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4 pasos para orar a Dios – Cómo orar

correctamente para lograr bendiciones


06/03/2019

Cómo orar a Dios es un tema muy importante para todos los cristianos.
La oración a menudo es ignorada por nosotros en nuestra vida diaria.
Muchas veces, oramos ante Dios de manera superficial, simplemente
pasando por las formalidades. Nunca hemos presentado nuestros
corazones ante Dios para tener oraciones verdaderas, y simplemente
nos apresuramos a ir ante Él para orar y admirarlo cuando nos
encontramos con algunos problemas. Es por esa actitud que no
sabemos cómo orar a Dios, incluso si hemos creído en Él por muchos
años. Hoy, compartamos cómo orar a Dios juntos.

1. ¿Qué significa realmente orar?

Un día, un amigo mío vino a mi casa y se reunió conmigo. Al hablar


sobre este tema, el sacó un libro y me leyó: “¿Qué significa orar
realmente? Quiere decir hablar con Dios las palabras que están
dentro de tu corazón y comunicarte con Dios después de que
comprendiste Su voluntad, basándote en Sus palabras; quiere decir
sentirte particularmente cerca de Dios, sentir que Él está enfrente de
ti y que tú tienes algo que decirle; y quiere decir que está
especialmente radiante dentro de tu corazón y sentir que Dios es
especialmente precioso. Te vas a sentir especialmente constreñido
y, después de escuchar tus palabras, tus hermanos y hermanas se
van a sentir complacidos, van a sentir que las palabras que hablas
son las palabras que están dentro de sus corazones, las palabras
que quieren decir y que lo que tú dices representa lo que ellos
quieren decir. Esto es lo que significa orar verdaderamente”. De
“Acerca de la práctica de la oración” Este párrafo de palabras me
permitió entender: Una oración verdadera significa hablar nuestras
sinceras palabras a Dios y abrir nuestros corazones para estar en
comunión con Él acerca de nuestras dificultades, las cosas que
enfrentamos y las preguntas que no entendemos. Al orar a Dios y
acercarnos a Él, comprendemos su voluntad y encontramos las formas
de practicar. Con una oración como esta, podemos tener una mente clara
e iluminada bajo la guía de Dios, para que podamos ver la verdadera
naturaleza de los problemas más a fondo. Mientras tanto, podemos sentir
que Dios tiene razón a nuestro lado; nuestros corazones se sentirán
particularmente cerca de Él y nuestra relación con Él se acerca
gradualmente. Si siempre oramos a Dios de esta manera, nuestras
oraciones estarán detrás de su corazón y seguramente serán
respondidas.

2. ¿Cuál es el contenido de las oraciones?

Más tarde nos comparamos sobre el contenido de las oraciones. Muchas


veces nuestras oraciones ante Dios son secas y banales y no sabemos
qué decir; solo expresamos todas las dificultades y preocupaciones en
nuestra vida y trabajamos para Dios, sin preocuparnos si se ajusta a su
voluntad o no, o si Él la escuchará, solo balbuceamos una y otra vez
como recitando las Escrituras. Como resultado, no podemos obtener el
trabajo del Espíritu Santo y nuestros problemas no pueden ser resueltos.
¿No es esto ignorante? En realidad, el Señor Jesús nos lo ha dicho hace
mucho tiempo, “No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó
qué beberemos, ó con qué nos cubriremos? Porque los Gentiles
buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de
todas estas cosas habéis menester. Mas buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6:31-33). De este pasaje de las palabras de Dios,
llegamos a entender: Orar no es buscar lo que comeremos, beberemos o
vestiremos. Dios ha dispuesto concienzudamente estas necesidades
materiales para nosotros desde que llegamos a este mundo, y no hay
necesidad de que recemos por ellas. Esto es similar a un simple niño;
¿Necesita decirle a sus padres lo que comerá y pondrá todos los días?
No. Todos los artículos necesarios de su vida han sido arreglados
apropiadamente por sus padres. En muchos casos, le pedimos a Dios:
“Señor, no tengo un buen trabajo, por favor dame uno”, “Señor, estoy
siendo muy presionado, por favor dame la oportunidad de ganar dinero”,
y así sucesivamente; ese tipo de oraciones no está en línea con la
voluntad de Dios. Dios nos ha dicho cuál debería ser el contenido de las
oraciones, “Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero
estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes
hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus
exigencias para el hombre… Cuando tengas esta carga, con toda
seguridad Dios te perfeccionará; no sólo debes orar por tu bien sino
también por el bien de llevar a cabo la voluntad de Dios y por el bien
de amarlo a Él. Esa es la clase de oración más verdadera”. ¿Son sus
oraciones con el propósito de llevar a cabo la voluntad de Dios? Si
oramos por nosotros mismos, por el bien de satisfacer nuestra propia
carne y nuestros deseos egoístas, Dios definitivamente no aceptará
nuestras oraciones.

3. ¿Cuál es el significado de la oración?

Con respecto a la importancia de la oración, después de nuestra


confraternidad, entendimos: Sólo cuando comprendamos por qué oramos
a Dios y la importancia de la oración, le daremos gran importancia a orar
y orar con nuestros corazones. Solo cuando sepamos la importancia de
lo que hagamos, muchos problemas podrán resolverse fácilmente.
Entonces, después de todo, ¿cuál es el significado de la oración? Dios
dice: “La oración es una de las formas en las que el hombre coopera
con Dios, es un modo por medio del cual el hombre invoca a Dios y
es el proceso por medio del cual el Espíritu de Dios toca al hombre.
Se puede decir que los que están sin oración son muertos que no
tienen espíritu, lo que prueba que les hacen falta las facultades para
que Dios los toque. Sin la oración, no pueden alcanzar una vida
espiritual normal, mucho menos pueden seguir la obra del Espíritu
Santo; sin la oración, rompen su relación con Dios y no pueden
recibir la aprobación de Dios. Siendo que eres alguien que cree en
Dios, entre más ores, más te toca Dios. Esas personas tienen una
mayor determinación y pueden recibir más la iluminación más
reciente de Dios; como resultado, el Espíritu Santo puede
perfeccionar sólo a personas como estas tan pronto como sea
posible”. De “Acerca de la práctica de la oración”

4. ¿Cómo podemos entrar en la verdadera oración?

Acabamos de decir que “¿Qué es la oración verdadera?”. Entonces,


¿cómo entramos en la oración verdadera? Las palabras de Dios nos
dicen la respuesta, “Mientras oras tu corazón debe estar en paz
delante de Dios y debe ser sincero. Estás realmente teniendo
comunión y orando con Dios; no debes engañar a Dios usando
palabras que suenen bonito. La oración se centra alrededor de
aquello que Dios quiere completar hoy. Pídele a Dios que te ilumine
y te esclarezca más, y lleva tu estado real y tus problemas delante
de Él para que ores y tomes la determinación ante Dios. Orar no es
seguir un procedimiento sino buscar a Dios usando tu corazón
sincero. Pide que Dios proteja tu corazón, capacitándolo para que
con frecuencia esté en paz delante de Dios, capacitándote para que
te conozcas y te desprecies y te abandones en el ambiente que Dios
ha puesto para ti, permitiéndote así tener una relación normal con
Dios y haciendo de ti alguien que verdaderamente ama a Dios”.
Estas palabras nos hacen comprender: Podemos entrar en la verdadera
oración siempre que comprendamos estos tres aspectos: Primero,
debemos estar callados delante de Dios, hablando desde el corazón;
nunca debemos engañar a Dios con palabras de alabanza y nunca
engañarlo con falsedades o palabras vacías. Segundo, debemos orar
sobre las cosas reales y la situación arreglada por Dios. Por ejemplo,
nuestra dificultad práctica es que no sabemos cómo practicar para ser
una persona honesta, sin embargo, oramos para que Dios nos purifique
porque todavía tenemos una disposición arrogante. Entonces esto será
incorrecto si oramos así, demuestra que no poseemos el pensamiento de
la gente normal. Tercero, orar no es pasar por el proceso, sino acercarse
sinceramente a Dios para buscar la verdad relacionada y el camino de la
práctica, a través del cual podemos obtener la obra del Espíritu Santo y
tener un conocimiento más profundo de nuestra propia disposición
corrupta y una mejor comprensión de la voluntad de Dios para salvar al
hombre al poseer estos tres aspectos de la práctica, podemos entrar en
la verdadera oración.

Nuestra reunión me ha permitido comprender los cuatro aspectos


anteriores de la verdad con respecto a la práctica de la oración. Espero
que te ayude. ¡Gracias al Señor! Al final, me gustaría compartir con
ustedes el conocimiento general básico de la oración:

1.No digas a ciegas lo que venga a tu mente. En tu corazón debe


haber una carga, es decir, debes tener un objetivo cuando ores.
2. Tus palabras deben contener las palabras de Dios; se deben
basar en las palabras de Dios.
3. Al orar no puedes volver sobre lo ya dicho por otros; no debes
traer a colación cosas obsoletas. Especialmente te debes entrenar
en hablar las palabras actuales del Espíritu Santo; sólo entonces
podrás hacer una conexión con Dios.
4. La oración de grupo se debe centrar alrededor de un núcleo, que
debe ser la obra del Espíritu Santo hoy.
5. Todas las personas deben aprender cómo orar por los demás. En
las palabras de Dios deben encontrar la porción por la que quieren
orar, sobre la que tengan una carga y por la cual deban orar con
frecuencia. Esta es una manifestación del cuidado que se tiene de la
voluntad de Dios.
De “Acerca de la práctica de la oración”

Es útil reconocer que hay diversos grados de experiencia cuando


se trata de orar en el Espíritu. No se siente como un avivamiento
cada vez que oramos en el Espíritu. Hay diferentes experiencias de
sentirse llevado o empujado hacia adelante. A veces orar en el
Espíritu no se sentirá electrizante en absoluto. Se sentirá como un
gemido. El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad e intercede por
nosotros de acuerdo con la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27).

Pregunta: "¿Qué es orando en el Espíritu?"

Respuesta: Orando en el Espíritu es mencionado tres veces en la Escritura. 1 Corintios


14:15 dice, “¿Qué pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento;
cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.” Efesios 6:18 dice,
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los santos.” Judas 20 dice, “Pero vosotros,
amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo.” Algunos
cristianos entienden que estas Escrituras se refieren a orar en lenguas, una opinión que
no tiene base bíblica.
La palabra griega traducida “orar en” el Espíritu, puede tener muchos diferentes
significados. Puede significar “por medio de,” “con la ayuda de,” “en la esfera de,” y
“en conexión con.” Orando en el Espíritu no se refiere a las palabras que decimos. Más
bien se refiere a cómo es que estamos orando. Orando en el Espíritu es orar de acuerdo
a la dirección del Espíritu. Es orar por las cosas que el Espíritu nos guía a que
oremos. Romanos 8:26 nos dice, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”

Tal vez la principal razón por la que orar en el Espíritu es vinculado con las lenguas, se
encuentra en 1 Corintios 14:15. En el contexto de la discusión sobre el don de lenguas,
Pablo menciona “oraré con el espíritu.” 1 Corintios capítulo 14 repetidamente establece
que cuando una persona habla en lenguas, mientras que ella no sabe lo que está
diciendo, puesto que está hablando en un lenguaje que no conoce, nadie puede
entender lo que está diciendo… a menos que alguien interprete por él. En Efesios 6:18,
Pablo nos instruye y dice, “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” ¿Cómo
debemos orar con toda perseverancia y súplica, y por los santos, si nadie entiende lo que
se dice? Por tanto, orar en el Espíritu debe ser entendido como orando en el poder del
Espíritu, y de acuerdo a Su voluntad, no como orando en lenguas.

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Capítulo 3
Poder en La Oración Por Medio De Orar En El Espíritu

Introducción

"…pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos…" (Ro


8:26). Tan extraño como aparenta ser, el poder en la oración es
únicamente para los que son suficientemente humildes para reconocer
que no saben cómo orar.

El Espíritu Santo está buscando personas como esas, a fin de revestirlas


de poder en la oración.

"…el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir
como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles" (Ro 8:26).

Únicamente cuando tenemos la capacitación del Espíritu Santo en la


oración, es que podemos obedecer el mandato dado por Pablo a los
santos de Efeso: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu…" (Ef 6:18).

¿Qué significa "orar en el Espíritu"? ¿Por qué es diferente esa oración de


las demás formas de oración? Deseo explicar la diferencia en este
capítulo.

A. DIVERSAS FORMAS DE ORACIÓN


Existen muchas maneras a través de las cuales podemos allegarnos al
Señor en oración. Todas son importantes y tienen su lugar en la Iglesia y
en nuestro caminar con Dios.

1. La Oración Contemplativa
Algunas órdenes religiosas han dado toda su vida a la oración. Son
devotos a conocer de Dios y se relacionan a su voluntad a través de
meditación, pensamientos contemplativos y oración.

Su preocupación por el mundo es básicamente producida por la


"intercesión": oración a favor de los demás. Ésta es una forma de oración
muy notable e importante. Sin embargo, los envueltos en esa clase de
oración raras veces aprenden a "orar en el Espíritu".

2. Libros De Oración
Muchos leen sus oraciones de "libros". Tenemos un libro de oración en la
Biblia; se llama el Libro de los Salmos. Cuando tales oraciones son
leídas con un corazón que realmente busca agradar a Dios, el Espíritu
Santo puede producir la vida de la Palabra Viviente en la Palabra Escrita.

3. Oraciones Dirigidas
Otros repiten "las oraciones dirigidas". La mayoría de nosotros hemos
tenido la ayuda de alguien para dirigirnos en nuestra primera oración. Los
niños son enseñados a orar por sus padres. A menudo guiamos a las
personas a decir "la oración del pecador".

Recientemente presencié un evento agradable y humorístico relacionado


con la "oración dirigida" en una iglesia. Al final del servicio, un joven le
preguntó a un visitante si deseaba recibir a Cristo como su Salvador.

- "No, creo que no estoy listo para hacer tal decisión", fue la respuesta
del visitante. El joven le preguntó: "¿Sabría usted qué orar cuando esté
listo?"
- "No, creo que no lo sabría" - fue la respuesta honesta del visitante. -
"¿Querría saberlo?" - "¡Sí! Creo que querría."

El joven continuó diciendo: "Esta es la oración que deberá orar. Repítala


después de mí". Luego dirigió al visitante en una "oración dirigida" simple
de arrepentimiento. Le dijo qué debería orar para invitar a Jesús a entrar
a su corazón como Señor y Salvador.

A medida que el visitante repetía la oración, lágrimas comenzaron a


descender de sus ojos. Su rostro fue iluminado de gozo. El Espíritu Santo
derritió su resistencia y Cristo vino a morar a su corazón, ¡así fue como
nació de nuevo!

Sí, Dios honra toda clase de oración si somos sinceros y lo hacemos con
fe. Sin embargo, tan maravilloso como pueda ser esto, no es como "orar
en el Espíritu".

4. Lista De Oraciones
Otra forma de oración es la que algunos llaman la técnica de la "lista de
oraciones". Algunos de nosotros tenemos una lista de necesidades y
deseos que llevamos ante Dios en oración. Las escribimos con el fin de
no olvidarnos de seguir orando hasta que recibamos la respuesta de
Dios.

La lista podría incluir peticiones de oración por nuestras familias, amigos,


nuestra iglesia, el pastor, etc. Cuando nuestros motivos son correctos,
esto también es una forma de oración que resulta en bendición.

De hecho, Santiago 4:2 nos dice que algunas veces "…no tenéis lo que
deseáis, porque no pedís".

Un ejemplo de esto aparece en la historia del "hijo pródigo" (Lc 15:11-31).


El hermano menor había pedido y recibido su herencia (su parte de la
fortuna de la familia). En rebelión, se fue lejos de su padre y hermano
mayor a vivir una vida dada completamente al pecado.

Muchos meses después, se arrepintió y regresó al hogar. Había


desperdiciado su herencia; no tenía un hogar donde vivir, ni dinero para
comprarse el pan de cada día. Su padre lo recibió con gran gozo de
vuelta a su hogar, le perdonó y le hizo una gran fiesta para celebrar el
retorno de su hijo pródigo.
El hermano mayor se quejó ante su padre: "...y nunca me has dado ni un
cabrito para gozarme con mis amigos". El padre le respondió: "Hijo, tú
siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas". Él podía hacer
una fiesta cuando quisiera.

El hermano mayor no había pedido nada, y esa era la razón de no haber


recibido. Es evidente que había estado viviendo por debajo de sus
privilegios. Si hubiera querido más, todo lo que tenía que hacer era pedir.
Ese era su derecho como hijo primogénito.

B. EL ABUSO DE LA ORACIÓN Y LOS DONES ESPIRITUALES


Existen dos errores que podemos cometer en la oración. El primero es
olvidar pedir. El segundo es más serio: El pedir con egoísmo, es decir,
cuando pedimos algo que es contrario a la voluntad de Dios.

Santiago habla acerca de estos dos problemas. "Codiciáis, y no tenéis;


matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero
no tenéis lo que deseáis, porque no pedís [conforme a la voluntad de
Dios]. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en
vuestros deleites" (Stg 4:2,3).

1. Orando Con Codicia


La palabra "codicia" es muy fuerte en el lenguaje griego del Nuevo
Testamento. Significa cualquier deseo excesivo de parte del hombre.
Usualmente, es malo en su naturaleza. Pablo se refiere a esa palabra en
sus cartas de amonestación y consejos a Timoteo:

• "…caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas…"


(1 Ti 6:9).
• "Huye también de las pasiones juveniles…" (2 Ti 2:22).
• "arrastradas por diversas concupiscencias" (2 Ti 3:6).

Codicia, es desear algo con ardor o vehemencia. Está relacionado con la


"envidia" o deseos egoístas y "avaricia", que es desear lo que pertenece
a otros.

Esto se expresa a sí mismo de muchas maneras: la codicia por


posiciones prominentes, por el poder, por el dinero y los placeres
inmorales.

Si usamos las oraciones para recibir cosas que satisfagan nuestros


deleites, podríamos correr el riesgo de caer en un gran peligro espiritual.
De seguro que perderemos la confianza de Dios debido a la inmoralidad
de nuestros motivos. La realidad es que hemos orado impulsados por un
espíritu de codicia y avaricia.

Algunos han sido enseñados que la oración es un medio de conseguir


cualquier cosa que queramos de parte de Dios. Si usted ha sido
enseñado de esa manera, tal vez ni siquiera ha comprendido que está
orando impropiamente. La oración no es para adquirir todas las cosas
materiales que deseemos. Éstas, son principalmente para descubrir lo
que Dios desea.

Nuestras energías y oraciones deben ser enfocadas para "buscar


primeramente el reino de Dios y su justicia..." (Mt 6:33).

Dios conoce las cosas que necesitamos y promete suplirlas si


procuramos primero el Reino de Dios y Su justicia. Si buscamos las
"cosas materiales" más bien que el Reino de Dios, nos estaremos
moviendo hacia la dirección que desagrada a Dios y que será
espiritualmente peligrosa para nosotros.

2. Orando Impropiamente
Uno de los juicios mayores o terribles que Dios puede enviar sobre
nosotros, es concedernos lo que egoístamente insistimos que nos dé en
oración. Si nuestras oraciones emergen del motivo erróneo, puede que Él
retenga la respuesta por un tiempo. Ahora, si seguimos insistiendo que
nos otorgue lo que es impropio en oración, puede que nos lo conceda,
sin embargo, con tal respuesta viene el juicio.

El Salmo 106:15 dice lo siguiente acerca de los hijos de Israel: "Y Él les
dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos".

Los israelitas se cansaron de la dieta diaria del maná (pan del Cielo). Así
que, le pidieron a Dios que le enviara "carne" que comer. "…Se
entregaron a un deseo desordenado en el desierto; y tentaron a Dios en
la soledad" (Sal 106:14).

Finalmente Dios les concedió lo que le pidieron, pero con la respuesta les
envió una plaga de muerte sobre sus cuerpos. El orar impropiamente o
para satisfacer las pasiones [deseos] de la carne, ciertamente puede
resultar en algo trágico para nuestras vidas.
3. Los Motivos Y Actitudes Equivocadas
Podemos hacer mal uso o abusar de los dones de Dios. La historia del
Profeta Balaam es un buen ejemplo del abuso de un don espiritual (Nm
22-24).

Balaam tenía un Don genuino de Profecía. Sus profecías son las más
elocuentes en toda la Biblia. Ninguna de ellas dejó de cumplirse. El
problema de Balaam no radicaba en su don o ministerio, sino más bien
en sus motivos. Él usó su don para ganar fama y fortuna para sí mismo.

El Rey Balac le prometió oro y gloria si profetizaba para él y maldecía al


pueblo de Dios. Le pidió a Dios si podía ir al Rey Balac. "Entonces Dios
dijo a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito
es" (Nm 22:12).

Al principio, Balaam obedeció a Dios y no fue. Pero el Rey Balac le


prometió riquezas y prestigio, y Balaam continuó insistiendo ante Dios
que le diera permiso para ir a verlo.

Finalmente, Dios permitió a Balaam hacer su voluntad, pero colocó un


ángel con una espada en la senda para matar a Balaam. El no podía ver
el ángel, pero su asno sí lo vio claramente. La codicia carnal de Balaam
por fama y fortuna, había cegado su visión profética. Su fiel asno fue
quien le salvó la vida en ese tiempo.

La Biblia nos dice las razones de Dios para engañar a Sus sirvientes
desobedientes. "Por esto Dios le envía un poder engañoso, para que
crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no
creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2 Ts
2:11, 12).

Los motivos y actitudes de Balaam fueron malos. Estuvo dispuesto a


maldecir el pueblo de Dios para ganar fama y fortuna personal. Él se
complació en "el placer e injusticia". Por lo tanto, Dios le envió un terrible
espíritu de error o engaño. Iba por el camino errado sin saberlo. Sus
motivos y acciones injustas lo cegaron de tal manera, que no pudo ver la
espada que el ángel iba a usar para matarlo.

El resultado final de la historia fue trágico y lamentable, tanto para


Balaam como para Israel. Balaam murió por su pecado (Nm 31:8).
Seamos pues como Jesús: "…Padre… pasa de mí esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya" (Lc 22:42).

C. EL ESPÍRITU SANTO NOS AYUDA A ORAR


Pablo nos llama y anima a "orar en el Espíritu". Como veremos, esta es
una manera segura de evitar las oraciones impropias o desagradables a
Dios. Pablo desarrolla este pensamiento en Romanos. Él, Explica
cuidadosamente cómo el Espíritu Santo puede ayudarnos a medida que
nos rendimos a éste cuando oramos:

"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos" (Ro 8:26, 27).

Los líderes de la Iglesia afrontan constantemente circunstancias y


problemas en los que realmente no saben cómo orar o qué pedir en
oración.

Algunas veces los problemas son tan grandes y las vidas de las
personas están tan atadas, que no sabemos de qué manera podemos
ayudarlas.

También hay muchas clases de problemas: Estos requieren el


envolvimiento de personas, decisiones, lugares, finanzas, salud y
necesidades espirituales.

Muy a menudo, podemos ver que las vidas de las personas son como
redes que se han enredado de tal manera, que parecen una envoltura o
lío grande. No sabemos dónde comenzar para tratar de desenredarlas.
Queremos hacer lo correcto, de la manera correcta, con la gente
correcta, en los lugares correctos y por las razones correctas. Pero
¿dónde comenzamos?

¡Qué consuelo es entender que el Espíritu Santo nos conoce mejor que
nosotros mismos! Él sabe quienes somos, donde estamos y como
estamos. Él también conoce la voluntad y respuesta del Padre para cada
necesidad. Su sabiduría y poder, sustituyen nuestra falta de sabiduría. El
Espíritu Santo sustituye nuestras debilidades y deficiencias en la oración.
Y más que eso, está presto para poner las palabras que oramos en
nuestros labios según la voluntad de Dios. ¿Cómo sucede eso? Eso
sucede cuando "oramos en el Espíritu".

1. Orando En El Espíritu
La frase anterior, es usada en el Nuevo Testamento, para describir una
clase de oración que sobrepasa las limitaciones de nuestro intelecto y
conocimientos.

En Judas 20, somos animados a "edificándoos sobre vuestra santísima


fe, orando en el Espíritu Santo".

En Efesios 6:18, Pablo nos dice que entremos a la guerra contra los
principados y poderes "…orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu".

a. El Don De Lenguas Dado Para Orar. Pablo explica cómo orar en el


Espíritu en 1 Corintios 14:14: "Porque si yo oro en lengua desconocida,
mi espíritu ora…". Uno de los usos principales del Don de Lenguas es
"orar en el Espíritu".

"Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios…"


(1 Co 14:2).

El usar el Don de Lenguas en oración, es uno de los beneficios benditos


de ser bautizados con el Espíritu Santo.

b. El Espíritu Santo Nos Capacita. Cuando nos rendimos a la acción


del Espíritu Santo sobre nosotros, comenzamos a "orar en el Espíritu".
Pablo nos enseña que tres cosas importantes toman lugar cuando
oramos en el Espíritu (Ro 26, 27):

1) El Espíritu Santo nos habilita para orar las oraciones de Dios.

2) El Espíritu Santo nos capacita para sentir los sentimientos de Dios.

3) El Espíritu Santo nos capacita para pensar los pensamientos de


Dios.

c. Tenemos Que Rendirnos Al Espíritu.


1) Orando Las Oraciones De Dios. En el año 1968, estábamos
envueltos en un día de ayuno y oración. Una anciana profeta de nombre
Ruth Banks formaba parte del equipo de oración que estaba dirigiendo.
Para mi asombro, cuando ella colocaba las manos sobre la cabeza de
alguien y comenzaba a orar, parecía conocer todo acerca de la persona.
Oraba por los detalles íntimos de su vida que nadie sabía, excepto esa
persona por la cual oraba (y el Espíritu Santo).

Las personas por quienes oraba irrumpían en sollozos de


agradecimiento, y las oraciones de Ruth Bank venían directamente del
cielo. Sabían que estaba "orando en el Espíritu". Ella se rendía a la
acción del Espíritu sobre su vida y oraba las oraciones de Dios.

Esas personas eran animadas al saber que Dios conocía todos sus
problemas. Él las amaba lo suficiente como para usar a uno de sus
sirvientes para orar por la mayoría de las necesidades desesperadas en
sus vidas. La Biblia nos dice que eso es lo que debe suceder cuando
permitimos que el Espíritu Santo obre a través de nosotros. "Lo oculto de
su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro,
adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre
vosotros" (1 Co 14:25).

Le pedí a Dios ese mismo día: "Amado Dios, ayúdame a orar como Ruth
Banks ora". Me alegro en reportar que en los años que han pasado
desde entonces, el Señor ha contestado esa oración. He aprendido a
rendirme a la acción del Espíritu en mi vida.

Él hará lo mismo por usted si emplea tiempo diariamente ante Su


presencia, esperando en Él. Usted puede orar las oraciones de Dios a
medida que aprende a usar los Dones de Lenguas, Interpretación de
Lenguas y el Don de Profecía en oración.

2) Sintiendo Los Sentimientos De Dios. En Romanos 8:26 Pablo nos


dice que el Espíritu Santo hace intercesión por nosotros "con gemidos
indecibles". La acción del Espíritu sobre nosotros, en oración, puede traer
una agonía que es semejante a los dolores de parto que una mujer
experimenta cuando da a luz un niño. El Espíritu nos constriñe a orar con
gemidos y quejidos tan intensos, que no es posible describirlos con
palabras. Es una oración que emerge directamente de nuestros
corazones y va directamente al corazón de Dios.

Las Escrituras nos dicen que hubo ocasiones en las que Jesús oró al
Padre de esa misma manera.
"…en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran
clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa
de su temor reverente" (He 5:7).

En el año 1960, el Señor me dirigió hacia la nación de Japón. Vino sobre


mí una dirección sobrenatural y, en ese viaje misionero, ocurrían
milagros tras milagros. Fue en Japón que tuve una de las experiencias
más profundas en mi vida. Me encontré como el Profeta Jeremías en los
tiempos del antiguo Testamento, llorando casi continuamente por los
habitantes japoneses. Lágrimas llenaban mis ojos a medida que los
sentimientos del amor y tristeza de Dios saturaban mi corazón.

Dios ama a los japoneses tanto como a cualquier otra nación, y Él me


estaba constriñendo a sentir Su amor por ellos. Pero el corazón de Dios
estaba muy triste, debido a que Japón no había correspondido a Su
amor, por el contrario, le había rechazado al no aceptar el evangelio.
También estaba muy triste por la arrogancia e idolatría de éstos.
Durante semanas, de día y de noche (en privado y a menudo en público)
incontrolables sollozos emergían de mi corazón como una inundación.
Trataba de buscar algún lugar privado para llorar las lágrimas de Dios,
pero algunas veces era imposible. Cuando me sucedía esto en público,
me avergonzaba, pero sabía que Dios me estaba usando en oración para
romper las ataduras espirituales de las tinieblas que cubrían a los
habitantes de Japón. Me enteré más tarde que muchos otros
predicadores tuvieron la misma experiencia en Japón.

Si nos rendimos a la acción del Espíritu en oración, sentiremos los


sentimientos de Dios, y ¡Oh, qué diferencia puede hacer tal cosa!
Entonces, no juzgaríamos a las personas tan ásperamente, ya que,
entenderemos el amor y los sentimientos de Dios por ellas. Entonces,
podremos ayudarlas porque el AMOR NUNCA FALLA. ÉSTE SIEMPRE
GANA.

3) Pensando Los Pensamientos De Dios. En Romanos 8:27, Pablo nos


enseña lo siguiente: "…el que escudriña los corazones sabe cual es la
intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede
por los santos".

Podemos evitar orar impropiamente por medio de orar en el Espíritu.


Oraremos conforme a la voluntad de Dios. Nuestro ministerio hacia los
demás, será una bendición porque revelará la voluntad de Dios. Ese, es
un propósito importante para orar en el Espíritu. Dios, a menudo revela
Su voluntad a través de la oración a medida que ministramos a otros.
Deseo compartir algunos ejemplos con usted.

Durante las reuniones con nuestros compañeros en el ministerio,


separamos un día para ayunar y orar. Luego, asignamos líderes para
supervisar los equipos de oración, compuestos de cinco o seis santos
capacitados espiritualmente. Todo el día es dedicado a orar por las
personas que tienen necesidades. Ellas, vienen al equipo en parejas
casadas o individualmente si son solteras.

Muchas veces, Dios revela detalles acerca de las personas por quienes
oramos. Eso es lo que quiero dar a entender con el tema de: "Pensando
los Pensamientos de Dios". Estas percepciones otorgadas por el Espíritu,
nos capacitan para ayudar a los que necesitan arrepentirse y dejar de
hacer cosas que puedan estar contribuyendo a los problemas que
afrontan.

Además, recibimos percepciones del Señor a fin de poder orar por ellas
de manera más específica. Todo el equipo de oración mantiene sus
mentes y corazones sometidos a la voluntad del Espíritu Santo, a fin de
percibir Sus pensamientos y dirección divina.

Cada miembro puede recibir una parte de la voluntad de Dios para la


persona que ha venido a recibir la oración. A medida que la revelación
viene de esa manera, mediante el Espíritu Santo, los miembros del
equipo comparten los pensamientos que ellos creen que proceden de Su
inspiración. De esa manera, otros pueden "examinar" o verificar la
autenticidad de lo que está siendo compartido.

Nosotros no somos "infalibles" (exentos de errores) cuando nos


movemos en los "Dones" [capacitaciones divinas] del Espíritu Santo. Hay
sabiduría y seguridad en la percepción de una "palabra del Señor"
confirmada o correspondida entre el grupo de oración. Cuando cada
miembro del equipo está en armonía o reciprocidad mental respecto a
algo, se tiene la seguridad de que poseemos la mente de Cristo. Luego,
continuamos en oración siguiendo ese mismo principio de revelación
divina.

Este método sigue el patrón bíblico: "Por boca de dos o tres testigos se
decidirá todo asunto" (2 Co 13:1). "Asimismo, los profetas dos o tres, y
los demás juzguen" (1 Co 14:29).
De esa manera, la voluntad de Dios y Su Palabra se revelan a medida
que el equipo espera en el Señor y en cada uno por los pensamientos del
Espíritu (mente, voluntad).

a) Tres Ejemplos:
1> Un Espíritu De Enfermedad. Un ejemplo de cómo el Espíritu Santo
nos ayuda en nuestras oraciones, tomó lugar en esta reunión. Una dama
vino para recibir oración relativa a un problema físico. Tenía un ministerio
poderoso en la "oración intercesora", orando contra el diablo y sus
fuerzas del mal en beneficio de otras personas. Esa es la "guerra
espiritual" de la cual hablamos anteriormente en otros artículos.

Mientras orábamos por ella, Dios nos mostró que su problema físico
tenía una causa espiritual. Cuando ella oraba contra los poderes de las
tinieblas, había sido herida por el enemigo de un golpe que afectaba su
cuerpo físico. Un poder del mal era la causa, más bien que una causa
natural o física. Ella desconocía esto y había buscado la ayuda de los
doctores en medicina.

Confrontamos al diablo y sus fuerzas del mal a través del poder de la


oración y la autoridad de la Palabra de Dios. Mientras orábamos en
lenguas por ella, un tono muy militante acompañó nuestras oraciones.
Comprendimos que estábamos batallando contra un espíritu de
enfermedad que la ataba. Ordenamos al espíritu que la dejara libre en el
poderoso Nombre de Jesús, y fue liberada al momento.

Recibimos liberación de los pensamientos (percepciones), mente y


voluntad de Dios, a través de la oración en el Espíritu Santo. Él nos
movió a orar las oraciones de Dios, a sentir Sus sentimientos y a pensar
Sus pensamientos.

2> Dejarlo En Manos Del Señor. Estábamos orando por otra dama al fin
del día, que tenía un problema difícil. Tenía un esposo y tres hijos
adolescentes que requerían de la mayor parte de su tiempo y atención.
Además, se había traído a su padre de 96 años de edad para cuidarlo en
su hogar.

Debido a su avanzada edad, era como un niño que necesitaba usar


pañales [sabanillas] para retener los desperdicios de su cuerpo. Estaba
demasiado débil para estar de pie o caminar, así que, su hija tenía que
emplear en él veinticuatro horas de cuidado diariamente.
Estaba al umbral de un colapso físico y emocional total por la falta de
sueño y descanso. ¿Qué debería hacer?

La Biblia dice: "Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha


mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien
sobre la tierra que Jehová tu Dios te da" (Dt 5:16).
Ella quería obedecer la Biblia, pero el tratar de honrar a su padre le
estaba conduciendo a su propia destrucción o muerte.

Para entonces dije: "Oremos en lenguas por unos cuantos minutos para
ver si el Espíritu Santo responde a nuestra oración". Mientras el equipo
oraba, el Señor impartió algo (me hizo pensar los pensamientos de Dios).
Sentí que el Espíritu Santo me reveló lo siguiente:

El Señor había venido para llevarse al padre de esa dama al Cielo.


Cuando estaba por morir, ella se tiraba de rodillas junto a su cama y
reprendía la muerte, ordenando en oración que viviera. El Señor me dijo:
"Debido a que ella ha tomado la responsabilidad de su padre, yo respeto
la custodia que ejerce sobre su vida. Cuando ella reprende la muerte y
ordena que su padre viva, yo me retiro y dejo que siga viviendo".

Me sorprendí ante tal percepción. Tenía que compartirla con la dama


para ver si esa revelación estaba sucediendo en la realidad. Ello,
verificaría si tal percepción venía de mis propios pensamientos o de la
mente del espíritu. Ella confirmó que su padre había estado al borde de
la muerte en varias ocasiones. Que había orado como fue descrito arriba.

Luego, la orientamos amorosamente como sigue. Váyase a su casa y


hable acerca de esto con su esposo e hijos. Decidan si pueden dejarlo en
manos del Señor. Estará más feliz en el Cielo que aquí; exonérelo de su
cuerpo de noventa y seis años para que el Señor se lo lleve. De seguro
que Él no permitirá que tenga un quebrantamiento nervioso.

Ella hizo lo que le aconsejamos. La familia oró esta oración: "Señor, si tú


quieres llevarte a mi padre al cielo, lo entregamos en tus manos y a tu
divino cuidado". Unas cuantas noches más tarde, Jesús vino y se lo llevó
al cielo. De esa manera el problema fue resuelto.

Nunca habría pensado en tales cosas en mil años. Pero el Espíritu Santo
tenía una simple "Palabra de sabiduría y de Conocimiento" para que
nosotros la diéramos a la mujer cuando oramos en otras lenguas (en el
Espíritu).
3> Un Negocio En Fracaso. Recuerdo otro caso en el cual un hombre
quería que yo orara por él a fin de que Dios salvara su negocio que
estaba fracasando, y para que le prosperara financieramente.

Yo le respondí: "Oraré en el Espíritu y le pediré a Dios que responda a


esta oración haciendo que piense Sus pensamientos y sienta Sus
sensaciones".

Después de orar en lenguas, oré la interpretación:

"Señor, tú has traído este problema sobre este hermano porque él no te


ha obedecido. Tú trajiste la prosperidad y bendición sobre él, pero no
pagó sus diezmos ni dio dinero para sostener tu obra según lo prometió.
Toma todo su dinero y permite que su negocio fracase completamente
hasta que se arrepienta y aprenda a obedecerte. ¡AMÉN!"

El hombre estaba enojado conmigo, pero Dios el Padre contestó la


oración que el Espíritu Santo oró a través de mis labios. Esto, trajo al
hombre al arrepentimiento. Varios años más tarde, regresó a expresarme
las gracias. Ahora estaba siendo prosperado y bendecido porque había
comenzado a obedecer a Dios.

D. CONCLUSIÓN
La oración, es el derecho y responsabilidad de todo cristiano lleno del
Espíritu. Es la manera en que Dios hace Su voluntad aquí sobre la tierra
así también como en el cielo. Por tanto, oremos en todo tiempo y de
todas las maneras por el pueblo de Dios en todo el mundo.

Oración
Padre nuestro que estás en los Cielos, oramos por todos los que lean
esta oración. Te pedimos que derrames tu Espíritu sobre los lectores
ahora mismo, a fin de que puedan comenzar a "orar en el Espíritu". Dales
que oren en lenguas. Dales que reciban la interpretación de lo que oran
en otras lenguas. Haz que sean poderosos en la oración. Que puedan
orar tus oraciones, sentir tus sensaciones y pensar tus pensamientos. Te
pedimos esto en el nombre de Jesús, creyendo que tú lo harás así.
¡AMÉN!

1. ________________________________________________________________________________
1
Busca un lugar tranquilo donde nadie te moleste. Puedes orar en cualquier
lugar, en cualquier momento, pero si de verdad quieres tomarte el tiempo de
expresar lo que tienes en mente, lo mejor será orar en un lugar tranquilo, alejado
de las distracciones. Puedes incluso separar cierto periodo de tiempo del día para
la oración, por ejemplo, a primera hora en la mañana, mientras conduces al
trabajo o antes de acostarte cada noche. Durante ese tiempo, apaga la television o
la radio y pon tu teléfono en silencio para que no te interrumpan.[1]
 A veces, quizá quieras orar con otras personas. No habrá problema, siempre y
cuando respeten el acto de oración y se lo tomen en serio. De hecho, orar con otra
persona puede fortalecer la relación con esa persona y con Dios.
2.

2
Ora en voz alta o mentalmente. No hay una respuesta correcta. La decisión
depende de con cuál método te sientas cómodo. Quizá prefiera orar en voz alta
para no perder la ilación mientras hablas con Dios. Por otro lado, si quieres orar en
privado y hay gente a tu alrededor, puedes optar por orar mentalmente.[2]
 Sea cual sea el método que escojas para orar, recuerda que Dios puede oírte, ya
sea en voz alta, lo que dices mentalmente o cuando tu corazón está tan dolido que
ni siquiera encuentras palabra alguna.
3.

3
Decide si arrodillarte, sentarte o estar de pie. Para algunos, arrodillarse
demuestra humildad ante Dios y les ayuda a prepararse mentalmente antes de
orar. Sin embargo, quizá prefieras sentarte, estar de pie o incluso estar echado
mientras oras.[3]
 Si quieres arrodillarte, pero te duelen las rodillas, por una manta o toalla doblada
en el suelo.
4.

4
Escribe tu oración si te cuesta concentrarte. Al escribir las cosas por las que
quieres orar, tu mente no se distraerá mientras hablas con Dios. Asimismo, al
menos, puede ayudarte volver al tema cuando pierdas el hilo.[4]
 Esto te será muy útil si tienes mucho en mente. También puede ayudarte a definir
lo que es verdaderamente importante para ti.
 Considera la posibilidad de empezar un diario de oración, donde podrás anotar tus
oraciones todos los días. Cuando revises el diario, quedarás sorprendido con la
manera en que Dios ha obrado en tu vida.

Parte 2
Alabar a Dios y darle gracias
1.

1
Dirígete a Dios por nombre. Puedes decir “Querido Dios”, “Padre celestial”,
“Jehová” o cualquier otro nombre de Dios. Puedes incluso orarle a Jesús, si
quieres.[5]
2.

2
Reconoce la grandeza de Dios. Si tienes fe en Dios, entonces crees que es el
creador del mundo y de toda la vida en la Tierra. ¡Imagina el poder increíble que
Dios debe tener para haber creado todo eso! Luego, imagina que ese ser
poderoso se toma el tiempo de escuchar tus problemas y de interesarse por tu
vida.[6]
 Puedes decir “Dios, ¡eres grande y fuerte!” o “Amado Padre, sostienes el mundo
en tus manos”.
3.
3
Agradece a Dios por su bondad y misericordia. Dios es misericordioso,
amoroso y generoso. Tómate el tiempo de incluir alabanzas en cada oración.
Puedes agradecerle por ser parte de tu vida, por todas las bendiciones que te ha
dado y por responder tus oraciones.[7]
 Por ejemplo, puedes decir “Gracias por perdonarnos, incluso cuando echamos
todo a perder. Gracias por la familia que me quiere y gracias por permitirme sentir
tu presencia en mi vida”.
4.
4
Vuelca tus sentimientos hacia Dios. Recuerda que Dios ya sabe lo que hay en
tu mente, lo que ha ocurrido en tu vida y todo lo que sientes. La oración no solo se
trata de decirle a Dios estas cosas, sino de forjar una relación más íntima con él
mediante la comunicación.[8]
 Es parecido a cuando le dices a tus padres “Los quiero”. Es una cuestión de
reforzar el lazo con ellos y no de decirles algo que desconocen.
 Puedes hablarle a Dios sobre algo que te haya herido, un evento próximo que te
tenga nervioso o una porción de la Escritura que te cuesta comprender. Solo dile
lo que pase por tu mente.
Parte 3
Hacer una petición y terminar la oración
1.

1
Pídele a Dios que perdone tus pecados. Antes de pedirle algo, debes pedirle
que perdone tus pecados. Analiza tu corazón y busca áreas que necesites
mejorar, luego pídele a Dios que te perdone por haberle fallado. Pídele que te dé
la fuerza para ser mejor en el futuro.
 Los pecados no siempre tienen que ser cosas grandes como robar o mentir. A
veces pueden ser tener envidia de un colega, ser malo con un hermano o priorizar
las cosas materiales antes que la relación con Dios.
 Por ejemplo, puedes decir “Dios, sé que dije que no me iba a molestar cuando un
cliente me faltara el respeto, pero me ha costado hacerlo últimamente. Por favor,
perdóname por perder la compostura y ayúdame a encontrar la fuerza para estar
calmado la próxima vez”.
2.

2
Cuéntale a Dios tus problemas y pídele su ayuda. Sea cual sea la circunstancia
por la que estés pasando, debes pedirle ayuda a Dios. Él quiere que lo
busquemos primero en cualquier situación. Sin embargo, recuerda que Dios sabe
lo que es mejor para nosotros y su respuesta quizá no siempre sea lo que
tengamos en mente.[9]
 Por ejemplo, si tienes problemas económicos, orar “Por favor, haz que gane la
lotería” quizá no tenga los resultados que quieras. No obstante, si oras “Por favor,
mándame la oportunidad para usar mis talentos y proveer para mi familia”,
entonces lo que suceda podría sorprenderte.
 Por otro lado, quizá Dios haya dictaminado que no necesitas demasiado dinero,
así que una mejor oración sería “Señor, ayúdame a ser sabio en mi economía
para que pueda estar bien con lo que tengo”.
 También puedes orar por tu salud, tus relaciones personales, por orientación en
una situación difícil o cualquier otra necesidad que tengas.
3.
3
Ora por la gente a tu alrededor que tiene problemas. Cuando veas que los
demás tengan alguna necesidad, pídele ayuda a Dios. Podría ser alguien cercano
a ti o podría ser un grupo de personas al otro lado del mundo las que estén
sufriendo. Orar por los demás es importante para fortalecer la fe.[10]
 Por ejemplo, podrías decir “Dios, mi tía está muy enferma y sufre de mucho dolor.
Por favor, dale consuelo y paz, y haz que sienta tu presencia”.
 También podrías decir “Señor, me pesa el corazón por la guerra en el Medio
Oriente. Parece un problema tan grande sin solución, pero nada es demasiado
grande para ti. Por favor, trae paz a esa región y a todos tus hijos”.
4.

4
Pídele a Dios que te ayude a comprender su respuesta. Dios habla de maneras
que pueden ser difíciles de detectar, especialmente si recién empiezas tu relación
espiritual con él. Pídele que te ayude a reconocer los signos que indican que está
respondiendo a tu oración.[11]
 Cuando ores, hazlo con la convicción de que Dios responderá a tu oración, pero
no te adelantes a la respuesta que dará.
5.
5
Agradécele a Dios de nuevo, luego termina la oración. Es importante tener un
corazón agradecido mientras se ora, así que empezar y terminar la oración dando
las gracias ayudará a tener el espíritu correcto. Agradécele por escucharte y por
las buenas obras que sabes que todavía tiene reservadas para ti.
 Puedes terminar la oración como quieras, pero la mayoría la termina diciendo un
“Amén”.

Consejos
 Procura no seguir el mismo patrón de oración todos los días. Más bien, cada vez
que ores, piensa en lo que Dios está haciendo en tu vida, en tus necesidades y
por lo que estás más agradecido.
_________________________________________________________________________
____
No existe un manual que nos diga exactamente cómo o qué pasos debemos tomar para orar,
pero la Biblia presenta respuestas claras con respecto a este tema. A continuación se
encuentra una compilación de las preguntas más frecuentes sobre la oración y sus
respuestas.

¿Cuál es la postura del cuerpo adecuada para orar?


Hay diferentes opiniones con respecto a este tema. Hay discusión sobre si debe hacerse de
pie, sentado, arrodillado, levantando las manos, juntándolas, cerrando los ojos o no, etc. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que en no todas las situaciones podemos aplicar una sola
regla. Por ejemplo, si afirmamos que se debe orar de rodillas, con los ojos cerrados y juntando
las manos, sería imposible que una persona enferma con parálisis pueda cumplir esta
exigencia.

Orar es comunicarse con Dios; y así como cualquier conversación, la postura del cuerpo varía
dependiendo de las situaciones. No podemos afirmar que solo hay una postura correcta
debido a que los momentos en los que oramos son diversos. Además, así como lo dijo Billy
Graham, “No es la postura del cuerpo, sino la actitud del corazón lo que cuenta cuando
oramos.” Dios conoce nuestros corazones, y no hay mejor señal de humildad que un corazón
dócil y arrepentido.

¿Cuáles son los requisitos para orar?


Algo que la oración hace es ayudarnos a examinar nuestros corazones. Hablar con Dios debe
movernos a ser sinceros y decir nuestras verdaderas intenciones. Dios ya sabe lo que
sentimos, pensamos y secretamente deseamos, pero quiere que seamos honrados y humildes
al momento de hablar con Él. Por lo tanto debemos ser transparentes cuando oramos (Salmos
145:18) y no creer ingenuamente que podemos engañar a nuestro Creador (Gálatas 6:7).

¿Cuándo y por cuánto tiempo debo orar?


¡Todo el tiempo! Efesios 6:18 (RVR1995) dice: “Orad en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los
santos.” Dios se interesa en nuestra vida, incluso en esos detalles que consideramos
insignificantes y no hay mejor manera que contarle lo que nos ocurre a diario y pedirle
sabiduría para actuar con bien en cada situación.

La duración de la oración depende del momento en que se realiza. Por ejemplo, si quieres
comenzar tu día con un tiempo de lectura bíblica y oración, puedes hacerlo tan largo o corto
como consideres necesario. Hay personas que pueden orar por horas y, es que en realidad
cuando disfrutas de tu tiempo conversando con Dios, los minutos pasan tan rápido que el
tiempo no parece relevante. Sin embargo, si estás caminando, trabajando, o haciendo alguna
actividad, probablemente la oración te tome unos pocos minutos. Lo importante es que estés
todo el día conectado con Dios a través de la oración.
¿Qué palabras debo utilizar?
En Lucas 11:2-4 y Mateo 6:9-13, Jesús enseñó a sus discípulos a orar. Lo que Él hizo fue dar
un ejemplo de cómo debe hacerse, pero no expresó que ésa era la única manera de hacerlo y
que debemos repetir esas mismas palabras en cada oración. De hecho, en Mateo 6:7 (NTV)
dice: “Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los seguidores de otras
religiones. Piensan que sus oraciones recibirán respuesta solo por repetir las mismas palabras
una y otra vez.”

La oración que Jesús enseñó en ambos pasajes nos da una idea de cómo podemos hablar
con Dios de manera ordenada. En la primera parte dice:

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre.
Lo primero que hace Jesús es alabar y reconocer la santidad de Dios. Esto no con el fin de
palabrear o hacer que su oración parezca más impresionante, sino porque es una forma de
admitir la soberanía de Dios y aceptar que solo Él es capaz de responder a nuestras
oraciones. Una oración sin una alabanza apropiada a Dios es demostrar que se desconoce la
clase de Dios a quien se está orando.

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La seguna parte continúa:

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.


Algo importante que debemos notar es que Jesús pide por la voluntad de Dios antes de
presentar sus peticiones. En otras palabras le está diciendo: “Lo que sea que voy a pedir a
continuación, no me lo concedas si no es tu voluntad.” Esta frase denota una actitud humilde,
la cual todos debemos imitar.

La oración continúa con la presentación de su necesidad:

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.


Esta parte nos enseña a pedir por las carencias de importancia y no por algo que nos aleje de
Dios. La Biblia nos enseña a vivir de manera equilibrada, por lo tanto nuestras peticiones
también deben serlo. Tal como dice Proverbios 30:9 (NBD), “Porque teniendo mucho, podría
desconocerte y decir: “¿Y quién es el Señor?” Y teniendo poco, podría llegar a robar y
deshonrar así el nombre de mi Dios.”

El ejemplo de oración de Jesús continúa:

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros


deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;
Nadie es perfecto y todo ser humano peca a cada minuto. Por ello es importante reconocer
nuestros pecados y pedir perdón por ellos. Asimismo, debemos pedir para que Dios nos libre
del mal que nos rodea.
Al final, Jesús culmina la oración con:

porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Esta frase nos enseña a nuevamente reconocer el poder de Dios y a darle la honra que se
merece. Además, Jesús utiliza la palabra amén, que significa “así sea”, para afirmar todo lo
que dijo previamente. No obstante, algunas personas hacen mal uso de esa palabra y la
utilizan en contextos erróneos. Para aprender más sobre el tema, lee el artículo El mal uso de
la palabra “amén”.

Hay algo que no se ve en el ejemplo de oración que Jesús dio y es la mención de su nombre.
En Juan 16:23-24 (PDT), Él dijo: “…Les digo la verdad: mi Padre les dará cualquier cosa que
le pidan en mi nombre. Hasta ahora ustedes no han pedido nada en mi nombre. Pidan y
recibirán para que así estén llenos de alegría.” Esto quiere decir que antes de finalizar
cualquier oración debemos invocar el nombre de Jesús y de esta manera estaremos
asegurando nuestra petición.

Si quieres aprender a orar mejor, te sugiero que leas 10 consejos para orar mejor. Y para
aprender a evitar equivocaciones al orar, lee el artículo 10 errores que cometemos al
orar. Si quieres que te acompañemos en oración, escríbenos a oracion@cvclavoz.com y
nuestro equipo se pondrá en contacto contigo.

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_______
CÓMO ORAR CORRECTAMENTE

2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo,
así también en la tierra. Lucas 11:2
Preguntas:
• ¿Porque debemos orar en el nombre de Jesús?
• Cuando oramos ¿debemos ser generales en lo que pedimos, o podemos pedir
específicamente sobre algún asunto?
• Cuando no sabemos qué decir ¿quién puede ayudarnos a orar de la manera
correcta?
Ilustración: Cuando su esposo, Edmund Gravely, murió al volante de su pequeño
avión, su esposa Janice mantuvo el avión en el aire por dos horas hasta que se
acabó la gasolina. Durante este tiempo cantó himnos y oró a Dios por ayuda.
Cuando su avión iba cruzando la frontera entre Carolina del Sur y Carolina del
Norte, pidió ayuda en el radio: “¡Socorro, socorro! ¿No me podrían ayudar? Mi
piloto está inconsciente. ¿Podría alguien ayudarme?” Las autoridades que
escucharon su llamada de emergencia no pudieron hacer contacto con ella por
radio durante el vuelo, porque cambiaba de canales todo el tiempo. La Sra.
Gravely finalmente hizo un aterrizaje difícil y gateó 45 minutos a una granja para
ayuda. Aplicación – Cuántas veces piden los cristianos ayuda de Dios, pero antes
de que su mensaje les llegue, cambian de canales. Oran de la manera incorrecta y
dejan de orar. Cuando clamas a Dios por su intervención, no le cambies los
canales. Ore de la manera correcta y obtendrás respuesta.
I. ORAR AL PADRE EN EL NOMBRE DE JESÚS. Juan 16:23-24
a. Jesús enseñó que cuando oremos, nos dirijamos al Padre celestial en su
nombre.
b. Debemos orar al Padre porque Él es la fuente, es el proveedor, progenitor,
protector, y defensor.
c. Debemos orar en el nombre de Jesús, porque el Padre le dio el nombre sobre
todo nombre, es el nombre que venció y tiene toda la autoridad en los cielos y en
la tierra. Mateo 28:18
d. Cuando oramos en el nombre de Jesús, estamos declarando lo siguiente: Dios
está salvando, sanando, liberando, protegiendo. Y es desatado el poder para los
milagros, respuestas y anular toda obra del diablo.
II. ORAR ESPECÍFICAMENTE. Santiago 1:6-8
a. Dios quiere complacernos aun en los pequeños detalles, por eso quiere que
aprendamos a orar específicamente.
b. Es decir orar no solo diciendo Señor dame un trabajo, sino ser más específico
que tipo de trabajo, horario, salario, etc.
c. Aprendamos a pedir al Padre aquellas cosas que necesitamos y seamos
específicos en lo que queremos.
III. ACERCARSE POR MEDIO DE LA FE Hebreos 11:6
a. Cuando oramos, tenemos que hacerlo creyendo que nuestras oraciones son
escuchadas, y que aquellas peticiones que van de acuerdo a la Palabra de Dios
serán contestadas.
b. Aun cuando no sintamos nada en nuestra alma, espíritu y cuerpo, debemos de
creer que nuestras oraciones son escuchadas y en su tiempo contestadas.
c. Debemos de ser perseverantes y no depender de las emociones para orar cada
día.
IV. PEDIR LA ASISTENCIA DEL ESPÍRITU SANTO Romanos 8:26
a. La Palabra de Dios dice que es el Espíritu Santo es quien nos ayuda a orar
como conviene.
b. El nos lleva de la mano al Padre para pidamos conforme a Su voluntad y
nuestras oraciones puedan ser contestadas.
c. Antes de comenzar a orar debemos pedir al Espíritu Santo que nos muestre el
corazón y la voluntad del Padre celestial y que tome control de nuestra oración y
agenda para el día.
V. ORAR CONFORME A SU PALABRA. Santiago 4:3
a. Una de las armas más poderosas que podemos usar es la Palabra de Dios,
porque en ella está la voluntad del Padre. 1 Juan 5:14-15
b. Muchas oraciones no son contestadas porque pedimos mal, la mejor manera de
conducirnos a la hora de orar es hacerlo de acuerdo a lo que dice la Biblia, porque
eso nos garantiza que estamos orando de acuerdo a la voluntad de Dios, por lo
tanto nos asegura una respuesta en su tiempo.
c. Cuando ore: decida lo que quiere de Dios, busque un pasaje de la Biblia que lo
respalde, pida a Dios creyente que recibirá la promesa que está en su Palabra, por
ejemplo: por sus llagas nosotros fuimos curados, sus misericordias son nuevas
cada mañana, en Cristo somos más que vencedores, etc.
Conclusión: Si has estado orando y no has obtenido respuesta comienza poniendo
en práctica los principios enseñado. Si aun no has entregado tu vida a Jesucristo
acéptale hoy como Señor y Salvador.
Tomen tiempo para orar juntos aplicando los pasos aprendidos.
ORACIÓN DEL PECADOR
Señor Jesús reconozco que he pecado y que tú moriste por mí, hoy me arrepiento
y te pido perdón. Te entrego mi vida y mi corazón para que seas mi Señor y mi
Salvador, amén.
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