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EL ESTADO VATICANO
Abril 2019
Índice
Gobierno y política……………………..…………………… 6
Economía……………………..……………………………… 7
Conclusión……………………..…………………………… 8
Bibliografía……………………..…………………………… 9
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El Vaticano, un estado independiente
La Ciudad del Vaticano es, desde la firma del Tratado de Letrán entre el Reino de
Italia y la Santa Sede, el estado soberano más pequeño del mundo, por número de
habitantes y por extensión de su territorio. Este país, de apenas 44 hectáreas de
superficie en las que viven unas 800 personas, cuenta con todos los símbolos
propios de una nación independiente: bandera, himno, moneda, sellos, ejército y
matrículas propias. Además, desde 1984 la Ciudad está reconocida por la Unesco
como patrimonio cultural y natural de la humanidad.
Los papas fueron dueños y señores de los Estados Pontificios hasta que el reino
creado tras el proceso de unificación italiana (1848-1870) los dejó «prisioneros en
el Vaticano». Esta situación concluirá más de medio siglo después, cuando el
Reino de Italia reconoce la soberanía de la Ciudad del Vaticano en los pactos de
Letrán el 11 de febrero de 1929.
Los firmantes del acuerdo fueron el jefe de gobierno italiano Benito Mussolini y el
cardenal Pietro Gasparri. Los pactos reconocieron asimismo a la Santa Sede el
gobierno de la Iglesia Católica, entonces liderada por el Papa Pío IX y que con el
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Tratado pasaba a ser la oficial de Italia. A partir de entonces, el resto de países
aceptarán la independencia de esta monarquía absoluta en la que el Sumo
Pontífice posee, como Jefe de Estado, plenos poderes ejecutivos, legislativos y
judiciales. [Consulta el Tratado de Letrán (en PDF)]
Las fronteras de este país están delimitadas por las murallas que rodean la Ciudad
-llamadas «leoninas» por el Papa León IV, que mando construirlas- y las dos
columnatas que rodean la plaza de San Pedro, unidas en la parte exterior por una
línea de travertino en el pavimento.
En total, unas 450 personas. Esta ha sido siempre la residencia del Sumo Pontífice
de la Iglesia Universal, aunque a partir de 1309 y durante más de un siglo la sede
papal se trasladó a Aviñón.
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Como cualquier país
Como cualquier país, la Ciudad del Vaticano tiene su propia bandera y escudo.
Este último muestra sobre un campo rojo las llaves de San Pedro, de oro y plata,
cruzadas bajo la tiara Papal. La bandera del país tiene en su diseño oficial
proporciones 1-1 -vaya, que es cuadrada- y está formada por dos campos
verticales, amarillo el del asta y blanco el exterior. Sobre la franja blanca figura el
escudo pontificio. La enseña era antes carmesí y amarilla, los colores de la Roma
imperial, pero Pío VII ordenó cambiarlos en 1808 dado que eran utilizados por las
tropas italianas al servicio de Napoleón. Con los pactos de Letrán la insignia -ya
con el diseño actual, que incluye el escudo- se convierte en oficial de un Estado
soberano.
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más religioso. El himno tiene dos letras, una en italiano, comúnmente cantada y
obra de Antonio Allegra, y otra en latín, de Raffaello Lavagna.
Gobierno y política
El cargo de gobernador del Estado de la Ciudad del Vaticano fue, en una época,
unipersonal y ejercido por el marqués y conocido numismático Camillo Serafini,
desde 1929, año de la fundación del Estado, hasta la muerte de este en 1952.
Ulteriormente, no fue designado sucesor de Serafini, y el cargo propiamente tal
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tampoco fue mencionado en la Ley Fundamental del Estado, emitida por el papa
Juan Pablo II el 26 de noviembre de 2000, y que entró en vigor el 22 de febrero de
2001. El presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del
Vaticano ha ejercido desde 1952 las funciones que antes eran atribuidas al
gobernador, y desde 2001 también recibe el título de presidente de la Gobernación
del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Durante el periodo de sede vacante, producido tras la muerte o renuncia del papa,
los poderes recaen en el Colegio Cardenalicio, aunque este únicamente podrá
dictar leyes en caso de urgencia y con su duración limitada a dicho espacio de
tiempo. Será tarea de este colegio de cardenales elegir a un nuevo pontífice en
cónclave.
En enero de 2014 eran 180 Estados los que mantenían relaciones diplomáticas con
la Santa Sede, reconociendo la existencia del microestado. Entre los países que no
tienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede se encuentran China, Corea del
Norte, Vietnam y Arabia Saudita.
Es el único país del mundo en donde no hay votaciones para elegir cargos de
gobierno.
Economía
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cuenta con acuerdos (llamados Concordatos) de financiación (por su tradición
católica); las donaciones de los católicos (a nivel personal o empresarial); y los
beneficios de las empresas, escuelas, universidades y bancos propiedad de la
Iglesia.
La economía estaba seriamente dañada hacia 1979, y tres años más tarde se
produjo la quiebra de uno de los bancos más ilustres de Italia, el Banco
Ambrosiano, que llevaba las finanzas internacionales del Vaticano, y el asesinato
de su director Roberto Calvi: las investigaciones consiguientes revelarían que el
banco se dedicaba al blanqueo del dinero de la mafia. Más tarde, el papa Juan
Pablo II trasladó la responsabilidad de la economía vaticana, el cual, a partir de
1984, se encargaría de las finanzas. Cinco años más tarde, el papa lleva a cabo
una reestructuración de la organización económica y la dirección de la economía
había sido encargada a cinco financieros reconocidos internacionalmente (bajo la
supervisión de una comisión de cinco cardenales). La Administración del
Patrimonio de la Sede Apostólica se encarga de estos controles.
Conclusión
Por lo antes expuesto podemos decir que la Santa Sede es considerada, al menos,
en el ámbito internacional, como uno de los sujetos de derecho internacional
público. Asimismo, que es la única autoridad que ostenta la iglesia católica, la
Santa Sede, es su autoridad moral y la solidez de sus principios. En consecuencia,
ésta no busca la representación sino una participación activa en todos los foros
internacionales que estime pertinente, con el fin de llevar el fermento del evangelio
a dichos foros.
De esta forma, la Santa Sede con una atención vigilante, muestra su preocupación
e interés en seguir de cerca los problemas que la humanidad debe enfrentar hoy en
día, por cierto todos ellos de la máxima importancia, tales como, el desarme y la
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paz, la colaboración internacional en los dominios de la cultura y de los graves
problemas humanitarios que constituyen el subdesarrollo, el hambre y los
refugiados.
Sólo nos resta señalar que "la Iglesia Católica debe estar atenta a los signos de los
tiempos" y tales signos, exigen de ella una participación activa no solamente en las
cuestiones directas y esenciales vinculadas al espíritu y a la fe, sino que en
aquellas otras, ciertamente más contingentes que parecen ser el rasgo distintivo de
nuestros tiempos.
Bibliografía
E, Somavilla,
Organización de los Estados Pontificios y estructura de la Santa Sede,
www.revistas.uned.es/index.php/EEII/article/download/19978/pdf.
Año 2017.