itades para la verdadera ia, que permanece o desapa- ue It existencn de extoe campos de concen porque, por improbable que pueda parecer, “tales campos son fadera instituciGn central del poder organi- 2ador totalitario. _ Existen numerosos informes de supervivientes ™. Cuanto més auéénticos son, menos tratan de comunicar lo que rehitye a la com- To ors infomes sobre lov campos nae de cocentrcéa. son Ios de Dave Boos bar, Bueen Kocon, Sethe (Se mayo oe re Nat Cn eBoy Yr ge © fc os capon ovine eco se fy cxodente Song HSE 4 Sm cs ns pibleta Bajo el lobe 4 Los orfgenes del totaling (2, Hl towltamo en el poder 63 prensién humana y la experiencia humana —los suftimientos, le decir, lo que transforma a los hom! i ee quejan» *. Ninguno de esos rela. pasiones de ultraje y simpa siempre movilizados en pro que hable o escriba acerca de {de que los judios serian extetminados como piojos (es decir, con @ nadie no creetles. trfnseca- altado inceridad, como si hubiese con. do ua psa con ie read ca duda de las personas respecto de sf mismas y respecto Ia realidad de su propia experiencia solamente revla {0 ae los sc zis siempre habfan sabido: que los hombres tesueltos ‘« cometer crfmenes hallarén oportuno organizarlos en la escela més asta y ms improbable, No sélo porque ello toma inadecuados y ubsardos proporcionados por el sistema legal, sino porque Ja misma inmensidad de los crfmenes garantiza que los asesinos, que proclaman su inocencia con toda clase de menciras, serén més fll , quienes dicen la verded. Los nas gl Heaton «consist necro reserve a a nos tf devorando & sus propios hijs, porg este descubrimiento. Hitler hizo publicar millones meee oe oon oar oe su libro, ea cl que dedaraba que-pura rener 62 fie los que pudieran set desctitos en una capscidad o en otra como qe ser enorme —Jo que no impidié que In gente le creyera, como, | hijos de la revolucién —las facciones tusas, los centzos de poder dle manera similar, Ia afirmacién de los nazis, repetida ad nauseam, ait ol Zico 1a buncceacs. Mischos’ de fos bechoe se ” [en nuestros dias se han convertido en especialidad del Gobierno “totalitaio son muy bien conocidos a través del estudio de la Histor jempre ha habido guerras de agres ‘matanzas. de Its carecieron de frenos hasta que edentes y analogia icial de Ia dominacién totaitaria sirve, desde luego, 8 adversarios y de ace impose comienza sélo despues ando el régimen ya no to se ha sefs- ss se han con- oposicién ulterior; pero el hhaber sido superada esta fase ido en el fin, pero ello es, sélo un reconocl- 10, bajo paradéjco disfraz, de que ya no se aplica la categoria justifica los medios», de que el terror ha perdido su que ya no son los medios los que asustan a Ja gente ya la explicacién de que la revolucién, como en el porque el Dark Side of the Moon; también Davia J, Dissay, of. city aungue sus infor rmaciones son | porgue’ proeden de" adanacadass todos los imperios de Ia antigieded s de los esclavos propiedad del Estado, que etigian sus edi licos. Ni siquiera fueron invencién de los movimientos totalita- 8 campos de concentracién, Emergieron por vez primera du- la guerra de los boers, al comienzo del siglo, y siguieron siendo sng, tanto como en la India, para gut hallamos por vee primera el ino acustodia pre que fue més tarde adoptado por el “AIT Reich, Estos campos corresponden en muchos aspectos a los | campos de concentracién al comienzo de la dominacién totaitaria; tan utilizados para «sospechosos» cuyos delitos no podian ser pro- Sahel de pn anerde ve No “le di

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