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5 pasos para entrar en La Zona

Un estado mental de alta concentración y creatividad.

http://bit.ly/1d4xSPn

La Zona, también conocida como Flujo en psicología, es un estado mental de


concentración tan elevado que la sensación de control y conciencia misma de la acción
desaparece; uno simplemente fluye en la actividad.

Desconozco porqué los deportistas le llaman La Zona, pero una vez que entras es difícil
olvidar lo que se siente; es un estado donde te vuelves uno mismo con la acción. Es una
especie de «overclocking» para la sinapsis cerebral y tu instinto se vuelve
exageradamente más rápido que tu Yo consciente. Dejas de tomar acciones porque tu
cuerpo lo empieza a hacer por ti. Son tan buenas las decisiones que toma que llega un
punto en el que dejas de pensar en lo que haces y aunque sea difícil de creer, las
ejecuciones realizadas resultan perfectas.

Aprendí que dicho estado mental también ocurre para actividades que no son deporte o
artísticas —o sexuales—. Parece ser que uno puede entrar en La Zona mientras escribe
un cuento de la misma forma que un deportista lo hace cuando su cuerpo toma control
en un partido. Creo que no es lo mismo que catarsis, pero probablemente son
fenómenos que ocurren en paralelo.

Durante tu estancia en La Zona, el tiempo transcurrirá más lento y puede llegar a ser
completamente imperceptible. Este es un fenómeno bien documentado por Mihály
Csíkszentmihályi, en 1975, y sucede porque te vuelves uno mismo con la acción. El
tiempo lo medimos por los eventos que van ocurriendo, pero en ese estado no hay
eventos, simplemente fluyes en sincronía con el juego.
Los músicos también experimentan esta distorsión temporal, sobretodo durante una
presentación en vivo. Cuando una banda hace conexión tocando una canción, la
concentración de los músicos se encuentra por encima de lo normal. Durante ese
momento la canción se convierte en el único universo que importa y en el único tiempo
que fluye.

“Cuando un concierto es tan intenso que no recuerdas lo que hiciste, entonces fue un
buen concierto.” —Foals @ Royal Albert Hall.

Lo ridículo es que ya conocía bastante ese estado mental de la época cuando practicaba
Frontenis hace 7 años y aunque me había ocurrido algunas noches mientras programaba
y creo que mientras escribía, pero jamás se me pasó por la mente que era lo mismo hasta
ahora.

Asociaba ese fenómeno con alguna inyección de adrenalina del cerebro, un éxtasis por
la intensa actividad física o algo parecido de tipo fisiológico. Algo como El Muro que
los maratonistas experimentan en una carrera de larga distancia, que es un efecto mental
y físico. Leí más sobre el tema y me di cuenta de dos cosas: primero que el fenómeno
tiene ese nombre —así es, no lo conocía— y segundo que es un estado más psicológico
que fisiológico, más cognitivo.

Y si es cognitivo, entonces se puede entrar en flujo para programar, escribir, diseñar y


básicamente cualquier actividad con cierta dificultad intelectual.

En la película The Social Network se muestra como los programadores se pueden aislar
en medio de una fiesta o en la oficina para trabajar súper concentrados. Se le conoce
como: Wired In.

Ese estado de concentración es real, también le suelen llamar «estar en Hack Mode» y
otras veces como «operar en software time». Dudo mucho que alguien pueda hacerlo en
una fiesta con mucho ruido y distracciones, sin embargo sí sucede y es común que pase
en horarios nocturnos.
La semana pasada estuve tratando de “activar” el estado mientras programaba. Hice
algunos ejercicios, experimentos y hasta donde sé, estos son los pasos y
requerimientos para entrar en La Zona mientras trabajas:

1. Debes estar “bien”: dopamina y serotonina.

Para entrar en La Zona tu cerebro debe estar inundado de dopamina y serotonina. Siento
que me traiciono en muchos niveles si menciono la frase “Actitud positiva”. No es que
debas sentirte hipócritamente feliz, pero debes tener cierta paz mental o de otra forma el
más mínimo síntoma de depresión o “pensamiento negativo” te arrancará la
concentración. Para lograr esto en horario de oficina tienes dos opciones:

1. Has ejercicio antes de ir a trabajar. Antes, no el día anterior. El ejercicio


funciona como una fuente de dopamina para tu cerebro y te preparará
mentalmente el tener disciplina. A mi me funciona más ir al trabajo en bicicleta.
Llegas un poco sudado, pero también fresco y activo.
2. Tómate una taza de café. Si ya eres un adicto, toma dos. El punto es que la
molécula de la cafeína te producirá un pequeño impulso de energía extra. Bajo
condiciones normales, la adenosina en nuestro cerebro se une con su receptor y
eso nos produce sueño y fatiga; en condiciones artificiales, la cafeína se une con
el receptor de adenosina y la señal de sueño no nos llegará tan pronto.

Lo del café es en realidad malo y no tan efectivo. Principalmente porque para alcanzar
el estado mental que queremos necesitas tener control. Usar drogas es exactamente lo
contrario. Además, cuando el efecto de la cafeína pasa, tus niveles de dopamina caen de
golpe y recuperarte será difícil.

2. Enseña a tu mente a pensar

Aliméntala de información provechosa, no importa si es sobre tu trabajo o sobre


historias de la Antigua Roma, pero que sea intelectualmente valiosa. Si te la pasas en
Facebook para leer los últimos chismes o ves televisión frecuentemente, entonces estás
siendo flojo. Un flojo intelectual. Deja de hacerlo, no sólo para efectos de este
experimento sino para mejorar tu espíritu. Sal del juego de los noticieros, ellos tienen
una función muy clara: Contenidos morbosos para mentes miserables.
Internet está lleno de basura, pero también de información fascinante. Resulta
deprimente saber que se usa YouTube para ver repeticiones de la televisión. Hay
canales increíbles, educativos y artísticos, no desperdicies tus recursos cognitivos en
tonterías o te volverás un “flojo de tus neuronas” y necesitas tener una mente fresca para
activar dicho estado.

Procura leer todos los días, ir a museos seguido, jugar juegos de mesa y leer opiniones
de otras personas; para entrar en flujo mientras realizas una actividad cognitiva, tu
cerebro debe estar tan entrenado para pensar que lo pueda hacer inconscientemente.
Debes ser capaz de cuestionar ideas y situaciones sin siquiera quererlo. El problema es
que si ves televisión seguido —y me refiero a una o dos veces por semana— va a ser
más difícil que lo logres.

La televisión genera un estado contrario al flujo que buscamos; es un “flujo operado”


por programas mediocres, publicidad intrusiva y es sobretodo sin control (desde tu
perspectiva). Es decir, la televisión te dice qué ver, cuándo y a qué ritmo de consumo,
también te ofrece la ilusión de que puedes decidir el canal, pero sólo para encontrarte
que ahí también hay horarios y una programación seleccionada arbitrariamente. En
pocas y bonitas palabras, la televisión te dice al oído: “Despreocúpate, yo me encargo
de aquí en adelante.”

3. Privacidad para pensar

Si dependes del trabajo en equipo sumamente activo y colaborativo, tal vez esta guía no
es para ti. No te desanimes, según los estudios de Csíkszentmihályi existen técnicas para
lograr entrar en La Zona en grupo. Básicamente, cada miembro lo hace de forma
independiente, aunque desconozco los detalles.

Este paso es muy literal: necesitas aislarte mentalmente. Vas a fastidiar a muchos
cuando te hablen y no les contestes, pero es la única forma de entrar en flujo con tu
trabajo y obtener buenos resultados en tareas que requieren cierto grado de creatividad.

A mi me funciona usar audífonos que obstruyen el ruido externo, pero si puedes, busca
trabajar solo. No se requiere aislamiento total, pero un lugar donde tengas privacidad
ayudará bastante a tu concentración.
Ahora, poner música para trabajar tiene ventajas y desventajas, ya que cada que termina
una canción se produce una pausa que te puede desconcentrar, pero depende de cada
uno. Tampoco trates de usar música clásica, neoclásica, barroca, romántica o de
complejidad semejante. Si usas melodías complejas, acabarás concentrándote en la
música más que en la actividad que quieres ejecutar. Prueba escuchar música con
percusiones claras y melodías simples, le darán cierto ritmo a tu mente.

Nota: Muchos creen que la técnica de Pomodoro es buena para concentrarte. No sé; tal
vez sí, pero no si quieres entrar en La Zona. La idea de entrar en este complicado estado
es fusionar tu acción con tu propia identidad. La técnica de Pomodoro, en cambio,
consiste en que le pases el control a un reloj, de esta forma tus acciones se vuelven
mecánicas y periódicas.

4. Empieza simple y termina complejo

Una vez que te sientes bien físicamente, que tu mente está entrenada para pensar sin dar
la orden y que tu lugar de trabajo tiene cierto balance, estás listo para empezar los pasos
hacia el estado deseado.

Trabaja en lo simple. Empieza por desmembrar los problemas a los que te vas a
enfrentar y trata de separar los difíciles de los fáciles. Empieza por lo fácil, de esta
forma te familiarizarás con el proyecto en general. No importa si llevas meses
trabajando en esto, todos los días necesitarás mínimo la primera hora para cargar el
panorama en tu “memoria de acceso aleatorio”.

Ahora que tienes el proyecto en el portapapeles de tu cerebro, empieza a elevar la


complejidad. Tienes que hacer de este un reto intelectual —si no lo es, entonces no
podrás entrar en flujo y quizás ni lo necesites—.

Una forma de elevar tu trabajo a la categoría de reto intelectual es empezando a hacer


los cálculos que necesites únicamente con tu mente. ¿Necesitas hacer una suma? Hazla
mental. ¿Necesitas visualizar un gráfico? No lo dibujes, imagínalo. Piensa que es
ajedrez, debes imaginar las jugadas que tendrás que hacer por adelantado y prevenir lo
que pueda salir mal. ¿Tienes algún algoritmo por probar? Haz la corrida en tu mente. El
objetivo de esto es forzar a que trabaje.
Incrementa la complejidad de estas visualizaciones mentales y poco a poco la frontera
entre el controlador y la acción se empezará a borrar.

Este paso va a ser sumamente exhaustivo, sin embargo es fundamental. Estamos


hablando de que necesitamos empezar a ignorar la toma de acciones conscientes.
Aterrizar una idea en papel es buena idea si no te puedes concentrar, pero lo que
buscamos nosotros es sobre-concentrarnos y la única manera es empujando los límites
de la mente, de la misma forma que los atletas lo hacen con su cuerpo.

5. Olvídate de La Zona

Finalmente, el último paso para entrar en La Zona es no querer entrar en La Zona. Si


todo el tiempo tienes presente el objetivo, va a ser imposible lograrlo. Hay dos
analogías para explicar esto:

1. Entrar en La Zona es muy parecido a bailar. Quiero aclarar que estoy lejos de ser
un buen bailarín, pero lo poco que he aprendido es que al igual que con la
música, debes dejar de pensar en los pasos de baile y en cambio debes sentir la
música y dejarte llevar. Cuando menos te das cuenta, estás bailando como
damisela de rancho. Y cuando te das demasiado cuenta de ello, pierdes el ritmo.
Es exactamente lo mismo.
2. La segunda analogía tiene más significado por el concepto de concentración
mental. El Frontenis con «bola rápida» es un deporte que consiste en una cancha
de 30 x 10 x 10 metros de área y una pelota pequeña. El área efectiva de juego
es más del triple que una cancha de Tenis y sin embargo la pelota es más
pequeña y endiabladamente más rápida. Si pretendes seguir la pelota con la
mirada, jamás la vas a alcanzar. El ojo humano simplemente no puede seguir la
trayectoria de un objeto tan pequeño y rápido. Lo que necesitas hacer es no ver
la pelota. Necesitas ver el panorama completo y seguir la pelota usando la visión
periférica. Es totalmente inconsciente, pero aun cuando no la ves directamente,
siempre sabes dónde está y nunca la pierdes de vista.

Este es el último paso para entrar a flujo, debes dejarte llevar por la acción y no tratar de
enfocarte en ella, sino en el panorama completo. Si tu mente está bien entrenada para
pensar y no tienes preocupaciones externas, no será tan difícil lograrlo.
¿Funcionó?

Mencioné en un par de ocasiones algunos requerimientos de locura: ¿Hacer todos los


cálculos mentales? Como en los deportes, La Zona es un estado mental de mucha
concentración, pero también de mucha habilidad.

Si la actividad no representa un reto, la tarea puede convertirse en aburrida fácilmente.


Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Flow_(psychology)

Si la actividad que deseas realizar no tiene un nivel alto de dificultad no podrás


“activar” el estado, la mente necesita un estímulo fuerte. Si no existe un reto, entonces a
lo mejor no hay razón para tomarse la molestia.

Para los deportes, necesitas cierto nivel de dominio y maestría en ciertas técnicas que te
permitan jugar con predicciones de manual, sólo entonces puedes empezar a
aprovecharte de los estados de alta concentración. Si no tienes habilidad no funcionará y
sólo te producirá ansiedad y frustración.

Para el trabajo es igual, necesitas dominar la actividad que haces. La Zona no es algo
que puedes alcanzar siendo primerizo y aun cuando llevas años estudiando hay un
obstáculo por superar. “Entrenamos” la mente para procesar información de forma
lógica y mecánica, no de manera instintiva como lo hace un atleta. No me
malinterpreten, el razonamiento siempre es lógico-matemático, pero es otra cosa
totalmente lograr ese razonamiento en forma de flujo. Es por eso lo del “pequeño reto”
de hacer todo con la mente, que seguro hará que más de uno se frustre por la
complejidad.

Siendo pragmáticos y “cerdos capitalistas”, no es práctico que una industria dependa de


una técnica tan impredecible, pero si llegaste hasta aquí abajo no creo que seas alguien
que lo haga por la industria. Probablemente lo harías por el simple placer de empujar los
límites un poco más.
Además es un estado que, al menos en los deportes, es estúpidamente adictivo. ¿Que
inesperadamente has resuelto problemas de forma creativa? Eso es mero daño colateral.

En las profundidades de la cabeza de un monje budista

Matt Danzico

BBC, Nueva York

Lunes, 25 de abril de 2011

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El doctor Zoran Josipovic ha sometido al escáner a más de 20 exprimentados


meditadores.

En un laboratorio lejos del mundanal ruido de las calles de Nueva York, un


neurocientífico ha estado examinando a monjes budistas en un escáner del tamaño de un
automóvil, para entender mejor la antigua práctica de la meditación.

La pregunta es si una investigación de este tipo podría no sólo develar los secretos de
una vida armoniosa, sino también arrojar luz sobre una serie de misteriosas
enfermedades en el mundo.
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Zoran Josipovic, investigador y profesor adjunto de la Universidad de Nueva York dice


que ha estado escudriñando los cerebros de monjes budistas mientras están meditando
en un intento de entender de qué manera sus cerebros se reorganizan durante el
ejercicio.

Desde 2008, el investigador ha estado poniendo las mentes y los cuerpos de


prominentes figuras budistas dentro de una máquina de imágenes de resonancia
magnética funcional, de cinco toneladas.

"Lo que estamos tratando de hacer es rastrear los cambios en las redes del cerebro
mientras la persona se mueve entre estos dos modos de atención "

El escáner rastrea el flujo sanguíneo dentro de la cabeza de los monjes mientras éstos
meditan dentro de las paredes de la máquina, las que reproducen el eco de un ritmo
musical cuando la máquina está en funciones.

El doctor Josipovic, quien también oficia de monje budista, dice que espera averiguar
cómo algunos meditadores consiguen un estado de "no dualidad" o de "unicidad" con el
mundo, una especie de conciencia unificadora entre la persona y su medio.

"Algo que la meditación les da a quienes la practican frecuentemente es el cultivo de la


atención", dice el doctor Josipovic, agregando que el dominio de esa habilidad puede
conducir a una forma de ser más tranquila y feliz.

"El estudio de la meditación, particularmente en los últimos diez años o algo así, se
mostrado muy prometedora porque apunta a la habilidad del cerebro de cambiar y
optimizarse de una manera en que no creíamos posible".
Cuando alguien se relaja hasta un estado de "unicidad", las redes neurológicas en los
practicantes avanzados cambian en la medida en que se rebaja la pared entre la persona
y el ambiente en que se desenvuelve, dice Josipovic.

Y esta reorganización del cerebro puede conducir a que algunos meditadores afirmen
estar en profunda armonía con el ambiente que los rodea.

Cambio de atención

La investigación del doctor Josipovic es parte de un esfuerzo mayor para entender de


mejor manera lo que los científicos consideran como le red establecida en el cerebro.

El cerebro tiene la capacidad de reorganizarse y optimizarse de una manera


inconcebible hace sólo algunos años.

Dice que el cerebro parece estar organizado en dos sistemas de redes: la red extrínseca y
la intrínseca o establecida.

La parte extrínseca del cerebro se activa cuando el individuo acomete tareas externas,
tales como hacer deportes o servirse una taza de café.

La parte intrínseca o establecida aflora cuando la gente reflexiona en asuntos que los
involucran a ellos mismos y sus emociones.

Sin embargo, estas redes está raramente activas en forma plena al mismo tiempo. Y
como en un balancín, cuando una adquiere preeminencia, la otra baja, y viceversa.

El tejido neurológico les permite a los individuos concentrarse más fácilmente en una
tarea a la vez, sin ser consumido por distracciones, tales como el soñar despierto.
"Lo que estamos tratando de hacer es rastrear los cambios en las redes del cerebro
mientras la persona se mueve entre estos dos modos de atención", dice el doctor
Josipovic.

El científico descubrió que algunos monjes budistas y otros experimentados


meditadores tienen la habilidad de mantener ambas redes activas, al mismo tiempo,
durante la meditación, lo que implica que han encontrado la forma de elevar los dos
lados del balancín al mismo tiempo.

Y el doctor Josipovic cree que esta habilidad de manejar ambos sistemas de redes al
mismo tiempo puede conducir a los monjes a experimentar un armónico sentimiento de
"unicidad" con el medio que nos rodea.

Autorreflexión

Anteriormente, los científicos creían que la red establecida, de aurreflejo, simplemente


se activaba cuando una persona no tenía tarea alguna en que fijas su atención.

El cerebro parece estar organizado en dos sistemas de redes: la red extrínseca y la


intrínseca o establecida.

Sin embargo, los científicos descubrieron en la década pasada que esta sección del
cerebro se hincha de actividad cuando el sujeto piensa en sí mismo.

El sistema de redes establecido salió a la luz en 2001, cuando el doctor Marcus Raichle,
un neurólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en el estado
estadounidense de Misouri, comenzó a utilizar el escáner con cerebros de individuos a
los que no se les daba ninguna tarea que realizar.
Los pacientes se aburrían rápidamente y Raichle notó que una segunda red neuronal se
agitaba con actividad, cosa que confundió al científico.

Otros científicos propusieron la idea de que los individuos estaban pensando en ellos
mismos.

El doctor Raichle dice que quienes estudian la red establecida pueden llegar a descubrir
los secretos de algunos trastornos psicológicos como el Alzheimer, la depresión o el
autismo.

El doctor Josipovic ha sometido al escáner los cerebros de más de veinte


experimentados meditadores, tanto de monjas como de monjes que estudiaron
primeramente el estilo de meditación budista tibetano,

Dice que su investigación, que pronto verá la luz, se dedicará por el momento a explicar
las implicaiones neurológicas de la "unicidad" y tranquilidad; aunque, claro está,
mejorar nuestro entendimiento del Alzheimer o del autismo, mientras se recorre el
camino, no deja de ser un bienvenido complemento.

Método japonés para combatir la pereza o regla del


minuto

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"Desde el lunes empezaré una nueva vida, empezaré a ir al gimnasio, a hacer yoga,
y a leer por las noches...." —cada uno de nosotros se traza periódicamente algunas
metas y no las alcanza, y las posterga al mes siguiente, o a dentro de dos meses
o incluso para el año que viene.
A veces sí ocurre que empezamos a hacer lo que nos habíamos planeado pero luego de,
por ejemplo, haber entrenado 3 veces por semana varias horas al día repentinamente
lo dejamos todo de lado para siempre o al menos por un periodo considerable de tiempo
¿por qué ocurre eso? Porque la carga es demasiado grande, porque nos sentimos
cansados y aún no estamos acostumbrados.

Método Kaizen, o regla del minuto

La esencia de este método está en que la persona ejecute determinada tarea cada
día a la misma hora durante un minuto. Un minuto es muy poco tiempo y eso quiero
decir que cualquiera puede hacerlo y la pereza no se interpondrá en su camino. Esas
mismas tareas que no querías hacer durante media hora y para las cuales normalmente
encuentras alguna excusa podrán ser fácilmente ejecutadas durante 60 cortos segundos.

Saltar la cuerda, hacer flexiones de pecho, ejercitar un poco los músculos de los ojos,
hacer algo de yoga, leer un libro en otro idioma — no es nada dificil cuando sabemos
que sólo ejecutaremos esa tarea durante un minuto: por el contrario, es motivo
de alegría y satisfacción. Y es precisamente dando pequeños pasos que puedes
alcanzar resultados que seguramente ni te imaginabas.

Es también muy importante el hecho de que vencerás a esa vocecita en tu interior que
te repite que no podrás hacerlo, dejarás de lado el sentimiento de culpa, impotencia
y disfrutarás de la agradable sensación del deber cumplido. Una vez inspirado, seguro
y motivado podrás aumentar el tiempo a cinco minutos (siempre de a poco) y así
sucesivamente. Luego, casi sin darte cuenta lograrás pasar media hora o más tiempo
haciendo lo que siempre habías querido hacer ¡el progreso será evidente!

La palabra “Kaizen“ en japonés se compone originalmente de otras dos palabras ”kai" =


cambio y “zen” = sabiduría. El autor de este concepto de gestión de calidad es Masaaki
Imai, él piensa que Kaizen es una verdadera filosofía de vida que puede ser utilizada
exitosamente en el area de los negocios y en la vida privada. En especifico, muchos
procesos de control de calidad en las fabricas tienen que ver con el Kaizen.

Puede que a nosotros los occidentales nos parezca que este método japonés
no es efectivo porque nos han enseñado que no es posible obtener buenos resultados sin
una cantidad enorme de esfuerzo, pero también es cierto que proyectos maratónicos que
exigen gran cantidad de energía y esfuerzo pueden acabar por hacer que la persona
se derrumbe y no obtener resultado alguno. El método Kaizen es útil para todos
y puede ser adaptado a cualquier esfera de la vida. Los japoneses, por ejemplo, usan
la estrategia del crecimiento gradual y constante para mejorar la gestión de procesos.

Ahora sólo queda saber qué quieres y empezar a usar el método Kaizen. Recuerda, hasta
el camino más largo comienza con un sólo paso, y no tiene nada de malo en que sea
corto.

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